Mostrando las entradas para la consulta periodismo ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta periodismo ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas

lunes, 11 de octubre de 2021

Escuchar el solano

«Si “el arte de pintar es el arte de pensar”, como defendía Magritte, podemos decir que el arte de contar también es un arte de pensar. Reflejar la realidad requiere un ejercicio previo para afinar nuestra mirada, calibrar lo que vamos a relatar y asumir qué fin perseguimos. Y pensar es un verbo que se alimenta de tiempo. «Leer, como pensar, exige recogimiento, soledad, un esfuerzo, perece ese es el precio de la lucidez» dice el escritor Luis Landero». (La hora del periodismo constructivo. Alfredo Casares) 

En el banco observo el paisaje que llevo mirando veintidós años. No hay nadie más que yo. En el otoño, en el valle, aunque sea puente festivo, hay menos gente que durante el verano y en las dos horas que paso allí, no aparece nadie. Somos el valle y yo. Conozco lo que veo, el paisaje, los colores, el gusto de la luz, el tacto del banco en el que me siento, áspero y curtido, con alguna astilla saltada por la nieve, el hielo y el sol que le pega fuerte durante gran parte del día. Es un banco de la parte del Solano, por eso la ermita, a mi espalda, lleva aquí desde el siglo XI. Si ahora el sol nos importa, en la Edad Media estar en el Solano te daba la vida. Que este pueblo, que ahora apenas tiene cuatro habitantes fijos, fuera durante siglos la capital del valle es algo que siempre me hace pensar en lo insignificantes que somos y lo pronto que nos acabamos. Enfrente veo la Sierra de Chía, alta, inmensa, amenazadora. Localizo el mirador que se encuentra en su ladera y desde el que, cuando voy, busco el banco en el que ahora estoy sentada. De ladera a ladera del valle, ¿se verían en la Edad Media, hace doscientos años, hace cien, hace setenta? Enmarcando la vista justo delante de mi hay una valla de madera colocada para que no te caigas, para que no tropieces ¿para que no te tires? A veces me molesta, otras me parece un bonito marco para los campos al fondo del valle, limitados por grandes filas de árboles y tapias construidas a mano con piedras que, seguro, llevan aquí desde hace mil años. Hoy veo pequeñas flores moradas alrededor de los postes de la valla y otras flores que son como plumones enredadas en zarzas. En la Edad Media seguro que todos sabían su nombre y para qué servían, a mí me dan miedo, desconfianza. Siempre he pensado que los extraterrestres empezarán a colonizarlos disfrazados de flores.


Sin moverme escucho el viento y los coches que pasan por la carretera que corre paralela al río. Si hago, como aprendí de Bernie Krause este verano, pantalla con las manos detrás de mis orejas el único sonido que escucho son los coches, los motores acelerando al salir del congosto y enfrentándose a la primera recta de más de veinte metros después de cuarenta kilómetros. Incluso los que no corren nunca sienten la necesidad de pisar el acelerador como escapando del serpentín entre paredes de piedras que acaban de atravesar. Sobre el rumor de los motores, escucho el viento del norte del que me protege la ermita. Un par de chicharras cantan en algún lugar en la escarpada pendiente delimitada por la valla de madera. A mi izquierda, muy cerca, un grillo. Más lejos, pero también a la izquierda, media docena de pájaros pequeños que no sé como se llaman, se persiguen mientras pían. Otro piar distinto suena a mi espalda, suena indignado. Imagino a su emisor como ese vecino que protesta porque los niños gritan jugando en la calle. Demasiada vida para ser otoño, casi suena a primavera pero menos alocada, menos descontrolada, menos kamikaze. El campo, los insectos, las flores, los pájaros, la perra recién parida que aparece para tumbarse a mis pies y yo disfrutamos el solano, esta hora, esta tarde sabiendo que el otoño pasa rápido, que el tiempo no es eterno, que no nos quedan muchas más tardes como esta. 


Intento memorizar todo lo que veo y escucho para poder escribirlo. El rumor de una desbrozadora tan lejano que casi me acuna. Un parapente que se desliza silencioso subiendo y bajando entre corrientes de viento invisibles que no puedo ver más que en su loco recorrido. El sol se pone tras Chía y la sombra avanza. Con cada metro que recorre la sombra, un sonido se apaga, las chicharras, los grillos, los pájaros. 


Cuando la sombra me cubre, la orquesta animal termina, cierro el libro, echo un último vistazo al Gallinero que permanece iluminado y me voy a casa. En la Edad Media el día se acabaría ya, con la sombra devorando el Solano al final del día. Yo enciendo la luz y escribo este post. 


«La soledad misma es una manera de esperar que lo inaudible y lo invisible se hagan sentir. Y por eso la soledad nunca es estática ni desesperada». (Anhelo de raíces, May Sarton)



lunes, 5 de julio de 2021

Podcasts encadenados. Salir del a mí eso no me gusta.




Llevo meses sin actualizar mis recomendaciones de podcasts en el blog a pesar de que en twitter y en instagram sí que he compartido algunos de mis episodios favoritos. Como bloguera vuestra que soy, os debo una actualización de los podcasts encadenados para que os enfrentéis al verano, a las horas mirando las nubes, los paseos a la orilla de lo que sea y el tiempo casi detenido con algo interesante para escuchar si os apetece. 

Este año, 2021 está resultando hasta el momento bastante pobre en series que me hayan enganchado con entusiasmo. Probablemente el hecho de que cualquier pre producción prevista para el 2020 haya estado limitada por la situación de pandemia tenga mucho que ver en esto. A pesar de la escasez de series que me hayan entusiasmado, tengo un buen puñado de episodios para compartir pero empecemos por una serie. 



Cuando uno empieza a escuchar podcasts, como cuando empiezas a leer,  uno elige lo que cree que va a gustarle guiado por sus gustos, empieza por lo fácil. Si me gusta la novela romántica solo leo novela romántica, si me gusta la fantasía solo leo fantasía, si me gusta el amor y lujo solo leo amor y lujo.  Estás convencido de que cualquier otra cosa "No te gusta". ¿Por qué no te gusta si no lo has probado? Porque así lo has decidido. Yo también he pasado por ahí con la lectura, el cine, la música y, por supuesto, los podcasts pero creo que es una señal de madurez, crecimiento personal o como queramos llamarlo, el hecho de decidir un buen día qué vas a probar esas cosas que has decidido que no te gustan. Me pasó en literatura primero con el ensayo y luego con la ciencia ficción, me pasó en la música con los barrocos y me pasa ahora con los podcasts y la ficción. En principio no me atraen los podcasts de ficción pero me obligo a escuchar alguno porque sé que es un prejuicio absurdo que me priva de descubrir cosas fantásticas. Una de esas cosas ha sido la serie La esfera de Podium Podcast escrita por Polo Menárguez, con diseño sonoro de Teo Rodríguez y un cast de actores que están espléndidos.  No soy oyente de ficción y, además, la ciencia ficción no es mi fuerte pero os recomiendo esta serie con todas mis fuerzas porque he devorado sus ocho episodios. Los guiones son fabulosos, los diálogos convincentes, los personajes creíbles y me he reído como nunca escuchando un podcast. Casi parece la vida real. Dejad a un lado vuestros prejuicios porque os va a gustar, entretener, divertir y gozar con unas interpretaciones maravillosas. 

Siguiendo con la idea de saltar por encima de mis prejuicios me lancé a escuchar Can we talk, el único episodio publicado, hasta ahora,  del podcast Vermont Avenue. Mi reticencia en esta ocasión venía de que este podcast es uno de esos llamados experimental. En teoría no hay historia y todo, el argumento, el sentimiento o la sensación,  está construido sobre una sucesión de sonidos. El problema con lo experimental es que bajo ese título se pueden encontrar maravillas (como una de mis primeras recomendaciones en esta sección, el episodio Migrañas y Tsunamis de Constellations) y también auténticas mierdas que consisten en el podcaster mirándose mucho el ombligo y grabando cosas que no tienen ningún sentido. "Esto no tiene sentido" le dices y te contesta "es experimental". Ja. Además, estas grabaciones a veces van acompañadas de efectos de sonido supuestamente impactantes que muchas veces lo único que consiguen es invitarte a arrancarte la cabeza. 

No es el caso de Can we talk.  Este breve episodio, apenas 11 minutos, reconstruye el paseo de John, un treinteañero de Los Ángeles, por Vermont Avenue a través de sus  sonidos. Sé que dicho así no parece gran cosa y no lo es si lo escuchas mientras planchas o estás tumbado. Hay que escucharlo paseando por tu ciudad. Yo lo escuché volviendo a casa en metro y la mezcla del paseo sonoro con mis pasos y sensaciones en Madrid construyó un estado de ánimo curiosamente placentero e inquietante al mismo tiempo. No hay una gran historia, quizás debería haber un pelín más de contenido, pero Can we talk es un interesante experimento accesible para todo el mundo. Este podcast ha sido premiado en Tribeca, el festival de cine independiente de NY, que ha inaugurado una nueva sección dedicada al mundo del podcast. 

