lunes, 30 de diciembre de 2019

Podcasts encadenados (V)

Me ha pillado completamente por sorpresa el éxito de esta sección del blog, Podcasts encadenados, nacida de mi adicción a los mismos en los últimos cinco años. Lo que empezó como algo para entretenerme se ha convertido en algo casi tan necesario como la lectura y como soy una persona, según mi amiga Rosa, asquerosamente organizada, llevo un control sobre todo lo que escucho (un calendario anotado) y un excel dónde apunto todo lo que escucho y mis impresiones. Empecé a escribir esta sección porque me apetecía hablar de ello y he descubierto que interesa a mucha gente que ya los conoce y, además, interesa a gente que jamás había probado pero que ha decidido probar a ver qué es eso de los podcasts. 

Las recomendaciones de hoy, por eso de ser fin de año, las vacaciones y demás, son de cinco podcasts completos publicados en el 2019. Con podcasts completos quiero decir que empezaron y terminaron y que en principio no tendrán más temporadas, contaron una historia y la terminaron. Eso no quiere decir que sus creadores/presentadores no hagan más podcasts, pero aunque sean parecidos serán de otra historia. Espero haberme explicado. 

Vamos a ello: 

1.- The Missing Cryptoqueen es un podcast de la BBC presentado por Jamie Bartlett y producido por Georgia Catt. Catt, productora de radio, empezó a escuchar sobre crypto monedas a través de amigos suyos que habían invertido en algo nuevo llamado One Coin.  Se puso a investigar y descubrió a su creadora-gurú, la Doctora Ruja Ignatova, y la misteriosa desaparición de ésta en 2016.  Se dio cuenta, además, de que esta historia había sido poco investigada y contada en los medios y pensó que sería un buen tema para un podcast. Acertó. Junto con Jamie Bartlett, que es periodista de tecnología, han creado este podcast que a lo largo de diez episodios nos lleva a conocer los entresijos de una estafa a niveles nunca conocidos en el planeta. En esta historia hay malvados misteriosos como la Dr. Ruja, fuerzas aún más peligrosas detrás de toda la estafa, secretos sin descubrir y, sobre todo, lo más terrible: las esperanzas primero y desolación después de la gente estafada que ha perdido miles o cientos de euros. Hay un capítulo sobre la escala de la estafa en Uganda que es desolador. Además de todo esto, si no sabes nada de crytpomonedas o de las redes de marketing piramidal, Jamie y Georgina van explicándolo todo, descubriéndote un mundo nuevo de peligros, avaricia y engaños. 

«Maybe I'm living in the old world were the ideal of journalisms is that you present the facts and expose the wrong doing and Fred is living a new world where facts are irrelevant» 

Esto que comenta Jamie Bartlett en el último episodio resume muy bien la idea detrás de estas estafas. Da igual los hechos que tú le presentes a la gente, tanto el impostor como el comprador van a creer lo que les viene bien creer independientemente de lo que tú les muestres, en este caso que One Coin es una estafa y que han perdido su dinero. 

Un atractivo añadido de este podcast es el maravilloso acento inglés y la exquisita educación de los dos periodistas cuando entrevistan incluso a gente que les insulta o que les miente a la cara. Es un aspecto del periodismo que hemos perdido por completo en España. Son educados, permanecen calmados y nunca son agresivos aunque sean contundentes. 

Podcast: The Missing Cryptoqueen.
Episodios: 10
Duración:  40-45 cada episodio. 

2.- Uncover: The village. Uncover es un podcast canadiense de CBC Podcasts. Cada temporada (y llevan cinco) trata de un tema distinto. La que recomiendo hoy es la tercera, titulada The Village y que trata sobre una serie de asesinatos de hombres gays ocurridos en los años 70 en el barrio gay, The Village, de Toronto. En aquellos años hombres gays empezaron a desaparecer sin que nadie supiera de su paradero; de un día para otro sus amigos dejaban de verlos, no aparecían por los bares y nadie sabía nada de ellos. La policía, cuando por fin alguien denunciaba su desaparición, la achacaban a su modo de vida disoluto y archivaban el caso. En 2010 más hombres empezaron a desaparecer y en 2018 se arrestó a un sospechoso. El podcast presentado por Justin Ling reconstruye toda la historia, la de los hombres desaparecidos, la de la policia y sus errores, las familias y, sobre todo, traza un retrato muy muy crudo y muy vívido de cómo era la vida del colectivo gay en los 70 y cómo ha cambiado hasta nuestros días. Hay muchos testimonios de la época: representantes del colectivo que alzaron la voz para protestar por la inacción de la policia, amigos de los desaparecidos, familiares, policías, políticos. Es un podcast que podría considerarse de true crime pero que es más bien un retrato de una época que nos sirve para ver todo lo que hemos avanzado en derechos del colectivo LGTBI y todo lo que nos queda por avanzar. Los episodios en los que policías, ahora setentones, cuentan avergonzados cómo con 30 años al acudir a los bares no bebían nada "por si se les contagiaba algo" son muy reveladores. 

