lunes, 10 de febrero de 2014

Stockholm: el tópico pretencioso.


Hay películas malas, hay películas sin guión, hay películas con actuaciones nefastas, hay películas aburridas y luego está Stockholm, que además de ser mala, tener un guión nefasto, unas actuaciones bochornosas y aburrir hasta hacerte desear la muerte...es pretenciosa. 

Lo peor que puede ser una película es pretenciosa y lo segundo peor es que el director la presente con esta frase "Yo quería contar la historia de un chico y una chica que se conocen durante una noche".  

Stockholm es una tortura. Un suplicio. Un horror. Un despropósito con ínfulas. Y la he visto enterita. Soy una martir. 

Spoilers a tutiplen. 

Hay una fiesta en un sitio cutre. El protagonista y su colega hablan de gilipolleces, concretamente el colega cuenta que su novia se ha ido a vivir a Estocolmo (todo es tan sutil desde el principio que dan ganas de vomitar) y que seguro que allí se acuesta con otro. Además, le cuenta al protagonista que él sabe que él también se quiere chuscar a su novia. El protagonista por supuesto lo niega. La conversación es una idiotez y un absurdo...ningún tío del planeta le dice a su amigo "se que te quieres acostar con mi novia y ella contigo" y se queda tan feliz, a no ser que sean personajes de Woody Allen. Y aquí es dónde viene el problema, el excelso director de Stockholm tiene ínfulas de Woody Allen...pretenciosas ínfulas. 

El protagonista (tiene nombre pero todavía no puedo decirlo) ve a una chica. ¿Cómo es ella? ¡Sorpresón! Es lánguida, misteriosa y con el pelo lacio. 

- Me he cruzado contigo y me he enamorado. Aquí tienes las llaves de mi casa, úsalas y te vienes a dormir conmigo. - le dice él. 

Ella pasa. Pasa poco y nal  y el espectador (osea yo) ya sabe que van a terminar juntos haciendo el imbécil porque los dos son imbéciles. 

Así que ya tenemos al chico y la chica que el director quería que conociéramos. El problema es que el director ha pensado que la "química" en la pantalla es una chorrada...y  ha elegido dos actores que se repelen entre ellos en pantalla y que provocan en el espectador (o sea yo) sarpullidos de desagrado. 

Él no es ni feo ni guapo, ni atractivo ni repulsivo. En la primera parte de la película lleva una chupita beige con goma a la cintura y en la segunda parte pantalones arremangados. Llamadme clásica pero a mí son dos prendas que consiguen hacer que cualquier impulso o calambre erótico que pueda tener cortocircuite.

Ella supongo que es guapa aunque a mí no me mola mucho, lleva el pelo lacio y largo y toda la película va con un vestidito blanco y botines. El típico look de "parezco virginal pero soy una loba en la cama". Un clásico. 

Ella  después de hacerse la digna, decide que le apetece hacer el tonto con él o algo. Se acerca al grupo dónde está él, le pone ojitos, dice que se pira a casa y se va. Él, por supuesto, la sigue. Van hablando por las calles de Madrid diciendo gilipolleces. No las típicas gilipolleces que hemos dicho todos para ligar, no. Gilipolleces con ínfulas de diálogo de Richard Linklater. Pero claro, lo que funciona en la trilogía de "Antes de"..con dos buenos actores y un GUIÓN bien escrito, en Stockholm es una tortura con este nivel de diálogo. 

- Me he enamorado de ti, eso es lo primero que me has dicho.- dice ella. 
- ¿Sigues pensando que es mentira?.- dice él. 

¿A quién le importa? piensa el espectador, osea yo. 

- ¡Que morro tienes!.- dice ella 
- ¿Tu crees que tengo morro? pregunta él. 

Os partía el morro a los dos, piensa el espectador, osea yo. 

-¿Cuantas veces te has acostado con desconocidas?- pregunta ella. 

Aquí me dispersé un poco. Primero pensé que es una manera muy rara de preguntar, lo suyo es decir ¿Con cuantas desconocidas te has acostado? Porque después de la primera vez, ya no son desconocidas...pero supongo que esto son minucias de espectador pejiguero como yo. Después pensé que, aunque pareciera imposible, desde este momento la película sólo iba a ir a peor, porque la protagonista además de ser lánguida, misteriosa e intensa...¡es celosa! 