En español, algo muy parecido ha hecho Jimena Marcos en el último episodio de la serie  In situ realizada por ella y por Arturo Lezcano. La idea de la serie es recuperar noticias locales, en Galicia, Baleares, Melilla, etc y ver que ha pasado con ellas. En Ciudad Cáscara, la historia es Madrid. Jimena intenta contar qué es para ella Madrid, lo que le le gusta y lo que le asquea. Qué significa ser Madrid. Pasea por la ciudad, pregunta a sus vecinos, a sus amigos, compara sensaciones, ideas, el cambio que la ciudad ha experimentado y como lo ha vivido y lo vive ella. Es mundialmente conocido que yo odio Madrid pero el capítulo me ha gustado mucho. Es también un paseo intentando entender esta ciudad. 

Cambiando de tercio y volviendo a lo que suelo escuchar más, Seriously... de la BBC es uno de mis podcasts favoritos e imprescindibles. Los podcasts de la BBC tienen la curiosa cualidad de calmarme, me amansan al mismo tiempo que me informan o entretienen. No sé si es el acento, el ritmo de los guiones, la estructura de los episodios pero siempre tienen ese efecto en mí. En este caso recomiendo este episodio sobre Joni Mitchell y su disco Blue.  Es maravilloso. La historia de Joni Mitchell de la que yo solo conocía alguna pincelada, la música, las palabras de la propia cantante. Es delicioso, interesante y, por supuesto, te lleva directamente a descargarte el disco y las letras y pasarte un buen rato escudriñándolas como cuando tenías dieciséis años y la música se escuchaba, no solo se tenía de fondo. 


The Last Archive ha vuelto con una segunda temporada fantástica. Esta producción de Pushkin Industries es un podcast sesudo. Jill Lepore es catedrática de historia en la Universidad de Harvard y escribe en el New Yorker desde hace mil años. En sus artículos siempre es interesante, aguda y te lleva de la mano por argumentos históricos que no conocías o no habías pensado hasta llevarte a una conclusión sorprendente o inquietante que te deja pensando durante días. Sus argumentos e hilos conductores no son obvios y son fruto de una erudición y una capacidad para hilar acontecimientos, pensamientos e ideas francamente impresionante. 

En su podcast, Jill Lepore establece la premisa que va a explicar en el primer episodio. En la temporada inaugural esa premisa era ¿Quién ha matado a la verdad? . Hace cien años había cosas que sabíamos, ahora todo lo que sabemos nos provoca sospecha, hay duda en todo. Es "Sí pero..." A través de diez episodios y partiendo de hechos históricos más o menos importantes o banales Lepore trazaba un recorrido hasta nuestros días porque, y esto es importante, nada de lo que nos pasa, pensamos, leemos, creemos o dudamos viene de la nada. Todo tiene un recorrido histórico que mucha gente se empeña en desprestigiar o ignorar pero que Lepore, como buena historiadora, sabe explicar. 

La primera temporada era buena y la recomiendo mucho pero, en ella, Lepore estaba un poco rígida en el tono y en la escritura, cosa absolutamente normal cuando era su primera incursión en el podcast. En esta segunda temporada dedicada a la duda, está mucho más suelta y mejor. En 2021, Lepore reflexiona: ¿Qué ha ocurrido en los últimos cien años para que la duda y la sospecha permanente sean ahora el caldo de cultivo en el que nos movemos? El hilo conductor para argumentar este recorrido es la historia de la radio, fundamentalmente en USA, pero con incursiones en otros países. ¿Qué ha pasado para que la radio, fuente fiable de noticias hace cien años se haya convertido en un instrumento de manipulación al servicio de todo tipo de intereses? Las  historias, ideas y argumentos de Lepore están muy bien construidos y contados y nos llevan desde un juicio retransmitido por la radio hace 100 años en el que se enfrentaron un creacionista y un profesor que enseñaba el darwinismo hasta el asalto al Capitolio el 6 de enero. 

Es un podcast sesudo en el que hay que prestar atención. No se puede escuchar mientras cocinas, lavas platos o pasas la aspiradora porque exige concentración absoluta. Yo lo he escuchado conduciendo o coloreando mandalas, con mi atención plena en lo que cuenta Lepore que es como uno de esos buenos profesores que todos hemos tenido y que te mantiene atento a cada palabra que pronuncia. Un profesor de esos que te hace sentir inteligente cuando llega el final de su clase y sientes que lo has entendido todo.  

Mi consejo es empezar por la segunda temporada y, si os gusta, id a la primera. 


Volvemos al español para recomendar Saludos Cordiales, un nuevo podcast de Radio Marca, realizado por Pablo Juanarena que lo hace todo: produce, escribe, edita, investiga y hace la comunicación en redes. El problema de ser hombre orquesta es que es imposible llegar a todo pero Juanarena hace un fantástico trabajo en este podcast. 

Con Saludos Cordiales he vuelto a salir de mi zona "me gusta" porque a mí, el periodismo deportivo está más allá de interesarme, me parece el colmo del aburrimiento. Aún así decidí darle una oportunidad y, contra todo pronóstico, lo pasé bien, aprendí cosas y me horroricé con el machirulismo y la actitud de "a ver quién la tiene más grande" del periodismo deportivo en los 80 y los 90. La premisa de la historia que nos cuenta Juanarena, con un acceso a fuentes y testimonios francamente impresionante, es la guerra a mandobles dialécticos y no solo, que mantuvieron José María García y José Ramón de la Morena desde sus respectivos programas deportivos nocturnos. Ni que decir tiene que yo jamás escuché a ninguno de los dos. Recuerdo vagamente ver a mi padre escuchar a García y que a mis tiernos nueve o diez años ya me pareciera un impresentable maleducado pero más allá de eso no tenía más conocimiento del tema.  

Saludos cordiales traza la historia de la radio deportiva en esos años. Los piques, la competición por ver quien tenía al protagonista del día el primero, los insultos "el vizconde torero, vizconde porque no hay más que verle y torero porque le gustan los toreros fuera de la plaza" dice uno y el otro contesta "a mí me gustan los toros y los toreros cuando son buenos pero por lo menos no me acuesto con vacas". Escuchando este podcast no ha aumentado mi reconocimiento hacia el periodismo deportivo, más bien al contrario, pero he entendido hasta donde llegaba el poder de estos dos hombres, la absurdidad de su pelea y como en esa competición arrastraban a un montón de reporteros que hacían cosas espantosas para no perder sus trabajos y, también, succionados por la espiral competitiva en la que vivían. El tercer episodio dedicado a las retransmisiones de la Vuelta me ha gustado también porque no sabía nada del tema. Los especiales, uno dedicado a las mujeres periodistas y otro con anécdotas de los reporteros, a mí me han parecido innecesarios y repetitivos pero reconozco el trabajazo de Juanarena al publicarlos y hacerlos accesibles. Ser el hombre orquesta del podcast hace, como he dicho antes, que sea imposible llegar a todo pero Saludos Cordiales es un podcast estupendo que merece la pena escuchar y que se merecía un equipo de producción más amplio para que Juanarena hubiera podido pulirlo todo mucho más. 

Por último, y aunque tengo muchas más recomendaciones, os dejo con esta delicia de episodio de Invisibilia titulado The last sound.   Bernie Krause era un músico de exito que en los 60 y 70 acompañó a Geroge Harrison o a Jim Morrison. Un buen día escuchó un sonido que cambió su vida. Decidió dejarlo todo y dedicarse, exclusivamente, a grabar los sonidos de la naturaleza, a documentarlos como en una enciclopedia, volviendo año tras año al mismo sitio para ver su evolución. A través de ese trabajo de toda una vida, se fue dando cuenta de que los sonidos desaparecían. Volvía cada año al mismo bosquecillo cercano a su casa y cada vez había menos sonidos, menos ruidos, menos vida. La historia de Krause es muy reveladora y, además, está muy contada. Él es todo un personaje. Me encantó este episodio, me ha hecho más conscientes de los sonidos que me rodean ahora en mi veraneo y corrí a comprarme su libro, La gran orquesta animal. 

Como me han quedado muchas cosas en el tintero, volveré con más recomendaciones. 

Ya sabéis, si escuchad algo venid a contármelo. 



miércoles, 30 de junio de 2021

Lecturas encadenadas. Junio

Hay posibilidades de que este post sea el más corto dentro de la sección lecturas encadenadas porque junio ha sido un mes muy intenso para muchas cosas que me han tenido apartada de la lectura y, sobre todo, me han hecho caer como una piedra al acostarme. Estar ocupadísima y dormir bien son dos actividades que van mal con la lectura. 

Al lío. 

