lunes, 26 de noviembre de 2012

MOLIDOCUMENTALES: EL TIO SOBRADO

En el primer episodio de los Molidocumentales, expliqué cómo las tías, jamás estamos a salvo de caer en un momento de gacelismo que nos haga sentir vulnerables, débiles y completamente imbéciles.

Una tía puede estar fenomenal con un tío, él mirarla fijamente por algo y sin quererlo ni beberlo ella se sumirá en un bucle de pensamientos del tipo: ¿Por qué me mira así? ¿Tendré un moco? ¿Me verá gorda? ¿Estará pensando en otra? ¿Estará pensando en cómo decirme que quiere dejarme?....y así hasta el infinito.

El tío sobrado está en el otro extremo del pensamiento vital.

Tu a un tío sobrado no le miras, no sabes si quiera que existe y él piensa: “está loca por mi

Tal cual.

El espécimen “Sobrado” solo se da en el mundo masculino. Entre las gacelas, no existe.

El tío sobrado vive en un mundo imaginario dónde él es un conquistador, es arrebatador, atractivo, sexy y todas las tías del mundo quieren liarse con él. Tal cual. Absolutamente todas, incluso las que no le conocen de nada.

Un tío sobrado tiene su encanto, no lo vamos a negar. Puede ser alto, guapo, inteligente, divertido o nada de eso, pero tendrá cierto atractivo. Y ahí está el quid de la cuestión, tiene cierto atractivo pero no lo tiene todo y ese cierto atractivo puede tener su público, pero no lo tiene todo. Es decir, el tío sobrado caza gacelas como chinches, con un aleteo de pestañas caen rendidas a sus pies, pero no caza leonas. El problema es que él cree que si.

Cuando eres una pobrecita gacela tímida, inexperta, apocada y con mucho miedo, flipas la primera vez que el Tío Sobrado se te acerca. Puedes no haberte fijado nunca en él, puede que nunca te hayas planteado que te guste, pero eso da igual, él lo sabe todo, sabe incluso cosas de ti misma que tú no sabías. Va sobrado.

Por lo que sea, al tío sobrado le has gustado como gacela y viene a conquistarte, dando por supuesto que tú ya babeabas por él desde tiempos inmemoriales. Por supuesto le da igual que haga 3 días que le conozcas o 3 minutos.

Él ya sabe que estás loca por él y como tú eres gacela y boba no lo dudas ni por un momento. Te hipnotiza con su verborrea y su seguridad y acabas en el catre con él sin casi darte cuenta. Al principio te hace gracia que vaya tan sobrado, pero al final te atrapa y ahí acabas. La noche puede ser fabulosa o un desastre pero eso también da igual, bueno a ti no te da igual, pero al sobrado sí, porque él sabe que ha sido la mejor noche de tu vida. Lo tiene tan claro que incluso te puede hacer dudar de tu capacidad para valorar un buen empotramiento. Un tío sobrado te obnubila y te encuentras interpretando un papel sin ni siquiera darte cuenta.

Por suerte, mientras el Sobrado se queda anclado en su papel de galán a medio camino entre Red Butler y Bertín Osborne, tú evolucionas a leona y lo dejas atrás, muy atrás, tan atrás que cuando de repente te vuelves a encontrar con uno de ellos, flipas.

Primero flipas y luego te descojonas. Muchísimo.

Conoces a un tío, donde sea, en el curro, amigo de tus amigos, un contacto de alguien, lo que sea. Un trato cordial, correcto, agradable. Una charla intrascendente y sin más complicaciones. Todo muy educado y muy correcto porque ya tenemos una edad y a otra cosa mariposa.

No le has prestado ni medionanosegundo de atención más que el estrictamente necesario para ser educada. Es posible que hasta te hayas olvidado de su nombre, su pinta o de qué le conoces, y de repente recibes un mensaje o te lo vuelves a encontrar en una fiesta, una reunión o por la calle y para tu sorpresa bate pestaña y te dice: “la otra vez te escapaste”.

