miércoles, 23 de septiembre de 2015
miércoles, 18 de diciembre de 2013
SOBRE LOS PERIODISTAS.
lunes, 18 de enero de 2016
El periodista y su verdad
"Todo periodista que no sea tan estúpido o engreído como para no ver la realidad sabe que lo que hace es moralmente indefendible. El periodista es una especie de hombre de confianza, que explota la vanidad, la ignorancia o la soledad de las personas, que se gana la confianza de éstas para luego traicionarlas sin remordimiento alguno. Lo mismo que la crédula viuda que un día se despierta para comprobar que el joven encantador se ha marchado con todos sus ahorros, el que accedió a ser entrevistado aprende su dura lección cuando aparece el artículo o el libro. Los periodistas justifican su traición de varias maneras según sus temperamentos: los más pomposos hablan de libertad de expresión y dicen que "el público tiene derecho a saber", los menos talentosos hablan sobre arte y los más decentes murmuran algo sobre “ganarse la vida".
"En nuestra sociedad, el periodista es considerado, junto con el filántropo, como una persona que tiene algo extremadamente valioso que dar (su haber es la extrañamente embriagante sustancia llamada publicidad) y, por consiguiente se lo trata con una deferencia que no guarda proporción con sus méritos personales".
"No creo en la ética circunstancial y ciertamente no creo que los periodistas tengan que mentir y representar falsamente los hechos para lograr que alguien trabaje con ellos. También creo que semejante duplicidad engendra graves dudas sobre lo que se escribe. Para mí, si la libertad de publicar depende del derecho a mentir, entonces se trata de una libertad que no debería ser protegida".
“Una mentira es algo que uno dice con mala voluntad o de mala fe en tanto que una falsedad es parte de los ardides de los que uno puede echar mano para llegar a la verdad”.
“Otra trampa promovida por las escuelas norteamericanas de periodismo es la servil adhesión a la 'ecuanimidad'. Pero si un bando dice una cosa y el otro bando dice otra, ¿acaso la verdad radica necesariamente en 'algún lugar entre los dos'? El periodista que dice 'He conseguido cabrear a los dos bandos, así que debo ir por el buen camino', probablemente se engaña. La ecuanimidad no debería ser usada para encubrir la desidia. Si hay dos o más versiones de un suceso, un periodista tiene que investigar y considerar cada afirmación, pero en última instancia el periodista tiene que llegar al fondo de cada versión, independientemente de quién la sostiene. El periodismo tiene tanto que ver con 'lo que dijeron que vieron', como con 'lo que yo mismo vi'. El periodista debe empeñarse en descubrir qué pasa y contarlo, no castrar la verdad en nombre de la neutralidad”. Joe Sacco.
jueves, 1 de junio de 2017
Lecturas encadenadas. Mayo
No tengo ni la más remota idea de como El Señor Maní, de A.B. Yehoshua ha llegado a mi estantería. Sé que fue un regalo pero no he conseguido saber de quién, he preguntado a unos y otros pero no he conseguido averiguarlo. Un libro de procedencia misteriosa con una historia desconocida y de un autor del que no había oído hablar en mi vida y que me ha encantado.
La historia de la familia Maní se organiza sobre cinco diálogos que van de delante atrás en el tiempo; el primer transcurre en los años 80 y el último en 1848. Cadaa uno sucede en una ciudad distinta y está protagonizado por personajes muy diferentes, a todos los une que a través de sus palabras rastreamos la historia de la familia Mani. Esta estructura narrativa exige al lector un esfuerzo para ir siguiendo el hilo entre un diálogo y otro, para recordar los detalles y a la vez meterse en la piel de cada narrador y su propia historia. Yehoshua es un grandísimo escritor que va cambiando de registro, lenguaje, tono y vocabulario en cada diálogo: una joven del siglo XX, un soldado alemán de la II Guerra Mundial, un soldado judío del ejército británico en la I Guerra Mundial, un pediatra polaco de finales del siglo XIX y un estudioso vendedor de especias en 1848. En cada diálogo, como es evidente e imprescindible, hay un interlocutor pero no oímos sus palabras. El talento de Yehoshua permite que el lector las imagine por las réplicas del único personaje que habla.
No es una lectura sencilla pero me ha gustado muchísimo. Yehoshua es un grandísimo escritor, reconociblemente judio, como Oz, pero distinto.
«-Aguarda... Antes fue aquella cena a la que nos habíamos visto obligados a participar: una cena muy frugal consistente en pequeños platos de manzana, verdura hervida, granadas y sesos fritos; unos platitos de los que cada uno no es más que un símbolo de algo, una súplica, una barrera contra los enemigos, un deseo, una fantasía, aunque ninguno de ellos bastaba para saciar el hambre sino que no hacían más que abrirnos cada vez más el apetito».
El síndrome lector de Elena Rius es un libro al que tengo un cariño muy especial. Hace dos veranos, su autora me envío el manuscrito en primicia. Recuerdo con especial cariño aquellos días de playa, mar, piscina y siestas disfrutando por segunda vez los textos de este libro. ¿Por segunda vez? Sí porque El síndrome lector es una recopilación, reordenación y reescritura de muchas de las anécdotas librescas que sobre libros, leer, lectores y lecturas Elena Rius (alias de la estupenda editora María Antonia de Miquel) lleva años escribiendo en su blog Notas para lectores curiosos y que se agrupan en el libro bajo cuatro epígrafes: maneras de leer, el síndrome lector, curiosidades librescas y galería de bibliómanos.
