lunes, 4 de mayo de 2015

Lecturas encadenadas.- Abril


Seis libros han caído en el mes de abril. Ha habido de todo: lecturas interesantes, lecturas intensas por su profundidad y otras intensas por sus pretensiones, sorpresas, desilusiones y un comic. 

Empecé el mes con uno de los libros que me regalaron por mi cumpleaños, El Danubio de Claudio Magris. No había leído nada de Magris aunque me parecía que lo conocía un poco después de leer Verde Agua de Marisa Maderi, su mujer, el año pasado. 

El libro cuenta un viaje por El Danubio desde sus fuentes en Alemania hasta la desembocadura. Es un viaje lleno de erudición sobre cualquier aspecto de la realidad que se le ocurre a Magris: historia, literatura, arte, guerras, flora, leyendas, música. Todo ello aderezado con anécdotas que le van a ocurriendo durante el viaje; personajes que conoce, historias que le cuentan. Magris lo hila todo en una narración preciosa pero, a veces, demasiado profunda, al menos para mí. Cuando lo estaba leyendo, a ratos, tenía la sensación de que El Danubio es un libro para degustar a trocitos; como un dulce muy empalagoso. Un par de páginas hoy, otras cuatro dentro de tres días y mientras tanto ir leyendo otra cosa. Jamás he hecho algo así y nunca había sentido la necesidad de hacerlo. Cuando se lo comenté a la gran lectora Elena Rius me dijo ¿Estas loca? ¿te has leído El Danubio del tirón? 

"Posiblemente sobre el papel se finge y se inventa la felicidad. Es posible que la escritura no pueda realmente poner voz a la desolación absoluta, a la nada de la vida, a esos momentos en los que es sólo vacío, privación, horror. Ya el mero hecho de escribirlo llena en cierto modo ese vacío, le da forma, hace posible comunicar el horror y, por tanto, aunque sea por poco, es más fuerte que él". 


¿Sabéis quien es Amanda Palmer? No, no es la de Twin Peaks, esa era Laura. Amanda Palmer es lo que viene siendo una artista. ¿Qué quiere decir esto? Pues que lo mismo hace de estatua humana que pone cafés, hace streaptease, canta en un duo de "punk artístico melódico", da una charla TED, consigue recaudar una pasta gansa en crowfounding y se casa con Neil Gaiman. Y todo te lo cuenta como si todo fuera lo más de lo más de la creación, con una intensidad que la lees y dice "Mira Amanda, no te flipes".

El Arte De Pedir es el libro en el que Amanda se da un garbeo por su vida y te la cuenta pormenorizadamente poniendo especial cuidado en que todo tenga la dosis adecuada de bonitismo y dificultades. ¿Qué no gana un duro poniendo cafés? Pues se le ocurre disfrazarse de novia cadáver y descubre el sentido de la vida. ¿Qué la discográfica la tima y no puede hacer su arte? Pues monta un crowfunding y arrasa. ¿Qué va por la vida de polvo en polvo? Pues conoce a un señor inglés estupendo, se enamoran y se casan.  La teoría de vida de Amanda es que hay que aprender a pedir, que todo el mundo está deseando dar y que tenemos que superar la absurda tontería vital que nos impide pedir, comunicarnos, tejer una red... la la la la.

¿Me meto con Amanda? Un poco pero su libro se lee fácil y para entretenerse no está mal. En El Buscalibros podéis leer una crítica más extensa pero repito la conclusión a la que llegué; El Arte de Pedir es sólo para fans de Amanda o de Neil Gaiman.
"Todo el mundo improvisa sobre la marcha en mayor o menor medida, de esto podemos estar bastante seguros. Tanto en el mundo del arte como de los negocios, la diferencia entre los aficionados y los profesionales es sencilla: Los profesionales saben que improvisan sobre la marcha.Los aficionados fingen que no". 
Gracias a la Editorial Turner por enviarme el libro y por no mandarme después de mi reseña una cabeza de caballo.

Quemar los días de James Salter ha sido la desilusión del mes. Cuando lees mucho a un autor es impepinable (creo que jamás había escrito esta palabra en el blog) que llegue un momento en el que encuentres algo que no te guste o que te parezca un coñazo.