El protagonista, por supuesto, no sospecha nada de esa pregunta tan rara y le sigue la corriente. 

- ¿desconocidas?- primero se hace el tonto. 
- Si, como yo.- dice ella, demostrando que es imbécil. Obviamente es una pregunta que se hace para que te mientan. Está pidiendo a gritos que él conteste "Con ninguna, jamás me había pasado esto". Lamentablemente la realidad es que a él, a pesar de llevar una chupa antilujuria total se le ven maneras de ser un auténtico cazador de gacelas desconocidas. 
- Como tú nunca.- dice él. El espectador, osea yo, se descojona de la obviedad de respuesta. 
- Venga, dí.- dice ella...con la intención de que él se lo repita. 
- Alguna vez., varias veces- dice él, mientras bebe agua de una botellita. 
- ¿Las has vuelto a ver?- pregunta ella despeñándose por la pendiente del gacelismo más patético.
- Claaaro.- dice él. 
- Seguro que a todas no.- 
- Si, acaban llamándome, encontrándome, me persiguen. 
- Ya, seguro que van a buscarte a casa. 
- Oye, alguna vez me ha pasado. 
- Claro...eres tan irresistible.  
- Oye, ¿tú también lo crees?
- Yo no soy de esas.- dice ella. Jajajajaja...el espectador se descojona. No hija, tú no eres de esas...por eso estás sentada en los escalones de un portal haciéndote la interesante. 

A partir de aquí y con este nivelón avanza todo el diálogo. Ellos van y vienen. Dicen absurdeces, ella "que no es de esas" le pide que le diga como se llama, él finge vergüenza y al final le confiesa que se llama Bartolo. Ella le dice que le demuestre no se qué (me distraje mirando algo más interesante...el segundero del reloj o algo) saliendo a la calle en bolas y él lo hace. A ella, que es idiota, le parece divertídisimo y ni se preocupa que a él se la pele como se llama ella. 

Acaban subiendo a casa de él. Ella dice que no quiere, pero sube. Se sientan en el sofá. Ella fuma. (Apunte para el director, si la protagonista tiene que fumar conviene que la actriz ensaye para no resultar tan ridícula con el cigarro en la mano que el espectador quiera partirle la cabeza con el cenicero). Hablan, ella le hace la cobra, él finge que le interesa saber cosas de ella, ella le pregunta si tiene novia, él dice que no...blablablabla. Ella dice que se pira, se pira...al director le entran ínfulas de Kubrick y se marca unos planos cenitales del ascensor a cámara lenta, montados con otros de ella corriendo por las escaleras mientras suena música clásica de banda sonora. Todos los planos a cámara lenta acaban con Bartolo abriendo la puerta del ascensor justo cuando ella llega abajo...agarrándola del brazo y besándose en el ascensor con las fanfarrias finales de la música. Todo tan, tan, tan, tan....de sacar un lanzallamas y quemarlo todo. 

La mañana del día siguiente, after sexo. 

A nadie le interesa como sigue la historia pero el director quiere contárnosla. En un giro tan sorprendente como verte crecer las uñas, pasa algo inesperado:  él pasa millas de ella y ella está colgadísima de él. 

Para seguir con las sorpresas, ella se hace la digna y él no sabe como librarse de ella. El espectador, osea yo, piensa ¡Pero alma de cántaro...cómo no has aprendido a estas alturas que nunca hay que llevarse al ligue a casa, siempre a casa del otro para poder escapar! 

Bueno, se vuelven locos. Ella ha pasado de intensa, misteriosa y lánguida...a intensa, misteriosa, lánguida y loca. Él, en una transformación aún más loca...ha pasado de pringado con chupa antilujuria...a chulo putas con pantalón remangado. 

Dan tanta pereza....que quieres morir cuando ves que te quedan 15 minutos de metraje. 

Hablan. Gritan. Él quiere que se pire "vete que ya te llamo yo". Ella no se quiere ir "ayer estabas enamorado de mi". Él que no da crédito le dice "pero no te lo creerías, ¿no?" Ella se da cabezados contra un espejo, él mira por la ventana con las manos en los bolsillos de sus pantalones pirata. 

