martes, 29 de julio de 2014

Otro despropósito publicitario: coches para mujeres.



Los caminos de twitter son inescrutables, tan pronto te llevan a maravillosos artículos que te dejan babeando de emoción como te sobresaltan plantando delante de tus narices una realidad hostilizante que te hace creer un poquito menos en la raza humana...y que acaba completamente con los últimos rastros de fe que tenías en el mundo de la publicidad. 

"Seat y Mango se alían para hacer un coche para mujeres. Hay que ser un completo gilipollas" 

Este tuit salta delante de mis ojos diciendo "pincha, pincha". ¿Qué hago? ¿Sigo en mi limbo de ignorancia feliz o salto a la piscina de la hostilidad que esa noticia anticipa? 

La carne es débil y pincho. Se me salen los ojos de las órbitas. No doy crédito a tanta gilipollez junta, pero antes de empezar a echar espumarajos por la boca, decido dar un voto de confianza a SEAT en honor a los 492.795 km de mi Ibiza. 

Busco la noticia en la página de SEAT y paso tantísima vergüenza ajena que no sé ni por donde empezar. 

"¿Estás buscando un coche urbano con estilo y un toque femenino único? No busques más. El Nuevo Seat Mii by Mango es tu coche. Es lo mejor de ambos mundos: la alianza ideal de  una marca icónica con un coche lleno de dinamismo, ¡porque el diseño importa!"

Pero, pero, pero ¿Qué mierda es esta? 

¿Desde cuando hay coches para tías y coches para tíos? Es más, ¿es que deben ser distintos en algo? ¿Los coches son masculinos o femeninos? A lo mejor me estoy perdiendo algo pero en mis 250 km diarios veo mujeres y hombres conduciendo todo tipo de coches: grandes, pequeños, monovolumen, furgonetas, deportivos, todo terrenos....Desde mi más profunda inocencia creía que los coches eran unisex y que el criterio para comprarlos era o bien económico o bien estético o una sabia combinación de ambos factores. Pero resulta que no, que ahí fuera, en una realidad paralela en la que yo no vivo hay tías sufriendo porque los coches no tenían "toque femenino". 

"Toque femenino" ¿Que será eso? Me pongo en lo peor.  

"El interior del Mii by MANGO es como el interior de tu bolso favorito: tiene fantásticos compartimentos diseñados específicamente para una mujer elegante"

Obviamente poniéndome en lo peor me he quedado cortísima. ¿Qué mamarrachada es esta? ¿El interior de tu bolso favorito? ¿fantásticos compartimentos para una mujer elegante? Lo llevo claro con este coche porque ni tengo bolso favorito ni soy una mujer elegante. Y además la frase "como el interior de tu bolso" sólo me sugiere un caos sin fondo. 

"Los asientos del Seat Mii by MANGO, con tapicería Alcántara, te ofrecen un elegante ambiente con acabados de color negro."

¿Qué es tapicería Alcántara? ¿Debería esa expresión activar algún circuito neuronal en mi cerebro? Empiezo a sospechar que no soy el tipo de mujer que MANGO (marca que por otro lado odio) ha pensado al diseñar  su cochecito de la señorita Pepis.

"Tanto si te vas de compras con tus amigas como si sales de fiesta, el moderno interior de este nuevo coche satisfará todas tus necesidades."

A ver, si voy de compras con mis amigas, mejor dicho si fuera o fuese de compras con mis amigas no se me ocurre nada aparte de asientos, un volante, frenos a punto y el maletero  que necesite para ir de compras. Si salgo de fiestas con mis amigas...l o que necesitaría en "el moderno interior de este nuevo coche" es un chofer. 

"Cada detalle del interior del Nuevo Seat se ha diseñado pensando en ti. Las costuras beige MANGO del volante de piel, así como del pomo de cambios, constituyen un elegante pero discreto toque femenino...y un recordatorio de la icónica marca de moda que ha inspirado este coche"

Me zambullo en un mar de dudas. Exactamente ¿quién es ese "ti" en el que pensaban los creativos de este coche? ¿En qué tipo de mujer absolutamente imbecil, superficial, frívola y pazguata han pensado al diseñar ese detalle tan fundamental en cualquier coche que son "LAS COSTURAS DEL VOLANTE Y DEL POMO DE CAMBIOS"? Quiero conocer a ese tipo de mujer que dice "pomo de cambios" en vez de palanca de cambios. ¿Quizás "palanca" suena a hacer fuerza que es una cosa muy de tíos y por eso han decidido llamarlo "pomo"?  

"Como la ropa de diseño que tanto te gusta, encontrarás el original logo de Mii by MANGO en los reposacabezas y las estriberas de las puertas de tu nuevo coche. ¿Hay mejor manera que esta de ir a la última y con estilo?"

Yo no digo nada pero una tía que dice "pomo de cambios" y sabe de qué color son las costuras de su volante no tiene ni puta idea de lo que es una estribera. Pero claro, le dará igual porque como irá "a la última y con estilo"...todo lo demás no le importará una mierda. ¡Que bonito debe ser superficial, absurda y tan simple como para inspirar que alguien ponga un logo en una estribera! 

"Un diseñador siempre firma sus creaciones. Por eso encontrarás la firma Mii by MANGO en la puerta de este nuevo modelo SEAT. Otra manera de distinguirte con un estilo único." 

Claro, claro. Esto es fundamental, es importántisimo que el coche lleve bien clarito el logotipo que deje claro que tú eres una tía con estilo, con amigas, desenfadada y moderna que por fin han encontrado el coche que necesitaba con un ganchito para colgar el bolso. No vaya a ser que alguien crea que eres como esos millones de mujeres que llevan un coche unisex, seguro, cómodo, confortable y práctico en el que dejan su bolso en el suelo. 

Lo del coche para mujeres es una gilipollez como una casa que me indigna y me abochorna, pero lo que más me cabrea es que haya alguna mujer, una sola, que crea de verdad que ese coche le representa de alguna manera. 

Ahora que lo pienso, hay otra cosa que me cabrea mucho más...pensar que en todo el proceso de creación de la mamarrachez del Seat Mii by Mango haya alguna mujer implicada. 

¿Qué va a ser lo próximo? ¿Tenedores solo para mujeres, estilosos, sinuosos y diseñados como tú, con el punto justo de fuerza y estilo? ¿Tenedores que sepan, como la mujer moderna que eres, cuando pinchar con fuerza y cuando empujar con suavidad? 



miércoles, 23 de julio de 2014

Balance del veraneo.

