jueves, 26 de agosto de 2021

Experimento. Jueves, 26 de agosto.

El baño de esta casa tiene una ventana enorme que da a una calle de acceso a la playa con un chiringuito de helados justo enfrente. La ventana, además, tiene cristal normal así que si quisiera, podría dar el espectáculo mientras me ducho o leer los precios de los Magnum mientras me lavo los dientes o hago otras cosas. No quiero y cierro la persiana hasta abajo. Qué raro es un baño con persiana. Me despierto con un mensaje de Clara a 9000 km hacia el oeste y otro mensaje de mi amigo Maikel, a 17.500 km hacia el este. Maikel me cuenta su experiencia en Seattle en el año 95. Me río a carcajadas imaginándole trabajando en un resort tipo Dirty Dancing en el Monte Rainer. Clara ve el Monte Rainer desde la habitación de su cuarto y yo me mareo tratando de calcular si Maikel me escribe desde mañana, yo hablo con Clara hoy que recibirá mis mensajes ayer.


Ayer conduje seis horas yo sola y lo disfruté. Atravesé la meseta rumbo a Almería por autopistas de peaje en las que no había nadie. Por primera vez, desde que tengo mi coche, utilicé el control de velocidad. Muchas primeras veces este verano. Escucho un podcast argentino, tan argentino que me para a descansar  en Tobarra  con miedo a dirigirme al camarero llamándole vos. En la entradilla de uno de los episodios hablan de un programa de televisión que empezaba con un ballet de chicas heterogéneas. ¿Qué habrá querido decir el presentador? ¿Qué son chicas heterogéneas? De vuelta en el coche pienso en la cantidad de palabras cuyo significado desconozco… escuchar un podcast argentino exige bastante imaginación. El podcast se llama Basta chicos, la vida de Ricardo Fort, una especie de Pocholo argentino mezclado con Willy Wonka, celebrity por decisión propia, estrella de la tele, polémico de YouTube y carne de meme una vez muerto. 


Escribo esto desde una casa pegada a la playa, tan pegada que si doy dos pasos meto los pies en la arena. Escucho las olas desde la cama, me he encontrado con mi amigo italiano y, como no todo puede ser idílico, cada bañista que pasa me mira. Quizá piensen:  ¿qué hace esa señora tecleando como una loca en vez de bañarse? 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues chicas heterogéneas será que son chicas distintas las unas de las otras, no?
Pilar

el chico de la consuelo dijo...

¿De qué o a quien escribirá?
Morbo
Bss