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miércoles, 6 de mayo de 2009

RECENT KEYWORD ACTIVITY (V)

Y una semana más aquÍ tenemos nuestra sesión de búsquedas absurdas en Google.

He observado que hay por Internet una gran preocupación por el orden, desconozco si esos preocupados son de los desordenados o de los ordenados que sufren el desorden de otros. Hay búsquedas para todos los gustos:

“en mi desorden tengo mi orden”, claramente un adolescente con habitación llena de mierda, cama sin hacer, restos de pizza, raspas de sardina y calcetines malolientes que intenta encontrar en Internet una justificación que haga entrar en razón a su pobre madre. Querido petagranos, no te va a servir de nada, tu cuarto es una pocilga y tendrás que ordenarlo.


“justo medio entre orden y desorden”, aquí veo a la típica maníatica del orden que ha visto fracasar su enésima relación al darse cuenta una vez más de que el tío de sus sueños no ordena los calcetines por colores, las revistas por orden alfabético y las latas por tamaños. Querida, tu no estás en el justo medio..tienes trastorno obsesivo compulsivo.

Mi favorita en esta categoría esta semana es “ coaching para ordenar la casa”. Tengo una mala noticia, la palabra “coaching” se ha instalado en el vocabulario diario. Sospecho que la mayoría de la gente que la utiliza no sabe lo que significa pero le dan una especie de connotación mágica. La cree que si pone “ método para ordenar la casa” le saldrán cosas aburridas como: tire la mierda que tenga por medio, deje la ropa interior en el cajón, los zapatos en el armario, guarde los juguetes en las cajas, y tire los periódicos viejos. Sin embargo esa misma gente piensa que si pone “coaching” van a encontrar una solución divertida para ordenar. Algo tipo Mary Poppins cuando ordena con los niños chasqueando los dedos…con un poco de azucar..esa píldora que os dan…la píldora que os dan….( otro día hablaré de las traducciones de la canciones). Vale, pues el coaching no es magia…es también un timo pero no es tan divertido.




En la sección varios de esta semana, tengo algunos curiosos. Lo son por la búsqueda que hacen y porque no entiendo como busca Google.

Sé que hay unos tíos en California en unas oficinas superchulas, en vaqueros guarreros y calzando zapatillas gualtrapas que se relajan en sofás delante de peceras y que tienen pizarras en las paredes para poder escribir las ideas geniales que se les ocurren mientras juegan al ping pong. Ahora qué lo pienso no sé porque les damos credibilidad.

El caso es que si por ejemplo tienes una inquietud grave por saber algo como “ el bicho como autobús en centro américa” el primer resultado que sale es mi blog. Me temo que es un resultado frustrante. Chicos de las oficinas chulas..poneos a currar.

La consulta que sin embargo me llena de satisfacción esta semana es esta: “disfraces disney de boqueron de pez”. La pregunta era complicada, no se entiende bien, ¿ quieres disfrazarte de Disney? ¿ de pez pequeño?. Yo creo que mezclas conceptos. Creo que quieres ir de Nemo pero no te acordabas del nombre ni, me temo, de la especie porque no era un boquerón, era un pez payaso. Esto te lo disculpo, a lo mejor no tienes hijos y no la has visto 15 veces. Lo gracioso es que San Google ante esa pregunta tan complicada ¿ a donde te llevó? . Como primer resultado te llevó aquí…y lo que es mejor..lo leiste 33 segundos.

A lo mejor no has aprendido como hacerte un disfraz de boquerón o de pez payaso..pero espero haber evitado que vayas a ver el musical de Nacho Cano.

Que bonito es hacer el bien a la humanidad.

domingo, 21 de abril de 2013

UNA DOCENA DE PREGUNTAS A MOLINOS.- por Oscar Ray



Breve introducción.- Esta entrevista me la hizo Oscar Ray para publicar en Una docena de. ¿Por qué somos amigos Oscar y yo? Pues por pura casualidad y afinidad al conocerse. Hace justamente un año, Maripuchi (otro día hablaré de ella...)  me contactó para escribir en Una docena. En junio, el día 1, Bruce tocaba en San Sebastián y Maripuchi y Oscar iban a ir y yo estaba allí por supuesto. Como soy un desastre absoluto me quedé sin bateria en el móvil y encontrarnos en el casco viejo de San Sebastián fue cuestión de suerte, fe y muchísima casualidad. Oscar no leía Cosas que (me) pasan, me temo que sigue sin leerme pero desde aquel día en que conoció a Bruce nos hemos hecho amigos. Oscar mola infinito y por eso jamás podré agradecerle suficientemente que la primera entrevista de mi vida haya sido tan chula.  

Antes de que nadie diga que me pongo "blandita", Oscar a ratos es insoportable, muy chulo y me interrumpe mil veces cuando hablamos por teléfono, así que nuestras conversaciones suelen terminar con un: PASO DE TI..- Fin de la introducción. 




Una de las muchas satisfacciones que me ha dado hasta el momento este proyecto, ha sido el de conocer a un buen puñado de gente interesante. Entre ese puñado de personas y ocupando un lugar destacado, se encuentra Ana Ribera. Porque Ana Ribera es la persona que está detrás de Molinos y su magnífico blog personal Cosas que (me) pasan y de algunos de los mejores artículos publicados en forma de colaboraciones para este blog.

En unadocenade estamos enormemente orgullosos de que nuestra Molinos se estrene a lo grande con su primer libro “Una madre sin superpoderes” y para celebrarlo, la hemos sometido a un cuestionario para que conozcáis un poco más sobre esta maravillosa “juntaletras” y sobre su libro, el cual seguro que será un éxito de crítica y público.

Desde aquí, toda la tribu de unadocenade queremos desearle a Molinos el mayor de los éxitos en su estreno a lo grande como escritora. Estamos convencidos de que este será el primero de una larga lista de libros donde nos deleitará con su talento para escribir historias.

“Una madre sin superpoderes” sale a la venta el 9 de abril de 2013 (ya ha salido..)  y podréis comprarlo a través del enlace que os proporcionamos. Yo que vosotros lo compraría SÍ o SÍ!!! 

1. Tu libro se titula “Una madre sin superpoderes”, pero tengo entendido que no es un libro exclusivamente para madres ni tampoco para mujeres. ¿Por qué crees que le puede gustar tu libro a todo tipo de lectores? ¿Qué cuentas en él y de qué manera puede atrapar al lector?

“Una madre sin superpoderes” no es un libro para madres, ni siquiera para gente con hijos. La mayoría de los lectores que tiene mi blog son de hecho gente sin hijos, que nunca leería blogs de “madres”. Las anécdotas, pensamientos y reflexiones que convivir con mis hijas me provocan les  resultan atractivas, divertidas, interesantes, cercanas  y con un punto de vista de sentido común y normalidad que les hacen pensar “si alguna vez tengo hijos..creo que pensaré así”.

¿Por qué puede atrapar al lector? Pues supongo que porque lo cuento tal cual es, pero echándole bastante humor y a veces bastante mala leche también y eso siempre engancha.

2. Llevas cinco años escribiendo tu blog “Cosas que (me) pasan” con una frecuencia de publicación muy alta. 5 años de vida en un blog personal es un gran mérito y casi 1200 posts son muchísimos para una sola mano..¿Como lo has conseguido? ¿Qué significa el blog y que te aporta?

Cada vez que pienso que llevo 5 años escribiendo el blog y veo crecer día a día el número de posts alucino. No sé como lo he conseguido. Nunca me he considerado una persona constante y con fuerza de voluntad pero supongo que algo de eso debo tener cuando he conseguido escribir el blog tanto tiempo. Sinceramente no me supone ningún esfuerzo, me sale natural, me encanta, me fascina y me entusiasma escribirlo. Ahora mismo ya no sabría vivir sin escribir el blog. Si a eso le sumas la cantidad de gente que he conocido, lo que he aprendido y las experiencias que he tenido creo que empezar a escribir el blog es de lo mejor que he hecho nunca.

3. ¿Crees que un buen escritor nace o se hace? ¿Es importante leer mucho y practicar la escritura para lograr escribir cada vez mejor? ¿Qué parte juega la imaginación y el talento natural de cada cuál para expresarse? ¿Cómo ha influido en tu manera de escribir la experiencia de escribir durante tantos años de manera constante en tu blog? ¿Escribes para tí o para tu público?

No tengo ni la más remota idea sobre si un escritor nace o se hace. Yo jamás pensé en escribir hasta hace 5 años que empece con el blog para probar y mira dónde estoy ahora. Para leer bien y para escribir bien, como para cualquier otra actividad, lo que hay que hacer es practicar y practicar y practicar. Uno aprende a leer de niño pero lo que te hace desarrollar un gusto particular y un criterio para distinguir lo que te gusta de lo que no, lo “bueno” de lo “malo” es leer muchísimo. Para escribir ocurre lo mismo, cuanto más escribes, mejor lo haces, aprendes trucos, te conoces y también te exiges más con lo cual vas mejorando…o al menos eso espero.