El mes empezó con ganas pero se desinfló en la página doscientos cincuenta. El mundo después del cumpleaños de Lionel Shriver fue una adquisición en la Cuesta Moyano porque no había leído nada de esta autora y me apetecía (ya sé que el que hay que leer es Tenemos que hablar de Kevin, lo tengo en mi lista). Veo en mis notas que me tomó solo ocho días leerlo pero se me hicieron largos. La novela parte de una idea que si bien no es original puede tener su gracia pero a partir de la página doscientos cincuenta se acaba la gracia. Irina vive con Lawrence, son pareja desde hace más de diez años y llevan una vida monótona pero cómoda y confortable. Un buen día, en una cena con el exmarido de una examiga, siente una pequeña atracción y, a partir de ahí, Shriver bifurca la narración en dos direcciones paralelas. Una en la que Irina es infiel y otra en la que no.  Cada uno de estos universos paralelos está contado con una minuciosidad que si bien, como he dicho antes, al principio interesa porque cualquier detalle puede cambiar una percepción, una sensación, una palabra, según avanza resulta repetitiva y cansina. 

¿Es una mala novela? No. ¿la recomiendo? Pues tampoco a no ser que la saques de la biblioteca, te la encuentres en una librería de viejo y quieras echar un ratillo. Pero vamos que es prescindible completamente.  

Londres de Julio Camba, me llamó la atención el Día del libro en la Librería La Lumbre. Nunca había leído a Cambra y esta recopilación de los artículos que escribió en 1910 cuando llegó a la capital británica como corresponsal del diario El Mundo (otro Mundo, no el de ahora). Las crónicas que se recogen aquí son todas muy parecidas y al leerse todas seguidas dan la sensación de que Camba se repite. Se parecen también mucho a lo que ahora mismo podrían escribir Tallón, Jabois, Manuel de Lorenzo o cualquier otro articulista gallego. Camba también lo era y supongo que eso marca algo. Tiene el mismo tono, la misma ironía, la misma capacidad para de lo más trivial escribir quinientas palabras. 

Obviamente eran otros tiempos para el periodismo porque, ahora mismo, dudo mucho que ningún periódico mandara a alguien a Londres, con todos los gastos pegados, a escribir sobre la niebla, el roastbeef, las mujeres ingleses, el peligro de ser inglés o cualquier otra cosa. Esto es lo que hace Camba, pasear, encontrarse con gente, charlar con sus compañeros de pensión y contar todo lo que le parece chocante sobre todo comparándolo con lo español y lo francés porque también había estado de corresponsal en París. 

"Un español se tumba en un sofá y sueña. En cambio, cuando un inglés se tiende en la misma forma, deja de existir. Un inglés tendido es como un mueble volcado." 

"Todas las cosas inglesas están perfectamente rematadas; pero ninguna lo está tanto como el inglés mismo. Un inglés es un inglés y no podrá ser otra cosa. Aunque viva medio siglo en el extranjero, seguirá siendo inglés. Si tiene hijos fuera de Inglaterra, estos hijos serán tan ingleses como él. Si estos hijos tiene a su vez otros hijos, también saldrán ingleses. El ingles un producto admirablemente irreductible". 

A Camba le chocan las comidas (no descarto que en algún momento aparezca una pintada, un grafiti romano o una anotación en un incunable que diga "Como en España no se come en ningún sitio"), la niebla espesa que cubre la ciudad y que, en cierta manera, es la ciudad, el carácter inglés siempre orgulloso de ser todo lo británico que se pueda, su moral, su racismo, las mujeres independientes que trabajan, van con pantalones y no tienen intención de casarse, etc. 

A partir de esa extrañeza inglesa, Camba (nos) retrata muy bien. No hemos cambiando en ciento diez años. 

"Cada español, como el marqués de Bradomin, ha divido a España en dos grandes bandos: uno, él y el otro, todos los demás". 

"Todos los españoles son políticos y es probablemente, la causa de que España esté tan mal gobernada". 

Mi última lectura del mes ha sido Los días perfectos de Jacobo Bergareche y, curiosamente, en este encadenamiento de lecturas, también va de infidelidades. Luis, periodista, conoce a Camila, arqutecta, en un congreso en Austin y tiene uno de esos affaires que son perfectos precisamente porque son affaires. No destripo nada porque esto se cuenta en la contraportada. 

Bergareche traza un acertado  retrato de una infidelidad que es como todas las demás: preciosa y única vista desde dentro y corriente y moliente vista desde fuera. Bergareche retrata bien no solo la infidelidad sino el inicio de cualquier enamoramiento, ese momento en el que no hay nada más que la otra persona, en que cada actividad parece única y especial, en que crees que nadie ha amado como os amáis vosotros, que no se te olvidará nunca y que durará siempre porque harás todo lo posible y lo imposible para que sea siempre así, porque es imposible que no sea así. Todos hemos estado ahí. Incluso William Faulkner que tiene una presencia importante en la trama y que no voy a destripar. 

La novela se estructura también, de una manera parecida a la de Shiver en dos partes. En la primera parte la carta de Luis a Camila: "Verte se queda corto. Te tuve, me tuviste. Nos tuvimos". La segunda parte que para mí desmerece la primera parte tanto en la forma como en el fondo es la carta de Luis a Paula, su mujer: "Me aburro. me aburres. Nos aburrimos. Probablemente no sea más que eso, aburrimiento. Tedio. Ni más ni menos que la mayoría de las parejas que conocemos." 

Es una novelita correcta, entretenida y con algunas cosas muy buenas. 

Y ya está. No hay más. No me ha dado tiempo. Ayer saqué seis libros de la biblioteca que planeo leer en el próximo mes. Con la espereza de conseguirlo y un bizcocho, hasta los encadenados de julio. 


martes, 26 de mayo de 2020

Podcasts encadenados (XI)




De la misma manera que tengo hábitos y rutinas para mis lecturas, tengo hábitos y rutinas para los podcasts. ¿Por qué? Porque sí. Tengo un excel en el que apunto los podcasts que quiero escuchar y cuando los he escuchado, les pongo un Sí y los marco en negrita. ¿De dónde saco esos intereses? De lo que leo por ahí, de las newsletters a las que estoy suscrita y que son, sin duda, la mejor manera de estar informada sobre un tema en particular (Tengo que escribir sobre las newsletters en algún momento), de artículos en prensa sobre todo extranjera y de recomendaciones de otros frikis como yo. Además de esto, tengo un calendario en el que, cada día, apunto lo que he escuchado ese día y apunto algunas notas. Así que tengo un excel, un calendario y un rutina. La rutina consiste en escuchar a diario o semanalmente una serie de podcasts a los que soy fiel y elegir una serie completa para escuchar a lo largo de esa semana. ¿A qué me refiero con una serie completa? A un podcast que se centra en una sola historia que va a contando a lo largo de varios episodios hasta que termina. En jerga se llaman podcasts narrativos y su temática es variada. Pueden ser políticos, históricos, de investigaciones de crímenes, etc. 

Los podcasts narrativos son lo más parecido a una serie de televisión en formato radio. Y son mejores cuanto mejor sea el arco narrativo general que engloba a todos los episodios (suelen ser entre ocho y diez) pero haciendo, al mismo tiempo, cada episodio interesante en sí mismo. Es decir la historia central tiene que enganchar pero cada episodio debe tener su propio "encanto". 

Los tres que recomiendo hoy son de este año. Nuevos, nuevísimo y se pueden escuchar del tirón porque ya tienen todos los episodios publicados. 

Por si acaso solo llegáis hasta aquí leyendo voy a recomendar en primer lugar mi favorito. 

1.- Wind of change es para mí el mejor podcast del año hasta la fecha. Es una producción de Crooked Media, Pinneaple Street y Spotify. Esto quiere decir que puedes escucharlo en cualquier plataforma de podcasts en las que aparece un episodio semanalmente o si te enganchas muchísimo, como me ocurrió a mí, irte a Spotify y escucharlo del tirón. El presentador/conductor de Wind of Change es Patrick Raden Keffe, periodista del New Yorker. 

¿Qué cuenta Wind of Change? Pues Patrick tiene un amigo, Michael, que un buen día hace diez años le contó que un agente de la CIA le había comentado que la famosa canción de Scorpios Wind of Change fue, en realidad, escrita por la CIA para conseguir movilizar a los jóvenes soviéticos contra el comunismo y desmantelar la URSS. Esto, señoras y señores, es un Mcguffin como una casa de grande pero el caso es que lo compras desde el primer minuto. Patrick ha estado diez años investigando esta historia, tirando de todos los hilos posibles para saber si es posible que la CIA escribiera la canción y se la diera a los Scorpions para que la hicieran un hit mundial que cambiara el rumbo de la historia. En esta investigación, siempre alentada por su amigo Michael que, dicho sea de paso yo creo que merece un podcast para él solo porque además de una risa maravillosa tiene una historia detrás que seguro que merece la pena, Patrick descubre anécdotas sobre espías, conciertos de rock,  narcotraficantes, directores de cine, cenas misteriosas. 

¿Es verdad o no la historia sobre la canción? No importa absolutamente nada. Wind of change es un ejemplo perfecto de periodismo entretenido, informativo y maravillosamente producido en formato podcast. Y se aprende de espías que es algo que siempre siempre siempre resulta sorprendente. 

Podcast: Wind of change.
: My friend Michael. Es el primero y ya no puedes parar. Y la risa de Michael. 
Duración: 8*40. 

