viernes, 10 de enero de 2020

Podcasts encadenados (VI)

Que levante la mano el que no tiene dos cubos de basura en casa o incluso tres y una bolsa para los tapones y otra para el cartón y un montón de cosas esperando junto a la puerta con trastos para llevar al punto limpio. Separar el envase de la leche de la raspa de pescado nos hace mejores, nos hace creernos mejores, comprometidos con el planeta, con el consumo responsable. Si además de todo vamos a la compra con bolsas de rejilla, echamos los residuos orgánicos en bolsas compostables, llevamos una botella de cristal para rellenar y usamos un cepillo de dientes de bambú estamos convencidos de ser buenísimas personas, ejemplares.

De lo que pasa una vez que la basura sale de nuestra casa no nos preocupamos mucho porque nosotros ya hemos hecho nuestra parte. Tenemos unas cuantas ideas preconcebidas que hemos leído por ahí, y así, con un ecologismo hecho a medida vamos tirando. El plástico es malísimo, save the turtles y poco más. Como siempre simplificamos para estar más cómodos. Y hoy vengo a sacarnos a todos de esa zona de comodidad y mostrar la realidad del plástico, del reciclaje y de como la solución a la contaminación no está en nuestra pajita de bambú. Nos exige un esfuerzo muchísimo mayor que no sé si estamos dispuestos a asumir.

Hoy traigo una selección de podcasts para aprender sobre plásticos, sobre la historia del reciclaje y sobre lo que ocurre cuando las bolsas de basura salen por nuestra puerta.

1.-  The litter myth del podcast Throughline de NPR Este podcast que creo que no he recomendado aún es uno de mis fijos. Sus dos presentadores de nombres impronunciables, Ramtin Arablouei (él) y Rund Abdelfatah (ella),  dedican cada episodio a «mirar el pasado para entender el presente». En este caso parten de su obsesión por separar residuos y reciclar para preguntarse ¿Cuándo empezó esto? ¿Cuándo surgieron los envases de usar y tirar? ¿Por qué el consumidor se siente tan culpable? Porque sí, porque todo esto tiene un comienzo y está en un lobby formado por las compañías americanas más potentes para poner la responsabilidad de la generación de residuos y basura en el consumidor y no en el productor. Es una historia increíble con creativos de la era de Mad Men, empresas haciendo lobby contra legislaciones que ya en los años 50 trataron de prohibir los envases de un solo uso y unos anuncios de televisión con un indio llorando por la basura con la que contaminamos su río... protagonizados por un actor que no era indio.

Además del contenido merece la pena prestar atención a la perfecta combinación de voces de los dos presentadores, a cómo van presentando la historia y al uso que hacen de recursos históricos.

Podcast: Throughline
Episodio: The litter myth
Duración: 35 minutos
2.- Should we burn our recycling? del podcast Today Explained de VOX.   Today Explained es un podcast informativo diario que trata de explicar un tema en profundidad, a la manera del The Daily pero siendo más dinámico, más ¿cómo decirlo? menos formal. Este episodio se centra en contarnos la realidad del reciclaje, la mínima proporción de plástico que realmente se recicla y por qué ocurre esto. Hay que aceptarlo, la mayoría de envases que tiramos en nuestro contenedor amarillo creyendo salvar el planeta terminan (o terminaban) hasta al año pasado en barcos camino a China que hasta el 1 de enero de 2018 compraba todos esos materiales supuestamente para reciclarlos. Ahora ya no hay mercado para esos materiales y las empresas que antes se afanaban en separar los materiales para esa venta, ya no tienen interés en hacerlo. Además, reciclar es algo muchísimo más complejo que separar los envases de lo orgánico y por eso y otros mil problemas más, quemar los residuos por mucho que nos lo hayan vendido como lo peor, no lo es ni mucho menos. O eso es la tesis de este episodio.  ¿Cómo se recicla? ¿Qué pasa cuando los residuos llegan a las plantas? ¿Como se separan? ¿Cuanto contamina una incineradora? ¿Cuáles son las diferencias entre el reciclaje en Estados Unidos y en Europa? (Spoiler: lo hacemos mejor pero también mandamos nuestra mierda a Asia).  Este episodio, además, me ha descubierto que en Copenhague en la zona de parques y esparcimiento de la ciudad, los daneses, que son gente seria, han construido una incineradora de diseño que tiene además una pista de esquí sobre hierba encima.  

Podcast: Today explained.
Duración: 27 minutos 

3.- National Sword del podcast 99% invisible.  De 99% invisible ya he recomendado más episodios y vuelvo a recordar que la voz de su presentador, Roman Mars, es la más sexy del universo del podcast ahora mismo. En este episodio Roman y una de las productoras del programa, Avery Trufelman, charlan sobre reciclaje y sobre por qué China ha dejado de comprar a occidente, a Estados Unidos y Europa, millones de toneladas de basura supuestamente reciclable. Además nos llevan a Taipei, capital de Taiwan, para contarnos como han conseguid allí reducir la cantidad de residuos generados por cada habitante y aumentar en consecuencia la cantidad de toneladas de basura susceptible de reciclar. Os adelanto que la solución pasa por camiones de la basura que se anuncian con música de Beethoven, y una implicación de cada habitante muchísimo más exigente que tener dos cubos de basura en casa.  Escuchadlo y pensad si estaríais dispuestos a una solución similar.  Ah, por cierto, que sepáis que para que los envases se puedan reciclar hay que limpiarlos de cualquier resto alimenticio antes de tirarlos al cubo. Empezad por eso. 

Podcast: 99% invisible
Episodio: National Sword 
Duración: 42 minutos


 4.- ¿Podemos vivir sin plásticos? de El podcast de Cristina Mitre.  Cristina Mitre es periodista y tiene uno de los podcasts independientes en español más potentes. Cada domingo publica una entrega que sigue siempre el mismo formato: una entrevista en profundidad a un especialista en el tema de la semana. Cristina se prepara las entrevistas muy a fondo, leyendo todo lo que hay  y preparando un cuestionario al que a mí me daría miedo enfrentarme. En este episodio charla con Yanko Iruín que además de ser uno de mis más queridos amigos es una autoridad en plásticos, un señor y explica temas muy complejos de manera que sean comprensibles por público no especialista. Yanko explica aquí el reciclado y también la diferencia entre los distintos tipos de plásticos y la imposibilidad de reciclado que muchos de ellos presentan, habla también de microplásticos, de los mares y de cómo por mucho que nos empeñemos movidos por campañas absurdas, es imposible vivir sin plástico y en cualquier caso sería siempre un mundo peor.  

Si queréis aprender sobre plásticos, sus usos, supuestos peligros, las diferencias y sus bondades, no os podéis perder este podcast.  

Podcast: El podcast de Cristina Mitre.  
Duración:  84 minutos. 


Sé que puede parecer un tema árido pero estos cuatro podcasts son una magnífica manera de informarse sobre un tema en el que todos estamos implicados y del que debemos estar muchísimo mejor informados. 

Eso sí escucharlos va a hacer que cambie la manera en la que miráis vuestros cubos de basura. La información nunca es confortable. 




martes, 7 de enero de 2020

Globos de Oro 2019: despelleje y amor a Brad Pitt

No me viene bien que los Globos de Oro coincidan con los Reyes Magos, no puedo estar a dos eventos tan importantes a la vez y puestos a elegir, estaba clara mi elección: los Reyes Magos, los regalos, el roscón, pasar el día entre papel de envolver y comer pularda rellena. Pensaba dejar pasar los Globos de Oro pero, pero, pero, he visto a Brad Pitt y no me puedo resistir.

Brad Pitt es como el vino bueno, como el aperitivo un sábado de otoño, como la siesta, cómo tener verduras en la nevera, como el silencio y una buena alcachofa de ducha, es algo que aprendes a valorar con la edad. Brad Pitt está tremendo y cada vez lo está más. A mí, de joven yo y de joven él, me parecía un poco blando, un poco «qué guapo soy, como me molo», ahora me parece que está cada vez mejor, cada vez más «soy un tío normal y resulta que soy así».  Y, además de todo, sabe llevar traje sin que parezca que el traje le lleva a él o que le pican las etiquetas o que no sabe que hacer con los botones.

Leonardo sigue siendo un no. Va bien vestido y es un gran actor pero a mí no me gusta nada de nada.

A mí Chris Evans me da una grima que me muero. Me parece un Madelman esquinado con unos brotes de Ken el novio de Barbie. No me gusta su cara, ni su pelo, ni su cuerpo y no me gusta como le queda la ropa, siempre demasiado prieta, demasiado «oh, mira se me escapan los músculos». A lo mejor dentro de un tiempo le pasa como a Brad. Lo dudo muchísimo y en cualquier caso este traje de terciopelo o de pana granate madrina de boda de pueblo es un horror.

Jason en fin se puede poner lo que quiera, llevar el pelo como le apetezca y mirarte con cara de estar calibrando cuánto empuje aguantarías.

