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martes, 3 de noviembre de 2020

Lecturas encadenadas. Octubre

No tengo mucho que contar como introducción a este post. Por la ventana veo el otoño y fantaseo con jubilarme. Una jubilación dedicada sencillamente a leer, con un tiempo para leer todo lo que me gustaría y con una impresora. En mi brujuleo diario por la red y en las (demasiadas) newsletter interesantísimas que recibo, encuentro cada día artículos que  me gustaría leer, pero no sirvo para leer en pantalla. Quiero un despacho, un sitio fijo para trabajar y una impresora para, cada vez que encuentro uno de esos artículos, darle a imprimir, coger esas hojas todavía calientes y dejarlas en una bandeja que ponga "para leer". Sé que así, en papel, los leería y aprendería y quién sabe, quizá me hicieran más sabia. 

Al lío. 

Empecé el mes yendo a la exposición de Delibes en la Biblioteca Nacional, un plan que recomiendo mucho porque además de ser preciosa y muy emocionante es un sitio muy seguro a efectos de pandemia: hay poquísima gente. En una de las vitrinas de la exposición estaba el manuscrito de Viejas historias de Castilla-La Vieja y una primera edición que Delibes dedica a su mujer y sus hijos y en la que dice que es su libro favorito. Al salir de la exposición, allí mismo, compré un ejemplar. ¿Qué nos cuenta aquí Delibes? Las viejas historias a las que hace mención el título son las historias, llenas de recuerdos y personajes,  que Isidoro se cuenta a sí mismo mientras vuelve a su pueblo cuarenta años después de salir de él. Se marchó porque no quería ni estudiar ni trabajar en el campo y ahora vuelve completando el círculo de la vida y siendo recibido por el mismo personaje, Aniano, y teniendo casi la misma conversación que tuvo hace cuarenta años. Este círculo es la metáfora perfecta de lo que para Delibes significa la vida rural: aunque todo cambie, aunque los pueblos se vacíen o se modernicen, en ellos tú siempre eres el mismo y las sensaciones que te provocan son siempre iguales. 

Viejas historias de Castilla-La Vieja es un libro sencillo, lleno de campo, de pueblo, de lugares seguros aunque sean áridos y para el ajeno puedan parecer incluso hostiles. El libro destila el mismo amor de siempre por el campo y leyéndolo tenía ganas de huir a Soria, a Valladolid, a Zamora y caminar por el páramo con el viento frío en la cara bajo un cielo inmenso sabiendo que siempre puedes volver a casa.

«Y empecé a darme cuenta, entonces, de que ser de pueblo era un don de Dios y que ser de ciudad era un poco como ser inclusero y que los tesos y el nido de la cigüeña y los chopos y el riachuelo y el soto eran siempre los mismos, mientras las pilas de ladrillo y los bloques de cemento y las montañas de piedra de la ciudad cambiaban cada día y con los años no restaba allí ni uno solo testigo de nacimiento de uno, porque mientras el pueblo permanecía, la ciudad se desintegraba por aquello del progreso y las perspectivas del futuro.» 

Yo no soy de pueblo pero para mí, La Peñota, Siete Picos, El Pico de la Golondrina, Puente Verde, El Roto, Montón de trigo son referencia que se mantienen intactas, como algunas casas, como las historias que contamos sobre nuestra infancia y la de nuestros padres y nuestros abuelos antes que nosotros. 

En el mismo volumen aparece también un relato corto sobre caza, en el que un trasunto de Delibes, El cazador charla con El Barbas sobre las vicisitudes de la caza de la perdiz roja. Un diálogo lleno de sencillez que huele a campo, a tomillo y salvia.   

«—Antaño las perdices se cazaban con las piernas, ¿es cierto esto, jefe o no es cierto?
—Cierto, Barbas.
—Hoy basta con aguardar.
—¿Y sabe quién tuvo la culpa de todo?
—¿Quién, Barbas?
—Las máquinas. 
—¿Las máquinas?
—Atienda, jefe, las máquinas nos acostumbrado a tener lo que queremos en el momento en el que lo queremos. Los hombres ya no sabemos aguardar. 
—Puede ser.
—¿Puede ser? El hombre de hoy ni espera ni suda. No sabe aguardar ni sabe sudar. ¿Por qué cree usted que va hoy tanta gente al fútbol ese?
El Cazador se encoge de hombros. 
—Porque en la pradera hay veintidós muchachos que sudan por ellos. El que los ve, con el cigarro en la boca, se piensa que él también hace un ejercicio saludable. ¿Es cierto o no es cierto?
—No lo sé, Barbas.»

Leed a Delibes, os sentiréis mejor. 

Llevaba meses pensando en releer Los anillos de Saturno de W.G. Sebald. Era uno de esos libros de los que tenía más que un recuerdo, la sensación de haberlo disfrutado mucho. Sabía que en su día me había sorprendido como un libro diferente, con muchas capas, con una manera de narrar que no se parecía a nada de lo que hasta entonces yo había conocido. Llegó este octubre raro y con él, el momento de reencontrarme con estos anillos. Al abrirlo encontré la fecha "Agosto de 2001", yo tenía otra vida que estaba a punto de abandonar al casarme, era otra persona muchísimo más joven y era otra lectora, muchísimo más inexperta y con muchos territorios aún sin explorar. 

Recordaba que Sebald caminaba por una zona de Inglaterra, que ha resultado ser Suffolk, y contaba historias. Tenía un vago recuerdo de alguna de ellas, como la visita a la mansión señorial venida a menos de la familia Fitzgerald y alguna cosa más. Como he dicho antes, yo era joven y ahora lo he leído mejor porque algunas de las referencias, personajes o acontecimientos han llegado a mi vida entre aquel lejano 2001 y el año de la pandemia y ese conocimiento me ha hecho apreciar mejor este ensayo de un paseo. Además, el libro está cargado de una nostalgia por un pasado que ya no volverá y que creo que es imposible de apreciar y medir cuándo tienes veintiocho años. Sebald en sus paseos nos lleva a Suffolk pero también nos traslada al pasado de la mano de personajes que recuerda y con los que se funde, dejando que ellos hablen por él. De ahí la sensación que yo recordaba haber tenido de que este libro era un viaje más imaginario que real, no sabía entonces que llega un momento en la vida en que tus recuerdos, las cosas que has aprendido, los libros que has leído, las películas que has visto, la música que has escuchado, los cuadros que te han emocionado,  te acompañan como compañeros reales haciéndose un hueco mental en tus recuerdos y en tu manera de pensar. El viaje de Sebald no era imaginario, era y es un viaje por su cabeza. 

«Y ahora nada más y nadie, ningún jefe de estación con gorra de uniforme reluciente, ningún empleado, ningún carruaje, ningún huésped, ninguna partida de caza, ni caballeros en tweed indestructible, ni damas en elegantes trajes de viaje. Una décima de segundo, pienso a menudo, y se ha acabado toda una época.»

Me temo que eso nos está pasando a nosotros y todavía no nos hemos dado cuenta.  

No digas nada de Patrick Radden Keefe es un librazo. Ya con esto debería bastar para animaros a leerlo pero por si acaso, aquí va alguna razón más. No digas nada cuenta la historia de los Troubles en Irlanda del Norte que, por si alguien no lo sabe, es el conflicto terrorista que arrasó esa zona y especialmente la ciudad de Belfast durante veinte años. Radden Keefe es periodista del New Yorker, autor del fabuloso podcast Wind of change y un fantástico escritor. Es ameno, interesante, serio, cualidades todas ellas indispensables para hablar de un tema como este, el terrorismo nacionalista. 