Episodios: 9
Duración: 40-50 cada episodio 


3.- La desaparición del Padre Gallego. Podcast colombiano de La no ficción presentado, creado, producido, investigado y mezclado por Juan Serrano. A Juan le falta cantar la sintonía para ser el hombre orquesta pero eso no quita para que este podcast sea maravilloso. El 9 de junio de 1971 el padre Héctor Gallego, un sacerdote colombiano destinado en una pequeña aldea de Panamá, fue secuestrado. Nunca más volvió a saberse nada de él. Los rumores sobre que los militares, la policía secreta o el gobierno lo habían secuestrado surgieron enseguida pero nadie pudo probar nada. Héctor Gallego se convirtió en un héroe para sus aldeanos, a los que había organizado en cooperativas que les permitían subsistir sin tener que depender de las tiendas de los caciques. Año tras año, y continúan haciéndolo, el 9 de junio realizan actos conmemorativos por su obra y por su desaparición. Juan Serrano conoció su historia y le sorprendió que alguien tan venerado en Panamá fuera un desconocido en su país. Se puso a investigar quién fue Héctor Gallego, cómo llegó a Panamá, qué hizo allí, por qué desapareció, lo que ocurrió después y lo que ha ocurrido ahora, el año pasado. 

Es un podcast maravilloso, con una historia que va mucho más allá de la desaparición de un cura progresista perseguido por un dictador.

¡Y es en español, claro! 

Episodios: 10
Duración:  23-40 

4.- Believed  Es un podcast de la radio pública de Michigan presentado por  Kate Wells and Lindsey Smith.  Éste se publicó a finales de 2018 pero lo he traído porque cuenta una historia que necesitamos conocer. El caso que explica es bastante conocido: el médico de la selección nacional de gimnasia artística de USA, Larry Nassar, fue acusado de haber abusado o agredido sexualmente a más de doscientas niñas y jóvenes durante varios años. Cuando la historia salió a luz, fue juzgado y condenado pero además la jueza permitió que durante una semana entera, niñas, jóvenes y mujeres subieran al estrado y hablaran con él, le contaran lo que su agresión, su abuso y el hecho de que nadie las creyera ha significado en sus vidas.  Es un podcast estremecedor y más si tienes hijos. Yo, como madre, lo escuchaba y se me ponía la carne de gallina sabiendo que posiblemente yo tampoco me hubiera dado cuenta si algo así le hubiera pasado a mis hijas porque los agresores sexuales no son ogros ni tíos del saco, son siempre gente en la que la sociedad confía. 

Podcast: Believed. 
Episodios: 8
Duración: 20-35 

5.- Scattered de la WNYC. Este podcast está presentado y dirigido por Chris García, un cómico de origen cubano que vive en California y que cuenta la historia de su padre.  García había hecho parte de su carrera con monólogos en los que su padre, Andrés, era muchas veces el protagonista, contando cómo había llegado a USA, imitando su acento, sus expresiones, su manera de ver la vida. Cuando su padre muere después de años de estar enfermo de Alzheimer, García se da cuenta de que no conoce prácticamente nada de la vida de su padre y se pone a investigar sobre la infancia en Cuba, cómo conoció a su madre, la vida bajo la dictadura castrista, la salida de Cuba primero hacia Madrid y luego finalmente a Estados Unidos. El podcast es muy emotivo porque es la búsqueda, la desesperada necesidad de atesorar todo lo que pueda sobre su padre muerto, intentar retenerlo de alguna manera para que siga vivo. Es un podcast curioso porque casi se puede escuchar sin saber inglés, Chris habla bastante en español y los diálogos con su madre son siempre en español. El podcast se llama Scattered  (dispersado) porque el punto final del podcast es el viaje a Cuba que realiza la familia para esparcir las cenizas del padre en el mar. 

Es un podcast muy tierno y que te hace replantearte cómo de desconocidos son nuestros padres. 

Podcast: Scattered
Episodios: 7
Duración: 30

Manejad estas recomendaciones con mesura porque ,ya os advierto, escuchar podcasts es adictivo. Pero si se os va de las manos, como a mí, y os encanta alguno venid a contármelo. 



viernes, 27 de diciembre de 2019

Insomnio de alerta

Sabes que son las 4:27 o cualquier otra hora innecesaria en cuanto abro los ojos. En medio de la noche estás completamente despierta en tres segundos. Estas dormida y estas despierta sin transición. Pasas de un estado a otro sin una razón, sin un sentido pero tampoco sobresaltada. Esto solo te pasa por la noche, durante la mañana hay un momento de aferrarte al sueño, de querer engancharte en el estar dormida pero por la noche eres expulsada del sueño de repente. Mientras compruebas que efectivamente son las 4:27 piensas que el insomnio de alerta comienza como cuando pierdes en una partida en un videojuego: estás jugando y al segundo estás muerto, fuera del juego. Game over del sueño y no te quedan vidas para volver a él. Como en el Candy Crush tienes que esperar. Nunca sabes cuanto tiempo. A veces media hora, a veces sesenta minutos, a veces un par de horas o a veces, como hoy,  hasta el día siguiente. 