Zoe Kravitz a mí no me engaña, esa mirada tan ridícula lleva horas de entrenamiento delante del espejo. Ya sé que para poner cara de «uhhh, mira que sofisticada y misteriosa soy» hay que tener mucho tiempo libre. Eso sí, el vestido es precioso aunque a ella parece que le da asco.   Este chico, sin embargo, tiene menos tiempo porque claramente ha ensayado poco la sonrisa de «estoy feliz de estar aquí» y está todavía en la sonrisa «me hago caca ¿me dices donde está el baño?»

Rooney Mara de suspiro decorado y Gwyneth de lo quiero todo. Quiero que se vea como me luce la tabla de ejercicios que hago pero que no me entre frío en los riñones, quiero llevar cuello alto pero ponerme el joyero y quiero que comprobéis sin ningún género de dudas que soy absurda. Es que además este vestido tiene pinta de coger polvo, de tener ese tacto que tienen los visillos de las casas de idealista que llevan meses a la venta.

Joaquin Phoenix, tremendo actorazo, esponjado y con querencia a José Feliciano.

Rachel Weisz yendo sobre seguro, muy bien. Cate Blanchett con estos pelos difusos que se llevan ahora y que a mí me parecen una manera de disimular que te estás quedando un poco escasa de pelo y con un traje color «no queremos saber si es niño o niña así que vamos a pintar la habitación de este color» y con demasiadas cosas y añadidos por todas partes.

Charlize y Reese saben chino. Llevan vestidos que se te van a olvidar según pases la foto pero que dicen claramente «nosotras ya sabemos jugar a esto».

A Phoebe lo que le pasa es que tiene demasiada cara para cualquier cosa que se ponga. Da igual la ropa que lleve porque la vista se te va siempre a su cara. No sé si son los ojos, la sonrisa, la boca o qué pero es una mujer que da igual lo que se ponga porque para verlo tienes que fijarte mucho. Es un fenómeno bastante peculiar.

Stellan va de sueco arrugado. ¿Por qué nadie asesora a estos hombres para que no se pongan trajes que están arrugados antes de les haya dado tiempo a sentarse?

Jennifer de paquete.  Le falta el ticket regalo. 

Estos van de divorcio inminente. Ese choque cromático no presagia nada bueno.

Vamos a ver Saorise, ¿qué es esto? ¿Por qué? ¿No viste en el set de Mujercitas que a ti te van los colorinchis, las cosas con mangas, algo que diga me mola vivir? A mí es que estos vestidos de sardinillas escurridas me dan tristeza y ganas de echarles una manta por los hombros. Lucy se marca un Helena Bonham Carter con la versión abrigada del vestido sardina con una combinación imposible de encaje y papel de aluminio. Si se propone llevar algo más horrible no lo hubiera conseguido.

Michelle Williams haciendo el bien de la humanidad y enseñando al mundo cual es el color menos favorecedor del mundo. No hay más que mirarle la cara para darse cuenta de lo poco que favorece y de que ella lo está haciendo por nosotros.

¿Soy yo o a Charlize le ha crecido el cuello?  Ha debido comer lo mismo que este chico que también tiene un cuello caleidoscopio.

Busy Philips viene de empalmada y no engaña a nadie.

Natasha, ¡Arsa y su abanico!

Las tres falsas, homenaje a Rubens en 120 kilos.

El vestido de Renée es el que más me gusta de toda la fiesta pero me da tristeza infinita que ella haya decidido abandonar la alimentación y optar por autoconsumirse.  Calculo que en un par de galas más el vestido podrá ir colgado de un palo de escoba.

Hombres que llevan reloj y barba de tres días y cara de estar sudando la resaca.

Salma embuchada y diciéndome a mí personalmente «¡complejo, complejo, lo que hay que hacer es sacar los complejos a pasear!» Me preocupa saber si ese minúsculo broche que sujeta todo el andamiaje salió disparado sacándole el ojo a alguien cuando Salma respiró.  También me preocupa el cuello, me apuesto una mano a que se acostó con una roncha roja en el cogote.

Yo de mayor quiero ser Helen Mirren y cruzo los dedos para no acabar siendo como Elton John. Pero mientras me hago vieja me pido ser  Sofia Vergara y llevar a ese señor del brazo. Es una mezcla perfecta de norueguismo y hombres que saben llevar traje.   Volved a mirar a Salma, que a su lado la Vergara parece plana.

A mi hija le gusta Nick Jonas y no sé en qué he podido fallar al educarlo, la verdad.

Everyone loves Jennifer. Pero mucho, la queremos mucho. 

Joshuah desubicado. Va tan imposible que lo peor no es color del traje. Ay madre esos botones dorados, no los veía desde la primera comunión de Joselito.

Necesito que alguien con conocimientos de estilismo me explique ¿Cómo es posible que esas mangas hayan vuelto? ¿Qué sucios trucos se usan para convencer a alguien de que llevar mangas que te rocen las orejas es buena idea? «Vas a sentir un cosquilleo en los tímpanos cada vez que te muevas, vas a ver qué ideal»

«Olivia, eres divina, puedes permitirte estas mangas, son elegantísimas». Olivia, cambia de amigas y de agente.

Kerry por el medioambiente, ahorrando tela.

A ver cómo digo esto, si te preguntas que si alguien notará que llevas el pelo sucio, la respuesta es siempre SÍ. Jason, ya lo sabes para la próxima vez, y no, mojarse el pelo en la ducha no cuenta como lavado.

Ramy Jousef de Primark. 

Vale, lo de los cuellos debe de ser tendencia y aquí todavía no nos hemos enterado. Aunque por la cara de Rose parece que duele.

El vestido de Naomi también está entre mis favoritos y ella en conjunto también: bien el peinado, bien el maquillaje, bien las arrugas de estos son los años que tengo y bien la mirada.

A mí Billy Porter me parece el típico amigo que le dices: « por allí viene mi jefe, por favor le saludo y seguimos andando con la excusa de que llevamos prisa» y acabas no sabes muy bien cómo comiendo con tu jefe y tomando pacharanes mientras tu amigo le cuenta a tu jefe como os emborrachabais con licor 43 y martini cuando tenías 18 años.

Ilusión óptica número 1 titulada: descubre si eres daltónico ¿qué número hay escondido en el estampado? 

Un caramelito, otro caramelito de sabor indefinido, el caramelito que queda en el salpicadero del coche porque nadie tiene claro desde cuándo lleva allí. Caminito de chuches y al final un merengue. 

Laura Graham, chica Gilmore, enmochada y con vestido rojo.

Ana de Armas peinada por su peor enemigo con un vestidazo de estrella de Hollywood espectacular y muy bien maquillada.

Hombres del mundo, repetid conmigo: «No, no estoy lo suficientemente bueno, ni soy lo suficientemente sexy, ni tengo tanto talento como para llevar un esmoquin de brocado tobillero»

Me voy a meter un fregado. A mí el cura de Fleabag no me gusta nada, no me parece sexy ni atractivo. Me daba la sensación de ser un Bambi a punto de caer en manos de la chica. Lo de que te guste un cura tampoco lo veo, son ganas de sufrir por alguien que probablemente tenga una técnica más que deficiente y encima venga con cargo de conciencia pero oye, es una serie y aceptamos lo que sea. Lo que me fascina es que el actor que hace de cura, cuando va de actor a una gala, parece un cura disfrazado de actor que va a una gala. Es todo muy loco y para mí completamente antilujuria. 

Bel, te la han jugado. Si quieres yo puedo ser tu amiga. Prometo decirte siempre la verdad o encerrarte en el baño para que no salgas de casa con esta pinta. 

Ilusión óptica número 2 titulada: Mírame fijamente y cae redondo del mareo. 

Zoey de «Salma, aquí no cabes»

Pierce Brosnan va de Iñigo Montoya va a los Globos de Oro. Me encanta porque se le ve feliz. Y tiene muchísimo mérito porque tiene dos hijos que son como avatares de un juego japonés. 

La versión Hacendado de Sofia Vergara. 

Lala Milan es una valiente, llevar esas uñas con ese vestido es un riesgo, en cualquier momento te enganchas y te arrancas la piel hasta el codo.

Ilusión óptica 3: ¿se mueven o no se mueven los dibujos?

Ay, que le den muchos premios a Brad Pitt, que le den todos los que haya: el Goya, el Oscar, el Nobel, el de relato corto de la biblioteca de mi barrio, el de leyendas del mazapán y que le hagan embajador del cava de Almendralejo para que todas podamos mirarle como le mira Jennifer. 


viernes, 3 de enero de 2020

Lecturas encadenadas. Diciembre

Es solo 3 de enero pero parece que el 2019 acabó hace semanas pero para cerrarlo definitivamente me queda escribir el último lecturas encadenadas del año, los libros de diciembre que de alguna manera han estado casi todos relacionados con el amor y que suman junto con todos los de los meses anteriores sesenta libros. En este enlace están todos listados y los que están en negrita son los que más me han gustado aunque si tengo que elegir alguno para recomendarnos serían: Claus y Lucas, Malherba, Fugitiva y Reina y mis amadísimos Cazalet. 

Al lío. 