Para saber expresarse lo primero que hay que tener claro es qué quieres contar, luego cómo lo quieres contar y despúes hay que conseguir encajar esos dos objetivos en un estilo de escritura con el que estés cómodo y en el que te reconozcas. Supongo que la imaginación y el talento natural tienen que ver..aunque creo que también es importante conocerse a uno mismo.

Si he llegado a escribir un libro, ha sido gracias a escribir un blog..asi que el blog ha influido muchísimo. Digamos que soy una escritora de blogs mutando a escritora de libros.

El blog lo escribo para mi siempre. Obviamente me encanta que a la gente le guste y que lo lean, pero jamás escribo pensando que quieren leer los demás sino de qué me apetece escribir o ni siquiera eso, simplemente me salta una idea y me pongo a darle vueltas hasta que sale un post.

4. ¿Podrías elegir un escritor, un pintor y un director de cine que te chiflen, una de sus obras y una frase que describa las sensaciones que te produce cada uno de ellos?

Un director de cine es fácil, Woody Allen. Me gustan casi todas sus películas, puedo verlas un millón de veces y siempre me enganchan y enganchan con mi estado de ánimo. ¿Una frase de Woody? Esta: “ El corazón quiere lo que quiere. No hay una lógica para estas cosas. Tú conoces a alguien y te enamoras, eso es todo.” Woody siempre me da la sensación de ser el típico amigo al que puedes recurrir cuando estás de bajón y que a base de un humor negro brutal conseguirá arrancarte unas risas y que se te pase el mal rollo. De hecho se parece mucho a dos de mis mejores amigos que hacen exactamente eso conmigo.

Un pintor, Johannes Vermeer. Y su cuadro “Vista de Delft”. Tenia 15 años la primera vez que vi este cuadro en un libro de arte y me quedé literalmente pegada a la silla mirándolo sin dar crédito. Me atrapó completamente y lo tengo siempre presente en la cabeza. Tengo una visita pendiente a La Haya solo para contemplarlo en directo.

¿Un escritor? ¿Sólo uno? Imposible. Hoy escojo dos.
Por un lado Paul Auster con el que tengo una relación de amor interrumpida por épocas de desamor y distancia que siempre terminan con un gran reencuentro. ¿Una frase suya? Sin duda ésta del último de sus libros que he leído: “Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quién jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro”.

Y otro Steinbeck, un escritor con el que me reencontré y del que siempre tengo también una frase en mente porque me parece sencillamente genial como él: “Era lascivo como un conejo y dulce como el infierno”.

5. Sabemos que te encanta Bruce Springsteen tanto en lo musical como en lo divino y humano. Cuéntanos por qué y de dónde viene esta pasión. En lo musical, ¿existe vida mas allá de Bruce para tí? ¿Qué otro tipo de música escuchas? ¿Alguna recomendación musical para nuestros lectores?

“Brillant disguise” es la primera canción que escuché de Bruce en la radio y me flipó. Tenía 15 años y no sabía quien era ni habia escuchado nada más de él, pero ponían esa canción en la radio porque fue uno de los singles (sino el primero) del disco “Tunnel of Love”. Me gustó tanto la canción que me compré el vinilo y cuando vino a Madrid en julio de 1988 resultó que unos tios mios iban a ir y accedieron a llevarme. Una vez que ves a Bruce en directo ya estás convertido para siempre.. y tú lo sabes.

Escucho muchísima más música que Bruce. Dos horas de coche todos los días dan para mucho, casi todo es música en inglés, escucho muy poca música española y nada de música española actual. ¿Qué hay en mi mp3? Los Rolling, los Beatles, Derek and the Dominos, Clapton en solitario, Dire Straits, James Taylor, The Kinks, Pink Floyd, Neil Young, Fleetwood Mac, Moby, Chuck Berry.. ¿Una recomendación? Glen Hansard…el panocho de la peli “Once”, tanto con su grupo “The Frames” como con “The Swell Season” y en solitario. Una gran experiencia también en concierto.

6. ¿Cuál es tu relación con las nuevas tecnologías? ¿De amor y de odio? ¿Sólo de amor? ¿Sólo de odio?¿Con qué ‘talla’ te calificarías como usuaria de tecnología?

Me encanta mi movil, no puedo vivir sin mi mp3 (hasta tengo uno acuático) y estoy aprendiendo a querer a mi nuevo ordenador. Me gustan las nuevas tecnologías, me parece un absurdo negarse a utilizarlas..asi que intento aprender a manejarlas aunque por supuesto hay cosas que prefiero seguir haciendo de manera vintage: leer en papel y escribir en un cuaderno y con pluma.

¿Qué talla de usuaria soy? Digamos que S mutando a M muy despacito, pero en las nuevas teconologías depende de con quien te compares.

7. Eres muy de ‘tocar papel’ a la hora de leer, ¿no? ¿sueles consumir prensa escrita, blogs o libros y revistas en formato digital? ¿De qué tipo y temática? ¿Cuáles nos recomendarías?

Me gustan los libros, el tacto, el peso, el olor, el ritual de ir a comprarlos, me parecen la mejor decoración en una casa y el mejor regalo que pueden hacerme. Para la prensa escrita he desarrollado menos romanticismo, leo periódicos en formato digital entre semana y el fin de semana si voy a tener tiempo me gusta leer el períodico en papel. No soy fiel a ninguna revista digital, picoteo un enlace otro y otro pero no sigo nada muy fielmente. ¿Una recomendación? De arte me gusta “This is Colossal” y una revista literaria que sigo más fielmente es un clásico en papel que en su edición digital tiene cosas muy interesantes “The Paris Review”.

8. ¿Eres usuaria de redes sociales? En caso afirmativo, cuáles utilizas y cuáles son tus favoritas? ¿Qué piensas de de la gente que “vive y muere” por y para el “social media”?

Me gusta Twitter y odio Facebook que es una red social a la que nunca le he visto la gracia, me parece fea, aburrida, un coñazo para manejar y con cero interés, pero tengo una página del blog alli porque creo que es necesario aunque no me guste. Hace poco he empezado a utilizar Pinterest y le estoy cogiendo el gusto, tener un “corcho virtual” donde pegar las cosas que veo en mis brujuleos por internet me encanta.

El problema del “social media” es cuando se hace de ello un fin en si mismo y no un medio para otras cosas. A mi me gusta twitter por la gente que conozco y puedo conocer, por seguir publicaciones interesantes, y por poder compartir información que a mí me parece chula, interesante o simplemente curiosa con mucha gente, pero no entiendo el uso de twitter como una herramienta para decir “mira como molo y mira qué bien uso twitter”. Eso es aburrido y completamente ridículo. En cierta manera me hace pensar en mi adolescencia, cuando habia gente que tenía un vespino y te llevaba y traia al colegio o te ibas con ellos a donde fuera y luego siempre estaba el que tenía una moto mejor que una vespino y solo la usaba para plantarse delante del bar o del instituto y acelerar mirando por encima del hombro en plan “ mira que moto tengo y como molo” pero luego se iba a casa a solo.

9. Te sueles declarar como una ‘madre desnaturalizada’. Explícanos ese concepto. ¿Te importa el qué dirán cuando hablas del trato y la educación que les das a tus hijas? ¿Qué opinas del estado actual de la educación en nuestro país?

Yo me considero una madre desnaturalizada porque aunque adoro a las princezaz, me encanta y además lo necesito tener vida aparte de ellas. Hacer cosas sin ellas, trabajar, salir de casa, sentarme a leer mientras ellas están jugando. Para ser la mejor madre que puedo ser para ellas, necesito seguir siendo yo, y para eso necesito hacer cosas sin ellas y tener mi espacio y no me siento culpable por ello. Las princezaz son una parte muy importante de mi vida, pero no son la única parte importante de mi vida.

No, no me importa qué diran cuando cuento cosas de ellas. Yo sé que soy la mejor madre que puedo ser para ellas, podría haberles tocado otra mejor, pero es lo que les ha tocado y creo que por ahora lo estamos llevando bastante bien. Puede importarme lo que opine en un determinado momento un amigo, un familiar o alguien cercano, lo que opine alguien que solo me conoce por lo que yo he escrito no me importa.

El principal problema de la educación en este país está en casa, en los padres. Educar es una tarea muy ardua, muy dura y agotadora. Es además una tarea a largo plazo, que requiere paciencia infinita y mucha constancia para llegar a ver algún fruto. Mucha gente se rinde antes de tiempo o ni siquiera lo intenta y pretende que esa tarea se haga en el colegio…y entonces se corrompe todo el sistema porque el colegio no está para educar sino para enseñar, pero si los niños no están educados es imposible enseñarles nada.

10. Ahora que estamos inmersos en una crisis económica, ¿cómo te manejas con la economía doméstica? ¿Necesitas “superpoderes” para llegar a fin de mes? ¿Algún consejo para ahorrar o comprar “con cabeza”?