Un mes desde que empezó el verano propiamente dicho. Un mes desde que me instalé en Los Molinos para empezar a veranear.  Es hora de hacer balance. 

Con las princesas he asistido a su primera gran desilusión cuando, tras meses de ensayos, la representación de "El sueño de una noche de verano" se suspendió, antes incluso de empezar, por problemas técnicos. Lloraban desconsoladas mientras yo me preocupaba porque C llevaba 10 días con una fiebre absurda que no se le curaba. Pasarse la primera noche del verano con un frío bastante considerable casi desnuda disfrazada de trasgo...mágicamente le curó la extraña fiebre. Esa misma tarde, asistir a la transformación de la dulce M en un monstruo del bosque me hizo verla de repente muy mayor. Al día siguiente, con la cara todavía a medio maquillar y en pijama, pensé que ya era casi una adolescente. 

Llevada por esa sensación y acojonada por si me pillaba el toro, tuve con las princesas "La conversación".  En un momento cualquiera, a bocajarro, mientras recogíamos 35 toallas que habían utilizado para hacerse una cabaña.

 - Chicas, ¿sabéis lo que es la regla? 

Creo que lo hice bastante dignamente y lo expliqué con claridad y sin falsos misticismos "Chicas, os va a pasar mucho tiempo, duele y es un "coñazo"...pero no le digáis a nadie que he dicho "coñazo".  M suspiró y C dijo "el próximo mes me la enseñas". Por ahora se ha olvidado de esa parte. Después le comenté al Ingeniero que había tenido "la conversación" con las princesas y casi hiperventila. 

- Pero, pero, pero..¿para qué? Si son muy pequeñas todavía y queda muchísimo...

¿Qué más? Una noche vimos en casa de Juan, en su supertele de 60  pulgadas "Alien, el octavo pasajero".  Empezaron muy chulitas: esto no da miedo, ¿cuando empieza el miedo? Luego se rieron con risas histéricas cuando el bicho sale de la tripa, después se hizo el silencio y al final M se quitó las gafas para no seguir viendo la película y se puso a llorar. C cuando llegamos a casa y la acosté, me llamó susurrando y me dijo: 

- Mami, una cosita ¿Los alien no existen, no? 

Ja. Por chulas. 

Me he comprado un vestido tan bonito que sé que no me lo voy a poner jamás y una cazadora de cuero negra tan macarra que se que no la me quitaré durante todo el invierno. 

He leído 6 libros. He encargado en la Libreria Fuenfria de Cercedilla, El cuarteto de Alejandría para releerlo, La broma infinita de DFW y NW de Zadie Smith porque el otro día leí un artículo suyo maravilloso y a la vez en una cadena absurda de mails diarios que tengo con unos locos londineses y un terco de Malasaña no paraban de recomendármelo. He recomendado y prestado libros con gran éxito. He mandado dos cartas postales, ya lo he dicho más veces pero escribo unas cartas espectaculares. Me he pintado las uñas de los pies dos veces. Después de ocho meses me he cambiado los pendientes. Me ha salido un mechón de pelo blanco en la nuca. 

Hemos desayunado solo cuatro días en el jardín,  porque hemos tenido muchos días de verano del norte con los que yo he sido inmensamente feliz. He recolectado grosellas dos veces y he tardado cuatro días en pintar una valla interminable, me sentía a medio camino entre Karate Kid "dar cera, pulir cera" y Tom Sayer. Las pintas inmundas con pañuelo en la cabeza, gafas de sol y camiseta guarrera han sido debidamente documentadas por si, por si, por si hacen falta para algo en el futuro y sólo para público escogido.

Me he bañado poco en la piscina al aire libre pero he ido a nadar casi todos los días a la piscina cubierta. Me he venido arriba y 80 largos son los nuevos 60. He ido a un par de mercadillos. En uno pasé  un calor infernal con sudor de canalillo incluido y me compré un bikini y en otro pasé frío a pesar de llevar  mi jersey favorito de verano que tiene ya 28 años.  Me enamoré de unos  sillones de jardín de los años 50 y se los regalé a Molimadre. Ya los he pedido para la herencia y Molimadre me ha dicho que les ponga una etiqueta. Por supuesto lo haré.  He leído poco en el jardín y mucho en la cama. He visto tres temporadas completas de Breaking Bad y me he hecho fotos acuáticas haciendo el idiota  y una foto genial con mi perro en la que él parece Fujur y yo una modelo de piernas largas.  He perdido dos partidas de parchís y cuatro de Rumi Kub. 

Me he apuntado a un curso que me apetece mucho y que empezará el 1 de octubre. He escrito poco, lo confieso, pero es que ando un poco dispersa. He escrito un post sobre mujeres y ciencia y otro sobre los amigos en los libros que seguro que los que pasáis por aquí no habéis leído. 

He salido un par de noches a tomar copas. En una de ellas el tema de conversación fue mi pelo y como debería llevarlo ahora que "estoy en el mercado". Un hombre me ha aconsejado dejarme el pelo largo, otro me ha dicho que me lo deje "largo y con capas que es lo que se lleva", otro tiene mucho curiosidad por cómo me quedará y cómo me peinaré y Molihermana se ha descojonado y ha dicho "ni de coña aguantas a dejártelo largo". Veremos. 

He esperado. He hecho cookies de chocolate blanco y avena y he llevado mis sandalias favoritas al zapatero. 

Duermo mal. O no duermo o tengo unas pesadillas que son como arenas movedizas en las que caigo y de las que no puede escapar hasta que me despierto. Vuelvo a la consciencia arrastrando hilos de fango y lodo que se me quedan pegados al cuerpo muchos horas después de haberme despertado. Si la pesadilla ha sido especialmente horrible al despertar noto que me ahogo como si tuviera arena en la boca. 

He visto ratones, erizos y una serpiente. 

Visto así, me ha cundido bastante. 


viernes, 18 de julio de 2014

El cuestionario de Proust.


¿Sabéis quién es Marcel Proust? Bien. Doy pistas:  escritor francés, bigotito, una madalena, un libro muy largo que no he leído. 

Marcel en su tierna adolescencia tenía una amiga, Antoinette,  que era hija del por entonces presidente francés. Ella le pasó un cuestionario, en inglés, con preguntas que se parecen algo a lo que conocemos como test de personalidad, memes absurdos y esas cosas. El cuestionario no se descubrió hasta 1924, dos años después de la muerte del escritor. Muchos años después, un periodista francés recuperó ese cuestionario para pasárselo a varios de sus entrevistados y algunos años después fueron recogidos en un libro. 

