viernes, 1 de noviembre de 2013

ESTABAS Y ESTÁS.





Estabas en la entrada de casa, con traje y corbata, la mano en la puerta y gritando “Yo me voy” mientras esperabas a que saliéramos con las mochilas, los abrigos y todo lo del colegio.

Estabas en la mesa de la cocina de Madrid. Antes de la obra en el extremo de la mesa más cerca de la puerta,  conmigo a tu derecha. Después de la obra en la cabecera que queda con la pared amarilla a la espalda.

Estabas en la mesa de la cocina de Los Molinos, en la esquina del banco que queda debajo de la ventana que da al jardín.

Ya no me acuerdo dónde te sentabas en el sofá. No sé cual era tu sitio pero sé que tenías uno.  No me acuerdo. Recuerdo, sin embargo,  como te sentabas. Con las piernas cruzadas y el brazo en el respaldo. El cojín de esa zona siempre estaba más hundido.

Estabas en el coche, conduciendo, con el codo apoyado en la ventana y el brazo puesto en el respaldo del copiloto al ir marcha atrás. Igual que hago yo ahora.

Estabas de copiloto, mirando por la ventanilla. Tan tranquilo siempre, condujera quien condujera.

Dormías en el lado derecho de la cama. Yo duermo en el izquierdo.

Estabas en el jardín de Los Molinos paseando con los brazos a la espalda o las manos metidas en los bolsillos del pantalón o sujetando un cigarro hasta que dejaste de fumar.

Estabas sentado en tu silla con ruedas, en el despacho. Rodando entre la mesa y el mueble con el ordenador. Quitándote y poniéndote las gafas de ver de cerca.

Ahora estas al final de un camino de tierra que sale de una carretera asfaltada sin mucho tránsito. Una carretera que sólo se llena en agosto y en noviembre. Una carretera donde van padres en bicis, gente a caballo y gente corriendo. Cuando acaba el asfalto, a la izquierda, sale un camino y al final, hay una tapia blanca y una puerta pequeña enrejada que no es la principal. Sólo un día entramos por la principal. La puerta pequeña siempre está abierta, aunque sea de noche o madrugada. Lo sé.  

Me paro donde el camino termina. Aparco y me bajo del coche. Siempre me pongo nerviosa, tan nerviosa que siempre me equivoco de pasillo cuando me decido a entrar. 

A veces no entro. A veces sólo me quedo allí y  miro La Peñota, Montón de Trigo y Siete Picos. Es lo que ves tú desde que estás ahí.

Pronto iré a verte, tengo que hablar contigo, pero hoy no.

miércoles, 30 de octubre de 2013

MOLIDOCUMENTALES: EL "ITALIANISMO" EN LOS TÍOS.


Hace más de año y medio escribí sobre las bondades del norueguismo en los tíos. Creo que quedó claro que para mi el norueguismo o el componente norteño en un tío es un valor añadido. 

Por razones que no vienen a cuento, llevo unos días inmersa en el mundo del italianismo. Y lo siento, pero el italianismo para mi resta mucho atractivo a un hombre. Sé que es una opinión impopular, sé que los italianos tienen su público,  pero a mí no me van. 

¿Qué es el italianismo? Obviamente, si eres de Italia tendrás un alto grado de italianismo pero puedes ser de Sabadell o Cádiz y tener también tu componente de italianismo. Si eres del Norte es más chungo, esto es así porque lo digo yo y el concepto es mío. 

Los "italianos" son guapos. Son muy guapos y lo saben. Son muy muy conscientes de lo guapos que son y además se gustan. Se gustan muchísimo. 

Lo que no saben o no quieren saber,  mejor dicho, es que puede ser guapo y resultar completamente indiferente. Algo así como una bonita escultura por la que paseas la mirada pero que te deja frío. Los modelos de anuncios de perfumes son todos muy "italianos" y si salen en calzoncillos muchísimo más. De todos modos eso a ellos casi que les da igual, se saben guapos, se gustan y con eso tienen más que suficiente...por ahora. 

Los "italianos" son muy persistentes. No conciben que los demás no se den cuenta de su belleza y encanto personal y quieren sacar al resto del planeta de su ignorancia a base de persistencia. Son incansables, tienen recursos y son inmunes al rechazo. Incluso al rechazo más obvio: no me gustas y eres un pesado. Ese tipo de respuesta en un "italiano" provoca una respuesta del tipo: ja...eso lo dices porque estás loca por mi. 

