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domingo, 19 de enero de 2020

Este libro es malo y alguien tenía que decirlo


Hace dos días que leí esta frase y todavía ando intentando entender qué significa, qué quiere la autora que entendamos. En un pueblito francés un adolescente rema en una barquito en un lago para complacer a su madre que está enferma de cáncer. Y rema como un pene en un barreño. ¿Rema flácido? ¿Rema empotrando? No, eso no porque dice que después de una hora solo se habían movido diez metros. No lo entiendo. No lo entiendo igual que se me escapa cómo la novela en la que encontré esta perla, El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, ha aparecido en todas las listas de mejores libros del año.

Todos los años caigo en lo mismo, todos los años con una ingenuidad que a mí misma me sorprende cometo el mismo error: fiarme de esas listas y picar comprando alguno de esos libros. Siempre pienso: «venga, vamos a ver qué tal, si tanta gente lo dice será por algo». Y año tras año me hostilizo hasta el infinito con libros malos que ni de coña son lo mejor del año. 

No estoy en contra de los productos culturales malos, de fácil consumo y sin pretensiones. Series malas, canciones terribles pero muy pegadizas, películas sin más pretensión que hacerte reír aún a costa de un guión espantoso y novelas malas con las que pasar el rato, reírte o llorar con una historia lacrimógena. Estoy muy a favor de este tipo de cosas porque todo tiene su lugar y su tiempo. Lo que me saca de mis casillas es que en el mundo del libro, todos los años, en todas las listas aparezcan libros malos encumbrados como «los mejores del año». Nadie espera que una serie como You, que me he tragado con mis hijas, mala de llorar con una historia imposible, unas tramas ridículas y unas interpretaciones que rozan el esperpento, aparezca en la lista de «series imprescindibles». Es lo que es y para eso existe, para ser mala y ser un placer fácil y culpablepero ¿por qué siempre, todos los años, las listas de mejores libros están llenas de libros malos, libros como YOU?

El verano que mi madre tuvo los ojos verdes, de Tatiana Tibûleac, es la enésima historia de adolescente que odia a su madre que le parece un infraser idiota merecedor de la muerte y que desde su presente de adulto nos cuenta cómo aprendió a quererla, cómo dejó de ser un adolescente egocéntrico y estúpido y cómo entendió que su madre era algo más que su madre y aprendió a quererla un verano, el verano en el que ella enferma de cáncer y muere. 

Es una historia que se ha contado mil veces y que puede contarse otras mil más porque el distanciamiento adolescente hacia los padres y la súbita comprensión de su realidad como personas más allá de nosotros mismos, más allá de ser nuestros progenitores, es algo universal. El añadido de drama: cáncer, padre que se marcha, padre que no es padre, descubrimiento de padre real, hermana que muere, enamoramiento adolescente, locura, blablabla, es el aderezo de la ensalada pero tampoco es nada nuevo. ¿Más historias de adolescentes y madres? Perfecto. ¿La mejor novela del año? Ni de coña. 

La historia es predecible, carece de anclaje en el tiempo y en el espacio (¿dónde viven? ¿van a Francia? ¿desde dónde?), los personajes secundarios son casi cameos y todo suena a falsopero lo peor no es eso, lo peor es que El verano que mi madre tuvo los ojos verdes está muy mal escrito. Página tras página, párrafo tras párrafo, la autora lo llena todo (y cuando digo todo es TODO) de comparaciones bochornosas y absurdas que dejan al lector patidifuso: «El montón de piedras junto al cobertizo formó una línea recta y larga y partió, ondulándose como una serpiente, hacia el horizonte que castañeteaba como una boca abierta» ¿Castañetear como una boca abierta? ¿Un horizonte? ¿Qué significa esto? «Me pegué a ella como una herida a un esparadrapo» ¿No es al revés? ¿No es el esparadrapo el que se pega? ¿Quién pone esparadrapos directamente en las heridas? «Mi verano había transcurrido bello pero implacable como una mantis», «Mi madre era blanca y larga como una sombra matinal», «la lluvia cae menuda y cálida como los golpes de una muchacha», «[...] reuniendo mis huesos con palabras flotantes por los rincones de la habitación; tumbado en los divanes de las decenas de psiquiatras que se han paseado por mi cerebro como por el vestíbulo de un hotel barato», «el mercadillo de antigüedades era como si Dios hubiera tropezado y se le hubiera vaciado la bolsa», «mi madre saltaba de un sitio a otro, como una ardilla, comprando toda clase de cachivaches y apretujándolos...»,«cuando la bolsa estuvo llena como una vaca», «esos consejos de mi madre son como las instrucciones de la comida congelada», «Alesky, ¿cómo vas a recordarme?–me preguntó de repente, como un pájaro recién decapitado que todavía aleteara», «estaba toda rosa, como un salmón cocido,..», «Me mordías como un lobo cuando te daba de mamar», «Después de oír esas palabras me enamoré de ella de forma fulminante y dolorosa, como si alguien me hubiera arrancado de golpe todas las uñas con unas tenazas», «Para mí y para mi madre—acostumbrados al frío y las lluvias inglesas— esos días eran como el Alzheimer del verano». A lo mejor alguien cree que he sido exhaustiva en esta lista pero para nada, he elegido solo algunas. Este libro se puede recorrer como una ardilla saltando de símil bochornoso en símil bochornoso como si de árboles se trataran hasta llegar al pene remador que te asalta cuando menos te lo esperas como una mala noticia al final de un día agotador. 