Se gritan más. Ella se ducha. Él sube a la terraza. Ella sube detrás. 

Hablan más. Ella dice "yo me habia fijado en ti en la fiesta pero no me atreví a hablar contigo y luego te acercaste". Él le dice que no se lo cree y que se baja a por un café. 

Ella mira al infinito y se tira al vacío. 

Él vuelve y no la ve...hasta que se asoma. 

Conclusión: no te lleves a locas a dormir a casa, ni aunque estén muy buenas. 

Si no os habéis enterado de nada, no os preocupéis. Al excelso perpetrador de este despropósito argumental soporífero y mortal le costó un poco también:  "He tardado seis años en darme cuenta del gran valor de Stockholm. Y es que éste habla de algo muy importante para nosotros, de cómo se relaciona una generación. De la forma en la que se quiere nuestra generación"

No hay  nada peor que ser pretencioso.  





viernes, 7 de febrero de 2014

Hacerme pequeña.

Cuando era pequeña y no podía dormir, me acunaba a mí misma. Me hacía una bola y me acunaba hasta que me dormía. A veces, lo hacía tan fuerte que Molimadre venía a ver qué me pasaba porque la cama daba golpes contra la pared. 

Cuando tenía 24 años empecé a escribir en un cuaderno cutre de tapas negras que acarreaba a todas partes, aunque sólo escribía por las noches, sin parar, con letra pequeña y muy junta. A veces escribía al volver de borrachera, arrasada en llanto. Sigo teniendo ese cuaderno, jamás lo ha leído nadie y jamás lo leerá nadie. Las tapas están arrancadas. 

Ahora tengo 40 años. Sigo acunándome mientras froto un pié contra otro, sigo escribiendo cuadernos que nadie lee y escribo este blog. 

Me acuno y escribo cuando tengo miedo y estoy muy triste. 

Estoy muy triste. Mucho más de lo que he estado nunca. No me pasa nada grave, nada que no le pase a más gente y hay mil cosas peores. No he hecho nada mal, he hecho lo que tenía que hacer y he tenido mucho valor. Más del que jamás pensé que tendría. 

Hacer lo que tienes que hacer, saber que podría ser peor y tener muchos huevos no me salva de la tristeza. No me salva de estar arrasada de pena. Y estoy agotada. 

Pelearme con la tristeza y repetirme que lo he hecho bien, que estaré mejor y que es cuestión de tiempo sólo funciona un rato. Es como pelearte con las olas, puedes hacerlo un tiempo, puedes flotar, nadar a contracorriente y creerte por momentos que puedes con ello...pero no es verdad. Las olas y la tristeza pueden más que yo, sobre todo cuando me he cansado y me he quedado sin fuerzas. 

Cuando pasa eso, sé lo que tengo que hacer. Sé lo que me funciona, ya lo he hecho más veces. Sé lo que necesito hacer... dejarme llevar. No luchar más con las oleadas de pena y dejar que me pasen por encima, me revuelquen y me hagan pensar que no sé dónde cojones estoy. 

No quiero que nadie venga a salvarme porque nadie puede hacer nada. Lo único que necesito es poder hacerme pequeña, pequeña...un abrazo y un hombro. 

Necesito hacerme pequeña, dejarme arrastrar y descansar. 

Todo va a salir bien. 




jueves, 6 de febrero de 2014

Cuando los publicistas creen que todo vale.



Hasta esta misma mañana no sabía quienes eran Henry & Aaron, ni que existía en Australia una organización /asociación llamada Learning for Life dedicada a ofrecer distintos programas a las escuelas australianas para "preparar a la juventud frente a las complejidades de la vida moderna y proveerles de mecanismos para que tengan autoestima, motivación y confianza". Más o menos. 

Henry & Aaron son publicistas, creativos, escritores y productores de distintos formatos audiovisuales. También son cómicos, por lo visto. Fueron contratados por los de Learning para hacer una campaña contra el absentismo escolar, contra los novillos, las pellas de toda la vida. Para mi, una estupidez de campaña pero ni soy publicista ni tengo una corporación. 

Henry & Aaron, con dos cojones, cuatro más bien...hicieron esto. 

(Cuidado que es bastante gore. Muy gore para ser más exactos)




Un flipe. 