Lo más increíble es que se lo creen. Los "italianos" son tíos con una fe a prueba de bombas. Fe en si mismos claro, en ti tienen mucha menos...

Los "italianos" hablan muchísimo, demasiado y muy deprisa. Y les encanta escucharse. Cuando hablas tú, te das cuenta de que están esperando a que termines para seguir metiendo baza. Son esos que van diciendo "si, si, si" a cada frase que dices tú, como  para darte impulso y que termines antes y ellos puedan seguir con su cháchara. 

Los "italianos" llevan barba de atrezzo. No es barba noruega en plan "no me ha dado tiempo a afeitarme porque quería estar contigo o estaba salvando el planeta o voy a ver como me queda". No. Los "italianos" llevan la barba tras un exhaustivo estudio de imagen y los pelos que les crecen en la cara lo hacen siguiendo un estricto patrón estilístico. Un "italiano" no se deja barba...se la cultiva. 

Un "italiano" siempre es consciente de su pelo. Siempre. 

Un "italiano" es friolero, pero curiosamente siempre van mal abrigados. Vamos a ver, en general los tíos siempre van mal abrigados exceptuando los infectados por el virus "Fargo" que en septiembre se calzan la cazadora de borrego, las botas y la gorra con orejeras y parecen Elmer el de Bugss Bunny. El resto de los tíos considera siempre que  "bah..no hace frío" y que los jerseys "pican". (Los noruegos no, los noruegos llevan cuello vuelto). A lo que iba, los italianos no creen que no haga frío, de hecho siempre tienen frío pero siempre van mal abrigados.  Vienen de serie con una incapacidad genética para elegir el abrigo, son los únicos tíos del planeta que llevan chaquetas de entretiempo...y las llevan en enero. Los más evolucionados las combinan con bufandas. 

Los "italianos" cocinan. Esto puede ser un punto a su favor, peeeero...son maniáticos. Si un día decides cocinar tú, te estarán vigilando para ver si lo estás haciendo bien, para ver si lo haces como él y si consigues evitar el espionaje y que se lo coma directamente...siempre dirá "esta bueno pero si le hubieras echado/puesto/hecho estaría mejor". 

Un "italiano" puede convertirse en un macarra gritón en cero coma segundos. 

Un "italiano" sabe siempre que zapatos lleva y tiene más de un par de sandalias.  

Los "italianos" cantan. Canciones de amor. Y sufren o hacen que sufren. 

Un "italiano" nunca está relajado. Siempre está alerta. Para lo que sea, alerta para mirarse en un espejo, alerta para colocarse la bufanda que le abriga insuficientemente, alerta para decirte un piropo que no quieres y no te crees, alerta para saber si juega su equipo de fútbol, alerta para ver si tiene el pelo perfecto y la barba en su sitio...

A mi los "italianos" me tensan.  

Dedico este post al hombre  más guapo que he conocido en toda mi vida, el más elegante y el único que podía permitirse llevar coleta sin parecer Falete y el pelo suelo sin parecer Michael Bolton...un  italiano, de Turin para ser más exactos. 




martes, 29 de octubre de 2013

AMOR EXHIBICIONISTA


Internet es un sitio fabuloso para exhibirse. 
Estar enamorado hace que creas que todo es posible. 

Internet hace posible que todo el planeta pueda ver cualquier cosa que hagas, digas o escribas. 
Cuando estás enamorado te da igual que todo el mundo lo sepa. No, no es que te de igual, es que quieres que todo el mundo lo sepa.  

Por distintos caminos han llegado dos vídeos de gente enamorada haciendo cosas increíbles a mi pantalla. Se lo que estáis pensando...sois como el niño de la Princesa Prometida (una gran peli de amor verdadero), "Besos nooo". Pues si. 


Video nº 1. Un él y una ella. 
Los dos guapos, jóvenes y en el planeta del amor. Él además tiene mogollón de tiempo libre, una creatividad alucinante, cantidad de recursos de producción, baila, canta, tiene poder de convocatoria y el pecho depilado.  Se curra un vídeo alucinante ( pero largo..tomaos vuestro tiempo) para declararse a ella, que es guapísima, estilosa, lleva un vestido de infarto y se limpia las lágrimas con mucho cuidado con la servilleta hasta que ya no puede más y llora de verdad congestionándose y con mocos.

