miércoles, 27 de abril de 2011

COSAS QUE DA MIEDO DECIR Y COSAS QUE DA MIEDO OIR.

De 0 a 5 años.
Nada. Eres un prodigio de la evolución humana. Cualquier cosa que balbuceas deja a tu entorno boquiabierto. Los padres sonríen con orgullo paternal, las madres intentan disimular las lágrimas de emoción, los abuelos presumen en el parque. Todo es maravilloso. Cualquier chorrada merece una ronda de llamadas, un sms, una grabación en el móvil o una entrada en el blog: “Zutanito ya dice Mamá”. Todo es graciosísimo. “C. habla con la z y dice que me quiere muchízimo” y “minicuñado dice oco...cuando quiere decir rojo".
La capacidad de un niño para dejar estupefactos de emoción a sus padres diciendo cualquier chorrada es casi tan fabulosa como su completa impermeabilidad a lo que le digan sus padres. No hay miedo, no hay dolor...las cosas se preguntan e incluso cuando la respuesta no es la adecuada, no hay desaliento, frustración ni nada por el estilo. Se cree en la posibilidad de cambiar esa respuesta y se intenta n veces hasta que se consigue por rendición de los progenitores o se le olvida al niño. Ejemplo práctico:

- ¿puedo comer chuches?- No- ¿puedo comer chuches? ¿puedo comer chuches? ¿puedo comer chuches? ¿puedo comer chuches? ¿puedo comer chuches? ¿puedo comer chuches? ¿puedo comer chuches? ¿puedo comer chuches? ¿puedo comer chuches? Así hasta el infinito.- Siiiiiiiiiiiiiiiii...come chuches pero por dios déjame en paz.


De 5 a 15.
Da miedo decir:
- “Se ha roto X...pero ha sido sin querer”.

Da miedo oír:

- ¿Cómo que se ha roto X? ¿Se ha roto solo? Lo habrás roto tú….y ya supongo que ha sido sin querer, pero la cuestión es que no tienes cuidado de nada...mucho pedir, mucho pedir...pero luego no cuidáis las cosas y os creeis que todo nos lo dan gratis...y blablablablabla.

Da miedo decir:

- ¿Qué hay de cena? No me gusta eso.

Da miedo escuchar:

- De cena hay judías verdes y como me da igual que te gusten o no. Te las comes y punto.


De 15 a 20
Da miedo pedir permiso para lo que sea... ¿Puedo salir hasta la 1? ¿Puedo ir de acampada con mis amigos? ¿Puedo ir a dormir a casa de mis amigos? ¿Puedo? ¿Puedo??
Da miedo porque uno sabe cuál va a ser la respuesta casi siempre: No. Y ahora ya no tienes 5 años y has perdido el superpoder de conseguir convencer a tus padres a veces de extenuarlos repitiendo la misma pregunta un millón de veces. Es más..sabes que si insistes mucho la respuesta será algo como: " como vuelvas a pedir permiso no vas a nada nunca más.
El No suele venir con sutiles variaciones, todas ellas dolorosas: No porque yo lo digo. No y a mí me da igual lo que hagan tus amigos o es que si se tiran por la ventana tú te vas a tirar. No, porque no sé que se le ha perdido a una cría de 16 años a la 1 de la mañana fuera de casa…etc. Casi se me olvida el mejor.." No, y algún día entenderás porqué"

Puedes pasarte horas maquinando un razonamiento con tus amigos que a todos luces parece redondo y completamente a salvo de recibir una negativa y al decirlo en voz alta darte cuenta de que estabas terriblemente equivocado.

No, porque en esta casa hay unas normas y me da igual si te gustan o no...pero mientras vivas aquí, harás lo que yo diga”.

Es un sin vivir de maquinar subterfugios para hacer cosas y lidiar con las sucesivas negativas.

De 20 a 30.
Da miedo decir:

Te quiero”…se ha pasado la época esa en la que “me gustas” era suficiente y parece que es más adulto decir “Te quiero” y además si lo dices se supone que es en serio. Tiene muchísima trascendencia...no se dice alegremente como con los primeros ligues...no...esto es “en serio”…así que cuando se dice...se dice con miedo. Y por supuesto uno cree firmemente que es verdad y que lo será para siempre jamás de los jamases. No hay dudas sobre eso. Lo que uno no sabe es que la verdad de un instante, puede dejar de serlo en otro instante, lo que no la convierte en una mentira si no en una verdad con límite temporal.