Herny & Aaron son unos campeones de la manipulación y el uso de los recursos audiovisuales pero, una vez más,  vuelvo a lo de siempre. ¿Qué tipo de desequilibrado dirige esa asociación para aceptar este anuncio? ¿Quién cuando llegan estos dos "creativos" y  proponen este despropósito piensa "oh, es justo lo que necesitamos, una mierda manipuladora y gore"?

Dejando de lado lo gore del anuncio que me escandaliza poco, la verdad... hay un montón de cosas que me parecen horribles.  

Primero, una campaña contra las pellas debería estar pensada para que la vean los niños. ¿Es esto un anuncio para niños? ¿Qué padre le pone este anuncio a su hijo si le pilla faltando al colegio y le dice "mira lo que pasa si vuelves a faltar al colegio"? Es posible que con este anuncio el niño no falte al colegio...ni quiera salir de su cama nunca más, vuelva a hacerse pis y balbucee de pánico cuando le apagues la luz hasta que tenga 40 años. 

Segundo, si la campaña es para que los niños no falten al colegio...¿Qué tal si ponemos niños faltando al colegio en el anuncio? Los protagonistas del spot hace tiempo que dejaron de estar en edad escolar. Mucho tiempo. Conducen, beben, parecen saber nadar y tener un par o más de trucos sexuales bien aprendidos. 

Tercero, aceptando que estén en edad escolar y que lo único que les pase es que estén muy desarrollados para su edad, el problema no parece ser que hagan pellas...el problema es que no saben leer. 

Cuarto, no saben leer. Eso es malo, es malísimo. El analfabetismo es una lacra, provoca desigualdades sociales, falta de oportunidades y es algo claramente a erradicar en el mundo entero. Bien. ¿Cuál es el mensaje de Harry & Aaron? No sabes leer, pero eres guapo, tienes buen tipo, tienes coche, la vida te sonríe y te lo pasas pipa...lo que pasa es que te has pasado de listo y has decidido ir a una zona de playa salvaje sin leer los carteles (porque no sabes) y te has despedazado, ¡qué mala suerte! 

¿Cuánta gente por no saber leer muere ligando en una playa despedazado por una mina?  y ¿Cuánta gente que no sabe leer, que no puede ir al colegio, que abandona los estudios por problemas económicos vive en condiciones de pobreza, exclusión social o cualquier otro drama vital? Más que las 13 millones de visitas que esta mierda de anuncio tiene, seguro. 

Henry & Aaron están encantadísimos con sus 13 millones de visitas y dan palmas con las orejas por su éxito. Lo cual dice muy poco de ellos y de la sociedad en general. ¿Desde cuando hemos dejado que el éxito se mida en visitas? ¿Qué mierda de sociedad somos que para preocuparnos de que los niños hagan pellas necesitamos un anuncio con guapos descuartizados en vez de imágenes reales? 

Que sí, que la publicidad consiste en que hablen de ti...pero una cosa es vender tampones, colonias o bolsos...y otra cosa es esto. Esto es una mierda.


Actualización.

He estado pensando sobre lo que se ha dicho en los comentarios. Y voy a apuntar un par de cosas más. Me da igual si el vídeo es sólo un reclamo publicitario. Obviamente, sería un poco menos basura sino fuera el encargo de nadie, pero eso no quita para que me parezca una mierda. No es por lo gore, eso es lo de menos.

Si era un reclamo, han conseguido muchas visitas. ¿Y?

Cuelgo a continuación un anuncio GENIAL hecho por el Canadian Institute of Diversity and Inclusion, para denunciar los ataques contra los gays en los JJOO de Invierno que se celebran en Sochi a partir de este fin de semana.




Es un anuncio genial. 30 segundos. Lleva 290.000 visitas. Un dato que reafirma que somos una mierda de sociedad. 

martes, 4 de febrero de 2014

Libros encadenados.- Enero


Primera entrada de libros encadenados del año con cuatro libros muy diferentes. 

Empecé el año como lo había terminado, con Auster....pero no funcionó igual. Terminé diciembre releyendo su maravilloso Diario de Invierno (corred malditos a leerlo) y con esa sensación de gusto, de estar en casa, de estar reconfortada, de abrazo. 