Quemar los días es la autobiografía de Salter y es infumable. Toda la emoción, la tensión y el escalofrío que te recorre al leer Años Luz o sus relatos, se convierten aquí en una auténtica tortura. Parece que Salter ha cogido un cuaderno y se ha puesto a escribir sin ganas, sin interés y lo que es peor con ninguna intención de transmitir lo más mínimo. La primera parte pasa rápidamente por su niñez para luego detenerse pormenorizadamente en su estancia en West Point, parece "Oficial y Caballero" con unas gotas de "La chaqueta metálica". La segunda parte cuenta con todo lujo de detalles sus años como piloto en el ejército, parece "Top Gun". Cuando ya estás a punto de cortarte las venas y deseando que Salter se hubiera estrellado con el caza en alguna de las mil quinientas incursiones que te cuenta, empieza la tercera parte en la que traza retratos de varios personajes más o menos interesantes. Aparece Robert Redford, John Huston, Capote y también editores, periodistas, productores, empresarios. El problema es que Salter se empeña en abandonar la historia cuando empiezan a ser algo más que un nombre y la historia comienza a interesar.

A pesar de ser un horror, Salter es Salter y tiene algunos destellos.

Describiendo a uno de sus amigos en la academia militar dice:
"[...] lo conseguía por su aspecto, ue era muy masculino y que de algún modo se imponía como modelo. Tal como lo recuerdo, tenía el lustre de un objeto de madera, algo duradero y bruñido. Pero también por su conducta: era un hombre sin la menor conciencia de sí mismo, como un animal". 

La sorpresa del mes ha sido un libro sobre gramática y el estilo al escribir. Lo sé, al verlo se te ponen los pelos de punta del espanto pero no. Ha resultado ser una lectura muy amena, hasta me he reído y he aprendido un montón. ¿Qué libro es? Estilo Rico, Estilo Pobre. de Luis Magrinyà. El título no me gusta mucho, es como de culebrón de sobremesa o algo así pero el libro merece mucho la pena sobre todo si quieres escribir de manera más o menos decente.

Magrinyà escribe de manera sencilla y, todavía más complicado, de manera entretenida sobre el estilo al escribir; las coletillas que todos utilizamos creyendo que escribimos bien y resulta que somos unos ridículos, unos superfluos, unos cursis o, peor, decimos justo lo contrario de lo que pretendemos.

Eso sí, conviene saber que una vez que Magrinyà te abre los ojos a todo lo que se escribe (escribimos) mal es difícil abstraerse y no ir buscando los fallos en cualquier texto.

¿Por qué llegué a este libro? Pues porque los caminos de Twitter son inescrutables y tengo mi libro dedicado: "Para Molinos, este ejemplar con afecto offline" y una carita sonriente.  Y me he hecho una chuleta para tenerla en mi corcho e intentar que si Magrinyà me lee alguna vez por lo menos no me coja de ejemplo para su siguiente libro.

Roninde Frank Miller y Lynn Varley es el comic del mes y también ha sido un regalo de cumpleaños. Gracias Javi. Es una historia de superhéroes y malvados en un mundo futuro muy desagradable dónde todos son muy malísimos. El malo más malo, lo que viene siendo el peor, es el ordenador que controla el mundo agradable dónde se supone que viven los buenos, que no son tan buenos. El superhéroe es un samurai japonés muerto hace 500 años que se materializa en el futuro porque el ordenador malísimo hace realidad los pensamientos de un tullido sin brazos ni piernas pero muy inteligente. La historia es tan confusa como yo la cuento y muy muy agobiante por el dibujo. Lo he leído en inglés y puede que me haya perdido algo de la "magia" de la historia pero creo que he captado la esencia,  que es el mundo alucinante que Miller tiene en la cabeza y que da mucho miedo.

Con Sally de Howard Fast, novela policiaca enviada amablemente por Navona Editorial he terminado el mes. Es una novela policiaca simple y llanamente. Una chica, un poli, un caso y su resolución. Es entretenida y lo mejor es que el policía habla exactamente igual que un policía de novela negra y la chica es la clásica y el jefe es el típico. Sally es una novela que cumple exactamente, punto por punto, lo que esperas de ella. Y entretiene. 

Y con esto y un bizcocho me vuelvo a mi lectura actual que también me está dando muchísimo miedo.




12 comentarios:

Anónimo dijo...

Salter es un brasas.

B dijo...

El de Salter es el único que me llama medianamente la atención. Leí La última noche y me gustó. No me importaría leer algo más.

Te cuento además que he empezado Blitz y que está a la altura de mis expectativas, es una chufa

Anónimo dijo...

