viernes, 23 de abril de 2010

EL LIBRO Y YO



"Cada libro es una excitante invitación y también un principio anticipado de remordimiento, una promesa de sensaciones, palabras, sabores y mundos, y una advertencia de que no se pueden leer todos los libros que uno quisiera".
Antonio Muñoz Molina


Me encanta leer. Todo el que me conoce lo sabe, bueno..Y el que no me conoce también porque doy mucho la brasa con eso y además ya lo he contado.

Molimadre dice que desde que tenía dos años cogía las revistas y pasaba las páginas una y otra vez, una y otra vez, como si supiera que ponía. Cogía todo lo que había por casa con páginas, lo que fuera. Sin embargo el primer recuerdo que tengo de un libro libro, fue el que me regaló mi madre cuando cumplí 7 años: “Celia lo que dice”. Me dijo: este libro me lo regaló la abuela cuando cumplí 7 años y ahora es para ti”. Lo devoré y luego toda la colección. Ahora cuando abro los ojos en mi cama y miro la estantería que cubre toda la pared de la habitación, veo los lomos azules de la colección de Celia, rodeados de todos mis otros libros y pienso: ahí empezó todo.


Siempre llevo un libro a cuestas, por eso no me gustan los bolsos pequeños, porque no me caben. Si estoy en casa acarreo el libro de una habitación a otra, me levanto y me llevo el libro a la cocina por si suena la flauta y puedo desayunar sola y tomarme el café mientras paso las páginas, lo llevo al salón mientras las princezaz juegan, lo llevo a la cocina por si mientras lo que sea que está cocinando hace chup chup puedo avanzar alguna página más. Cuando salgo de casa, lo meto en el bolso o en el bolsillo del abrigo.

Leo mientras espero a que venga la profesora de C. a echarme la charla, leo mientras espero a mis compañeros de coche en la gasolinera, leo si tengo un rato tranquilo en el curro, leo en mi butaca de leer cuando todo está tranquilo, leo en el jardín, sentada, tumbada, de pié en el metro, en el tren, leo en el banco de Sos donde siempre sopla un viento infernal, leo mientras despega y aterriza el avión.

Leo cuando tengo miedo, cuando algo me preocupa, cuando estoy triste, cuando estoy relajada, cuando estoy hasta los cojones de todo, cuando estoy harta. Leo cuando algo me da pánico.

Leo si me duele algo, si tengo hambre, si tengo sueño. Leo si estoy enfadada con el mundo, leo si estoy súper triste.

Leo siempre antes de dormir, aunque sean 2 páginas, aunque me haya bebido el Nilo, me deuelan los pies de bailar y esté afónica de cantar.

Me encanta despertarme por la mañana, estirar el brazo, coger el libro y leer hasta volver a dormirme o hasta que no me queda más remedio que levantarme.

Siempre sé que voy a leer cuando acabe lo que tengo entre manos, si no tengo algo preparado me pongo nerviosa…y nerviosa soy un puto coñazo, más puto coñazo que normalmente quiero decir.

Si viajo, siempre llevo el libro que esté leyendo y otros dos más..Aunque sea un fin de semana. Nunca se sabe si me voy a quedar incomunicada, si el plan será tan horrible que tendré que fingir enfermedad que me obligue a guardar cama o si podré estar tan tranquila y disfrutar de horas de lectura.

Escribo sobre lo que leo. No lo hago desde siempre. Empecé hace unos 10 años o así, en un cuaderno cochambroso donde escribía cosas horribles que no me pegan nada y que se mezclaban con lo que era el germen de lo que ahora son ahora mis críticas destructivas y mis recomendaciones. En el 2006 empecé a hacerlo más sistemático, me compré un cuaderno chulísimo y me puse más en serio. Escribo lo que me han parecido y las frases que me han dicho algo, que me han producido un escalofrío o una sensación.

Estoy pensando que debería recomendar alguno de esos libros, libros que leí antes de empezar esta tontería del blog. Me mola recomendarlos y acertar.

Recorto reseñas y las guardo hasta que leo el libro. Recorto artículos sobre librerías y sobre leer, los guardo en mi cuaderno. Ayer estuve repasando unos cuantos.

Me encantaría llegar a casa, dejar el coche. Subir andando hasta El Retiro, cruzarlo andando despacio y llegar a la Cuesta Moyano. Repasar todos los puestos con mi lista de libros por si encuentro alguno y dispuesta a que salte la sorpresa y comprar cualquier otro. Luego, subiría andando bordeando el Jardín Botánico hasta Cibeles, para pasear por la Feria del Libro Antiguo de Primavera, me encantan esos puestos. Puedes pasear arriba y abajo, hay gente pero no demasiada y siempre siempre encuentro algo que “me llama”. Estoy pensando que tendría que llevar una mochila para cargar con todo. Después y cuando se hubiera hecho de noche, subiría por Gran Vía hasta la Casa del Libro, sé que en la calle habrá actuaciones y me gusta pasear de noche, mola escuchar música en directo por la calle.