Lo mejor que se puede decir de este libro es que desprende amor por la lectura y los libros. Al comenzar a leer te sientes en casa, o mejor dicho, o parte de un club «Hola, me llamo Moli y me encantan los libros» «Bienvenida Moli, pasa, todos te queremos aquí».
Lorenzo Silva lo explica mucho mejor que yo en el maravilloso prólogo del libro:
«Puede que no sean mucho, esos lectores. Puede que con el tiempo, el deterioro de la educación y la proliferación de las distracciones secan cada vez menos. Pero son los que hacen que escribir merezca la pena. Son ellos, aquejados del síndrome, los que sabrán valorar este libro, y darle (como a todos los demás que en el mundo son, fueron y serán) vida, belleza y sentido».El cómic del mes ha sido Oscuridades programadas. Crónicas desde Turquía, Irak y Siria, de Sarah Glidden. En el año 2010, la autora, viajó con dos amigos periodistas y un ex marine de los Estados Unidos por Turquía, Siria e Iraq. El propósito de su viaje era tratar de conocer, comprender y posteriormente reflejar, a través de su libro y sus dibujos, el papel del periodismo en la actualidad. Han pasado siete años desde aquel viaje de dos meses y la situación en los tres países visitados ha cambiado por completo: Turquía se ha convertido en una dictadura sin libertades y con el periodismo bajo sospecha y amenaza continua, Siria está completamente destrozada por una guerra civil que ha convertido a la mayor parte de su población en refugiados o muertos, e Iraq, que en el libro parece el sitio más peligroso, se recupera aún muy poco a poco de la invasión americana, la inestabilidad política y los ataques del estado islámico.
El mayor valor de Oscuridades programadas está en su presentación del papel del periodista, un papel muy alejado de todos aquellos tópicos que lo han empañado en los últimos años. No hay periodismo triunfalista, ni periodistas erigidos en salvadores de la democracia, los valores supremos ni la humanidad, no hay periodistas aleccionando sobre la importancia de su trabajo, ni periodistas protagonistas, no hay victimismo ni industria. En Oscuridades programadas hay dudas, hay interés, hay obsesión por contar historias pero sin prometer soluciones, hay interés en ser lo más objetivo posible y empeño en encontrar el mejor enfoque para contar la historia y, también, para conseguir venderla. Se persigue ver la realidad para poder contarla y se reflexiona sobre los errores al ejercer el periodismo.
En El Buscalibros he hecho una reseña muchísimo más extensa, pero Oscuridades programadas es un cómic muy interesante para reflexionar sobre el papel del periodismo, lo que debe y no debe ser, lo que puede y no puede conseguir y sobre cómo está cambiando su ejercicio y también su percepción. Debo añadir que los dibujos de Glidden, tan limpios, delicados y delineados producen un curioso choque con lo que se está contando. Al leerlo tenía en mente el enfoque que del mismo tema tiene Joe Sacco pero sus dibujos no pueden ser más diferentes.
Retrato de un matrimonio, de Nigel Nicolson me ha encantado. Otro libro al que llegué por una recomendación «Te va a encantar» y el recomendador acertó de pleno. El matrimonio que se retrata es el de Vita Sackville-West y Harold Nicolson, padres del autor del libro en realidad coautor porque de las cinco partes que componenen el retrato, dos son transcripciones de los textos que Vita escribiendo contando su vida y su historia de amor con Violet, la única de sus aventuras que puso en peligro su relación. Vita y Harold tuvieron un matrimonio increíble, duradero y, sobre todo, feliz para ellos dos.
Me ha conmovido su honestidad brutal con el otro y su sinceridad consigo mismos, también el consciente egoísmo sin límites de Vita y la compresión inteligente de Harold y me ha sorprendido la capacidad de ambos para construirse una relación, una vida, una familia a su medido, a salvo del qué dirán y de lo políticamente correcto. Los dos eran increíblemente inteligentes y, su amor era más intelectual y de afinidad que físico, a pesar de que tuvieron dos hijos. NO fueron padres ejemplares ni pretendieron serlo ( y menos para lo que se estila ahora) pero su hijo habla de ellos con amor absoluto y completa admiración.
Vita escribe sobre su infancia.
«Creo que tenía plena conciencia de que, si no podía ser popular, sería inteligente; y conseguí labrarme una reputación de persona inteligente, nada merecida, porque está claro que no lo soy, pero duradera como todas las reputaciones. No creo que haya desparecido aún; la gente dice «Oh, sí, escribe, ¿verdad?», como si hubiera que ser inteligente para escribir. Nadie me odiaba en el colegio, o al menos eso creo; incluso me parece que muchas me apreciaban. Pero me importaba bien poco que me quisieran o no. Fueron mis años más rebeldes. Me empeñé en el estudio y llegué a ser más pedante que nunca. Conseguí aspecto de profesional del intelecto. Dejadme que me enfrente a esa condenada verdad».Harold le escribe a su hijo cuando éste está en la universidad:
«No tiene sentido tratar de ser original. Esto conduce a meras contradicciones... y la gente contradictoria produce la peor especie de aburrimiento. Has de pensar las cosas por ti mismo. No empieces discrepando por principio de lo que piensan los demás. Quizá tengan razón. Pero elabora lenta, cuidadosa y silenciosamente tus propias ideas acerca de todas las cosas».Me ha encantado.