La economía doméstica es una de las cosas que más pereza me dan del mundo, para intentar no ahogarme en la pereza que me provoca ataco el problema siendo superorganizada: compra mensual, hoja de gastos, hoja de ingresos, menús mensuales…toda una infraestructura mental y organizativa. Para llegar a fin de mes el único superpoder que funciona es gastar menos de lo que ingresas y para conseguirlo muchas veces hay que dejar de hacer o comprar cosas que te molarían pero que no son imprescindibles.

11. Cualquiera que tenga un blog puede que al leerte esté pensando..¿Como ha conseguido publicar un libro con una editorial grande? ¿Puedes decirnos cómo ha sido el proceso? ¿Es muy diferente escribir un blog que preparar un libro?

Cuando empecé el blog jamás tuve ninguna expectativa de nada, simplemente empecé para probar y luego le cogí el gusto. Hace un año empecé a pensar que ya tenía muchísimo material y animada por muchos comentarios de los descerebrados que siguen el blog en los que me decian que por qué no me animaba a publicar, empecé a ordenar el material pensando en autoeditarme. En esas andaba cuando una lectora del blog, editora free lance, contactó conmigo para decirme que si no habia pensando nunca en publicar la sección maternity y que ella me ayudaba a prepararlo e intentarlo. Y eso hicimos. No fue fácil ni sencillo y un par de editoriales rechazaron el proyecto. La Esfera de Los Libros sin embargo creyó en el proyecto enseguida y me puso a currar como una loca en la preparación del libro.

Escribir el blog es algo mucho más espontáneo, después de 5 años además ya tengo una complicidad con el lector que sabe de qué hablo, que conoce a los personjes y mi historia. Un libro es distinto, hay que contarle al lector una historia y engancharle, hay que darle un hilo y una coherencia a toda la historia. Es una forma de escribir completamente distinta.

Publicar el libro y todo el proceso que me ha llevado hasta aqui ha sido una experiencia increíble con la que he aprendido muchísimo aunque eso sí, ha estado a punto de costarme la salud a base de Gin Tonics para sorportar las horas de escribir, leerme, volver a leerme, corregir, corregir y volver a escribir…

12. ¿Que opinas de los premios, en especial de premios como los “Bitácoras” o los “20Blogs”, que se conceden a blogs como el que tú escribes. Bueno, en este caso a otros que no son el tuyo. ¿Sigues confiando en este tipo de premios? ¿Ahora como escritora te has planteado aspirar a algún tipo de premio o estás un poco desencantada con este tema?

Como casi toda la blogosfera sabe, este año me he presentado a dos premios de blogs y no he ganado ninguno.. he sido subcampeona que como decían Faemino y Cansado mola mucho más. ¿Confio en este tipo de premios? Bueno, pues pasa como con los Reyes Magos,este año me porté fenomenal y me lo merecía y no gané…lo mismo el año que viene me porto fatal y me lo llevo. Eso sí, como experiencia ha molado mucho y me lo he pasado en grande.. ya veremos si el año que viene me apetece repetir, cada cosa a su tiempo.


Fotografía destacada cedida para este post por Mónica González Rojo aka "Morenaza" con todos los derechos reservados. 
  

Descerebrados, ya podéis preguntar todo lo que siempre quisisteis saber sobre Molinos y nunca os atrevisteis a preguntar en el encuentro digital en el que participaré mañana, lunes 22 a partir de las 17 horas. Las preguntas las podéis hacer ya, que os conozco y luego lo dejáis todo para última hora. 

miércoles, 2 de octubre de 2013

¿QUÉ HACES CON TU DÍA?


Coaching emocionales, claves para mejorar tu vida, claves para aprovechar tu tiempo, como conseguir éxito en lo que te propones, los diez pasos para empezar a cambiar tu vida. Las revistas, los periódicos, los medios, las redes están llenos de artículos, posts y referencias de este tipo.

¿Una fiebre nueva provocada por la crisis? ¿Una ola de buen rollo bienintencionado aunque un poco inocente para intentar mejorar el ánimo de la sociedad? ¿Una manera de dar esperanza haciéndonos creer que podemos cambiar algo?

Este fin de semana he descubierto que no.

En 1910, ¡¡1910!!  Arnold Bennett publicó "Cómo vivir con 24 horas al día" un libro de escasas 100 páginas que se lee en un rato. Comienza con un breve ensayo que se titula "Apuntes sobre el éxito".

Lo primero que hace Bennett es explicar como hay una oleada de artículos en la prensa de Reino Unido, (en 1910 repito) sobre el tema del éxito y que prácticamente cualquier periodista ha escrito sobre ello. Advierte también que él no está muy de acuerdo con esa idea y que sabe que sus opiniones contrarias a esta corriente de propagación del éxito no van a ser bien recibidas. (Exactamente igual que ahora)

«La mayoría de quienes opinan sobre el éxito tienen un corazón tan inequívocamente bueno que terminan escribiendo cosas perversamente falsas. La base de su argumentación es que prácticamente cualquiera que se lo proponga pueda tener éxito. Esto es, en una palabra, mentira. Precisamente el meollo de la noción de éxito consiste en un alejamiento de la masa de las personas corrientes, acaso la única característica común a los distintos tipos de éxito. Dirigirse a toda la población, como hacen estos escritores y decirle a la masa cómo alejarse de sí misma es una soberana estupidez».

Estoy en parte  de acuerdo con Bennett y en parte no. Creo que mucho de lo que se escribe ahora sobre éxito y emprendimiento no va asociado a gente de buen corazón, sino directamente a la oportunidad de negocio. En una época de crisis, desesperanza y desánimo...cuando hay poco margen de maniobra, uno se agarra a lo que puede y por eso todos esos consejos, listas, artículos y posts florecen. La gente, el público, la sociedad desesperada demanda alguna solución y si se la dan mascada mejor. Muchos de esos escritos y autores lo hacen por que han visto la oportunidad de negocio...y no me parece mal, cada uno se intenta solucionar la vida como puede, pero no creo  en el buenismo como espíritu motivador de ese tipo de artículos.

«No hay peor consejero en materia de cómo tener éxito que el típico triunfador. Raramente entiende las razones de su propio éxito. Cuando una revista generalista le pide que cuente sus experiencias para que sirvan como guía a la juventud de todo el país, le resulta imposible ser natural y sincero. Sabe el tipo de respuesta que se espera de él y cuenta que llego a Londres sin un céntimo en el bolsillo o alguna heroicidad de esta índole. El periodista lo publica y queda contento con el tono edificante de la entrevista, pero la verdad está en otra parte».

¿Quién no ha leído un millón de artículos que empiezan "desde su humilde origen en....?

Bennett se está refiriendo al éxito de "triunfador" por llamarlo de alguna manera que es básicamente el mismo concepto que tiene la mayoría de la gente actualmente. Bennett distingue entre el éxito en las ciencias, el éxito artístico, el poder político y "amasar un dineral".

Con respecto a esto,  creo que estamos peor que hace un siglo. La mayor parte de la población asocia éxito a tener una pasta gansa que le permita una vida de lujo y cero preocupaciones. Además, se aspira a conseguir ese dineral de la manera más superficial posible: jugando al fútbol, saliendo en la tele y cosas por el estilo. No estoy diciendo que todo el mundo opine eso, pero lamentablemente si salimos a la calle y preguntamos qué es éxito muchas respuestas irán asociadas a "tener mucho dinero" o "ser famoso". Poca gente considera una vida exitosa ser un gran científico o el hecho de que tu trabajo te encante y te de para vivir.

Hay sin embargo otro tipo de éxito que Bennett si considera al alcance de todo el mundo pero que sin embargo poca gente quiere o si quiera considera.

«Si la naturaleza humana fuera más perfecta de lo que es, el éxito significaría lograr un profundo conocimiento de uno mismo y una filosófica paz interior, objetivo que quizá estaría al alcance de la mayoría de los mortales».

En el resto del libro Bennett explica como conseguir ese conocimiento de uno mismo o esa filosófica paz interior intentando aprovechar nuestro tiempo. Lo primero que explica es una obviedad, algo tan obvio que se nos olvida todos los días.

«Los filósofos han explicado el espacio. No han explicado el tiempo. Es la materia inexplicable que da forma a todo. Con él, todo es posible. Sin él, nada. El suministro de tiempo que recibimos cada día es realmente un milagro, un asunto asombroso si se examina con detenimiento. Resulta que te levantas por la mañana y ¡tachán!...como por arte de magia te embolsas veinticuatro horas más del tejido puro del universo de tu vida. Es tuyo. Es la más preciada de las posesiones. Una materia prima única en su especie, que te llueve encima de un modo también único. Fíjate. Nadie puede quitártela. Es a prueba de ladrones. Y nadie recibe ni más ni menos que tú».

Con un tono irónico y mucho humor inglés, Bennett va desmontándonos (un siglo antes) todas las excusas que nos damos diariamente para no enfrentarnos al hecho de que no estamos "viviendo" y "aprovechando el tiempo", sino sencillamente pasando por la vida con la excusa de que tenemos mucho trabajo, muchas cosas que hacer y que cuando terminamos con todo, estamos demasiado cansados.

