Mientras encuentro las ganas para concentrarme y escribir la chorrada del día....
miércoles, 16 de marzo de 2011
martes, 15 de marzo de 2011
SOLTERIA Y SOLTERISMO

Luego llegas al planeta del amor, pasas por todas esas etapas tan molonas, todo es rosa, de muchísimo amor y mola mil.
Y luego llegas al solterismo.
El solterismo se produce cuando ya llevas tiempo viviendo en pareja y tienes descendencia. Por algún extraño azar del destino, alineación planetaria o una suerte que te cagas…consigues disfrutar de una o varias (si tienes una suerte de mil pares de cojones) jornadas de soledad.
Y se te caen las lágrimas de la emoción solo de pensarlo.
Hay una variante del solterismo que mola un poco menos, que es el solterismo con hijos. Esta variante se produce cuando por ejemplo, tu pareja se va de viaje de curro o a un campeonato de petanca o cualquier otra cosa y tú te encuentras ejerciendo la paternidad en soltería. Lo que viene siendo estar de madre soltera. Esta variante de solterismo, una vez que la tienes controlada mola. Te organizas como quieres con tu descendencia, sobrellevas las horas del horror, los acuestas…y ohhhh…a las 9 de la noche….la hora feliz de la soledad se abre para ti. Que si, que la pareja está muy bien y todo eso…pero ¿y lo que mola disponer de tu tiempo para ti solo? Te preparas lo que sea de cena...o no cenas…te sientas en el sofá...el mando es tuyo, el sofá es tuyo, la elección es tuya…y hay silencio. Que si, que la conversación está muy bien…pero... ¿y lo que mola estar tu solo con tus pensamientos o con el vacío absoluto que consigues hacer en tu cabeza? Y ¿toda la cama para ti? Que si, que mola mucho lo de dormir abrazados y blablablabla…pero dormir, lo que se dice dormir...cómo mejor se duerme es solo.
No todo el mundo sirve para disfrutar del solterismo, ya sea en su variante con hijos o en la variante más molona que es sin hijos. Hay gente que no sabe estar sola y empieza a agonizar y no sabe qué hacer con su tiempo. No hablo de esa gente.
Hay otra gente que utiliza el solterismo para hacer cosas absurdas como ordenar armarios, hacer limpiezas u organizar la despensa. Tampoco hablo de esa gente.
El solterismo hay que saber disfrutarlo. No es para todo el mundo. Pero si eres de esa gente que sabes apreciarlo, se disfruta mogollón. Valoras de verdad todas las cosas buenas que tenía la soltería, con conocimiento de causa.
El solterismo sin hijos es lo que podríamos llamar solterismo Premium de Luxe.
Inciso.- hay gente (mejor dicho mujeres) que no sabe disfrutar tampoco del solterismo Premium de Luxe porque desconfía totalmente de la capacidad de su pareja para hacerse cargo de su descendencia. Si tan inútiles ven a sus parejas, podían haberlo pensando antes del polvo concebidor. – Fin del inciso.
Tampoco hablo de esa gente.
A lo que iba, el solterismo Premium de Luxe, es un bien muy preciado y muy escaso, aunque debo decir que seguramente, por alguna oscura razón, es más habitual que lo disfruten ellos que ellas. En cualquier caso, es muy fragil, cualquier nimio percance puede arruinarlo y por eso no conviene hacer uso de él antes de tenerlo realmente en mano. Lo que viene siendo no vender la piel del oso antes de cazarlo, que se traduce en no montarte planes superchulis para ese solterismo porque puede escapársete en cualquier momento.
Cierto es, que es inevitable emocionarse según se van acercando las horas en las que disfrutaras de ese solterismo Premium de luxe. La perspectiva es tan buena que tienes que hacer un esfuerzo para que no se te note la emoción que te embarga solo de pensarlo.
Y por fin llega ese día. Ves acercarse las horas, no quieres confiarte…cualquier cosa puede joderlo en el último momento. No quieres pensarlo…mejor esperar. Y por fin….
- Adiós, adiós...pasadlo bien. Hasta el domingo.
Cierras la puerta de casa y una enorme sonrisa se dibuja en tu cara mientras te sientes absurdamente feliz. Y libre.
