Los Molinos. Diciembre. Niebla. No sé ve ni La Peñota ni Siete Picos. Si fuera la primera vez que vienes, no podrías creer que ahí al lado están esas montañas y no puedes verlas. No hace frío pero todo está mojado y huele especial, huele como siempre.
Comida con amigos, hace meses que no nos vemos, pero da igual, todo es fácil, nada de un millón de mails. "¿venís a comer?, Si." .
Buena comida y buen vino. Nos reimos tanto que casi no podemos respirar, vuelan las puñaladas traperas, entre nosotros y hacia los que no están...ahh..se siente... haber estado.
Todo es igual que hace 10 años. Bueno, igual, igual no. En el jardín hay 7 fieras corriendo.
Me asomo a la ventana y pienso que somos una repetición de lo que hacían nuestros padres hace 30 años. Se juntaban en una casa y te mandaban a jugar al jardín que " para eso hemos venido a Los Molinos". Entonces creíamos que los padres hacían cosas serias en esas reuniones.
Comento este pensamiento en alto y todos nos descojonamos. Nuestros padres estarían como nosotros ahora, agarrados a sus gintonic y hablando de burradas. Por un momento bordeamos el abismo cuando alguien menciona las palabras: crisis, interés, euribor y ahorro.
- NI de coña vamos a hablar de eso.
Y enseguida retomamos el vuelo, comentamos la ira descontrolada de F. cuando, el otro día después de horas de insomnio provocado por los gritos de un borracho, se asomo a la ventana y se sorprendió así mismo gritando:
- O TE CALLAS O BAJO Y TE RAJO. ( F. es un padre de familia respetable y serio..pero el no dormir es lo que tiene...)
Luego uno de nuestros temas favoritos, el bricolaje y las chapuzas de todos. Esto deriva en el uso de bombillas de bajo consumo y la vez que yo compré unas que daban una luz tan blanca que por el pasillo parecía que del dormitorio de mis hijas iba a salir un poltergeist. De ahí pasamos a la experiencia sexual altamente frustrante que se tiene en los bares de Las Vegas.
O el viaje a esquiar que hicimos en el 97, 4 machotes y yo. 7 días en Pirineos, días esquiados ninguno. Nevó tanto que no podíamos salir de la casa, cuando por fín pudimos salir se levantó vendaval. Nos tuvimos que dar a la comida y a la bebida sin parar. Fué un viaje genial.
Vuelan los gin tonic. Ya no hay limón, se ha hecho de noche, comemos chocolate.
A veces se me olvida lo fácil que es pasarlo bien.
2 comentarios:
gracias por compartir tu felicidad: eres muy afortunada…
No sabes cómo me lo he imaginado todo. Creo que hasta he sentido un deja vu. Los Molinos es a tí como el campo de Petrel es a mí. Padres, hijos y risas...
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