
Decidí que era mejor no hablar y simplemente sentarme a vigilarle. Me acomodé en mi butaca para dejar el sofá para sus efusiones deportivas y cogí la inyección de adrenalina de M. porque veía que le iba a dar un colapso en cualquier momento. Me imaginé en plan Travolta en Pulp Fiction y se me escapaba la risa...pero un seco “ Moli, esto es serio”, me cortó el rollo y me puse a leer.
Al final el Atleti ganó y yo saqué 3 ideas:
Primero, Forlán está tremendo. Hace bien quitándose la camiseta.
Segundo, Sara Carbonero estará muy buena pero no dice más que chorradas, la parte buena es que no se da cuenta nadie porque nadie escucha lo que dice: “ lo ideal no era llegar a la prórroga” soltó por esos morritos que tiene. Debí ser la única que se dio cuenta, pero claro yo soy inmune a lo buena que está y a sus morritos.
Tercero, tengo mogollón de anécdotas futboleras en mi vida, asi que pensé..ala..para el post de mañana.
Antes de nada, no me gusta el fútbol, me parece un coñazo y no soy capaz de mantener mi atención más de dos minutos. Enseguida empiezo a fijarme en cosas superfluas como los anuncios de los laterales, lo que dicen los comentaristas, el jugador que está en la banda calentando, si alguno lleva guantes, chorradas. Que conste que sé muchas cosas, sé lo que es fuera de juego, conozco en persona a Quique Sánchez Flores, a José Ángel de la Casa, a Iñaki Cano, a Maceda ( con él se ganaba en un juego de cartas de hace 1000 años) y sé lo que es un líbero, aunque creo que eso ya no existe.
Mi relación con el fútbol, empezó como casi todo, en Los Molinos. Ya conté que allí se organizan unos campeonatos veraniegos con la sana intención de promover la deportividad entre los jovenzuelos que pasan allí el verano. Los jovenzuelos utilizan los campeonatos para ligar...vamos lo típico.
Cómo nunca he tenido intereses deportivos (miento, ahora estoy enganchada a la natación) y mis posibilidades de ligar eran nulas (eso sigue igual), yo odiaba los putos campeonatos. Llegaba julio y alguien decía “ Hay que hacer el equipo de fútbol para el campeonato ¿ qué os parece llamaros "las Lobas Verdes?”. Yo me quedaba en una esquina valorando fingir un esguince, un viaje relámpago a Kuala Lumpur o rezando para que un monzón despistado llegara a la Sierra del Guadarrama y acabara con cualquier posibilidad de actividad al aire libre.
Obviamente al final no había más remedio que participar. Las opciones eran jugar, integrarte aunque fuera siendo el paquete del equipo o caer en el ostracismo social, opción que con 12 años parece peor que la lapidación.
Me resignaba a la humillación pública de hacer el ridículo jugando delante de gente desconocida, pero lo peor era que se lo tomaban en serio y había que entrenar y todo. Uno de los chicos decidía ser el entrenador y nos ponía a jugar dando órdenes que para mí resultaban completamente absurdas:
Moli..centra.
Moli no des punterazo. Hay que pegarle con el empeine.
Moliii despeja….
A la hora del partido, lo peor es que yo era perfectamente consciente del ridículo que estaba haciendo, lo que elevaba mi nivel de humillación a cotas que nunca más he alcanzado...debe ser porque jugaba sobria, ahora que lo pienso.
Poco después nos crecieron pechos y las hormonas de nuestros amigos empezaron a fijarse en nosotros sin necesidad de tener que ponerse pantalones cortos y zapatillas deportivas. En mi no se fijaban pero por lo menos no hacía el ridículo. Eso ya lo he contado también.
Otra gran anécdota futbolera, la conté en un post que tuve que quitar por petición del interesado. Mi pobrehermano G, cuando tenía 8 ó 9 años se apuntó al equipo de fútbol de su clase, eran “los alegres” y jugaban contra “los moderados”. Jajajajaja..Me río sólo de acordarme. Mi padre le llevó para animar y volvieron desencajados. G. porque habían perdido 28- 2 y mi padre muerto de la risa de lo malos que eran. Es la típica historia que cuando se recuerda en familia provoca el descojone generalizado de todos..menos de pobrehermano claro. La verdad es que creo que nunca más ha vuelto a jugar al fútbol.
A pesar de que el fútbol me aburre soberanamente, he sido gran seguidora de partidos debido al amor. Mi ex, era y es un gran jugador de fútbol. Cuando jugaba en el equipo de la escuela de Montes, yo por supuesto como buena novia pringada y entregada iba allí a ver el partido. Lo mejor que vi en esos enfrentamientos deportivos que se celebraban en un patatal, lo protagonizó sin embargo, mi ingeniero.
¿He comentado que mi ex y mi ingeniero son compañeros de carrera y se han tirado 4 años currando juntos? Eso es otra historia…
Bueno, el caso es que yo iba a ver a mi ex, y allí estaba el ingeniero, flaco y con los calcetines como Gordillo jugando al fútbol, el equipo se llamaba “Tanto monta”, creo recordar.
En uno de esos partidos, el ingeniero estaba en el banquillo cuando al ponerse de pié le llegó el balón, entró corriendo en el campo, se dirigió a la portería y marcó un gol. Cuando todos se abrazaron enfervorecidos dijo: salid alguno rápidamente que yo he entrado de extranjis y estamos uno más. Digamos que el arbitraje no era muy profesional.
Su otra anécdota legendaria ocurrió cuando en un enfrentamiento con un jugador del equipo contrario que le afeaba su conducta al darle una patada (el ingeniero era muy marrullero): y tú de qué vas???...el ingeniero se le acercó…e hizo lo que el otro menos esperaba…¡¡le plantó un pico en todos los morros!!...jajajajaja..Todavía se recuerda en los grandes momentos etílicos con la pandilla de montes.
También tengo anécdotas en estadios. La primera vez que fui al fútbol, fue con mi padre a un partido de Copa de Europa, llevábamos bocadillos y era de noche. Debía tener 10 años o así, no tengo ni idea de cómo mi padre se dejó convencer para llevarnos a mi hermano B. y a mí, supongo que molimadre le diría algo así como: ¿Al fútbol otra vez??? Pues te llevas a los niños.
No recuerdo nada más que un tal San José marcó un gol en propia puerta...era rubio y llevaba barba, creo que se parecía a Pablo Abraira...( Dios mío, que referentes tengo). A mí la verdad es que me dio pena porque la gente le abucheó, no sé si al final el Madrid ganó o no.
La última vez fui al fútbol fue al Calderón con el ingeniero. Fuimos a un palco invitados por unos comerciales de maquinaria industrial, todo glamour.
“Moli, habrá comida y bebida” me dijo para convencerme.
Estupendo.
De la bebida doy fe que hubo, de la comida creo que panchitos.
Salimos a 4 patas pero aprendí mogollón de retroexcavadoras.