“ A los hijos se les quiere a todos igual”. Mentira. Se les quiere con la misma intensidad pero no se les quiere igual, porque ellos no son iguales. Digamos que la clase de amor y el afecto es igual cuantitativamente pero la expresión de ese amor es distinto.
Antes de que hordas de de padres que quieren por igual a sus hijos y lo que digo les parece una aberración me den la brasa digo: ES MI BLOG, SON MIS HIJAS Y MI AMOR Y MI EXPERIENCIA Y DIGO LO QUE ME DA LA GANA, SI QUERÉIS EXPRESAR VUESTRAS IDEAS CREAROS UNO, QUE ES GRATIS COÑO.
Mis hijas son completamente diferentes y yo tengo un papel diferente con ellas.
Cuando tienes el primer hijo te das cuenta de que todo lo que te han contado o habías imaginado sobre la maternidad/paternidad era mentira. En vez de estar supurando amor maternal/ paternal y más feliz que una perdiz, te encuentras completamente desbordado por la situación, buscando las instrucciones del niño y pensando “ ¿qué es esto?”.
Mis hijas son completamente diferentes y yo tengo un papel diferente con ellas.
Cuando tienes el primer hijo te das cuenta de que todo lo que te han contado o habías imaginado sobre la maternidad/paternidad era mentira. En vez de estar supurando amor maternal/ paternal y más feliz que una perdiz, te encuentras completamente desbordado por la situación, buscando las instrucciones del niño y pensando “ ¿qué es esto?”.
Mi relación con M. está basada en prueba-error, prueba-error, prueba-acierto. Todo lo que paso con ella es nuevo: la primera noche en casa, el primer biberón, la primera pota, el primer día de guarde, el primer día que duerme en cama, la primera vez que va sin pañal, la primera vez que se pone a morir por una alergia, la primera vez que va un cumple, la primera vez que gritas: ¡ cómo tengo que decir las cosas!, la primera vez que te cuenta que fulanita no quiere jugar con ella, la primera vez que te encuentras con las tijeras en la mano y su pelo en la otra diciendo: o me dejas que te peine o te rapo.
Todo es nuevo, para ella y para mi. Ella no sabe que hacer y afortunadamente no sabe que yo tampoco tengo ni puta idea. El caso es que vamos probando y va funcionando, algunas cosas mejor y otras peor pero nos las apañamos. Compartimos la excitación por lo nuevo, el miedo a lo que no conocemos y la alegría cuando conseguimos superarlo. Ahora estamos encantadas compartiendo lectura y nuestro gusto por nadar. Ella necesita apoyo y confianza y es lo que el ingeniero y yo intentamos darle. Queremos que disfrute de la vida sin sufrir.
M. es cagueta. Todo le impresiona. Nos metemos en el coche y lo primero que pregunta es “ ¿sabéis el camino?”. Le preocupa saber dónde va a estar, con quien, dónde estamos nosotros. El año que viene pasa a primaria y “ ya es mayor”. “ Mami, después de cinta blanca ya me voy a trabajar? “. Quiere ser bombero pero cómo según ella hay pocos incendios en Madrid ha decidido que mejor es el que “ sabe todo de plantas como papá”. No quiere ser cómo yo porque yo solo soy cocinera; ( me temo que no le he sabido transmitir la importancia de mi trabajo colocando libros por colores).
M. cuando juega lo que le gusta es construir. Esto que veis es un ejército de monstruos.
El segundo hijo es un descojone, sobre todo si es bastante seguido. Llegas allí con el recuerdo fresco de lo mal que lo pasaste hace año y medio y decidido a pasarlo igual de mal pero cómo ya sabes a lo que vas pues esperas llevarlo mejor. Es algo así como el tren de la bruja, la primera vez no sabes a lo que vas y pasas un miedo de tres pares, la segunda vez entras sabiendo lo que es, esperando pasar el mismo miedo y sin embargo te llevas la sorpresa de que ya ni te da miedo ni nada y encima te lo estás pasando en grande. Eso es el segundo hijo.
En el segundo hijo nada es nuevo. Sabes lo que hay que hacer, estás tranquilo, no eres un manojo de nervios. Cómo ya hiciste las pruebas con el primero , con el segundo vas a lo que funciona. Transmites seguridad y por eso los segundos van más a su bola. No se sienten experimentos.
