viernes, 23 de junio de 2017

Cuando las cosas se arreglaban

«Arreglos de raquetas. RaquetaRota.com» pone en el coche que va justo delante de mí por la autopista. ¿Arreglos de raquetas? ¿Hay un negocio ahí? ¿En la época de Decathlon y Amazon las raquetas se arreglan? Me alegro por el dueño de RaquetaRota aunque no sepa nada de marketing, branding ni ningún ing. Me resulta tierno y, de alguna manera, esperanzador, que todavía se pueda vivir reparando cosas rotas, arreglando objetos que simplemente se han estropeado. Al lado de mi casa hay un zapatero remendón, trabaja en un  local pequeño, un cuchitril, al que se accede bajando tres escalones y que está escondido detrás de una mata gigante y triste de adelfas. Tiene un pequeño escaparate en el que se exhiben cordones, llaveros y, creo que, alguna pegatina decorativa. La puerta también es de cristal y cuando la cruzas descubres que la tienda está atestada de estanterías colapsadas de zapatos, botas, zapatillas. Al entrar, siempre tengo la sensación de que esos zapatos llevan allí más tiempo del que deberían, que han sido abandonados, olvidados por sus dueños, porque ya nadie arregla nada, todo se tira y se sustituye por algo nuevo. 

Cuando yo era pequeña, en Los Molinos, había en el centro del pueblo, en una casa de toda la vida, una mercería que se llamaba La Favorita. Me encantaba ir, acompañar a mi madre al comienzo del verano a comprar allí un millón de cosas que yo ni sabía que existían, ni para qué servían, ni mucho menos era consciente de necesitarlas. Cosas misteriosas, la goma de la tapa de la olla Magefesa, un mango de sartén, cremalleras especiales, boquillas para las mangueras, tela de tergal para hacer vestidos, relleno de cojines, cucharas de palo, insecticida de hormigas, tapa juntas etc. Traspasabas la puerta, el sol de verano quedaba atrás chocando contra el blanco de la pared y te adentrabas en una cueva oscura y fresca con un mostrador gigante y estanterías atestadas. (En las tiendas nuevas se ha perdido el encanto del batiburrillo caóticamente ordenado, todo lo que hay es todo lo que ves, no hay espacio para la sorpresa ni para el descubrimiento, ni siquiera para la búsqueda, un aburrimiento). Soñaba con, de mayor, trabajar allí, que el tendero de cara sonriente, tono complaciente y ojos claros me enseñara el código secreto para encontrar todas y cada una de las cosas que mi madre y mi abuela le pedían. Todo lo que comprábamos en La Favorita, casi todo, eran trozos, apaños, partes de un algo, nada servía para nada por sí solo, todo debía juntarse, pegarse, usarse, coserse a otras partes, para ser útil.  

Cuando era tan pequeña que ni siquiera soñaba con ser mayor, había serenos en Madrid. Por supuesto no lo recuerdo pero mi madre siempre cuenta cómo el sereno les ayudaba a subirnos a casa, dormidos como ceporros, cuando llegábamos de viaje. Mi padre, mi madre y el sereno nos acarreaban hasta nuestras camas. 

En mi trabajo no arreglo nada, no encuentro tesoros, no ayudo a nadie. Ojalá supiera arreglar algo, aunque fuera una raqueta de ping pong.  


18 comentarios:

Lo q Leo dijo...

A quien escribe
poco a poco
para arreglar
corazones rotos.

Modo cursi off!

xaquin dijo...

Producir algo suele ser para un cliente potencial... estamos algo solos... arreglar algo (que ya otro hizo) suele ser para otro que lo va a usar (lo suponemos encargado)... la segunda ecuación tiene más términos, es más colaborativa...pienso que tiene más carga de felicidad para el productor. Pero también pienso que a la sociedad actual le va mejor trabajao con la primeira ecuación...

Anijol76 dijo...

Me encantaba ir a la mercería. Y a una ferretería que ya no existe.

Alberto Secades dijo...