El vídeo es casi como una peli y no ha dejado nada al azar. Cualquier cosa que a ella se le hubiera podido ocurrir, él la ha pensado antes. Todo es perfecto...supongo.





Video nº 2. Dos ellas. 
Seguro que las dos tienen más de cuarenta.Un montón de amigos, un autobús, una canción especial y muchos carteles escritos a mano. Una ella encima del autobús manejando los carteles y otra ella en la ventana leyendo los carteles y flipando en colores.

No sé si alguna lleva el pecho depilado, que conste.



El vídeo lo ha grabado un colega y no es un prodigio de filmación pero transmite lo que tiene que transmitir.


Me creo más el segundo vídeo. No sé si es la edad de las protagonistas, no sé si es que ellas ya están juntas, no se si es mi edad. En cualquier caso, me alucinan estas cosas. Me alucina lo que el estar enamorado provoca en nosotros. Me alucina pensar que yo sería capaz de hacer algo así, aunque me veo más subida a un autobús sujetando carteles que organizando un flashmob.

¿No te gustaría que te hicieran algo así?.- me han preguntado hoy. 

No. Preferiría algo más sencillo. Voy a pensarlo. 






viernes, 25 de octubre de 2013

UNA DOCENA DE RAZONES PARA LEER A ANTONIO MUÑOZ MOLINA


Hoy le entregan el Premio Príncipe de Asturias de las Letras a Antonio Muñoz Molina. 

Un premio literario y más uno tan mediático como el Príncipe de Asturias provoca una oleada de noticias, reportajes y sesudos análisis sobre el autor agraciado.  Expertos, amigos, editores, colegas, portales especializados, periódicos y demás...se lanzan a escribir las loas sobre ese autor. Su editorial prepara las máquinas para echar a la calle nuevas ediciones de sus obras y las librerías cambian los escaparates para poder colocar toda la obra de ese autor a la vista del posible cliente. 

En muchas ocasiones esta saturación mediática  puede ser contraproducente, la gente se cansa y decide pasar de ese autor...y en el caso de Muñoz Molina eso sería una pena. Intentado salir de las loas indiscriminadas y los sesudos análisis literarios voy a  dar una docena de razones convincentes para conocer y leer a Antonio Muñoz Molina.

1.- Es español. 
Ser español no es un mérito en sí mismo, vamos que tiene el mismo mérito ser español que camboyano, pero desde 1998 no se le concede el Premio Príncipe de Asturias de las Letras a un autor de nuestro país.  15 años sin que un autor español consiga este premio tan reconocido  y con tanta proyección son muchos años y hay que leer a Muñoz Molina para comprender porqué de entre todos los autores españoles que pueden merecerlo ha sido él el elegido para terminar con la tendencia de 15 sin un premio a un español. 

2.-Su web. 
Antonio Muñoz Molina  tiene una web estupenda. Una web currada, sencilla, cómoda, amigable y en la que recoge toda la información que un lector  pueda querer conocer sobre su vida y su obra. Hay un completo perfil biográfico, más bien autobiográfico escrito por el propio autor para satisfacer la curiosidad que siempre levanta la vida de un escritor, hay fotos de toda su vida, están recopilados todos sus libros publicados, noticias, premios, traducciones disponibles y hasta dispone de una sección donde publica escritos de sus lectores. 

Muñoz Molina además, utiliza twitter. Y lo hace muy bien.  Su perfil de twitter es igual de sencillo que su web, con poco dice  todo lo que hace falta decir y saber, tal cual.  No es pesado, no pontifica  ni se dedica al autobombo. El título de su entrada del día y el enlace. No hace falta más.  

La web incluye además un maravilloso blog al que es necesario dedicar en exclusiva uno de los puntos de la docena. 

Como ya he dicho antes lo mejor de su  web es su blog. Es un blog cuidado, que escribe diariamente y que es un lujo para los lectores. Escribe con la extensión justa y necesaria para empezar y acabar, para transmitir lo que quiere. Escribe sin grandes artificios, da la sensación de que al final del día te has sentado con él y te está contando qué es lo que más le ha llamado la atención en la jornada. Puede ser una reflexión provocada por una noticia, por un paseo en bici, por una rutina escritora, por una exposición, por una canción, por una lectura, un pensamiento vital.  Tiene un registro cercano, amable. 