Da miedo escuchar:

" Tenemos que hablar"..nunca es para nada bueno. Lo bueno suele venir precedido de " Tengo una sorpresa".

No te quiero”. Es el gran drama. La gran ruptura. El “nunca jamás voy a salir de este pozo de autocompasión tan chupi”. El creerse el ser más desgraciado del planeta con muchísima diferencia. El momento en el que te haces largos y más largos en la piscina de la pena suprema escuchando canciones moñas, viendo pelis de llorar e incluso si tienes muy poca vergüenza y algo de talento artístico...escribes cosas de desamor muy terribles. No te quieren y eso es sin duda lo peor que puedes oír…da igual que el que te lo diga sea un impresentable con patas y que fueras terriblemente desgraciado en su compañía...el “no te quiero” te deja en shock y pensando que no vales nada.


A partir de los 35.
Da miedo decir:

Ya no te quiero". Uno descubre que hay que ser mucho más valiente para decir “ya no te quiero” que para decir “te quiero”…y da un miedo que te cagas. Descubrir la temporalidad de una verdad acojona muchísimo.

Da miedo escuchar:

Estás despedido”…de repente...un vacío se abre ante ti y no das crédito. Vale, si...mi curro era una mierda, me quejaba mogollón, un millón de veces habré dicho “cualquier día lo dejo”…pero de repente el vértigo, el vacío y el darte cuenta de que coño...tienes casi 40...estás en una franja de edad chunga para encontrar curro…te produce un vacio en el estómago y un miedo atroz que no te deja respirar. Toda la vida que habías dado por supuesta y que pensabas que tenías resuelta…se derrumba ante tus ojos y te quedas bloqueado. Esto no me está pasando. Da mucho miedo.

…mm...si eres tío y rozas los 40 una cosa que da pánico oir es:

- ¿Es su primer tacto rectal? Póngase mirando a la pared.

martes, 26 de abril de 2011

NO SE PUEDE MOLAR MÁS QUE ENRIC




Nuestro primer post a 4 manos y sincronizado..¡chispas!

Moli: Cuando eres protoadolescente carpetera, te gustan los guapos que están de moda. En mi época Rob Lowe, Tom Cruise, a algunas Patrick Swayze… eso tipo de chulazos.

Be: Puede ser incluso peor, pueden gustarte los cara-de-niños, como Kirk Cameron, Morten Harket (el de A-Ha) o incluso Alejandro Sanz (y avergonzarte de ello toda tu vida).

Moli: Luego poco a poco, según tus hormonas se van alineando y consigues establecer algún tipo de control sobre tus gustos (esto es, dejas de estar mediatizado por lo que dicen los demás) te lanzas a los clásicos: Paul, James Dean, Marlon Brando para otras…

Be: Estableces los cimientos del fenotipo que te molará después: Cary Grant y Gregory Peck si te van los morenos, Paul Newman y Robert Redford si tiendes a los rubios.

Moli: Más o menos todos son lo mismo: son guapos. O Atractivos. O las dos cosas a la vez. Es decir, lo que importa es el físico. No vas más allá…esos tíos son guapos y punto. Como eres mema, ni siquiera te fijas mucho en el cuerpo.

Be: Bueno, igual sí que te fijas, Y tienes una etapa en la que te flipa Jean Claude Van Damme. Y te sabes los diálogos de sus pelis. Y las coreografías. Y también se las saben tus hermanas, que son pequeñas y viven mediatizadas por lo que tú les trasmites. Pero luego creces.

Moli: Luego creces, te haces mayor, aprendes cositas variadas y chupis y un día te encuentras diciendo: dios mío, como me pone ese tío. Y ese tío ni es guapo, ni atractivo ni nada de nada.

Be: Pero cada vez que habla te tiemblan las rodillas. Por lo que dice y por cómo lo dice. Ya te molan los hombres y además te molan los hombres interesantes. Los hombres que molan mil.

Moli: Como Enric. No se puede molar más que él. Incluso cosas que en cualquier otro tío restarían mil puntos en atractivo, en su caso no restan sino que suman. Para empezar es periodista, como todo el mundo sabe una profesión de muy dudosa reputación.

Be: Eso si eres Moli y te dedicas a los libros de colores. Si eres Be y tú misma eres periodista… Desde pequeña has querido ser periodista y te molan los periodistas. Veías Lou Grant y te molaba. Veías Todos los Hombres del Presidente y te molaba. Y luego creciste, y tus periodistas referente dejaron de ser “de ficción”.