«¿Quién de nosotros no se dice a sí mismo, se pasa la vida diciéndose "Cuando tenga tiempo cambiaré esto y lo otro"? Nunca tendremos más tiempo. Tenemos todo el tiempo que hay».

¿Qué propone Bennett para no "pasar por la vida"? Pues dedicar un poco de tu tiempo a pensar, a ejercitar la mente. A leer, a ir a conciertos (es 1910...el mundo del ocio no era un parque temático como ahora,  había menos opciones) Dedicar tiempo a lo que sea que te sirva a ti mismo para no estar trabajando ni pasando las horas.  Encontrar algo que te guste y te apetezca hacer o a lo mejor no te apetezca de primeras porque te da pereza, porque no tienes tiempo, porque el sofá mola más o porque perder el tiempo en twitter es más descansado...pero dedicar parte de tu tiempo a algo que te llene y te haga "vivir". 

«Ahora bien, en el cultivo de la mente, uno de los principales factores es precisamente experimentar ese esfuerzo o resistencia, ocuparse de una tarea ante la cual parte de nosotros nos urge a realizarla y parte de nosotros nos urge a escaquearnos». 

Bennett lo explica muy bien pero yo añadiría que la balanza entre querer hacer algo que sabes que te va a molar y sentar bien y escaquearte en el sofá...no ocurre solo con el cultivo de la mente. Ocurre lo mismo si te aficionas a correr, nadar, el scrabble o el submarinismo. Y también ocurre si tienes que planchar...

Y por último Bennett nos advierte contra el fracaso si decidimos intentar tener un poco más de "vida" y menos de "pasar por aquí". Es bastante sabio y sabe que la fuerza del sofá, la tele y el Candy Crush es poderosa...así que nos dice que nos tomemos con calma el intento de aprovechar mejor nuestro tiempo y estemos preparados para fracasar al principio y empezar poco a poco...sin muchas ambiciones.

«No estoy de acuerdo con aquello de que en todo caso es mejor fracasar a lo grande que obtener una victoria pírrica. Soy fan de las victorias pírricas. Un fracaso glorioso no conduce a nada. Una victoria pírrica puede conducir a una victoria no tan pírrica.

Me encanta la frase "soy fan de las victorias pírricas". Lancémonos hacia objetivos pequeños que nos den pequeñas satisfacciones, puede que al acumular muchas de éstas consigamos algo más grande...mucho más grande.

«Existe toda una industria del éxito que se nutre de engañar a la mayoría con la complicidad tácita de la minoría»

Hay que leer a Bennett para darnos cuenta de que todo lo que nos pasa ya ha pasado antes y disfrutar de una buena lectura que nos enseñe algo sin sentir que nos están timando.

viernes, 13 de mayo de 2016

El mirón


El año pasado me concedí un premio a mí misma, un regalo de "recuperación" podríamos llamarlo, y me suscribí a la revista The New Yorker en papel. Las revistas llegan a mi buzón de Los Molinos, de dónde las recojo cada fin de semana. Subo por las escaleras hacia mi cuarto, arrancándoles el plástico y las coloco en un montón en la mesa de mi cuarto. Siempre llevo encima un ejemplar que es el que voy leyendo mientras desayuno, en salas de espera en médicos, en reuniones, cuando quedo con alguien y no llega. Normalmente voy con un par de semanas de retraso  sobre la fecha actual pero no me importa. Disfruto la lectura y jamás miro de qué trata el siguiente artículo. 

La semana pasada en La Cultureta (uno de mis nuevos vicios) hablaban de un artículo de Gay Talese sobre un mirón de hotel. Los culturetas comentaban que el periodista tiene, a veces, que hacerse amigo de personajes que no son del todo recomendables, que son o pueden ser, incluso, delincuentes, pero que lo hacen por contar su historia, en beneficio de "la verdad".  Me sonó todo un poco a excusa, a justificación, pero no había leído el artículo. Hace un par de años leí Honrarás a tu padre, también de Gay Talese, sobre la mafia neoyorkina. Talese se caracteriza, por decirlo de alguna manera, por escribir siempre dando nombres verdaderos: no pone nombres falsos, no inventa, todo es realidad "observada". Sé que tiene un libro sobre la infidelidad escrito en los 70 o los 80 pero no lo he leído. En el de la mafia se hacia amigo de un capo mafioso al que acompañaba, con el que charlaba... etc. Una especie de Los Soprano o algo así. 

Por sorpresa, en el desayuno de ayer, en el New Yorker del 11 de abril,  me saltó el artículo del mirón. Es un artículo, una crónica que te pone mal cuerpo según vas leyendo. 

En 1980, Talese recibió una carta de Gerarld Foos, un hombre de un pueblo de Colorado que se había comprado un motel, y había colocado mirillas en el techo de 12 habitaciones para poder espiar a las parejas desde la buhardilla. Durante semanas había trabajado, ayudado por su mujer que comprendía su lado "voyeur", para colocar las rejillas. Durante días comprobó que él tuviera plena visibilidad de la habitación, la cama y el baño y que los ocupantes de la habitación no notaran nada. Cuando los huéspedes llegaban, siempre colocaba a las parejas más atractivas, más jóvenes o con pinta de tener una vida sexual más interesante en esas habitaciones. 

Durante casi 40 años se dedicó a subir a la buhardilla, tumbarse en el suelo y espiar a las parejas. Obviamente en todo esto hay un componente de, llamémoslo, vicio, querencia, gusto o lo que sea por el puro placer personal. Talese lo justifica por lo que el propio Foos le cuenta de su infancia, en la que nunca nadie le habló de sexo y en cómo todo empezó cuando de niño espiaba a una de sus tías. A lo que iba, Foos empieza a espiar y en algún momento enmascara, disfraza e, incluso se cree, que lo que está haciendo es una especie de estudio científico sobre los hábitos sexuales, la vida sexual de América. Cada noche, después de haber pasado horas espiando, anota todo en cuadernos que va fotocopiando y enviando a Talese durante años. Describe la habitación, las parejas, las edades, el aspecto físico, todo lo que hacen, cómo lo hacen, etc. Incluso apunta su enfado cuando las parejas apagan la luz y él no puede ver nada. En una ocasión, indignado por estarse perdiendo el espectáculo, baja corriendo de su escondrijo y aparca su coche con los faros encendidos apuntando a la ventana de la habitación para poder verlo todo.  

Talese, después de recibir la carta y tras dudar un poco (a mi parecer, bastante poco) va a Colorado a conocer a Gerard Foos. Se encuentra con él en el aeropuerto, charlan, Foos le cuenta su vida y le hace firmar un acuerdo de confidencialidad. Después le lleva al motel y le instala en una habitación,  "sin mirilla" le aclara.  Esa misma noche, los dos suben a la buhardilla y espían a una pareja mientras folla en la cama. Talese está tan inmerso en el voyeurismo que se asoma demasiado y no se da cuenta de que su corbata cuelga dentro de la habitación. Ese descuido hace enfadar a Foos. 

Tras unos días, Talese vuelve a Nueva York y consigue que Foos le vaya mandando durante años páginas fotocopiadas de su diario de mirón. Cada vez más endiosado, cada más metido en su papel de "científico", habla de él en tercera persona y se considera una especie de ente superior que observa a los demás en su intimidad sacando conclusiones sobre la esencia humana. Talese abre todas las cartas, lee todos los extractos y sigue con su vida. 

En un determinado momento, Foos le cuenta que fue testigo de un asesinato. En una de las habitaciones estaban alojados un camello de poca monta y su chica. Los espía varios días y tras ver como el camello recibe a clientes en su habitación, una tarde entra, coge toda la droga y la tira por el water (Foos entra normalmente en las habitaciones a cosas tan tan no sé como llamarlas como coger los sujetadores de las mujeres, mirar la talla y así tener "datos científicos correctos" en sus anotaciones). El camello al volver a la habitación, culpa a la chica de haber vendido las drogas y la estrangula. Todo esto con Foos mirando desde arriba.  Según él "la chica respiraba" cuando él dejó de mirar, pero al día siguiente la chica de la limpieza  da el aviso  de que hay una chica muerta en la habitación 10.  La policía llegó, investigó, pero nunca se resolvió el caso. 

Pasaron los años, la primera mujer de Foos murió, se volvió a casar con otra mujer que le ayudaba en su voyeurismo, siguió anotando, siguió espiando, compró otro motel en el que hacía lo mismo y años después lo vendió todo. Talese, durante todos estos años, siguió en contacto con él y en 2013 Foos le llamó para decirle que le absolvía del acuerdo de confidencialidad. Con un afán de protagonismo que a mí me resulta asqueroso, Foos con 78 años quiere que se conozca su historia, su "trabajo". Se considera a sí mismo una especie de Edward Snowden (esto lo dice él) y un "soplón" que da información importante. Talese decide que es una buena historia para contar y ha escrito un libro sobre ello que saldrá ahora en USA y el año que viene en España. 