El Informe del interior es un chasco. Es como las sobras recalentadas de una buena cena. Es el mismo plato, la misma idea, la misma vajilla...pero no sabe igual. Auster cae, una vez más, en la repetición. Le pasa con sus novelas y le ha pasado con esta especie de memorias repetitivas. Leyéndole tienes la sensación de que él quiere volver también a ese momento íntimo, reconfortante y cálido del Diario de Invierno pero no lo encuentra. Informe del Interior es un libro desangelado, inconexo, en el que Paul a pesar de intentarlo no consigue sentirse cómodo y el lector tampoco encuentra su sitio. 

Tiene tres partes: Informe del interior, Dos golpes en la cabeza y La cápsula del tiempo. En la primera, que da nombre al libro, Auster pretende reflejar sus recuerdos antes de los doce años. Se centra en cosas que le ocurrieron con cinco o seis años y que en varias ocasiones ya había contado en el Diario. En el diario a través de las anécdotas más importantes, sus recuerdos y gracias a sus descripciones de sus sensaciones ya había contado su infancia y como era el ambiente en su casa, en su familia. Conocimos a sus padres, sus abuelos, sus tíos, sus primos e incluso a sus amigos. En el Informe, no hay más que una sucesión de batallitas, un ejercicio forzado de recuperar recuerdos e historias que no añaden nada nuevo. Paul no consigue encontrar el ritmo ni la cadencia en lo que cuenta. En el Diario, iba y venía de unas historias a otras, partiendo de sensaciones del presente conseguía llegar al pasado y de vuelta al presente con un ritmo y una cadencia cálida y agradable que aquí ha perdido o resulta directamente forzada. 

La segunda parte, Dos golpes en la cabeza, es sencillamente la narración de dos películas de su infancia. De una ya no recuerdo ni el nombre y la otra era "El increíble hombre menguante"....recordé la película y la vi con las princezaz y moló mucho. 

En la última parte, "La cápsula del tiempo", recupera las cartas que escribió a su primera mujer cuando eran novios al principio de su relación. Otra vez vuelve a temas del Diario y otra vez con peor resultado. Las cartas del joven Paul resultan eso, las cartas de un postadolescente enredado en una maraña de pensamientos, intenso, desbordado y a ratos aburrido. 

¿Me ha gustado? No. ¿Me arrepiento de haberlo leído? No, pero sé que no lo releeré. No entiendo a Auster y porqué ha escrito este libro en el que se le nota a disgusto, sin ganas, repitiendo fórmulas sin ganas. Aún así, le perdono todo tras el Diario de Invierno. 

"Tus pensamientos más tempranos, restos de como vivías de pequeño en tu interior. Guardas solo recuerdos, elementos dispersos, breves destellos de reconocimiento que surgen inesperadamente en ti en  momentos aleatorios: suscitados por algún olor, el tacto de algo, o la forma en que la luz recae sobre objeto en el presente de la edad madura. Al menos piensas que recuerdas, te parece recordar, pero puede que no recuerdes en absoluto, o sólo rememores alguna evocación posterior de lo que crees que pensabas en aquel tiempo lejano que ya está casi perdido para siempre."


 El Escritor Que No Sabia Leer de José Ramón Alonso. Primer libro en castellano del año y escrito por uno de mis compañeros de JoF.  José Ramón tiene un blog bastante chulo dónde cuenta unas historias increíbles en las que uniendo un montón de datos es capaz de unir la historia de la literatura, el análisis iconográfico de las obras de los primitivos holandeses y a Nicole Kidman con el funcionamiento de nuestro cerebro. El libro, recoge parte de esas historias en las que descubrimos por ejemplo a Cordyceps, la versión real y verdadera de "Alien".  Es un libro muy entretenido que se lee con curiosidad e interés y que en algunas de sus historias me ha recordado a "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero" de Oliver Sacks.  Lo recomiendo para todo aquel curioso, con ganas de aprender algo y que además sea fan de los libros con capítulos breves....es un gran libro para tener el revisterio del baño. Y esto, contra lo que pudiera parecer, es un gran halago. 


La maldición de Eva de Margaret Atwood. Lo primero que debo decir es que soy muy fan de Margaret, por sus escritos, por su sentido del humor y por su pinta, y además es canadiense. Ahora mismo tras haber pasado una etapa muy de parecerse a Barbara Streisand en su juventud y madurez, tiene pinta de señora mayor encantada de haberse conocido y que se lo pasa genial con su vida. Todo un ejemplo. 