2.-Floodlines de The Atlantic. Todo lo que tiene de entretenimiento y diversión Wind of change se transforma en seriedad y profundidad en este podcast periodístico sobre el impacto del huracán Katrina en Nueva Orleans en 2005. Sí, 2005, hace ya quince años que se han pasado volando. 

El podcast está escrito y presentado por Van R.Newkirk II (¿habrá un III?) un periodista muy muy serio y con una voz maravillosa, densa y grave, perfecta para lo que cuenta. Floodlines no es la historia del Katrina, sino de como una gestión desastrosa y bastante racista provocó que las consecuencias del huracán fueran devastadoras para la ciudad y especialmente para su población afroamericana que fue primero acusada de saqueos, tiroteos y violaciones completamente falsas y después, durante la reconstrucción, expulsada de sus viviendas para construir en ellas complejos residenciales para población blanca más adinerada. 

¿Qué se hizo mal después del paso del Katrina? Absolutamente todo. Van R. Newkirk reconstruye esa nefasta gestión a través de entrevistas con cuatro habitantes de Nueva Orleans que pese a ver sobrevivido al huracán, las lluvias y las inundaciones vieron sus vidas destrozadas. El testimonio de Le-Ann Williams, una chica que cuando llegó el Katrina tenía catorce años, era una brillante estudiante a la que acaban de admitir en un nuevo colegio y comenzaba a salir con su primer novio es dramático. Pasó de tener todo el futuro por delante a ver como su ciudad desaparecía, como los acusaban de violencia, a convertirse en una refugiada en su propio país mientras ella y su familia eran desplazadas de estado en estado porque a su ciudad no podían volver. Y cuando volvieron no quedaba nada de su antigua vida. 

¿Quién lo hizo mal? Todos. Van. Newkirk examina las nefastas decisiones tomadas por el Alcalde, el jefe de policia, el gobernador, George W. Bush que era presidente y los medios de comunicación. ¡Ay, los medios! Es descorazonador ver como en quince años no hemos aprendido nada. La televisión, las radios, la prensa todos contaron historias de tiroteos que no habían ocurrido, de saqueos que jamás sucedieron, de violaciones en masa de mujeres blancas por parte de afroamericanos que eran pura fantasía y todas se repitieron sin control. ¿Alguien pidió perdón? ¿Alguien cambio su forma de actuar cuando se comprobó que todo era mentira? No. 

Floodlines es un podcast fabuloso pero duro. Lo escuchas con el corazón encogido. Por un lado das gracias por no estar ahí, por creerte a salvo de que te ocurra algo así y al mismo tiempo, en medio de una pandemia, te das cuenta de que todo vuelve a repetirse: la mala gestión, las mentiras, las noticias falsas. Y que todo eso, al final, siempre perjudica a los mismos, a los más desfavorecidos. El último episodio es impresionante. 

Floodlines tiene como único problema que hay que tener bastante buen nivel de inglés porque el acento sureño tiene complicaciones. La parte buenísima es que tiene una web preciosa en la que se encuentran todas las transcripciones de los episodios por lo que se puede ir leyendo mientras se escucha.  La web merece además la visita por el cuidadoso trabajo de arte y la información adicional como el mapa de Nueva Orleans para entender esa ciudad construida a base de diques.  La música es otro de los grandes aciertos. 

Podcast: Floodlines.
Episodio: Antediluvian. Empiezas a escuchar y te quedas envuelto. 
Duración: 6*30.


3.- The Big Steal. Gavin Esler es el presentador conductor de este podcast de nueve episodios que cuenta la historia del mayor robo de la historia. ¿Cual? El cometido por Vladimir Putin en Rusia saqueando miles de millones de dólares de las arcas rusas para su provecho particular gracias a una política de terror y control absoluto de todas las propiedades de sus enemigos y también de sus amigos que dejan de serlo cuando él decide. Uno de estos antiguos amigos, caídos en desgracia, es uno de los protagonistas del podcast, el magnate Mikhail Khodorkovsky que tras enfrentarse a Putin acabó arrestado en un aeródromo en Siberia y pasó catorce años en la cárcel. Otro es Bill Browder, un americano que tenía negocios en Rusia y que se enfrentó al gobierno ruso cuando éste el robó 230 millones de dólares. Su abogado ruso, Sergei Magnitsky, fue arrestado, torturado y asesinado en la carcel. Browder juró venganza y ha conseguido que el Congreso estadounidense y otros países aprueben un reglamento conocido como la tasa Magnitsky por la que se congelan todos los activos de todo aquel que participa en el saqueo de las arcas o en actos violentos. Es un acta que ha enfurecido muchísimo a Putin. 

En el podcast Gavin Esler entrevista también a economistas, expertos en política internacional, en Rusia, a historiadores y la conclusión es terrorífica, como dice uno d los expertos: "hay países que tienen una mafia, en Rusia, la mafia tiene un país". Y por lo que se ve pretenden conseguir el mundo entero. 

Podcast: The Big Steal. 
Duración:9*20-50

Por último, comentar que de este tipo de podcasts hay muy poco en español pero hay alguna cosa. Ahora mismo, y por si alguno quiere investigación periodística y narrativa, acaba de lanzarse en Spotify el pocast XRey con la historia del Rey Emérito. He escuchado los dos episodios disponibles y me han gustado. No entiendo porque han decidido hacer dos episodios de veinte minutos en vez de uno solo, es una manía española lo de producir episodios cortos como si temieran que el oyente se cansara. Trocear una buena historia da la sensación de que no confías en cómo lo estás contando que en este caso es muy bien. Estos dos primeros episodios cuentan cómo se fraguó el proceso de abdicación de Juan Carlos I y hay entrevistas muy potentes y muy bien hechas a Rafael Spotorno, al por entonces jefe de comunicación de la Casa Real, al Director del Abc y a Rubalcaba en una de sus últimas entrevistas. El conductor del podcast es Alvaro de Cozar (que ya hice V Las cloacas del Estado sobre el comisario Villarejo) que ha estado un año investigando junto con Eva Lamarca junto con la que ha escrito el guión. 

No puedo decir mucho más porque el tercero acaba de salir pero no lo he escuchado aún. Por ahora va bien pero ya veremos. Seguiré informando.

Actualización: he escuchado el episodio extra con la última entrevista a Rubalcaba que dice cosas muy sensatas. Poco después, murió de manera inesperada. El siguiente episodio titulado "El secreto" cuenta la infancia del Rey desde que llega a Madrid para formarse como heredero de Franco hasta el accidente en el que mató a su hermano Alfonso. La verdad es que llamarlo "secreto" me parece un poquito excesivo porque todo el mundo conoce la historia. Me ha gustado menos que los dos primeros y además creo que meter las voces de conocidísimos personajes interpretando a los protagonistas de la historia es un error garrafal. Escuchas a los actores y no a los personajes y le restas toda la creatividad.

Seguiré informando. 

Podcast: XRey. 
Duración: no lo sé todavía. 

De la serie que tengo elegida para esta semana y para las próximas ya escribiré más adelante. Y, como siempre, si alguien se decide a escuchar algo, venid a contármelo que para eso están los comentarios. 


martes, 5 de mayo de 2020

Lecturas encadenadas. Abril

Abril ha pasado volando, no puedo decir otra cosa. La percepción del tiempo en estos días es algo a lo que debería dedicar más tiempo y quizá lo haga si encuentro el momento. Con la lectura me ha pasado lo mismo, no encuentro el momento o, mejor dicho, creí que en confinamiento tendría más tiempo y leería más y me he encontrado con que, al final, dedico el mismo tiempo a la lectura que cuando entraba y salía de casa a mi antojo. No he leído más ni tampoco mejor. 

Al lío. 

Oficio de Dovlàtov esperaba en mi estantería de los Reyes Magos y si hay un buen momento para leer sobre soviéticos es, sin duda, un confinamiento y una situación inimaginable que te haga capaz de entender cualquier situación que hasta hace poco no hubieras entendido. 

El título de este libro describe perfectamente de qué trata, Dovlátov va contando cuál es su oficio, cómo su oficio, el periodismo, la escritura, le llevaron de un lado a otro en su vida. Desde sus primeros relatos en el colegio, los trabajos en revistas absurdas enfrentándose permanentemente a la censura o la ridícula burocracia soviética, pasando por Tallin hasta que llegó a Nueva York. Su vida desde que era "un prometedor escritor desconocido" que es lo máximo que se puede ser porque todo es posible dentro de esa descripción hasta que empezó a publicar relatos en el New Yorker . Todo lo que cuenta Dovlàtov tiene un toque de irrealidad,  la realidad soviética era en los años 70 bastante absurda y surrealista y, en algunos momentos, hay que hacer un esfuerzo para recordar que aquello fue verdad, que era así. 