Al insomnio de alerta se aprende a jugar. Al principio, cuando te encuentras en esa realidad alternativa que consiste en ser incapaz de dormir cuando todo a tu alrededor está dormido, te pones nervioso, te alteras. Quieres volver al juego en el que estabas, a la pantalla anterior, quieres volver a dormir y te afanas en conseguirlo. Cambias de postura, de almohada, de lugar en la cama. Vas al baño aunque no tienes ganas, bebes agua y te re acomodas queriendo creer que con eso se arreglará todo. Después, cuando ya has estado muchas noches en ese juego, sabes que nada de eso funcionará. Hay que tomar otras medidas. Como jugadora master pro del insomnio de alerta sabes por experiencia propia que pensar nunca funciona. Es increíble como tus pensamientos se vuelven algo aterrador y muy adictivo cuando estás en la hora que no existe, las 4:27. Además, como con la ayahuasca, quieres que tus pensamientos sean relajados y te transporten a algún lugar feliz pero eso no siempre funciona y la mayoría de las veces te llevan a un viaje aterrador. Tu cerebro, en vez de proyectarte sitios felices, montañas nevadas y chimeneas encendidas, te lleva al accidente de coche que has visto hoy en la carretera, al herido que el Samur estaba tratando de reanimar justo cuando tú pasabas y de ahí te lleva a pensar en las cigueñas que cada mañana ves posadas en  la autopista. «Eh, cerebro, ¿qué es esto?» quieres preguntar pero no te da tiempo porque de repente estás pensando que esas cigueñas solitarias,  una tras otra, encima de las farolas cada amanecer, son la escolta imperial de todos los que pasáis cada mañana. Quizás ellas saben quién volverá por la tarde y quién se quedará para siempre en la carretera, como el herido de esta mañana. «Ya está bien, por ahí no sigo», le dices a tu cabeza y te giras en la cama. Te das cuenta de que te duele un hombro, quizás te has despertado por eso, quizás te duele el hombro porque te pasa algo, quizás lo que te pasa no es una contractura, quizás es algo más grave, un cáncer de huesos que acabará con tu vida en un par de meses y, entonces, ¿qué pasará con tus hijas? Estarán bien pero tú te perderás su vidSTOP. Enciendes la luz, estiras el brazo y coges la novela sobre la que te quedaste dormida a las 11, cuando creías que esta noche no jugarías al insomnio de alerta.  

Leer alivia el insomnio de alerta pero no lo cura. Lo único que cura el insomnio de alerta es el paso de las horas. Según te vas a acercando al momento de levantarte, los párpados empiezan a pesarte, tu cerebro entra en calma y el cuerpo empieza a pesar sobre la cama, a relajarse. Y te duermes y vuelves al juego anterior y ahora, cuando toque dejar esa partida, el salto al mundo consciente no será limpio e indoloro como a las 4:27. Será agónico, lento y te dejará molido. Sentirás que tus brazos y tus piernas y tu cabeza se estiran intentando tirar de ti para que te quedes en el mundo de los sueños «una pantalla más, una pantalla más». 

Si juegas muchas noches al insomnio de alerta te conviertes en un zombie intratable, huraño e irascible. Todo el mundo te cae mal y tú le caes aún peor a ellos porque solo puedes pensar en dormir, en volver a tu cama, en enterrarte bajo el edredón y descansar. En las manos del insomnio de alerta eres un mequetrefe en medio de una tormenta de pensamientos espantosos que al levantarte, al contrario que los sueños, se te quedan pegados. 

Hoy has tenido escalofríos al ver las cigüeñas al amanecer. Te aterra el insomnio de alerta. 


viernes, 20 de diciembre de 2019

Podcasts encadenados (IV)

Voy a aprovechar este día de pre vacaciones, de cenas de trabajo, de compras y desconexión para escribir uno de esos posts que no lee nadie. Si escribiendo este blog buscara miles de visitas y polémicas, sé como hacerlo, es fácil y divertente pero como escribo lo que me da la gana y cuando me da la gana, hoy vengo a recomendar tres podcasts de gente que hace y dice lo que le da la gana y que además a mí me divierten muchísimo.

El sentido del humor es algo que se tiene o no se tiene. Yo conozco gente sin sentido del humor, mi madre por ejemplo. Y conozco mucha gente a la que le divierten cosas que a mí no me hacen gracia y a la que lo que a mí me parece hilarante a ellos les deja fríos. Así que estas tres recomendaciones son las que a mí me hacen gracia y me divierten, los podcasts que escucho cuando me apetece divertirme, reírme y evadirme un poco. Y no, no está La vida moderna porque a mí Broncano no me hace ninguna gracia. 

Los tres se graban con público y los tres son en español. No hay excusas con el idioma. 