El último tebeo del año fue Balada de la Costa Oeste de Manchette y Tardi. Es un tebeo con una historia muy muy negra de un empresario que tras verse involucrado en un tonto accidente de coche se ve metido en un lío increíble. Es Pulp Fiction y Reservoir Dogsy los Soprano con toques de Misión Imposible y Bourne. Aunque esté ambientada en la Francia contemporánea hay que enfrentarse a esta historia como si fuera una peli de Hollywood y comprar todo lo que te cuenta aunque, de vez en cuando, te encuentres pensando lo mismo que cuando ves a Bond: «anda ya, pírate con esta fantasma». Es entretenido, los dibujos son perfectos para la historia y es un tebeo finito con formato de los Mortadelo y Filemón de mi infancia y sin duda lo recomiendo. 

Elogio del zurdo de Jean Paul Dubois ha sido el último chasco del año. Un chasco que me ha dolido en el alma porque lo elegí a conciencia, no puedo echarle la culpa a la editorial por bombardearme con promoción, ni a un artículo en la prensa, ni a una lista de recomendados que viera por ahí. Esta lectura fue fruto de mi enamoramiento con Dubois tras leer Una vida francesa que me encantó y comprobar que es un señor francés, muy francés que está envejeciendo con mucha clase, como solo saben hacerlo los franceses. El caso es que Dubois ganó este otoño el premio Goncourt y me lancé a buscar otro de sus libros y encontré este y me hizo gracia. 

Dubois es zurdo y este libro es una defensa del zurdismo, cuenta anécdotas, historietas. Mitad crónica propia, mitad análisis de textos que analizan el hecho de ser zurdo, Dubois habla de la consideración de derecha e izquierda en distintas sociedades, en las religiones, en las culturas, en la vida diaria. Lo intenté con ahínco pero no conseguí cogerle el truco, ni que me interesara ni que me hiciera gracia así que lo dejé cuando me quedaban treinta páginas con un: Jean Paul te sigo queriendo pero esto no es para mí. 

Aún así, alguna esquina doblé porque Dubois es un tipo listo: 

«La incomodidad es, finalmente, un sentimiento menos tenaz que la curiosidad. La primera dura el tiempo de una exasperación. la segunda, al mantener el deseo de saber de que estará hecho el mañana, da el valor de morir demasiado joven». 

En mayo, en Nueva York, compré en Stand Books Between Them de Richard Ford. Este breve librito recoge los dos ensayos que Ford escribió sobre sus padres. El de su madre que leí hace años recuerdo siempre la cita sobre el momento en que descubrió que su madre era una persona independiente, era algo más que su madre. Me llamó la atención en su día porque creo que es algo por lo que todos pasamos en la vida y los que no lo pasan, que son algunos, son esos que pretenden ser siempre los cuidados, los protegidos, los irresponsables. 

«Yo tendría siete  o nueve años. Pero dije mi nombre - Richard Ford - exclamó: “Ah si, tu madre es esa señora de pelo negro, bajita, mona, que vive más arriba de esta calle.” Aquello me afectó y me afecta todavía. Creo que fue la primera imagen que tuve de mi madre como de otra persona, como alguien a quien los otros veían y describían: una mujer mona, no. (...) Sin embargo, recuerdo aquello como un momento significativo de mi vida. Breve pero importante (...) Desde entonces creo que nunca pensé en ella de otro modo, como Edna Ford, una persona que era mi madre y que también era alguien más.» (Mi madre in memorian. Richard Ford)

El de su padre lo escribió hace poco casi cincuenta años después de su muerte y es un texto precioso, lleno de mimo, de ternura de cariño. Ford maneja los escasos recuerdos de su padre, las sensaciones que de él ha guardado, los sentimientos que él le generaba de niño como figuritas de cristal increíblemente frágiles y delicadas. No ilumina esas figuritas, esos recuerdos, con grandes focos ni con luces que las embellezcan, no las coloca en grandes escenarios para hacerlos parecer más de lo que son, más de lo que fueron. No, son sus recuerdos, sus sensaciones y sentimientos y los describe con un amor y una emoción como las de un niño cuando te enseña su juguete más preciado. 

«I, however, have tried not to make grand claims of my parents. If anything, I've tried to be cautious, so that my own facts of telling about them and their influence on me not distort who they were. I've thus tried, as best I could, to write only about what I factually knew and did not know. My parent were, after all, not made of words»

Sobre su padre Ford escribe con amor y con distancia sintiendo el luto hacia delante. Su padre murió de un infarto, en sus brazos, cuando él tenía quince años, lo que recuerda de él lo recuerda siendo niño, cuando no era la persona que es ahora, la persona en la que se iba a convertir. Su padre es la seguridad que uno no sabe que tiene hasta que la pierde, hasta que se abre el vacío. 

«To write a memoir and to consider the importance of another human being is to try to credit what might otherwise go unmarked - partly by acknowledging that mysteries lies within us all, and by identifying within those mysteries, virtues.»

Es un libro precioso que recomiendo a todo el mundo para disfrutarlo y para reflexionar sobre nuestros padres. 

De amor trataba también el penúltimo libro del año, El placer del amor de Alain de Botton. De este autor llevo años leyendo cosas por internet, partes de sus ensayos, artículos, videos en los que explica distintos conceptos de filosofía y hace poco leí un ensayo sobre el final del amor que me encantó. A los dos días fui a Pantha Rei y mientras miraba las estanterías con la intención de resistir la tentación y no comprar nada me encontré con dos libros suyos y como yo no he venido a este mundo a sufrir los compré. 

El placer del amor es un libro raro, como si Alain de Botton no se atreviera a escribir una novela, no se viera capa de hilarlo todo en un relato continuo pero tampoco quisiera escribir un tratado con sus reflexiones sobre el amor. Así que se queda en terreno de nadie, en medio, narrando el enamoramiento de Claire y el narrador ¿el propio Alain? contándolo en distintos capítulos que se organizan en párrafos numerados. 

El narrador/enamorado reflexiona sobre el amor, sobre lo que siente, piensa e intenta entender sus sentimientos y el amor que siente de la forma más objetiva y analítica posible. Como relato/novela es un libro bastante fallido pero tiene numerosas reflexiones sobre el amor muy interesantes y muy ciertas. No es un libro para leer si estás en la cumbre del planeta del amor o tienes veinticinco años, cuando crees que lo que tú sientes no lo ha sentido nunca y que a ti jamás te pasará lo que a los demás. Es un libro para leer cuando ya sabes de qué va la historia y no te importa reconocer que todas las historias de amor se parecen y que la tuya no es especial. 

«Las personas de las que nos enamoramos a primera vista son tan maravillosas como una sinfonía compuesta mentalmente. Están tan libres de gustos opuestos en materia de zapatos o literatura como la sinfonía no ensayada lo está de violines desafinados o de flautas que entran a destiempo». 

Y esto tan cierto y tan trágico: 

«El que dos personas ya no sean capaces de convertir sus desacuerdos en bromas es un síntoma de que han dejado de amarse o al menos de que no desean hacer ese esfuerzo que constituye el noventa por ciento del amor.»

El último libro de año iba también de amor, de amor adolescente, de esos amores que creen que solo te han pasado a ti y a Romeo y Julieta, de los que crees que no acabarán nunca porque es imposible que algo así termine nunca y porque si se acaba te morirás. Esta novela, Eleonor & Park de Rainbow Rowell , la compré hace un par de años para mis princezaz pero creo que ellas no la han leído. El caso es que de repente me acordé de ella y decidí que podría ser una buena manera de terminar el año con algo bonito tranquilo, bonito y tierno. Y es lo que es esta historia de adolescentes de dieciséis años que descubren la magia de enamorarse, el vértigo que da y además lo difícil que es estar enamorado cuando no eres popular o tu familia es el infierno. Esta novela podría ser cursi pero no lo es, podría dar vergüenza ajena pero no la da y podría ser una película pero todavía no lo es aunque he mirado y están en ello para rodarla. Es una novela muy entretenida que recomiendo como lectura fácil y, desde luego, recomiendo para adolescentes. 


Un año.
Sesenta libros. 
Treinta y un autores, veintinueve autoras. 
Creo que diez españoles, catorce franceses, catorce estadounidenses, una húngara, una italiana, un colombiano, ocho británicos y una nigeriana.
Ocho tebeos. 

Y con este recuento final, hasta los encadenados de enero que han empezado fuertes. 


miércoles, 1 de enero de 2020

Propósitos alfabéticos imposibles

Creo que los propósitos de año nuevo deben ser todo lo imposibles que se pueda. No un poco imposibles o muy altamente improbables, hay que soñar a lo grande y pensar en cosas verdaderamente imposibles e irrealizables. Plantear cosas que no están a tu alcance ni en un millón de años te hace afrontar el año con tranquilidad y calma, con confianza en tus posibilidades, en tu incapacidad y en tu completa carencia de fuerza de voluntad. 

Tener propósitos imposibles no quita que seas ordenado así que yo he colocado los míos por orden alfabético. 