¿Perdona? No das crédito. Es tan increíble que piensas “No puede ser. Lo he oído mal, estoy sobada o borracha o drogada con Dalsy o me confunde con otra, no puede ser que me haya puesto ojitos y haya dicho eso”.

Educadamente y con pose de leona le contestas algo frívolo para facilitarle una salida digna antes de precipitarse por la pendiente del más absoluto de los ridículos.

- Jajajaja, no me escapé a ninguna parte, estuve por ahí.

Al mismo tiempo, intentas recordar el encuentro a ver si es que hiciste algo muy de gacela y el tío se ha hecho la picha un lio.

- No te perdí de vista, pero tuviste miedo y te fuiste.

¿Perdona? ¿Qué? ¿Cómo es posible? No te acuerdas, no tienes ningún recuerdo imborrable de él, lo borraste de tu mente según os despedisteis. ¿Qué hiciste para que se haya montado esa peli? Por un momento piensas...”Mierda, tengo cara de niñata impresionable”

Te está entrando la risa, pero decides darle otra oportunidad de reconducir el tema. Eres una leona y molas mil (eso es obvio) y aunque en esa charla educada y absolutamente superficial no recuerdas haber derrochado tus encantos (porque te la pelaba completamente) a lo mejor el tío tiene interés en conocerte. No quieres ser cruel, así que le enseñas el camino, lo mismo podéis ser amigos y echaros unas risas luego.

- Pues mira, no sé, pero vamos la próxima vez, me dices algo y charlamos un rato.
- O salimos a cenar...aunque no creo que te atrevas.

¿Perdona? Se te salen los ojos de las órbitas. Buscas la cámara oculta y piensas que está borracho o drogado o te confunde con otra. O no le has oído bien y le vuelves a dar la oportunidad de hacer algo digno…

- Si vale, pues a cenar la próxima vez, lo que tu digas. Ya si eso me avisas y vemos si es posible.
- Eso dices ahora, pero luego no te atreverás, tienes pinta de buena chica…

Aquí ya directamente te descojonas. Casi le puedes ver a lo Danny Zucko sacándose el peine del bolsillo y diciendo “nena, estás loca por mi y sé que besas el suelo que piso”. De hecho, casi escuchas a los Burning

¿De dónde ha salido este pavo? No me conoce de nada, le he prestado la misma atención que a la impresora de mi curro (o puede que menos) ¿y se ha montado una peli en la que él es Rhett Butler...y yo Escarlata?

Entonces se te enciende una luz que alumbra tu pasado remoto como gacela y dices. ¡¡ No me lo puedo creer!! ¡Es un tío sobrado! Pensé que se habían extinguido, …y aquí tengo uno Suma Cum Laude, Doctor en la Especialidad.

Te ríes y con los Burning sonando de fondo, te entra como ternura…tan mono, tan previsible, tan perdido. Te dan ganas de arroparle y decirle “Si campeón, eres el favorito de mami”...pero te contienes y sutilmente le indicas el camino por donde se han marchado las gacelas.

En el fondo, casi le envidias esa autoestima, aunque sea imaginaria.

Voy a ver si la pongo en práctica, no es que Gerard Butler pase de mí, es que le doy miedo.

sábado, 24 de noviembre de 2012

COSAS QUE (ME) PASAN



                                                                            Mama...mamá...mamá…despierta...¡DESPIERTA!
- ¿Qué?...
- ¿A qué hueles?
- A ginebra...digo...a nada...no huelo a nada.
- ¿Ganaste ayer?
- No.
- ¿No?? ¿Cómo qué no?
- Que no gane...
- Estás diciéndome mentiras como cuando yo te digo que me he lavado los dientes y es mentira.
- No, no es mentira. No gané.
- ¿Y quién ganó?
- Yo fui a EGB.
- ¿Qué es EGB?
- Es como se llamaba antes primaria.
- Y ¿salgo yo en ese blog?
- No
- ¿Y cómo es que han ganado?
- Porque el jurado lo ha elegido.
- Estoy pensando que ya sé lo que tienes que hacer. Busca otros premios que sí que ganes.
- Jajajaj...vale...
- Unos sin jurado, que solo sea que te tengamos que votar…los jurados no saben, no te conocen.