En este breve libro, se recogen unas cuantas charlas de Atwood y un par de artículos en los que la escritora candiense reflexiona sobre feminisno, sobre el papel y el trabajo de las escritoras, sobre los personajes masculinos y femeninos en las novelas, sobre porqué se escribe. Termina con una carta abierta a Estados Unidos tras los atentados del 11 M. Sus reflexiones son siempre muy acertadas, estés o no de acuerdo con ella y además escribe con mucho sentido crítico, mucha autocrítica, gran erudición y muchísimo sentido del humor. Hay que leer a Atwood. 

He doblado muchísimas esquinas...asi que seguro que saldrá algún post en el futuro. 

"Y para las mujeres, definirse a sí mismas como indefensas y a los hombres como todopoderosos supone caer en una vieja trampa, evadir la responsabilidad y deformar la realidad. Lo contrario también es cierto; describir un mundo en el cual las mujeres ya son iguales a los hombres en poder, oportunidades y libertad de movimientos, es una abdicación similar". 

"En un cinismo característico de nuestros tiempos, si escribes una novela todo el mundo asume que los personajes son reales aunque ligeramente disfrazados; pero si escribes una autobiografía, todo el mundo asume que mientes para salvar el cuello. En parte es cierto, porque todo artista tiene, entre otras cosas, trucos de artista."


El último del mes ha sido Años luz de James Salter. Llegué a este libro por un artículo de Antonio Muñoz Molina "Noches leyendo a Slater"  y después de casi un año y un cambio de regalo de Reyes lo conseguí. 

Para empezar, "Años luz" es un libro de los que duelen y una vez más, compruebo que los libros encuentran el momento en el que debes leerlos. Yo no tenía que haberlo leído hace un año, ni dos, ni seis meses...tenía que leerlo justo ahora. 

No voy a contar la historia ni de que va porque creo que es mejor no destriparla para nada. Es una novela escrita en los 70, y como me pasaba con "Via revolucionaria" de Yates o "Una vida encantada" de Mary McCarthy y en casi todas  las novelas escritas en esos años, encuentro que las mujeres aparecen siempre un poco como sin saber que hacer con sus vidas. No quieren ser sus madres, no quieren ser sus abuelas pero tampoco tienen muy claro qué quieren ser. Salter además, las reviste de una especie de halo místico y misterioso que personalmente no me gusta.  Ninguno de los personajes me gusta, ninguno me cae bien, no son buenos ni malos, son reales y absurdos como yo. 

Formalmente Slater tiene un estilo muy personal, a fogonazos, en flashes va construyendo la historia, los personajes y el ambiente y es muy bueno haciéndolo. Frases cortas y descripciones precisas, casi como escenas de una película. Esto ocurre sobre todo en la primera mitad del libro, luego se "calma" y el tono y el ritmo se vuelven más pausado y más "tradicional" por llamarlo de alguna manera. Para mí, la primera parte es magistral y luego decae hasta un final decepcionante por decir algo. A pesar de esto, me ha gustado muchísimo y he doblado un montón de esquinas. 

Como he dicho antes, es un libro de los que duelen, sólo para valientes. Con él, he terminado mi cuaderno rojo de lecturas. 

"La vida es el tiempo que hace. Son las comidas. Los almuerzos en un mantel azul o a cuadros sobre el cual hay sal vertida. El olor a tabaco. Queso brie, manzanas amarillas, cuchillos con mangos de madera". 

"No pudo seguirla con la vista. No pudo ni por un momento, imaginar su vida. Si ella lo hubiera abordado, él se habría quedado sin habla, o peor aún, habría dicho cosas tontas de las que se habría arrepentido al instante y que a ella le habrían dado la impresión de que él era uno de esos hombres patéticos y corrientes, que sólo servían para lo que eran: trabajadores, cabezas de familia. Pero no soy eso, quiso decir, no soy eso en absoluto."


"Siempre nos salva un accidente. Una persona a quién jamás hemos visto".

Por supuesto sigo con Cheever. 

Y con esto y un bizcocho, hasta los encadenados de febrero.