No sé si es un problema de escritura, de traducción o de edición o si se combinan un mal trabajo por parte de la escritora, la traductora y el editor. No lo sé y da igual. Es un libro malo con una historia sensiblera que a mucha gente le ha gustado y me parece perfecto pero lo que me saca de mis casillas son los elogios de críticos y periodistas. ¿No lo han leído? ¿Les da igual? ¿Están editoriales, críticos y periodistas inmersos en un mercadeo de favores? Creo que las tres cosas son ciertas y por eso pasan estas cosas. Libros malos encumbrados como libros del año. Y nadie dice nada. 

Y yo creo que hay que decirlo y no pasa nada. Dos de los peores libros que he leído en mi vida y que sufrieron despellejes sangrantes en este blog son de dos editoriales con las que he tenido siempre buena relación: una de ellas publicó mi primer libro (un libro malo) y de la otra, Espasa, me hice muy amiga de su editora, Belén Bermejo. Los ojos amarillos de los cocodrilos La sonrisa de las mujeres son dos libros horribles que dieron grandes alegrías a sus editoriales. Se vendieron como churros pero nadie las encumbró como "novelas del año". Eran lo que eran. 

El verano que mi madre tuvo los ojos verdes es una mala novela: es sentimentaloide, busca la emoción fácil acumulando desgracias tras desgracias y está mal escrita. Ha tenido éxito comercial y conozco a mucha gente a la que le ha gustado, pero esas dos cosas no la convierten ni por asomo en una buena novela ni en uno de los mejores libros del año. 


Y vuelvo, una vez más, a recomendar tres novelas que tratan más o menos el mismo tema y que son fabulosas y están muy bien escritas. Ambas están mi lista de mejores libros del año: Malaherba de Manuel JaboisFugitiva y Reina de Violette Huissman y Claus y Lucas de Agota Kristoff. Corred a leerlas. Os prometo que con ellas no perderéis vuestro tiempo y, sobre todo, no encontraréis en ellas penes remadores. 



viernes, 13 de marzo de 2015

¿Blitz o Bluff?

¿Blitz o Bluff?

¿Susto o Muerte?

No me gustan las películas de David Trueba y no me gustan sus artículos. Él me cae bien y le encuentro bastante inteligente e ingenioso en las entrevistas, pero David Trueba es un espantoso escritor de novelas. 

¿Por qué Blitz es una novela atroz? ¿Por qué es tan horrible que ni tan siquiera consigue provocar hostilidad? Porque va un paso más allá. Blitz hace sentir vergüenza ajena. Estás leyendo y dices "No, no, no David por favor, esto no". 

Pero sí. Una y otra vez. Sin compasión.

¿Qué cuenta Blitz? 

Pues una historia contada un millón de veces: una ruptura sentimental. ¿Importa que sea un argumento muy trillado? No, claro que no. Lo que importa es que un tío como David Trueba la cuenta igual o peor que una adolescente carpetera con ínfulas de intensa. 

Spoilers y comienza la vergüenza ajena. 

Para empezar el protagonista de este despropósito se llama Beto. Se me escapa que oscuro motivo ha llevado a  Trueba a escoger este nombre tan sumamente desacertado  que provoca desconexión con el personaje desde el primer momento (¿Quien cree que los nombres de los personajes no importan? ¿Anna Karenina sería igual si se llamara Mari Trini?)