¿Sabéis quien es David Bowie? Doy pistas: alto, inglés, frío, muy blanco, con mucha clase y una música que crees que no te gusta pero que sí te gusta. Exacto. Ya lo tenéis en la cabeza. 

Voy a hacer mi versión  del cuestionario de Proust comparado con el de Bowie. Hay que tener en cuenta que ni soy francesa, ni inglesa, ni tengo bigotito, ni me gustan las madalenas, ni hago música y tampoco tengo la seguridad de saber envejecer con la clase de Bowie. 

Veremos que sale. 

¿Cuál es tu idea de la felicidad perfecta?
Leer dice Bowie. Comparto respuesta pero un poco más elaborado. Mi idea de felicidad perfecta no es leer en la sala de espera de un hospital, ni en un autobús atestado de gente, ni en un parque petado de padres y niños... aunque todos esos malos momentos serán mejores leyendo. 

Molirespuesta: leer, descalza, tumbada en buena compañía en un sofá cerca de una gran ventana por la que entra luz. Fuera veo el mar o un paisaje verde. Puede llover a ratos y se ven nubes.  Si además me dan un masaje en los pies...

¿Cuál es su característica más relevante, más importante?
Encontrar la palabra justa, tener una respuesta para todo dice Bowie. (La traducción de esto ha sido chunga)  Obviamente esa no es la mía, es espectacular la cantidad de palabrería que gasto. Mi característica más relevante....mmmmm...esta es difícil. No tiene porqué ser algo bueno, puede ser algo malo. 

Molirespuesta: No tengo ni idea. No sé qué es lo más relevante de mi, lo primero que se le viene a la cabeza a alguien que me conoce.  

¿Cuál consideras que es tu mayor logro? 
Descubrir las mañanas dice Bowie. Cómo es el malditismo, toda una vida de drogas y juergas para acabar en el lado oscuro considerando madrugar un logro. 

Molirespuesta: mi mayor logro lo tengo cristalino. Escribir, haber empezado a hacerlo casi por casualidad para descubrir luego que es lo que más me gusta hacer y que no se me da mal. Seguir escribiendo. Y mis pies que son perfectos. 

¿Cuál es tu mayor temor?
Convertir kilómetros en millas dice Bowie. Confieso que éste no es el mayor de mis temores pero está bastante alto en el ranking. Cualquiera que me conozca sabe que cualquier cosa que tenga que ver con cálculos me hace sudar y casi marearme. Soy un desastre para las matemáticas y los cálculos, un auténtico desastre. 

Molirespuesta: mi mayor temor es, por supuesto, el de cualquiera que tenga hijos. Que les pase algo a las princesas, algo grave. Sólo pensarlo me paraliza. 

¿Con qué figura histórica te identificas más? 
El cachondo de Bowie dice que con Santa Claus. Podría ser malvadísima y pensar que lo dice porque ambos vivían entre polvos blancos, pero pensaré que es o bien porque se está haciendo el gracioso, cosa que dudo porque si hay algo que Bowie no es, es gracioso. O bien lo dice porque considera que su música es un regalo. 

Molirespuesta: otra que no tengo ni idea. ¿Una mujer? ¿Un hombre? ¿Un artista? ¿Un descubridor? ¿una gran figura de la política? No me identifico con nadie pero me hubiera molado ser Leonardo da Vinci, por ejemplo. 

¿A qué persona viva admiras más?
Bowie definitivamente está harto del cuestionario y dice que Elvis. Eso o ha encontrado los polvos blancos de Santa Claus. 

Molirespuesta: ¿famosa? Es que admirar suena a total rendición a sus encantos, a ser ciego ante sus defectos...y la verdad es que no creo admirar a nadie así. Pasopalabra. 

¿Quiénes son tus héroes en la vida real?
El consumidor dice Bowie...ya me está cayendo mal. 

Molirespuesta: los profesores. Los profesores de infantil que batallan con niños canijos y con sus padres enloquecidos.  Los profesores de adolescentes que batallan con esos sacos de hormonas maleados en muchos casos por sus padres, convencidos de que lo saben todo y comportándose como auténticos zopencos. Los profesores de universidad desesperados.  Ya lo dije hace mucho, para mí es el trabajo más sacrificado del mundo. 

¿Cuál es el rasgo qué más deploras de ti mismo?
El bueno de David dice que la tolerancia en Nueva York y la intolerancia fuera de Nueva York. 

Molirespuesta: la crueldad. Puede ser increíblemente cruel y además lo soy perfectamente consciente de ello. 

¿Cuál es el rasgo que más deploras en los demás?
Bowie dice que el talento, así que supongo que va bien servido de envidia. 

Molirespuesta: no soporto que la gente sea miserable en el sentido de ruin. Me saca de quicio, me hostiliza y hace que saque a pasear mi lado más cruel... pero en estos casos no me arrepiento de serlo. Y no lo olvido jamás, soy muy rencorosa. 

¿Cuál es tu viaje favorito?
"El camino hacia el exceso artístico" dice Bowie. Pírate, le digo yo a él. 

Molirespuesta: voy a decir dos. Uno, en coche por Europa recorriendo Normandía hasta llegar a Berlín primero y luego hasta Varsovia, parando dónde sea a dormir, comer, hacer visitas, sin prisas. El otro, a Nueva York, a pasear y ver lo típico pero también a pasear sin rumbo. Los dos en buena compañía. 

¿Cuál es para ti la virtud más sobrevalorada? 
Bowie dice que la compasión y la originalidad. La verdad es que no parece el campeón de la empatía, aunque de original va sobradito. En cualquier caso, estoy de acuerdo en que hay que manejar con cuidado la originalidad... ya lo he dicho más veces, la originalidad mal entendida lleva a auténticos descalabros estéticos y es peligrosísima en cualquier campo. 

Molirespuesta: la fuerza de voluntad es la virtud más sobrevalorada. La fuerza de voluntad es una mierda, es lo que sirve para hacer algo que no quieres hacer, la fuerza de voluntad te hace sufrir y penar como un perro con la vaga recompensa de "la satisfacción del deber cumplido". La fuerza de voluntad es el mal y convierte a la gente en zombies tristes y con la mirada perdida.  Yo, por supuesto, carezco de fuerza de voluntad. 

¿Qué frases o palabras usas más? 
Chetonic y miasma dice Bowie. 

Molirespuesta: descerebrados, hostilización, fenomenal, molar, absurdo, ni de coña... pufff...un montón. 

¿De qué te arrepientes más?
De no haber llevado nunca pantalones de campana dice Bowie. Eso no es un arrepentimiento, David. Todavía estás a tiempo. 