Moli: Por principio, un periodista es un tío que habla de todo sin tener ni puta idea. Pues no, Enric es la excepción que confirma la regla. Sólo habla de lo que sabe…y si no tiene ni idea, lo dice. “Ni idea”. Por supuesto, no tiene ningún futuro como tertuliano. Es corresponsal. Eso mola mil. Seguro que en la realidad, no mola ni la mitad de lo que uno se imagina, pero es una profesión molona. “Corresponsal”, como “subcampeón”, suena guay.

Be: La verdad es que puede molar mucho o ser un bluf. Enric ha sido corresponsal en Londres, París, Nueva York, Washington y Roma, y ahora mismo en Jerusalén, y no ha sido un bluf nunca. Los periodistas pueden no saber de nada o saber de todo, pueden ser ir de guays o ser auténticos, pueden chupar el culo del poder/la empresa/el viento que sople o no casarse con nadie. Enric está en el lado bueno de todos estos “o”.

Moli: Enric escribe unos libros más o menos podríamos llamar de viajes… pero sin ser de viajes. Van de las ciudades donde ha vivido. Ciudades molonas, claro… Londres, Nueva York y Roma. Enric escribe tan bien que probablemente si escribiera sobre Tomelloso, Fonz o Lepe sus libros molarían igual… aunque es posible que los comprara menos gente. El mundo está lleno de snobs.

Be: Enric ha cubierto guerras (y le han dado premios por ello), ha vivido la Historia y la ha contado, ha sabido ver historias y también las ha contado. Ha leído, ha viajado, ha vivido… y le ha aprovechado, porque es un tío curioso.

Moli: Pero curioso de verdad, por todo. Puede hablarte sobre la historia de los Nicks o contarte algo sobre Jack el destripador o sobre como Berlusconi se hizo construir una gruta igual a la de una peli de James Bond. Todo lo que cuenta resulta interesante para el que lee y supongo que para el que le escucha. Hay algunos tíos que tienen esa capacidad, pero son muy pocos. Enric hace que hasta el fútbol italiano mole…con la grima que dan los futbolistas italianos.

Be: Enric es uno de esos tíos en los que Moli y yo estamos de acuerdo. La inspiración para el post nos llegó con una entrevista/cuestionario que le hizo la revista GQ. En general las revistas de tíos me parecen lamentables. Es una opinión como cualquier otra que viene muy mediatizada por una entrevista a un escritor que leí una vez en GQ y que básicamente era “he quedado con él, y hemos ido a cenar, y le he hecho muchas preguntas chupis y él las ha contestado a ritmo vertiginoso”, pero sin poner las preguntas ni las respuestas. Lamentable. No sé, a lo mejor las revistas de tíos molan, pero la entrevista a Enric era lamentable también. Pero él… él molaba mil. Os hemos preparado una selección de preguntas.

GQ: Imprescindibles en tu armario. EG: Camisas. Muchas. De las de botones en el cuello.
GQ: Un complemento. EG: Pañuelos. Suelo llevar encima una cantidad absurda.



Moli: Es un tío que reconoce que es maniático. La mayoría de los hombres lo son. No pasa nada. Tenéis manías rarunas y absurdas que os condicionan la existencia. Lo aceptamos cuando convivimos con vosotros, perooooo… ¿Por qué no aprendéis de Enric y lo aceptaís? Él dice: “soy un maniático de las camisas y los pañuelos. Necesito tener una cantidad ingente de camisas planchadas con botones en el cuello y muchos pañuelos”. Así de sencillo. No lo niega en plan “noooo... qué dices… yo no tengo ninguna manía” al tiempo que comprueba por cuarta vez que ha cerrado bien todas las puertas del coche o comprueba que el pantalón no tenga la costura no sé cómo sino no sé cuándo.

GQ: ¿Sigues alguna rutina de imagen? EG: Higiene básica.

Be: Seguro que huele a jabón, maaaadre mía.

GQ: Un referente de estilo. EG: Procuro no parecerme a gente como Gadafi o Berlusconi.

Moli: Otra cosa chula. Si le preguntas a un tío a que otro tío le gustaría parecerse, el 90% dirá: “no sé, yo es que de tíos no entiendo”. Una respuesta idiota, dicho con cariño. El otro 10 % es posible que digan Paul Newman cuando en realidad querrían ser Madonna… pero ese es otro tema. A Enric le hacen esa pregunta y dice: “Procuro no parecerme a gente como Gadafi o Berlusconi”. Fabuloso.