“Escrito en un instante” es un blog personal maravillosamente escrito y un lujo para los lectores. 

“Escribo sobre lo que me gusta y sobre lo que encargan, escribo sobre lo que veo, escribo sobre lo que me cuentan, escribo sobre lo que me entusiasma y sobre lo que me escandaliza. Escribo sobre lo que me da la gana”  (De su anotación Memorial Day) 

4.- Vive en Nueva York la mitad del año. 
 ¿Por qué el hecho de que viva en Nueva York es un motivo para leerle? Pues por lo bien qué cuenta como es Nueva York, por cómo describe en sus artículos la vida en la ciudad, como es vivir allí, no ir de visitante o de turismo sino vivir en la ciudad pero sin perder nunca el asombro por esa ciudad y el recuerdo de cuándo llegó por primera vez allí. Muñoz Molina cuenta todo sobre Nueva York: cómo florece Central Park en primavera, cómo son las noches de invierno, el tráfico, los taxis, montar en bicicleta, los conciertos a los que asiste, las exposiciones que visita, la relación con sus alumnos, las visitas de amigos que van a visitarles, los sonidos de la ciudad y también cómo se ve España desde la distancia, con esa perspectiva que sólo dan los kilómetros de por medio.

No todos podemos vivir en Nueva York seis meses al año pero leer a Antonio Muñoz Molina es estar un poquito allí por como lo cuenta. Escribe sobre la ciudad no contándote lo que ve, sino haciéndote sentir lo que ve. No es un reportero, es un escritor.   

5.- Vive con una escritora, Elivra Lindo. 
Vivir con alguien que escribe puede ser un infierno. Escribir es una actividad sin horarios y que no termina nunca. Escribir invade. Muñoz Molina  y Elvira Lindo comparten profesión, y parecen llevarlo muy bien. De hecho tal y como lo cuenta parece el plan perfecto, eso sí...nunca escriben en la misma habitación.  Dos escritores juntos puede ser una lucha de egos pero también tiene el beneficio de que el otro comprenda tus bloqueos, tus horarios extraños, tus ataques de creatividad y tu sequía. Tienes a tu primer lector al lado y sobre todo puedes compartir las horas de trabajo y las horas de ocio.  

Si escribes y vives con alguien que escribe seguro que jamás tienes que escuchar la pregunta “¿Pero no puedes dejar de escribir un rato?”

6.- Monta en bici. 
Monta en bici que no es lo mismo que “es ciclista”. Muñoz Molina monta en bici para moverse por Nueva York y por Madrid, pasea en bici. Los escritores siempre parecen gente rara. Tendemos a imaginarlos todo el día sentados, concentrados en sus escritos, leyendo y sin moverse mucho...y Antonio Muñoz Molina resulta que se mueve en bici. No es un maniático del deporte, ni de la bici...no es como Murakami que se puso a correr y se le fue de las manos hasta hacerse un ultramarathon de 100 km. Con Muñoz Molina  no hay peligro de esos extremismos, monta en bici como podríamos hacerlo cualquiera.  

7.- Descubrir nuevas lecturas.  
Comparte muchas cosas de las que experimenta y lo hace muy bien. Compartir la crítica o las cosas que no gustan, un mal comentario convence casi inmediatamente pero transmitir el entusiasmo por algo, conseguir que el lector sienta la necesidad de correr a experimentar lo que se está recomendando es complicadísimo y él lo consigue. 

Sus comentarios sobre libros (también sobre exposiciones o películas) provocan la necesidad casi inmediata de correr a buscar ese libro del que habla, de descubrir a ese autor nuevo o de releer ese clásico a la luz de esas apreciaciones que Muñoz Molina ha compartido con él.  

8.- Descubrir música. 
Si es complicado transmitir el entusiasmo por algo, transmitir la música escribiendo es algo prácticamente imposible y sin embargo Antonio Muñoz Molina lo consigue. Es un gran melómano, un amante de la música casi de cualquier tipo y  un enamorado de la música clásica y del jazz en particular. En muchos de sus escritos la música es fundamental y tiene algunos fragmentos en los que no solo consigue que el lector casi oiga la música, además consigue que se sienta como si la estuviera escuchando.  