La segunda parte, cuando llega a Nueva York me ha encantado. En mi cabeza la ciudad que retrata Dovlátov era como la que aparece en  Los Tres Días del Condor: ese color en la ciudad, los olores, el ruido y el ambiente antes de que todas las ciudades se parecieran y estuvieran pensadas para hacerles fotos y no para vivirlas. En esta segunda parte, los personajes están muy bien construidos a partir de personas reales que emigraron y trabajaron con el autor. Llegan emigrados, huyendo de la situación en la Unión Soviética y en América todo les resulta incomprensible, extraño y, además, descubren que hay cosas que detestan de América.  

«Imagínense la escala de las emociones negativas. Yo diría que las cucarachas se situan en esa escala entre la delicuencia y los repugnantes fósforos de papel. Un por debajo del paro y algo por encima de la marihuana». 

Todo tiene un humor muy absurdo por el choque de mentalidades entre un país y otro, entre las expectativas de los emigrados y la realidad del país. Dovlatov no es para todo el mundo, tiene que gustarte el humor negro y ese tono ruso tan de miseria llevada con elegancia y humor. Me he reído con su humor, con sus reflexiones y con la descripción de las peripecias para fundar un periódico ruso en Nueva York. Todo lo que hacen y les ocurre es tan loco que no podía dejar de pensar en Seinfeld, un Seinfeld de rusos. 

«Siempre me ha parecido que la decadencia avanza a velocidad mucho más vertiginosa que el progreso. Y, por si fuera poco, el progreso tiene límites. La decadencia, por el contrario, es ilimitada».

Leed a Dovlàtov que está de mucha actualidad.  

«Siempre se ha dicho que la libertad de opinión es uno de los mayores logros de la democracia.¡Viva la libertad de opinión!.. Pero con un pequeño matiz: para los que opinen como yo»

Y, además, la edición de Fulgencio Pimentel es preciosa. Me encantan las portadas. 

Europa, parada y fonda ha sido el Delibes del mes. Encontré este libro curioseando por las estanterías de mi madre. Al abrirlo salió un recibo, a nombre de mi padre, de la Libreria Manzano, en la calle Espoz y Mina de Madrid por la compra de cuatro libros por 3.910 pesetas el 8 de marzo de 1982. Imaginarme a mi padre hace 38 años comprando esos libros fue un momento muy especial. 

Este volumen se publicó en 1981 y de todos los "Delibes" leídos este año es el que menos me ha gustado y creo que es  porque ha envejecido mal. A pesar de publicarse en los 80, recoge los viajes que Delibes hizo por Italia, Portugal, Suiza, Alemania y París entre 1957-1960. De estos viajes ha pasado una eternidad y todo ha cambiado en esos países, en nosotros y en la manera de vernos unos a otros. Muchas de las cosas que el autor vallisoletano anota en sus viajes sobre los italianos, los protugueses, los alemanes o los franceses dan ternurita y otras vergüenza ajena. Algunas son muy políticamente incorrectas ahora mismo y otras siguen siendo verdad, incluso más verdad que cuando él las anotó por primera vez. Él sale de España, de Valladolid y examina los lugares de sus viajes siempre comparándolos con su país, con lo que conoce, intentando encontrarle un sentido siempre n referencia a lo suyo, lo nuestro. ¿Son mejores que nosotros? ¿Son peores? Es una actitud que mucha gente sigue manteniendo cuando viaja, esa necesidad de encontrarle sentido  a lo que conoce comparándolo con lo suyo.

Italia le parece un país llenísimo: 

«Italia es una bolsa de kilo donde se han querido meter dos kilos de lentejas. Naturalmente ha reventado ... El fenómelo de la superpoblación que conocemos por las estadísticas entra por los ojos tan pronto se pone pie en el país».

Le llama tanto la atención que haya mucha gente que lo cuenta varias veces: 

«Italia está literalmente llena; es un país donde no quedan localidades. Lo asombroso es como tanta gente puede desenvolverse tan de prisa, simultaneamente y sin tropezarse». 

Le encanta Venecia sin gente, le entusiasma Turín y se enamora de Nápoles. Portugal le parece maravilloso, un país próspero, educado y organizado y su dictador, Salazar, un gobernante ejemplar. Suiza le parece un país feliz pero que no lo parece «El cronista solo puede decir que si los suizos son felices, su felicidad no es una felicidad exultante». En Alemania le escandaliza que se vendan en la calle,  cambio de unas monedas «adminículos anticoncepcionales» y en París le sale una vena un poquito machista y se sorprende porque los hombres franceses hagan la compra, paseen a los niños en cochecitos, cocinen y planchen.

Delibes suena en este libro un poquito cateto y podemos caer en la tentación de que pensar que nosotros somos así pero ¡ja!, muchos siguen viajando así: "como en España en ningún sitio" es una frase que oyes continuamente si te cruzas con españoles en el extranjero. 

Leyendo a Delibes he pesando que no sé cuando volveremos a viajar, que no sé si los nuevos tiempos nos harán tener menos ansias de mirar lejos y nos darán más ganas de mirar cerca, a lo que tenemos al lado y no apreciamos. 

Y en tiempos de gráficos, estadísticas y dibujitos me ha gustado esta reflexión: 

«Uno es ferviente admirador de los cuadros sinópticos, esos diagramas, que en un simple golpe de vista nos revelan la situación de la Bolsa, la producción de acero o el momento demográfico de un país determinado en los últimos cinco años. Mas estas observaciones tan asépticas y concretas siempre le dejan a uno con la duda de si no estarán sometidas a fines publicitarios; resultan demasiado cómodas como que uno se decida a extraer de ellas conclusiones definitivas» 

Los héroes felices de Vea Káiser me miró desde la estantería donde reposaba desde hace dos años. Lo cogí, lo miré y como vi que trataba sobre Grecia y estoy en un año en el que me interesa Grecia, decidí que le había llegado el turno. Los héroes felices es una novela de tumbona y helado, una novelita en la que pasan muchas cosas con muchos personajes que van y vienen. La historia de una familia griega y dos primos, ella y él, criados para casarse y cuyas familias  sufriran distintas vicisitudes a lo largo del ancho mundo. Hay, por supuesto, una mujer guapísima, intenísima y con mucha personalidad a la que yo hubiera abofeteado en el minuto dos y hombres buenísimos  que dan bastante pereza. ¿Recomiendo esta novela? El equivalente en televisión a esta novela sería una de esas tv movies de colores sobresaturados de los fines de semana. ¿Son buenas? No ¿Entretienen? Sí ¿Son fáciles de ver? Se pueden ver en encefalograma plano. ¿Te acordarás al terminarla? Ni de coña pero has pasado el rato.  

Por supuesto no he doblado ni una esquina. 

La última lectura del mes me asaltó desde la estantería mientras estaba en la bici estática. Sufro pedaleando y cuando no puedo más me dedico a intentar adivinar qué pone en los lomos de los libros que me rodean. (La bici está colocada en una especie de despacho con estanterías traídas del despacho de mi abuelo y con libros de varias generaciones). Un pequeño tomo rojo me miró fijamene y al bajarme comprobé que era una edición en papel biblia de varias de las obras de P. G. Woodhouse. Siempre es buen momento para historietas inglesas de señoritos diletantes y mayordomos caústicos, así que he leído ¡Muy bien, Jeeves! Esta recopilación de historias de Bertie Wooster y su mayordomo Jeeves se publicó en 1925. La alta sociedad inglesa, conflictos absurdos, malentendidos, almuerzos, sandwiches de pepinillo, tés a las cinco y vestirse para la cena llenan estas historietas. Leyéndolo pensaba que todas las normas de las sit-com que nos tragamos ahora están en P.G Woodhouse. Los personajes principales, los secundarios que el fiel seguidor reconoce, las anécdotas autoconclusivas y el leve arco argumental que puede percibir tanto el que ve/lee todos los relatos como el que solo ve o lee uno. 

Estoy pensando que todos mis libros de este mes tienen una correspondencia televisiva o cinematográfica: un Seinfeld con rusos, Vente a Alemania, Pepe, una tv movie con colores sobresaturados y una sit com en papel biblia. 

Y con esto y esperando que al final de mayo todo esté más claro, más tranquilo y sigamos todos bien, hasta los encadenados de mayo.


martes, 3 de marzo de 2020

Lecturas encadenadas. Febrero

Febrero es uno de mis meses favoritos. Es mi cumpleaños, todavía hace frío y los días siguen siendo cortos.  Este año el invierno casi he tenido que imaginármelo pero sigue siendo un gran mes, el último respiro antes de la llegada de los jinetes de la apocalipsis: la primavera, la gente diciendo "huele a aperitivito", "que bien se está al sol" y el temido cambio de horario que hará los días más largos. 

Al lío que este post va a ser largo y provechoso porque ha sido un grandísimo mes de lecturas. Y os va a salir caro. 

