miércoles, 18 de marzo de 2009

Y YO CON ESTOS PELOS

La peluquería ¡qué gran tema!.

Cuando eres pequeño siempre hay un familiar que tiene una vocación frustrada de peluquero y se dedica a cortar el pelo a todo bicho viviente que se deja. En mi caso era mi madre pero conozco otros casos en que ese pápel lo desempeña una abuela. Este familiar venía y ejercía de peluquero cumpliendo las tres premisas básicas de cualquier buen profesional del tema capilar:

- no tenía en cuenta para nada tu opinión.
- Te hiciera lo que te hiciera era evidente que había acertado.
- Era totalmente inmune a críticas, lloros y amenazas de muerte. “ Estás mucho mejor”.

Como eras pequeño y estabas indefenso no te quedaba más que someterse a ese tormento.

Cuando ya eres lo suficientemente mayor como para que solo te puedan cortar el pelo atándote con una camisa de fuerza y sujetandote la cabeza como a Anibal Lecter ese familiar decide que cede su puesto a un profesional de verdad.

Y allá que vas tú ingenuo e inocente creyendo que ahora si que vas a conseguir que te hagan lo que tu quieras y que como además pagas tus críticas causaran efecto. Nada más lejos de la realidad. Es más conozco un caso de una amiga que se plantó en una peluqueria con la orla para enseñarle a la tía lo que no quería que le volviera a hacer en la vida…y la peluquera lo negó “ es imposible que yo te haya hecho eso”.

Llegas a la peluquería y lo primero que hacen es de “poli bueno”. Entras, te saludan, te ponen una batita y con su mejor sonrisa te dicen: ¿ Qué te quieres hacer?. Y tú piensas…joder, esto ya es un avance, me preguntan mi opinión.

Después pasas a la zona lavado. Todo va bien. Te están tratando como te mereces, te lavan el pelo, te masajean, se preocupan de que no te caiga agua en los ojos y sobre todo disfrutas de un tiempo para ti. Estás tan relajada y confiada que cuando la peluquera te susurra algo del tipo “¿ quieres que te ponga este suero activador de la flora capilar que da brillo, tersura e hidrata el cuero cabelludo?” mientras te enseña un recipiente tan pequeño que no cabría ni la uña de tu meñique, no tienes criterio. La peluquera es astuta y te lo enseña mientras te susurra y a la vez te masajea…asi que tu asientes…si, si..échamelo. Total, no pasa nada.

Cuando ya te han ganado totalmente, pasas a la zona corte. Y aquí empieza la zona del “poli malo”.

- Uy..estas puntas hay que sanearlas.
- Uy…hace mucho tiempo que no te haces un buen corte no?.
- Estas capas no te favorecen.


Tú ya estas hundida viendote en el espejo con el pelo chorreando, la toalla sobre los hombros y dándote cuenta de que encima llevas una carrera en la media. Te sientes como la bruja Lola pero sin velas negras. Como ya no tienes voluntad y piensas que peor de lo que estas ahora con esa pinta y las puntas sin sanear no vas a estar, cometes el error de tu vida.

- No sé, hazme lo que quieras, que me quede bien pero no me cortes mucho.

Es decir..te sometes. En cuanto dices la frase y ves la sonrisa de satisfacción del profesional capilar empiezas a sospechar..pero bueno, te queda un resquicio de confianza. Joder, es una buena peluqueria.

Empieza a cortar con tijera, luego coge la navaja, te estira el pelo de aquí, te estira el pelo de acá, gira la cabeza por aquí, agacha, mira arriba…bueno…no se ve mal del todo y además te has echado una capsulita de “flujo reactivador del riego capilar” muy mal no puedes quedar.

Te concentras en tu revista del corazón, viendo casoplones que nunca vas a tener, novios que no quieres tener y recetas que no vas a cocinar….como estás despellejando a todas las que salen retocadas con photoshop no prestas atención y cuando levantas la vista…. eres el pollo calimero!!!!...¿quién es esa tía??.

- ¿Qué te parece?.
- Cómo? Que ya has terminado?
- Si. Estás ideal.
- Pero verás, es que esto no es lo que yo quería. Se me ve la nuca desde la coronilla, parezco el capitan shock de lo que se me ven las orejas y no veo más alla de 3 cm porque el flequillo que me has dejado me llega a la nariz.
- Bueno, es el corte que se lleva, “ desflecado, capeado desigual”.
- Ya, pero es que no me reconozco.
- Mira, la que sabe soy yo. Estás ideal. Y muy cómoda.

Por supuesto valoras la posibilidad de decirle que te lo arregle, pero la única solución es raparte a lo Teniente O´Neill y claro..te quieres mucho pero no eres Demi moore. Te encaminas cabizbaja a la caja pensando en si cuando llegues a casa y te laves el pelo la cosa se podrá disimular…y te dicen: 90 euros.