Pues eso. No ganamos. Perdimos.

No voy a ponerme en plan Melania y sus mejillas sonrosadas a decir memeces del estilo “ha estado bien, no importa, me da igual” mientras sonrío con cara de haber desayunado una tortilla de tranquimazines.

Ha molado, me lo he pasado en grande con la campaña electoral y ha sido una pasada ver todos los comentarios y el apoyo de los descerebrados, pero no me da igual haber perdido.

Me jode infinito y estoy cabreada.

Hace 27 años  quedé cuarta disfrazada de regalo,( pinchad que os vais a descojonar),  este año he quedado tercera, si mis cálculos no me fallan, con esta progresión dentro de 54 seré primera y con un poco de suerte a los de la egb se les habrán acabado las series de tv para recordar.

La parte buena es que no me ha dado un infarto, aunque tengo una holgura craneal de mil pares.

- Mamá ¿Cómo has dicho que se llama el que ha ganado?
- Yo fui a EGB.
- Es un nombre feísimo. El tuyo es mejor…... ¿Cómo se llama el tuyo?
- Cosas que (me) pasan.
- Muchísimo mejor.


Gracias a todos, por los votos, los mensajes, los mails y los comentarios. 

Me conmoveis, malditos descerebrados. Un millón de gracias.

viernes, 23 de noviembre de 2012

¡¡NERVIOS!!



- Mamá... ¿qué peli vamos a ver el viernes por la tarde?
- Ninguna, yo no puedo. Tengo que ir a lo de los Premios.
- ¿Los premios esos de las cosas que escribes en internet?
- Si...esos.
- ¡¡Vas a ganar!!!
- No lo sé, además es mejor pensar que no voy a ganar y así no nos llevamos desilusiones.- es un pensamiento completamente idiota, pero como madre dices cantidad de tonterías al día.
- Eso hago yo mamá. Cuando quiero algo mucho, pienso...” no lo voy a querer, no lo voy a querer, no lo voy a querer”...y así, si luego no lo tengo no pasa nada.
- ¿Y te funciona?
- No lo sé, no me sale pensar eso, lo que pienso es “loquiero, loquiero, loquiero, loquiero”...pero a lo mejor a ti te sale.

Estoy nerviosa más allá de cualquier razonamiento lógico para una tía de casi 40 años.

Estoy tan nerviosa que no puedo parar quieta. Ayer hice canelones como para dar de comer a toda la pradera.

Estoy tan nerviosa que hoy cuando ha sonado la alarma “Madrugóndeloscojones” llevaba despierta hora y media.

Tan nerviosa que no puedo comer nada. Ni los canelones del tuper, ni la manzana asquerosa de “que sana soy” ni siquiera un té. Tengo un nudo.

Tengo tantos nervios que he visualizado mi armario 65 veces para decidir que me pongo. Creo que ya está decidido...por lo menos para los próximos 10 minutos.

Tan nerviosa que pienso gilipolleces. “Mierda, a mí me molan mis monstruos, pero nadie sabe quién soy ni que pinta tengo y sin embargo todos los demás tienen sus caretos. Tengo que tener buena cara esta tarde para que cuando digan “¿Tú eres Molinos?” no lea en su cara...” te favorecen más los monstruos”

Tengo tantos nervios, que me está saliendo un herpes y granos nuevos y creo que si me concentro incluso puedo conseguir algo de acné juvenil.