Me gustaría aclarar que esto no es un libro de historia, que nadie piense encontrar aquí un desarrollo pormenorizado de la historia de un conflicto, con unos antecedentes históricos y todo eso. Radden Keefe nos planta a bocajarro en 1972, la noche en que Jane McConville, madre de diez hijos, desapareció de su casa arrastrada por una banda de hombres y mujeres que entraron, la cogieron y se la llevaron. ¿Quién era ella? ¿Qué pasaba en Belfast? Radden Keffe nos lleva de la mano por las calles de Belfast presentándonos a víctimas y terroristas, sobre todo terroristas, no para que les entendamos sino para que les conozcamos, para poner delante de nuestros ojos la realidad del terrorismo para los que asesinan, matan, secuestran, ponen bombas. Alguno puede pensar que hacer eso es darle credibilidad, darle sentido a lo que hacen pero nada más lejos de la realidad en este caso. Radden Keffe no justifica en ningún caso lo que estos hombres y mujeres, porque las hay, hicieron, cuenta cómo lo veían ellos, cómo lo hicieron y lo que les ocurrió después. 

No digas nada se lee con la dedicación de un thriller y el horror con el que nos enfrentamos a la crónica periodística de un conflicto, de una tragedia. Algunas de las historias me sonaban vagamente, algunas historias las conocía pero de entre todas ellas, me ha horrorizado sobre todo el retrato de Gerry Adams (doy por hecho que el lector medio de estos posts sabe quién es Adams). Adams se negó a ser entrevistado para esta libro, y todo lo que se cuenta está basado en lo que ha dicho en entrevistas ahora y hace treinta años, en testimonios ante la policía, en sus discursos, en sus memorias y en los testimonios de gente que le conoció muy bien. Es un retrato preciso del cinismo y la hipocresía más absoluta y es terrorífico. Del resto de personajes, lo que más aterra como siempre que te enfrentas a conocer de cerca a alguien capaz de hacer algo que tú te crees a salvo de hacer, es como esas personas no son seres caídos de un planeta lejano, ni enfermos ni nada por el estilo. Esos terroristas tienen madre, padre, hermanos, amigos y creen en sus ideales con la misma fe que podemos tener los demás en otras cosas. No queremos verlos como iguales porque es más fácil vivir al otro lado de la línea que nos separa a nosotros y nuestra infinita bondad de ellos, los malos. 

Como dice Claude Lévi-Strauss en una cita que recoge Radden Keefe en el libro «para la mayoría de la especie humana y durance decenas de millares de años, la idea de que la humanidad incluye a todo ser humano sobre la faz de la tierra no existe en absoluto. La designación pierde sentido más allá de los límites de cada tribu o de cada grupo lingüístico, a veces incluso de una simple aldea.»

El tebeo del mes ha sido La levedad de Catherine Meurisse y me ha gustado sin entusiasmarme. Chaterine Meurisse era dibujante de Charlie Heddo y se libró de morir en el atentado del 7 de enero de 2015 porque, ese día, llegó tarde a trabajar. Se había pasado la noche en vela dándole vueltas a la absurda relación que mantenía con un hombre casado. Tras el shock inicial, Catherine (igual que Philippe Laçon) pasó a vivir con guardaespaldas, sufrió estrés post traumático y un síndrome de disociación brutal. Se veía a sí misma desde fuera y era incapaz de recordar, de sentir, de concentrarse, de centrarse en nada. En este tebeo cuenta ese "no estar" y el camino que recorre para volver a la superficie, a ser. Es un camino que recorre fijándose en la belleza a su alrededor, que le sirve para dejar de no ser y vuelve a anclarla la realidad. Esa belleza está a su alrededor pero también, y sobre todo, en el arte. Digo que el tebeo me ha gustado regular porque así como la primera parte es fantástica y Meurisse consigue a través de un dibujo muy ligero y evocador meter al lector en ese estado de levedad, de flotar por encima de la realidad, en la segunda parte creo que no sabe como contarlo y se enreda  y se embarulla y se pierde el tono. A pesar de esto conviene echarle un vistazo y es un perfecto complemento para El colgajo de Philippe Laçon (que resulta que leí hace justo un año)  

«Tenemos el arte para no morir de la verdad» Nietzsche

Casi olvido comentar que entre Delibes y Sebald intenté leer Una habitación propia de Virginia Wolf pero no fui capaz. Después de cuarenta páginas de idas y venidas sobre la idea de que la mujer tiene que ser independiente y tener su propio espacio me cansé y me aburrí. Entiendo que hace cien años esta idea fuera revolucionaria y entiendo, incluso, que lo sea para muchos ahora mismo pero es que yo ya me lo sé, yo ya vivo así. Lo siento, Virginia yo lo que necesito ahora es tiempo y una impresora.  

Y con esto y viendo llover por la ventana, hasta los encadenados de noviembre. 

Todos los enlaces a los libros os llevaran a todostuslibros.com una nueva web que reúne a todas las librerías de España (o casi) y en la que podéis pedir lo que queráis y os llegará a casa desde la librería más cercana. Si no pedís libros es porque no queréis, porque no puede ser más fácil.  


viernes, 3 de enero de 2020

Lecturas encadenadas. Diciembre

Es solo 3 de enero pero parece que el 2019 acabó hace semanas pero para cerrarlo definitivamente me queda escribir el último lecturas encadenadas del año, los libros de diciembre que de alguna manera han estado casi todos relacionados con el amor y que suman junto con todos los de los meses anteriores sesenta libros. En este enlace están todos listados y los que están en negrita son los que más me han gustado aunque si tengo que elegir alguno para recomendarnos serían: Claus y Lucas, Malherba, Fugitiva y Reina y mis amadísimos Cazalet. 

Al lío. 

El último tebeo del año fue Balada de la Costa Oeste de Manchette y Tardi. Es un tebeo con una historia muy muy negra de un empresario que tras verse involucrado en un tonto accidente de coche se ve metido en un lío increíble. Es Pulp Fiction y Reservoir Dogsy los Soprano con toques de Misión Imposible y Bourne. Aunque esté ambientada en la Francia contemporánea hay que enfrentarse a esta historia como si fuera una peli de Hollywood y comprar todo lo que te cuenta aunque, de vez en cuando, te encuentres pensando lo mismo que cuando ves a Bond: «anda ya, pírate con esta fantasma». Es entretenido, los dibujos son perfectos para la historia y es un tebeo finito con formato de los Mortadelo y Filemón de mi infancia y sin duda lo recomiendo. 

Elogio del zurdo de Jean Paul Dubois ha sido el último chasco del año. Un chasco que me ha dolido en el alma porque lo elegí a conciencia, no puedo echarle la culpa a la editorial por bombardearme con promoción, ni a un artículo en la prensa, ni a una lista de recomendados que viera por ahí. Esta lectura fue fruto de mi enamoramiento con Dubois tras leer Una vida francesa que me encantó y comprobar que es un señor francés, muy francés que está envejeciendo con mucha clase, como solo saben hacerlo los franceses. El caso es que Dubois ganó este otoño el premio Goncourt y me lancé a buscar otro de sus libros y encontré este y me hizo gracia. 

Dubois es zurdo y este libro es una defensa del zurdismo, cuenta anécdotas, historietas. Mitad crónica propia, mitad análisis de textos que analizan el hecho de ser zurdo, Dubois habla de la consideración de derecha e izquierda en distintas sociedades, en las religiones, en las culturas, en la vida diaria. Lo intenté con ahínco pero no conseguí cogerle el truco, ni que me interesara ni que me hiciera gracia así que lo dejé cuando me quedaban treinta páginas con un: Jean Paul te sigo queriendo pero esto no es para mí. 

Aún así, alguna esquina doblé porque Dubois es un tipo listo: 

«La incomodidad es, finalmente, un sentimiento menos tenaz que la curiosidad. La primera dura el tiempo de una exasperación. la segunda, al mantener el deseo de saber de que estará hecho el mañana, da el valor de morir demasiado joven». 