El segundo hijo es un descojone, sobre todo si es bastante seguido. Llegas allí con el recuerdo fresco de lo mal que lo pasaste hace año y medio y decidido a pasarlo igual de mal pero cómo ya sabes a lo que vas pues esperas llevarlo mejor. Es algo así como el tren de la bruja, la primera vez no sabes a lo que vas y pasas un miedo de tres pares, la segunda vez entras sabiendo lo que es, esperando pasar el mismo miedo y sin embargo te llevas la sorpresa de que ya ni te da miedo ni nada y encima te lo estás pasando en grande. Eso es el segundo hijo.
En el segundo hijo nada es nuevo. Sabes lo que hay que hacer, estás tranquilo, no eres un manojo de nervios. Cómo ya hiciste las pruebas con el primero , con el segundo vas a lo que funciona. Transmites seguridad y por eso los segundos van más a su bola. No se sienten experimentos.
C. va por la vida como si lo supiera todo, ¿ qué es mi primer día de guarde? Voy sobrada, ¿ qué es mi primer día de cole? Voy tan sobrada que llaman a mi madre porque me he dedicado a mojar papel higiénico y pegarlo en las paredes del baño. ¿ Qué voy a aprender a nadar? A mi me da igual.
Con ella nada es nuevo, como para mi no es novedad, no le transmito ansiedad y ella va por la vida tan feliz. Su hermana es todo para ella y quiere ser cómo ella, ahora tiene un poco de frustración porque M. sabe leer y ella no, pero en vez de venirse abajo que es lo que M. y yo haríamos..se lo inventa. “ Mami, aquí pone vamoz a coger florez”, No cariño, pone “ excursión al campo”, “puez ezo vamoz a coger florez”.
Con C. la novedad ya no es lo importante, lo que mola es encontrarle el gusto a lo conocido. Se me ocurre que es como una relación de pareja, te enamoras y todo es nuevo, cualquier gilipollez es un acontecimiento y un beso te hace tener mariposas…cuando llevas mil años la gracia está en que esas gilipolleces ( aunque no todas por supuesto) sigan teniendo su gracia y un beso te siga emocionando. Pues esto es parecido, la primera vez que va al cole es emocionante pero no estás acojonado.
Con C. la novedad ya no es lo importante, lo que mola es encontrarle el gusto a lo conocido. Se me ocurre que es como una relación de pareja, te enamoras y todo es nuevo, cualquier gilipollez es un acontecimiento y un beso te hace tener mariposas…cuando llevas mil años la gracia está en que esas gilipolleces ( aunque no todas por supuesto) sigan teniendo su gracia y un beso te siga emocionando. Pues esto es parecido, la primera vez que va al cole es emocionante pero no estás acojonado.
A C. no le preocupa nada. Supongo que nos ve a nosotros sobrados y ella piensa, “ esto está chupado”.
- Mami, ¿ cuando tú eraz pequeña dónde eztaba yo?- Pues cariño, no existías.
Su hermana M. le dice.
- Estábamos en la tripa de mamá.- M, ezo ez una tontería. Ahí no cabemoz.
M. llora desconsoladamente.
- C. no existías. Hasta que mamá no conoció a papá tú no existías. ( Estoy pensando que con C. algunas cosas sí son novedad).
- Yo zí eziztía.
- No cariño.
- Que zí, eziztía y eztaría por ahí, haciendo miz cozaz.
Quiere ser “princeza cocinera”. Está es su cocina.
- Mami, ¿ cuando tú eraz pequeña dónde eztaba yo?- Pues cariño, no existías.
Su hermana M. le dice.
- Estábamos en la tripa de mamá.- M, ezo ez una tontería. Ahí no cabemoz.
M. llora desconsoladamente.
- C. no existías. Hasta que mamá no conoció a papá tú no existías. ( Estoy pensando que con C. algunas cosas sí son novedad).
- Yo zí eziztía.
- No cariño.
- Que zí, eziztía y eztaría por ahí, haciendo miz cozaz.
Quiere ser “princeza cocinera”. Está es su cocina.
Necesita afecto y control. Saber que aunque no sea la primera es igual de importante y es lo que le damos. Y necesita saber que aunque nada sea nuevo todo es “nuevo con ella”. Necesita mimo y se lo damos. Al contrario que M. disfruta demasiado, tratamos de enseñarle que no todo es disfrutar.
Pues que las quiero mucho pero no igual.
Coach y fundamentalistas..lapidadme.