La sensación se parece un poco a cuando eras veinteañero y vivías con tus padres. Entrabas y salías a tu antojo pero lo que de verdad te apetecía era estar solo en casa. No es que fueras a montar una fiesta orgia en casa, ni que fueras a traerte a un ligue a casa (que a lo mejor), ni nada de eso. Lo que molaba era despertarte en casa...sabiendo que toda la casa era para ti, que te podias pasar en pijama todo el día, comer nocilla a las 2, boquerones en vinagre a las 5, tortilla de patata a las 7 y vegetar en el sofá hasta fundirte con él.
El solterismo se parece, pero mola más porque no te saltas las normas de convivencia que habían puesto tus padres, te saltas las tuyas propias…y te sientes absurdamente rebelde y liberado. No tienes que ser ejemplo para nadie, no tienes que consensuar nada con nadie…dispones sencillamente de horas y horas para hacer lo que te de la real gana sin explicaciones de ningún tipo.
Te despiertas porque si, porque se te abren los ojos. No hay ruido, no hay obligaciones. Te levantas o no. Puedes alargar el brazo, coger el libro y leer un rato en la cama hasta volverte a quedar dormido o levantarte a desayunar con tu libro, tu café, el silencio. Y luego puedes vestirte o no.
Puedes pasarte el día con ropa de estar en casa y descalza y ponerte una sudadera mugrienta para bajar a comprar el periódico y una bolsa de patatas y helado porque se te ha antojado comer eso a mediodía.
Puedes ver todas esas pelis que no te da tiempo a ver nunca porque a tu pareja no le apetecen. O puedes levantarte, ir a correr y luego dedicarte a pasear por el Retiro sólo por el placer de pasear.
Puedes vaguear hasta que te duela la espalda de estar tirada...puedes sentarte en tu butaca y sencillamente dejarte llevar por tus pensamientos sin que nadie venga a interrumpirlos o a preguntar ¿en qué piensas?
Puedes coger el coche y conducir hasta que te canses y parar a pasear.
Puedes poner la música a todo volumen mientras bailas por toda la casa. Puedes tener a Bruce de fondo todo el día.
Puedes, por fin...escribir con calma eso que llevas tiempo queriendo terminar y no hay manera.
Puedes no comer en todo el día, o hacer una tarta y comértela sola. Puedes darte una ducha tan larga que salgas arrugada. Puedes pedir comida basura y disfrutar como una enana mientras ves una película tonta que te hace feliz…
Todo un mundo de posibilidades….
Adivinad a quien le ha tocado un bono de fin de semana de 50 horas de solterismo Premium de Luxe.
Pero no se puede decir nada…que lo mismo en el último momento se estropea…
lunes, 14 de marzo de 2011
MATERNITY (LXVIII): CUANDO ERES PADRE.

Crees que lo sabes, que es una decisión tomada y meditada.
Crees que tienes las cosas claras, y que sabes lo que vas a ganar y a lo que vas a renunciar.
Crees saber que lo que les pasa a los otros no te pasará a ti y que en definitiva sabes lo que haces.
No tienes ni idea.
Cuando llega el momento del parto, sea éste como sea, no sabes qué va a pasar. Cómo no tienes ni idea, crees que ese será el momento más emocionante. Crees que serás inmensamente feliz en el momento de tener a tu niño en brazos y que tendrás una comunión espiritual o algo así y que todo será fabuloso. Puede ser así o no. El caso es que te ves con un alguien diminuto en brazos y no tienes ni la más remota idea de qué hacer con él. Ni el padre ni la madre.
Estás en un hospital, la gente viene a verte, te pregunta cómo estas y tú dices que bien, que muy contento. Porque es verdad, estás contento, o eso te parece. Más bien, estás fuera de ti. No sabes muy bien dónde estás ni qué pasa…es como si de tu vida normal que transcurría en línea recta, hubieras cogido un desvío que crees que va paralelo a esa vida normal y que cuando salgas del hospital volverás a reengancharte a esa carretera principal.
Y no. Esa carretera principal se va alejando y lo que tú te creías que era una vía de servicio, es ahora tu nueva autopista de vida. Y hay unas nuevas normas y tú no las conoces.