1.- Nadie sabe nada. Con Andreu Buenafuente y Berto Romero. Este podcast es todavía un programa de radio que emite la Ser los sábado a mediodía. Por supuesto yo jamás lo escucho a esa hora, de hecho es el único podcast que tiene un momento de escucha reservado. Los lunes por la mañana cuando me meto en el coche a las 7:30 de la mañana para ir al trabajo lo pongo para hacer menos horrible el comienzo de la semana. Llego a Mordor sonriendo cuando no llorando de la risa y pensando que hay gente en el mundo con un gran talento y que sabe como usarlo.  Nadie sabe nada no va de nada. En teoría Andreu y Berto tienen que meter la mano en una urna y sacar las preguntas que oyentes de todo el mundo han enviado "por el internet" pero la verdad es que eso pasa solo algunas veces. La mayor parte de los programas transcurren con ellos dos contando historietas o desarrollando teorías absurdas. Llevan ya siete temporadas y han acuñado muchas expresiones, mucha jerga pero te puedes enganchar en cualquier momento y sentirte invitado en la fiesta. Para mí, Andreu Buenafuente es el mejor presentador/comunicador que hay en España. Un tipo listo, con clase, inteligente y con un sentido del humor con el que conecto completamente. Berto me parece el segundo mejor presentador/comunicador y ambos hacen una pareja perfecta.

Podcast: Nadie sabe nada.
Episodio: Cualquiera.
Presentadores: Andreu Buenafuente y Berto Romero
Duración: 50 minutos

2.- Aquí hay dragones con Arturo González Campos, Rodrigo Cortés, Juan Gómez Jurado y Javier Cansado.  Este podcast es de Podium y consite en que los cuatro se reúnen, se ríen y Rodrigo, Juan y Javier se juegan a "Piedra, papel o tijera" el orden en el que van a contar las historietas. Javier Cansado siempre hace trampas y sus historietas son siempre sorprendentes, inesperadas y absurdas. Para mí, son las mejores. Con Rodrigo aprendes bastante de cine y música y Juan, bueno, a mí es el que menos me gusta pero hace su papel.  Llevan ya 57 programas, todos impares, y se puede empezar a escuchar por cualquiera pero mi favorito es sin duda el que enlazo aquí. 

Una advertencia si no te gusta Javier Cansado no sé qué has hecho mal en tu vida pero algo has hecho mal. Háztelo mirar. 

Podcast: Aquí hay dragones 
Episodio: De películas de papel, vikingos y  borrachos al piano 
Presentadores: Arturo González Campos, Rodrigo Cortés, Juan Gómez Jurado y Javier Cansado
Duración: 80 minutos

3- Deforme semanal Ideal Total con Lucia Lijtmaer e Isa Calderón.  Este podcast es de Radio Primavera y como los dos anteriores consiste en ellas dos charlando de cosas variadas. La diferencia con los otros dos es que Isa y Lucia son muy políticas y muy feministas, así que si eres de los de "a mí dame humor blanquito y deja ya de dar la turra con el feminismo" este no es tu podcast. Lucia e Isa se meten con todo bicho viviente (mucho más con Albert Rivera) y reflexionan mucho sobre las relaciones, sobre como las mujeres caemos siempre en las mismas estupideces y ya va siendo hora de salir de ese bucle de machismo y tontería. A mí me hacen mucha gracia incluso cuando no estoy de acuerdo con ellas. Hablan de libros muy interesantes y ponen unas canciones alucinantes que siempre me gustan y siempre acabo añadiendo a mi lista de Spotify para escuchar en el coche si algún día dejo de escuchar podcasts.

Llevan solo tres programas y los tres me han gustado mucho pero el dedicado al concepto Lester: «Lester es el personaje cobarde que te puede, que te destroza, que te deja tirada en un parking, que te camela con frases del tipo "cuando te vi, supe eras tú". Los Lester son un mal que nos ha traído la tierra a las mujeres, son gente con la que follas viva» es una maravilla. Que levante la mano quien no haya tenido un Lester en su vida.

Podcast: Deforme semanal Ideal Total 
Episodio: El concepto Lester 
Presentadores: Lucia Lijtmaer e Isa Calderón
Duración: 60 minutos

Como digo siempre, si escucháis alguno y os gusta me encantará que me lo contéis. Y con esto puede o puede que no despida esta sección hasta el año que viene.




martes, 17 de diciembre de 2019

Dieciséis años

No sé cómo el fue el día que naciste. Llegamos al hospital de madrugada y era noche cerrada. Era de día  cuando los tres estuvimos en la habitación pero yo no me levanté de la cama y no miré por la ventana. No sé que día hacía y hasta hoy no lo había pensado. Sí sé que día hacía cuando nació tu hermana porque era verano y era imposible no percatarse del sol, el cielo azul y el calor. 

No sé que día hizo aquel 17 de diciembre pero sí se que tú eres un día de invierno. Un día cercano al más corto del año porque casi todo lo que eres, lo eres para dentro, para ti sola, para los pocos que estamos cerca de ti. Eres discreta, sensible, silenciosa, humilde, intuitiva y acogedora. 