Amar el deporte sobre todas las cosas. Bordar una mantelería nueva con doce servilletas con blonda. Caminar a mi trabajo. Dormir doce horas seguidas del tirón y Despertarme con ganas de charlar (dos ds seguidas, la ambición es fundamental para conseguir la imposibilidad). Escribir una novela. Fugarme a vivir al norte. Ganar el Pulitzer con un podcast. Hacer un podcast. Ilustrar mi novela. Jugar a un deporte de equipo y que me elijan por lo buena que soy y no por descarte. Volver a comer Kale. Liderar una revuelta en mi trabajo.  Multiplicar los panes y los peces o siete por ocho sin dudar. Nadar entre tiburones. O Pervertir a Timothée Chamalet. Dejar de comer Queso. Reirme con los chistes de Broncano. Sudar mientras corro la Marathon de Madrid. Taladrar sin miedo a hacer estallar una tubería, provocar una explosión o tirar la pared. Usurpar el trono de hijo favorito, rey de la creación de manos de mi hermano. Vadear el Río Grande vestida de vaquera y fumando un Malboro.  Ligarme a un Wenceslao. Aprender a tocar el Xilófono. Y Zarandear por las solapas a un par de compañeros de curro como si yo fuera la Brigada Brutal.  

Ya está. 

No hay nada mejor para comenzar un año que esperar poco de él. 


lunes, 30 de diciembre de 2019

Podcasts encadenados (V)

Me ha pillado completamente por sorpresa el éxito de esta sección del blog, Podcasts encadenados, nacida de mi adicción a los mismos en los últimos cinco años. Lo que empezó como algo para entretenerme se ha convertido en algo casi tan necesario como la lectura y como soy una persona, según mi amiga Rosa, asquerosamente organizada, llevo un control sobre todo lo que escucho (un calendario anotado) y un excel dónde apunto todo lo que escucho y mis impresiones. Empecé a escribir esta sección porque me apetecía hablar de ello y he descubierto que interesa a mucha gente que ya los conoce y, además, interesa a gente que jamás había probado pero que ha decidido probar a ver qué es eso de los podcasts. 

Las recomendaciones de hoy, por eso de ser fin de año, las vacaciones y demás, son de cinco podcasts completos publicados en el 2019. Con podcasts completos quiero decir que empezaron y terminaron y que en principio no tendrán más temporadas, contaron una historia y la terminaron. Eso no quiere decir que sus creadores/presentadores no hagan más podcasts, pero aunque sean parecidos serán de otra historia. Espero haberme explicado. 

Vamos a ello: 

1.- The Missing Cryptoqueen es un podcast de la BBC presentado por Jamie Bartlett y producido por Georgia Catt. Catt, productora de radio, empezó a escuchar sobre crypto monedas a través de amigos suyos que habían invertido en algo nuevo llamado One Coin.  Se puso a investigar y descubrió a su creadora-gurú, la Doctora Ruja Ignatova, y la misteriosa desaparición de ésta en 2016.  Se dio cuenta, además, de que esta historia había sido poco investigada y contada en los medios y pensó que sería un buen tema para un podcast. Acertó. Junto con Jamie Bartlett, que es periodista de tecnología, han creado este podcast que a lo largo de diez episodios nos lleva a conocer los entresijos de una estafa a niveles nunca conocidos en el planeta. En esta historia hay malvados misteriosos como la Dr. Ruja, fuerzas aún más peligrosas detrás de toda la estafa, secretos sin descubrir y, sobre todo, lo más terrible: las esperanzas primero y desolación después de la gente estafada que ha perdido miles o cientos de euros. Hay un capítulo sobre la escala de la estafa en Uganda que es desolador. Además de todo esto, si no sabes nada de crytpomonedas o de las redes de marketing piramidal, Jamie y Georgina van explicándolo todo, descubriéndote un mundo nuevo de peligros, avaricia y engaños. 

«Maybe I'm living in the old world were the ideal of journalisms is that you present the facts and expose the wrong doing and Fred is living a new world where facts are irrelevant» 

Esto que comenta Jamie Bartlett en el último episodio resume muy bien la idea detrás de estas estafas. Da igual los hechos que tú le presentes a la gente, tanto el impostor como el comprador van a creer lo que les viene bien creer independientemente de lo que tú les muestres, en este caso que One Coin es una estafa y que han perdido su dinero. 

Un atractivo añadido de este podcast es el maravilloso acento inglés y la exquisita educación de los dos periodistas cuando entrevistan incluso a gente que les insulta o que les miente a la cara. Es un aspecto del periodismo que hemos perdido por completo en España. Son educados, permanecen calmados y nunca son agresivos aunque sean contundentes. 

Podcast: The Missing Cryptoqueen.
Episodios: 10
Duración:  40-45 cada episodio. 

2.- Uncover: The village. Uncover es un podcast canadiense de CBC Podcasts. Cada temporada (y llevan cinco) trata de un tema distinto. La que recomiendo hoy es la tercera, titulada The Village y que trata sobre una serie de asesinatos de hombres gays ocurridos en los años 70 en el barrio gay, The Village, de Toronto. En aquellos años hombres gays empezaron a desaparecer sin que nadie supiera de su paradero; de un día para otro sus amigos dejaban de verlos, no aparecían por los bares y nadie sabía nada de ellos. La policía, cuando por fin alguien denunciaba su desaparición, la achacaban a su modo de vida disoluto y archivaban el caso. En 2010 más hombres empezaron a desaparecer y en 2018 se arrestó a un sospechoso. El podcast presentado por Justin Ling reconstruye toda la historia, la de los hombres desaparecidos, la de la policia y sus errores, las familias y, sobre todo, traza un retrato muy muy crudo y muy vívido de cómo era la vida del colectivo gay en los 70 y cómo ha cambiado hasta nuestros días. Hay muchos testimonios de la época: representantes del colectivo que alzaron la voz para protestar por la inacción de la policia, amigos de los desaparecidos, familiares, policías, políticos. Es un podcast que podría considerarse de true crime pero que es más bien un retrato de una época que nos sirve para ver todo lo que hemos avanzado en derechos del colectivo LGTBI y todo lo que nos queda por avanzar. Los episodios en los que policías, ahora setentones, cuentan avergonzados cómo con 30 años al acudir a los bares no bebían nada "por si se les contagiaba algo" son muy reveladores. 

Episodios: 9
Duración: 40-50 cada episodio 


3.- La desaparición del Padre Gallego. Podcast colombiano de La no ficción presentado, creado, producido, investigado y mezclado por Juan Serrano. A Juan le falta cantar la sintonía para ser el hombre orquesta pero eso no quita para que este podcast sea maravilloso. El 9 de junio de 1971 el padre Héctor Gallego, un sacerdote colombiano destinado en una pequeña aldea de Panamá, fue secuestrado. Nunca más volvió a saberse nada de él. Los rumores sobre que los militares, la policía secreta o el gobierno lo habían secuestrado surgieron enseguida pero nadie pudo probar nada. Héctor Gallego se convirtió en un héroe para sus aldeanos, a los que había organizado en cooperativas que les permitían subsistir sin tener que depender de las tiendas de los caciques. Año tras año, y continúan haciéndolo, el 9 de junio realizan actos conmemorativos por su obra y por su desaparición. Juan Serrano conoció su historia y le sorprendió que alguien tan venerado en Panamá fuera un desconocido en su país. Se puso a investigar quién fue Héctor Gallego, cómo llegó a Panamá, qué hizo allí, por qué desapareció, lo que ocurrió después y lo que ha ocurrido ahora, el año pasado. 

Es un podcast maravilloso, con una historia que va mucho más allá de la desaparición de un cura progresista perseguido por un dictador.

¡Y es en español, claro! 

Episodios: 10
Duración:  23-40 

4.- Believed  Es un podcast de la radio pública de Michigan presentado por  Kate Wells and Lindsey Smith.  Éste se publicó a finales de 2018 pero lo he traído porque cuenta una historia que necesitamos conocer. El caso que explica es bastante conocido: el médico de la selección nacional de gimnasia artística de USA, Larry Nassar, fue acusado de haber abusado o agredido sexualmente a más de doscientas niñas y jóvenes durante varios años. Cuando la historia salió a luz, fue juzgado y condenado pero además la jueza permitió que durante una semana entera, niñas, jóvenes y mujeres subieran al estrado y hablaran con él, le contaran lo que su agresión, su abuso y el hecho de que nadie las creyera ha significado en sus vidas.  Es un podcast estremecedor y más si tienes hijos. Yo, como madre, lo escuchaba y se me ponía la carne de gallina sabiendo que posiblemente yo tampoco me hubiera dado cuenta si algo así le hubiera pasado a mis hijas porque los agresores sexuales no son ogros ni tíos del saco, son siempre gente en la que la sociedad confía. 