El día de mi cumpleaños Juan Tallón y su nueva editorial, Anagrama, decidieron homenajearme publicando su nueva novela, Rewind. De la historia que cuenta Juan no puedo desvelar mucho porque además, como en casi todo lo que escribe Tallón, la historia es casi lo de menos. ¿Qué importa porqué estalló el edificio? ¿Qué más da si fue culpa de alguien? Lo que importa son las voces de los personajes que nos cuentan qué pasó, qué les pasó a ellos y en eso Tallón se ha superado porque consigue que cada voz sea distinta, esté completa, tenga una vida entera detrás y por eso, cuando pasas de una a otra (hay cinco en total) te quedas, por un momento, desubicado porque no quieres despedirte de ella, dejarla atrás, quieres seguir conociéndola.  A algunas de las voces, además, les coges cariño y el salto a otra te cae casi como una bofetada, como si despertaras de un sueño sobresaltado y te sorprendiera encontrarte en tu propia habitación. El desconcierto dura poco y tras un par de párrafos entras otra vez en el pacto narrativo y vuelves a creerte esa nueva voz. 

Rewind es una reflexión sobre como las desgracias reconstruyen el antes y el después de una vida. Las tragedias no solo cambian el futuro, lo suspenden, lo cancelan y cambian el pasado porque desde ese nuevo futuro inesperado, llegado por sorpresa, la interpretación del pasado se rehace por completo, casi como si viajaras en el tiempo para mirarlo de nuevo de una forma diferente: rewind. No sé si hay dos, tres o mil universos paralelos pero las desgracias, las tragedias, desdoblan tu pasado y desdoblan tu futuro, a partir del momento en el que ocurren transitas por un futuro que se vuelve totalmente inesperado mientras observas en paralelo el futuro que imaginaste que sería el tuyo antes de que la tragedia te golpeara.  Y ocurre lo mismo con lo que ya viviste, rebobinas un nuevo pasado recorriendo la señales que quizá no viste venir y que te llevaban a la tragedia y dejas de vivir en el que efectivamente ocurrió. De eso va Rewind.  

El libro está plagado de hallazgos, a veces creo que él también sabe que son hallazgos y se enamora de ellos y se gusta mucho y los acarrea para repertirlos mil veces y se le olvida que los repite o piensa que el lector no tiene memoria. Aún así, algunos me gustan mucho: 
«A todos nos admiraba su nariz, capaz de inventar emanaciones sugerentísimas, que inclúian el olor a "televisión recién apagada" , " a ropa planchada y doblada" o a "botella de vino medio vacía". »
«Su conversación en lugar de mantenerte en frente te envolvía»
«Hacer las cosas por primera vez es uno de esos asombros fascinantes que en ocasiones depara la vida. Nada es igual al esplendor de los comienzos, la memoria fija cada uno de esos instantes, como si la vida pura y dura también se organizase en fotogramas, y cuando transcurre el tiempo hace que aún sientas la admiración y la extrañeza de todo lo que viviste tal o cual día»

Leed Rewind, ya estáis tardando.  

Retiro de Serguéi Dovlátov (con traducción de Alfonso Martínez Galilea) fue un regalo de reyes. Antes de nada decir que la edición de Fulgencio Pimentel es preciosa y está cuidadísima. Dovlátov es ruso y vivió en la Unión Soviética hasta que en 1978 llegó a Estados Unidos tras pasar unos meses en Viena. Años antes su mujer y su hija se habían exiliado pero él no quería marcharse porque pensaba que un escritor sin su idioma deja de ser un escritor (esto me recordó a Agota Kristoff en La analfabeta donde explicaba esta misma sensación, la de expresarte en un idioma que no es el tuyo y lo que eso supone). 

En esta novela, totalmente autobiográfica, el alter ego del autor, Boris Alijànov llega a trabajar a una especie de parque temático sobre Pushkin huyendo de sus acreedores, sus deudas, su falta de éxito como escritor y de una relación complicada con su mujer. En ese parque temático conoce gente de lo más peculiar a los que retrata con muchísimo y con los que mantiene unas conversaciones muy absurdas que a mí me han recordado a los diálogos de Cuerda. 

Me ha dado cierta pena no leerlo en ruso porque resulta que Dovlátov tenía como norma no poner jamás en el mismo renglón dos palabras que empezaran con la misma letra. Me parece una imposición muy personal y muy arbitraria pero seguro que sirve para ser mucho más consciente de lo que escribes (y para poner más puntos y aparte).

Me ha gustado mucho pero es un libro al que hay que dedicar un buen rato. No es un libro para leer cinco páginas antes de dormir y recuperarlo al día siguiente. El ritmo de escritura de Dovlátov es muy especial, no es denso, ni lento ni complicado pero necesitas dedicarle un rato largo para conseguir entrar en ese ritmo y deslizarte por su escritura y meterte en la historia. Tengo otras dos novelas suyas esperando en la estantería.  
«Siempre ocurre lo mismo: la excesiva cercanía impide valorar adecuadamente las cosas. A todos nos parece evidente que los genios deben tener amigos, pero ¿quién va a pensar que su amigo es un genio?»
Y el sentido del humor:
«Mi amigo Beróvich solía decir: 
 Está bien entrar cuando te invitan. Es horroroso cuando no te invitan a entrar. pero lo mejor es cuando te invitan y tú no entras.»
Las ratas de Miguel Delibes fue mi siguiente lectura y qué lectura. Me ha encantado. Delibes publicó Las Ratas cuando vio que no podía seguir escribiendo en el periódico artículos denunciando la situación del campo, la censura era mucho más férrea con el periodismo que con la literatura así que decidió dejar las crónicas y hacer una novela.  Es mucho más coral que El disputado y transcurre por entero en un pequeño pueblo delimitado por los tesos que la rodean y que hacen su campo árido, hostil y al mismo tiempo todo un universo para sus habitantes. El Nini (sin nombre) es una especie de Cayo en pequeño, lo sabe todo y lo conoce todo. Es casi como un pequeño espíritu del campo, podría ser en una obra de Shakespeare un fauno o un duende. Lo sabe todo porque todo lo mira y todo lo aprende. Hay también una especie de sabio al que solo El Nini presta atención, El Centenario.  Es una novela muy coral con muchísimos personajes perfectamente identificables.
«No lo entenderán.dijo El Nini.  ¿Quienes? preguntó El Ratero.   Ellos murmuró el niño.»
«No lo entenderán» ¿Quienes? Nosotros. Nosotros hemos dejado de entender ese modo de vida, apegado a la tierra, pendiente de la lluvia, la sequía, el calor, el pedrisco, el vieno, la nieve, la religión. Nosotros hemos dejado de entender el paso del tiempo con los santos. Delibes abusa de su uso pero yo creo que lo hace de manera intencionada para colocar al pueblo en un espacio/tiempo casi legendario donde las referencias temporales no nos dicen nada. No es lunes ni martes ni domingo, no es febrero ni abril ni agosto, no es primavera, ni verano ni otoño. Es San Martín y San Melitón y la víspera de San Restituto y Santa Oliva. Algunos, muy pocos, podemos reconocer alguna de estas referencias pero la mayoría son desconocidas, como si contemplaran la medida del tiempo en una civilización lejana y hace tiempo desaparecida. Y esa es la idea de Delibes, retratar el campo como algo perdido, como algo que se estaba perdiendo.

Abrojo, escíbalo, sisón, alcaraván, camachuelo, barda, caletre, alcor, argaya. He aprendido que cínife es mosquito y que un frangollo es una cosa hecha deprisa y mal.

Leed a Delibes.

El NAO de Brown de Glyn Dillon ha sido el tebeo del mes y me ha gustado muchísimo. La historia es chulísima pero lo que más me ha gustado es el dibujo: el trazo, los colores, el detalle, el mimo, la calidez.

Nao vive en Londres, su madre es inglesa y su padre japonés y convive con un trastorno obsesivo que le hace tener pensamientos destructivos hacia otros y también hacia si misma. Se ve siempre como alguien que no merece la pena, alguien malvado y cruel que merece morir, sufrir, pasarlo mal. No quiero contar nada más de la historia para que la descubráis y sobre todo para que disfrutéis del dibujo y del rojo. Y no digo más.

El último libro del mes ha sido un ensayo, dieciocho para ser más exactos, y se titula Ex-libris. Confesiones de una lectora. Ann Fadiman recoge aquí varias reflexiones sobre el mundo de la lectura y los libros. Fadiman habla sobre la organización de las bibliotecas caseras, sobre la relación que algunos establecemos con las erratas en los textos, sobre los increíbles tesoros de la prosa más alucinante escondidos en los catálogos de venta por correo (o en el de IKEA), sobre leer en alto, sobre las dedicatorias.
«Este libro es el todo lo que he intentando crear a partir de miles de cosillas que abarrota mis estanterías combadas.»
Tiene un capítulo dedicado al Estante suelto. «Creo que todo el mundo tiene su biblioteca un Estante Suelto. En ese estante hay un pequeño y misterioso conjunto de volúmenes cuyo tema nada tiene que ver con el resto de la biblioteca y, sin embargo, tras mirarlo detenidamente, dice mucho de su propietario.» Pensé que yo no tenía un Estante Suelo pero luego recordé que sí lo tengo, tengo dos baldas enteras dedicadas a la Segunda Guerra Mundial y acumulo lecturas sobre ese tema que nunca ha dejado de interesarme desde que me enganché a él hace ya más de doce años.