El bueno de Beto es un arquitecto de 28 años que anda por Múnich con su novia. Le han seleccionado para presentar un proyecto de paisajismo en un concurso y en esas anda cuando recibe un mensaje por error en su móvil y se da cuenta de que su novia quiere dejarle. 

El mensaje es: "aún no le he dicho nada. Me cuesta tanto. uff.tq"

Recibe este mensaje, decide que su novia se lo ha mandado a propósito para que se más fácil dejarle y en cero coma tres segundos, el lector se entera de que Marta tuvo un novio cantante paraguayo con el que casualmente se ha reencontrado y sentido el amor verdadero. El pobre Beto siente que: 

"Los celos retrospectivos ahora me alcanzaban y me batán en la carrera del tiempo. El pasado de Marta regresaba para sacar de la pista de carreras a mi futuro de un codazo". 

Tras unas cuantas escenitas de culebrón sudamericano de amoríos, en una de las cuales Beto le propone a Marta que se acuesten juntos para que 
"Mi polla (pueda) decirle adios a tu coño y mis manos a tu culo". 
A pesar de que todo el mundo sabe que ésta es una frase mágica que hace que te entren ganas irrefrenables de acostarte con el que ya es tu ex o con cualquiera, inexplicablemente Marta se resiste y entonces Beto siente que

 "los edredones separados terminaron por ser una cama cortada a cuchillo". 
Marta, con buen criterio, y suponemos que aliviada de dejar a tamaño tarado, al día siguiente se levanta y se vuelve a Madrid. Beto ,que tiene la inteligencia emocional de un gremlin, decide quedarse en Múnich nadando en autocompasión y pena infinita y diciendo muchas majaderías. 
"Miré embelesado los tranvías al pasar, hasta que pensé que quizá también mirar sin más era ilegal". 
Beto llora muchísimo, con gran congoja (como lloraríamos todos si nos diéramos cuenta de que el tío que nos ha creado nos hace decir y pensar esas memeces) y en esas anda cuando se encuentra con Helga. 

Helga es una señora de unos 60 años, alemana y voluntaria en el congreso en el que Beto había presentado su proyecto. A Helga, obviamente, Beto le da como penica y se dedica a acompañarle, a darle de comer, de beber, intentar que no haga mucho el ridículo, arreglarle los papeles, le lleva al fútbol... lo único que le falta es cogerle de la mano para ayudarle a cruzar la calle y rebañarle la comida de la boca con la cuchara como si fuera un bebé. 

Ella le consuela mucho, con paciencia infinita y él piensa cosas de tanta enjundia como 
"Yo negaba con la cabeza,abatido, incapaz de encontrar el sistema bancario donde especular con todo el dolor desencadenado dentro de mí". 
Contra los deseos del lector y contra la más mínima credibilidad narrativa, Beto y Helga se emborrachan y se acuestan. Que Beto, un criajo inmaduro, idiota y absolutamente drogado por su autocompasión quiera acostarse con Helga podemos llegar a creérnoslo. Que Helga, que es una mujer con las cosas claras y lo suficientemente madura como no darle dos leches se acueste con semejante individuo se escapa a cualquier intento de comprensión. 

No he visto ni leído 50 sombras de Grey pero la descripción de Trueba de una escena de sexo me daban ganas de cerrar los ojos y decir: no, no, por favor no sigas por ahí, prefiero que me arranques las cutículas. 
"...cuando ella misma terminó por desprenderse del sujetador, en cuyo cierre mis dedos habían forcejeado con heroísmo paralímpico. Surgieron dos senos blancos y libres como fruta alcanzada del árbol". 
¿Heroísmo paralímpico? ¿Fruta del árbol? 

La escena se prolonga en exceso con descripciones completamente innecesarias como  
"Los pezones de Helga eran gruesos y la areola tiznada de un rosa intenso se hundía en su carne color de luna". 
Por supuesto, después de la noche de semipasión llena de confesiones completamente prescindibles y reflexiones sobre la vida en pareja de la misma profundidad que un plato de ducha, Beto se levanta por la mañana pensando "madre mía, me he chuscado a una vieja, que mal". Si ya tenía pocas simpatías por parte del lector, a partir de este momento el libro es una caída libre de empatía durante la cual en lo único que puedes pensar es en que Beto se ahogue en su propia saliva o lo atropelle un tranvía. 