“Escuchada tan cerca, sin amplificación, en esta sala forrada de paneles de madera, la música suena con una claridad, con una transparencia suprema: la mano derecha y la mano izquierda en el piano, sus cuerdas vibrando bajo los golpes de los martillos, la pulsación del contrabajo, el aire resonando en la concavidad de la caja, los golpes graves del pedal en el bombo de la batería, las escobillas deslizándose sobre la piel tensada de los tambores pequeños, provocando ondulaciones metálicas en los platillos, como si un puñado de arena fuese cayendo poco a poco sobre ellos y se pudiera distinguir el choque exacto de cada uno de los granos.”

9.- También descubre y describe el arte (la pintura) de una forma magistral. 
En sus artículos  te hace ver y entrar en algunos cuadros. Sus descripciones de cuadros, fotografías y dibujos te transporta al interior de esos cuadros. 

Da igual que hable de un maestro de la antigüedad como Caravaggio del que es un gran admirador: 

Allí estaba el cuadro, La resurrección de Lázaro, mucho más alto de lo que yo había imaginado, con una crudeza y una presencia que no sugieren ni de lejos las reproducciones, con esos negros de Caravaggio en los que la mirada va encontrando poco a poco tantas veladuras como en los campos de color de Mark Rothko. Sólo estando delante de él se recibe el impacto de sus dimensiones, el desequilibrio audaz entre la parte inferior que ocupan las figuras y todo el espacio en negro que queda por encima de ellas. Recién sacado de la tumba después de varios días en ella Lázaro no es el emblema esperanzado de la resurrección sino un cadáver de una rigidez y una palidez pavorosas, un despojo que en ese instante de recobrar la vida no puede ser más que la inminencia de un monstruo. El roce de la mano de Cristo parece que lo sacude con una corriente eléctrica más propia del laboratorio del doctor Frankenstein que de una escena evangélica.” 

O hablando de Rothko y como son sus cuadros, aparentemente sencillos pero en los que se adentra como espectador y comparándolos con Hopper. 

10.- Une ciencia y letras.
Por si fuera poco todo lo anterior, es un escritor, un 'hombre de letras' que sabe y aprecia la ciencia. Muñoz Molina se acerca a la ciencia con respeto y curiosidad y a veces casi con un poco de algo que podríamos llamar “precaución”. Cuando después escribe sobre ella o da conferencias consigue que la gente de letras sienta curiosidad y ve la ciencia más accesible. Pero  no sólo eso, sino que escribe y habla de ella con gran profundidad despertando el respeto y admiración en muchos científicos y eso tiene mucho más  mérito.  

11.- Sus libros. 
Mi consejo para acercarse a Antonio Muñoz Molina y su escritura, es empezar por su blog y sus artículos. Cogerle el gusto, el gusanillo y después lanzarse a sus novelas donde ya aviso es bastante más denso.Confieso que yo no soy muy fan de sus novelas, pero sí muy muy fan de uno de sus libros: Ventanas de Manhattan, un libro maravilloso sobre Nueva York. Si se le coge el gusto, es un escritor muy prolífico con novelas muy famosas con las que disfrutar: El invierno en Lisboa, Plenilunio, El jinete polaco, Sefarad...etc.  

12.- Es un hombre normal. 
Muy normal. No es la alegría de la huerta ni un tío con un atractivo físico espectacular pero tiene pinta de ser un gran conversador, no en el sentido de ser el centro de la conversación. Parece alguien ( y lo parece por como escribe) con una gran curiosidad por todo lo que le rodea, alguien con interés en escuchar y hablar, alguien con capacidad de interesarse por lo que le cuentan y por establecer conexiones.  Alguien que te escucha con atención al hablar, y que no habla por hablar... Alguien con el que apetece salir a cenar y charlar.  Esto lo aprecia uno en su autobiografía (o autorretrato) que también aparece en su página web.

Hay que acercarse a Muñoz Molina porque es un tio normal y corriente, que empezó escribiendo porque tenía que escribir, porque sentía que tenía que escribir. Ha dedicado su vida a la escritura y ha conseguido vivir de ello.Habrá sido director del Instituto Cervantes en Nueva York, es Académico de la Real Academia de la Lengua desde 1996, ahora Premio Príncipe de Asturias de las Letras..pero continúa siendo un tío normal y corriente que comparte su escritura diariamente con sus lectores. 

Hay que leer a Antonio Muñoz Molina  porque es un lujo al alcance de todos. 

Hay que leer a Antonio Muñoz Molina para emocionarte cada día. 


Republicación de Unadocenade