Molirespuesta. Cuando tenía 20 años, Molimadre quiso enviarme a Bruselas un verano a estudiar francés y yo me negué rotundamente y no fui. Me recuerdo a mí misma, muy digna, a la salida de un concierto de Johnny Winter en el antiguo pabellón del Real Madrid de baloncesto, hablando con unos amigos del por entonces mi novio y diciendo muy digna que no pensaba ir. Era completamente gilipollas y no fui. Siempre me he arrepentido de eso y creo que jamás lo había contado a nadie. Es un arrepentimiento casi tan tonto como el de Bowie pero creo que dice mucho en mi favor...o así lo veo yo. 

¿Cuál es tu estado actual de ánimo?
Embarazado dice Bowie. El mío no, gracias a Dios. 

Molirespuesta: en calma, sin nudos. 

Si pudieras cambiar algo de tu familia, ¿qué cambiarías?
El miedo que les tengo, dice Bowie. Me cuesta creerlo, en una casa en la que vive Bowie, es muy probable que el que más miedo de sea él... 

Molirespuesta: lo tengo clarísimo. No sería la primogénita, cambiaría el orden de nacimiento y sería la segunda hija o mejor aún, la pequeña. 

¿Cuál es tu posesión más valiosa? 
Económicamente no tengo ni idea, no tengo nada de mucho valor. Se que lo que más me entristecería perder es la medalla de la Virgen del Pilar que llevo colgada del cuello desde que tenía 2 años. No porque sea una medalla ni de la Virgen... sino porque ha estado conmigo siempre. 

¿Cuál consideras que es el estado vital más miserable?
 Vivir con miedo dice Bowie y es una gran respuesta. Vivir acojonado es de las cosas más horribles que te pueden pasar porque vives paralizado. No vives, sobrevives en un estado de ameba aterrorizada muy desagradable. 

Molirespuesta: vivir mintiéndote a ti mismo. 

¿Dónde te gustaría vivir?
Nordeste de Bali o Sur de Java. Obviamente Bowie y yo jamás seremos vecinos. 

Molirespuesta: en el Norte, en un sitio verde, dónde haya nubes y cielos grises. Lluvia. Niebla y días de verano con sol. En un sitio sin monotonía climática. En algún lugar que huela a verde. 

¿Cuál es tu ocupación favorita? 
Despachurrar pintura en un lienzo. Así pasa sus ratos Bowie. 

Molirespuesta: leer, escribir, hacer el vago, dormir, brujulear por la red, nadar (a ratos), ver películas con las princezaz, las charlas con mis amigos...Me temo que no tengo ninguna ocupación exótica...

¿Qué cualidad te gusta más en un hombre?
Bowie dice que le gusta que sus amigos le devuelvan los libros. No es una mala respuesta pero si a mi me dejara un libro Bowie dudo mucho que se lo devolviera pero, claro, yo no soy un hombre. 

Molirespuesta: que me conmueva. Si un hombre me conmueve es porque me conoce bien, muy bien... y eso me gusta. 

¿Qué cualidad te gusta más en una mujer?
Como mujer tampoco tengo nada que hacer para que Bowie me admire, no sé eructar a voluntad y sinceramente Bowie no me cae tan bien como para aprender a hacerlo. Si fuera Bruce aprendería a hacerlo hasta durmiendo. 

Molirespuesta: que sea ella misma, tal cual. Que no se defina como pareja de nadie, ni como madre de nadie, ni como trabajadora de lo que sea. Que sea todo eso a la vez sumado a lo que ya era antes. 

¿Cuáles son tus nombre favoritos?
Esta pregunta es confusa, mejor dicho, poco concreta. ¿Nombres de qué? 

Molirespuesta: si alguna vez tengo una casa a la que haya que poner nombre, se llamará Orbela, hojarasca en vasco. Me alucina esa palabra desde que me la encontré en un libro. Orbela, orbela, orbela. Me encanta. 

¿Cuál es tu lema? 
Pues depende del día y de las cosas que (me) pasen. Puede ser "a la mierda con todo"o "Paso" o "Siéntate y ponte a escribir porque a lo mejor mañana ya no estás aquí" o "ni siento ni padezco" o "espabila y haz algo" o "aprieta los dientes y aguanta el tirón hasta que pase" o "soy una chica con suerte" o "como desees". 

El de hoy es "Aquí y ahora". 


lunes, 14 de julio de 2014

Fragilidad.

La red está llena de páginas de fotografías con grandilocuentes títulos “Las 20 fotografías más espectaculares”, “Las fotos nunca vistas de...”, “El momento previo a 20 fotos históricas...”.

Llego a una de esas páginas. Miro las fotografías: la II Guerra Mundial, Marilyn, El Che, Tiananmen, el hombre en la Luna...y de repente llego a una que me impacta. 

En blanco y negro. ¿Una biblioteca? ¿Una librería? ¿Una sección de libros y discos de un gran almacén? Un dependiente vestido como podría haberlo estado mi abuelo o el abuelo de cualquier persona de las que conozco atiende a dos mujeres jóvenes que sostienen en sus manos dos discos, dos LP, dos vinilos. Ellas visten como podría haber vestido mi madre o la madre de cualquiera. Faldas justo por la rodilla, medias “crystal”, zapatos de medio tacón, peinadas y no se aprecia en la fotografía pero es probable que lleven algo de maquillaje. 

¿Qué tiene esta fotografía para estar incluída en un listado que se titula “20 fotos para los amantes de la historia”? 

Leo y resulta que esas tres personas son afganas. Esa fotografía está tomada en Afganistán. 

Me quedo en shock. 

Eso era Afganistán. Personas como nuestros padres antes de nacer nosotros, mujeres que iban a comprar discos, hombres que trataban con mujeres que no eran de su familia, mujeres que podían vestir como quisieran, enseñar las piernas, disfrutar de la música, estudiar, pasear por la calle. Personas que podían divertirse. 

Personas que tenían derechos. Derechos como los que tenemos nosotros ahora. 

Y entonces pienso en lo frágiles que somos. En la inconsciencia en la que vivimos. 

Abrimos los periódicos, brujuleamos por la red, vemos las noticias y al ver a esas mujeres enclaustradas en un burka sin un solo derecho, a los hombres convertidos en fanáticos religiosos, tendemos a creer que lo que les ocurre es que van “por detrás” de nosotros en el desarrollo histórico. Creemos que están atrasados, y que de alguna manera lenta pero inevitable “avanzarán” hacia el punto en el que estamos nosotros, llegarán a nuestra situación, disfrutarán de todos los derechos que nosotros tenemos. Están en el camino hacia algo para van detrás de nosotros. 