Y con esto, y un bizcocho, hasta los encadenados de junio que ha empezado genial.
lunes, 5 de julio de 2021
Podcasts encadenados. Salir del a mí eso no me gusta.
Cuando uno empieza a escuchar podcasts, como cuando empiezas a leer, uno elige lo que cree que va a gustarle guiado por sus gustos, empieza por lo fácil. Si me gusta la novela romántica solo leo novela romántica, si me gusta la fantasía solo leo fantasía, si me gusta el amor y lujo solo leo amor y lujo. Estás convencido de que cualquier otra cosa "No te gusta". ¿Por qué no te gusta si no lo has probado? Porque así lo has decidido. Yo también he pasado por ahí con la lectura, el cine, la música y, por supuesto, los podcasts pero creo que es una señal de madurez, crecimiento personal o como queramos llamarlo, el hecho de decidir un buen día qué vas a probar esas cosas que has decidido que no te gustan. Me pasó en literatura primero con el ensayo y luego con la ciencia ficción, me pasó en la música con los barrocos y me pasa ahora con los podcasts y la ficción. En principio no me atraen los podcasts de ficción pero me obligo a escuchar alguno porque sé que es un prejuicio absurdo que me priva de descubrir cosas fantásticas. Una de esas cosas ha sido la serie La esfera de Podium Podcast escrita por Polo Menárguez, con diseño sonoro de Teo Rodríguez y un cast de actores que están espléndidos. No soy oyente de ficción y, además, la ciencia ficción no es mi fuerte pero os recomiendo esta serie con todas mis fuerzas porque he devorado sus ocho episodios. Los guiones son fabulosos, los diálogos convincentes, los personajes creíbles y me he reído como nunca escuchando un podcast. Casi parece la vida real. Dejad a un lado vuestros prejuicios porque os va a gustar, entretener, divertir y gozar con unas interpretaciones maravillosas.
martes, 26 de mayo de 2020
Podcasts encadenados (XI)
De la misma manera que tengo hábitos y rutinas para mis lecturas, tengo hábitos y rutinas para los podcasts. ¿Por qué? Porque sí. Tengo un excel en el que apunto los podcasts que quiero escuchar y cuando los he escuchado, les pongo un Sí y los marco en negrita. ¿De dónde saco esos intereses? De lo que leo por ahí, de las newsletters a las que estoy suscrita y que son, sin duda, la mejor manera de estar informada sobre un tema en particular (Tengo que escribir sobre las newsletters en algún momento), de artículos en prensa sobre todo extranjera y de recomendaciones de otros frikis como yo. Además de esto, tengo un calendario en el que, cada día, apunto lo que he escuchado ese día y apunto algunas notas. Así que tengo un excel, un calendario y un rutina. La rutina consiste en escuchar a diario o semanalmente una serie de podcasts a los que soy fiel y elegir una serie completa para escuchar a lo largo de esa semana. ¿A qué me refiero con una serie completa? A un podcast que se centra en una sola historia que va a contando a lo largo de varios episodios hasta que termina. En jerga se llaman podcasts narrativos y su temática es variada. Pueden ser políticos, históricos, de investigaciones de crímenes, etc.
Actualización: he escuchado el episodio extra con la última entrevista a Rubalcaba que dice cosas muy sensatas. Poco después, murió de manera inesperada. El siguiente episodio titulado "El secreto" cuenta la infancia del Rey desde que llega a Madrid para formarse como heredero de Franco hasta el accidente en el que mató a su hermano Alfonso. La verdad es que llamarlo "secreto" me parece un poquito excesivo porque todo el mundo conoce la historia. Me ha gustado menos que los dos primeros y además creo que meter las voces de conocidísimos personajes interpretando a los protagonistas de la historia es un error garrafal. Escuchas a los actores y no a los personajes y le restas toda la creatividad.
Seguiré informando.
miércoles, 30 de junio de 2021
Lecturas encadenadas. Junio
Hay posibilidades de que este post sea el más corto dentro de la sección lecturas encadenadas porque junio ha sido un mes muy intenso para muchas cosas que me han tenido apartada de la lectura y, sobre todo, me han hecho caer como una piedra al acostarme. Estar ocupadísima y dormir bien son dos actividades que van mal con la lectura.
Al lío.
El mes empezó con ganas pero se desinfló en la página doscientos cincuenta. El mundo después del cumpleaños de Lionel Shriver fue una adquisición en la Cuesta Moyano porque no había leído nada de esta autora y me apetecía (ya sé que el que hay que leer es Tenemos que hablar de Kevin, lo tengo en mi lista). Veo en mis notas que me tomó solo ocho días leerlo pero se me hicieron largos. La novela parte de una idea que si bien no es original puede tener su gracia pero a partir de la página doscientos cincuenta se acaba la gracia. Irina vive con Lawrence, son pareja desde hace más de diez años y llevan una vida monótona pero cómoda y confortable. Un buen día, en una cena con el exmarido de una examiga, siente una pequeña atracción y, a partir de ahí, Shriver bifurca la narración en dos direcciones paralelas. Una en la que Irina es infiel y otra en la que no. Cada uno de estos universos paralelos está contado con una minuciosidad que si bien, como he dicho antes, al principio interesa porque cualquier detalle puede cambiar una percepción, una sensación, una palabra, según avanza resulta repetitiva y cansina.