Tengo tantos nervios, el corazón tan acelerado y me capacidad para el dramatismo tan fuera de control, que he empezado a valorar muy en serio la posibilidad de qué me de un infarto. Si intento acallar estos pensamientos con razonamientos “científicos” es casi peor: edad, 40 años, hipercolesterolemia familiar, antecedentes familiares, situación de stress…¡¡lo tengo todo!!

Tengo tantos nervios que ando por la pradera como pollo sin cabeza.

- Mira Moli, una cosa te digo...para estar así, lo mejor es que te drogues.
- ¿Qué?
- Ante cualquier duda...lo mejor es drogarse...siempre.

Estoy tan nerviosa que necesitaría nadar 60 piscinas, dar una vuelta corriendo al Retiro, o un buen...exacto...eso, uno de los de gran sudada.

Estoy tan nerviosa que todo mi lado lógico, objetivo y maduro no es suficiente para equilibrar mi lado emocional, ilusionado y completamente enloquecido que quiere ganar esta noche.

Estoy tan nerviosa que funciono igual que una niña de 7 años. Intento pensar “No lo quiero, no lo quiero, no lo quiero”…


Pero no me sale…

A partir de las 19:30 en streaming aqui..podéis verme ganar, perder y sufrir un infarto...todo un mundo de posibilidades.

Ah y casi lo olvido..ya tenemos dominio propio. En sus pantallas: www.cosasqmepasan.com

jueves, 22 de noviembre de 2012

QUERIDO PAUL (II),

Querido Paul,

Sé que hace un par de años te dije cosas horribles, sé que el año pasado juré no volver a verte, sé que dije que no te daría ni una oportunidad más, que lo nuestro había terminado para siempre, pero ya soy tuya de nuevo.

Toda aquella ira y desprecio lo sentía de verdad, lo dije todo muy en serio, lo juro. Lo creía firmemente…

..y ahora estoy otra vez locamente enamorada de ti. Eres un conquistador y lo sabes. Te habías acomodado en las relaciones fáciles, en las historias tontas que se escriben solas, que te salen casi sin pensar, eres capaz de escribirlas mientras te cortas las uñas y las masas te amaron por esas historias, pero las amantes fieles, las antiguas como yo, nos sentimos defraudadas y estafadas y te abandonamos.

Pero tú sabes cómo hacerlo. Tenías un plan. A principios de este año, valiéndote de esas casualidades que te caracterizan, hiciste que llegara a mis manos “El Libro Rojo”, una obra pequeña que me había pasado desapercibida en su momento y que tú sabías que me engancharía. Por si acaso me resistía, hiciste que la acompañara una entusiasta recomendación “Moli...tienes que leerlo”. Era un primer paso para reconquistarme. Eran las flores que se mandan para que la amada deje de fruncir el ceño, deje de estar enfurruñada y por lo menos sonría. Y claro que sonreí, me flipó “El libro rojo”, me flipo tanto que nada más terminarlo, volví al principio y lo releí del tirón.

Paul, eres un seductor y vas paso a paso. Sin prisa, dejando que el terreno esté preparado. Has esperado el momento justo para el golpe perfecto. Una vez más y valiéndote otra vez de las casualidades que tanto te gustan, has hecho que llegara a mis manos “Diario de invierno”. En el momento justo, otoño y por el precio justo, gratis a cambio de una reseña. Sabías que no iba a resistirme a darte la enésima oportunidad, que caería otra vez en la tentación de ver qué habías escrito, sabías que la posibilidad de volver a despellejarte sería una trampa para mí.

Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quién jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro”.

¿Cómo se puede ser tan cabrón? Sabías que una vez que leyera ese primer párrafo que encabeza todo el libro, iba a ser tuya. Entregada completamente.

Como me resistía a ser una chica fácil a la que se conquista nada más llegar a la cita, seguí leyendo muy crítica, con mis gafas de directora de cine lesbiana catalana y mi pose de “ Paul, a mí no me la pegas”, dispuesta a sacar el boli rojo y hundirte en la miseria de los despellejes.