Después de unos cuantos paseos por Múnich sin hacer nada interesante ni útil ni nada de nada, Beto coge un avión y vuelve a Madrid. Casualmente en el vuelo coincide con otro arquitecto al que ha pegado de leches en el congreso y que no debe tener memoria a corto plazo porque le ofrece trabajo en su estudio de Barcelona. Beto con esa consistencia de pensamiento, de criterio y de personalidad que le caracteriza acepta la oferta porque 
"Madrid versus Barcelona me resultó una discusión indiferente, un partido de la máxima rivalidad en un deporte que no me interesaba en absoluto". 
A estas alturas de la historia, al lector el libro le ha hecho bola y a David Trueba también. El lector sigue adelante porque la complejidad estilística del texto es similar a la de los Cuadernillos Rubio y por pura curiosidad malsana de ver cómo termina el absurdo Beto. 

Trueba supongo que continúa por orgullo personal y por el dinero del anticipo. Cada uno tiene sus motivos. 

Os ahorraré 40 páginas: no pasa nada. Beto trabaja con el tío al que pegó una zurra, se acuesta con tías por las que no siente nada, a pesar de ser arquitecto paisajista desarrolla una aplicación para móviles completamente inútil y en un momento de inspiración, coge un avión a Mallorca (será maravilloso, viajar hasta Mallorca). Gracias a una postal consigue saber dónde está Helga pasando las navidades y se presenta en su casa en Nochevieja. 

Acaban la noche mirando al mar. 
"Qué bonito es este sitio.- dije"
Así, sin anestesia, "qué bonito es este sitio". El lector no se explica como Helga, que parece inteligente, al abrir la puerta y encontrarse a Beto no finge un ataque de amnesia o se hace la sueca ¿Helga? ¿Qué Helga? Yo no conocer ninguna Helga, mi llamarme Mari Trini.

Casi olvido comentar que como la trama es tan tan compleja y tan rica en matices, la novela viene ilustrada para que el lector no se pierda.

¿Por qué David Trueba ha escrito este horror? ¿Por qué una editorial se lo ha publicado? Porque es David Trueba, obviamente. Si yo fuera con este manuscrito a cualquier editorial me lo tirarían a la cara, con razón. Y deberían darme una paliza. 

¿David Trueba no tiene amigos? ¿Sus amigos no le quieren? ¿Él está tan satisfecho de su escritura que las opiniones de sus amigos le dan igual? 

Terminado este suplicio lo único evidente es que Marta hizo bien en volver con el de la guitarrita y que el lector debería haber elegido muerte.


Someterme a este suplicio se ha debido a una absurda idea que tuve junto con Blanco Humano: elegir un libro y repartirnos las reseñas a favor y en contra. Podéis leer su elogio a Blitz aquí. 

lunes, 21 de abril de 2008

EL LIBRO MÁS IDIOTA QUE HE LEÍDO EN MUCHO TIEMPO




“ El vestido rojo” de Robert Alexis. Este es el libro que leí el sábado y es con mucho el libro más idiota que he leído en mi vida. ¿Cómo es que he perdido una hora y media de mi vida en su lectura?. Primero porque era una regalo y quería darle una oportunidad al obsequiador y segundo porque era tan idiota que no daba crédito, pensaba “en algún momento mejorará”.

¿Porqué es idiota?. Por que la trama es absurda, está escrito en un tono pedante y trascendente que da grima y además todo esto con pretensiones de gran literatura. Es decir un cocktail de ingredientes catastrófico.

Aviso..voy a destripar la “trama”…

Un vagabundo persigue a un hombre, se sientan en un banco y el vagabundo le cuenta una historia que se sitúa temporalmente en el pasado y en una ciudad que por lo que se deja entrever puede ser Viena. El protagonista (el vagabundo), años antes, era militar, teniente A, le llamaremos. Está acuartelado en la ciudad con las tropas, haciendo maniobras antes de entrar en guerra. Es un ser solitario y “misterioso”…puagggg. Un buen día uno de sus hombres con el que tiene especial confianza le habla de una mujer “ misteriosa” que ha seguido a la salida de la ópera, ella iba acompañada de un hombre mayor, pero después de separarse de él, se giró e invitó al soldado a montárselo con ella en un portal.

Impresionado por pensar que pueda haber una mujer con ese nivel de misterio y lujuria desenfrenada, el teniente A le pide que se la presente. Así que nada, se la presenta, se llama Rosetta, tienen una charleta en un bar y se van a un hotel. Ahí empieza un romance que consiste en verse y follar. Él está encantado y ella sigue misteriosa, nunca dice donde va, ni a que se dedica ni nada…una misteriosa en toda regla vamos.