Lo cierto es que "La Favorita" fue la primera franquicia, aunque nadie lo supiera.
Ni siquiera sus múltiples (y localizados) propietarios.

Gracias.

Anónimo dijo...

Pontejos, una parte de pontejos, sigue siendo merceria de pueblo. Y las ferreterias...que maravilla. Las de ciudad de provincia ( ¿ por que? ¿ es que acaso no todas las ciudades son de provincia? con objetos increiblemente molones que cualquier dia apareceran ( algunos ya lo han hecho como las tazas y teteras de porcelana) en tiendas cuquis, por diez veces su precio. Me ha encantado el post, Moli, muchas gracias. A. enganchada

el chico de la consuelo dijo...

Un primer en casa molinos
deberia tener como premio
al menos
unas sardinas
de casa rosell,

Digo yo.

txipi dijo...

Fíjate que yo te imagino como ese tendero de ojos claros de La Favorita en el batiburrillo que es Internet, donde casi cualquier cosa es accesible si sabes dónde está. Nos traes frases, textos, fotos, animaciones y más retales de obras que por sí solos no sirven, pero podemos juntarlos, pegarlos, usarlos o coserlos a otras partes y disfrutar :)

Anónimo dijo...

Agradable post, pero final algo brusco y poco hilado. Parece un escorzo (el final)

Pienso a menudo que deberīas cambiar de trabajo... Te quedan muchos años por delante.

A que recuerdas el olor de La Favorita?

Un saludo

sonia dijo...

Qué bonito como lo cuentas

Carmina dijo...

Yo pillé de lleno la época de los zapateros remendones. También recuerdo que una vez me hice un desgarrón en el uniforme del colegio y lo llevaron a una monjas que hacín zurcidos invisibles con hilos sacados de la misma tela. Y así tiró varios años más. Y ¿recordáis esos rótulos en las tiendas?: Se cogen puntos de medias. Pero lo más extremo de que he tenido noticia es el caso de los lañadores. Si a alguien se le rompía in lebrillo o una tinaja, no la tiraba, sino que llamaba a un lañador que unía las dos partes rotas con una especie de grapas metálicas. Y a tirar adelante......

Luxindex dijo...
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Luxindex dijo...
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Luxindex dijo...
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Tita dijo...

Los arregladores desaparecen porque nos hemos creído la milonga de que no merece la pena. Cerquita de donde vivo están Los hermanos Cámara que tienen la tienda atestada como La favorita. Lo que no encuentres allí sólo lo podrás rnvontar donde ellos te deriven, o en Pontejos. Tambieem hay otra tienda que encuentra absolutamente cualquier pieza que busques.
Y en decathlon arreglan raquetas.
Yo he mandado poner tapas casi más caras que la misma nota...pero es que me gustaban esa botas!
Vivan los arregladores!!

Alberto dijo...

Con el modelo de consumo de usar y tirar nos estamos cargando el planeta.

A ver si convertimos a añoranza de los arregladores en una tendencia que permita alargar la vida de nuestras cosas y reducir nuestro impacto como consumidores. Una iniciativa interesante en este sentido: http://alargascencia.org/es

Saludos.

José A. García dijo...

En algunos lugares comprar cosas nuevas cuesta demasiado, por lo que reparar algunas cosas se vuelve altamente necesario...

Saludos,

J.

Irene dijo...

Ojala volviéramos a usar los servicios de los arregladores.

Creemos que la Tierra tendrá de todo eternamente, y seguimos comprando cosas nuevas que cuesta mucho producir (nos está costando nuestro planeta).

sonia dijo...

Yo contesto lo mismo,bueno,lo mismo no porque son muy bonitas sus palabras,que yo tardaría un siglo en escribir;que el chico de la consuelo,o su primo,que para mí son lo mismo.
Gracias Moli por hacernos sonreir,reir,temblar,llorar,y sobre todo,acompañarnos todos los días.Tú si que sabes arreglar cosas.Cosas importantes.