Es una historia desasosegante y muy triste. Me ha recordado a “La Carretera”; McCarthy es un maestro en la creación de ambientes que resultan inquietantes porque nos resultan extraños dentro de la cotidianeidad. En La Carretera la extrañeza venía creada porque en un espacio que nos resultaba conocido:las autopistas americanas, casas, puentes, trenes, introducía un componente desconocido, una catástrofe nuclear, un desastre ambiental..algo que nos producía desasosiego. Lo más inquietante es reconocer algo dentro lo que nos extraña porque eso que no entendemos nos parece más posible.
En “En la frontera” me ha sucedido lo mismo. La acción transcurre en los años 40, pero la soledad, la pobreza, la dureza del paisaje y la tragedia me llevaban mucho más atrás en el tiempo. Probablemente porque quiera pensar que todo eso ha quedado atrás en la humanidad y no tan reciente como sólo hace 60 años.
Es un libro de viajes para encontrarse a sí mismo, sin conseguirlo. Difícil. La traducción era infame, pero he aprendido lo que es manear las caballerías.
“Middlemarch” de George Elliot ha sido el libro del mes, sus más de 1000 páginas me han durado todo el mes. Me costó al principio; no sé si ha sido un cambio demasiado brusco; de la frontera en los 40 a la campiña inglesa de principios del siglo XIX. Las tribulaciones de tres parejas de jóvenes me han resultado curiosas, como si estuviera mirando bichos en una pecera. Muchas de sus cavilaciones y preocupaciones me resultan tan ajenas como si fueran de otro planeta, pero en general me ha gustado. La creación de personajes es absolutamente genial y tras un comienzo excesivamente lento y pausado la novela rueda hacia el más puro folletín con todas las historias entrelazándose, malos malísimos apareciendo para traer al presente un pasado terrible y la bondad triunfando sobre todo.
“ Nuestros actos nos acompañan mucho tiempo, y lo que hemos sido nos hace ser lo que somos”.
En “En la frontera” me ha sucedido lo mismo. La acción transcurre en los años 40, pero la soledad, la pobreza, la dureza del paisaje y la tragedia me llevaban mucho más atrás en el tiempo. Probablemente porque quiera pensar que todo eso ha quedado atrás en la humanidad y no tan reciente como sólo hace 60 años.
Es un libro de viajes para encontrarse a sí mismo, sin conseguirlo. Difícil. La traducción era infame, pero he aprendido lo que es manear las caballerías.
“Middlemarch” de George Elliot ha sido el libro del mes, sus más de 1000 páginas me han durado todo el mes. Me costó al principio; no sé si ha sido un cambio demasiado brusco; de la frontera en los 40 a la campiña inglesa de principios del siglo XIX. Las tribulaciones de tres parejas de jóvenes me han resultado curiosas, como si estuviera mirando bichos en una pecera. Muchas de sus cavilaciones y preocupaciones me resultan tan ajenas como si fueran de otro planeta, pero en general me ha gustado. La creación de personajes es absolutamente genial y tras un comienzo excesivamente lento y pausado la novela rueda hacia el más puro folletín con todas las historias entrelazándose, malos malísimos apareciendo para traer al presente un pasado terrible y la bondad triunfando sobre todo.
“ Nuestros actos nos acompañan mucho tiempo, y lo que hemos sido nos hace ser lo que somos”.