¿Es una mala novela? No. ¿la recomiendo? Pues tampoco a no ser que la saques de la biblioteca, te la encuentres en una librería de viejo y quieras echar un ratillo. Pero vamos que es prescindible completamente.
Londres de Julio Camba, me llamó la atención el Día del libro en la Librería La Lumbre. Nunca había leído a Cambra y esta recopilación de los artículos que escribió en 1910 cuando llegó a la capital británica como corresponsal del diario El Mundo (otro Mundo, no el de ahora). Las crónicas que se recogen aquí son todas muy parecidas y al leerse todas seguidas dan la sensación de que Camba se repite. Se parecen también mucho a lo que ahora mismo podrían escribir Tallón, Jabois, Manuel de Lorenzo o cualquier otro articulista gallego. Camba también lo era y supongo que eso marca algo. Tiene el mismo tono, la misma ironía, la misma capacidad para de lo más trivial escribir quinientas palabras.
Obviamente eran otros tiempos para el periodismo porque, ahora mismo, dudo mucho que ningún periódico mandara a alguien a Londres, con todos los gastos pegados, a escribir sobre la niebla, el roastbeef, las mujeres ingleses, el peligro de ser inglés o cualquier otra cosa. Esto es lo que hace Camba, pasear, encontrarse con gente, charlar con sus compañeros de pensión y contar todo lo que le parece chocante sobre todo comparándolo con lo español y lo francés porque también había estado de corresponsal en París.
"Un español se tumba en un sofá y sueña. En cambio, cuando un inglés se tiende en la misma forma, deja de existir. Un inglés tendido es como un mueble volcado."
"Todas las cosas inglesas están perfectamente rematadas; pero ninguna lo está tanto como el inglés mismo. Un inglés es un inglés y no podrá ser otra cosa. Aunque viva medio siglo en el extranjero, seguirá siendo inglés. Si tiene hijos fuera de Inglaterra, estos hijos serán tan ingleses como él. Si estos hijos tiene a su vez otros hijos, también saldrán ingleses. El ingles un producto admirablemente irreductible".
A Camba le chocan las comidas (no descarto que en algún momento aparezca una pintada, un grafiti romano o una anotación en un incunable que diga "Como en España no se come en ningún sitio"), la niebla espesa que cubre la ciudad y que, en cierta manera, es la ciudad, el carácter inglés siempre orgulloso de ser todo lo británico que se pueda, su moral, su racismo, las mujeres independientes que trabajan, van con pantalones y no tienen intención de casarse, etc.
A partir de esa extrañeza inglesa, Camba (nos) retrata muy bien. No hemos cambiando en ciento diez años.
"Cada español, como el marqués de Bradomin, ha divido a España en dos grandes bandos: uno, él y el otro, todos los demás".
"Todos los españoles son políticos y es probablemente, la causa de que España esté tan mal gobernada".
Mi última lectura del mes ha sido Los días perfectos de Jacobo Bergareche y, curiosamente, en este encadenamiento de lecturas, también va de infidelidades. Luis, periodista, conoce a Camila, arqutecta, en un congreso en Austin y tiene uno de esos affaires que son perfectos precisamente porque son affaires. No destripo nada porque esto se cuenta en la contraportada.
Bergareche traza un acertado retrato de una infidelidad que es como todas las demás: preciosa y única vista desde dentro y corriente y moliente vista desde fuera. Bergareche retrata bien no solo la infidelidad sino el inicio de cualquier enamoramiento, ese momento en el que no hay nada más que la otra persona, en que cada actividad parece única y especial, en que crees que nadie ha amado como os amáis vosotros, que no se te olvidará nunca y que durará siempre porque harás todo lo posible y lo imposible para que sea siempre así, porque es imposible que no sea así. Todos hemos estado ahí. Incluso William Faulkner que tiene una presencia importante en la trama y que no voy a destripar.
La novela se estructura también, de una manera parecida a la de Shiver en dos partes. En la primera parte la carta de Luis a Camila: "Verte se queda corto. Te tuve, me tuviste. Nos tuvimos". La segunda parte que para mí desmerece la primera parte tanto en la forma como en el fondo es la carta de Luis a Paula, su mujer: "Me aburro. me aburres. Nos aburrimos. Probablemente no sea más que eso, aburrimiento. Tedio. Ni más ni menos que la mayoría de las parejas que conocemos."
Es una novelita correcta, entretenida y con algunas cosas muy buenas.
Y ya está. No hay más. No me ha dado tiempo. Ayer saqué seis libros de la biblioteca que planeo leer en el próximo mes. Con la espereza de conseguirlo y un bizcocho, hasta los encadenados de julio.
miércoles, 27 de diciembre de 2023
Podcats encadenados: lo mejor del año
Estamos en mi época favorita del año, la «semana muerta», esos días que van de Navidad a Reyes en los que todo (si has hecho bien la vida social) se para y puedo estar en casa tranquila, sin obligaciones ni prisas. El año pasado escribí esto sobre estos días: «La semana muerta me protege, crea un tiempo y un espacio en el que lo que predomina es la tranquilidad, tanta que adormece. Al principio, la mañana del veinticinco, es raro acostumbrarse a esa ola de calma que lo envuelve todo y me cuesta habituarme pero, después de la comida de Navidad, ya estoy hecha a respirar dentro de la ola y deslizarme casi como si nadara, sin rozar con la rutina diaria y sus esquinas. Incluso las tareas de la casa (cocinar, limpiar, tender, planchar) en la semana muerta me resultan acogedoras.
