Salgo de la piscina. Me quito el gorro, el mp3, las gafas con cuidado de no arrancarme los ojos y entro en el vestuario con la satisfacción del deporte hecho y los brazos machacados. Voy completamente absorta en mis pensamientos.
Molimadre está sentada en el vestuario. Había olvidado completamente que era su primer día de piscina.
- Hija mía, vaya cara que se te queda al quitarte las gafas. Da pena verte.
- Gracias mamá. ¿Qué tal tu primer día?
- No sabes lo que me ha pasado.
- ¿Qué? ¿Te ha dolido la cadera? ¿Te ha dolido algo? ¿No te ha gustado?
- No, no. Eso muy bien. He nadado y he hecho mis ejercicios pero, cuando he vuelto al vestuario, como me has dado unas llaves que no eran no he podido abrir el candado que me habías dejado.
- ¿Cómo que no abría? Claro que abría, te he dado las llaves con el candado.
- No abría, así que he probado otro candado de otra taquilla y tampoco abría.
- ¡Mamá! ¿y qué has hecho?
- Pues, por tu culpa, he tenido que salir a la recepción, con el bañador chorreando y en chanclas, para decirle a la señorita que no podía abrir mi taquilla y que si por favor me podía ayudar.
- Pero, pero, pero... ¿por qué no has salido a decirme algo a la piscina?
- Porque estás ahí nadando como una maniaca y no me ibas a hacer caso...
- Pero, pero, pero...¡si te hubiera visto, habría parado! ¡Yo no nado como una maniaca!
- Ya, si claro, seguro. Cualquiera te para mientras nadas...Seguro que me ahogo y no te enteras.
- No te vas a ahogar, sabes nadar. ¡No me lies! Bueno, y ¿qué ha pasado?
- Pues la señorita ha venido con una cizalla y ha roto el candado.
- ¿De verdad? Joder mamá.
- Si, pero...
- Pero ¿qué?
- Pues que cuando ha roto el candado y he abierto la taquilla, le he dicho ¡Uy, no es mi taquilla! ¡Es la de mi hija!
- ¡¡Mamá!!
- La chica me ha mirado con cara rara.
- ¿Cómo quieres que te mire? Y además, ¿cómo has abierto al final tu taquilla?
- Con la llave que me habías dado.
- ¿Ves? La llave era la correcta. De verdad, qué vergüenza.
- La culpa es tuya por darme unas llaves que no eran.
- ¡pero si al final has abierto con la llave qué te había dado!
- He dicho que la culpa es tuya....
Inexplicablemente la anécdota de "cómo Molimadre hizo que rompieran un candado que ni siquiera era de su taquilla porque no supo usar las llaves" se conocerá en mi familia como la anécdota en la que "Moli tuvo la culpa de la vergüenza atroz que pasó Molimadre al tener que pedir que le rompieran un candado porque le dio unas llaves que no eran... con las que inexplicablemente sí pudo abrir su taquilla después."
Menos mal que como dice Molimadre "seguro que en el blog cuentas tu versión"