jueves, 18 de junio de 2020

Que no se nos olvide el miedo


«El Senderines evitaba pasar la mirada por el cuerpo desnudo. Acababa de descubrir que metiéndose de golpe en el miedo, cerrando los ojos y apretando la boca, el miedo huía como un perro acobardado». (La mortaja, Miguel Delibes)

Hace un par de meses escribí sobre el miedo que sentía, que me acompañaba día tras día y que percibía en el frío, la tiritona, los tics, la falta de concentración. En abril ese miedo parecía ser compartido, era como una ola que nos había cubierto a todos y bajo la que nos habíamos acostumbrado a respirar, a sobrevivir. 

Dos meses después parece que la ola ha pasado y que solo yo (sé que no, que hay más gente pero la colectividad de ese miedo ha desparecido) sigo bajo la ola, con frío, tiritona, algo de ansiedad y un tic en la pierna derecha. 

Tengo miedo. ¿Mucho? Digamos que suficiente como para mostrar síntomas pero no tanto como para paralizarme por completo. La cantidad justa de miedo. 

¿Qué me da miedo? Me da miedo la autopista llena de coches, lo que se parece la rutina de los pasillos de mi trabajo a la vida del mes de febrero, el uso de la mascarilla mas como un complemento de moda que como una medida que puede salvar vidas. Me aterran los bares, las mesas llenas, las multitudes paseando, los ciclistas en manada, los corredores, las colas en las tiendas, la gente que se te acerca, todos los que no saben lo que son dos metros de distancia. Me da miedo quedarme sin trabajo, que no se pueda volver al colegio en septiembre, que mis hijas enfermen, que mi madre se sienta fragil, débil, vieja, desechable. Me aterra ver como todas las instancias políticas, TODAS, se ponen de perfil para no asumir la responsabilidad y la voz cantante en anunciar que la vida, tal y como era antes, no va a volver. Me da miedo la infantilización, el falso optimismo. Me aterra el catastrofismo en la boca de gente que tiene el futuro asegurado aunque vengan tres o cuatro pandemias y su desprecio hacia los que no necesitan ni siquiera media pandemia para vivir siempre en la incertidumbre.

Lo que más miedo me da, sin embargo, es el olvido. Nunca pensé que fuéramos a salir mejores ni como sociedad ni como individuos pero creí que estaríamos asustados, que tendríamos memoria a corto plazo para  saber valorar haber salido vivos de esto y recordarlo el tiempo suficiente como para, por lo menos, no ponernos en riesgo a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Creí que el miedo que pasamos en marzo, en abril, en mayo nos dejaría algún tipo de marca en la piel, en los huesos, en las arrugas alrededor de nuestros ojos que no nos dejaría relajarnos, que nos mantendría alerta ante el peligro. Creí que el miedo nos salvaría, que tendríamos cuidado. 

Y ahora veo que no. Que los seguimos teniendo miedo somos los menos. Me asombra lo rápido que parece haber caído en el olvido que hace dos meses morían miles de personas por una enfermedad de la que nos reíamos hace cuatro. Me da miedo ver la gente que actúa como si ya se hubiera acabado, los que creen que ya está, que ahora solo queda tirar adelante y hacer las cosas como antes.

«Yo misma siempre he pensado que si analizo algo, da menos miedo. La teoría dice que si la serpiente está en tu campo visual, no te va a morder. Se parece a cómo me enfrento yo al dolor. Yo quiero saber dónde está» (Joan Didion)

No hay que vivir con miedo pero no hay que olvidarlo. Recordar el miedo es lo que te salva, saber que está ahí, como se siente, como suena y como huele te mantiene a salvo. 

Como decían los normandos: haznos miedo.


16 comentarios:

Violeta dijo...