- 90 euros?..de qué?
- 25 de lavado, 30 de la cápsula de flujoregenerador….
- ¿qué esa mierda valía 30 euros??. Me lo podíais haber dicho.

- ¿lo has preguntado?- dice..mientras esboza una sonrisilla que quiere decir..otra mema.

Y te vas a casa pareciendo calimero y desplumada

Tras muchas experiencias traumáticas hay varias opciones:
  1. -volver a llevar el pelo como cuando tenías 12 años, largas trenzas a los lados que te hagan cara de pan.
  2. - ir cambiando de peluquería compulsivamente con la vaga esperanza de encontrar un peluquero que no te odie.
  3. - ir a por ellos y pedirles cosas imposibles: quiero un tinte que me deje el pelo blanco, quiero un corte rígido que me impida apoyar la cabeza en la almohada, quiero una cresta Cherokee…irás hecha un adefesio igual pero tú lo habrás elegido.

Elegid vuestra opción.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo voy a conseguirlo, lo llevaré blanco, por mis santos ovarios. Y no será porque sean mis canas, que casi no tengo, sino xq he aprendido la frase mágica: me decoloras hasta que yo diga, o no me levanto de la silla.

Anónimo dijo...

Gran tema. De hecho, he valorado muchas veces hacer una tesis doctoral que lleve por título: "El metalengiaje peluquil y la evolución decreiente de la autoestima en el cortado de pelo del siglo XX y XXI".

Voy a pasar a resumir la premisa del ensayo (para no alargarme): Ellos te dicen algo, que a ti te convence. (Moc, error, no has entendido las palabras, te las has imaginado a tu conveniencia). Das el visto bueno. (Moc error de base inevitable, solo lo puedes subsanar si no entras en la peluquería) Y el peluquero, ser mutante de Andromeda 5, cuando tiene unas tijeras en las manos, sufre un cortocircuito sináptico neuronal, se olvida de lo que te ha dicho. Los de su planeta le han insertado un programa para saltarse esa parte de "hacer que la clienta salga contenta", los muy putas esos andromedanos... y te acaba haciendo lo que le da la real gana. Su objetivo final? Obvio. Desmoralizar a la población y conquistar la Tierra. Yo creo que desde Diana en V, no han habido seres más malignos que los peluqueros.

Susu.

Anónimo dijo...

Moli eres sabia...pero te advertiré de una cosa. No pruebes a cambiar de peluquería pensando que quizá algún día encuentres la ideal...No. La pelu ideal no existe, en todas te hacen lo que ellos quieren sólo que en unas te cobran mucho y en otras mucho más.
Cola de caballo al poder!!!!!

MALVALOCA.

Sílvia dijo...

Este post me viene al pelo, juas y nunca mejor dicho. Estoy en plena fase de sometimiento peluqueril...yo creía haber encontrado la pelu que me molaba donde me acertaron en el cambio de look, estaba encantada...pero ahora tengo mis dudas. El viernes os cuento. Moli, si no comento más en tu blog a partir del viernes, piensa que igual me he largado a la patagonia...volveré en unos meses, cuando haya subsanado mis errores capilares.

María Galván dijo...

Verdades como puños.Ya sabes la suerte que corrí la última vez ( look kaleborroka).Conmigo hacen lo que quieren...menos con el suero y el suvizante especial.A la pregunta de ¿ Te pongo...?; ¿ Quieres que te eche...?..contesto sistemáticamente NORMAL, CHAMPÚ NORMAL. Otra cutre.... pensarán.
Besos guapa

Anónimo dijo...

Bueno, el pelo acaba creciendo y siempre puedes decir que fué un momento de debilidad.....

A mi tampoco me acierta....

Elvira dijo...

Pues yo he heredado el gen ése de cortar el pelo, y a veces me lo corto yo. No me queda nada mal, y además funciona, porque si otro día decido pedirle a la peluquera que me lo corte ella, me lo hace como yo quiero ("no vaya a ser que se lo corte ella otra vez", pensará...).

Me he reído mucho, gracias!!!

JuanRa Diablo dijo...

Osea que pasan de polis buenos a polis malos que al final atracan y roban. Aquí hay una denuncia subliminal o algo, ¿no?

Yo para destrozas capilares aun confío en mi madre o en mi mujer. A veces se equivocan pero me miran con amor y eso compensa.
No me gasto un duro(léase euro) en pelus.

Te ha salido una entrada ideal y flujoregeneradora :DD

Adaldrida dijo...

LLorar en la pelu es lo común. Siempre hacen lo que les da la gana, pero al final se encuentra a la peluquera ideal. Yo la he encontrado, no la cambio por nada del mundo. Se llama Meli y es de la peluquería Koupas de Sevilla, de verdad que esa hace lo que quieres tú. Ahora, me ha costado 29 añitos dar con ella.
Creo que te voy a robar el tema, me apetece escribir sobre peluquerías...

Adaldrida dijo...

...POr cierto, ya lo he hecho. He escrito una entrada sobre las peluquerías: te debo una.