Podcast: Believed. 
Episodios: 8
Duración: 20-35 

5.- Scattered de la WNYC. Este podcast está presentado y dirigido por Chris García, un cómico de origen cubano que vive en California y que cuenta la historia de su padre.  García había hecho parte de su carrera con monólogos en los que su padre, Andrés, era muchas veces el protagonista, contando cómo había llegado a USA, imitando su acento, sus expresiones, su manera de ver la vida. Cuando su padre muere después de años de estar enfermo de Alzheimer, García se da cuenta de que no conoce prácticamente nada de la vida de su padre y se pone a investigar sobre la infancia en Cuba, cómo conoció a su madre, la vida bajo la dictadura castrista, la salida de Cuba primero hacia Madrid y luego finalmente a Estados Unidos. El podcast es muy emotivo porque es la búsqueda, la desesperada necesidad de atesorar todo lo que pueda sobre su padre muerto, intentar retenerlo de alguna manera para que siga vivo. Es un podcast curioso porque casi se puede escuchar sin saber inglés, Chris habla bastante en español y los diálogos con su madre son siempre en español. El podcast se llama Scattered  (dispersado) porque el punto final del podcast es el viaje a Cuba que realiza la familia para esparcir las cenizas del padre en el mar. 

Es un podcast muy tierno y que te hace replantearte cómo de desconocidos son nuestros padres. 

Podcast: Scattered
Episodios: 7
Duración: 30

Manejad estas recomendaciones con mesura porque ,ya os advierto, escuchar podcasts es adictivo. Pero si se os va de las manos, como a mí, y os encanta alguno venid a contármelo. 



viernes, 27 de diciembre de 2019

Insomnio de alerta

Sabes que son las 4:27 o cualquier otra hora innecesaria en cuanto abro los ojos. En medio de la noche estás completamente despierta en tres segundos. Estas dormida y estas despierta sin transición. Pasas de un estado a otro sin una razón, sin un sentido pero tampoco sobresaltada. Esto solo te pasa por la noche, durante la mañana hay un momento de aferrarte al sueño, de querer engancharte en el estar dormida pero por la noche eres expulsada del sueño de repente. Mientras compruebas que efectivamente son las 4:27 piensas que el insomnio de alerta comienza como cuando pierdes en una partida en un videojuego: estás jugando y al segundo estás muerto, fuera del juego. Game over del sueño y no te quedan vidas para volver a él. Como en el Candy Crush tienes que esperar. Nunca sabes cuanto tiempo. A veces media hora, a veces sesenta minutos, a veces un par de horas o a veces, como hoy,  hasta el día siguiente. 

Al insomnio de alerta se aprende a jugar. Al principio, cuando te encuentras en esa realidad alternativa que consiste en ser incapaz de dormir cuando todo a tu alrededor está dormido, te pones nervioso, te alteras. Quieres volver al juego en el que estabas, a la pantalla anterior, quieres volver a dormir y te afanas en conseguirlo. Cambias de postura, de almohada, de lugar en la cama. Vas al baño aunque no tienes ganas, bebes agua y te re acomodas queriendo creer que con eso se arreglará todo. Después, cuando ya has estado muchas noches en ese juego, sabes que nada de eso funcionará. Hay que tomar otras medidas. Como jugadora master pro del insomnio de alerta sabes por experiencia propia que pensar nunca funciona. Es increíble como tus pensamientos se vuelven algo aterrador y muy adictivo cuando estás en la hora que no existe, las 4:27. Además, como con la ayahuasca, quieres que tus pensamientos sean relajados y te transporten a algún lugar feliz pero eso no siempre funciona y la mayoría de las veces te llevan a un viaje aterrador. Tu cerebro, en vez de proyectarte sitios felices, montañas nevadas y chimeneas encendidas, te lleva al accidente de coche que has visto hoy en la carretera, al herido que el Samur estaba tratando de reanimar justo cuando tú pasabas y de ahí te lleva a pensar en las cigueñas que cada mañana ves posadas en  la autopista. «Eh, cerebro, ¿qué es esto?» quieres preguntar pero no te da tiempo porque de repente estás pensando que esas cigueñas solitarias,  una tras otra, encima de las farolas cada amanecer, son la escolta imperial de todos los que pasáis cada mañana. Quizás ellas saben quién volverá por la tarde y quién se quedará para siempre en la carretera, como el herido de esta mañana. «Ya está bien, por ahí no sigo», le dices a tu cabeza y te giras en la cama. Te das cuenta de que te duele un hombro, quizás te has despertado por eso, quizás te duele el hombro porque te pasa algo, quizás lo que te pasa no es una contractura, quizás es algo más grave, un cáncer de huesos que acabará con tu vida en un par de meses y, entonces, ¿qué pasará con tus hijas? Estarán bien pero tú te perderás su vidSTOP. Enciendes la luz, estiras el brazo y coges la novela sobre la que te quedaste dormida a las 11, cuando creías que esta noche no jugarías al insomnio de alerta.  

Leer alivia el insomnio de alerta pero no lo cura. Lo único que cura el insomnio de alerta es el paso de las horas. Según te vas a acercando al momento de levantarte, los párpados empiezan a pesarte, tu cerebro entra en calma y el cuerpo empieza a pesar sobre la cama, a relajarse. Y te duermes y vuelves al juego anterior y ahora, cuando toque dejar esa partida, el salto al mundo consciente no será limpio e indoloro como a las 4:27. Será agónico, lento y te dejará molido. Sentirás que tus brazos y tus piernas y tu cabeza se estiran intentando tirar de ti para que te quedes en el mundo de los sueños «una pantalla más, una pantalla más». 

Si juegas muchas noches al insomnio de alerta te conviertes en un zombie intratable, huraño e irascible. Todo el mundo te cae mal y tú le caes aún peor a ellos porque solo puedes pensar en dormir, en volver a tu cama, en enterrarte bajo el edredón y descansar. En las manos del insomnio de alerta eres un mequetrefe en medio de una tormenta de pensamientos espantosos que al levantarte, al contrario que los sueños, se te quedan pegados. 

Hoy has tenido escalofríos al ver las cigüeñas al amanecer. Te aterra el insomnio de alerta. 


viernes, 20 de diciembre de 2019

Podcasts encadenados (IV)

Voy a aprovechar este día de pre vacaciones, de cenas de trabajo, de compras y desconexión para escribir uno de esos posts que no lee nadie. Si escribiendo este blog buscara miles de visitas y polémicas, sé como hacerlo, es fácil y divertente pero como escribo lo que me da la gana y cuando me da la gana, hoy vengo a recomendar tres podcasts de gente que hace y dice lo que le da la gana y que además a mí me divierten muchísimo.

El sentido del humor es algo que se tiene o no se tiene. Yo conozco gente sin sentido del humor, mi madre por ejemplo. Y conozco mucha gente a la que le divierten cosas que a mí no me hacen gracia y a la que lo que a mí me parece hilarante a ellos les deja fríos. Así que estas tres recomendaciones son las que a mí me hacen gracia y me divierten, los podcasts que escucho cuando me apetece divertirme, reírme y evadirme un poco. Y no, no está La vida moderna porque a mí Broncano no me hace ninguna gracia. 

Los tres se graban con público y los tres son en español. No hay excusas con el idioma. 

1.- Nadie sabe nada. Con Andreu Buenafuente y Berto Romero. Este podcast es todavía un programa de radio que emite la Ser los sábado a mediodía. Por supuesto yo jamás lo escucho a esa hora, de hecho es el único podcast que tiene un momento de escucha reservado. Los lunes por la mañana cuando me meto en el coche a las 7:30 de la mañana para ir al trabajo lo pongo para hacer menos horrible el comienzo de la semana. Llego a Mordor sonriendo cuando no llorando de la risa y pensando que hay gente en el mundo con un gran talento y que sabe como usarlo.  Nadie sabe nada no va de nada. En teoría Andreu y Berto tienen que meter la mano en una urna y sacar las preguntas que oyentes de todo el mundo han enviado "por el internet" pero la verdad es que eso pasa solo algunas veces. La mayor parte de los programas transcurren con ellos dos contando historietas o desarrollando teorías absurdas. Llevan ya siete temporadas y han acuñado muchas expresiones, mucha jerga pero te puedes enganchar en cualquier momento y sentirte invitado en la fiesta. Para mí, Andreu Buenafuente es el mejor presentador/comunicador que hay en España. Un tipo listo, con clase, inteligente y con un sentido del humor con el que conecto completamente. Berto me parece el segundo mejor presentador/comunicador y ambos hacen una pareja perfecta.

Podcast: Nadie sabe nada.
Episodio: Cualquiera.
Presentadores: Andreu Buenafuente y Berto Romero
Duración: 50 minutos

2.- Aquí hay dragones con Arturo González Campos, Rodrigo Cortés, Juan Gómez Jurado y Javier Cansado.  Este podcast es de Podium y consite en que los cuatro se reúnen, se ríen y Rodrigo, Juan y Javier se juegan a "Piedra, papel o tijera" el orden en el que van a contar las historietas. Javier Cansado siempre hace trampas y sus historietas son siempre sorprendentes, inesperadas y absurdas. Para mí, son las mejores. Con Rodrigo aprendes bastante de cine y música y Juan, bueno, a mí es el que menos me gusta pero hace su papel.  Llevan ya 57 programas, todos impares, y se puede empezar a escuchar por cualquiera pero mi favorito es sin duda el que enlazo aquí. 