Acolchada. Eso es. En la semana muerta el tiempo, el espacio, mi casa, mis relaciones, el trabajo, todo está acolchado, mullido».
Aprovecho esta semana para publicar mi lista de mejores podcasts del 2023 en inglés. Si quieres leer mi lista de mejores podcasts en español del año, la publiqué en Babelia y no voy a repetirla aquí, que me aburro. Si no hablas inglés, no importa: puedes leer la lista entera solo para entretenerte y hacerme feliz: ¿Acaso tienes algo mejor que hacer en la semana muerta? Sé que a lo mejor no escuchas podcasts, que quizás no hablas inglés, pero me encantaría conseguir que leyeras esto hasta el final, como cuando yo leo críticas de restaurantes a los que sé que jamás iré, o de películas que jamás veré, solo porque el que escribe me hace pasar un buen rato.
He dado tanto el coñazo con este podcast que ya me da hasta vergüenza. Es de Serial y The New York Times. Empieza así: “The women are seeking fertility treatment for a variety of reasons. They’ve had a couple of miscarriages, and they’re pushing 40. They don’t have fallopian tubes, or they need sperm. All of them wind up at the fertility clinic at Yale University”. La voz de la narradora Susan Burton llega a tus oídos de golpe, sin sintonía y sin presentarse. Lo que Susan nos está contando, en un relato en presente (suelo estar en contra de narrar en presente) crudo, aséptico y frío es la historia de esas mujeres, primero con su voz, como ya he dicho, limpia de cualquier juicio o interpretación; y luego a través de los testimonios de esas mujeres, de esas pacientes. Ellas narran cómo fueron las extracciones (the retrievals) de sus óvulos y el insoportable dolor que soportaron, un dolor inimaginable. Un dolor que las deja dobladas y llorando durante días. Un dolor que las hace sentir débiles, no válidas, quejicas y, sobre todo, incomprendidas; porque cuando lo verbalizan la respuesta que reciben es incredulidad en el mejor de los casos y desprecio en el peor: «eres una floja». No lo cuentan, no se quejan, porque les dijeron que «esto no duele»; así que no se sienten autorizadas para decir «esto ha sido el dolor más terrible que he sentido en mi vida». Llegan al punto de dudar de lo que sienten porque les han dicho que no podían sentirse así. Por supuesto, tenían razón al quejarse, al decir que les dolía muchísimo. Una de las enfermeras de la clínica de Yale, adicta al fentanilo, había estado robando la droga y sustituyéndola por suero. Es decir, las estaban clavando una aguja gigante en el útero ¡sin anestesia! Desde ahí el podcast abre un montón de hilos que van más allá de este caso particular. Se habla de, y sobre todo se siente, esa incomprensión médica hacia el dolor femenino. Se habla de racismo y de rabia, de la presión que el hecho de ser madre supone para muchas mujeres. Lo más impresionante de este podcast, más allá de la historia (que es brutal), es que si lo diseccionas nada está dejado al azar: tanto manera de introducir el relato como la elección del tono de la narradora (crudo, completamente aséptico); el momento justo en el que se menciona por primera vez «las mujeres» y cómo poco a poco vamos sabiendo más detalles de las vidas de cada una de ellas… Cada porción de información está colocada en el lugar preciso y en el momento justo, construyendo una narración perfecta. Nada está dejado al azar y tú, como oyente, quizá no percibas esa construcción; pero si eres un poco friki, como yo, y te tomas la molestia de analizar cómo te sientes en cada momento de la narración, qué piensas o qué recuerdas al terminar el episodio, verás esa estructura maravillosamente diseñada. No sé las horas y horas y horas de trabajo que hay detrás de lo que nos llega a los oídos. Mención aparte merecen la música y el arte que han escogido. Es un producto redondo: huele a hospital, a dolor, a rechazo, a soledad, a vergüenza, a rabia. Si solo vas a escuchar una cosa en inglés este año, que sea The Retrievals.