En mayo, en Nueva York, compré en Stand Books Between Them de Richard Ford. Este breve librito recoge los dos ensayos que Ford escribió sobre sus padres. El de su madre que leí hace años recuerdo siempre la cita sobre el momento en que descubrió que su madre era una persona independiente, era algo más que su madre. Me llamó la atención en su día porque creo que es algo por lo que todos pasamos en la vida y los que no lo pasan, que son algunos, son esos que pretenden ser siempre los cuidados, los protegidos, los irresponsables. 

«Yo tendría siete  o nueve años. Pero dije mi nombre - Richard Ford - exclamó: “Ah si, tu madre es esa señora de pelo negro, bajita, mona, que vive más arriba de esta calle.” Aquello me afectó y me afecta todavía. Creo que fue la primera imagen que tuve de mi madre como de otra persona, como alguien a quien los otros veían y describían: una mujer mona, no. (...) Sin embargo, recuerdo aquello como un momento significativo de mi vida. Breve pero importante (...) Desde entonces creo que nunca pensé en ella de otro modo, como Edna Ford, una persona que era mi madre y que también era alguien más.» (Mi madre in memorian. Richard Ford)

El de su padre lo escribió hace poco casi cincuenta años después de su muerte y es un texto precioso, lleno de mimo, de ternura de cariño. Ford maneja los escasos recuerdos de su padre, las sensaciones que de él ha guardado, los sentimientos que él le generaba de niño como figuritas de cristal increíblemente frágiles y delicadas. No ilumina esas figuritas, esos recuerdos, con grandes focos ni con luces que las embellezcan, no las coloca en grandes escenarios para hacerlos parecer más de lo que son, más de lo que fueron. No, son sus recuerdos, sus sensaciones y sentimientos y los describe con un amor y una emoción como las de un niño cuando te enseña su juguete más preciado. 

«I, however, have tried not to make grand claims of my parents. If anything, I've tried to be cautious, so that my own facts of telling about them and their influence on me not distort who they were. I've thus tried, as best I could, to write only about what I factually knew and did not know. My parent were, after all, not made of words»

Sobre su padre Ford escribe con amor y con distancia sintiendo el luto hacia delante. Su padre murió de un infarto, en sus brazos, cuando él tenía quince años, lo que recuerda de él lo recuerda siendo niño, cuando no era la persona que es ahora, la persona en la que se iba a convertir. Su padre es la seguridad que uno no sabe que tiene hasta que la pierde, hasta que se abre el vacío. 

«To write a memoir and to consider the importance of another human being is to try to credit what might otherwise go unmarked - partly by acknowledging that mysteries lies within us all, and by identifying within those mysteries, virtues.»

Es un libro precioso que recomiendo a todo el mundo para disfrutarlo y para reflexionar sobre nuestros padres. 

De amor trataba también el penúltimo libro del año, El placer del amor de Alain de Botton. De este autor llevo años leyendo cosas por internet, partes de sus ensayos, artículos, videos en los que explica distintos conceptos de filosofía y hace poco leí un ensayo sobre el final del amor que me encantó. A los dos días fui a Pantha Rei y mientras miraba las estanterías con la intención de resistir la tentación y no comprar nada me encontré con dos libros suyos y como yo no he venido a este mundo a sufrir los compré. 

El placer del amor es un libro raro, como si Alain de Botton no se atreviera a escribir una novela, no se viera capa de hilarlo todo en un relato continuo pero tampoco quisiera escribir un tratado con sus reflexiones sobre el amor. Así que se queda en terreno de nadie, en medio, narrando el enamoramiento de Claire y el narrador ¿el propio Alain? contándolo en distintos capítulos que se organizan en párrafos numerados. 

El narrador/enamorado reflexiona sobre el amor, sobre lo que siente, piensa e intenta entender sus sentimientos y el amor que siente de la forma más objetiva y analítica posible. Como relato/novela es un libro bastante fallido pero tiene numerosas reflexiones sobre el amor muy interesantes y muy ciertas. No es un libro para leer si estás en la cumbre del planeta del amor o tienes veinticinco años, cuando crees que lo que tú sientes no lo ha sentido nunca y que a ti jamás te pasará lo que a los demás. Es un libro para leer cuando ya sabes de qué va la historia y no te importa reconocer que todas las historias de amor se parecen y que la tuya no es especial. 

«Las personas de las que nos enamoramos a primera vista son tan maravillosas como una sinfonía compuesta mentalmente. Están tan libres de gustos opuestos en materia de zapatos o literatura como la sinfonía no ensayada lo está de violines desafinados o de flautas que entran a destiempo». 

Y esto tan cierto y tan trágico: 

«El que dos personas ya no sean capaces de convertir sus desacuerdos en bromas es un síntoma de que han dejado de amarse o al menos de que no desean hacer ese esfuerzo que constituye el noventa por ciento del amor.»

El último libro de año iba también de amor, de amor adolescente, de esos amores que creen que solo te han pasado a ti y a Romeo y Julieta, de los que crees que no acabarán nunca porque es imposible que algo así termine nunca y porque si se acaba te morirás. Esta novela, Eleonor & Park de Rainbow Rowell , la compré hace un par de años para mis princezaz pero creo que ellas no la han leído. El caso es que de repente me acordé de ella y decidí que podría ser una buena manera de terminar el año con algo bonito tranquilo, bonito y tierno. Y es lo que es esta historia de adolescentes de dieciséis años que descubren la magia de enamorarse, el vértigo que da y además lo difícil que es estar enamorado cuando no eres popular o tu familia es el infierno. Esta novela podría ser cursi pero no lo es, podría dar vergüenza ajena pero no la da y podría ser una película pero todavía no lo es aunque he mirado y están en ello para rodarla. Es una novela muy entretenida que recomiendo como lectura fácil y, desde luego, recomiendo para adolescentes. 


Un año.
Sesenta libros. 
Treinta y un autores, veintinueve autoras. 
Creo que diez españoles, catorce franceses, catorce estadounidenses, una húngara, una italiana, un colombiano, ocho británicos y una nigeriana.
Ocho tebeos. 

Y con este recuento final, hasta los encadenados de enero que han empezado fuertes. 


viernes, 3 de noviembre de 2017

Lecturas encadenadas. Octubre

Octubre ha sido muy poco octubre y muy junio y eso no me sienta bien pero, por fin, se ha terminado, ha llegado el cambio de hora y cuando cae la noche temprana me lleno de energía. Quizás, con un poco de suerte, pueda ponerme abrigo un día de estos y leer en el sofá tapada con un manta, pero en lo que llega ese día, vamos con el repaso a lo que leí en el octubre que fue junio, casi mayo.

Empecé con Planeta Exilio, de Úrsula K. Le Guin. Ya comenté en el post de lecturas de febrero, descubrí a Úrsula en el New Yorker y estoy decidida a conocer su literatura. Este librito breve, fue un regalo de un amigo este verano pero todavía no le había llegado el turno. Me ha recordado bastante a algunos de los relatos de Crónicas Marcianas de Bradbury aunque también tiene un toque al Señor de los Anillos. Es una historia de amor y de luchas, de supervivencia. El regusto "marciano" viene de la intensa sensación de extrañeza que consigue transmitir a pesar de que todo lo que cuenta es cotidiano. Son hombres viviendo con costumbres reconocibles pero el lector percibe algo raro, extraño, ajeno que le incomoda y le hace ser consciente de la fragilidad de lo rutinario y conocido. Todo además, parece visto bajo una luz especial, personal. Una luz extrañamente confortable, tanto que provoca inquietud. Es además, una historia muy romántica. 

«Tenía la sensación de que este pequeño alivio, esta ligereza de espíritu, era debido a la presencia de ella. Él había sido responsable de todo durante mucho tiempo. Ella, la extraña, la extrajera, de sangre y mentalidad ajenas, no compartía su poder o su conciencia o su conocimiento o su exilio. Ella no compartía nada con él, sino lo que había conocido y se había a él total e inmediatamente por encima del abismo de sus grandes diferencias: como si fuera tal diferencia, la disparidad entre ellos, lo que les había hecho conocerse y, al vivirlas, los había liberado».