Ser un día de invierno es difícil porque tiene mejor prensa ser un día de verano, ser sol, ser vacaciones, ser calor y días que no se terminan pero tú eres invierno. Eres como uno de esos días de invierno que empiezan con una niebla blanca que no deja ver nada, no asusta, no da miedo, en cierto modo atrae y acoge. Pero ser así a veces te hace sufrir. Los días de invierno son para unos pocos, tú eres para dentro, para los tuyos y para ti. Ser un día de invierno no es fácil porque vas a contracorriente, porque cuesta no estar a gusto con lo que le gusta a los demás o que te interesen cosas diferentes a las que gustan en tu entorno y por eso los quince han sido una montaña rusa dentro del pasaje del terror. Días de no soportarte a ti misma y días de estar insoportable. Un verano para olvidar que seguro que no pasará a los anales familiares ha dado paso a una entrada en bachillerato en el que pareces otra persona. Es como si hubieras cruzado un umbral, o entrado en el túnel del humo de Lluvia de estrellas (es una referencia a un viejo programa de televisión) y hubieras salido convertida en una persona diferente. No, no diferente. Eres tú desplegando capacidades que no conocíamos, siendo más responsable, más adulta, acomodándote en tu "invernez". Te miramos y te escuchamos y te confieso que al principio, sospechamos. 

Eres un día de invierno frío y con niebla pero cuando sonríes, cuando eres feliz y te brillan los ojos, cuando estallas en carcajadas casi siempre por las ocurrencias de tu hermana, tu sonrisa, tu risa y tus ojos reconfortan como el sol de diciembre por inesperado, por sorprendente, por necesario. 

Eres un día de invierno y hoy cumples dieciséis años. 

Feliz cumpleaños, princesa de los ojos azules. 


viernes, 13 de diciembre de 2019

La casa y los trapos

Varios trapos de cocina de un color indefinido  que alguna vez fue blanco y que nunca están dónde los buscas cuando te das la vuelta con las manos mojadas o llenas de restos de harina. Trapos que han ayudado a recoger cafés derramados, manchas de tomate frito y vomitonas inesperadas. Trapos con dibujos de tenedores, con frutas y verduras borradas, con «recuerdo de Portugal» estampado en letras todavía legibles a pesar del millón de lavados. Un taper sin tapa. Una tapa sin taper. Tarros de cristal con las tapas desparejadas. Un molde de bizcocho que cada vez que abres el armario grita «por favor, sácame de aquí, haz de mí un cacharro útil». Un marco con la foto torcida, has perdido la cuenta de todas las veces que has pensado «mañana la coloco». Una fotografía que ni siquiera te gusta. Una llave que no es de ninguna puerta pero que no se tira por si acaso es la entrada a Narnia o la manera de escapar. Dos ruedas de cochecito de juguete. Una cabeza de clic. Bolsas de botones de repuesto de ropa que ya no tienes. Una percha en la que la ropa se cae. Un jarrón que no se sostiene. Velas casi consumidas imposibles de encender que se aferran a sus portavelas. «Mañana miro en internet como fundirlas para sacarlas de ahí». Una bombilla de luz azul «Caroline sigue la Luz», comprada por error, en una lámpara que nunca se enciende precisamente porque tiene esa bombilla. Pilas usadas esperando ese viaje al contenedor que nunca llega. Tres paraguas, un bastón, un par de muletas para prestar y necesitarlas tres días después. Un cajón con fotos. Demasiados papeles por ordenar. Panfletos de Carrefour. recibos que dejaste ahí pensando «para que no se me pierdan» y ahora ni siquiera recuerdas de qué son. Una lata de melocotón en almíbar. Borrador mágico de paredes, recuerdo de cuando tus hijos eran creativos en tus paredes. Un cinturón demasiado grande. Otro demasiado ancho. Uno que no sabes cómo ha llegado a tu armario. Un enchufe con ladrón en el que solo hay un aparato enchufado. Marcapáginas sin libro. Un calendario. Bolis que no pintan. Listas de la compra que han esperado todo el verano para volver a encontrarse contigo en el fondo de ese abrigo. Calcetines desparejados. Pinzas de plástico que se rompen y que te juras no volver a comprar. Trapos de cocina limpios, sin estrenar, al fondo de cajones que casi nunca se abren. Trapos de cocina comprados para sustituir a los de color indefinido que no consigues limpiar pero que tampoco se tiran porque... no sé porqué pero nos pasa a todos. 

No me fió de una casa en la que no hay algo de todo esto. Sospecho que es un piso piloto o un escenario de IKEA. 


lunes, 9 de diciembre de 2019

Sobre Greta

Vaya por delante que creo sinceramente que Greta debería volver a su país, a su casa, a su barrio, a su colegio para volver a ser una niña de dieciséis años preocupada y comprometida pero alejada del maremagnum de los medios de comunicación y el escrutinio público. Vaya por delante que creo que sus padres son unos irresponsables y que por muy orgullosos que estén de ella, creo que se les ha ido todo un poco de las manos y que debería protegerla de un entorno que se ha vuelto completamente hostil hacia ella. Vaya por delante que creo que los medios de comunicación han sobre explotado a Greta y con esto han demostrado una vez más, que más que en favor de la información buscan el espectáculo. ¿Un experto en cambio climático dando la información? Menudo rollo, ni hablar de sacarlo en portada. ¿Una niña de dieciséis años con síndrome de Asperger? Portada contando segundo a segundo todo lo que hace y dice, escrutándola. Vaya por delante que hay muchísima gente, muchas personas en todo el mundo intentando que toda la sociedad, todos nosotros, se preocupe por el medio ambiente, por contaminar menos, por consumir con cabeza y no a lo loco, por darnos cuenta de que solo tenemos este planeta. Hay miles de activistas en todo el mundo que merecerían la atención mediática que tiene Greta y no la tienen y es injusto. Correcto. 