Una advertencia si no te gusta Javier Cansado no sé qué has hecho mal en tu vida pero algo has hecho mal. Háztelo mirar. 

Podcast: Aquí hay dragones 
Episodio: De películas de papel, vikingos y  borrachos al piano 
Presentadores: Arturo González Campos, Rodrigo Cortés, Juan Gómez Jurado y Javier Cansado
Duración: 80 minutos

3- Deforme semanal Ideal Total con Lucia Lijtmaer e Isa Calderón.  Este podcast es de Radio Primavera y como los dos anteriores consiste en ellas dos charlando de cosas variadas. La diferencia con los otros dos es que Isa y Lucia son muy políticas y muy feministas, así que si eres de los de "a mí dame humor blanquito y deja ya de dar la turra con el feminismo" este no es tu podcast. Lucia e Isa se meten con todo bicho viviente (mucho más con Albert Rivera) y reflexionan mucho sobre las relaciones, sobre como las mujeres caemos siempre en las mismas estupideces y ya va siendo hora de salir de ese bucle de machismo y tontería. A mí me hacen mucha gracia incluso cuando no estoy de acuerdo con ellas. Hablan de libros muy interesantes y ponen unas canciones alucinantes que siempre me gustan y siempre acabo añadiendo a mi lista de Spotify para escuchar en el coche si algún día dejo de escuchar podcasts.

Llevan solo tres programas y los tres me han gustado mucho pero el dedicado al concepto Lester: «Lester es el personaje cobarde que te puede, que te destroza, que te deja tirada en un parking, que te camela con frases del tipo "cuando te vi, supe eras tú". Los Lester son un mal que nos ha traído la tierra a las mujeres, son gente con la que follas viva» es una maravilla. Que levante la mano quien no haya tenido un Lester en su vida.

Podcast: Deforme semanal Ideal Total 
Episodio: El concepto Lester 
Presentadores: Lucia Lijtmaer e Isa Calderón
Duración: 60 minutos

Como digo siempre, si escucháis alguno y os gusta me encantará que me lo contéis. Y con esto puede o puede que no despida esta sección hasta el año que viene.




martes, 17 de diciembre de 2019

Dieciséis años

No sé cómo el fue el día que naciste. Llegamos al hospital de madrugada y era noche cerrada. Era de día  cuando los tres estuvimos en la habitación pero yo no me levanté de la cama y no miré por la ventana. No sé que día hacía y hasta hoy no lo había pensado. Sí sé que día hacía cuando nació tu hermana porque era verano y era imposible no percatarse del sol, el cielo azul y el calor. 

No sé que día hizo aquel 17 de diciembre pero sí se que tú eres un día de invierno. Un día cercano al más corto del año porque casi todo lo que eres, lo eres para dentro, para ti sola, para los pocos que estamos cerca de ti. Eres discreta, sensible, silenciosa, humilde, intuitiva y acogedora. 

Ser un día de invierno es difícil porque tiene mejor prensa ser un día de verano, ser sol, ser vacaciones, ser calor y días que no se terminan pero tú eres invierno. Eres como uno de esos días de invierno que empiezan con una niebla blanca que no deja ver nada, no asusta, no da miedo, en cierto modo atrae y acoge. Pero ser así a veces te hace sufrir. Los días de invierno son para unos pocos, tú eres para dentro, para los tuyos y para ti. Ser un día de invierno no es fácil porque vas a contracorriente, porque cuesta no estar a gusto con lo que le gusta a los demás o que te interesen cosas diferentes a las que gustan en tu entorno y por eso los quince han sido una montaña rusa dentro del pasaje del terror. Días de no soportarte a ti misma y días de estar insoportable. Un verano para olvidar que seguro que no pasará a los anales familiares ha dado paso a una entrada en bachillerato en el que pareces otra persona. Es como si hubieras cruzado un umbral, o entrado en el túnel del humo de Lluvia de estrellas (es una referencia a un viejo programa de televisión) y hubieras salido convertida en una persona diferente. No, no diferente. Eres tú desplegando capacidades que no conocíamos, siendo más responsable, más adulta, acomodándote en tu "invernez". Te miramos y te escuchamos y te confieso que al principio, sospechamos. 

Eres un día de invierno frío y con niebla pero cuando sonríes, cuando eres feliz y te brillan los ojos, cuando estallas en carcajadas casi siempre por las ocurrencias de tu hermana, tu sonrisa, tu risa y tus ojos reconfortan como el sol de diciembre por inesperado, por sorprendente, por necesario. 

Eres un día de invierno y hoy cumples dieciséis años. 

Feliz cumpleaños, princesa de los ojos azules. 


viernes, 13 de diciembre de 2019

La casa y los trapos

Varios trapos de cocina de un color indefinido  que alguna vez fue blanco y que nunca están dónde los buscas cuando te das la vuelta con las manos mojadas o llenas de restos de harina. Trapos que han ayudado a recoger cafés derramados, manchas de tomate frito y vomitonas inesperadas. Trapos con dibujos de tenedores, con frutas y verduras borradas, con «recuerdo de Portugal» estampado en letras todavía legibles a pesar del millón de lavados. Un taper sin tapa. Una tapa sin taper. Tarros de cristal con las tapas desparejadas. Un molde de bizcocho que cada vez que abres el armario grita «por favor, sácame de aquí, haz de mí un cacharro útil». Un marco con la foto torcida, has perdido la cuenta de todas las veces que has pensado «mañana la coloco». Una fotografía que ni siquiera te gusta. Una llave que no es de ninguna puerta pero que no se tira por si acaso es la entrada a Narnia o la manera de escapar. Dos ruedas de cochecito de juguete. Una cabeza de clic. Bolsas de botones de repuesto de ropa que ya no tienes. Una percha en la que la ropa se cae. Un jarrón que no se sostiene. Velas casi consumidas imposibles de encender que se aferran a sus portavelas. «Mañana miro en internet como fundirlas para sacarlas de ahí». Una bombilla de luz azul «Caroline sigue la Luz», comprada por error, en una lámpara que nunca se enciende precisamente porque tiene esa bombilla. Pilas usadas esperando ese viaje al contenedor que nunca llega. Tres paraguas, un bastón, un par de muletas para prestar y necesitarlas tres días después. Un cajón con fotos. Demasiados papeles por ordenar. Panfletos de Carrefour. recibos que dejaste ahí pensando «para que no se me pierdan» y ahora ni siquiera recuerdas de qué son. Una lata de melocotón en almíbar. Borrador mágico de paredes, recuerdo de cuando tus hijos eran creativos en tus paredes. Un cinturón demasiado grande. Otro demasiado ancho. Uno que no sabes cómo ha llegado a tu armario. Un enchufe con ladrón en el que solo hay un aparato enchufado. Marcapáginas sin libro. Un calendario. Bolis que no pintan. Listas de la compra que han esperado todo el verano para volver a encontrarse contigo en el fondo de ese abrigo. Calcetines desparejados. Pinzas de plástico que se rompen y que te juras no volver a comprar. Trapos de cocina limpios, sin estrenar, al fondo de cajones que casi nunca se abren. Trapos de cocina comprados para sustituir a los de color indefinido que no consigues limpiar pero que tampoco se tiran porque... no sé porqué pero nos pasa a todos. 

No me fió de una casa en la que no hay algo de todo esto. Sospecho que es un piso piloto o un escenario de IKEA. 


lunes, 9 de diciembre de 2019

Sobre Greta

Vaya por delante que creo sinceramente que Greta debería volver a su país, a su casa, a su barrio, a su colegio para volver a ser una niña de dieciséis años preocupada y comprometida pero alejada del maremagnum de los medios de comunicación y el escrutinio público. Vaya por delante que creo que sus padres son unos irresponsables y que por muy orgullosos que estén de ella, creo que se les ha ido todo un poco de las manos y que debería protegerla de un entorno que se ha vuelto completamente hostil hacia ella. Vaya por delante que creo que los medios de comunicación han sobre explotado a Greta y con esto han demostrado una vez más, que más que en favor de la información buscan el espectáculo. ¿Un experto en cambio climático dando la información? Menudo rollo, ni hablar de sacarlo en portada. ¿Una niña de dieciséis años con síndrome de Asperger? Portada contando segundo a segundo todo lo que hace y dice, escrutándola. Vaya por delante que hay muchísima gente, muchas personas en todo el mundo intentando que toda la sociedad, todos nosotros, se preocupe por el medio ambiente, por contaminar menos, por consumir con cabeza y no a lo loco, por darnos cuenta de que solo tenemos este planeta. Hay miles de activistas en todo el mundo que merecerían la atención mediática que tiene Greta y no la tienen y es injusto. Correcto. 

Dicho todo esto, ¿Qué problema tienen ciertos adultos, hechos y derechos, para dedicarse a insultar, a reírse de una niña? ¿Qué les pasa en la cabeza? ¿Qué tara tienen? Estoy tentada de decirles «pensad que os parecería si vuestro hijo o hija estuviera comprometido con cualquier causa y otros adultos se rieran de él o ella, la atacarán, la ridiculizaran» pero no quiero decirlo porque no se trata de no hacer eso porque no te gustaría que se lo hicieran a tu hijo. No se insulta, humilla, ridiculiza ni se hace burla de una niña. Nunca, jamás. 

