jueves, 23 de agosto de 2018

No soy yo, es el madrugón.

Dormir. Dormir. Dormir. Estar durmiendo. Descansar. No puedo pensar en otra cosa.Levantarme a las seis de la mañana me quita las ganas de vivir, me arruina el ánimo y hace que mi estado de ánimo bascule entre el odio intenso hacia toda la humanidad y el llanto descontrolado y ansioso. Levantarme a las seis de la mañana ralentiza el tiempo, las horas pasan despacio y el momento de dormir no llega nunca porque me levanto a las seis pero no me acuesto a las nueve. Madrugar de manera insana convierte todas las canciones de mi lista Drive en nostálgicas historias de gente abandonada con la que empatizo hasta las lágrimas. Lloro con las canciones, con los podcasts y hasta con las cuñas de radio "Para resolver un marrón, conecta con Manolón". Ni las hormonas de la regla me hunden tantísimo. Miro a la gente que trabaja conmigo, a los demás conductores, a la recepcionista de la clínica de rehabilitación, a mi fisioterapeuta, al gasolinero intentando adivinar por sus caras, por su ánimo si han dormido más que yo, si son gente con suerte que madruga lo justo o desgraciados como yo que viven sus días lamentando dormir poco.  Madrugar me convierte en una máquina de autodestrucción: no duermo, tomo manzanas a media mañana, como ensalada, hago treinta y cinco minutos de bici estática, emprendo una tarea de bricolaje, lo intento con las sentadillas. Otros lo llaman vida saludable pero yo sé que estoy tratando de acabar con mi vida, para no sufrir más, para poder dormir. «Si madrugas aprovechas el día». A las seis de la tarde, aparcada en la puerta de mi fisio y llorando de autocompasión no entiendo porque a estas ganas de matar lo llaman aprovechar el día.  Yo era alguien de provecho, alguien divertido, animoso, de colores y estos madrugones me convierten en una babosa reptante. Sueño despierta con una cama, con una siesta, con derrumbarme en brazos de alguien escurriéndome de sueño. Madrugar me provoca una tristeza tan intensa que a las nueve de la mañana creo que no podré con el día. Por culpa de estos madrugones cancelo planes, anulo reservas, invento excusas para no quedar, para no hacer, me desconecto en las conversaciones y encuentro toda la comida insípida. Madrugar  eleva a niveles estratosféricos mi autocompasión, me rebozo en ella. Me paso el día compadeciéndome, añorando la paz en el mundo, la justicia social, mis doce años, mis zapatillas camping amarillas y su olor a letrina de legionarios al final del verano. Madrugar me ha hecho arreglar mi bici y salir a pasear. Madrugar me da agujetas y me provoca nostalgia de la infancia de mis hijas, miro fotos de hace siete años y pienso que entonces ellas eran más monas, más ricas, más simpáticas, iban mejor vestidas, yo era mejor madre, yo dormía. Lloro de nostalgia y agotamiento y las llamo: 

—Chicas ¿qué tal por allí?
—Fenomenal, lo estamos pasando de coña. ¿Qué te pasa?
—Que os echo mucho de menos porque sois monísimas.
—Mamá, ¿has vuelto a levantarte a las seis? Te hemos dicho mil veces que madrugar te sienta fatal. 

Madrugar me embota, me paraliza, me quita fuerzas, anula mi curiosidad, levantarme a las seis de la mañana hace que me repita y por eso éste es el cuarto o quinto post que escribo sobre el tema. No me lo tengáis en cuenta que lloro.  



6 comentarios:

Alicia dijo...

Empatizo contigo, hoy casi me echo a llorar porque un camión cisterna se ha puesto a descargaralgo en una bodega enfrente de mi ventana, cuando me quedaba aún 45 maravillosos minutos antes de que sonara la alarma, luego me entraron ganas de salir con una escoba y pegarle al camionero...pero poco iba a adelantar, ya había perdido mis minutos de sueño.Ánimo!

Anónimo dijo...

Yo me levanto a las 6 desde hace unos 3 años. Tome la determinacion radical de, atencion, acostarme a las 21.30 como si viviera en Alemania y mira que me parecia deprimente. Pero, Molinos, es incompatible el madrugon europeo con el acostarse español, y aunque parezca chungo acostarse tan pronto, ir zombificada cada dia, lo es mas. Te recomiendo que te europeices completamente y con tus 8 horas, renazcas como ser humano. Lo otro, simplemente, es pasar los dias en estado comatoso. Ahora me encanta acostarme tan pronto. De nada!

molinos dijo...

Anónimo, es un madrugón temporal. A partir del 3 de septiembre volveré a mi horario habitual de las 7:15 que ya es algo compatible con la vida.

Alicia, lo peor del madrugón no es dormir poco, es las horas de levantarte. Si duermes seis horas pero te levantas a las 8, es otra cosa. Será psicológico o será el ambiente pero la sensación es completamente disinta. Ah y te recomiendo tapones de silicona... son buenísimos.

Anónimo dijo...

he repasado algunos artículos tuyos y creo que estoy ante el peor blog que he visto en mi vida

seguiré atento a este ejercicio de llenar un espacio en un serv idor de las más absoluta NADA

María dijo...

Digas lo que digas, lo dices bien y de forma original. Y eso , que parece fácil, lo pueden hacer muy pocos ( criticar es bastante más fácil )
Nunca me levanto antes de que haya nacido el sol, me parece espantoso levantarse de noche y empezar el día encendiendo la luz.

Anónimo dijo...

Ah! si es algo temporal solo me da envidia....7.15 es infinitamente mas humano. La barrera de las 6 es un cambio cualitativo. ¡ Que suerte llegar a las 7.15! Me parto con el comentario enfadado, jaja, aunque quiza se levanto antes de las 6.00! Un saludo!