El libro más bonito del mes ha sido El poli y el himno y El regalo de reyes de O. Henry  con ilustraciones de Mikel Casal, de Yacaré Libros.   Si alguien se pregunta qué tengo con los de Yacaré Libros, os diré que son amigos pero es que además los libros que editan son alucinantes, un placer absoluto.

Este volumen lleva dos cuentos y una breve nota del editor, Juan Gorostidi, en la que nos presenta a O.Henry, un personaje cuando menos curioso. Le ocurrieron mil aventuras, fue farmacéutico, peón y cajero de banco. En 1896 huyó  a Honduras  porque fue acusado de desfalco en Estados Unidos. Allí conoció a un ladrón de trenes, Al Jenning y, además, y por eso todos deberíamos conocerle, acuñó el término "república bananera".  O. Henry escribió más de 380 relatos inspirados en la vida cotidiana, los rateros, las familias, las parejas, la ciudad. Estos dos relatos transcurren en Nueva York, son cuentos sencillos y tranquilos pero cargados de sensaciones. En la primera línea estás enganchado a la historia de esos personajes cercanos, tan cotidianos que hacen que roces la compasión al acercarte a ellos. No quiero destriparos los cuentos pero os los recomiendo infinito. Las ilustraciones de Mikel Casal son fabulosas, consiguen transmitir el ambiente y el tono, muy diferentes entre ambos cuentos. Sé que es un libro que voy a regalar muchísimo.

El siguiente libro del mes lo compré en la Feria del Libro Viejo anteriormente conocida como Feria de Otoño y en la que siempre llovía. Llegué a él porque lo recomendaron en La Cultureta y se llama Usos amorosos de la posguerra española, de Carmen Martín Gaite.  Hacía veinte años que no leía a Martín Gaite y se me había olvidado la espectacular escritora que fue. Este libro deja claro desde el título de qué va, es un ensayo sobre lo complicadísimo, frustrante y limitador que era ser mujer joven en los años 40 y 50 en España. Debo decir que esperaba un poco más de sexo y con sexo me refiero a conocer cómo se enfrentaban las mujeres de hace setenta años a la realidad del sexo. Despojadas del noviazgo y alcanzada la supuesta tierra prometida del matrimonio ¿Cómo vivían la realidad de la cama? Pero de eso no hay nada en el libro. Martín Gaite escribe maravillosamente bien, consultó un millón de fuentes para componer este ensayo y, además, tiene un sentido del humor ingenioso y fino que hace que la realidad de lo que cuenta parezca menos trágica, pero lo era.

Leyéndolo me he dado cuenta de que a pesar de todo lo que tenemos que mejorar ahora mismo, estos días, con respecto a la situación de la mujer en nuestra sociedad, estamos a años luz de lo que soportaron nuestras madres o nuestras abuelas. Las mujeres hace setenta años eran tratadas de una manera ridícula y muy restrictiva. Consideradas poco menos que tontas útiles y utilizadas siempre a mayor gloria de los supuesto valores masculinos que siempre eran, por supuesto, absolutos y completos. Podemos creer que nada ha cambiado pero leyendo a Martín Gaite te das cuenta de que sí hemos avanzado.

Me encanta la dedicatoria, es tierna, certera e intemporal.

«Para todas las mujeres españolas, entre cincuenta y sesenta años, que no entienden a sus hijos. Y para sus hijos, que no las entienden a ellas».

Y me alegra comprobar que, menos mal, que no nací en los años treinta.

«Analizar las cosas con crudeza o satíricamente no parecía muy aconsejable para la chica que quisiera sacar novio. Se les pedía ingenuidad, credulidad, fe ciega». 

La casa de la colina de Erskine Caldwell  dormía el sueño de los justos en mi estantería de libros pendientes desde que el año pasado me hice con él en la Feria del Libro de Otoño en un día en el que llovía y hacía frío y mis hijas protestaban porque "mamá, no tienes vida para todo lo que quieres leer". Dormía tranquilamente convencido de que le llegaría el turno y,  le llegó. Descubrí a Caldwell hace ya seis años y la impresión que me causó no se me ha olvidado. El camino del tabaco fue la primera novela suya que leí y recuerdo la sensación que me provocó su lectura, la aridez, la dureza, la historia, el carácter de los personajes. Recuerdo la historia pero recuerdo con más nitidez, el calor, la luz,  la aspereza en el tono. Desde entonces he leído un par de ellas más y todas me han dejado una profunda impresión. 

La casa de la colina es una historia de Caldwell, creo que la reconocería en cualquier sitio, por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. No hay ni una concesión a la belleza ni a la bondad y no porque rehuya contarlo sino porque, muchas veces, en la vida no hay ni belleza ni bondad. Otra vez encontramos familias ricas venidas a menos en el sur de Estados Unidos que se aferran a una vida que ya sólo existe en sus cabezas y sus recuerdos. Sus casas, su estilo de vida, sus convicciones se desmoronan pero ellos se niegan a aceptarlo. La evidencia de la desaparición de su mundo les abruma y se vuelven crueles, vengativos, o quizás siempre lo fueron y es, la desesperación la que acentúa esa maldad. Esta novela es, además, muy cinematográfica, me sorprende que no se haya hecho una película de ella, de hecho podría hacerse ahora mismo y tendría vigencia. 

La edición que he leído es de 1960, y leyendo el perfil biográfico que redacto el editor tuve una sensación muy rara porque en aquel año, Caldwell estaba vivo, no era alguien del pasado, era actual. Caldwell, además, es todo un personaje. Estuvo casado cuatro veces, una de ellas con Margaret Bourke White que, a lo mejor no sabéis quién es, pero es una mujer que fue la primera en casi todo. Fue fotógrafa y una de sus imágenes fue la primera portada de la revista LIFE en  1936. En 1930 fue la primera persona autorizada a fotografiar la industria de la Unión Soviética y en 1941, cuando Alemania invadió la URSS fue la única periodista en territorio soviético, allí estaba con Caldwell con el que que se había casado en 1939.



El último libro del mes ha sido un cómic: Crónicas de Jerusalén de Guy Delisle.   El dibujante canadiense pasó un año en Jerusalén porque su mujer, que trabaja para Médicos sin fronteras, fue destinada allí. Delisle realiza una especie de diario de esos doce meses en los que mezcla sus problemas familiares y de logística con sus hijos, el coche, los vecinos, la guardería, la niñera y demás con sus paseos por la ciudad y sus alrededores y sus encuentros con distintos personajes. Delisle intenta, a través de sus dibujos, entender lo que ve, lo que vive y cómo se ha llegado a esa situación. ¿Qué es Jerusalén? ¿Por qué el muro que divide Israel? ¿Qué diferencia y qué une a palestinos e israelíes? ¿Cómo viven? ¿Cristianos, judíos, musulmanes, cómo conviven? Delisle tiene un estilo muy reconocible, sencillo, muy lineal pero muy evocador. Además, tiene un sentido del humor muy negro que hace que me identifique mucho con él. Creo que me gustó más el de Pyongang pero quizás fue porque Corea me era  desconocida y, sin embargo, sobre Jerusalén he leído mucho más. En cualquier caso, os recomiendo mucho a Delisle.

Mi última recomendación del mes no es un libro, es el documental sobre Joan Didion que se acaba de estrenar en Netflix.

Y con esto,  un fin de semana por delante para leer y haraganear y un bizcocho, hasta los encadenados de noviembre. 


jueves, 14 de julio de 2016

Para mis hijas: mis pensamientos feministas


Para mis hijas

Sois mujeres porque os ha tocado en una carambola genética. Podríais ser hombres por la misma carambola. 

Ser mujeres no os hace ni mejores ni peores ni especiales. Ser vosotras sí. Unos días os hace mejores, otros peores y otros especiales. 

Podéis casaros o no. Tener pareja o no. Haced lo que queráis. Siempre habrá alguien al que no le parezca bien o que saque conclusiones absolutamente idiotas y desacertadas sobre vuestra elección. Alguien que puede ser hombre o mujer. 