Dicho todo esto, ¿Qué problema tienen ciertos adultos, hechos y derechos, para dedicarse a insultar, a reírse de una niña? ¿Qué les pasa en la cabeza? ¿Qué tara tienen? Estoy tentada de decirles «pensad que os parecería si vuestro hijo o hija estuviera comprometido con cualquier causa y otros adultos se rieran de él o ella, la atacarán, la ridiculizaran» pero no quiero decirlo porque no se trata de no hacer eso porque no te gustaría que se lo hicieran a tu hijo. No se insulta, humilla, ridiculiza ni se hace burla de una niña. Nunca, jamás. 

¿Qué le pasa a toda esa gente que acusa a Greta y a los adolescentes de incongruentes? «Sí, si, mucho preocuparse por el planeta pero tuitea» ¿Se puede ser más bobo? Los adolescentes y los jóvenes son incongruentes, claro que sí. Quieren cambiar el mundo y a la vez se preocupan de cosas materiales de las que los adultos creemos que podrían prescindir y probablemente sea así pero ¿Qué es esa superioridad moral de exigir a la gente que sea un bloque de coherencia irreprochable a todas horas? Como tienen movil no pueden manifestarse por el cambio climático, como en su casa hay calefacción no es verdad que les preocupe el calentamiento global y así con todo. Sí, son incongruentes como lo somos todos. Exigir pureza espiritual a los demás es la mejor excusa para que nada cambie, sobre todo nosotros. «Como el otro no es puro, su causa está adulterada y por tanto no tengo porque seguirla» es el calmante de las conciencias de los que no quieren que nadie les recuerde, y menos una niña, que hay cosas que deberíamos cambiar. ¿Quién se ha creído que es la niñata esta para decirme a mí cómo vivir? 

Greta ha conseguido que hablemos del cambio climático, que nos plateemos cuánto contamina el avión que cogemos, como son de innecesarias las pajitas de plástico, cuánto consume nuestro coche, que nos preocupe a dónde va lo que tiramos alegremente al cubo de la basura. Ha conseguido que todo eso sea portada, que lo hablemos, que se lea, que se escuche y que muchos jóvenes, esos del móvil y la incongruencia, se preocupen por ello. 

Algunos parecen querer niños prodigio a los que bailar la gracia, que vayan a Masterchef, que jueguen al fútbol, que sean actores. Niños prodigios que sean monos de feria para divertirles y hacer mejor a sus equipos pero no quieren una niña inteligente que les hagan plantearse, con lo que dice y lo que hace, su estilo de vida. 

Greta tiene que volver a casa pero no porque a los gañanes maleducados les moleste verla o escucharla, sino porque es una niña y merece volver a tener vida propia.



jueves, 5 de diciembre de 2019

El adolescentismo y su curiosa valoración de la realidad

Si Pixar hiciera una película sobre virtudes y defectos, otra, voto porque el egoísmo tenga aspecto de adolescente. El adolescentismo es esa etapa de la vida en la que te descubres a ti mismo y te encuentras por igual fascinante y espantoso en una montaña rusa de sensaciones que no descansa. Ser adolescente es durísimo porque pasarte el día pensando solo en ti en lo que tú quieres, lo que querrías y no tienes, lo que tienes y no quieres (los plastas de tus padres, por ejemplo), lo que puedes hacer y lo que te gustaría hacer es una espiral de egocentrismo que conduce al más absoluto de los egoísmos. En tu vida solo estás tú y tu circunstancia. 

Con los cambios hormonales del adolescentismo se produce también una subida brutal de los niveles de egoísmo, las hormonas provocan granos o pelo graso o cambios en la voz y el descontrol del egoísmo conduce a procesos mentales de evaluación de la realidad claramente contradictorios. Elegir no recogerse el pelo nunca, no comer pimiento (o intentarlo), rechazar las mandarinas por sistema, no llevar nunca falda o vestido o salir de la ducha con la toalla en la cabeza como si fuera un monje son gustos personales muestras de su personalidad. «Mamá, es que no somos como tú, tenemos nuestros gustos». Por supuesto, tú aceptas todos esos gustos sin decir ni mú o mordiéndote la lengua. (Nota importante: en el adolescentismo todo lo que digas SERÁ usado en tu contra. Nunca es más valioso el silencio como respuesta que en el adolescentismo). 