Y llegas a casa. Y te das cuenta de que eso es tu nueva vida. Y no sabes qué hacer. Ves a tu churumbel tan indefenso, tan pequeño, tan poca cosa que todo te da miedo. Te da miedo que le pase algo, que no coma, que no duerma, que se ponga enfermo, si ha dejado de respirar, la muerte súbita se convierte en una fijación. Crees que cómo es tan pequeño, es cuando más necesita que le protejas, porque está más indefenso.
Y una vez más, no tienes ni idea.
Protegerles de los peligros que les acechan cuando son canis es facilísimo. No puedes evitar que se pongan enfermos pero para eso hay médicos y medicinas. Que no coman o no duerman tampoco va a acabar con ellos…eso lo vas aprendiendo poco a poco. Realmente de bebés, puedes protegerlos de casi todo…pero eso tampoco lo sabes, crees que según crezcan necesitarán menos protección.
Y otra vez más, te vuelves a equivocar.
Según van creciendo, más y más cosas pueden hacerles daño. Y tú cada vez eres más incapaz de protegerles de esas cosas. No hablo de qué se abran la cabeza con un columpio, se coman un click o mastiquen plastilina. Eso son chorradas y no pasa nada. Hablo de cosas que van a pasarles, que tienen que pasarles y de las que no puedes protegerles y además en la mayoría de los casos es mejor que no lo hagas.
Cuando se van haciendo mayores pueden sufrir por el desinterés de otras personas hacia ellos. Al fin y al cabo, vienen de ser pequeños, de ser el centro de atención y de cuidados de sus padres y sus familias…y salen a un territorio hostil, donde ya no son el centro del universo...tienen que aprender que son especiales pero no los únicos especiales del planeta.
Tienen que sufrir que haya otros niños que no quieran ser sus amigos. Sufrirán cuando se peleen con sus amigos y cuando esos amigos les hagan daño. Sufrirán cuando se burlen de ellos. Sufrirán al intentar hacer algo y no conseguirlo. Se frustrarán cuando todos sus amigos hagan algo y ellos no puedan. Sufrirán cuando no puedan comer lo mismo que los otros niños. Sufrirán dolores que tú no podrás evitar. Sufrirán las burlas de otra gente. Se sentirán discriminados. Les partirán el corazón. Estarán desorientados y confusos. Tendrán pena suprema y las palabras de consuelo que les darás no servirán de nada. Se sentirán incomprendidos. Asustados. Sobrepasados.
Todas esas cosas van a pasarles. Y tienen que pasarles. Y tú sabes que les va a doler…y no puedes hacer nada. Unas veces porque no hay manera de evitarlo y otras veces porque tienen que pasar por ello, pero te gustaría que aprendieran lo que hay que aprender de esas experiencias sin sufrir. Pero sabes que es imposible, que la vida no funciona así...asi que los ves sufrir y sufres tú.
Y crees que eso es lo peor. Pero te equivocas otra vez.
Luego está lo peor. Sufrirán por tu culpa. Cuando tú pierdas la paciencia, les grites, les castigues con razón pero una razón que ellos no entienden. Cuando digas alguna crueldad innecesaria pero inevitable. Cuando no les creas. Cuando les acuses de mentir. Cada vez que te pongas hecho una furia. Cuando les digas que no porque estás cansado, cuando no les prestes atención porque estás ocupado en otra cosa. Cuando olvides preguntarle por su trabajo de plástica. Cuando no seas capaz de contestar a una pregunta o lo que contestes les haga sentirse asustados. Cuando hagas algo que les incite a pensar qué prefieres a su hermano, cuando no valores un esfuerzo determinado. Cuando crean que no les quieres…y miles de cosas más que harás mal y que repercutirá en ellos. Y sabrás que sufren y sabrás que es por tu culpa.
Porque cuando son bebés, si no les das de comer lo que necesitan, si no eres capaz de que se duerman, si les vistes con la ropa al revés, si eres un desastre y se te olvida cambiarle el pañal o te quedas sin leche para el biberón a las 12 de la noche y tienes que ir a comprarla a una farmacia de guardia…ellos no se darán cuenta y tu reputación y prestigio como padre estará a salvo.
Cuanto mayores son, más difícil es. Más sufren y menos puedes hacer para evitarlo y lo que es peor...más a la vista están tus defectos como padre. Ellos los ven, pero lo peor es que los ves tú y eres consciente de que eso es lo mejor que puedes hacerlo. Y jode.
Para Sheldon y su recién estrenada paternidad.