Sabes que no eres la única que tienes esa sensación, que somos muchos, pero es cierto, también, que en esa sensación nos sabemos huérfanos. Volvamos a trabajar, a llenar los metros y los pasillos, dicen. "Hay que ir volviendo a la normalidad", he escuchado docenas de veces en las últimas semanas. ¿Qué normalidad? No volverá a haber tal normalidad. Yo me pregunto dónde y cómo ha pasado todo este tiempo la gente que dice eso y llena terrazas y se baja la mascarilla, si no han estado aterrados como lo estuve yo una madrugada con fiebre, si absolutamente nadie de su entorno ha estado enfermo o ha fallecido. En fin, no sé. No estás sola en esto, muchos pensamos igual y seguimos sin atrevernos a salir y no queremos hacer vida normal ni que se nos olvide. No sé si te sirve de consuelo, pero yo el tic lo tengo en el dedo índice de la mano derecha.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. A lo mejor no es miedo lo que tenemos que tener . Simplemente sentido común y un poco de precaución. Que necesidad de juntarnos 60 en una comida. Los que no vamos somos unos histéricos. Entre eso y gente que ha decidido no salir de casa a estas alturas existe creo yo un término medio. A mi me espanta que mi hija no vuelva al cole en Septiembre y no es por que no aprenda a pasar de decalitros a hectolitros. Me da pena todo lo que se ha perdido con 13 años camino de 14. Cuando tus amigos son lo más importante en tu vida y están entrando de pleno en la tontolescencia.
Un saludo Maris

lolo dijo...

Yo quiero ser libre con miedo, pero no puedo. No hago nada como antes ni sé si quiero hacerlo. Me parecen una frivolidad las mascarillas decoradas pero cuando me miro con la azul me doy angustia y pena. Yo creía que algo cambiaría pero mis hijos solo piensan en barbacoas y estirar sus ahorros. Saber qué pasa, buscar y leer no siempre me ayuda, al contrario. No he vuelto a ver un telediario. Aguanto pero es eso, aguantar. El presente se me hace largo.
He intentado afrontar con la imaginación el peor escenario pero se me funde en negro.
El campo, autoabastacerme y huir sigue siendo mi sueño, pero no me quiero dejar atrás a nadie.
Y eso. Que Dios te pague esta terapia.
Molas, Moli.

Die dijo...

A mi no se me va el miedo.Te acostumbras. Aprietas mandíbula, y para adelante. Hay mucha gente así.

Anónimo dijo...

Molinos yo estoy igual. Cuantos somos asi ¿ el 20%? me paso el dia haciendo cabalas de porcentajes, intentando saber, cuanta gente consigue vivit en un universo paralelo y cuanta gente consiguio vivir en un universo paralelo en yo que se la segunda guerra mundial. Da panico la incosciencia ajena. A mi me paraliza casi mas que el virus en si. Mis amigos quedando a comer con otros. Juntando sus hijos. Y yo quedando como una aprensiva internacional. Lo que dice mi profesor de escalada es: " nadie asume mas riesgo que una persona insconsciente, porque ni siquiera sabe el riesgo que asume" y asi es, tambien en la vida. Un abrazo

Anónimo dijo...

El miedo da hambre.

Anónimo dijo...

Para mas miedo saber quebtu sangre o la de tus hijas es A.

Ahora ya puedes tener miedo

Anónimo dijo...

Comparto ese miedo. Gracias por poner!e palabras.

Anónimo dijo...

mi padre decía "el miedo es gratis, cada uno coge el que quiere", acabo de sentarme a desayunar en una churrería (mi churrería) por primera vez desde que están abiertas, y si he sentido miedo, pero habrá que ir poniendo un poco de normalidad en el dia a dia, bien es verdad que estos últimos fines de semana los he pasado en compañía ( siempre los mismos)en una parcela compartiendo comilonas y bebidas, recuerdo el primer sábado la necesidad que teníamos TODOS de estar acompañados, de compartir y de intentar pensar que todo esta ya bien cuando no es cierto. No te culpes de tener miedo, todos lo tenemos incluso esos inconscientes que se apretujan en terrazas y bares. Sigue escribiendo Moli, y no tengas mucho miedo, Un saludo y un abrazo virtual desde Albacete

BeatrizC dijo...

La semana que viene enterramos a mi suegro, muerto por COVID en el peor mes de nuestra vida. Tenemos q desplazarnos 300 km y juntarnos todos los hijos. Tengo pavor a q llegue ese día.

