miércoles, 7 de febrero de 2018

Katherine y la trenca roja

Me molesta no poder pagar con tarjeta en los parkings, me revienta. Creo que lo hacen porque se sienten poderosos, tienen el control y se aprovechan de mi impuntualidad y mis nervios. He llegado corriendo, con prisas. Necesitaba aparcar, un hueco, un espacio para tirar el coche y salir corriendo para no llegar tarde y cuando he visto de refilón el cartel de «solo pago en efectivo» lo he pasado por alto porque ¿a quién le importa no tener efectivo cuando ha quedado con un hombre fantástico? No hay dolor, ya me preocuparé de eso más tarde. 

Ahora ya es más tarde. He rebuscado en todos mis bolsillos sabiendo que no encontraría el dinero suficiente y voy hacia el cajero más próximo que nunca está "aquí al lado, a la vuelta de la esquina", sino a una distancia cuidadosamente medida por el destino para que yendo en la otra dirección lo hubiera encontrado antes. Refunfuño de vuelta al parking, arrebujada en un abrigo que no abriga porque al salir de casa he sido una cobarde y no me he atrevido a ponerme mi trenca roja de Caperucita. 

«Me gustaría volver a tener 15 años y volver a hacerlo todo pero mal. Empezando por repetir curso. Repetir curso molaba mucho» ha dicho él en uno de los muchos giros absurdos de nuestra conversación. 

«Me gustaría ser Katherine Hepburn y comer con Juan Tallón» dije yo hace unos cuantos meses. Mientras vuelvo a casa odiando mi abrigo de lánguida que no abriga pienso en las sorpresas que te da la vida y en que nunca seré como Katherine Hepburn. Ella se hubiera atrevido a ponerse la trenca roja para tomar cañas con Tallón. 

4 comentarios:

bequipequi dijo...

quién no desea ser Katherine Hepburn?

Laura dijo...

No es KathArine?

sonia dijo...

Qué bien,sólo por esta foto ya me gusta el post.

Juan dijo...

Seguro que él también pasó un frío de cojones, mientras te esperaba, porque a lo mejor fuiste capaz de llegar tarde.