Llevo dándole vueltas desde que terminé el café esta mañana. Lo he pensado en la ducha, mientras me vestía, mientras conducía de camino al trabajo, mientras estoy currando, ahora mientras escribo este post... no sé que pensar. Sí lo sé. Foos es un pervertido como hay mil. Cada uno tiene sus vicios y estoy muy a favor de ellos pero la manera metódica casi profesional de hacerlo me parece repugnante. Quiero decir ¿te gusta mirar? ¿Eres voyeur? Bien, hay mil maneras de satisfacer ese vicio sin convertirlo en una actividad delictiva. Él dice que no hacia daño a nadie porque no interfería en las vidas de sus espiados... Dice "No hay invasión de la privacidad si nadie se queja" ¿Se puede ser más cínico?  Mientras leía pensaba en todas esas parejas o incluso personas solas siendo espiadas...

Pero vale, Foos es un tarado. 

¿Y Talese? Puedo entender perfectamente y confieso que es posible que yo también lo hubiera hecho: que movida por la curiosidad hubiera ido a conocer a Foos y hubiera subido a la buhardilla. Pero ¿de verdad se puede justificar a un tío, porque es periodista, que durante 25 años no dice a nadie que hay un mirón en un hotel? ¿En beneficio de qué o de quién no lo cuenta? Detrás de Foos no hay una historia de salvación, el silencio de Talese no sirve para descubrir a un malo más malo... no espera un soplo, ni una historia mejor. Simplemente se calla.  Y lo que es aún peor se calla hasta que puede hacer con ello un historión, armar un libro y ¡vender la historia! 

... sigo dándole vueltas.  

viernes, 24 de julio de 2009

VACACIONES: Lectura adecuada

Leo todo el año, las vacaciones no son especiales en eso. Quizás lea un poco más porque tengo tiempo de leer después de comer, leo en la playa, en la piscina y muchas noches mientras nos tomamos una copa al fresco. No aparto libros durante el año en plan " esto para vacaciones" los leo cuando es su momento que viene determinado por algo que no se lo qué es. Los veo en la estantería, paso la mirada sobre ellos y digo primero éste y luego éste.

Sin embargo a pesar de no guardar libros para esta época, la lectura de mis vacaciones me preocupa casi más que la ropa que me llevo que la verdad es que me da igual. Se me presentan varias inquietudes:

- ¿ cuantos libros me llevo? Es fundamental no quedarse sin lectura, eso sería nefasto para mi y para los que me rodean porque me pongo muy coñazo si no estoy entretenida con la lectura. Los periódicos de verano dan para poco rato y las revistas del corazón son para mirar en compañía. Decidir cuantos libros me llevo es lo primero.

- ¿ me llevo pocos muy gordos o muchos más cortos? El problema de los gordos es que son poco prácticos para llevarlos a la playa o en la mochila si estamos en Pirineos, lo bueno de ellos es que si te están gustando sabes que tienes placer para mucho rato. Los finos son más prácticos pero tengo que llevar muchos por si se terminan.

- ¿varios del mismo autor o mezclo géneros, autores y épocas? Esto es completamente aleatorio.

- ¿ es el verano una época adecuada para probar con un autor nuevo? Pues depende, si vas a tener cerca una librería para comprarte algún otro si no te gusta puedes correr el riego, si vas a estar alejado de esa opción mejor ve a lo seguro. " si algo funciona, repite".

- ¿ es el verano una época adecuada para best sellers? A mi me da igual, me puedo leer un libro de ensayo sobre la batalla de Stalingrado o la trilogía de Millenium si no me lo hubiera leído.

- ¿ un libro malo es menos malo si te lo lees de vacaciones? No, sigue siendo horrible y una pérdida de tiempo.

- ¿ es el verano una buena época para darle otra oportunidad a un autor que detestaste? NO. ni el verano ni nunca. Al paredón Rosa Regás.

Pues con estas premisas, mi selección para estos días es la de la foto:

- Resurgir de Margaret Atwood
- La mesa limón de Julian Barnes
- Sale el espectro de Philip Roth
- El emperador de R. Kapuscinsky
- El Sha de R. Kapuscinsky
- El Día de la Independecia de Richard Ford
- Un imperio de Oriente: viajes por Indonesia de Norman Lewis.

En todos voy sobre seguro menos con Norman Lewis que es novedad, quería un libro suyo sobre Italia en 1944 pero sólo tenían éste así que ya veremos. 4 novelas y 3 ensayos. Ningún español, dos ingleses, una canadiense, dos americanos y un polaco. Una mujer y 5 hombres.

¿Será suficiente? Voy a ver cómo la camuflo en la maleta...ya estoy oyendo al ingeniero: ¿ pero de verdad que te vas a leer todo esto?




viernes, 10 de junio de 2022

Un imperio en una tostada

 

«No construyas tu desayuno en torno a las tostadas» leo en el resumen del podcast de mi amiga Cristina. No, no, no. ¿Tú también, Cristina? 

Cuando tenía siete u ocho años, cuando visitaba a mis abuelos, a veces había suerte y salía hacer recados con mi abuela. Si aún tenía más suerte, mi abuela me llevaba a merendar a una cafetería. Por aquel entonces ir a una cafetería me parecía el colmo del exotismo, (puede que ahora también lo sea porque cafetería es una palabra que ha desparecido, como metralleta o esquijama, y ya no se usa. Todo son bares, gastrobares y esa cursilada de cafés). Una cafetería era un sitio mágico, todo era bonito, todo brillaba, todo el mundo vestía elegante (quizá esto fuera porque yo esos días no llevaba uniforme y asociaba mi ropa de calle con la de los demás) y, sobre todo, en ellas olía a cielo. No recuerdo que bebía, seguro que no era café, pero recuerdo las tostadas. Unas tostadas en las que quería echarme a dormir, quería abrazarlas, olerlas hasta gastar su aroma y, sobre todo, hacer que duraran eternamente. Calientes, por supuesto. Para mí, esas tostadas de cafetería eran comida de temporada. No podían comerse todo el año, ni en cualquier sitio y ni de broma en casa. En esto tengo mil quinientos veinticinco años pero hubo un tiempo en que el pan de molde era un lujo. Las tostadas de cafetería eran grandes y eran gordas. Eran doradas con una escala perfecta de amarillos desde el más pálido en el centro de la rebanada, donde se habia puesto la mantequilla antes de apretarla contra la plancha, pasando por los sucesivos tonos dorados hasta llegar a los bordes donde pasaba a un suave tono tostado. Eran jugosas, casi cremosas en el centro y tiernamente crujientes en los lados. Y el olor, un olor intenso, cálido y evocador. Mucho ambientador con bergamota, y mucho olor a playa y a jazmín y a dama de noche y a atardecer en la playa de MIkonos (que a ver quién ha estado ahí para saber que eso huele a Mikonos y no a Javea) y más ambientador con aroma de tostadas de cafetería. Mi pasado de la mano de mi abuela está construído en torno a esas tostadas que me comía con cuidado, con cuchillo y tenedor, deseando que no se acabaran nunca o que mi abuela me dejara pedir otra. 

En mi casa, las tostadas eran rebanadas de pan de barra y eran chiquitas. Cortadas de la barra en perpendicular, mi madre nos las cortaba y las ponía al fuego en un tostador para que se hicieran, dándole la vuelta para que se doraran por los dos lados. No sé en que momento entró el tostador eléctrico en nuestras vidas. Puede que fuera al mismo tiempo que empezamos a cortar el pan en vez de en rebadas en pequeñas, en grandes porciones, como si nos comiéramos las dos mitades de un bocadillo. 

No sé cuando fue pero ahora, en mis desayunos, corto el pan así. Mientras el té se hace y me como un kiwi vigilo el tostador que es un electrodoméstico que necesita cariño, que le hagas caso o se vuelve tan rencoroso como  la impresora. Un día lo tienes en el tres y la tostada sale perfecta, dorada en el centro y marrón en los bordes, con la temperatura perfecta, no demasiado caliente para que la puedas sujetar mientras untas la mantequilla pero lo suficientemente caliente para que la mantequilla se vaya derritiendo y fundiéndose con la miga. Al día siguiente, sin embargo, el tostador, te devuelve el pan tan blanco como lo metiste, frío y triste. ¿Por qué? ¿A qué viene este desamor a las 7 y media de la mañana, en mi momento más vulnerable? Tengo que volver a meter las tostadas (sí, dos) y quedarme mirando muy fijamente porque muchas veces, en ese inesperado resentimiento que tiene esa mañana, me devuelve la tostada chamuscada. Algunos días hasta humea de indignación. 

La tostada se unta caliente y se come caliente. En las series inglesas sufro muchísimo cuando la doncella entra con las tostadas colacadas en una bandejita especial, como si fueran revistas, y las deja sobre la mesa. Los desayunantes siguen hablando y hablando y yo sufro y grito: ¡se están quedando frías, ya se estaban enfriando desde la cocina y si no las untáis ya arrunaréis el manjar! La tostada se come caliente y por eso no se habla en el desayuno porque si hablas, si te distraes, se enfría y las tostadas frías pierden sus poderes mágicos. Las tostadas frías son como cenicienta al llegar la medianoche, dejan de ser princesas y se convierte en pan duro. 