Y no es así para nada. 

Ese hombre, esas mujeres. Los afganos eran como nosotros, tenían libros, trabajos, derechos, oportunidades y posibilidades y por una combinación diabólica de política, extremismos religiosos, intereses internacionales y dejadez...vieron desaparecer todos esos derechos que fueron barridos de sus vidas y ellos se encuentran sumidos ahora mismo en la más absoluta de las barbaries. 

Vivimos en una burbuja de falsa seguridad. Pensamos y vivimos creyendo que lo que somos y tenemos está por descontado y va a ser siempre así, pero no, todo puede cambiar: Afganistán, Líbano, Siria, Egipto, Irán...Y también Yugoslavia. Es todo tan frágil y vulnerable, y sin embargo vivimos como si todo fuera así para siempre. Y no es verdad. 

Vivimos como zombies  en una sociedad que ha perdido, entre otras muchas cosas, la perspectiva histórica.

Y por supuesto creemos que nosotros somos mejores y que lucharíamos por nuestros derechos, pero como le dijo Ricardo Ortega a Enric González:

“Me hizo un discurso sobre la fragilidad moral de las personas: bastaba un ligero cambio en las circunstancias, un peligro, una presión para que mandaran a paseo todos sus principios. Me sorprendió descubrir que era más pesimista que yo.

Me pregunto si los protagonistas de la fotografía pensaron que a ellos no les pasaría.


miércoles, 9 de julio de 2014

No pensar en nada.


¿Cómo es posible que esté otra vez cuajado de grosellas? Recogí muchísimas hace un par de semanas. ¿Cosechamos  tantas el año pasado? No lo recuerdo, creo que no. Recuerdo que fueron más tardías porque pasé la convalecencia de la apendicitis limpiando grosellas en el porche y este año ya hemos hecho una tanda de mermelada

Vaya, una rama cuajada de grosellas bien gordas, casi se me pasa. En uno de los libros que terminé la semana pasada salían unos groselleros que tenían bastante importancia en la trama pero mira, en Islandia resulta que las grosellas salen a finales de verano y aquí a principios. ¿Será que el verano va más tarde en Islandia? No, eso no tiene sentido, en todo caso sería al revés. A lo mejor no estaba bien traducido y en vez de grosellas eran arándanos. ¿Cuantos traductores de islandés habrá en España? y ¿Cuando maduran los arándanos? O a lo mejor son una variedad de grosellas islandesas. Bueno, da igual. 

Me gusta recoger grosellas. Me siento absurdamente útil, me gusta la mermelada y además como recoger grosellas es una actividad completamente mecánica puedo pensar en otras cosas mientras tanto. Consigo abstraerme más que conduciendo, casi mejor claro. Si me abstraigo muchísimo mientras ando aquí recogiendo bolitas rojas el máximo peligro que corro es ¿cual? Ninguno. No se me ocurre nada peligroso en recoger grosellas...si por lo menos fueran moras que tienes que andar vigilando para no pincharte. 

¡Media hora! Llevo media hora recogiendo grosellas y pensando. 

¿Dónde leí el otro día que la gente prefería una descarga eléctrica a quedarse pensando 10 minutos? Me resultó acojonante el estudio. ¿De qué tiene la gente miedo? Y ¿sobre todo? ¿Cómo consigue no pensar en todo el día? Eso, sin duda, es un superpoder. 

En el artículo decían que habían hecho varios experimentos a personas entre 18 y 77 años, con espacios de tiempo entre 6 y 15 minutos en los que se les decía que no pensaran en nada, que dejaran la mente en blanco y que un 67% de los hombres y un 25% de las mujeres preferían ¡una descarga eléctrica! antes que aguantar 10 minutos sin hacer nada, solo pensando. 

Vamos a ver el artículo era confuso porque ¿qué es dejar la mente en blanco? Para mi eso es completamente imposible. Yo tengo pensamientos muy muy raros, mi cabeza funciona de una manera muy rara.  Aquí estoy, recogiendo grosellas y pensando en cómo sería no pensar en nada pero creo que soportaría perfectamente 10 minutos en una habitación, sentada pensando. De hecho es lo que hago cuando conduzco o cuando plancho o cuando limpio guisantes o recojo grosellas. 

Supongo que en esos experimentos habría alguno que no sería exactamente no hacer nada, a lo mejor alguno era hacer algo completamente mecánico que te permita estar pensando en otra cosa mientras lo haces. ¿Acaso toda esa gente que reclutaron tienen su vida tan llena de actividades absorbentes que no piensan jamás y por eso les asusta tanto? O aún peor, ¿hay gente que plancha o conduce o recoge grosellas y mientras lo hace consigue no pensar en nada? ¿En nada de nada? 

"¿Has visto esto? Nos daría para una buena charla. Te hablaría del zen y me dirías que soy un intenso". Ja. Exacto. ¿Zen? Hay tres millones de cosas que no soy y que a lo mejor puedo llegar a ser, pero zen ni de coña. Soy un puto tobogán emocional. Como dice Juan tengo "una amplitud emocional demasiado grande" y eso hace que siempre esté en un extremo o en otro o viajando a toda velocidad de un lado a otro con la cabeza funcionándome a mil por hora y pensando en mil cosas. 

Pero ¿cuántas grosellas tiene esto? 

Me pregunto si realmente existe gente que recoge grosellas y no piensa más que en recoger grosellas. ¿Cómo será eso? Supongo que la secuencia será algo como "uy me ha parecido ver una grosella muy roja escondida detrás de esa hoja, voy a apartar la rama con cuidado de no tirar el recipiente que sostengo con la otra mano y ver si alcanzo a cogerla. Estupendo, ya la tengo, al cubo con las demás. Uy, otra grosella roja un poco más arriba..."

Vale, si yo tuviera ese funcionamiento neuronal es posible que si me dejaran en una habitación vacía sin nada que hacer optara por la descarga eléctrica, la guillotina o arrancarme la cabeza. El eco craneal debe ser una sensación poco placentera, algo así como cuando llegas a una casa nueva y todo está vacío y desangelado y da como pena y lo que quieres es marcharte y salir corriendo. Supongo que hay muchas cabezas así.  

Mi cabeza es más como un cuarto atestado de cosas, de libros, estanterías y con una gran mesa de madera con una lámpara encima. Una mesa enorme. Hay una ventana, por la que ahora mismo veo grosellas, y un sofá. Si me dejan a solas en mi cabeza lo que hago es dedicarme a ordenar y cotillear. Me mola mi cabeza.

¡Mierda! pero ¿qué hora es? Joder, llevo una hora con las grosellas y mis pensamientos. 