Volvería a casa con un montón de libros. Siempre la misma rutina. Amontonarlos y con mi pluma, escribir mi nombre, la fecha y dónde lo he comprado o quien me lo ha regalado y colocarlo en la estantería de “pendientes de leer”, a esperar su turno, a esperar que al pasar por allí me diga “es mi turno, es mi turno”.

La putada es que hoy no podrá ser. Me tengo que ir de viaje.

jueves, 22 de abril de 2010

7 TROPIEZOS EN UN DÍA.

Tropiezo 1.
Elijo una de mis camisas favoritas para venir a currar, con mucho escote que desvíe la mirada de mis increíbles ojeras y la aún más increíble marca de gafas de piscina que aún me dura (tengo que resolver esto). Me visto, y mientras estoy lavándome los dientes tengo uno de mis fabulosos procesos mentales: cabeza de caballo, Bonnie, Candy Candy..¡¡ Dios mío!!..¡Anthony también se mató al caerse de un caballo! ¿Qué tipo de persona soy que se me ocurren estas cosas? Me entra la risa y me babeo completamente la camisa. Valoro si pasar e ir con los lamparones o cambiarme. Opto por cambiarme y cojo cualquier otra camisa, “total, da igual, soy transparente”.

Tropiezo 2.
Mi compañero de coche y yo no tenemos nada en común. Es encantador pero tengo el mismo nivel de comunicación con él que con un lémur. Nada de lo que me cuenta me provoca el más mínimo estímulo y si yo le dijera algo creo que el efecto sería el mismo en él. Lo llevamos bien, no hay porque hablar en dos horas al día que compartimos coche. Pero ayer estaba dicharachero y decidió contarme las virtudes de una cosa de plástico con un imán que lleva en la muñeca y que según él le hacen la vida más fácil, duerme mejor, no le duele nada, liga más, le cunde más el dinero, equilibra su interior y blablablablabla. Podría lanzarme a una perorata hostil en plan: ¿pero de verdad te crees que una mierda de plástico tiene poderes mágicos? pero opto por el silencio sepulcral y valorar si soy una inconsciente por dejar mi vida en manos de un lémur con un amuleto.


Tropiezo 3.
Me voy a la piscina.
Me cruzo con un él por el pasillo. No le conozco mucho, casi nada.

- Hola moli,
- Hola
- ¿cómo estás?
- Err..bien. ¿Por qué?
- Como no viniste el otro día
- Ah sí, bueno..no me encontraba bien.
- ¿Estabas malita?

¿Malita? ¿Malita? ¿Cuántos años tienes tú? Y ¿Cuantos tengo yo? ¿Quien con más de 8 años dice malita? ¿Malita???...

- Sí, bueno...ya estoy bien.
- ¿Te vas?

Que observador. Cazadora, bolso y bolsa de piscina…obvio.

- Sí, me voy a nadar.
- Ah, yo voy a las 7 y cuarto de la mañana.
- Pues estupendo, yo a esas horas estoy durmiendo.
- Es que no puedo ir a otra hora.

- Ya bueno, yo aprovecho ahora a mediodía…( DANGER, DANGER..DEMASIADA INFORMACIÓN)
- ¿Ah sí? ¿aquí cerca?
- Si, aquí al lado. A 3 minutos en coche ( PELIGRO, PELIGRO)
- ¿Y vas todos los días? ¿Tú sola?
- 4 días en semana más o menos…si, voy sola. Ya sabes, 37 años y coche propio...es lo que tiene, que da independencia.
- Ah,pues mira, me voy a apuntar contigo.
- Er…esto…bueno…ya hablaremos.

Salgo despavorida. Lo que me faltaba, ir a nadar con alguien, si por algo me gusta la piscina es porque es una actividad para hacer sola, no quiero ir con nadie, y menos con un tío que dice “malita”.

Tropiezo 4.
Llego a Madrid. Aparco. Alguien en el coche de delante me hace aspavientos. ¿Quién es? Ah coño, el ingeniero. Me bajo del coche.

- Moli..¿Has ido ASÍ a trabajar?
Fabuloso. Normalmente soy transparente y para un día que me ve, considera que voy hecha un adefesio.


