
Treinta minutos después salí de aquella sala casi tambaleándome para enterarme de que aquel tren me había descubierto Different Trains. Steve Reich es un compositor americano que en los años 40 viajaba en tren, acompañado de su niñera, desde Nueva York donde vivía con su padre hasta Los Ángeles, ciudad a la que se había mudado su madre tras el divorcio. Reich siempre asoció esos largos viajes en tren con una experiencia aburridamente placentera. Años después reflexionó sobre la idea de que mientras el viajaba aburrido y relajado, entre 1939-1942, otros muchos niños cogían otros trenes (Different Trains) que los llevaban a la muerte, a los campos de exterminio nazis. Durante aquella media hora en esa sala oscura, había viajado primero con Reich, su niñera y un maquinista de la línea de tren que atravesaba el país, con sus voces mezclándose con el traqueteo. Después, las imágenes de los judíos europeos se habían sobrepuesto al sonido del traqueteo de esas vías sobre las que circulaban hacinados, como ganado, acompañado de las voces de tres supervivientes del Holocausto. La obra acaba con nuevas imágenes de los trenes americanos, viajamos por Estados Unidos en trenes elevados, en cercanías y cruzando el medio oeste porque aquellos supervivientes consiguieron llegar a América y hacerse una vida nueva sobre aquellos viajes en tren que les llevaban a la muerte.
Durante aquella media hora no supe que estaba viendo ni que estaba escuchando pero me sentí como cuando vas en un tren. Antes de cogerlo tienes muchos planes. «Aprovecharé para leer o me echaré una siesta o veré una película o terminaré este informe que tengo a medias» Pronto descubres que el tren tiene otros planes para ti. El tren te acoge, te recoge y te envuelve en su ritmo poco a poco. Lees o a trabajas pero poco a poco la sensación de correr sobre las vías se te mete dentro. Estás parado, quieto, sentado pero corres, avanzas sin poder controlarlo. Identificas la repetición rítmica de ese movimiento y poco a poco la haces tuya. Te cuesta concentrarte porque lo que quieres es zambullirte en el traqueteo, constante y acogedor que te invita a dejarte llevar por él. Es entonces cuando miras por la ventana y te ves en el reflejo moviéndote sin moverte, atravesando el paisaje a una velocidad constante e hipnótica en la que quieres quedarte a vivir. Da igual que vayas en un Ave o en un cercanías traqueteante, cada tren tiene su ritmo y todos los trenes te envuelven en él. Postes, olivos, edificios, carreteras, coches, pinos, inmensas soledades... todo pasa mudo envuelto en el ritmo del roce sobre las vías.
En aquella sala negra me sentí así, los miembros relajados, la vista perdida en la ventanilla que era aquella pantalla en tren y la música del tren envolviéndome por completo. Cuando terminó, cuando llegué a la estación de bajada, me sentí transportada, sentí que había visto cosas que no había contemplado nunca.
Ayer vi una entrevista a Avelina Lesper, una crítica de arte mexicana que dice cosas muy muy interesantes sobre el mundo del arte contemporáneo. En el arte buscamos que «eso toque algo de tu propio ser». Different Trains me tocó.
PS: Steve Reich compuso la pieza musical. La videoinstalación que vi yo es de Beatriz Caravaggio y se puede disfrutar en el Museo Patio Herreriano de Valladolid.
5 comentarios:
Gracias por traer tu experiencia. Me ha encantado.
¡Qué bueno! ¡Different Trains! Me has hecho buscar la cinta donde lo escuché por primera vez. Hala, a llenar los altavoces.
el que te toque que tenga arte
La música de Steve Reich nos toca en un punto tan sensible que no queda más remedio que disfrutar o aborrecer. No conozco a nadie a quien le provoque una sensación intermedia.
Qué pena que Valladolid me coja tan lejos.
Moli, hoy voy aprovechar el comentario para recomendarte que vayas en Madrid a la exposición sobre Auschwitz en las salas Arte Canal. Mi hermano fue hace unos días y vino encantado. No era el mero sobrecogimiento de quien recuerda el episodio, sino que estaba de verdad encantado por el montaje, `por lo didáctico que era todo, por cómo te van metiendo en la historia con un video previo, por lo completo del material mostrado (hay incluso un barracón de los de prisioneros montado allí). Cuando entró en la web para comprar las entradas dede Cádiz, la recomendación de dedicarle 2 ó 3 horas le pareció excesiva, pero a la vuelta está de acuerdo en que esa es la duración recomendada para la visita. Él usó las auduio-guías y también le gustaron. Lo que no sé es si recomendarte que lleves a las niñas o no. Mejor lo dejo a tu criterio. Y si luego nos lo cuentas en el blog, muchísimo mejor. Las fotos que mi hermano me enseñó eran impresionantes, y también te tocan, como el mejor arte
Publicar un comentario