No soy una persona competitiva. Esto no es una virtud, no soy competitiva porque nunca gano a nada así que he decidido qué para qué. Soy perfectamente consciente de mi mediocridad en todo. En deportes soy una nulidad absoluta, a las cartas no sé contarlas ni fijarme en lo que lleva el otro, a los juegos de ingenio soy una incapaz, jamás seré tampoco la mejor vestida, ni la más elegante, por no ser ni siquiera seré nunca la peor vestida. Soy del montón.
Como soy poco competitiva me alucina la gente que siempre está en una competición permanente. Tú cuentas una avería de coche que has tenido y ellos han tenido una más grave y peor, tú cuentas una maldad que hiciste en el colegio y ellos resultan ser unos diablos adolescentes, tú cuentas que te has comprado algo por 5 euros y ellos lo han encontrado más barato. Tú has dormido mal y ellos peor. Seguro que les cuentas que te han puesto los cuernos y ellos cuentan que no entran por las puertas de la cornamenta que llevan. En todo siempre son más.
Son esa gente con la que propones jugar a algo inocente, tipo el parchís y de repente te encuentras sumergido en una lucha a muerte y sudando a mares porque te das cuenta de que lo que para ti era simplemente tirar el dado y contar para ellos es una especie de competición de estrategia para dominar el mundo. Dan muchísimo miedo.
Jugar deja de ser divertido y además te conviertes para ellos en alguien sospechoso de hacer trampas. ¿No sería más fácil simplemente disfrutar del juego? A lo mejor soy simple en mis apreciaciones y lo que ocurre es que como jamás en mi vida he ganado a nada desconozco la satisfacción que produce ser el vencedor.
Releyendo lo que he escrito me doy cuenta de que parezco uno de esos mierdas que siempre dicen..” uy..me van a dar el Oscar..yo es que paso, lo importante es el trabajo” y para nada. A mi me encantaría ganar en algo, lo que fuera, ser la mejor al scrabble en mi casa, ganar al continental a mi hermana, quedar primera en la competición de esqui que hay al final de la semana de cursillo, o ser la más guapa de una fiesta. Me encantaría pero como veo que las posibilidades son mínimas, pues disfruto del juego mientras tanto.
Me acabo de acordar de que cuando tenía 11 años gané un premio de disfraces en mi colegio: iba de paquete. ( Prometo foto de tamaña humillación).
¿Paquete? Mi madre diría que iba de regalo, pero era un paquete. Más o menos lo que soy ahora en casi todo.
Como soy poco competitiva me alucina la gente que siempre está en una competición permanente. Tú cuentas una avería de coche que has tenido y ellos han tenido una más grave y peor, tú cuentas una maldad que hiciste en el colegio y ellos resultan ser unos diablos adolescentes, tú cuentas que te has comprado algo por 5 euros y ellos lo han encontrado más barato. Tú has dormido mal y ellos peor. Seguro que les cuentas que te han puesto los cuernos y ellos cuentan que no entran por las puertas de la cornamenta que llevan. En todo siempre son más.
Son esa gente con la que propones jugar a algo inocente, tipo el parchís y de repente te encuentras sumergido en una lucha a muerte y sudando a mares porque te das cuenta de que lo que para ti era simplemente tirar el dado y contar para ellos es una especie de competición de estrategia para dominar el mundo. Dan muchísimo miedo.
Jugar deja de ser divertido y además te conviertes para ellos en alguien sospechoso de hacer trampas. ¿No sería más fácil simplemente disfrutar del juego? A lo mejor soy simple en mis apreciaciones y lo que ocurre es que como jamás en mi vida he ganado a nada desconozco la satisfacción que produce ser el vencedor.
Releyendo lo que he escrito me doy cuenta de que parezco uno de esos mierdas que siempre dicen..” uy..me van a dar el Oscar..yo es que paso, lo importante es el trabajo” y para nada. A mi me encantaría ganar en algo, lo que fuera, ser la mejor al scrabble en mi casa, ganar al continental a mi hermana, quedar primera en la competición de esqui que hay al final de la semana de cursillo, o ser la más guapa de una fiesta. Me encantaría pero como veo que las posibilidades son mínimas, pues disfruto del juego mientras tanto.
Me acabo de acordar de que cuando tenía 11 años gané un premio de disfraces en mi colegio: iba de paquete. ( Prometo foto de tamaña humillación).
¿Paquete? Mi madre diría que iba de regalo, pero era un paquete. Más o menos lo que soy ahora en casi todo.