Una buena tostada te consuela del infierno de madrugar, del infierno de enfrentarte a un nuevo día, a la terrible realidad de haber salido de tu maravillosa cama. Una buena tostada con mantequilla y mermelada te da amor, cariño. Una buena tostada es el elemento perfecto sobre el que construir no solo tu desayuno, sobre las tostadas puedes construir tu día, tu vida, tus recuerdos, tu relación de pareja (no te acuestes nunca con alguien que no desayuna tostadas), tu familia y tu futuro. Yo sueno con un futuro en el que tostadas recien hechas me estén esperando en una cocina iluminada por el sol, con un buen te humeante, mi New Yorker, y ninguna prisa por terminar la mejor comida del día, el desayuno. 

No me traicionéis como Cristina (te quiero igual, titi) y construid imperios en torno a vuestras tostadas. Os perdono si son integrales y con aguacate, pero no más. 

lunes, 15 de diciembre de 2008

FAMILIA

Mi familia materna es como las grandes familias que salen en las películas: numerosa, ruidosa, excesiva en sus afectos y en sus odios, muy pesados y encantadores. A día de hoy sumamos 34 de 3 generaciones distintas. El mayor tiene 65 y el pequeño 3 meses. Es una familia de las buenas, pasamos del insulto al abrazo en cuestión de minutos. A mi muchas veces me ponen de los nervios y ellos opinan que soy una borde y una desagradable pero que tengo mi gracia. Todo con cariño. No hay tiempo para aburrirse.

Los responsables de este buen rollo familiar son mis abuelos.

Mis abuelos vivían en lo que los pijos de las revistas de decoración llaman ahora, “una casa de doble circulación”, que en lenguaje corriente quiere decir una casa grande de cojones. Era un piso enorme en el centro de Madrid, cerca del Retiro. A mi me encantaba ir allí, porque era tan grande que podías jugar al escondite y quedarte dormido antes de que te encontraran. Había un montón de dormitorios, salones que no se usaban y habitaciones con nombres que ya no se utilizan ( porque ya no caben en las casas de ahora): vestíbulo, cuarto de la plancha, despensa, y cuarto de los armarios, que era un cuarto misterioso que mi abuela cerraba con llave y que estaba lleno de lo que a nosotros nos parecían tesoros tesorísimos.

Yo tenía una relación especial con mi abuelo. Dicen las crónicas que cuando nací, era tan guapa que mi abuelo no dejó que me llevaran al nido por si me cambiaban por otra niña. ( Sospecho que dado mi aspecto actual a lo mejor me cambiaron). Siempre fui su nieta favorita y a mi me encantaba estar con él porque el favoritismo reconforta aunque tengas 7 años.

Mi abuelo era una persona de rutinas. En verano, en Los Molinos, se levantaba y yo le ayudaba a vestirse, salía a la pérgola y se leía el ABC mientras se fumaba un cigarro tras otro. Fumaba REX, es una pena que ya no hay tantas marcas de tabaco, todo el mundo fuma lo mismo, debe ser la globalización. A la 1 en punto había que ir a la bodega a buscar una cerveza congelada yo no quería ir porque la bodega era un sitio oscuro con unas arañas como puños que misteriosamente siempre estaban cerca del interruptor de la luz. Se comía a las 2 y media y luego siesta. A las 6 y media la merienda, café con leche y suizos y luego partida de cartas. Molaba porque sabías perfectamente como ibas a tener organizado el día.

Cuando ya era más mayor, con 16 años, los viernes salía del colegio y me iba a comer con mis abuelos. A veces había suerte con la comida y otras había pato a la naranja..un asco. Nos sentábamos a comer en el comedor y luego la siesta. Por la tarde ayudaba a mi abuelo en su despacho mientras mi abuela hacía sus cosas en su gabinete. ¿No es genial tener un gabinete con tus cosas?.

Mi abuelo era muy religioso, pobre si me viera ahora. Yo le acompañaba a misa, a los oficios, rezábamos el rosario. Él era feliz en esos momentos y a mi me parecía parte de su rutina. Incluso ahora que soy una completa descreída lo haría con él solo por verle disfrutar de ese momento.

Mi abuelo murio un 4 de diciembre y mi abuela le sobrevivió 24 días. ¿No es alucinante?. Se murió de pena. ¿Cuánto hay que querer a alguien para morirte de pena?.

La parte alegre es que aquí quedamos 34 energúmenos para prolongar la estirpe y a ser posible mejorarla, aunque no sé yo si a mis abuelos les molaría esto que yo hago.
En la foto estoy yo con mi abuelo en Los Molinos.

miércoles, 22 de febrero de 2023

Breve. Gatos menopausia y cinismo

«Hola — dijo susurrando, y nos miramos mientras ella apagaba las luces. Siempre hay ese miedo a la decepción, a que no salga bien, pero desde el primer momento supimos que eso no debería preocuparnos».

Budd Schulberg: ¿Por qué corre Sammy?

Leo, muy por encima, sobre la Ley de Bienestar Animal y llego al término «gatos comunitarios» que, por lo visto, define a lo que toda la vida se ha llamado gato callejero. Por si alguien no lo sabe: a mí los gatos no me gustan, me dan miedo. Pero si me gustaran, si fuera un amante de los felinos, estaría muy encabronada con esta terminología. Gato callejero es una denominación con clase, con estilo, que resulta interesante: ¿Cómo no va a resultar interesante si recuerda a los Aristogatos, si suena a ser independiente, a hacer lo que te da la gana? Gato comunitario suena a urbanización cerrada con piscina, a portal, suena hasta a pagar recibos. Si yo entendiera algo de gatos, que no es el caso, si pudiera meterme en su mente, estaría indignada. Pasar de ser gato callejero a ser gato comunitario es perder categoría.

Sigo recuperándome de una especie de trancazo, catarro, gripe y mareo con migraña y náuseas que arrastro desde antes de mi cumpleaños. Está todo el mundo igual pero, como ya sabía, que todo el mundo se encuentre mal no consuela nada. Lo que hacemos cuando alguien te dice «yo estoy igual» es pensar «seguro que no, yo estoy peor». Es increíble la capacidad humana para querer ser siempre el campeón del sufrimiento: yo lo paso peor, yo trabajo más, mi empleo es más insufrible, mi jefe es más cabrón. Es increíble esa capacidad y dice mucho de nuestro ombliguismo: lo mío siempre es más. En cualquier caso parece que estoy mejor, no plenamente recuperada pero lo suficiente como para no creerme en posesión del dolor supremo. ¡Ah! Otra cosa que he descubierto esta semana es que todos los síntomas que he sufrido son compatibles con la menopausia, que todavía no tengo pero debe de estar al caer. Y, por cierto, apuntad esto: La menopausia es la nueva zanahoria comercial que las marcas, el capitalismo o las empresas están agitando delante de las mujeres. Con la excusa de «es que no se habla de ella, las mujeres no la conocen» están haciendo lo de siempre. Empieza por «venimos a hablaros de esto porque hasta ahora habéis vivido en el desconocimiento más absoluto del tema y así no podéis seguir, pobres almas en desgracia», premisa con la que disiento porque ahora resulta que todo lo que no esté en redes o en las revistas o comentado por algún gurú «no existe», cuando a lo mejor se habla de otra manera menos obvia. Segundo paso: «¿Dónde vas, Caperucita, tan pancha por el bosque? ¿No sabes que viene el lobo y te devora desgarrándote las entrañas? ¿Cómo eres tan inconsciente?», que consiste en contarte todo lo horrible que te va pasar (aunque es todo muy natural, te dicen 25 veces). Aquí me entra la risa porque, mágicamente, todo lo horrible que te lleva pasando 30 años teniendo la regla pasa a un decimocuarto plano, como si al llegar a la menopausia vinieras de un mundo de luz y de color a meterte en una cueva de dolor y sufrimiento digna de un paisaje de La Princesa Prometida. Así que, bueno, la menopausia tendrá sus cosas (no lo dudo) pero no creo que se acerquen ni de lejos a 35 años de agonía, dolor, tobogán emocional, situaciones embarazosas de todo tipo o viajes de amor arruinados, por hablar solo de cosas frívolas. El tercer paso es «saca una libreta, que te voy a decir todo lo que deberías estar haciendo y no estás haciendo y vas mal». De aquí hay que pasar directamente, porque resulta que para llegar bien a la menopausia tendrías que haber empezado a hacer «cosas» con 17 años. Es como el que te dice que para tener un plan de pensiones cuando te jubiles tienes que empezar a ahorrar con 25: ciencia ficción y una memez imposible de cumplir. El último punto es el del capitalismo molón: «Compra esto, haz esto con el gurú Mengano, come la comida tal y toma cuál remedio homeopático y blablabla”. ¿Cómo sé todo esto? Porque, ahora mismo, mire donde mire, lea lo que lea o escuche lo que escuche me encuentro con este asunto. (Por supuesto que hay cosas interesantes sobre el tema, pero son las menos).