¿Qué le pasa a toda esa gente que acusa a Greta y a los adolescentes de incongruentes? «Sí, si, mucho preocuparse por el planeta pero tuitea» ¿Se puede ser más bobo? Los adolescentes y los jóvenes son incongruentes, claro que sí. Quieren cambiar el mundo y a la vez se preocupan de cosas materiales de las que los adultos creemos que podrían prescindir y probablemente sea así pero ¿Qué es esa superioridad moral de exigir a la gente que sea un bloque de coherencia irreprochable a todas horas? Como tienen movil no pueden manifestarse por el cambio climático, como en su casa hay calefacción no es verdad que les preocupe el calentamiento global y así con todo. Sí, son incongruentes como lo somos todos. Exigir pureza espiritual a los demás es la mejor excusa para que nada cambie, sobre todo nosotros. «Como el otro no es puro, su causa está adulterada y por tanto no tengo porque seguirla» es el calmante de las conciencias de los que no quieren que nadie les recuerde, y menos una niña, que hay cosas que deberíamos cambiar. ¿Quién se ha creído que es la niñata esta para decirme a mí cómo vivir? 

Greta ha conseguido que hablemos del cambio climático, que nos plateemos cuánto contamina el avión que cogemos, como son de innecesarias las pajitas de plástico, cuánto consume nuestro coche, que nos preocupe a dónde va lo que tiramos alegremente al cubo de la basura. Ha conseguido que todo eso sea portada, que lo hablemos, que se lea, que se escuche y que muchos jóvenes, esos del móvil y la incongruencia, se preocupen por ello. 

Algunos parecen querer niños prodigio a los que bailar la gracia, que vayan a Masterchef, que jueguen al fútbol, que sean actores. Niños prodigios que sean monos de feria para divertirles y hacer mejor a sus equipos pero no quieren una niña inteligente que les hagan plantearse, con lo que dice y lo que hace, su estilo de vida. 

Greta tiene que volver a casa pero no porque a los gañanes maleducados les moleste verla o escucharla, sino porque es una niña y merece volver a tener vida propia.



jueves, 5 de diciembre de 2019

El adolescentismo y su curiosa valoración de la realidad

Si Pixar hiciera una película sobre virtudes y defectos, otra, voto porque el egoísmo tenga aspecto de adolescente. El adolescentismo es esa etapa de la vida en la que te descubres a ti mismo y te encuentras por igual fascinante y espantoso en una montaña rusa de sensaciones que no descansa. Ser adolescente es durísimo porque pasarte el día pensando solo en ti en lo que tú quieres, lo que querrías y no tienes, lo que tienes y no quieres (los plastas de tus padres, por ejemplo), lo que puedes hacer y lo que te gustaría hacer es una espiral de egocentrismo que conduce al más absoluto de los egoísmos. En tu vida solo estás tú y tu circunstancia. 

Con los cambios hormonales del adolescentismo se produce también una subida brutal de los niveles de egoísmo, las hormonas provocan granos o pelo graso o cambios en la voz y el descontrol del egoísmo conduce a procesos mentales de evaluación de la realidad claramente contradictorios. Elegir no recogerse el pelo nunca, no comer pimiento (o intentarlo), rechazar las mandarinas por sistema, no llevar nunca falda o vestido o salir de la ducha con la toalla en la cabeza como si fuera un monje son gustos personales muestras de su personalidad. «Mamá, es que no somos como tú, tenemos nuestros gustos». Por supuesto, tú aceptas todos esos gustos sin decir ni mú o mordiéndote la lengua. (Nota importante: en el adolescentismo todo lo que digas SERÁ usado en tu contra. Nunca es más valioso el silencio como respuesta que en el adolescentismo). 

Por el contrario si el progenitor insiste en cosas tan básicas como cerrar la puerta del baño o no acumular rollos de papel  higiénico vacíos encima del taburete del baño, esas peticiones se valoran como afrentas a la idiosincrasia adolescente. «Mamá, por favor, eso es una manía y  las manías hay que superarlas».  Si se te ocurre insistir en esas "manías", te encuentras con que el adolescentismo está ofendidísimo porque «no nos dejas vivir tranquilas con esas manías absurdas» 

El adolescentismo tiene también una capacidad extraordinaria para valorar cualquiera de sus logros, por mínimo que sea, con un reconocimiento al lado del cual un Premio Nobel parece el rasca y gana de la tapa de un yogur. «Mamá, ya te vale, hoy he vaciado el lavaplatos y no me has dado las gracias ni me has dicho nada». Por supuesto este enorme reconocimiento a sus logros sale de considerar que todo lo que los progenitores hacen son minucias que, además, a los padres no cuestan ningún tipo de esfuerzo. Así que en su escala de valores, vaciar un lavaplatos a media carga merece ser premiado con el sueldo nescafé para toda la vida, una placa conmemorativa y una estatua ecuestre y que tú te levantes un sábado a las siete menos cuarto de la mañana para llevar a tu adolescente a un partido de fútbol en el último pueblo de tu provincia merece un «que sí, que vale, que si te vas a poner así prefiero que no me traigas» cuando sugieres que a esas horas el rap no es lo que más te apetece escuchar. En esta escala tan confusa de valores nos encontraríamos con el caso particular de las notas el colegio: un 3 es siempre culpa de otro y por supuesto tú no puedes enfadarte por ese mal resultado académico ni mucho menos tomar medidas, pero un 7,5 es un logro que merece, cuando menos, un viaje a Italia o un apartamento en la playa.  

Otro ejemplo interesante de disfunción en la apreciación de la realidad es que la empatía solo funciona en una dirección. «Mamá, somos adolescentes, ponte en nuestro lugar, acuérdate en como eras tú y entiéndenos» es un mantra que repiten constantemente con la aviesa intención, sospecho, de hacerte sentir mal y recordarte que tú no quieres ser como fue tu madre cuando eras adolescente. El problema es que esa empatía, ese ponerte en el lugar del otro, no funciona en sentido contrario. «Chicas, me encantaría que me acompañarais a esta exposición, o a ver esta película. Me hace mucha ilusión ir con vosotras» les dices apelando a su empatia hacia ti y tus sentimientos. «Puff, mamá, ni hablar, no nos apetece nada» «Ya, bueno, poneos en mi lugar, acordaos de cuando me pedís algo y yo trato de entenderos», «No es lo mismo, ¿quieres que seamos desgraciadas y hagamos algo que no queremos?» Como he dicho antes, lo mejor es callarse porque lo que quieres contestar es «Ahora mismo lo que querría es fastforward a dentro de diez años y veros marchar de casa para ser independientes y vivir con vuestras manías alegremente» pero no dices nada porque cualquier cosa que digas será usada en tu contra.  

En un solo sentido funciona también la memoria. Tú tienes que recordar absolutamente todo lo que te piden o te dicen «Mamá, acuérdate de traerme, llevarme, recoger, imprimirme....» pero ellos pueden olvidar constantemente cosas que les repites una media de doce veces al día: «Chicas, ¿os importaría cerrar la puerta del baño?». «Ay mamá, por favor, supera ya lo de cerrar las puertas, ¿Qué más te da?»

En esa futura película de Pixar, la paciencia debería estar representada por un padre de adolescentes porque nunca jamás en tu vida vas a tener que ser más paciente y morderte más la lengua que cuando convives con el adolescentismo.  


lunes, 2 de diciembre de 2019

Lecturas encadenadas. Noviembre

Noviembre ha sido un mes intenso con muchos eventos, compromisos, contracturas brutales y hasta una boda. Mi ritmo lector acusó toda esta actividad y, sobre todo, acusó el engancharme a principio de mes con una novela que no tenía que haber empezado. Al lío. 

Ya conté aquí, en la tierna infancia de este blog, mi flechazo con la novela Todo cuanto amé de Siri Hustevedt. Es una de mis novelas favoritas y siempre se la recomiendo a la gente que me cae muy bien. La leí por primera vez en 2004 y la releí con miedo en el 2014 pero me volvió a atrapar. Tras ese flechazo leí todo lo que había publicado Siri: sus primeras colecciones de relatos, sus ensayos de arte, sus nuevas novelas. Nuestro distanciamiento cada vez era mayor así que después de El verano sin hombres decidí que por el bien de nuestra relación lo mejor era no volver a tocar sus novelas ni con un palo. Ese era mi propósito pero El Ingeniero me dijo «he sacado Recuerdos del futuro de Siri Hustvedt de la biblioteca y me ha gustado mucho. La dejo aquí por si te apetece» y pensé que si le había gustado sería por algo. Tras terminarla (con sufrimiento) no sé porque le ha gustado ni cómo ha podido gustarle. 