Tropiezo 5.
Camino por la calle pensando en que joder, esa camisa me está bien, los zapatos van con el bolso..¿En qué coño estará pensando el ingeniero? Me miro en un escaparate para corroborar mi impresión estilística…y casi me da un síncope.

- ¡¡DIOS MIO! ME DOY UN AIRE A ENRIQUE BUMBURY!mierda, no me he peinado al salir de la piscina. Tengo el pelo pelocho y con las gafas de piloto me parezco a ese absurdo y le odio muchísimo.

Me descojono acordándome de esta escena de Pagafantas. ( a partir del minuto 3:33 es lo de Bumbury)







Tropiezo 6.
Tumbada en una camilla, mientras una adorable señorita me libra de mi vello corporal, estoy enfrascada en un estupendo libro del que ya hablaré en su momento. La adorable señorita me comenta algo y yo contesto…”er…Si, si..claro”.

AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH… ¿qué has hecho?
Inglés integrales..Lo que me has dicho.

Fabuloso. Me voy a casa pensando en la Nancy y notando un roce muy raro.


Tropiezo 7.
- Moli..me voy a comprar una blablablablabla..las niñas están ahí..con lo de la Madre Alberta..¿tú sabes quién es?
- Vale, ya me encargo.
- ¿Por qué andas raro?
- Nada, nada..luego te lo cuento..


Me siento con las princesas a hacer unas manualidades sobre La Madre Alberta y el espíritu del colegio que cumple 200 años.

- Niñas..¿quién era la madre Alberta?
- Una zeñora vieja. Hay una canción pero no me acuerdo.
- Mami, algo de enseñar niños y colegios..y eso.
- Vale, suficiente. Recortemos niños y dibujamos vuestro cole.
- Vale mami..pero ¿quieres que te cantemos lo que hemos aprendido hoy en el colegio?
- Claro.
- Cuando era pequeñita me caí a la pizcina..pero menoz mal que me agarré a las tetazzzzzzzzzzzzzzz de mi tíaaaaaaaaaaaaaaaaa.

Me congratula pensar que La Madre Alberta está peor que yo.

miércoles, 21 de abril de 2010

CÓMO CONOCÍ AL SEÑOR LOBO.

Cuando tenía 23 años y estaba agonizando con mi relación destructiva, para intentar minimizar mi idiotez, hacía como que me molaba un tío que estudiaba oposiciones para Inspector de Hacienda. Las preparaba con una amiga mía, en la Biblioteca Central de Madrid y allí que me iba yo una tarde a la semana a saludar y a hacer el gilipollas.


Esa historia no tiene mayor interés. La gracia viene en que todas esas tardes yo pasaba por delante de esta casa y pensaba..”me encantaría vivir en ese edificio”, “si alguna vez tengo pasta me gustaría vivir allí”. Me imaginaba viviendo en esa casa tan alucinante, sentada en ese ventanal leyendo compulsivamente.


Pasaron unos años, el aspirante a inspector de hacienda se diluyó y yo acabé viviendo en esa casa, exactamente en el 4º piso que en la foto sale con la ventana abierta. Me encantaba. Resultó que un amigo de mi familia de toda la vida tenía un piso ahí y como soy encantadora, supermona y me conoce desde que nací, nos lo alquiló cuando el ingeniero y yo nos casamos.


Era la casa más chula del planeta, molaba trillones encima estaba en un barrio cojonudo. Es un edificio antiguo, de 1924, del arquitecto Antonio Palacios. Era chulísima, con vigas vistas, grandes ventanas y una pasada de bonita, pero claro no podía durar eternamente. Empezamos a reproducirnos y no cabíamos y además al ingeniero le entró el instinto comprador. Yo le di largas, porque a mí, lo de comprar casa, la verdad es que me daba bastante igual, vamos, lo que más me daba era pánico. Le di largas todo lo que pude, incluso utilicé la famosa técnica disuasoria de: vale, vale..Encárgate.


Normalmente si utilizo esa táctica, todo se queda parado, pero no. Esa vez funcionó, y encontró casa. Y además cumplía los requisitos: centro de Madrid, cocina enorme, dormitorios grandes, mucha luz y completamente para tirar.

No pudo escurrir el bulto más y la compramos. Yo tenía pánico. Todo era un planazo: casa para tirar, embarazada de 7 meses, currando a 100 km de la obra, con un bebe de año y medio y primavera. No podía pedir más a mi vida.


A todo esto se sumaba que las mayores broncas entre mis padres las había visto yo durante una mega obra que hicieron en la casa de Los Molinos. Ya me veía yo discutiendo con el ingeniero por el color de los baldosines, con el obrero por el interruptor y conmigo misma por dónde ponía a dormir al nuevo bebé.


