Hoy estoy muy triste y me siento muy desgraciada. Me doy muchísima pena a mí misma. El universo está contra mí, todo me sale mal y tengo muy mala suerte. Nadie me quiere.
Toda la semana ha sido un infierno. He disfrutado de un fabuloso SPM en el que me he visto todos los días como un pez globo, el pelo como Karmele y toda mi ropa apesta. Eso para empezar.
El lunes me equivoqué al la comida del congelador. Creí que había sacado carne picada para hacer empanada de carne sin gluten por la noche y cuando llegué por la tarde me di cuenta de que eran filetes. Todo mi plan maestro de cocinillas al garete y tuve que hacer ternera strogonoff que por supuesto yo no he probado. El martes Movistar me tuvo 100 minutos de espera al teléfono para conseguir la portabilidad de mi móvil, estoy pensando que a lo mejor la operadora que finalmente me cogió el teléfono y a la que le dije de todo menos bonita, era bruja en Malawi (hablaba como si lo fuera) y me ha echado mal de ojo y está ahora mismo haciéndome vudú en su choza de paja mientras remueve el arroz con los cascos puestos y manteniendo a otros como yo en espera.
El miércoles el destino me hizo creer que mi semana del horror había mejorado algo y que había empezado a remontar: salí, bebí y acabé en una alfombra roja con Bibi Andersen y su perrita. Cené jamón del bueno y GT del mejor y me fui a la cama creyendo firmemente que el día siguiente sería bonito y chulo y feliz.
Ja.
El universo es un hijo de puta.
Ayer salí pitando de Mordor para llegar a tiempo al dentista, me tocaba endodoncia. Ayer una y otra el martes que viene. Me dolía una muela así que iba contenta para ver si así conseguía dejar de machacarme el estómago a base de ibuprofenos. Me pasé dos horas con la boca abierta mientras me hacían la endodoncia en la que no me dolía y escuchaba la cháchara del dentista que en un momento dado dijo: solo los héroes hacemos endodoncias.
Me rio hasta que se me saltan las lágrimas. Mi imaginación volaba a su rollo, el dentista gordito con capa y yo soy Lois Lane.
Dos horas después, salgo de allí con la cara como Peggy la cerdita y las instrucciones del ´heroe del dentista con las instrucciones del héroe:
“Corazón tienes una infección de caballo. Tienes que tomar antibiótico cada 8 horas empezando esta noche con dos pastillas, después del antibiótico, este analgésico. Toma también un protector estomacal y como te va a doler...nolotil”.
Me acojono pero pienso que lo mismo las drogas me sientan bien…y veo elefantes rosas y cosas bonitas a mi alrededor. Me acerco a la farmacia con esa idea en la cabeza. De ahí cojo el coche y me meto en mi papel de madre para recoger a laz princezaz de su clase de inglés. Llego, aparco, voy a coger mi libro para leer un rato y ¡¡mierda!! ¿Dónde está mi libro? Lo tenía seguro. Rewind rápidamente. Cojonudo...me lo he dejado en la farmacia. Mi rato de lectura al garete...tengo que volver a por él. Arranco el coche, piso el embrague…y eh... ¿dónde está el pedal del embrague? Estaba ahí hace 30 segundos. Se ha quedado pegado al fondo, me agacho, tiro y salta una pieza blanca que me golpea en la cara…como la tengo anestesiada no me entero.
Se me ha jodido el coche, tengo la cara como Peggy y he perdido mi libro.
Llamo al ingeniero. Es ingeniero...sabe cosas y da soluciones. “Llama al taller y luego al seguro”.
Vaya...eso ya lo sabía yo.
Llamo al seguro mientras voy andando de camino a la farmacia a por mi libro. La amable señorita me dice que no me llevan el coche al taller que yo quiero porque está a más de 25 km de mi casa. Me da una lista de talleres y teléfonos que apunto sentada en un banco de la calle, me siento una huerfanita de Dickens. Encuentro un taller donde una bruja me dice que si llego antes de las 8 me cogen el coche.
En la farmacia está mi libro, es lo que tiene que la lectura sea algo minoritario. Si hubiera sido un móvil ni de coña hubiera estado ahí. Me acuerdo de que ni soy huerfanita, ni soltera…y que tengo dos hijas que recoger. Corro calle arriba para llegar a tiempo.
Llego a tiempo. M me comunica que ha perdido el aparato de ortodoncia, pero que lo ha encontrado, pero que está roto y ya no le vale. Essstupendo, le ha durado mes y medio y era el segundo. Me noto combustionar, me cabreo y les echo la bronca del siglo a M por irresponsable y a C porque si, porque está ahí y con alguien tengo que pagarlo. La vida es injusta que lo vayan aprendiendo.
Nos sentamos a esperar a la grúa. Estamos en un banco como huerfanitas. Me estoy quedando sin batería en el móvil ¿Qué más puede pasarme?
Llega la grúa. Por fin alguien bueno en este cuento, el gruero es encantador y me asegura que lo de mi coche es una chorrada pero que no puede llevarnos a las 3 en la grúa, que tendré que coger un taxi para ir al taller.
Me llama el ingeniero para saber cómo estoy gestionando la crisis y darme unas pautas…Le cuelgo cuando me dice que pida ticket en el taxi.
Llego al taller. El gruista sigue allí esperándome, quiero adoptarle, es un encanto de tío. De la nave del taller sale una luz muy agradable…quiero quedarme allí a vivir. El del taller también es majo:
¿405.000 km???? Pero ¿¿dónde vas tú conduciendo?????
Casi lloro. Debo estar monísima...la cara como un botijo y a punto de llorar…Le doy pena.
No te preocupes chica...que tiene pinta de ser una chorrada.
A este también quiero adoptarle….Vivir con un mecánico y un gruista, la vida sería preciosa y sin sobresaltos.
Salimos del taller. Volvemos al taller, necesito las dos sillas de laz princezaz. Ahora sí que lloro, voy por la calle con las dos, es de noche, hace frio y cargo con dos sillas de coches mientras empiezo a notar que se me está pasando la anestesia.
Llego a casa.
No tengo protector estomacal.
Me tomo 2 antibióticos.
Me tomo el analgésico.
Me tomo el nolotil.
Leo los efectos secundarios del analgésico rezando porque ponga “verá usted elefantes rosas y tendrá viajes astrales”…pero no.
Pone: es muy habitual tener diarrea, indigestiones, mareos y nauseas. Y no se le ocurra beber nada de alcohol.
Me entra la risa floja. Ahora sí que si, sé que nada puede ir peor, es imposible que mañana sea peor día.
Ja. Me he levantado y me ha bajado la regla.
Menos mal que sé positivamente que la semana que viene será muchísimo mejor.