Otro que he recomendado hasta volverme cansina. Los parques naturales de Estados Unidos son algo tan impresionante que cuesta describirlos. Ninguna fotografía o vídeo que puedas ver por la red hacen justicia a la realidad. En imagen puedes percibir una mínima parte de su belleza, pero las sensaciones que tienes cuando los visitas son indescriptibles: la inmensidad, lo salvaje, la naturaleza con todo su poderío e indiferencia hacia nosotros, la soledad. Digo que son indescriptibles o eso pensaba yo hasta que este verano escuché este podcast producido por The Washington Post. Lillian Cunningham, periodista, nos lleva de viaje por cinco parques naturales de Estados Unidos, explicando en cada uno de ellos un problema al que se enfrentan estos espacios protegidos. Tenía mis reservas al empezar a escucharlo porque me daba miedo que fuera un canto al ecologismo, algo demasiado buenrollista y que fuera aburrido. Como siempre digo, hay que saltar por encima de las reservas que uno tiene porque, muchas veces, te mantienen alejado de cosas que merecen muchísimo la pena. No me esperaba lo que Cunningham ha conseguido hacer: transportarme a cada uno de esos parques, estar allí, sentir el viento en Yosemite, la arena caliente del White Sands National Park, ver a los bisontes en Glacier Park, agobiarme por la humedad en los Everglades y disfrutar del frío cortante en Gates of the Artic en Alaska. Es un podcast espectacular y bonito. De él me ha gustado todo. Por ejemplo, el último episodio, en Alaska, comienza con la llegada de la periodista al parque. Se escuchan las hélices del hidroavión que la ha dejado allí y las gotas de lluvia que caen en su impermeable. «Algo de lo que me doy cuenta después de unos minutos es que mi oído ha empezado a cambiar. En vez de filtrar el ruido, busco el sonido». Se escuchan sus pasos, la llamada de un pájaro, «la inmensidad hace que sea más fácil fijarse en los detalles». Es una escena construída con el sonido, sutil, y la escritura. Es perfecta. Después, mientras se sigue escuchando la lluvia, introduce al personaje que la acompañará en el episodio con estas palabras: «John tiene pinta de poder estar aquí todo el día sin inmutarse. Lleva puesto un grueso impermeable amarillo pero no se ha puesto la capucha. Sus hombros están relajados. Mirándole parece que esta lluvia fría es una ducha caliente». Y después silencio mientras seguimos escuchando la lluvia. No sabes cómo es John, si es alto, bajo, gordo, flaco, si tiene 25 o 50 años… pero con esa descripción, lo ves. Field Trip es un viaje sonoro y mental precioso. Cada uno de los episodios es un auténtico placer, un regalo de escucha. Es además un podcast al que volver porque se siente como un lugar feliz.
De primeras, este podcast de Wondery y Pineapple Street me resultaba poco atractivo: cualquier cosa que se estrene pegado a Halloween y tenga que ver con terror, fantasmas, miedo o fantasía me da casi tanta pereza como ver cantar a Rosalía. Pero me lancé a él y me lo pasé tan bien. ¿De qué va? Pues el narrador, Tristan Redman, no cree en fantasmas, como yo, como (espero) tú y como cualquiera con dos dedos de frente; pero recuerda que en la casa en la que vivió en Londres hace muchos años, en su habitación, pasaban cosas raras por las noches: las cosas se movían de sitio y él tenía siempre una sensación extraña. Un buen día, años después, cuando va a esa casa con su novia, ésta pregunta si puede invitar a su abuelo que está en la ciudad. Cuando el abuelo llega, dice: «anda, qué curioso, nosotros vivíamos en la casa de al lado cuando yo era niño. En esa casa mi tío mató a mi madre y luego se suicidó cortándose el cuello». De todas las casualidades que te pueden ocurrir en la vida creo que ésta debería estar en el top 3. La cuestión es que tiempo después, mucho, cuando Tristan lleva ya años casado con esa novia, vuelve a esa historia porque se encuentra con un vecino que le comenta que otras familias que vivieron después en esa casa también le hablaron de experiencias extrañas en esa habitación. Con todo esto, Tristan decide investigar la historia de su familia política, saber qué ocurrió aquella noche de noviembre de 1937 cuando la bisabuela de su mujer fue asesinada de dos tiros en los ojos por su hermano, veterano de la I Guerra Mundial. El personaje fundamental de la historia es el viudo, John Dancy, conocido en la familia por el apodo de “Feyther”, que es para toda la familia una especie de héroe inspirador y legendario. ¿Puede ser el asesino? El podcast se desarrolla en ocho episodios con constantes giros de guión que obligan al oyente, a ti, a cambiar de idea. Pasas de estar convencido de que es el asesino a pensar que no, que es imposible, admiras a Feyther para luego creer que a lo mejor oculta algo, tienes dudas, vas, vienes y, lo importante, por el camino estás entretenidisimo. Además, como buena serie poblada de personajes ingleses, es fascinante ver cómo se aferran a las creencias ancestrales, a la tradición; y que para ellos es una debacle contemplar la posibilidad de que algo de su pasado no sea tal y como ellos creen.
Este podcast tuvo un éxito sin precedentes cuando lo recomendé en mayo, así que aunque tiene algún que otro fallo tenía que estar en esta recopilación. Es de iHeartMedia y está presentado por Dan Kitrosser. Antes de escucharlo yo sabía que Stalin tenía una hija, pero no sabía que se llamaba Svetlana ni nada más sobre ella. Escuchando a Kitrosser descubrí que la vida Svetlana Stalin fue increíble: su trayectoria vital, los viajes, las relaciones; sus reacciones son tan descabelladas que si te las presentaran en un guión de cine dirías: «¡Anda ya!». Dan Kitrosser es dramaturgo y llegó a la historia de Svetlana a partir de un libro que cayó en sus manos y que trataba de la vida dentro del grupo Taliesin Fellowship. ¿Qué es esto? Una especie de comuna, reunión u organización que se creó en torno a Frank Lloyd Wright. ¿Qué tiene que ver Svetlana con esto? Pues es que no os lo puedo contar porque os reventaría la historia, pero a partir de ahí Kitrosser reconstruye toda la vida de la llamada «princesa soviética», desde su tierna infancia en Moscú hasta su muerte en 2011 a los 85 años de edad. Kitrosser es una especie de Boris Izaguirre: es inteligente, divertido, ingenioso, con un sentido del humor muy punzante y una fantástica ironía. Es también un poco histriónico y creo que su tono es el contrapunto perfecto para la historia de Svetlana. Son 10 episodios de unos 30 minutos y, aunque es verdad que los dos últimos podrían haberse resumido en uno solo, para cuando llegas allí ya le tienes tanto cariño a los dos (al host y a la protagonista de la historia) que te quedas hasta el final.
