Tengo una memoria acojonante y con tendencia a almacenar tonterías. Recuerdo todo tipo de datos inútiles, fechas, caras, nombres, anécdotas, momentos, historietas, multitud de chorradas. Por eso cuando no consigo recordar algo con claridad me da mucha rabia y más si es algo importante y crucial en mi vida.
¿Qué es lo que no consigo recordar? No consigo recordar la primera vez que vi 300.
No sé donde la vi, no sé con quién estaba, no sé cuando fue.
Me devano los sesos intentando recordar algo, un flash, un fogonazo, que me haga decir: ah sí...ya me acuerdo, estaba en el sofá y yo llevaba mis vaqueros mugrientos y la sudadera de NY asi que era invierno y si era invierno sería viernes y así tirando del hilo conseguir acordarme. Pero nada.
¿Por qué me da rabia no acordarme?
Porque la primera vez que ves 300 marca un antes y un después en la vida de una tía de más de 30 años. (Puede que antes también...pero voy a hablar de mi experiencia)
Cuando eres joven y tía, crees una serie de absurdeces completamente idiotas que parece que nos han implantado a todas en el cerebro o que nos hemos cosido a las bragas en nuestra más tierna adolescencia.
Cosas como:
- Se dará cuenta de que yo soy la mujer de su vida.
- Se enrolla con otra pero me quiere a mí.
- Me llamará.
Y luego la absurdez más grande de todas:
- Si un tío está muy bueno pero es idiota pierde todo su atractivo.
Dices esa chorrada y lo que es peor te la crees. Y te sientes superior en plan: yo sé lo que vale de verdad, lo importante en la vida y no todo es el físico.
Eres mema.
Los tíos sin embargo llevan la sabiduría suprema grabada a fuego en los genes:
Fulanita es tontísima pero está tan buena que da igual.
Son sabios.
Según vas cumpliendo años, vas desprendiéndote con sangre, sudor y lágrimas de todas esas ideas idiotas que traías de serie: jamás se dará cuenta de que eres estupenda, si se enrolla con otra es que pasa de ti y no va a llamarte.
Pero la idea del físico y la tontería,sigue ahí, ocupando sitio. Encuentras al amor de tu vida, vives en el planeta del amor y todo va sobre ruedas….y de repente un día ves 300.
Y todo cambia.
Ves la luz.
Tienes una epifanía.
Por eso no me acuerdo de la primera vez que vi 300. Fue tal la impresión que quedé en estado de shock y no consigo recordar las circunstancias, solo la revelación de la sabiduría suprema:
“da igual que sea idiota…si estás así de estupendo…LO QUIERO”
La primera vez que notas cruzar ese pensamiento por tu cabeza te quedas estupefacta. ¿Yo? ¿Yo he pensado eso? Luego eres consciente de que estas mirando fijamente la pantalla sin pestañear y que tu mandíbula inferior ha caído por su propio peso. Tienes calor, mucho calor y solo puedes pensar: Madre del amor hermoso… ¿esos tíos son de verdad? Los quiero...a todos...para mí.
Y piensas: ¿y si son idiotas?
Un flash cruza tu mente...¡¡ da igual!! ¡¡ No los quiero para hablar!! Es más... ¿a quién le importa si hablan? Los quiero.
Cuando recuperas el control de tu cuerpo te sientes vieja verde. Y dices, a ver,esto no ha podido ser. Ha debido ser un mal día, además esos tíos no existen (esto además siempre hay algún tío envidioso o alguna tía que no ha visto 300 que afirma: Eso es photoshop) y dices seguro que se me pasa.
Pero no consigues borrar de tu cabeza esas imágenes, las recuerdas y te acaloras. Para intentar curarte de lo que aún consideras una debilidad horrible, porque lo que importa no es el físico si no el interior, buscas en you tube el making off de 300.
Y vaya por Dios…¡¡esos tíos existen!! Y están así de estupendos…¡¡son de verdad!!!
Y entonces decides volver a ver la película para ver si te centras.
Y te preparas. Te sientas en tu sofá, mandas a toda tu familia a dormir, te pones una copa y le das al play.
Y ahí está.
Eres sabia.
Si un tío está estupendo da igual que sea imbécil.