He perdido veintitrés días de mi vida atravesando esta pseudonovela en la que una madura Siri Hustvedt o su trasunto recuerda su llegada a Nueva York en 1979 para labrarse un futuro como escritora. Allí conoce a una vecina misteriosa a la que espía compulsivamente durante meses hasta que descubre que es una bruja con un pasado muy trágico. ¿Cómo lo descubre? Porque la vecina/bruja y sus amigas irrumpen en su piso cuando ella está a punto de ser violada por un energúmeno. A partir de ese momento la novela pasa de ser aburridísima a ser aburridisima y absurda así que llegué al final leyendo en diagonal y rogando que alguien le diga a Siri que deje las novelas, que no se le dan bien y que no tiene necesidad.  

«Quería arder de inteligencia. Esto me da risa ahora. Los hombres pueden arder de inteligencia. A las mujeres no se les permiten esas sutilezas, pero yo era ingenua, e imaginé que, además de mirarme, me escucharían, oirían en mis frases la cadencia de mi mente poderosa en funcionamiento. tardé años en comprender que ésa era una premisa falsa, al menos en la mayoría de los casos, que las expectativas son lo mejor de la percepción, y que la cara de una joven es un obstáculo para que se la tome en serio, sobre todo cuando va acompañada de una actitud agresiva». 
 En esta cita Siri tiene razón. Si eres joven que seas inteligente y se te note suele traer problemas. Si eres mayor también da problemas pero aprendes a que te den igual esos problemas.

Tras este suplicio me decanté por un tebeo bonito. Era una recomendación de mi suministrador oficial de tebeos. Se llama La prórroga y es de Gibrat. La historia transcurre entre 1943 y 1944 en un pueblo francés de la República de Vichy. El joven Julian ha saltado del tren que le llevaba al frente alemán y ha vuelto al pueblo a esconderse mientras le buscan. Resulta que no le busca nadie porque el tren fue bombardeado y los gendarmes, al encontrar su documentación entre los restos del tren, creen que ha muerto.  Julian se esconde y durante un año completo asiste desde el ventanuco de su escondrijo a la vida del pueblo. Los dibujos de Gibrat son preciosos, los personajes, los colores, los detalles son tan vívidos que dan ganas de vivir en ellos, de meterse en la viñeta y sentarse en esa plaza francesa a tomar un vino con los parroquianos o caminar por la nieve en los caminos que unen las granjas. Lo único que no me gusta de Gibrat es que siempre dibuja a la misma mujer y que mientras en el resto de los personajes es capaz de captar un millón de expresiones y gestos, con la mujer que siempre dibuja como protagonista siempre tiene la misma cara: boquita roja con los labios entreabiertos y carita de que mona soy. 

Lo mejor del mes y lo más triste ha sido volver a mis adorados Cazalet. El último volumen de sus crónicas, Todo cambia, se acaba de publicar y lo cogí deseando que no acabara nunca.  Elizabeth Jane Howard nos lleva a encontrarnos con toda la familia en 1953 y en breves, muy breves capítulos, nos va contando lo que le ocurre a cada uno de ellos enfrentados a un hecho que cerrará la saga por completo (Si no lo has leído, no sigas leyendo) Es el volumen más triste porque el pasado se deshilacha, se va deshaciendo y aunque los personajes y parece que la propia autora, intentan aferrarse a él, como dice el título todo cambia y no se puede mantener el presente inalterado. La pérdida de Home Place, el lugar común, la casa de encuentro, el lugar en el que son, es un broche tristítisimo a un volumen que empieza con otro punto triste, la muerte de la Duquesita que era la unión entre el pasado y el futuro y al desparecer ella todo empieza a deshilacharse. La capacidad de E.J Howard para recrear a todos esos personajes dotados de personalidad, voz, actitud es impresionante. Todos,  desde los hermanos Edward, Hugh and Rupert hasta el último niño y la última cocinera son de carne y hueso y puedes verlos, oírlos y sentirlos. 

Terminé el mes leyendo un librito muy breve, Fe de erratas de Bibiana Candia. Conocía a Bibiana de twitter y el viernes fui a su presentación en Los editores. En ella contó como este librito surgió de una idea que, en principio, parecía buenísima, que luego resultó atroz y que terminó siendo un lego que tuvo que construir y decontruir hasta conseguir que no se desmoronara y tuviera sentido. Fe de erratas se lee en un ratito y es como jugar al Cluedo o resolver un crucigrama pero con más sentido del humor. He copiados varios párrafos en mi cuaderno pero me quedo con este que nos retrata mucho como sociedad.  

«No es la primera vez que me pasa algo así, recuerdo un error semejante, fue el día después de haber asistido a la inauguración de una exposición de fotografías sobre las torturas den alguna dictadura lejana en el tiempo y en el espacio. Una dictadura completamente lejana en el tiempo y en el espacio pero con la que fingíamos estar muy involucrados. Todo el mundo sabe que que involucrarse en todo lo que horrible que queda lejos es uno de los mecanismo clásicos para desentenderse elegantemente de los pequeñas violencias que nos rodean.
La velada transcurría con la normalidad sosegante de lo innecesario. El fotógrafo nos contó detalles terribles mientras nosotros, estupefactos, apurábamos el bufé de canapés ridículos y las copas. la nuestra suele ser siempre ese tipo de consternación comedida que no quita el apetito, civilizada y estética, perteneciente a un género que podría denominarse «gente conmovida con la boca llena». 
«Gente conmovida con la boca llena» eso somos. 

Y con esto y con la firme determinación de no volver a leer ninguna novela de Siri Hustevdt y la pena inmensa de haber salido de Home Place y decir adiós a los Cazalet para siempre, hasta los encadenados de diciembre.  



 

jueves, 28 de noviembre de 2019

Sí son para tanto

Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, tuiteó ayer desde su cuenta personal como presidente de los Estados Unidos un montaje fotográfico en el que aparecía su cara sobre el cuerpo de un campeón de boxeo, no sé si Rocky u otro, da igual. Mi reacción ante ese tuit no fue estupor, ni sorpresa, ni incredulidad ni siquiera indignación. Mi reacción fue la que lleva siendo desde que fue elegido presidente: acordarme de todos esos gurús políticos, tertulianos, periodistas y opinadores que,  en el otoño de 2016, decían: «No será para tanto», «se moderará cuando llegue al poder», «las instituciones lo controlarán» y, mi favorita, «dice esas cosas para provocar, para enganchar a la gente pero en realidad no las piensa ni va a hacerlas». Me acordé de todos ellos y pensé lo que llevo tres años pensando: sois idiotas. 

Cuando un hombre adulto, como Trump o Boris Johnson o Abascal u Ortega Smith o Le Pen (porque también hay mujeres), dice cosas racistas, machistas, homófobas, idiotas o tan simplistas que dan vergüenza ajena no está jugando a hacerse el provocador, el idiota o el gracioso. Piensa y cree cada una de ellas con un fervor tan intenso que debe darnos miedo. Un hombre adulto asquerosamente machista, racista, homófobo y maleducado es un peligro y todo lo que haga siempre es preocupante, muy preocupante. Si a un hombre adulto machista, racista, homófobo le das un palo te pegará con él en la cabeza, si le das un micrófono gritará todas sus peligrosas opiniones y sus mentiras hasta quedarse afónico y si le das el poder, el que sea, lo usará mal y de manera peligrosa. Darle un palo, un micrófono o el poder a un hombre machista, racista, homófobo y maleducado no va a moldearle, ni a suavizarle ni a hacerle ver lo equivocado que está. Las instituciones no van a controlar a un hombre así porque para que las instituciones puedan controlarte tienes que conocerlas y respetarlas. Las instituciones: el Parlamento, el Congreso, el Ayuntamiento, la Casa Blanca, no son superhéroes con capa que pueden llegar y charlar con el villano para hacerle entender que va por mal camino y si no lo entiende darle una leche o acabar con él. Las instituciones, esa palabra que no quiere decir nada, son en realidad normas y controles que hemos puesto en marcha para convivir, para organizarnos, para equilibrar. El hombre racista, machista, homófobo y maleducado no conoce esas normas, le dan exactamente igual porque no van con él y si le damos acceso a ellas no va a apreciarlas ni valorarlas. LE DAN EXACTAMENTE IGUAL. Él ha venido aquí, le hemos dejado venir, a jugar a destruirlo todo porque él además de racista, machista, homófobo y maleducado tiene un ego del tamaño del Titanic. Las normas, las reglas y la educación son para los demás, él es auténtico y a él eso no le incumbe. 

A veces te tiras a la piscina y descubres que el agua no está tan fría como creías, que no era para tanto. Pero cuando le das el poder a un hombre racista, machista, homófobo y maleducado siempre va a ser para tanto, siempre va a ser para más, siempre será muchísimo peor de lo que hubieras podido imaginar.  Y no, no está jugando a provocar, para provocar se dice "A que no me coges" o "no hay huevos", pero no se incita al odio, se acaba con las relaciones diplomáticas, se insulta o se gritan consignas racistas, machistas y homófobas. Eso se dice para acojonar y porque se cree con firmeza. 

Así que sí, hay que temer lo peor porque sí son para tanto. Para mucho más de lo que podamos imaginar.  Ya está bien de templar gaitas.