Voy a meter esta ficción en la lista porque cinco meses después de escucharla sigo recordándola y eso la hace merecedora de estar aquí. Es un contenido bastante adictivo, parecido a las películas de sobremesa de fin de semana o una serie de televisión de esas con una trama un poquito increíble pero a la que te enganchas con fervor. People Who Knew Me es una ficción de la BBC protagonizada por Rosamund Pike (sí que sabes quién es: pincha y lo ves) y Hugh Laurie (sí, el Dr. House) basada en una novela. Tiene diez episodios de 15 minutos de duración que, si te animas a escucharlos, puedes devorar del tirón y no como yo, que agonicé durante cinco semanas para tener mi dosis semanal de drama. La historia que cuenta es la de Connie, una mujer que finge su propia muerte en el 11S y se lanza a tener una nueva vida. No he destrozado nada porque esto se cuenta en los primeros 30 segundos del episodio. Desde esa nueva vida, en la que pasan cosas, claro, descubrimos quién era Connie antes y por qué tomó esa decisión tan radical. Hay pocos personajes, la trama se sigue sin problema, hay amoríos (obvio) y no contiene grandes efectos sonoros que te distraigan. Es adictiva, entretenida, engancha y es perfecta si quieres escuchar una ficción que sencillamente te distraiga. Los actores, además, están estupendos.
6.- Think Twice: Michel Jackson
A este podcast llegué por devoción al medio, porque Jackson es un personaje que jamás me gustó. Mi amiga Almudena era devota del llamado “rey del pop”, tenía su cuarto lleno de pósteres, se sabía todas las canciones y lo adoraba, mientras que a mí siempre me dió repelús. Por eso, decidirme a escuchar este podcast de Audible y Wondery fue una cuestión de fe, profesionalidad y confianza en unos de los hosts, Leon Neyfakh, al que ya conocía de otros trabajos. Es un podcast muy serio, muy bien escrito y equilibrado. Nos cuentan la historia de Jackson empezando por la mitad, cuando en 1993, a punto de empezar a rodar una película de terror con Stephen King, las primeras acusaciones de abusos sexuales saltaron a la prensa. Desde ahí, Leon Neyfakh y Jay Smoot, el cohost, recorren la vida de Jackson a través de múltiples testimonios de periodistas, policías, amigos del cantante, gente que trabajó para él, que trabajó con él, testimonios de la época. He dicho que recorren su vida pero también, y esto es fundamental, nuestra vida. Quiénes éramos como sociedad, sobre todo en los 80 y los 90. Merece especial mención la difícil narración a dos voces, siempre compleja, que Neyfakh y Smoot llevan con especial suavidad y cadencia sin que rechine en ningún momento. Por supuesto si, como yo, conocías la historia de Jackson por titulares y cuatro vaguedades, este podcast es una manera fantástica de conocer toda su vida con una perspectiva muy poliédrica, mostrando todos los hechos.
Otro podcast que traigo porque desde que lo escuché no he dejado de pensar en él. No se parece a ningún otro de esta lista porque es un podcast de metaperiodismo. No cuenta una historia, es una reflexión sobre qué y cómo deben contar los periodistas en estos tiempos en los que han dejado de tener el monopolio de la información, en el que cualquiera con un móvil puede ser noticia y copar portadas y atención, en el que su oficio ha caído en descrédito (a menudo por su culpa) y mucha gente desconfía de los medios de comunicación. Jeremy Bowen, periodista de Internacional de la BBC reflexiona a lo largo de 10 episodios de 10 minutos sobre cosas como: ¿Qué es la verdad? ¿Se puede ser neutral? ¿Ser imparcial debe ser el objetivo del periodismo? ¿Qué peso debe tener tu historia en lo que cuentas? ¿Quién paga la información? Es un podcast imprescindible si eres periodista y también si no lo eres. Hay que saber qué está ocurriendo con el periodismo en la sociedad en la que vivimos.
8.- Wiser Than Me with Julia Louis-Dreyfus
En general no soy muy fan de los podcasts conversacionales (prefiero dedicar mi tiempo a los narrativos), pero Wiser Than Me tenía que salir en esta lista. Es un conversacional con un tema y está enfocado en su planteamiento: eso ya lo diferencia del 99% de los conversacionales tanto en inglés como en español. El enfoque es entrevistar a mujeres mayores que la actriz de Seinfeld, que tiene ya 62 años. En esta primera temporada han pasado por aquí Jane Fonda, Fran Lebowitz, Isabel Allende, Amy Tan, Rhea Perlman… Escuché todos los episodios y en todos me encontré sonriendo, asintiendo o sorprendiéndome, cosas que es rarísimo que me pasen escuchando entrevistas. Aprendí con Diane von Furstenberg que mejor que preguntar «¿cuántos años tienes?» es preguntar «¿cuánto has vivido?». Estoy deseando que empiece la segunda temporada.