Tendréis parejas, creo que hombres pero no lo sé seguro, que os romperán el corazón. Eso no hace malos a todos los hombres. 

No hay juguetes de niños o de niñas. No hay trabajos de mujeres o de hombres. No hay películas, libros, artistas de hombres o de mujeres. Pero vivimos en un mundo machista, asquerosamente machista que, a veces, intentará haceros creer que sí existen. 

Lo que hace o dice un hombre puede pareceros maravilloso. Lo que hace o dice una mujer puede pareceros una estupidez suprema. Eso no os hace menos mujeres ni menos feministas. 

Depilaros y maquillaros no os hace mujeres oprimidas por los hombres y la sociedad. No hacerlo tampoco os convierte en líderes de la resistencia ni del Frente Popular de Judea. 

Valorad las ofensas en su justa medida. Si un hombre os mira las tetas por la calle y os dice algo ofendeos y defenderos... pero no lo pongáis a la altura de llevar burka, la ablación del clítoris, una violación o un asesinato machista. 

Un piropo puede ser un halago o un reconocimiento a algo que hacéis bien. Que os guste no significa que estéis oprimidas o seáis tontas. Por supuesto puede ser muy ofensivo, protestad. 

Ser madre no os hace más mujeres ni mejores personas. 

Ser madre es exactamente igual de valioso, especial e importante que ser padre. 

No ser madre no te hace más libre. 

Tener hijos es tan estupendo como no tenerlos. Y tan malo.

No tener hijos es tan estupendo como tenerlos. Y tan malo. 

Tened opinión. Cambiadla. No pasa nada.

Que nada os dé igual. Sentid, cabrearos, reíros, llorad, subid el tobogán, bajadlo. 

El consejo de un hombre puede ser interesante, necesario y valioso. O puede ser una gilipollez ofensiva. El de una mujer también. 

Trabajad para ser independientes. 

Pelead con los inútiles, da igual si son hombres o mujeres. La tontería está igualmente extendida entre unos y otros.
Hay hombres peligrosos. Huid de ellos.
Hay muchos hombres idiotas sin solución. Y hay muchos otros que nunca se han parado a pensar en si las cosas que hacen pueden ser ofensivas y machistas. De los primeros huid, a los segundos enseñadles. 

Hay mujeres tóxicas.

Hay muchos hombres machistas e idiotas. Las dos cosas van juntas. Hay muchos más que no lo son.

Un hombre puede defender y apoyar a las mujeres. Los hombres pueden ser feministas, de hecho deben serlo. 

No lleváis burka, podéis trabajar, tener hijos o no tenerlos, vivir solas o con pareja, tener mil parejas. Podéis denunciar, pelear, gritar cabreadas. No olvidéis que, a pesar de todo, sois privilegiadas. Hay otras que no tienen esa suerte... no lo olvidéis. Gastad fuerzas y energías en pelear por ellas más que en ofenderos porque os abren la puerta en un edificio.

Vais a hacer tonterías por amor, tonterías alucinantes que no creeríais. Las haréis porque estaréis en el planeta del amor, no porque los hombres os opriman.

El sexo es bueno. Usadlo  con criterio y protección. Disfrutadlo. Llevad condones siempre.

Podéis tener amigos hombres sin que sean vuestra pareja. De hecho espero que los tengáis...

Aunque viváis en pareja guardad siempre un espacio para vosotras.

Si algún día os encontráis diciendo "es que mi pareja no me deja" o "no le va a parecer bien"... replantearos esa relación.

Hablad la una con la otra.

Tened cuidado.

Sois chicas con suerte, disfrutadlo. 

domingo, 22 de marzo de 2015

Psicodelia en los carteles


Tengo una contractura cervical que, en palabras de mi fisio "El Borch", es de campeonato. La inmovilización en la que me encuentro,  me ha permitido brujulear por internet con tiempo y calma. Lo bueno de esos paseos sin rumbo por la red es que de vez en cuando me llevan a grandes descubrimientos que me inspiran,  me provocan preguntas y me dejan sin palabras.

"Mind-bending Czech posters for American Movies"

Mind-bending es un término que se queda muy muy lejos de definir este fino de trabajo de ilustración.

Espectacular es poco.


Sospecho que algunos de los artistas tenían que hacer los carteles sin haber visto las películas. Si tu eras checo en 1969 y te decían que ilustraras algo titulado "Rebelde sin causa"  supongo que primero te acojonabas hasta el infinito por si era una trampa de la policía secreta. Pero,  superado el miedo a terminar en un calabozo por simpatizante del capitalismo yanki, te dejabas llevar  y te dibujabas a ti mismo revolucionario, hortera de bolera, hecho un hippie y descalzo sobre un fondo asalmonado en un escorzo absurdo.

Pobre James Dean. Hace el esfuerzo de morir joven y pasa a la historia  idealizado como un icono del atractivo masculino, la contención y la sobriedad y van los checos y lo convierten en una especie de Ringo Star teñido de pelirrojo, vestido de John Lennon y con la misma pose chulesca que Jim Morrison.

¿Cuándo, por el amor de Dios, James Dean llevó bigote? ¿Y ese pelazo? Me juego las dos manos a que el autor del poster tenía pelazo y mostacho, aunque sospecho que esos ojos rasgados son un embellecimiento añadido.

Todo son dudas. Menos mal que han mantenido el nombre, James Dean.





Al contrario que James Dean, la buena de Elizabeth está bastante reconocible. Me encanta lo de "Taylorova" le da más rotundidad. Kleopatra con K interpretada por la gran Taylorova, los checos no se andan con chiquitas.

A este artista le dejaron ver la peli o por lo menos sabía algo de historia. Se toma su trabajo en serio y quiere hacer un póster que anticipe de qué va la película, quién es la mala y qué está pensando la buena de la reina egipcia.  El diseñador checo recurre a la historia y en un fotomontaje muy muy sutil y muy currado, recorta una pitón verde loro de un libro de animales de la escuela primaria y se lo pone a la Taylorova en el canalillo.

¿Kleopatra es una peli histórica? Sí, pero ¿a quién le importa? Mucho mejor poner el énfasis en la historia de la reina egipcia y la serpiente que a saber de quién es... Que la Taylorova aparezca en blanco y negro y la serpiente en color sugiriendo que la vida de la reina no es "de luz y de color" hasta que conoce a la culebrilla, me parece demasiado retorcido incluso para mi. Pero con los checos nunca se sabe.






Grandísimo el Planetaopic. ¿O son dos palabras? Planeta Opic. No lo sé. Opiáceos tomó seguro el diseñador del cártel. Me encanta todo. El simio amenazante con un cierto parecido a Stalin, las curvas multicolores rollo psicodelia con una "ligera" inspiración en el Yellow Submarine de los Beatles. La preocupación por la simetría en la parte de arriba con los dos planetas que nos recuerda que en Checoslovaquia el orden era el orden. Y por supuesto me fascina  la orgía de "opics" amenazantes persiguiendo a unas mujeres desmelenadas vestidas con harapos sexys corriendo por una playa. Para un checo de 1970 así debía haber sido Woodstock.  

¿Quién protagoniza este peliculón? Charltonem Hestonem. Me parto.



- Stanislav, tienes que hacer un cartel para una película que se llama "La pantera rosa" y la protagoniza Claudia Cardinale. 
- ¿Y de qué va?
- ¡Pues te lo acabo de decir! De una pantera rosa y Claudia Cardinale. 

Y ahí fue el bueno de Stanislav. Cogió una foto de la Cardinale, le puso cuerpo de pantera en escorzo de esfinge egipcia y la pinto de rosa. Como le sobraba espacio, decidió colgar de la parte de arriba un "algo" dorado que Claudia coge con su hermosa dentadura de pantera. No contento con eso e intentado huir del horror vacui, Stanislav pintó flores y más flores y más flores multicolores porque obviamente si sale la palabra "rosa" en el título es que por algún lado van a salir flores ¿no? 