Anónimo dijo...

Pues qué voy a decir yo?! Que desde el principio utilicé mascarilla negra. Porque aparte de la protección expreso mi luto. Mi rechazo a la situación ( tambiėn me parecen frívolas las mascarillas decoradas o combinadas)

Que todo ese vocabulario que se está colando en nuestro día a día me parece peligroso y poco acertado

Que el número de muertos, desde el principio sabemos que no es real, pero no acabamos de asumir su significado ni sus implicaciones. Tanta tragedia humana no sólo no somos capaces de digerirla sino que también parece que nos inmuniza antes que el virus

Que el alimento no alimente, que el informativo no informé,que el político no gobierne, que el mal no se vea, que lo que vemos no es lo que es... no sé si nos hará más humanos, pero al menos, como pasa en las grandes tragedias, nos hará replanteårnoslo

Y quizás, sí podamos salir fortalecidos


Es el momento de buscar dentro de nosotros esa energìa vital de la que tanto hemos oído hablar

Es el momento de vivir el presente. De tratar de no anticiparse (ni a las posibles carencias, catástrofes o pérdidas)

Como decía el amigo de snoopy, un día todos moriremos, pero los otros no

Mientras escribo esto, respiro hondo, escucho la calle, los pájaros, el ruido...y siento que estoy viva

Enja






Anónimo dijo...

Que no se nos olvide el miedo, pero que lo entendamos un poco mejor.

A mi me da miedo que ni el confinamiento, ni la distancia social, ni la paralización del mundo me haya apenas afectado

No dejo de pensar en ello y de intentar entenderlo

(Ana, por ejemplo)

Lo q Leo dijo...

La gente no tiene miedo porque todo se ha disfrazado de aplausitos y mandangas en lugar de una tragedia. Cuando habia una curva de percepción más o menos realista de la cosa, de repente deciden parar el conteo y con un par de güebos abrevian 15000 personas fallecidas que nadie sabe dónde están.
La gente con dos dedos de frente tiene memoria y sabe y recuerda la minimización del papel de las mascarillas cuando dijeron que no hacían falta y lo que sucedía es que no tenían. Ahora resulta que son muy importantes.
No se les cree, porque son unos mentirosos y unos incompetentes. La gente lo que dice es que pase lo que tenga que pasar porque de lo que me dicen y han dicho no me fio un pelo. Un par de contagios como mucho.
Vale, acepto que media europa minimizo el bichito; pero no acepto que 40000 muertos se conviertan en un festival de panderetas con apagon informativo.
Dentro de unos años leeremos estos cuatro meses y esconderemos la cara de vergüenza. Lo siento pero yo al menos volveré a estos comentarios para reivindicar el sonrojo que me producen.
No es política, no es ideología, es incompetencia.
Hala besicos.

Anónimo dijo...

Es que se ha acabado el estado de alarma, pero no el virus. Con tanto afán porque vengan los turistas, con la gente que va sin mascarilla por la calle, con los jóvenes que hacen botellones...creo que en nada vamos a estar igual o peor...ojalá me equivoque

jota dijo...

Este país no tiene memoria (ni de enfermedades ni de traiciones) porque si la tuviera no estaríamos donde estamos. Así que paciencia y a esperar la vacuna y mejores tiempos para todos.

Rubén dijo...

Uno de los principales objetivos de este show mundial -cuyas muertes han sido muy reales, como lo fueron las del 11S, sin que aquél dejase de ser otro show-, es precisamente cambiar tu forma de sentir y de relacionarte. Y, por supuesto, de que tengas miedo todo el tiempo, a todo y a todos.

Los españoles son, sin embargo, son un pueblo muy vital. Y por eso los ves de nuevo en la calle, relacionándose, en bici, en los bares. Lo que tu ves como un defecto, yo lo veo como una virtud.

Como sea, esto solo ha sido el 1er round, en mi opinión, y en la de mucha gran empresa e institución, que se preparan para el 2º. Quizá sea así, quizá no. Venga lo que venga, la prudencia y la inteligencia te ayudarán. El miedo no.