*La foto es de mis grosellas. 

lunes, 7 de julio de 2014

Las revistas para hombres...¡huid insensatos!

ICON Hombres&Estilos. Voy a echarle un vistazo mientras sesteo, voy a ver si las revistas de tíos son tan horribles como las de tías. 

Matt Dillon en blanco y negro en la portada, la típica foto que dice “Eh, qué somos una revista con clase y estilo y mucha enjundia. Ni tenemos calendario ni somos Jara y Sedal" 

La cartita del director se titula “Lo feo y lo nuevo”, primeras risas. 

Ahora que nos creemos que lo sabemos todo porque no sabemos mantener una discusión sin googlear nuestros argumentos, es loable que queden creadores que, al menos una vez cada seis meses nos hagan replantearnos lo que nos gusta. Y que incluso nos haga cambiar de opinión.” 

Me descojono. Aparte de que la frase no tiene sentido de ningún tipo, resulta que esa supuesta sesuda reflexión se le ha ocurrido al director al ver “en un desfile una ristra de zapas bakalas grandes y rudas (...) y unas sandalias con refuerzos de plástico en los laterales”. 

Zapas bakalas grandes y rudas es un precioso eufemismo para no decir las zapatillas más horripilantes que has visto en tu vida, pero es que el argumento del director no hay que olvidar que es lo maravilloso que es que a alguien se le haya ocurrido hacer unas sandalias con refuerzos de plástico (¿serán unas cangrejeras de toda la vida?) para así replantearnos nuestra vida. 

Sigo avanzando  y en lo que podríamos llamar “next coming”, en el avance de lo que vas a encontrarte en la revista veo una foto de una tía colgando de una escalerilla en un escorzo tan natural como comerte las uñas de los pies subida en la encimera de la cocina.  El pie de foto dice “María León se tira a la piscina y moja un bello bikini de La Perla”. 

Mi mente sucia y calenturienta asocia el concepto revista de tíos con el concepto mojar y piensa que esta foto es un reclamo del tipo “somos una revista para leer pero también tenemos fotos de tías sexys por si te apetece hacer algo más que leer”.  Definitivamente ese es el truco, esa es la razón de no haber puesto sencillamente “María León se tira a la piscina llevando un bikini”...en el “MOJA” está el quid. 

“Odio ir de compras” es el siguiente articulito que me encuentro. Que a los hombres no les gusta ir de compras, que a las mujeres sí pero claro a la que escribe el artículo no, que hay mujeres a las que no les gusta, que hay hombres a los que sí, que los hombres compran online, que compran mucho...ZZZZ...me he dormido. 

“Falta mucho”, otro articulito con el siguiente subtítulo “La respuesta del arte a los tiempos de crisis es siempre hacerse largo y pesado”. Me parece una mamarrachez de idea pero como estoy con el ánimo tolerante y conciliador me pongo a leer para ver si me convence. Al terminar de leer ya no tengo ánimo tolerante ni conciliador. El artículo es una completa sandez donde el autor se queja de que el “arte es muy largo” y mezcla en su supuesta argumentacion a Murakami con El curioso caso de Benjamin Button, con Jonathan Franzen, Marina Abramovich, Ikea y la crisis del cine. Una estupidez como la copa de un pino. 

Uy, unas zapatillas horribles y muy horteras. Uy, no...una sección entera dedicada a zapatillas bastante horteras. Miro los textos que acompañan la foto y descubro que estas son las rudas zapatillas que van a hacer que me replantee mi existencia según el director y por las que tengo que dar  las gracias a no se quién. 

Con frecuencia, las cosas destinadas a ponerse de moda al principio provocan rechazo. A la italiana Prada le gusta llevar esta idea al extremo, y esta temporada su golpe de gracia es un calzado voluminoso, como un juguete retrofuturista. ¿No sabe si le gusta o no? Mírelas. Deje pasar un rato. Mírelas otra vez. Ya está”

Carcajadas. “Las cosas” ¿Quién ha redactado esto? “¿No sabe si le gusta o no?” Claro que lo sé, no me gustan nada. Y para terminar de decidirme busco el precio en el texto. ¡Oh sorpresa! Al contrario que en las revistas de tías, aquí no vienen los precios de “las cosas”. ¿Por qué? Se le pone el precio a las cosas de tías para que vean lo que cuestan sus caprichos y como conseguir el dinero pero en las de tíos no se pone porque se supone que ellos están por encima de esas fruslerías. Me indigno. 

Hago investigación y descubro que las zapatillas que cambiaran mi vida cuestan 420 euros, si necesitaba algún argumento más para que no me gustaran, ya lo tengo. 

Paso las páginas revisando los artículos con “cosas” de moda, ni un sólo precio. Ni el de jóvenes prepúberes vestidos de verde militar y poniendo caras de malotes en Londres pero a los que dan ganas de preguntarles "¿te has perdido bonito?" ni mi más favorito de toda la revista. Un reportaje con un modelo jovenzuelo que mi mente calenturienta interpreta como  “Tengo 18 años y me ha desvirgado una tía de 35 en la caseta de la playa de su residencia de los Hamptons y cuando me he despertado feliz como una perdiz y con ganas de repetir, me encuentro con que la tía se ha pirado con mis vaqueros y mi camiseta y sólo me puedo poner lo que encuentro en estas cajas que iban para el ropero de la Iglesia evangelista y por eso llevo un abrigo de seda y un traje de neopreno”.  

¿Consiguen estos reportajes que algún tío diga "Uy, me encanta este polito apretao que lleva el querubín del reportaje, voy a salir ahora mismo a comprármelo". Lo dudo mucho. Al menos los hombres que yo conozco. 

Publicidad, publicidad, publicidad, publicidad. 

Un reportaje sobre Noruega, esto me interesa. El titular me deja ojiplática “Donde reina la naturaleza, medra el hombre. Donde reina el hombre, lo natural es súbdito”. Entiendo que no lo titulen “Noruega ¡qué hermosa eres!” pero ¿Qué tal mencionar el país del que vas a hablar? Será que no tengo mente de tío y cualquier XY del planeta comprende que tras esas palabras va a leer un artículo sobre Noruega. Será eso. 

Leo con mucho interés, con muchísimo, y al acabar decido que me he hecho fan del autor del artículo. ¡Qué capacidad para no decir nada! ¡Que uso más estrafalario de los adjetivos! y sobre todo ¡Cuánto bien ha hecho por mi norueguismo! Con su texto es imposible que a nadie la apetezca poner un pie en Noruega... van a ser todos míos. 