Be: Para mí además significa que no se parece a mi ex, y eso son puntos extra.

GQ: Tu programa de TV favorito. EG: Sufro una lamentable adicción a 'House'.

Be: Buen gusto.

GQ: Tu icono femenino. EG: Charlotte Rampling.

Be: Sí señor. Llega a decir “la Pataki” y me da un chungo.

GQ: ¿Utilizas redes sociales? EG: No.
Be: Menos mal, porque si lee este post me muero.

GQ: ¿Qué suena en tu iPod? EG: No tengo iPod.

Moli: Enric no es un enfermo de los cachivaches electrónicos, y eso está muy bien. Seguro que tiene móvil y obviamente ordenador, pero fuera de eso, dudo mucho que maneje nada más ni sepa para que sirven. Es decir, nunca te verás obligada a regalarle algo con un nombre muy largo formado por una aleatoria combinación de HD XP o Full lo que sea. Por supuesto, Enric no hace bricolaje y jamás pediría una amoladora ni un detector de metales.

GQ: Gadget sin el que no podrías vivir. EG: Whisky. Si la respuesta es poco tecnológica, echamos un chip en el vaso.

Moli: Encima ingenioso y bebe. Los tíos abstemios están bien para que te lleven a casa, pero siempre mola que se mojen el piquito y más si son ingeniosos, entonces tendrán una conversación aún mejor.

Be: La gente abstemia no es de fiar.

GQ: Tu táctica de seducción. EG: Creo que hay que saber cuándo largarse.

Moli: Pues a sus libros solo hay que ponerles un pero: son demasiado cortos. Podrían tener, por ejemplo, 37 páginas más, así por que sí. Sin razón, 37 páginas más....

GQ: El momento GQ de tu vida. EG: Como la revista se llama GQ, deduzco que se tratará de un buen momento. Si es así, cuando nació mi hija.

Moli: Eso es tierno. Aunque claro, más tierno es cuando sabes que su hija murió luego y él ha contado una vez que no puede llorar, que ni siquiera lloró cuando murió su hija. Eso es tierno y de tener un par de cojones. Los hipersensibles no lloran.

GQ: ¿Qué tiene que tener un hombre GQ? EG: Siguiendo con las deducciones, diría que con un cerebro funcional y un poco de ironía se puede ir tirando.

Be: Pues mira, sí. Pero tú vas más que tirando.

Moli: Y antes de que alguien nos tire por tierra nuestro post laudatorio sacando a relucir las orejas de Enric, hay que decir que mola tanto que se las perdonamos.

Be: No es que se las perdone, es que me encantan.

Moli: Y a mí se me ocurre que es un sitio tan bueno como otro cualquiera para agarrar un tío cuando, digamos, bueno, vas a marcarle el ritmo, en caso de que hubiera que marcárselo, que no creo.

Be: Moli, que tengo amigos que nos leen que trabajan con él… Aunque la verdad es que yo tampoco creo.

GQ: Un hombre GQ. EG: ¿Se acepta Baruch Spinoza?

NO. No se puede molar más que Enric.

Otra entrada sobre él..aqui.

lunes, 25 de abril de 2011

CANNERY ROW de John Steinbeck


He empezado este post 3 veces.

No me gusta ninguna.

Así que voy a dejarme de preámbulos y preliminares y voy a decir lo que quiero decir lo más claramente posible:

- Steinbeck es un dios de la escritura.

- En mi vida he leído a nadie que sepa crear unos personajes tan de carne y hueso, tan reales que casi puedes levantar la vista del libro y verlos delante de ti.

- Sabe describir como nadie. Lo hace tan de puta madre que cuando lo estás leyendo tienes escalofríos de lo real que es.

- Jamás dice obviedades como “tenía el mentón cuadrado y los ojos oscuros como una noche sin luna”. Esas descripciones te dejan frío como lector. Steinbeck crea un personaje a través de las sensaciones que provocan en otro...como la vida misma. Lo que te define frente a otro no es que tengas los ojos marrón oscuro ni que seas bajito...si no lo que el otro siente al mirarte o cuando tú le miras fijamente. Eres las sensaciones que provocas. Eso es lo que te describe para el otro. Y Steinbeck lo sabe y lo cuenta acojonantemente bien.