Por el contrario si el progenitor insiste en cosas tan básicas como cerrar la puerta del baño o no acumular rollos de papel  higiénico vacíos encima del taburete del baño, esas peticiones se valoran como afrentas a la idiosincrasia adolescente. «Mamá, por favor, eso es una manía y  las manías hay que superarlas».  Si se te ocurre insistir en esas "manías", te encuentras con que el adolescentismo está ofendidísimo porque «no nos dejas vivir tranquilas con esas manías absurdas» 

El adolescentismo tiene también una capacidad extraordinaria para valorar cualquiera de sus logros, por mínimo que sea, con un reconocimiento al lado del cual un Premio Nobel parece el rasca y gana de la tapa de un yogur. «Mamá, ya te vale, hoy he vaciado el lavaplatos y no me has dado las gracias ni me has dicho nada». Por supuesto este enorme reconocimiento a sus logros sale de considerar que todo lo que los progenitores hacen son minucias que, además, a los padres no cuestan ningún tipo de esfuerzo. Así que en su escala de valores, vaciar un lavaplatos a media carga merece ser premiado con el sueldo nescafé para toda la vida, una placa conmemorativa y una estatua ecuestre y que tú te levantes un sábado a las siete menos cuarto de la mañana para llevar a tu adolescente a un partido de fútbol en el último pueblo de tu provincia merece un «que sí, que vale, que si te vas a poner así prefiero que no me traigas» cuando sugieres que a esas horas el rap no es lo que más te apetece escuchar. En esta escala tan confusa de valores nos encontraríamos con el caso particular de las notas el colegio: un 3 es siempre culpa de otro y por supuesto tú no puedes enfadarte por ese mal resultado académico ni mucho menos tomar medidas, pero un 7,5 es un logro que merece, cuando menos, un viaje a Italia o un apartamento en la playa.  

Otro ejemplo interesante de disfunción en la apreciación de la realidad es que la empatía solo funciona en una dirección. «Mamá, somos adolescentes, ponte en nuestro lugar, acuérdate en como eras tú y entiéndenos» es un mantra que repiten constantemente con la aviesa intención, sospecho, de hacerte sentir mal y recordarte que tú no quieres ser como fue tu madre cuando eras adolescente. El problema es que esa empatía, ese ponerte en el lugar del otro, no funciona en sentido contrario. «Chicas, me encantaría que me acompañarais a esta exposición, o a ver esta película. Me hace mucha ilusión ir con vosotras» les dices apelando a su empatia hacia ti y tus sentimientos. «Puff, mamá, ni hablar, no nos apetece nada» «Ya, bueno, poneos en mi lugar, acordaos de cuando me pedís algo y yo trato de entenderos», «No es lo mismo, ¿quieres que seamos desgraciadas y hagamos algo que no queremos?» Como he dicho antes, lo mejor es callarse porque lo que quieres contestar es «Ahora mismo lo que querría es fastforward a dentro de diez años y veros marchar de casa para ser independientes y vivir con vuestras manías alegremente» pero no dices nada porque cualquier cosa que digas será usada en tu contra.  

En un solo sentido funciona también la memoria. Tú tienes que recordar absolutamente todo lo que te piden o te dicen «Mamá, acuérdate de traerme, llevarme, recoger, imprimirme....» pero ellos pueden olvidar constantemente cosas que les repites una media de doce veces al día: «Chicas, ¿os importaría cerrar la puerta del baño?». «Ay mamá, por favor, supera ya lo de cerrar las puertas, ¿Qué más te da?»

En esa futura película de Pixar, la paciencia debería estar representada por un padre de adolescentes porque nunca jamás en tu vida vas a tener que ser más paciente y morderte más la lengua que cuando convives con el adolescentismo.  


lunes, 2 de diciembre de 2019

Lecturas encadenadas. Noviembre

Noviembre ha sido un mes intenso con muchos eventos, compromisos, contracturas brutales y hasta una boda. Mi ritmo lector acusó toda esta actividad y, sobre todo, acusó el engancharme a principio de mes con una novela que no tenía que haber empezado. Al lío. 

Ya conté aquí, en la tierna infancia de este blog, mi flechazo con la novela Todo cuanto amé de Siri Hustevedt. Es una de mis novelas favoritas y siempre se la recomiendo a la gente que me cae muy bien. La leí por primera vez en 2004 y la releí con miedo en el 2014 pero me volvió a atrapar. Tras ese flechazo leí todo lo que había publicado Siri: sus primeras colecciones de relatos, sus ensayos de arte, sus nuevas novelas. Nuestro distanciamiento cada vez era mayor así que después de El verano sin hombres decidí que por el bien de nuestra relación lo mejor era no volver a tocar sus novelas ni con un palo. Ese era mi propósito pero El Ingeniero me dijo «he sacado Recuerdos del futuro de Siri Hustvedt de la biblioteca y me ha gustado mucho. La dejo aquí por si te apetece» y pensé que si le había gustado sería por algo. Tras terminarla (con sufrimiento) no sé porque le ha gustado ni cómo ha podido gustarle. 

He perdido veintitrés días de mi vida atravesando esta pseudonovela en la que una madura Siri Hustvedt o su trasunto recuerda su llegada a Nueva York en 1979 para labrarse un futuro como escritora. Allí conoce a una vecina misteriosa a la que espía compulsivamente durante meses hasta que descubre que es una bruja con un pasado muy trágico. ¿Cómo lo descubre? Porque la vecina/bruja y sus amigas irrumpen en su piso cuando ella está a punto de ser violada por un energúmeno. A partir de ese momento la novela pasa de ser aburridísima a ser aburridisima y absurda así que llegué al final leyendo en diagonal y rogando que alguien le diga a Siri que deje las novelas, que no se le dan bien y que no tiene necesidad.  