No puedo dejar de compartir estos bellos retazos de lírica periodística al servicio del norueguismo. 

Se alzan frente a nosotros las babilónicas montañas de Esfjellet. Las niñas bonitas de Sognefjord, el fiordo más grande y hermoso de Noruega”

Dejando de lado que el adjetivo babilónico a Noruega le viene un pelín inadecuado, idolatremos a alguien que no tiene reparo en poner en la misma frase niñas bonitas y grande y hermoso. Hay que tener mucho valor. 

Una “sexagenaria y mística” le habla “seria como un infarto”. ¿Seria como un infarto? Empiezo a sospechar que el periodista no es español, ¿seria como un infarto? Un infarto es una cosa muy seria y una putada pero aplicarlo como metáfora de seriedad me parece cuando menos ¿Qué cojones quieres decir? 

Y luego está mi parte favorita, su fabulosa descripción del proceso de elaboración del salmón ahumado en una factoría. 

El proceso resulta hipnótico: cada pescado pasa por las manos de docenas de trabajadores que lo reciben en diferentes fases de una cadena de producción ya fallecido, lo descuartizan, lo cortan y lo guardan en frío”. 

“Ya fallecido”. Lloro de risa tan fuerte que las princesas vienen a ver que me pasa.  ¿No es enternecedor que el periodista nos explique que los salmones ya están muertos? Que aclaración tan oportuna, gracias a ella podemos dejar de imaginar  a "docenas de trabajadores" pasándose de mano en mano salmones vivos y coleando. 

Por fin llegamos a la entrevista de María León, en el titular se recalca que es “dueña de un trasero casi hipnótico”. La entrevista está bien si te interesa ella, claro. Lo que no entiendo es porqué para hablar de su carrera en el cine tiene que salir posando en ropa interior en poses supuestamente provocativas, (María cariño, te ha tenido que doler tumbarte con los escalones de metal clavándose en la espalda).  ¿Por qué? Se supone que lo que importa es lo que cuenta, ¿no? o ¿estoy suponiendo demasiado y resulta que lo que importa no es el texto sino las fotos? A ver si va a ser que el texto acompaña las fotos y no al revés como yo ilusamente había supuesto.  

¡Quim Gutierrez! Me gusta muchísimo este tío. ¿Por qué no me lo han anunciado en el “next coming”?  ¿Por qué en el titular no dice algo como "es dueño de un culo que apetece apretar" ? Y sobre todo ¿Por qué no sale “mojando” un precioso bañador? A mi me gusta Quim por lo que cuenta, que conste, por lo que no cuenta, por lo que dice y no dice, pero vamos...que estoy muy a favor de que reciba el mismo trato que María León. 

Llego al final cabreada por el maltrato a Quim y para rematar me encuentro con otro articulito absurdo sobre Felipe y una nueva cumbre de cursilismo periodístico. 

Felipe VI dejó bien claro en su proclamación que es un rey con familia. Un padre que acostará a sus hijas. Un hijo capaz de emocionar a su madre. Un marido que se deja acariciar por su mujer, “esa reina de clase media” que ha vivido más que él, tan acolchado entre algodones y pistas de esquí.”

Me quedo patidifusa pensando que esta prosa almibarada se considere adecuada para una revista para tíos, de hecho me fascina que se considere adecuada para cualquier cosa más allá de una redacción de 3º de primaria con el título "El príncipe y su princesa en un castillo rosa de cuento". 

Llego al final exhausta pero con la sabiduría que me da el haberme empollado la revista entera, me pongo en pie encima de la silla y grito a los cuatro vientos:  

¡Hombres del mundo, corred, huid antes de acabar embutidos en un neopreno y calzando unas zapas bakala mientras idolatráis a los diseñadores de moda que os hacen replantearos vuestra existencia! 

¡Seguid la luz!

PS: en la última página había un artículo de Eduardo Mendoza que molaba y que hacía reflexionar sobre el mundo bastante más que las zapatillas horrorosas que según el director de ICON cambiarán mi visión del mundo. 

viernes, 4 de julio de 2014

En un día muy largo.

Alto. Canoso con el pelo muy corto. Bronceado. Es dos veces más grande que yo. Bueno, vale, no es dos veces más grande pero casi. Me mira y veo el alivio en su cara al comprobar que soy la mitad de grande que él (bueno, casi, de peso un tercio) y que no tendrá que luchar por el espacio vital,  no vamos a molestarnos nada, cabemos perfectamente en los asientos que nos han tocado contiguos en el tren. 

¿Cuántos años tendrá? ¿Va o vuelve? Le he pillado ya sentado así que no sé si lleva maleta o sólo esa absurda riñonera. ¿Por qué un hombre lleva riñonera? ¿En qué está pensando? ¿Qué lleva guardado ahí que no quepa en los bolsillos de la chaqueta del traje amarillo mostaza? Un momento, no es un traje. La chaqueta es amarillo mostaza pero el pantalón es de un color marrón difícil de describir. Marrón empleado de banca de los años 70. En Portugal hay muchos coches de ese color, cuando fuimos de viaje de fin de novios, El Ingeniero y yo, nos asombramos de la cantidad de coches color marrón indefinido que circulaban por allí. ¿Conozco a alguien con un coche marrón? Un momento, mi padre tuvo un coche así, un Talbot Tagora, un coche gigantesco que molaba muchísimo. Lo cambió por un Peugeot 106 en el que casi no cabía cuando cumplió 45, “ahora que sois mayores tengo que comprarme coches juveniles” nos dijo. Recuerdo que nos entró la risa ¿juvenil con 45? Ja. Ya no me entra la risa con mi camiseta con una estrella de lentejuelas. 

Me disperso. Una camiseta debajo de la chaqueta, de ese color a medio camino entre el marrón y el verde oscuro. Camiseta y chaqueta, me recuerda a Don Johnson. Vaya referencias viejunas y horteras que tengo. 

Se ríe. Lee en un móvil “Las provincias” y se ríe. Protesta. Refunfuña. Hay un tipo en el asiento de atrás que está haciendo un repaso a todos los empleados de su empresa hablando con alguien por teléfono. Levanto la vista y veo el cártel gigante “Vagón silencioso”. Es fascinante la capacidad que tiene la gente para no leer, quedar como un patán y que ser inmune al odio por parte del resto del vagón. Fantaseo con la peregrina idea de ponerme de pié en medio del pasillo y decir “Por si alguien no lo ha visto, esto es un vagón SILENCIOSO y no tengo ningún interés en escuchar sus conversaciones.” Me encantaría hacer algo así, tener los huevos de levantarme y hacerlo. Lo pienso tan fuerte que incluso soy capaz de sentir los nervios y el temblor de piernas que me entraría al sentarme después de tal heroicidad. 