Habla también de comprar libros de segunda mano y de dedicatorias preciosas. Incluso dedica un ensayo a los problemas de lenguaje y género y me identifico completamente con su opinión:

«Como ocurre demasiado a menudo en estos tiempos, veo que mi paz de lectura y escritura está siendo alterada por una guerra entre dos sectores semánticos opuestos, uno feminista y el otro reaccionario. La mayoría de la gente que ha escrito sobre la parcialidad sexual en el lenguaje se decanta por uno u otro bando: o lo quieren cambiar todo o no entienden a que viene tanto jaleo. ¿Es que soy la única que se siente dividida? En términos lingüísticos, como en los demás ámbitos, mi ser feminista nace de un simple deseo de igualdad. Estoy de acuerdo con el uso de términos con el género neutro como auxiliar de vuelo. Sin embargo, mi ser reaccionario prevalece cuando oigo que alguien intenta purgar la parcialidad en expresiones como «a cada uno lo suyo» sustituyéndola por «a cada uno y cada una lo suyo». 
Un libro maravilloso sobre el amor a la lectura escrito con muchísimo humor y que por supuesto también recomiendo. (Eso sí, la traducción es un poco regulera)

Este post ha quedado largo y sobre todo os va a salir caro porque lo recomiendo todo. Ahorrad o id a las bibliotecas pero no os lo perdáis.


Y con esto y llorando por el invierno que no ha sido, hasta los encadenados de marzo.


lunes, 30 de diciembre de 2019

Podcasts encadenados (V)

Me ha pillado completamente por sorpresa el éxito de esta sección del blog, Podcasts encadenados, nacida de mi adicción a los mismos en los últimos cinco años. Lo que empezó como algo para entretenerme se ha convertido en algo casi tan necesario como la lectura y como soy una persona, según mi amiga Rosa, asquerosamente organizada, llevo un control sobre todo lo que escucho (un calendario anotado) y un excel dónde apunto todo lo que escucho y mis impresiones. Empecé a escribir esta sección porque me apetecía hablar de ello y he descubierto que interesa a mucha gente que ya los conoce y, además, interesa a gente que jamás había probado pero que ha decidido probar a ver qué es eso de los podcasts. 

Las recomendaciones de hoy, por eso de ser fin de año, las vacaciones y demás, son de cinco podcasts completos publicados en el 2019. Con podcasts completos quiero decir que empezaron y terminaron y que en principio no tendrán más temporadas, contaron una historia y la terminaron. Eso no quiere decir que sus creadores/presentadores no hagan más podcasts, pero aunque sean parecidos serán de otra historia. Espero haberme explicado. 

Vamos a ello: 

1.- The Missing Cryptoqueen es un podcast de la BBC presentado por Jamie Bartlett y producido por Georgia Catt. Catt, productora de radio, empezó a escuchar sobre crypto monedas a través de amigos suyos que habían invertido en algo nuevo llamado One Coin.  Se puso a investigar y descubrió a su creadora-gurú, la Doctora Ruja Ignatova, y la misteriosa desaparición de ésta en 2016.  Se dio cuenta, además, de que esta historia había sido poco investigada y contada en los medios y pensó que sería un buen tema para un podcast. Acertó. Junto con Jamie Bartlett, que es periodista de tecnología, han creado este podcast que a lo largo de diez episodios nos lleva a conocer los entresijos de una estafa a niveles nunca conocidos en el planeta. En esta historia hay malvados misteriosos como la Dr. Ruja, fuerzas aún más peligrosas detrás de toda la estafa, secretos sin descubrir y, sobre todo, lo más terrible: las esperanzas primero y desolación después de la gente estafada que ha perdido miles o cientos de euros. Hay un capítulo sobre la escala de la estafa en Uganda que es desolador. Además de todo esto, si no sabes nada de crytpomonedas o de las redes de marketing piramidal, Jamie y Georgina van explicándolo todo, descubriéndote un mundo nuevo de peligros, avaricia y engaños. 

«Maybe I'm living in the old world were the ideal of journalisms is that you present the facts and expose the wrong doing and Fred is living a new world where facts are irrelevant» 

Esto que comenta Jamie Bartlett en el último episodio resume muy bien la idea detrás de estas estafas. Da igual los hechos que tú le presentes a la gente, tanto el impostor como el comprador van a creer lo que les viene bien creer independientemente de lo que tú les muestres, en este caso que One Coin es una estafa y que han perdido su dinero. 

Un atractivo añadido de este podcast es el maravilloso acento inglés y la exquisita educación de los dos periodistas cuando entrevistan incluso a gente que les insulta o que les miente a la cara. Es un aspecto del periodismo que hemos perdido por completo en España. Son educados, permanecen calmados y nunca son agresivos aunque sean contundentes. 

Podcast: The Missing Cryptoqueen.
Episodios: 10
Duración:  40-45 cada episodio. 

2.- Uncover: The village. Uncover es un podcast canadiense de CBC Podcasts. Cada temporada (y llevan cinco) trata de un tema distinto. La que recomiendo hoy es la tercera, titulada The Village y que trata sobre una serie de asesinatos de hombres gays ocurridos en los años 70 en el barrio gay, The Village, de Toronto. En aquellos años hombres gays empezaron a desaparecer sin que nadie supiera de su paradero; de un día para otro sus amigos dejaban de verlos, no aparecían por los bares y nadie sabía nada de ellos. La policía, cuando por fin alguien denunciaba su desaparición, la achacaban a su modo de vida disoluto y archivaban el caso. En 2010 más hombres empezaron a desaparecer y en 2018 se arrestó a un sospechoso. El podcast presentado por Justin Ling reconstruye toda la historia, la de los hombres desaparecidos, la de la policia y sus errores, las familias y, sobre todo, traza un retrato muy muy crudo y muy vívido de cómo era la vida del colectivo gay en los 70 y cómo ha cambiado hasta nuestros días. Hay muchos testimonios de la época: representantes del colectivo que alzaron la voz para protestar por la inacción de la policia, amigos de los desaparecidos, familiares, policías, políticos. Es un podcast que podría considerarse de true crime pero que es más bien un retrato de una época que nos sirve para ver todo lo que hemos avanzado en derechos del colectivo LGTBI y todo lo que nos queda por avanzar. Los episodios en los que policías, ahora setentones, cuentan avergonzados cómo con 30 años al acudir a los bares no bebían nada "por si se les contagiaba algo" son muy reveladores. 

Episodios: 9
Duración: 40-50 cada episodio 


3.- La desaparición del Padre Gallego. Podcast colombiano de La no ficción presentado, creado, producido, investigado y mezclado por Juan Serrano. A Juan le falta cantar la sintonía para ser el hombre orquesta pero eso no quita para que este podcast sea maravilloso. El 9 de junio de 1971 el padre Héctor Gallego, un sacerdote colombiano destinado en una pequeña aldea de Panamá, fue secuestrado. Nunca más volvió a saberse nada de él. Los rumores sobre que los militares, la policía secreta o el gobierno lo habían secuestrado surgieron enseguida pero nadie pudo probar nada. Héctor Gallego se convirtió en un héroe para sus aldeanos, a los que había organizado en cooperativas que les permitían subsistir sin tener que depender de las tiendas de los caciques. Año tras año, y continúan haciéndolo, el 9 de junio realizan actos conmemorativos por su obra y por su desaparición. Juan Serrano conoció su historia y le sorprendió que alguien tan venerado en Panamá fuera un desconocido en su país. Se puso a investigar quién fue Héctor Gallego, cómo llegó a Panamá, qué hizo allí, por qué desapareció, lo que ocurrió después y lo que ha ocurrido ahora, el año pasado. 

Es un podcast maravilloso, con una historia que va mucho más allá de la desaparición de un cura progresista perseguido por un dictador.

¡Y es en español, claro! 

Episodios: 10
Duración:  23-40 

4.- Believed  Es un podcast de la radio pública de Michigan presentado por  Kate Wells and Lindsey Smith.  Éste se publicó a finales de 2018 pero lo he traído porque cuenta una historia que necesitamos conocer. El caso que explica es bastante conocido: el médico de la selección nacional de gimnasia artística de USA, Larry Nassar, fue acusado de haber abusado o agredido sexualmente a más de doscientas niñas y jóvenes durante varios años. Cuando la historia salió a luz, fue juzgado y condenado pero además la jueza permitió que durante una semana entera, niñas, jóvenes y mujeres subieran al estrado y hablaran con él, le contaran lo que su agresión, su abuso y el hecho de que nadie las creyera ha significado en sus vidas.  Es un podcast estremecedor y más si tienes hijos. Yo, como madre, lo escuchaba y se me ponía la carne de gallina sabiendo que posiblemente yo tampoco me hubiera dado cuenta si algo así le hubiera pasado a mis hijas porque los agresores sexuales no son ogros ni tíos del saco, son siempre gente en la que la sociedad confía. 