Pagaría por ver la cara de los checos al salir del cine de ver esta película. 



Mi héroe sin embargo es Vaclav. Le tocó lidiar con la más fea y tuvo que salir como pudo del entuerto. Recordemos que en Checoslovaquia no estaban las cosas como para decir que no alegremente a un encargo. 

- Vaclav, tienes que hacer un cartel para anunciar "Cazafantasmas"
- ¿Estás de coña?
- Vaclav, aquí no hemos estado de coña desde 1935. Cazafantasmas y rapidito. 

Vaclav tras días de dar vueltas y más vueltas, de no dormir, de pensar en sábanas, castillos, armaduras, brujas y perversiones sexuales rarunas para distraerse, decidió darse a las drogas y dejarse llevar. 

¿Qué es eso? Llevo 24 horas intentando descifrarlo. Un bicho con pelo y boquita de piñón de señora mayor tomando el té en Embassy con una trompa llena de arrugas sujeta con cinturones.Lleva sobre la cabeza un tapete de ganchillo con dos vasos gigantes de Starbucks (Vaclav el visionario) de los que sale humo. Detrás de la boca de piñón hay una oreja con forma de tornillo del monstruo de Frankestein (Vaclav el que no olvida los orígenes) y luego unas orejeras (Vaclav, anclado en su tiempo de los 80) de las que sale un brazo que sostiene una  manguera de pelo con pinta de picha fina que escupe o succiona bestias peludas. 

- Lo tengo. Mi obra maestra. - dijo Vaclav al contemplar su obra, terminarse el vodka, dar otra calada al porro mágico y tragarse la última pastilla azul que su contacto en la Stasi le había pasado.  


Creo que para mi dolor cervical me vendrían de coña las mismas drogas que tomaban estos artistazos checos. 



viernes, 30 de enero de 2015

Lecturas encadenadas. Enero

Lo único bueno de mis 20 días de enfermedad han sido los desvaríos y la cantidad de tiempo que he tenido para leer. Lo malo es que este post va a ser larguísimo pero como sé que un 60% de los descerebrados entran y dicen “Mierda, libros. Paso que me agobio con todo lo que lee / Paso que no coincidimos en gustos”

El otro 40% es público entregado y sé que va a leer el post entero. 

Pero os quiero a todos igual. No, mentira. A los que leen estos posts, un poco más. 

Empecé el año con Clea, el último tomo de El Cuarteto Alejandría de Lawrence Durrell. Sobre esta tetralogía ya lo dije casi todo en el post anterior de lecturas encadenadas. Al terminarlo he pensado que es evidente la influencia de esta obra en Modiano y su “Café de la juventud perdida”. Ambas historias cuentan con múltiples puntos de vista caleidoscópicos y con una ciudad, Alejandría en el caso de Durrell y París en el de Modiano, que es un personaje más de la historia. 

Me ha encantado releerlo y desde luego lo recomiendo. 

“Recuerda, si a una chica no le gusta bailar y nadar, jamás sabrá hacer el amor.” 
 “- ¿Me tienes miedo?  - No, ni a ti ni a mi. -  ¿Imaginaste esto alguna vez?-  Los dos debemos de haberlo imaginado. De lo contrario no hubiera ocurrido jamás.” 

En una noche de insomnio y enfermedad, tras pelearme conmigo misma un par de horas, decidí que era mejor pelearme con un libro. El que tenía más a mano era A cuento de nada de Rafa Pons. No sé si me lo regaló cuando fui a su concierto (yo le regalé el mío) o si lo compré. Lo tengo dedicado.

Confieso que empecé a leerlo con pereza extrema y con todos los prejuicios del planeta metidos en la cama conmigo. ¿Un cantautor que escribe? O es un llorón o una colección de chistes malos. Resultó ser una colección de relatos, unos de varias páginas y otros microcuentos, con historias de parejas, de soledad, de amor y de desamor. Negaré haber dicho esto pero pronto me encontré doblando muchísimas esquinas para copiar párrafos en mi cuaderno a pesar de que mi ego se rebelaba contra la idea de identificarme con un cantautor. 

Voy a ser sincera, Rafa Pons no es Proust, ni Steinbeck ni Vargas Llosa, pero los relatos están llenos de frases que me han dejado del revés. Es un libro pequeño, menudo, ideal para llevar en el bolsillo del abrigo mientras se pasea o se espera a alguien y releer alguno de los relatos hasta aprenderlos de memoria igual que se tararea una canción que has escuchando mil veces pero que te sigue diciendo “algo”. (Además he entrado en un bucle adictivo con su música, pero ese es otro tema.)

“Me estoy empezando a preocupar. Creo que no consigues olvidarme”

 “Hoy tu y yo, desnudos en esta playa medio desierta fumando y cabalgándonos bajo la luz de la luna emulamos esa felicidad y casi casi lo logramos. Que putada crecer. Qué mierda que solo podamos ser plenamente felices cuando somos absolutamente libres." 

Los Surcos Del Azar de Paco Roca. El primer comic del año, me lo trajeron los Reyes. Se parece a Maus en la historia y a los comics sobre Berlin de Jason Lutes en el dibujo. Es la historia de los españoles que tras la Guerra Civil y después de tener que huir a África en unas condiciones espantosas, acabaron enrolados en el ejército francés y combatiendo contra los nazis confiando en que las potencias aliadas luego les ayudarían en España. 

Paco Roca cuenta la historia al estilo de Spiegelman, desde el presente mirando al pasado a través de la historia de Miguel. Me ha gustado muchísimo y he aprendido cosas sobre la historia después de la Guerra Civil. Todos a leerlo. 

 “- Eso es algo que me parece increíble. Personas que se separan en un momento dado y después de pasar mil aventuras se reencuentran en un lugar perdido. - Parece mentira pero pasaba (pasa). Los surcos del azar que decía Machado.” 

Marcos Ordoñez y su niñez contada en Un Jardín Abandonado Por Los Pájaros. Antes de seguir leyendo, compradlo. Ya. Ahora. 

Es un libro maravilloso que te sorprende, te acoge, te acompaña y te lleva de la mano por historias, recuerdos y personajes, su propia familia que comprendes y acabas queriendo. Marcos Ordóñez tiene, además, un sentido del humor inteligente y crítico muy difícil de encontrar hoy en día. Por si todo esto fuera poco escribe tan maravillosamente bien que le odias un poco. 
“Mi madre contribuía al menú traumático con un plato de nombre ensoñador, esfericidad sospechosa y contenido intrigante: buñuelos de Paris. Más datos de cata: óptimo rebozado (léase astuto camuflaje), textura blandilocuente con cenagosa viscosidad central; retrogusto indefinible con turbias notas agridulces. No estaba yo en la edad de pillar la alusión diáfana de la frase “De lo que se come se cría” que mi madre repetía empujando el tenedor hacia mis prietos labios, ni para columbrar el sentido profundo de la leyenda que asegura que los niños vienen de la capital francesa. Otro gallo me hubiera cantado, porque los buñuelos aquellos eran criadillas, vulgo cojones de carnero, que por algo era (y es) mi signo zodiacal."
Por sino os he convencido hablé de este libro en mis desvaríos.


Londres bajo tierra de Peter Ackroyd llevaba años en mi lista y lamentablemente ha sido una desilusión. Londres es una gran ciudad con todo un mundo en subsuelo: ruinas de templos, de iglesias, escondites, catacumbas, ríos encauzados y tapados, alcantarillas, túneles del metro. De todo esto habla Ackroyd pero el libro es casi una enumeración de todas estas cosas con poca explicación o historia. Además, como no lleva mapa, el lector se encuentra leyendo sobre zonas, nombres, situaciones geográficos que no le dicen nada. Creo que puede ser un buen libro para viajar con él a Londres y pasear siguiendo los sitios que va contando pero para leer en casa ha sido una desilusión.