Me saca de mi ensimismamiento de heroína el hombre de amarillo que me mira con complicidad. Sonrío con mi mejor cara de no haber roto un plato mezclada con el sutil parpadeo que dice “no vamos a entablar conversación”. Le he convencido, me sonríe y saca otro móvil del bolsillo. Los pone al lado y los compara. No me lo creo, lleva un cronómetro activado en cada uno de ellos. ¿Qué está cronometrando? Debe ser algo muy importante si lleva dos cronómetros. Le miro de reojo. La cara alargada, bien afeitado, una gran nariz, bonita pero grande y orejotas. A los hombres se les hacen grandes las orejas con la edad...sé de uno que se acomplejará próximamente y al que tendré que decirle que está estupendo. 

Me enfrasco en mi libro. Oigo un ruidito. Tamborilea con los dedos en la mesita. Unas manos grandes, enormes, con las uñas perfectamente cortadas. Manos de malo que se hace la manicura. Mete una de ellas en uno de los bolsillos de su americana y saca otro aparato. ¿Otro móvil? No. Es redondo, negro, con botones como de consola de los 90 y en una pantalla en blanco y negro aparecen X y espacios en blanco. ¿Qué es eso? Estoy pasando las páginas sin leer, disimulando mientras intento saber qué maneja con esa maquinita y los dos móviles.

Definitivamente tiene cara de malvado. De malo de peli de James Bond, eso es. Está contando el tiempo que le queda al tren para explotar, o a una bomba para envenenar el agua de todo Madrid...Seguro que tiene gato. O no. Gato no, un esbirro, seguro que tiene un esbirro que le hace el trabajo sucio.

 - Vamos a llegar con retraso y mi abogado acaba de decirme que debemos reclamar. 

Lo sabía. Sonrió con mi mejor cara de “soy encantadora e inofensiva, no me destruyas con el resto del planeta”.

*************

No se levanta cuando entro, apenas levanta la vista del ordenador. Es nuevo. 

Siniestro. Esa es la palabra que me viene a la cabeza según me siento. Pelo negro, negrísimo, grasiento y peinado con raya a un lado con el flequillo atravesándole la frente intentando tapar varios granos. ¿Por qué tiene granos? ¿Cuántos años tiene? ¿35? ¿40? ¿28? No lo se. No puedo saberlo. Da igual, tiene pinta de haber sufrido por esos granos. 

Las manos finas y pequeñas, muy pequeñas. Teclea mi nombre y por fin me dirige la mirada a través de las gafitas de pasta negra.  Me sonríe con una sonrisa que dice “no sé me da bien esto de sonreír, creo que se hace así, levantando las comisuras de los labios”. Es una sonrisa poco practicada. Ni siquiera es falsa. Falsa es cuando la finges, su sonrisa dice “nunca he tenido motivos para practicarla”. 

Le veo el cuello, le sale de un absurdo jersey de lana gorda de un bonito color azul indefinido. Yo tuve un jersey de lana de color azul indefinido que me encantaba, lo heredé de mi abuelo y no me lo quitaba en todo el invierno. Era grande y deforme. Con él puesto decía “soy feliz aquí dentro, se está cómodo y calentito. Estoy a salvo”. El jersey del desconocido de manos pequeñas no dice eso, dice “no tengo a nadie que me diga que es absurdo llevar este jersey en el mes de julio en Madrid”. Lo lleva sin nada debajo, su piel blanca y como de protagonista de una novela romántica en contacto con la lana que pica. Imagino unas costillas hundidas y tres pelos solitarios en el pecho. Tengo una cabeza absurda y que funciona demasiado deprisa. 

Me quiero ir de aquí. Todo él me provoca incomodidad y miedo. No me da miedo como el anciano de color mostaza con abogado, me da miedo porque creo que si me quedo mucho en esta habitación, toda la tristeza y la soledad del desconocido del jersey azul indefinido se me pegará a la ropa. 

Salgo corriendo. Hacía mucho tiempo que no corría tanto. 

*******************

Mi ex abuela se ponía esos vestidos. Vestidos camiseros, creo que se llaman, mis conocimientos sobre patrones, trapos y telas son sólo un ligero barniz que me sirve para asentir con cara de haber entendido algo cuando sin saber como me encuentro en una conversación sobre ropa entre Molimadre, Molihermana y Molicuñada. 

Vestido camisero de fondo negro con un estampado de flores de colores, abotonado delante y con escote redondo. “Algo fresquito” lo llamaría mi ex abuela. Las manos sobre el bolso firmemente sujeto sobre las piernas. El reloj en la izquierda y 3 finas pulseras de oro en la derecha, todo tan apretado que parece cortarle la circulación. El reloj y las pulseras le hacen lorzas a los dos lados, lorzas como las que les salen a los bebés a los 7 u 8 meses cuando empiezan a engordar y ponerse “hermosos”. Seguro que ella también dice de alguien gordo que está “hermoso”. Es un eufemismo que te cae en la cara como un bofetón. Si te llaman gordo puedes ofenderte pero ¿Cómo vas a ofenderte si te llaman hermoso? 

El bolso seguro que es un regalo de una hija o una nieta. De tela de pantalón hippylongo  de color malva con aplicaciones que brillan y asas de rafia. No es un bolso que ella se compraría. Lo abre, saca de él una bolsa de plástico de supermercado. Pienso, “ahí va el bocadillo”...me sorprende y saca unas zapatillas de lona azul como las que yo les he comprado a las princesas y se las pone guardando las sandalias que llevaba puestas en la bolso. Esto no me lo esperaba, a lo mejor el bolso hippylongo sí que se lo ha comprado ella. 

El pelo corto y blanco. Las orejas pequeñas y sin pendientes. Me mira y me sonríe. Le tiembla el labio de arriba al decirme:

- ¿Hemos llegado ya?
- Sí, ya estamos. No se preocupe que yo la ayudo.

Me pongo de puntillas y le bajo su maleta, la acompaño a la salida y le llevo su pequeña maleta azul hasta dónde la espera su familia. 

Me voy a casa con la estúpida sensación de haber hecho algo bueno hoy. Me siento una girl scout y en otro de mis arabescos mentales, me acuerdo de una faldita de color caqui abotonada delante que me encantaba. Parecía una girl scout con ella. En otra vida la llevé puesta en París en un viaje con un exnovio, en otra vida con el pelo largo y cara de pan...

...pero eso ya es otra historia.