Reviso mis notas para este breve y me encuentro con lo siguiente: «Tu personalidad es como el salmón o las aceitunas, de primeras no gusta. ¿Me estás diciendo que soy demasiado especial?». No sé de dónde la apunté y tampoco sé si me gusta. No podemos comparar las aceitunas y el salmón. ¿Cómo no te van a gustar las aceitunas? Si no te gustan las aceitunas solo puedes ser o una persona poco de fiar o mi amigo Fede al que quiero hasta el infinito y más allá y, como ese puesto ya está cogido, si no te gustan las aceitunas….

«Felicidades, ya has llegado a la edad estupenda en la que puedes ser la mujer cínica que llevas dentro».




Creo que esta ha sido mi felicitación favorita de parte de un desconocido. No podría retratarme mejor.

Estoy escuchando El monstruo del monóculo y otras bestias, de Nuria Pérez. En un momento dado citan a Budd Schulberg, y mi ego de mujer cínica aletea feliz porque hace ya catorce años que lo descubrí. Vuelvo a mis notas, al blog y ahí están las citas apuntadas. Asiento al leerlas y aprovecho para que abran y cierren el breve de esta semana.

“Supongo que es una lástima que las personas no puedan ser un poco más consecuentes. Aunque si lo fueran, quizá dejarían de ser personas. Tal vez se convertirían en personajes de tragedias épicas o de películas de Hollywood. [...]. Lo único que al parecer hace la gente es lo posible por ir tirando y pasárselo bien; y si para ello deben conservar lo que poseen, es probable que acaben convirtiéndose en unos fascistas; y si para ello deben tratar de conseguir lo que necesitan y no poseen, es muy probable que acaben aprendiéndose de memoria La Internacional” .

Budd Schuberg: ¿Por qué corre Sammy?


Ser consecuente es duro. Casi tanto como ser cínica desde los doce.


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martes, 23 de marzo de 2010

MATERNITY (XLVIII): La pendiente hacia el lado oscuro

El tema comienza a ser grave cuando:

  • En tu casa ha dejado de haber revistas de moda, cotilleo, coches, trenes, jardinería, pesca submarina o lo que sea y hay pilas de “Ser Padres” “Tú bebe hoy”, “Coaching para educar”.

  • Cuando no te acuerdas de la última vez que preparaste una comida que requiriera algo más que triturar verduras o frutas.

  • En tu botiquín no hay ni ibuprofeno, ni réflex, ni B12 y sin embargo hay un cargamento industrial de apiretal, dalsy, suero fisiológico, un termómetro de oreja y tiritas del libro de la selva.

  • No te acuerdas de la última vez que compraste un regalo para un amigo y sin embargo en esta última semana has ido a comprar 3 regalos de cumpleaños para niños de 4 años.
  • No conoces “Mad Men”, “Lost” o a Pilar Rubio..pero sin embargo conoces a Pocoyo, Cailloú, Mani Manitas, Bob Esponja, Calamardo y sabes lo que es una “burger cangreburger”.
  • No conoces ninguna de las pelis de los Oscas pero has visto en el último año: Lluvia de albóndigas, GForce, Cuento de Navidad, Niko el reno no se qué, Tiana y la rana asquerosa y ya tienes las entradas sacadas para Toy Story 3.
  • Crees que el teatro es una actividad para la tercera edad, pero has ido a ver el Musical de Willy Fog, el de Caillou y te has tragado 4 representaciones del Cantajuegos.
  • Te llaman para proponerte un plan: aperitivo, cumpleaños, fiesta y lo que preguntas es: ¿es con niños, no? Obviamente han dejado de llamarte.
  • No sabes qué talla de camisa usa tu pareja pero sabes que de Zara tu príncipe usa la 3- 4 y de HM la 2-3.
  • No te acuerdas de tus últimos análisis pero eres capaz de escribir en 30 segundos el calendario de vacunación de tu comunidad autónoma.
  • Ves más a los padres de los compañeros de clase de tus hijos que a tus amigos.
  • La gente te ve y te dice: ¿pero sigues viviendo aquí? Como no te vemos el pelo pensamos que te habías mudado.

  • No te acuerdas de la última vez que hiciste una escapada romántica, pero te sabes todos los hoteles con “animación infantil” y las ofertas para un viaje a Eurodisney.
  • No lees el periódico porque “no tienes tiempo” pero pierdes el culo por hacer la colección de Ben 10 o Gerónimo Stilton.


Estás desahuciado para la causa cuando

  • Siempre acabas las frases diciendo: es que con hijos..ya sabes..las cosas son distintas.
Y me dan ganas de acuchillarte con un predictor y decirte: el que eres distinto eres tú. Los demás tenemos hijos y no nos hemos vuelto memos.

Y decido dejar de veros cuando mis ganas de asesinaros me salen por las orejas. ¿ Quienes me provocáis esos deseos incontenibles de acabar con vuestra vida?
  • Los que llamáis a vuestra pareja: papá o mamá.
    Mamá..¿sabes dónde está mi corbata? Papá, ¿a qué hora vamos a salir para la playa?
Es el fin. Estáis muertos, el lado oscuro os ha atrapado.

miércoles, 23 de enero de 2019

El altar de las pajas

Estoy leyendo un libro muy bueno, uno de esos que te atrapan tanto que te molesta la vida porque no quieres hacer otra cosa que devorarlo. Ando leyendo por los rincones, en cualquier rato, en todo momento, me duermo con él en las manos y cuando me despierto sobresaltada sigo leyendo aunque sean las cuatro de la mañana. Es un libro intenso, dulce, reconfortante, divertido, entrañable, conmovedor, duro... y de repente ahí están: las pajas. 

«Perdón, no sabía que estabas ocupado» Eso me dijo una tarde calurosa mi papá. Él siempre tocaba la puerta antes de entrar en mi cuarto, pero esa tarde no tocó, venía muy feliz con el libro en la mano, estaba impaciente por entregármelo, y abrió. Yo tenía una hamaca colgada en el cuarto, y ahí estaba echado, en pleno ajetreo, mirando una revista para ayudarle con los ojo a la mano y a la imaginación. Me miró un instante, sonrió, y dio la vuelta. Antes de cerrar otra vez la puerta, me alcanzó a decir: «Perdón, no sabía que estabas ocupado». (El olvido que seremos, Héctor Abad Faciolince)

Y, de repente, tengo una epifanía, una revelación, un descubrimiento. ¿Qué les pasa a los hombres con sus pajas adolescentes? Los hombres tienen cariño a tres cosas de su adolescencia: el pelo, sus camisetas mugrientas y las pajas. Añoran su pelo en el caso de haberlo perdido, hacen altares intocables en sus armarios a sus camisetas, y a las pajas les dedican siempre párrafos en sus autobiografías y si no escriben autobiografías las colocan en manos (tenía que decirlo) de sus personajes o te las describen con una profusión de detalles que te quedas atónita. 

«Era una especie de volcán espermático cuyas fumarolas permanentes evidenciaban un peligro de erupción repentina. Agitado, inquieto, siempre escondía una mano en el bolsillo. Cuando le pregunté el porqué de aquella costumbre, me contesto: «Mantengo el animal atado» (Una vida francesa, Jean Paul Dubois)

Por supuesto, estoy muy a favor de las pajas, de las adolescentes y de las de cualquier edad pero me da ternura ese apego que le tienen los hombres a las de su más tierna juventud. Tenían granos, complejos y pajas. Algunos tenían novias pero pregúntale a un tío por su primer polvo y te dirá: «en un coche» o «con fulanita» o «en un festival de música en Santiago de Compostela». De ninguna de las maneras hilará el relato romántico y evocador con el que te puede hablar de sus pajas durante horas, las novias son agua pasada, las pajas, ¡ay, las pajas! Las añoran con  cariño y detalle: sus escondites secretos, los rituales de preparación, las revistas y la limpieza para no dejar rastro. Lo cuentan tan pormenorizadamente que a veces dan miedo, parecen psicópatas que hubieran cometido un terrible crimen y que al lograr salir de él sin ser pillados se sintieran absurdamente orgullosos. «¿De verdad te crees que tus padres no sabían que te matabas a pajas?» «Qué va, era superdiscreto» Qué ternura me dan. 

«Vives en un tormento de frustración y continua excitación sexual, batiendo el record norteamericano de masturbación durante todos los meses de 1961 y 1962 como onanista no por elección sino por circunstancias». (Diario de invierno, Paul Auster)

Recuerdan cómo descubrieron las pajas y cómo, durante una temporada, se creyeron los únicos del mundo en haber encontrado esa fuente de placer inagotable (en la adolescencia, luego no sé si por un uso indiscriminado en esos años  o por un tema fisiológico resulta no ser agotable).«Te juro que pensé que era el único, el primero que había descubierto que eso se podía hacer. Era imposible que los demás lo supieran». Lo dicho, ternurita.