El malentendido de Irene Némirovsky, también regalo de Reyes. El malentendido es su primera novela y se publicó en 1930. Todo lo que luego desarrollaría en sus mejores novelas está presente en ella y todo lo que es superfluo o cursi en esta historia desaparece después a favor de la crueldad, la ironía y el humor negro.

Es la historia de un amor idealizado y dependiente entre dos personajes que no caen bien pero que están perfectamente trazados. Está un poco en el estilo de Zweig en Carta de una desconocida aunque con muchísimo más crueldad.

Se lee rápido, entretiene y tiene el encanto de las historias de amor cotidianas ambientadas hace casi un siglo. Como decía mi abuela es un poco de “amor y lujo”. Y tiene la gracia de transcurrir en parte en Hendaya y el País Vasco, resulta curiosa la visión que de esas zonas tenía una expatriada rusa que vivía en París.

 “Y en cuánto al amor…debía de ser una sensación de paz, de calma, de infinita serenidad…El amor debía de ser el descanso, si es que eso existía.”

Y con esto y un bizcocho hasta los encadenados del mes de febrero en los que para empezar hablaré de espías de la II Guerra Mundial.

El cuadro es de Christopher Stott. 

miércoles, 14 de mayo de 2014

Nueve comienzos

1.- ¿Cómo se escribe un post?

No soy un gurú, ni bloguera de referencia, ni copy writer ni escritora profesional. Tengo un blog y escribo lo que me apetece. A veces no me apetece pero siento que tengo que escribirlo. Nunca es una obligación es simplemente una necesidad que tengo que satisfacer o no estaré tranquila. Me pasa lo mismo cuando tengo las uñas muy largas, no me apetece cortármelas ¿a quién le apetece cortarse las uñas? pero tengo que hacerlo o no estaré tranquila. La parte buena es que la satisfacción que me da el blog va mucho más allá de una buena manicura. Creo. 


2.- ¿Cómo se escribe un post?

A tontas y a locas. Los despellejes y la crítica destructiva es un género muy agradecido y que no necesita de mucho criterio, es más, puede hacerse sin ninguno. No tengo absolutamente ningún criterio estilístico para la moda (Moli, ¿desde cuando tienes esa camiseta?,  Moli, esos pantalones serán cómodos pero pareces Cantinflas, Moli...¿qué llevas puesto?) y sin embargo la crítica de modelitos es un género bloguero que me sale bastante bien y con el que me divierto muchísimo. No tengo más que escribir lo que se me pasa por mi cabeza malvada y está hecho. A veces siento un poco de síndrome de Stendhal pero al revés, son tantos los despropósitos estéticos que veo que me quedo sin palabras para describirlos.  

Para los despellejes de películas y libros tengo más criterio, muchísimo más, pero el de libros es un género que está decayendo, creo que porque antes era menos selectiva con mis lecturas y caían en mis manos auténticos horrores. Confieso que a veces tengo ganas de leer algo espantoso sólo por el placer de poder sentarme a escribir echando espumarajos por la boca. 


3.- ¿Cómo se escribe un post?

Con mucha hostilización. Hay cosas que me hacen hervir la sangre, que me ponen de tan mala leche que tengo que escribirlas. A veces no son políticamente correctas, a veces molestan a algunos, a veces me arrepiento de haberlas escrito al cabo del tiempo (pero nunca las borro), a veces me releo y creo que me he quedado corta. Siempre me sirven para desahogarme, para quedarme mejor. Muchas veces me pregunto qué hacía con toda esa hostilización que me noto correr por el cuerpo antes de escribir. ¿Pasaba de ella? ¿Obviaba los síntomas? o es que la hostilización es como las canas ¿cuanto mayor soy más tengo? 


4.- ¿Cómo se escribe un post?

Dejándome llevar. La idea más peregrina y más idiota aparece por mi cabeza como un rótulo luminoso. Brillantes luces de colores pasan por delante de mis ojos diciendo “escribe sobre el tanga” o ¿que tal algo sobre los calcetines? o “explica por qué la tortilla francesa es una comida de tristes. Ahora que lo pienso, la aparición de estas ideas completamente idiotas está a medio camino entre la alucinación provocada por las drogas (sospecho... yo nunca me he drogado) y la posesión diabólica tipo Poltergeist, me veo a mí misma poseída por un espíritu que me dice “Moliiiii... sigue la luz de la inspiración y escribe una memez sobre la pelicula 300”. 

Lo bueno de la posesión diabólica o escribir drogada es que puedo decir las chorradas más grandes del mundo. No tienen que tener sentido para nadie más que para mí en el momento justo en que las escribo. Dejo que mi absurdo cerebro desbarre, haga saltos mortales, se juegue la vida y pruebe todo tipo de setas alucinógenas y escribo. Lo más alucinante de estos posts es que mis delirios de drogadicta o de poseída suelen tener mucho eco entre los descerebrados, hecho este que puede significar dos cosas: lo que digo tiene mucho sentido o los descerebrados se drogan y/o están poseídos. 

Para este tipo de posts me funciona muy bien la regla del absurdo combinada con la regla de “no hay huevos”. Me reto a mí misma a ser capaz de escribir sobre la chorrada más grande que se me ocurra y como mi cerebro es muy cabrón y yo muy cabezona acabo  hablando de las majaderías más increíbles. Debo decir que por ahora siempre he ganado yo y he sido capaz de cumplir todos los retos, el próximo es un “ensayo sobre el cinturón”. 


5.- ¿Cómo se escribe un post?

Copiando de la realidad, con cosas que (me) pasan. Puro corta y pega. Una conversación con las princezaz, con mis hermanos, con mis amigos, en una cena de amigas,  cosas del Ingeniero, movidas de los libros de colores, en la piscina, en una reunión de mi absurda familia materna. Una discusión con Molimadre o una conversación de teléfono en la que casi cortocircuito. Algo (me)  ocurre en la vida real y digo “para un post”. Con mi superpoder de memoria prodigiosa lo registro en mi cerebro y luego solo queda transcribirlo.  

Sacados de la realidad son también aquellos posts en los que describo alguna bobada: el gacelismo, la tensión sexual no resuelta o el planeta del amor. Todo está ahí delante de mis narices o en un pasado turbio que no me mola recordar más que para hacer arqueología que me permita escribir algo. 

Lo mejor de estos posts es que son tan reales que parecen mentira, pero si algo no tengo es imaginación (y un metro ochenta de altura) así que aunque me sentara media vida frente a la pantalla no sería capaz de inventarme esas conversaciones ni esas experiencias. 


6.- ¿Cómo se escribe un post?

Con libros, con lo que siento leyéndolos, lo que copio en mis cuadernos y el entusiasmo que quiero transmitir para que otros los disfruten. 


7.- ¿Cómo se escribe un post?

Por sorpresa. La idea genial, el momento “aha”(este se me ocurrió en una sala de espera del hospital Niño Jesús), el flash que se me ocurre en la ducha o conduciendo (mis mejores momentos de inspiración son ahí). La idea, el concepto o el hilo que necesitaba lo encuentro de repente cuando menos me lo espero, lo pienso, lo anoto, lo memorizo y me siento a escribirlo.


8.- ¿Como se escribe un post?

Con muchísimo amor. Con muchísimo más amor del que soy capaz de demostrar en persona y en la distancia corta. Hay cosas que no se pueden decir en persona porque no se prestan a decirlas en alto. No le puedes decir al amor de tu vida, a tu madre, a tu pobrehermano, a tus hijas,  a tu amigo del alma, a un lugar concreto, a los libros o a Bruce que desbordas amor.  