9.- Holy Week
De toda la lista este es el podcast más serio. Me parece una obra maestra. De Martin Luther King Jr. yo solo sabía que fue asesinado, que poco después mataron a Bobby Kennedy y que en su honor en Estados Unidos es festivo el tercer lunes de enero. Escuchando Holy Week, de The Atlantic, aprendí tantísimo que dio vergüenza la enormidad de mi ignorancia; y eso que el podcast solo se centra en una semana: los siete días siguientes al asesinato de King el 4 de abril en 1968.
No es un true crime. De hecho, sobre el asesinato no se cuenta apenas nada: solo cuándo ocurrió. ¿Qué sucedió cuando mataron a King? ¿Qué fuerzas se desencadenaron? ¿Qué problemas políticos? ¿Qué esperanzas desaparecieron? El primer episodio es una obra maestra, llevándonos a esa semana, a ese día, cuando había otras noticias importantes que, sin embargo, desaparecieron por la magnitud del asesinato. La música, el tono, el guión, los testimonios… Todo está enfocado al propósito de transmitir una idea: ¿qué hubiera pasado si no le hubieran matado? Toda la narración, esos siete días, se construyen con las historias particulares de personas normales y corrientes que no sabían que estaban viviendo un momento histórico y que los detalles de su vida (qué llevaban puesto, cuándo vieron por última vez a un ser querido o con quién hablaban por teléfono cuando se enteraron de la noticia) formarían parte de su memoria de esos días. Esta manera de tejer el sustrato de la información ya lo trabajó igual el equipo de Holy Week, incluido su host Vann R. Newkirk II (mis respetos a alguien que pone el «II» siempre en su nombre), en Floodlines, otro podcast de The Atlantic que ya recomendé con entusiasmo hace algunos años. No voy a engañar a nadie: es un podcast «para mayores». Es un podcast perfecto en el que no quiero dejar de señalar una cosa: en los ocho episodios los efectos de sonido son casi inexistentes, pero todo está construído a partir de una música que recrea el ambiente, que lleva al oyente a aquellos días, a la tensión, la sensación de incertidumbre, el vértigo y la incredulidad, las protestas, la desilusión y el fin de la esperanza. La música es de Julius Eastman interpretada por Wild Up y no fue creada por el podcast lo que hace aún más impresionante el encaje perfecto entre narración y música. El arte y la web son también magníficos y hay transcripción de todos los episodios.
10.- Nightwalk. Termino esta lista con un podcast pequeño y más experimental: una miniserie de 4 episodios del podcast Constellation Prize que es una monería. Es original en el buen sentido de la palabra (y no como cuando tu prima decide que en su boda en segundas nupcias su vestido va a ser del mismo color que el de su marido porque eso les parece «original y divertido», cuando no es más que hacer el mamarracho), interesante, profundo e intenso, también en el buen sentido de la palabra (y no como cuando tu amiga del colegio, después de divorciarse, decide hacerse coach emocional para sanar vidas).
Bianca Giaever tiene un abuelo y una abuela. Tendrá más, pero estos son los que aparecen. El abuelo tiene más de 90 años, nunca ha sido religioso, no cree en nada y para él la vida es sencillísima: no puedes evitar nada de lo que te va a pasar, así que no hay que preocuparse. La abuela vive sola en Eslovaquia y, cuando Bianca la visita por primera vez, lleva diez años sin salir del apartamento en el que vive porque las rodillas la matan de dolor. La abuela, además, no habla inglés; pero tiene la casa llena de fotos de Bianca y su hermano, que nacieron en Seattle y son estadounidenses. Bianca tiene como foto favorita una en blanco y negro de su abuela diciéndole adiós desde la ventana el día que se fue.
¿Qué papel juegan los abuelos en Nightwalking? Poco, no son importantes para la trama, si es que hay alguna, pero quería traerlos aquí porque los cuatro episodios están llenos de detalles así que, si no estuvieran, no se echarían de menos pero que, al estar, dan una textura y complejidad a la historia que la enriquece y la diferencia. ¿De qué va entonces el podcast? Pues Bianca, en plena pandemia, se aburre como todos. Pero ella tiene la suerte de, en el verano de 2020, poder salir de Brooklyn e irse a pasar el verano a una cabaña en Vermont con su compañero de piso. Allí se aburre igual, pero está en el campo y, como es joven, entra en una crisis existencial del tipo: ¿Quién soy? ¿En qué creo? ¿Me voy a quedar toda la vida sola? Sé que todo esto suena de pereza máxima PERO, contra lo que todo parece indicar, Bianca no es una petarda y cae bien. Por una serie de cosas que no voy a reventar, acaba compartiendo un reto con una poeta famosa: Terry Tempest Williams. Durante catorce noches saldrán a dar un paseo nocturno y, al volver a casa, escribirán una carta que se mandarán por correo electrónico y, obvio porque esto es un podcast, también se grabarán leyendo. A partir de esta idea, tan de pandemia, Bianca teje cuatro episodios llenos de reflexiones, anécdotas, historias y dudas; con un diseño sonoro muy interesante y que funciona como he dicho al principio: como una monería, como esa pieza de cerámica que compras en un viaje y te da gusto mirarla en tu estantería.
El otro día, cuando me saltó el resumen anual en mi aplicación de podcast, descubrí que en 2023 he escuchado 268 podcasts diferentes y 1166 episodios (enteros 1103). La verdad es que me asusté: es una barbaridad. Lo bueno es que tanta escucha me permite recomendar con criterio o, al menos, pretender que lo tengo.
Entrando aquí está en Spotify la lista de Podcasts encadenados.
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