Pasada una temporada, le empieza a picar la curiosidad por el hombre mayor que la acompañaba el día de la ópera. Por supuesto ella como buena misteriosa no dice ni pío. Pero el teniente A es un brasas y no para hasta que el compañero que se la presentó, le lleva a su casa. ¿Y qué se encuentra alli??...tachán…una superorgía!!!!..y en medio de la orgía está su amada Rosetta encima de una mesa…y hay un viejales follándosela. ¿ y quien es el viejales??...Su padre!!!..chúpate esa. Nuestro teniente A en vez de salir corriendo ante tamaño escándalo, decide hablar con el viejales. Hermán que es viejo pero está muy fuerte ( sic), le echa una charla pseudocientífica filosófica que alucinas, el caso es que se camela al teniente ( que es un pringado de tomo y lomo) y se lo chusca en el parque provocando el descojone del lector..o sea yo.

Después de esto los misteriosos padre e hija desparecen y el teniente A, no se encuentra: su amante femenina ha desparecido con su follador masculino. El teniente A el pobre vagabundea, pasea, va a la casa a ver si los ve, pero ésta se encuentra cerrada…se desespera y un día en un paseo por una calle asquerosa ve en el escaparate de una tienda un vestido rojo maravilloso. Una fuera sobrenatural le obliga a entrar en la tienda, donde el sastrecillo que la regenta le cuenta que fue un vestido que está sin estrenar porque la persona que lo encargó murió antes de poder llevárselo. ¿ y quien fue esa persona?. Un día una mujer preciosa entró en la tienda acompañada de un señor mayor ( adivinad quien era el viejo) …y pidió un traje rojo…pero luego resultó que apareció muerto..si , si..muerto..porque era un soldado que se suicidó de una puñalada en el corazón por no poder soportar esa doble personalidad….jajajajajajaj.

Por supuesto nuestro teniente, se prueba el traje que le está como un guante y además el sastre le saca pelucas, relleno y le maquilla…asi que nuestro teniente A..se ve ideal de la muerte disfrazado de tía y se compra el kit completo del perfecto travestido.

Vuelve al cuartel y pasa unos días de desasosiego porque claro ya se le acumulan los problemas: la amante desaparecida, el padre chuscador, el vestido, darse cuenta de que es gay…en fin..un sinvivir. Todo este descontrol provoca que acabe en un duelo a espada con un soldado de su compañía, y por supuesto él es un paquete con la espada….pero cuando cree que está a punto de morir..aparece Herman ( el viejo chuscador) se carga a todos y se lo lleva.

El teniente A se despierta al día siguiente en una cama mullida, le traen la comida y cuando abre unos paquetes para vestirse y ¿qué se encuentra??....¡¡ropa de mujer!!!...¡¡que sorpresón!!...pero nada, él ni corto ni perezoso, se viste, se maquilla, se peina y encantado/a.

De tal guisa baja al salón donde está Hermann con unos colegas que le explican a la “señorita” que son del Instituto Sexual y Genético ( o algo así) y que le pueden liberar de la cárcel de su cuerpo y blablablabla…el teniente se desnuda delante de ellos y nada..le dicen que fenomenal que unas hormonas..y podrá pasar a llamarse “ Loreta” ( jajajajajajajaja..me río yo sola). Asi que nada, el teniente A, pasa a llamarse Alma y montárselo con Hermann por todos lados y vive feliz y contento y redecora su casa y su vida y todo fenomenal hasta que un día pregunta por Rosetta y Herman le dice que su hija es su debilidad y que para ser verdaderamente libre tendría que liberarse de esa debilidad.

A los pocos días Rosetta aparece muerta sobre un altar de piedra en una casa incendiada. El teniente A no puede soportar la maldad de Herman y se las pira…vuelve al ejército donde por supuesto le perdonan, se le pasa el efecto de las hormonas..va a la guerra pero no consigue que le maten.

Fin.
Inenarrable pero no podía dejar de escribir este post para avisar a futuros lectores. NO LO LEAIS!!!


Os dejo lo que viene en la contraportada:

“El vestido rojo es una novela tan breve como hipnótica, un relato filosófico envuelto en un cautivante halo de misterio, una joya literaria con destellos de Schnitzler o Maupassant. Su prosa limpia y sencilla concita desde la primera página la complicidad del lector, que se dejará conducir en compañía del protagonista por los sombríos y turbadores laberintos de la pasión humana.”

Esta claro que en las contraportadas solo escriben tios con sentido del humor..que cabrones.