lunes, 31 de agosto de 2015

Una casa en La Provenza


Después de 8 mañanas en esta cama, en este cuarto, en esta casa, me despierto por última vez aquí y todavía no puedo creerme que hayamos tenido tanta suerte. Reservar una casa de vacaciones siempre tiene algo de lotería, de rasga y gana. Aunque apliques un criterio tan selectivo como el nuestro "Si las colchas son horribles ni de coña cogemos esa casa", siempre puedes encontrarte con una desilusión, un horror decorativo o una cueva. 

Esta vez nos ha tocado el gordo. Estamos encantados y flipados con la casa de Karen pero ya sabemos que hemos tocado techo en cuanto a casas de vacaciones. Nunca jamás en nuestra vida volveremos a tener tanta suerte. Y si la tenemos empezaré a preocuparme por perder una pierna o dos dedos para compensar. 

Pienso todo esto mientras veo las grandes ventanas desde la cama. 

- Moli, por ahí cabe un caballo.
- Un caballo no. Un caballo y su jinete y yo en los hombros del jinete. 

Son ventanales enormes, con preciosas contraventanas de madera con rejilla que dejan pasar la luz. Los dejé entreabiertos por la noche y ahora veo las ventanas de la casa de enfrente y los árboles del jardín. ¿Me verán los vecinos de la casa de enfrente? Me da igual. 

Entre los dos ventanales hay una televisión colgada. Es lo único que no me gusta de esta casa. No puedo imaginar porqué alguien con el gusto de Karen necesita tener una pantalla gigante colgada en el dormitorio. 

Mi cuarto tiene tres puertas. Dos preciosas y enormes puertas de madera antiguas. Una da al salón y otra al cuarto de baño. Sobre el marco de cada una de ellas y cubriendo el espacio que falta hasta los cuatro metros y medio de techos, hay unas pinturas enmarcadas con escayolas. Sin las gafas y desde aquí abajo no las distingo bien pero son marinas con veleros. ¿Me gustan?  No lo sé. En esta casa hay un montón de cosas que yo jamás hubiera elegido pero que, sin embargo, parecen encajar perfectamente y consiguen crear una atmósfera en la que me imagino viviendo. 

La tercera puerta es pequeña, pintada del mismo color que toda la casa, gris perla, y disimula una entrada secreta. La he tenido cerrada toda la semana. 

Si me pongo boca abajo puedo ver los cuadros que hay en la pared de enfrente de las ventanas. Es la primera vez que duermo en una cama "isla", colocada en medio de la habitación se puede rodear entera. 

- Moli, para ti el cuarto grande. 
- ¿En serio? Pero sí es el mejor. 
- En serio, me gusta más la cama del otro cuarto y además me perturba dormir en esa cama y pensar en Karen y su chica y las cosas que habrán hecho. 
- Jajajaja. Vale. A mi no me perturba nada, me quedo con el cuarto chulo. 

El cuadro expresionista de la mujer en ligueros no me gusta. Abre las piernas y por debajo de la cama en la que está sentada aparecen figuritas. ¿Es erótico festivo?  También lo quitaría. ¿Usarán la chimenea en invierno? No tiene mucha pinta de ser usada pero la casa está tan impoluta que no puedo asegurarlo. 

Me tengo que levantar. Hay que bajar al mercadillo, comprar quesos, salchichones y volver a la tienda del viejecito duende a comprar cuencos de colores para llevarme de recuerdo. Por última vez piso descalza este maravillos suelo. Madera de verdad, no tarima ni parquet. Tablones de madera gruesos, sólidos, mates, suaves y cálidos para caminar descalza. Podría vivir en este suelo. 

8 días en La Provenza. Se me han pasado volando pero nos han cundido muchísimo. Me miro en el espejo gigante del baño mientras me hago la coleta y recuerdo cada día, con sus pueblos y las visitas. ¿Qué me ha gustado más? ¿El teatro romano de Orange? ¿Aix en Provence? ¿Los mercadillos? ¿Los cuencos de Picasso? ¿Avignon a pesar del calor que hacía? ¿Las puestas de sol? 

Me encanta Francia. Quiero que Karen me adopte, ir siempre vestida de rayas, llevar bailarinas, oler a lavanda y tomar postres de mazana todos los días. Si hace falta me echo un novio que se llame Pierre y me traiga croissants para desayunar.


17 comentarios:

Elena Rius dijo...

El criterio de las colchas es fundamental. Yo también lo aplico: uno no puede amargarse las vacaciones viendo cada día una colcha horrible. Además, si han sido capaces de escoger esa colcha, seguramente todo lo demás estará a juego: los cuadros, los platos, las servilletas... No, mejor no.

sonia dijo...

Esos pueblecitos tienen tanto encanto.C'est tout trop joli!

Anónimo dijo...

Pasote... Parecido el recorrido por Provenza a nuestro viaje de novios el año pasado...aunque, ¡quien hubiera pillado esa casa! Espectacular.-
Anónima Marta

Unknown dijo...

Por favor! qué casa más bonita!!! el nombre de la casa por favor!!! y dónde se puede reservar!!!

Que suerte de vacaciones...

Pilar B dijo...

¿Y nos vas a dejar sin saber que había detrás de la puerta secreta? Jura que no cediste a la tentación

Crónicas de una Española en Viena dijo...

Me encanta la provenza! A mí también me gustaría saber dónde se puede reservar esa maravillosa casa!
Un saludo.

ELISA dijo...

Gracias por compartir tu bonito viaje. Nosotros desde la zona del sur de Francia que conociste el año pasado hicimos la ruta de los castillos Cátaros y quedamos encantados de las personas de hostelería tan profesionales que hallamos durante nuestra ruta (en coche). No nos falló nada. Creo que la educación y la exigencia son rasgos a destacar del turismo francés. Y la ruta a pie hasta llegar a cada castillo una actividad añadida a esos días.

María dijo...

Precioso, adoro Francia y sus pueblecitos. Yo también quiero un Pierre!!!

Oswaldo dijo...

¿La chica de la espectacular melena a la luz de Avignon eres realmente TÚ???

Pilar Abalorios dijo...

Lo de descartar por las colchas, me ha llegado ;)

Luxindex dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Saramaga dijo...

Quiero esa casa. La quiero!
Qué vacaciones tan bonitas Moli!

molinos dijo...

Hola a todos,

Esta es la casa.

http://www.homeaway.es/p155137

Y sí Oswaldo la del melenón iluminada por el rayo de luz ¡Soy yo!

Luxindex, aunque hayas borrado tu comentario te diré que la foto no es un fotomontaje. La hice en Bonnieux, un pueblo precioso y tiene a Reneé pintado en una de las fachadas del pueblo.

Anónimo dijo...

Inquilinos así también son un premio de la lotería :)

Eso son vacaciones y lo demás cuento.

Que seas capaz de valorar y entender la estética y la belleza de los objetos, edificios y pueblos es una cualidad que no abunda...Es una suerte! Me alegro mucho por ti.

Besos,,

Luxindex dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Tal y como lo cuentas me apuntaría a todo menos al olor a lavanda, que me supera.
Feliz regreso a la realidad

Lou

Inmaculada dijo...

Qué envidia siento y qué ganas de poder pasar unas vacaciones en un sitio parecido. Tienes mucha razón con el tema de las colchas y, en general, de algunas fotos horribles que algunos cuelgan de los alojamientos, que parece que no los quisieran alquilar, digo yo.
Saludos.