«Quería arder de inteligencia. Esto me da risa ahora. Los hombres pueden arder de inteligencia. A las mujeres no se les permiten esas sutilezas, pero yo era ingenua, e imaginé que, además de mirarme, me escucharían, oirían en mis frases la cadencia de mi mente poderosa en funcionamiento. tardé años en comprender que ésa era una premisa falsa, al menos en la mayoría de los casos, que las expectativas son lo mejor de la percepción, y que la cara de una joven es un obstáculo para que se la tome en serio, sobre todo cuando va acompañada de una actitud agresiva». 
 En esta cita Siri tiene razón. Si eres joven que seas inteligente y se te note suele traer problemas. Si eres mayor también da problemas pero aprendes a que te den igual esos problemas.

Tras este suplicio me decanté por un tebeo bonito. Era una recomendación de mi suministrador oficial de tebeos. Se llama La prórroga y es de Gibrat. La historia transcurre entre 1943 y 1944 en un pueblo francés de la República de Vichy. El joven Julian ha saltado del tren que le llevaba al frente alemán y ha vuelto al pueblo a esconderse mientras le buscan. Resulta que no le busca nadie porque el tren fue bombardeado y los gendarmes, al encontrar su documentación entre los restos del tren, creen que ha muerto.  Julian se esconde y durante un año completo asiste desde el ventanuco de su escondrijo a la vida del pueblo. Los dibujos de Gibrat son preciosos, los personajes, los colores, los detalles son tan vívidos que dan ganas de vivir en ellos, de meterse en la viñeta y sentarse en esa plaza francesa a tomar un vino con los parroquianos o caminar por la nieve en los caminos que unen las granjas. Lo único que no me gusta de Gibrat es que siempre dibuja a la misma mujer y que mientras en el resto de los personajes es capaz de captar un millón de expresiones y gestos, con la mujer que siempre dibuja como protagonista siempre tiene la misma cara: boquita roja con los labios entreabiertos y carita de que mona soy. 

Lo mejor del mes y lo más triste ha sido volver a mis adorados Cazalet. El último volumen de sus crónicas, Todo cambia, se acaba de publicar y lo cogí deseando que no acabara nunca.  Elizabeth Jane Howard nos lleva a encontrarnos con toda la familia en 1953 y en breves, muy breves capítulos, nos va contando lo que le ocurre a cada uno de ellos enfrentados a un hecho que cerrará la saga por completo (Si no lo has leído, no sigas leyendo) Es el volumen más triste porque el pasado se deshilacha, se va deshaciendo y aunque los personajes y parece que la propia autora, intentan aferrarse a él, como dice el título todo cambia y no se puede mantener el presente inalterado. La pérdida de Home Place, el lugar común, la casa de encuentro, el lugar en el que son, es un broche tristítisimo a un volumen que empieza con otro punto triste, la muerte de la Duquesita que era la unión entre el pasado y el futuro y al desparecer ella todo empieza a deshilacharse. La capacidad de E.J Howard para recrear a todos esos personajes dotados de personalidad, voz, actitud es impresionante. Todos,  desde los hermanos Edward, Hugh and Rupert hasta el último niño y la última cocinera son de carne y hueso y puedes verlos, oírlos y sentirlos. 

Terminé el mes leyendo un librito muy breve, Fe de erratas de Bibiana Candia. Conocía a Bibiana de twitter y el viernes fui a su presentación en Los editores. En ella contó como este librito surgió de una idea que, en principio, parecía buenísima, que luego resultó atroz y que terminó siendo un lego que tuvo que construir y decontruir hasta conseguir que no se desmoronara y tuviera sentido. Fe de erratas se lee en un ratito y es como jugar al Cluedo o resolver un crucigrama pero con más sentido del humor. He copiados varios párrafos en mi cuaderno pero me quedo con este que nos retrata mucho como sociedad.  

«No es la primera vez que me pasa algo así, recuerdo un error semejante, fue el día después de haber asistido a la inauguración de una exposición de fotografías sobre las torturas den alguna dictadura lejana en el tiempo y en el espacio. Una dictadura completamente lejana en el tiempo y en el espacio pero con la que fingíamos estar muy involucrados. Todo el mundo sabe que que involucrarse en todo lo que horrible que queda lejos es uno de los mecanismo clásicos para desentenderse elegantemente de los pequeñas violencias que nos rodean.
La velada transcurría con la normalidad sosegante de lo innecesario. El fotógrafo nos contó detalles terribles mientras nosotros, estupefactos, apurábamos el bufé de canapés ridículos y las copas. la nuestra suele ser siempre ese tipo de consternación comedida que no quita el apetito, civilizada y estética, perteneciente a un género que podría denominarse «gente conmovida con la boca llena». 
«Gente conmovida con la boca llena» eso somos. 

Y con esto y con la firme determinación de no volver a leer ninguna novela de Siri Hustevdt y la pena inmensa de haber salido de Home Place y decir adiós a los Cazalet para siempre, hasta los encadenados de diciembre.