Doc es el propietario y encargado del laboratorio de Biología del Oeste. Doc es algo bajito, engañosamente bajito, ya es que es enjuto y muy fuerte y en un rapto de ira puede resultar muy fiero. Lleva barba y su rostro es mitad Cristo mitad sátiro, un rostro que expresa la verdad. Se dice que ha sacado a más de una chica de un problema para meterla en otro. Doc tiene las manos de un hábil cirujano y una mente serena y cordial. Doc se quita el sombrero para saludar a los perros cuando pasa en coche y los perros lo miran y sonríen. Puede matar cualquier cosa por necesidad, pero es incapaz de herir los sentimientos de nadie por placer. Tiene un gran temor: mojarse la cabeza. Así que, en verano o en invierno, siempre lleva un sombrero de loneta. Podría sumergirse en la marisma hasta el pecho sin sentir la humedad, pero una gota de lluvia en la cabeza le produce pánico. ( …) Doc podía oír cualquier clase de estupidez y convertirla en una suerte de sabiduría. Su mente no tenía límites ni había urdimbre alguna en su compasión. Podía hablar con niños, decirles cosas muy profundas y hacer que le entendieran. Vivía en un mundo de maravillas y emociones. Era lascivo como un conejo y dulce como el infierno. Todo el que lo conocía quedaba en deuda con él. Y todo el que pensaba en él inmediatamente pensaba: Realmente debería hacer algo bueno por Doc.”

Lascivo como un conejo y dulce como el infierno”...un absoluto crack.

Terminas de leer y sabes exactamente como es Doc...y quieres conocer a Doc, quieres hacer algo bueno por él...lo que sea...a pesar de que sería capaz de matar por necesidad.

Hazel detestaba que ocurriera eso porque le obligaba a rebuscar en su cerebro una respuesta y rebuscar en el cerebro de Hazel era como vagar a solas por un museo desierto. El cerebro de Hazel estaba atestado de objetos descatalogados. Nunca olvidaba nada pero nunca tenía ganas de poner orden en sus recuerdos. Todo era arrojado junto como se arrojan los aparejos de pesca al fondo del bote: anzuelos y cabos y sedal y cebos y arpones, todo en una maraña

Sé exactamente como es la memoria de Hazel...se parece muuucho a la mía.

Y también tiene sentido del humor...fino y para listos...pero mola tanto.

Alguien debería escribir un ensayo erudito sobre los efectos morales, físicos y estéticos del Ford Modelo T en la nación americana. Dos generaciones de americanos saben más sobre las válvulas del Ford T que sobre el clítoris, más del sistema planetario de las marchas que del sistema solar. Con el modelo T, parte del concepto de propiedad privada desapareció. Unos alicates dejaron de tener propietario y una bomba de neumáticos pertenecía al último hombre que la hubiera usado. La mayoría de los bebés de este periodo fueron concebidos en Fords Modelo T y no pocos nacieron en ellos. La teoría del hogar anglosajón resulta tan quebrantada que nunca se recuperó”.

Y sabe ser poético sin resultar almibarado

es la hora de la perla: el intervalo entre el día y la noche, cuando el tiempo se detiene y se examina a sí mismo”.

¿Qué libro es? “Cannery Row”. Es un libro breve, sin historia, solo personajes que entran y salen sobre el fondo de ese arrabal de Monterrey:

Cannery Row, en Monterrey, California, es un poema, un hedor, un ruido chirriante, una cualidad de la luz, una tonalidad, un hábito, una nostalgia, un sueño. Cannery Row es el orden y la dispersión, la hojalata y el hierro, la herrumbre y la madera astillada, las aceras descascarilladas, los solares invadidos de hierbajos y las pilas de escombros, las conserveras de sardinas construidas con chapa acanalada, los bares ruidosos, los restaurantes y los prostíbulos y las pequeñas tiendas de comestibles atestadas y los laboratorios y las cabañas”.

Lo hueles y lo ves.

No pasa nada...los personajes aparecen y desaparecen...no hay principio ni final...simplemente es la vida pasando por delante de tus ojos.

Si alguien va a lanzarse a escribir ficción debería leerlo sin falta. Puede pasar dos cosas...que aprenda a hacer algo medianamente parecido o que decida dejar de escribir al compararse con Steinbeck y dedique su tiempo a alguna otra cosa como por ejemplo...mmmmm...escribir un blog.

Corred a leerlo, malditos.