No sé cómo el fue el día que naciste. Llegamos al hospital de madrugada y era noche cerrada. Era de día cuando los tres estuvimos en la habitación pero yo no me levanté de la cama y no miré por la ventana. No sé que día hacía y hasta hoy no lo había pensado. Sí sé que día hacía cuando nació tu hermana porque era verano y era imposible no percatarse del sol, el cielo azul y el calor.
No sé que día hizo aquel 17 de diciembre pero sí se que tú eres un día de invierno. Un día cercano al más corto del año porque casi todo lo que eres, lo eres para dentro, para ti sola, para los pocos que estamos cerca de ti. Eres discreta, sensible, silenciosa, humilde, intuitiva y acogedora.
Ser un día de invierno es difícil porque tiene mejor prensa ser un día de verano, ser sol, ser vacaciones, ser calor y días que no se terminan pero tú eres invierno. Eres como uno de esos días de invierno que empiezan con una niebla blanca que no deja ver nada, no asusta, no da miedo, en cierto modo atrae y acoge. Pero ser así a veces te hace sufrir. Los días de invierno son para unos pocos, tú eres para dentro, para los tuyos y para ti. Ser un día de invierno no es fácil porque vas a contracorriente, porque cuesta no estar a gusto con lo que le gusta a los demás o que te interesen cosas diferentes a las que gustan en tu entorno y por eso los quince han sido una montaña rusa dentro del pasaje del terror. Días de no soportarte a ti misma y días de estar insoportable. Un verano para olvidar que seguro que no pasará a los anales familiares ha dado paso a una entrada en bachillerato en el que pareces otra persona. Es como si hubieras cruzado un umbral, o entrado en el túnel del humo de Lluvia de estrellas (es una referencia a un viejo programa de televisión) y hubieras salido convertida en una persona diferente. No, no diferente. Eres tú desplegando capacidades que no conocíamos, siendo más responsable, más adulta, acomodándote en tu "invernez". Te miramos y te escuchamos y te confieso que al principio, sospechamos.
Eres un día de invierno frío y con niebla pero cuando sonríes, cuando eres feliz y te brillan los ojos, cuando estallas en carcajadas casi siempre por las ocurrencias de tu hermana, tu sonrisa, tu risa y tus ojos reconfortan como el sol de diciembre por inesperado, por sorprendente, por necesario.
Eres un día de invierno y hoy cumples dieciséis años.
Feliz cumpleaños, princesa de los ojos azules.
15 comentarios:
Muchas felicidades a la princesa invernal que, en delirante asociación mental, imagino cantando Let it go.
Muchas felicidades a la cada vez más princesa de ojos azules.
Felicidades. Ya es horica de empezar un blog que quite protagonismo a este de cuarentones.
Jejeje es brooooooma.
Preciso post, Felicidades a la princesa del invierno. Viva el discreto encanto del invierno! MQue tengais un gran dia toda la familia! Un gusto leerte
Muchas gracias por el post. Yo nací la víspera de ese día de invierno.
Felicidades a toda la familia.
"Desplegando capacidades" es muy bonito. Como si fueran alas de Navidad.
¡Arriba la princesa de los ojos azules!
Nunca presa en sus oros, nunca presa en sus tules...
Hugs
di et al
Grande Moli!!!....indudablemente este es tu mejor registro, aunque la política de más comentarios. ...sin acritud. Enhorabuena
Qué bonita felicitación, y felicidades a la princesa del invierno.
Qué bonito lo que has escrito para tu princesa de los ojos azules.¡Felicidades!
Felicidades a tu princesa de ojos azules.
Por cierto, cuanto más crece, más se parece a tu padre.
Puede ser?
Petons,
Anna
Pues muchas felicidades!
Bonito escrito, bonito homenaje.
Es un placer leerte, como siempre.
Llego tarde pero no quiero dejar de felicitar a tu princesa de invierno. Que este nuevo año sea feliz y maravilloso.
Un abrazo para las dos
S
Felicidades a la premiada. Yo los cumplí aquel año de revolución que nunca llegó a nada y en cambio al año siguiente triunfó la música. Ay madre qué mayor soy.
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