¿Qué es lo que no consigo recordar? No consigo recordar la primera vez que vi 300.
No sé donde la vi, no sé con quién estaba, no sé cuando fue.
Me devano los sesos intentando recordar algo, un flash, un fogonazo, que me haga decir: ah sí...ya me acuerdo, estaba en el sofá y yo llevaba mis vaqueros mugrientos y la sudadera de NY asi que era invierno y si era invierno sería viernes y así tirando del hilo conseguir acordarme. Pero nada.
¿Por qué me da rabia no acordarme?
Porque la primera vez que ves 300 marca un antes y un después en la vida de una tía de más de 30 años. (Puede que antes también...pero voy a hablar de mi experiencia)
Cuando eres joven y tía, crees una serie de absurdeces completamente idiotas que parece que nos han implantado a todas en el cerebro o que nos hemos cosido a las bragas en nuestra más tierna adolescencia.
Cosas como:
- Se dará cuenta de que yo soy la mujer de su vida.
- Se enrolla con otra pero me quiere a mí.
- Me llamará.
Y luego la absurdez más grande de todas:
- Si un tío está muy bueno pero es idiota pierde todo su atractivo.
Dices esa chorrada y lo que es peor te la crees. Y te sientes superior en plan: yo sé lo que vale de verdad, lo importante en la vida y no todo es el físico.
Eres mema.
Los tíos sin embargo llevan la sabiduría suprema grabada a fuego en los genes:
Fulanita es tontísima pero está tan buena que da igual.
Son sabios.
Según vas cumpliendo años, vas desprendiéndote con sangre, sudor y lágrimas de todas esas ideas idiotas que traías de serie: jamás se dará cuenta de que eres estupenda, si se enrolla con otra es que pasa de ti y no va a llamarte.
Pero la idea del físico y la tontería,sigue ahí, ocupando sitio. Encuentras al amor de tu vida, vives en el planeta del amor y todo va sobre ruedas….y de repente un día ves 300.
Y todo cambia.
Ves la luz.
Tienes una epifanía.
Por eso no me acuerdo de la primera vez que vi 300. Fue tal la impresión que quedé en estado de shock y no consigo recordar las circunstancias, solo la revelación de la sabiduría suprema:
“da igual que sea idiota…si estás así de estupendo…LO QUIERO”
La primera vez que notas cruzar ese pensamiento por tu cabeza te quedas estupefacta. ¿Yo? ¿Yo he pensado eso? Luego eres consciente de que estas mirando fijamente la pantalla sin pestañear y que tu mandíbula inferior ha caído por su propio peso. Tienes calor, mucho calor y solo puedes pensar: Madre del amor hermoso… ¿esos tíos son de verdad? Los quiero...a todos...para mí.
Y piensas: ¿y si son idiotas?
Un flash cruza tu mente...¡¡ da igual!! ¡¡ No los quiero para hablar!! Es más... ¿a quién le importa si hablan? Los quiero.
Cuando recuperas el control de tu cuerpo te sientes vieja verde. Y dices, a ver,esto no ha podido ser. Ha debido ser un mal día, además esos tíos no existen (esto además siempre hay algún tío envidioso o alguna tía que no ha visto 300 que afirma: Eso es photoshop) y dices seguro que se me pasa.
Pero no consigues borrar de tu cabeza esas imágenes, las recuerdas y te acaloras. Para intentar curarte de lo que aún consideras una debilidad horrible, porque lo que importa no es el físico si no el interior, buscas en you tube el making off de 300.
Y vaya por Dios…¡¡esos tíos existen!! Y están así de estupendos…¡¡son de verdad!!!
Y entonces decides volver a ver la película para ver si te centras.
Y te preparas. Te sientas en tu sofá, mandas a toda tu familia a dormir, te pones una copa y le das al play.
Y ahí está.
Eres sabia.
Si un tío está estupendo da igual que sea imbécil.
PS: esta máxima solo funciona para mí con hombres de edad superior a la de pobrehermano pequeño. Más jóvenes me dan grima por muy estupendos que estén.
PS: Para mi, los mejores: de 40 y estupendos.
PS: ¡Ah si!..La peli es buenísima..incluso sale una tia buena..creo..