Podcast: Believed. 
Episodios: 8
Duración: 20-35 

5.- Scattered de la WNYC. Este podcast está presentado y dirigido por Chris García, un cómico de origen cubano que vive en California y que cuenta la historia de su padre.  García había hecho parte de su carrera con monólogos en los que su padre, Andrés, era muchas veces el protagonista, contando cómo había llegado a USA, imitando su acento, sus expresiones, su manera de ver la vida. Cuando su padre muere después de años de estar enfermo de Alzheimer, García se da cuenta de que no conoce prácticamente nada de la vida de su padre y se pone a investigar sobre la infancia en Cuba, cómo conoció a su madre, la vida bajo la dictadura castrista, la salida de Cuba primero hacia Madrid y luego finalmente a Estados Unidos. El podcast es muy emotivo porque es la búsqueda, la desesperada necesidad de atesorar todo lo que pueda sobre su padre muerto, intentar retenerlo de alguna manera para que siga vivo. Es un podcast curioso porque casi se puede escuchar sin saber inglés, Chris habla bastante en español y los diálogos con su madre son siempre en español. El podcast se llama Scattered  (dispersado) porque el punto final del podcast es el viaje a Cuba que realiza la familia para esparcir las cenizas del padre en el mar. 

Es un podcast muy tierno y que te hace replantearte cómo de desconocidos son nuestros padres. 

Podcast: Scattered
Episodios: 7
Duración: 30

Manejad estas recomendaciones con mesura porque ,ya os advierto, escuchar podcasts es adictivo. Pero si se os va de las manos, como a mí, y os encanta alguno venid a contármelo. 



viernes, 7 de septiembre de 2018

Podcasts encadenados. Mis recomendaciones

 Crawford County, Illinois. "Daughter of Farmer" May 1940.
Los podcasts no son radio. El otro día, en twitter, asistí a una conversación entre gurús del medio, de la radio, en la que discutían sobre las bases que la BBC ha publicado para su concurso de ideas para podcasts. La primera de ellas es, para mí, la fundamental: 

《Los podcasts no son programas de radio aunque los programas de radio se puedan consumir como podcasts》

Eso es. Si aceptamos que ver series en internet, Netflix, Movistar, o dónde sea «no es ver televisión», los podcasts no son radio y yo creo sinceramente que no lo son y, de hecho, los que más me gustan, los mejores no son para nada radio convencional. Un buen podcast no se trabaja como un programa de radio porque es algo diferente, consumido de otra manera y, sobre todo, atemporal. La radio siempre se ha caracterizado por eso tan cursi de "estar pegada a la actualidad" y el podcast es justo lo contrario. Debe ser atemporal. En mi opinión un buen podcast tiene que ser un producto tan currado como un buen reportaje de prensa, un capítulo de una serie o un buen documental. 

De estos buenos, buenos, excepcionales he descubierto unos cuantos últimamente y ante las numerosas peticiones (cuatro) he decidido contarlo por aquí, por si a alguien le interesa y porque cuando algo me gusta me vuelvo muy muy entusiasta. Son todos en inglés. 

-Revisionist History de Malcom Gladwell. A este podcast llegué por recomendación de la jefa de comunicacón de la NASA, Stephanie L. Schierholz, pero eso es otra historia que ya contaré. Malcom Gladwell es periodista, ha escrito en medios muy importantes y recientemente en una entrevista le escuché decir que él se había lanzado al podcast porque pensó «Esto no lo hace nadie así que no me podrán criticar mucho porque esto es nuevo, está todo por hacer, puedo inventarme la manera de hacerlo». En Revisionist History, que lleva ya tres temporadas, Gladwell repasa historias que en su día o ahora mismo están siendo malinterpretadas. Hay todo tipo de temas: la historia de Wilt Chamberlain, un jugador de baloncesto que era malísimo en los tiros libres a la manera tradicional pero muy bueno tirándolos a cuchara, Leonard Cohen matándose a currar para llegar a la última versión de su Aleluya, las universidades americanas y su financiación, la historia detrás de esta famosa foto y muchas historias más. El mérito de Gladwell no es o no está solo en qué historias decide contar sino en cómo las cuenta. Cuando crees que sabes por dónde va, cuando estás convencido del giro qué va a tomar, de qué es lo que quiere que saques como conclusión, la historia cambia y te quedas pensando...¡vaya! 

La tercera temporada, la he escuchado este verano, y gira en torno a cómo nuestra memoria nos engaña, a como los recuerdos nos hacen trampa. Es muy interesante aunque es más floja que las dos anteriores.   

- In the dark. En una palabra, espectacular. Un trabajo de investigación, periodismo, recopilación y saber contar que te deja con la boca abierta. La periodista Madeleine Baran es la voz que narra el podcast y es un placer escucharla aunque lo que cuenta sea escalofriante. En la primera temporada, el crimen investigado es el secuestro de un chaval de once años, Jacob Wetterling, en 1989 en un pueblo perdido de Minessota, un caso que estuvo sin resolver durante veintisiete años.  La segunda temporada trata del caso de Curtis Flowers, un hombre negro, juzgado seis veces por el mismo crimen, el asesinato de cuatro personas en un almacén de muebles en un pueblo perdido de Missisipi hace veintidós años.  

Madeleine no cuenta solo los casos, qué ocurrió y cómo ocurrió, sino que se centra en cómo se llevó la investigación, qué se hizo mal, qué se ha hecho mal, qué implicaciones más allá de las meramente policiales tienen esos casos. Habla con todo el mundo: los padres del niño, los vecinos, los policías, expertos en diversos temas, jueces, abogados, la familia de Curtis. Remueve archivos, consulta vídeos, programas de radio de la época. Es  una investigación policial, como una película de detectives pero real. Y es terrible y apasionante a la vez. 

Confieso que con éste me he quedado aparcada en la puerta de casa esperando a terminar un capítulo de lo interesante que estaba. En su web, además, puedes ir viendo fotografías, vídeos y documentación complementaria. Es apasionante. 

-The Great God of Depression. En 1998 Alice Flaherty, una neuróloga licenciada en Harvard, perdió a sus dos mellizos estando embarazada de cuatro meses. Tras salir del hospital lo único que quería era volver a su vida, estar tranquila. Los días pasaron con la pena y el dolor hasta que, una mañana, se levantó y sintió que "su mundo se había dado la vuelta". Su cerebro había cortocircuitado y Alice empezó a sufrir un trastorno mental bipolar en el que los estados maniaco y depresivo se  sucedían con tanta rapidez que su cabeza no dejaba de pensar, de funcionar. Desarrolló un trastorno llamado hipergrafia que la obligaba a escribir continuamente, todo el rato, en cualquier superficie. Acarreaba cuadernos a cualquier parte pero  escribía en los muebles, las paredes, su propio cuerpo.  Alice se curó y se empeñó en estudiar las conexiones entre las enfermedades mentales y la creatividad. Años después, a su consulta llegó William Styron, autor de "Esa visible oscuridad", el primer libro considerado el diario de una depresión y que tras su publicación en 1990 se convirtió en la guía no solo para enfermos sino también para psiquiatras y psicólogos. 

El podcast, narrado por Pagan Kennedy, cuenta la historia de Alice y de Styron y para todos los que hemos pasado una depresión es reconfortante y, a la vez terrorífico. Escuchar a Styron contar su pánico a recaer, el terror a volver a estar enfermo, me hizo llorar mientras conducía. Styron recayó y estuvo tan mal que llegó a pensar que su mano estaba muerta y por eso no podía escribir, es en ese momento cuando conoció a Alice.  

-Caliphate, podcast del New York Times. La voz de este podcast es la de Rukmini Callimachi, reportera del periódico que durante más de un año se dedicó a seguir los pasos de un supuesto integrante de ISIS, candiense, que había sido reclutado por internet, había viajado a Siria  y vuelto a Canadá dónde tras contactar con ella es investigado por la policia canadiense. Además, Rukmini viaja a Siria, a Mosul cuando es recuperada por el ejército iraquí. Es una historia apasionante que explica desde el principio y con claridad el nacimiento, desarrollo y filosofía de ISIS. Aviso, en los dos últimos episodios que tratan de niñas de la etnia yazidi, raptadas, vendidas como esclavas y violadas por los guerreros de Isis, lloré a moco tendido. 

-Slow Burn. El caso de Monica Lewinsky es el que ando escuchando ahora. ¿Qué sabía del caso Lewinsky? Algo de sexo oral en la Casa Blanca, algo de una mancha en un vestido y algo de Bill Clinton diciendo que el sexo oral no es sexo. Poco más. Este podcast de Leon Neyfakh cuenta toda la historia del affair y de todas las circunstancias alrededor del asunto que incluyen el suicidio de un amigo de Clinton, el FBI deteniendo a Lewinsky en medio de un centro comercial en Washington, un caso de corrupción urbanística. Es interesante también como los periodistas que en su día cubrieron la historia ahora, veinte años después, se dan cuenta de que el enfoque quizá no fue el correcto y lo reconocen. 

Espero que alguno se anime a escucharlos y que, si lo hace, venga a contarme qué le han parecido. A mí me han salvado la vida este verano, haciendo que mis interminables trayectos conduciendo pasaran volando.  

Larga vida a los podcasts. A los buenos.