Estaba sumida en todo tipo de pensamientos horribles, que en cualquier acaso acababan conmigo viviendo debajo de un puente, cuando me llamó el ingeniero en éxtasis.

- Moli, he conocido al tío que nos va a hacer la obra. Es estupendo, te va a encantar. Empieza mañana.
- ¿Mañana?
- Da igual, ya verás que te va encantar.

El Sr. Lobo había entrado en nuestras vidas. El Sr. Lobo es un rumano inmeso, con unas manos gigantescas, unos grandes ojos azules, bastante calvo y canoso y con bigote. Es muy serio pero cuando se suelta puede ser muy divertido. A mi me recuerda a Eseautomatix, pero es más dulce.


- Moli..no prreocuparrte de nada. Tu solo elige cosas y yo me encarrgo de todo. Preocupate porrr el bebé.


Así que nada. Me vi inmersa en una carrera para elegir de todo: baldosines, pintura, interruptores, ventanas, armarios, grifos, zócalos, puertas, muebles de cocina. Dos semanas en los que habría matado al ingeniero, a molimadre, al Sr. Lobo y a todo el mundo, pero luego llego julio y el Sr. Lobo dijo: Moli..marrchate..elige pintura y ya no te preocupes.Yo me encargo.

Todo fue sobre ruedas. La obra salió perfecta. Los vecinos adoraron a la media docena de rumanos que estaban todo el día pululando por el edificio, el tocapelotas de mi portero se hizo inseparable del Sr. Lobo, el ingeniero estaba feliz, todo funcionaba y la obra se terminó a tiempo.
El Sr. Lobo es un tío genial. Resuelve problemas y por supuesto mejora mucho la relación de pareja.

Una vez que nos mudamos, al ingeniero se le activó el gen “voy a cuidar de mi cueva” y pretendía pasarse meses con la taladradora, los clavos, las escarpias, el metro, el nivel, el detector de metales, el destornillador eléctrico y toda clase de zarandajas pululando por la casa para, con suerte, colocar un toallero cada 15 días. Como todo el mundo sabe, eso hunde cualquier relación, así que antes de que pasara nada de eso, un día, a traición llamé al Sr. Lobo.

- Sr. Lobo, soy moli.
- Hola, hola..¿como va todo en casa nueva? ¿ todo correcto?
- Si, fenomenal..pero es que veras..tengo unas lámparas y unas cosillas para poner.
- Sin problemo. Ahora mismo voy para allá.


Llegó en media hora.

Se fue después de hora y media y dejó absolutamente todo colocado en su sitio, sin taladrarse un dedo, romper ningún azulejo, esparcir polvo por toda la casa y dejar un rastro de cables y herramientas. Ah y por supuesto, sin discutir sobre a qué altura quería yo las estanterías.

El ingeniero al llegar a casa, tuvo un momento de rebote en plan “¿quién ha tocado mi cueva”? pero luego le compré unos mueblecitos de Ikea para usar el destornillador eléctrico y ya se quedó contento.


Al Sr. Lobo le hemos llamado muchas veces más, para resolver todo tipo de problemas de esos que son un marrón. Siempre dice lo mismo.

- Ninguno problemo. Voy parra allá.

Lo único malo es que ha conseguido hacerse amigo de molimadre. Así que ahora si en la avioneta fuéramos mis hermanos, mi madre, el Sr. Lobo y yo, yo seguiría siendo la primera opción para soltar lastre, pero claro el Sr. Lobo resuelve problemas y yo solo los creo.

Si alguien no sabe quien es el Sr. Lobo, fue el que resolvió el problema de MAK.

martes, 20 de abril de 2010

DEMASIADO DEPRISA

Mi cabeza funciona muchísimo más deprisa que cualquier otra parte de mi cuerpo. Soy capaz de pensar un millón de cosas en dos segundos, hilarlas y sacar una conclusión totalmente estúpida, acertada, ingeniosa o imbécil. Soy capaz de llegar de un extremo a otro de un pensamiento siguiendo una línea completamente ilógica y llegar a algún punto de no retorno, para a los dos segundos rehacer ese pensamiento para llegar a otra conclusión opuesta a la anterior. Y así todo el puto día.



Lo siguiente que me funciona deprisa es la lengua. Y la conexión entre mis neuronas y mi lengua es acojonantemente efectiva, tan efectiva que tiene vida propia, así que muchísimas veces hablo antes de tiempo y la cago..o no.