Me apunto El Danubio para ver lo que dice sobre el recorrido rumano del río.
Me vendría bien leerme el libro Estilo rico. Estilo pobre. A ver si encuentro fuerzas...

Gracias por compartir.

Er-Murazor dijo...

Ronin es una de esas obras maestras del comic que todo el mundo adora y recomienda y que yo no soporto, precisamente por lo que tú dices: No me entero de la mitad de las cosas que cuenta. Demasiado artístico para mi.

NáN dijo...

Yo también estoy loca, Elena Rius, me duró menos de una semana y me llenó de sentido ser europeo (de una manera muy distinta a como los euroseñorías creen que es ser europeo).

Solo por esta frase, “Los profesionales saben que improvisan sobre la marcha. Los aficionados fingen que no”, ya merece la pena leer el libro, pero si tú me la das gratis y ready-made, pues como si ya lo hubiera leído.

Qué horror el Salter, tú. Podríamos llamarlo “el escritor guapo que tenía el alma fea”. (Estas cosas pasan, tanto del derecho como del revés. Incluso hay un Papa cada muchos que tiene el alma bonita. Hago esta comparación porque cuando era pequeñito mi mamá me dijo: No te fíes de los escritores ni de los Papas).

Luisito Magrinyà. ¡Qué grande, el tío, y qué pocos lo saben!

De los otros dos, paso millas marinas.

Carmen J. dijo...

El de Magrinya lo tenía apuntado, porque leí una reseña hace poco y me hizo gracia sobre todo la crítica feroz a dos autores, uno de ellos Muñoz Molina (el otro creo recordar que era Ruiz Zafón, o uno de estos). Y me daba un poco de cosilla por lo que dices, que me voy a encontrar millones de defectos (millones más, quiero decir). Pero sea, ahora ya no dudo.

Me ha encantado lo de la cabeza de caballo.

Anónimo dijo...

A mí me pasó lo mismo con El Danubio, de Magris, empecé a leerlo de un tirón y se me hizo pesadísimo, no sabía que había que leerlo por tramos y también me resultó bastante insoportable el de Salter, lo dejé sin ningún remordimiento antes de la mitad. El de Magrinya que comentas me apetece mucho. Saludos

fonsoelegido dijo...

Mmm, Ronin me ha llamado la atención. Investigaré sobre él a ver si lo compro.
¡¡Gracias por el post!!

Asier dijo...

Hola, fermosa.
Para que no me vuelva loco: ¿podrías dejar un link con las referencias que has hecho a los libros de Auster?, Supongo que es mucho pedir, pero como eres tannnn buena...

molinos dijo...

Anónimo, Años Luz y el libro de relatos "la última noche" son muy buenos.

Bichejo, de Salter lee "Años luz" pero no este que es un rollo. Ardo, literalmente ardo en deseos de saber qué opinas de Blitz al terminarlo.

Madreaprueba. Dos buenas elecciones.

Zor, yo lo he leído pero ya te digo que me ha parecido rollo "aquí hay demasiadas cosas" y luego un final precipitado y sin criterio porque no habia manera de terminarlo bien.

Nán, de Salter lee Años Luz o el de los relatos y Amanda es una pirada intensa. Mi resumen es mejor que su libro.

Carmen J, el de Magrinyà te gustará. Son artículos y está muy bien. Se mete con ellos pero tiene el buen gusto de meterse también con él mismo.

Palomamzs, me alegra coincidir.

Asier, ¡Qué necesitas de Auster? Mándame un correo que es más fácil.

Albert dijo...

Hola, de Salter estoy acabando "Todo lo que hay". Me gusta, aunque menos que "Años luz".La estructura es parecida (quizá más fragmentado) pero me está pareciendo terriblemente misógino. Los personajes femeninos son todos comparsas y, en general, bastante negativos. Creo que ya dijiste algo así de "Años luz", pero allí la mujer tenía bastante peso en la historia... Pese a eso, el estilo de Salter me gusta mucho. Entonces, ¿desaconsejas del todo sus memorias? Cachislamar...

Blanco Humano dijo...

El Ronin es un Miller en mi opinión un poco menor. En camino de ser un genio y antes de perder la cabeza definitivamente, pero un poco perdido experimentando. Eso sí, en aquella época no había apenas cómic para adultos (en USA) y fue como una rosa en el desierto. No sé si habrá envejecido bien, no es de las que releo a menudo de él (sus obras mayores las releo casi anualmente) pero la recuerdo con mucho cariño.