Me cuentas entonces que miras por la ventana y que ves nevar, y yo pienso como cualquier otra enamorada "Le gusta el invierno como a mí”. Y desde ahí empiezas a tejer tus memorias, contándomelas e hilándolas con el presente. Tienes una memoria prodigiosa (como la mía) y me enseñas hechos, personas, sentimientos, sensaciones que te ocurrieron y que te han hecho como eres. Sabes lo que opino sobre compartir recuerdos, lo especial que me parece y consigues que me sienta como si estuviéramos debajo de las sábanas contándonos confidencias…y te odio por ello.

Intento resistirme. No quiero caer tan rápido en tus redes. No eres tonto, y para liarme, para que no me sienta incómoda, cuentas tu historia sin ser “yo”, son tus memorias, es tu vida, pero las cuentas desde el “tú”. Sabes que como todo lo que cuentas es tan íntimo, tan personal, podría sentirme incómoda con el “yoismo”, podría sentirme una cotilla, sin embargo al hacerlo con el “tú” me incluyes, me dices...” ven que te cuento su historia”.

Como eres un maestro de la seducción, también manejas el humor y cuando parece que todo va a ser trascendencia y sentido de la vida, te descuelgas contándome como fue la adolescencia y el despertar sexual de ese “tu” del que me estás hablando…y consigues que me ría:

Como cualquier otro varón que haya vagado por este mundo, eras esclavo de aquel cambio milagroso que había ocurrido en tu cuerpo. La mayor parte de los días, apenas podías pensar en otra cosa; el resto del tiempo, en nada más”.

O “Vives en un tormento de frustración y continua excitación sexual, batiendo el record norteamericano de masturbación durante todos los meses de 1961 y 1962 como onanista no por elección sino por circunstancias”.

Me rio imaginándote casi con callos en la mano y rebosando frustración. Cuesta creerlo con la planta que tienes ahora y el indudable atractivo que desprendes incluso con 64 palos.

Sabes que la risa y la ternura acaban con cualquier resistencia pero querías acabar rematando la faena, que te jurara amor eterno y me lanzara al mundo a decirle a los descerebrados que habías vuelto, que tenían que leerte, que te dieran una nueva oportunidad y ¿cómo lo consigues? Contándome como te sentiste cuando murió tu madre de repente.

Mientras asimilas la noticia tienes la impresión de que se vacían las entrañas. Te sientes aturdido y hueco, incapaz de pensar, y aunque eso es lo último que esperas que ocurra ahora (Hace años que no estaba tan contenta), no te sorprende lo que te está diciendo Debbie, no te horrorizas, no te quedas atónito, ni siquiera te disgustas. ¿Qué es lo que te pasa? te preguntas. Tu madre acaba de morir y te has convertido en un bloque de madera”


Ni lágrimas, ni aullido de angustia ni dolor: solo una vaga sensación de horror creciendo en tu interior”.

Ya me tienes en tus manos, ya no hay resistencia. Me dejo llevar por ti, por tus recuerdos, por tu vida, por todo aquello que me enseñas de tu pasado, grandes cosas y también pequeños detalles, situaciones que en su momento fueron pequeñas, casi intrascendentes pero de las cuales guardas un recuerdo, una sensación que te ha hecho como eres ahora...Me guías por tu vida, poniéndola del derecho y del revés...para que vea qué es como todas, como la de cualquiera, y que lo único que hay que hacer para darte cuenta de que te pasan cosas, es pararte y mirar.

Todos somos extraños para nosotros mismos, y si tenemos alguna sensación de quienes somos, es sólo porque vivimos dentro de la mirada de los demás”.

Amo a Paul. Al terminar, he querido volver a empezar otra vez…exactamente como cuando...sí, eso.

Sé que ahora mismo tengo la misma credibilidad que cualquier tía que pone a parir a su ex, hace que todos sus amigos  le hagan vudú …y luego vuelve con él y dice “es que ha cambiado”, pero hacedme caso, corred a leer “Diario de Invierno”…ya.