Estas dos “virtudes” tienen cantidad de inconvenientes pero también tienen ventajas, sobre todo para mi curro. Me paso el día al teléfono, recibiendo llamadas con problemas y marrones para resolver. La mayor parte de las veces, veo el número en la pantalla y sé quién es y qué quiere, así que descuelgo con mi mejor voz de niña buena y transmito buen rollo y profesionalidad.

- Buenos días Sr. Pérez. ¿ Cómo está?
- Claro, ya sé porque me llama. Lo tengo solucionado, tiene que mandarme tal escribiendo pascual y yo se lo gestiono en 3 días.
- Si, no se preocupe, no se me olvida, aquí lo tengo todo. Adiós, que tenga un buen día.
El Sr. Perez cuelga feliz de la vida y yo me dedico al siguiente marrón.

Hay veces que sin embargo mi cabeza, mi capacidad para hilar chorradas, mi memoria prodigiosa y mi lengua me juegan malas pasadas.

- ¿ Eres moli?
- Si, soy yo. ¿ Con quién hablo?
- Mira, soy Pedro de la empresa tal. Es que me han dicho que hable contigo porque llevamos 3 meses esperando que nos paguen una factura de una cosa que hicimos y me dan largas y me han dicho que tengo que hablar contigo.
- ¿Una factura? ¿ 3 meses? ¿ de qué es? ¿ de qué empresa eres?
- Si, una factura, de una cosa de antes de navidad, un servicio.
- Vale, no te preocupes que ha debido haber algún error. Hoy mismo doy orden.
- Muchas gracias moli, un placer.

Al cabo de 10 días. Veo un número en la pantalla y no lo reconozco.

- Buenos días.
- ¿ Moli?
- Si, soy yo.
- Soy Pedro..no sé si te acuerdas de mi..
- Si, perfectamente..¿ NO ME DIGAS QUE NO TE HAN PAGADO LA FACTURA?
- Pues mira, es que no…y mi jefe me está presionando mogollón y claro, yo no quería darte la brasa pero….
- No te preocupes..ahora mismo voy a llamar y les voy a decir que como no lo paguen hoy mismo, mañana se van a encontrar con una cabeza de caballo en la cama.

Suelto esto tal cual.

Alguna conexión neuronal de mi cerebro ha decidido traer a primer plano la peli del padrino, a mi cerebro le ha parecido gracioso y a mi lengua perfectamente adecuado, así que lo ha soltado a bocajarro, pero ahora mi cerebro está reculando y pensando en dos milisegundos:


Dios mío, ¿ qué le he dicho? Debe estar flipando, ¿ y si no ha cogido la referencia? ¿ y si no ha visto El Padrino? ¿ Pensará que soy una loca? ¿ llamará a su jefe y dirá..demos esa factura por perdida la responsable está de atar? O peor…¿ y si le encantan los caballos? ¿ Y si es jugador de polo? ¿ y si tiene un trauma desde pequeño porque se cayó de un pony como Bonnie en “ Lo que el viento se llevó”? y ¿ si es alérgico a todo y sólo come carne de caballo? ¿ y si su padre es rejoneador?¿ y si de pequeño leyó "El corcel negro"? ¿ y si su peli favorita es “ este muerto está muy vivo” o “no me chilles que no te veo”? y ¿ qué tipo de berenjenal cerebral tengo que me junta a los corleone, con rett buttler, un libro ñoño y con Gene Wilder? Ay Dios mío..porqué no me estaré calladita...

-Jajajajajajajajajaja….joder Moli…..jajajajaja… Bueno, pues espero que me paguen. Hablamos.

Se ha reído. ¿Será por cortesía? ¿No sabía de que le hablaba? Claro, se ha reído porque a ver qué cojones iba a hacer.. Joder, qué cagada, si es que porque no pienso antes de hablar..

A los dos días suena otra vez el teléfono..ahora ya si se quien es.
- Hola Pedro.
- Hola moli.
- Oye mira, antes de lo de factura, que siento lo del otro día, que se me fue la pinza y debiste pensar que soy una desequilibrada porque claro lo mismo ni siquiera has visto El Padrino y estás flipando con lo de la cabeza de caballo y dudarás de mi capacidad profesional cuando suelto esas cosas a un desconocido por teléfono.
-
Pero ¡¡qué va!!...estuve todo el día descojonándome y además es mi película favorita. Me flipó que lo sacarás así, que se te ocurriera a capón…que capacidad para hilar...
- Errr.bueno..si..ya sabes (
si tu supieras) …estas cosas que se me ocurren..pero vamos que lo siento mucho.
- Nada, nada..además ha funcionado. Nos han pagado. La próxima vez que vaya por allí, nos tomamos algo y vemos si compartimos más aficiones cinéfilas…
- Er…vale.

Alucino.