Las mujeres no hablamos de pajas. A ver, sí hablamos pero en literatura no tropiezas con ellas cuando menos te lo esperas, al doblar una esquina de una página cualquiera. «Merendábamos y yo me escabullía al baño a darme una ducha porque había descubierto que allí...», eso no pasa. ¿Por qué? ¿Nos da vergüenza? No creo. ¿Está mal visto? Pues mira, ya tenemos una edad y nos da igual pero supongo que antes, de eso no podía hablar, no era de señoritas o te convertía en una pervertida pero aún así, me pongo a pensarlo y no encuentro nada medianamente evocador en mis pajas. De hecho no puedo recordar nada interesante o que me retrotraiga a una adolescencia fabulosa y atractiva, llena de un renacer al onanismo que llenaba mis días. Desde luego jamás pensé que aquello fuera algo que había descubierto yo, era obvio que debía llevar descubierto siglos, milenios aunque no se hablara en el desayuno ni saliera en los periódicos ni en los libros de los Cinco. 

«Las pajas de la adolescencia son las mejores» me dijo un hombre el otro día al consultarte sobre este tema. Y claro, he pensado que no estoy para nada de acuerdo. Son mejores ahora. Ahora no hay prisa, tu espacio es tuyo, nadie va a venir a decirte que te vas a quedar ciego o que irás al infierno o que eso no es de señoritas y, sobre todo, te conoces mucho mejor. Hablo por mí, claro. Empiezo a sospechar que los hombres jamás superan su amor por su yo de dieciséis años granujiento y con las manos pegajosas. Lo tienen en un altar. Yo, si embargo, a Dios pongo por testigo que ni de coña querría yo tener otra vez dieciséis años y que probablemente por este motivo, si algún día escribo mi autobiografía  jamás haré un  altar literario a mis pajas de adolescencia.


lunes, 4 de marzo de 2019

Lecturas encadenadas. Febrero


Febrero es uno de mis meses favoritos del año porque es mi cumpleaños, porque todavía se hace de noche pronto y porque, en teoría, es invierno y hace frío. Este febrero ha sido muy muy decepcionante con sus aspiraciones de abril y solo la loca esperanza de tener un agosto templado me ha consolado en los interminables días de cielo azul. Las lecturas han sido bastante reguleras también creo que por un exceso de expectativas por mi parte. Al lío.


«No me voy a comprar nada. Vamos, damos un paseo, husmeamos y ya pero te prometo que no compro nada porque tengo un montón por leer en casa» Pero claro, todos sabemos que la fuerza de voluntad no es mi fuerte así que de ese paseo, en teoría solo husmeador,  por la Cuesta Moyano volví a casa con cuatro libros. Uno de ellos fue Me voy de Jean Echenoz.  Tenía ganas de leer algo de Echenoz y éste fue el que saltó a mis manos. Como siempre no leí la contraportada así que me lancé a él sin tener ni idea de qué iba y, la verdad, es que me lo pasé en grande leyéndolo.

Me encantan los autores franceses porque son muy franceses, lo son a conciencia, con ahínco. En este caso, Echenoz parece estar pasándolo en grande con esta historia de viajes y paseos callejeros. La historia de Ferrer, un galerista de arte, que empieza marchándose y acaba llegando. Entre medias un golpe de suerte, una aventura épica con ecos de grandes exploradores, una historia de amor y hasta la Ertzaintza.

Me gusta como los escritores franceses se miran, se observan y se sacan punta, siempre lo hacen con mucha clase. Nunca sufren remordimientos como los americanos o se encastillan en sus defectos como los ingleses intentando convertirlos en virtudes. Ellos parecen decir «sabemos que somos snobs y muchas veces insoportables, nos vemos desde fuera pero no podemos dejar de ser así» Un francés siempre quiere ser el francés qué es, el de su época, el de su momento, le chifla ser él mismo. Un americano escribe desde el cargo de conciencia: «¡oh, qué horror, soy un monstruo», un inglés escribe desde su isla «soy perfecto, eres tú el que no tienes ni idea», el francés dice «soy insoportable y me encanta serlo». Sé que esto es totalmente subjetivo pero es casi siempre la impresión que saco al leer autores franceses.

¿Recomiendo este libro? Sí, mucho. Leeré más de Echenoz.
«Existen, cualquiera puede observarlo, personas de físico botánico. Las hay que traen a la mente follajes, árboles o flores: girasol, junco, barba. Delahaye, que va siempre mal vestido, recuerda esos vegetales anónimos y grisáceos que crecen en las ciudades, entre los adoquines sueltos de un patio de almacén abandonado, en el hueco de una grieta que se insinuaba en una fachada en ruinas. Insignificantes, átonos, discretos pero tenaces, tienen, saben bueno tienen más que un pequeño papel en la vida pero saben desempeñarlo».
Un lunes por la mañana perfectamente descrito: 
«Y ahora era un lunes por la mañana, lo cual no siempre es lo más deseable: comercios atrancados a cal y canto, cielo encapotado, aire opaco y suelo asqueroso, en una palabra, todo cerrado por todas partes, tan deprimente como un domingo y sin la excusa de no tener nada que hacer». 
Nuestros ayeres de Natalia Ginzburg en una edición del Círculo de Lectores y con traducción e introducción de Carmen Martín Gaite también lo compré en la Cuesta Moyano.

Nuestros ayeres se publicó en 1952 y es la primera novela de la escritora italiana. Cuanta la historia de un familia sin apellido, en una ciudad sin nombre, justo antes y durante la II Guerra Mundial. La novela se estructura en dos partes claramente diferenciadas por el escenario en el que transcurren: la primera parte, la preguerra en la ciudad sin nombre del norte es una historia costumbrista de relaciones entre los distintos personajes de la familia. La segunda, situada en San Constanzo, en un pequeño pueblo del sur transcurre durante la II Guerra Mundial y es casi una novela bélica, una novela de resistencia. El personaje bisagra entre ambas historias, Cenzo Rena es un personaje extraño, complejo que parece a ratos completamente inventado y a ratos un retrato fiel de alguien a quien conoció Ginzburg.

Me ha gustado pero no la recomendaría para empezar con Ginzburg.
«A los padres, decía Danilo, en cuanto acaban de educarnos los tenemos que empezar a educar nosotros, porque es de todo punto imposible dejarlos que sigan siendo como son».
Vidas minúsculas de Pierre Michon ha sido el fracaso del mes y la prueba de que ni todos los franceses son iguales ni yo me riendo ante todos ellos. Michon se encanta, se adora, se observa en el espejo de sus líneas, se columpia en sus combinaciones de palabras que buscan sorprender con una triple pirueta para que le aplaudas con admiración. Y yo no le aplaudo, su estilo me provoca la misma sensación que una iglesia rocoto: dorados innecesarios destrozando una estructura, una buena idea. Me aburrí, me enfadé y lo abandoné en la página 120.

En un capítulo dedicado a una de sus novias dice:
«[Mis cartas] esas fanfarronadas estaban bañadas en una mezcolanza de lirismo gastado y de marrullerías sentimentales. No podía releerlas sin reír y me despreciaba, fogosamente; me pregunto si he cambiado de estilo desde de esas cartas inaugurales a un lector engañado».
No, Michon, no has cambiado de estilo y me resultas insoportable.

El comic del mes ha sido la tercera entrega de El árabe del futuro de Riad Sattouf. En este caso es la entrega que va de 1985 a 1987 y transcurre mayoritariamente en Siria con una breve escapada a Francia, a Bretaña, cuando nace el segundo hermano de Riad.  La niñez, comienzo de adolescencia, de un niño francés que se siente además francés, en un pueblo de Siria mientras va percibiendo la realidad a su alrededor, el hecho de que su madre no encaja, la presencia cada vez mayor de la religión en su vida, las tensiones entre sus padres, todo visto desde su ángulo, un niño. Me interesa su historia.

La última lectura del mes ha sido otro de esos libros aclamados en redes, suplementos culturales y revistas: La primera mano que sostuvo la mía de Maggie O´Farrell. Y me ha pasado como casi siempre con estas lecturas aclamadas: no me ha parecido para tanto. Es una novela entretenida, bien escrita y que se lee como comer pipas. La historia de va de madres, de maternidades, de relaciones y un poco de arte (en esto engancha con el primer libro del mes, el de Echenoz). Para mí, es evidente la influencia de las novelas de Verity Bargate (No, mamá, no y Con la misma moneda) o Barbara Comyns (Y las cucharillas eran de Woolsworth), dos escritoras muy anteriores a O´Farrell que ya trataron el tema de la maternidad desde ese punto de vista rompedor, extraño y nada complaciente. De hecho lo trataron de manera bastante más discordante y extrema de lo que hace O´Farrell y a mí modo de ver, mejor.

La primera mano no es una mala novela, ni mucho menos. Está bien, se lee con agrado, pero no he doblado ni una sola esquina. Es puro entretenimiento y es carne de una miniserie (al tiempo). ¿Hay algo malo en ser entretenimiento? No, para nada. Es una novela que recomiendo para pasar un buen rato, para dejarse llevar. Sin más.

Y con este balance bastante reguero del mes de febrero y un bizcocho, hasta los encadenados de marzo.