Porque hay cosas que no se dicen, se escriben. O por lo menos yo no las digo, las siento y mientras las pienso sintiéndolas las escribo. Puedo decirle al amor de mi vida “Te quiero hasta el infinito” pero ¿en qué momento puedo decirle “cuando no me seco al salir de la ducha siempre me acuerdo de ti y de lo meticuloso que eres secándote”? o  ¿cuándo es buen momento para decirle a mi amigo del alma “eres aceitunas, Jimmy Hendrix y un abrazo”? “ o  cuándo le digo a Pobrehermano Mayor “tú no recuerdas el día en que me senté en un bordillo, me apoyé en tu hombro y lloré absurdamente poseída por las hormonas del postparto pero yo lo recordaré siempre”. Ningún momento es bueno para decir eso... a no ser que quiera que el otro se sienta incómodo, que piense que estoy loca de atar o mucho peor, que yo empiece a desbarrar y hacer el imbécil. Escribo posts borboteando de amor y cariño en los que digo cosas que jamás diría en persona.... y en persona digo cosas que jamás escribiría en un post. 


9.- ¿Cómo se escribe un post?

Explicando cómo se escribe un post. 


miércoles, 7 de mayo de 2014

Molidocumentales: la exnovia parásita

"El amigo soltero parece estar bien, sano, fuerte y alegre. De repente una especie de calambre, de invisible fuerza lo paraliza: la mirada se le enturbia, las extremidades pierden fuerza, pierde la alegría y con la mirada vacía cambia sus pasos y se dirige a algún sitio desconocido atrapado por una fuerza que sólo él escucha. El resto de los amigos le mira con incredulidad. 

Es el ataque de la exnovia parásita". 


Descripción del espécimen.

Sujeto femenino (no se han observado ejemplares masculinos de esta especie, si bien hay una bastante parecida con características similares pero no idéntica descrita como el Exnovio pesado) de edad entre 20 y 35 años. Casi todos los ejemplares observados en libertad respondían a las mismas características: periodos de languidismo agudos mezclados con otros de entusiasmo absurdo rozando el intensismo. No suelen tener oficio ni beneficio y de tenerlo suele ser de poco beneficio. Gozan de lo que ellas suponen una gran vida interior. Ni que decir tiene que para un observador no embrujado por sus encantos, en su vida interior hay eco.

Descripción de la víctima.

Hombre con mucha querencia al solterismo. Una exnovia parásita jamás caza a un hombre que haya tenido muchas novias, muchas relaciones o sea un picaflor. Suelen salir de caza en una etapa de intensismo interior en el que el lema que llevan grabado a fuego en su camiseta por las que les asoma el hombro es "voy a encontrar un diamante en bruto...y le cambiaré porque yo soy especial". 


La víctima por tanto suele ser un ser solitario, siempre mayor que la depredadora y que por lo tanto parece curtido en mil batallas. Es discreto, poco dado a la charla y muy cariñoso... en la intimidad.


Lamentablemente es también muy muy vulnerable a los encantos de su depredadora que cual camaleón se disfraza de "Mosquita muerta adorable con tendencia a parecer una pantera en la cama". Contribuye mucho a esta imagen el hecho de que la víctima, como ya se ha señalado, suele llevar una vida bastante austera sexualmente hablando. No es que no tenga sexo pero siempre es menos del que le gustaría (ejem...en esto se parece a todos).

Descripción de la relación.

La depredadora atisba a la víctima. La elige. Los amigos del macho víctima le dejan a su aire, al fin y al cabo tiene una edad y ellos están a sus cosas y a sus propias relaciones absurdas. Además, minusvaloran a la depredadora y confían en la querencia de su amigo por el sexo y las relaciones esporádicas y sin compromiso.

Pronto los amigos descubren su error. El amigo ha desaparecido del mapa, no coge el teléfono, no abre la puerta de casa, no quiere hacer planes conjuntos. Algo raro pasa, no necesariamente tiene que ser malo. Entre los amigos es ampliamente conocido y está debidamente documentado el fenómeno "abducción por planeta del amor" y se tolera porque les ha pasado a todos. Esperan en silencio a que se pase un poco el furor de la abducción, el amigo y su "pareja" salgan de su guarida y haya que integrarla en el grupo de amigos. Se especula con cómo será ella: "muy joven", "todavía estudia", "parece maja" y hay breves destellos de alegría porque el amigo soltero vaya a tener novia.

El amigo no aparece. Permanece missing. Brevemente se le intuye en algún evento y bar. Con timidez se le pregunta.¿Y fulanita? ¿Estáis juntos?

- Sois unos cotillas, no pienso deciros nada.- contesta ofendido mientras se escabulle del plan y los amigos le ven subirse a su coche.

Descripción de los primeros síntomas de haber sido atacado por una  por exnovia parásita.

Tras dos o tres meses a lo sumo de relación confusa (una ex novia parásita nunca es una ex relación seria, eso es otra cosa) y bastante secreta aunque notoria, el amigo soltero reaparece. Parece el mismo y los amigos hacen lo que se hacen con todo aquel que aparece después de estar en el planeta del amor.

- ¡Qué? ¡Qué tal? ¿Ya se te ha pasado? ¿Dónde te has dejado a tu amorcito?

Algo va mal. El amigo contesta con un bufido y ojos vidriosos. Hay que cambiar de táctica.

- Joder, vaya... lo sentimos. ¿Estás bien? ¿necesitas algo?
- Dejadme en paz.
- Pero y ¿fulana?
- Estoy bien. No pasa nada. No salíamos, somos amigos.

En el momento que dice "no salíamos, somos amigos" el amigo debería caer fulminado por un rayo o de algún sitio debería aparecer un cirujano que lo lobotomizara, porque esa es la frase que conduce directo a vivir con una ex novia parásita a la chepa.

Descripción de la vida de un amigo con exnovia parásita.

A pesar de que la relación fue corta en el tiempo, muy corta (un par de meses o tres) y de que la imbricación de la ex novia en la vida del amigo fue mínima...una vez se produce la ruptura, la ex novia parásita se queda a vivir en la chepa del amigo. No lo usa de egomaker, no...directamente lo parasita, le chupa la sangre, la alegría de vivir, el tiempo, las ganas y todo. Sin darle nada a cambio....ni siquiera un revolcón. 

Una exnovia parásita se caracteriza por:

- tener sucesivos novios después de tu amigo a los que tiene el mal gusto de presentar a tu amigo con la frase "es muy majo, seguro que os hacéis amigos", saltando alegremente por encima del hecho de que Él ya tiene amigos.

- Ignorar alegremente que los amigos de su víctima la odian. Con rabia y saña y toda su mala leche.

- Aprovecharse de la víctima absolutamente para todo: llamadas a horas intempestivas con llantinas absurdas "sólo tu puedes consolarme" (pero no chuschando, claro). Peticiones de colaboración en actos benéficos, en mudanzas, en comuniones... Marrones absurdos del tipo "son las 2 de la mañana y necesito este trabajo para mañana y necesito dormir...¿te quedas mirando la impresora mientras salen las 120 páginas, lo encuadernas y le pones mi nombre?, ¿me acompañas a ver a mi amiga a 800 km en tu coche? y así hasta el infinito. 

- tener un radar extremadamente fino que le alerta de cuando la víctima está a punto de ser rescatada de su red por sus amigos y aparecer tipo "hago chas y aparezco a tu lado", obnubilando a la víctima, que como un zombie se queda pegado en los filamentos de "fuimos brevemente novios y ahora no somos amigos pero creo absurdamente que no me estás parasitando la vida".

Una ex novia parásita es lo peor que le puede pasar a tu amigo. Es una araña con mil patas que teje a su alrededor una red lo suficientemente fina para que él crea que puede escapar, para que sus amigos puedan tocarle y verle pero la  realidad es que no tiene escapatoria hasta que los amigos se harten de verle con la mirada vacía cada vez que ella pega un tirón y decidan entrar con una motosierra a cortar los hilos, darle dos leches e inocularle un antídoto en forma de tía que merezca la pena.

Muerte a las ex novias parásitas, esa lacra. De un zapatillazo hay que acabar con ellas, como con las arañas.