jueves, 14 de septiembre de 2017

El adolescente desaprendido


Tienes hijos, crecen, y hacen cosas que tú les vas enseñando. Van a aprendiendo a desarrollar ciertas habilidades, ciertas destrezas, adquieren lo que tú ilusamente crees que son espacios de independencia y de control y tú te confías. Crees que la crianza, la educación es siempre hacia delante y que tus hijos siempre aprenderán a hacer más cosas perfeccionando, con el tiempo, las que ya saben. 

Ja. Qué cabrona es la vida y que memo eres tú. Al llegar a la adolescencia, el proceso de aprendizaje que tú creías imparable se ralentiza hasta pararse. ¿Podría ser peor? Lo es. Ante tu atónita mirada y tu mandíbula desencajada descubres que tus adolescentes desaprenden. 

Cada semana, cada hora, cada minuto una nueva incapacidad se suma a la lista de "Cosas para las que un adolescente está mágica y súbitamente incapacitado". 

Cambiar el rollo de papel higiénico. El primer día piensas que ha sido despiste, el segundo que se les ha olvidado, el tercero decides que lo mejor es dejarles el rollo de repuesto en un cajón del baño para que así no tengan si quiera que retener el dato los diez segundos que se tarda en llegar a la cocina. El cuarto lo dejas encima de la taza. Y el quinto te das cuenta, por fin, de que son incapaces de cambiar el rollo. «Pero vamos a ver ¿es que habéis perdido los pulgares oponibles y no sois capaces de cambiar el rollo?» Te miran como si les hubieras pedido que ensamblaran un módulo espacial. Sospecho que asociado a esta incapacidad está la de colgar las toallas en su sitio, siendo su sitio cualquier otro que no sea el suelo. 

Comprender que para que algo esté ordenado hay que ordenarlo previamente y mantenerlo después. Los adolescentes vuelven a su más tierna infancia y vuelven a creer en Mary Poppins. Concretamente parecen pensar que tú eres Mary Poppins y que cuando se encuentran sus camisetas guardadas en los cajones tú lo has logrado chasqueando los dedos mientras ellos dormían. Cuando les das un baño de realidad, obligándoles a ordenar, de repente poner orden se convierte, para ellos, en una tarea más o menos a la altura de construir la Gran Pirámide sin haber conocido la rueda. Protestan tanto que temes encontrarte un piquete sindical en el pasillo. 

Encontrar algo a la primera. En mi caso, tengo dos hijas, que han desarrollado y perfeccionado la técnica del desencontrar hasta dibujar con ella una filigrana exquisita. Me he pasado su infancia diciéndoles "buscáis como un hombre", pero ahora mismo eso se queda muy muy corto. Vivo temiendo el día que no encuentren la nevera en la cocina, presiento que está cerca. 

Sentarse como una persona normal. Para empezar no se sientan doblando el cuerpo para posar el culo en el asiento. Se desploman. A veces, sólo se dejan caer pero lo normal es que se derrumben, desparramándose como pulpos por el sofá. Si es en una silla, o bien se hacen bola en el asiento como si el suelo fuera lava y los pies no pudieran tocarlo o, se escurren por la silla rozando con los nudillos de sus manos el suelo mientras apoyan la barbilla en la mesa. Otra cosa curiosa que desaprenden, con la edad, es que una silla es un asiento para una sola persona y un sofá es para varias. 

Calibrar cuánto van a comer. «¿Qué hay de comer? Tengo muchísima hambre, muchísima, me muero de hambre. ¿Cuánto falta? Ponme más, ese trozo, el más grande». Las miras orgullosa sintiéndote la madre naturaleza alimentando a sus polluelos y tras tres bocados dicen «puff, ya no puedo más». Tu orgullo de proveedora se esfuma y vuelves a sentirte cómo cuando tenían cuatro años y te crecía el pelo esperando a que terminaran de cenar. 

Pues ya sabes, de aquí no se levanta nadie hasta que te termines lo que hay en el plato. 
¿Cómo que ya sé? ¿Desde cuando es así? 

Y así pasamos los días, desaprendiendo. 


20 comentarios:

Eliahh dijo...

Cuando estaba en el colegio, mi madre que era profesora de instituto me decía que estaba muy bien todo lo que aprendía (ríos, la Reconquista, etc.) pero que luego los niños con 12 años lo olvidaban todo y en el instituto lo tenían que volver a aprender.
Obviamente no me lo creía, me parecía imposible olvidar esas cosas tan interesantes que me había incluso memorizado.
Hasta que tuve 14 años y descubrí que sí, que lo hacía apenas un par de años era obvio, ahora nadaba en un mar de bruma en el recuerdo.
¿Será la adolescencia, el cambio hormonal? ¿Será ley de vida porque aprendemos demasiadas cosas nuevas y tenemos que desechar las antiguas?
Un saludo y mucho ánimo.

Anónimo dijo...

Solo una palabra: Zits

AICILA dijo...

Mis hijos son un poco mayores que las tuyas. Cuando empecé a leerte me sentí profundamente agradecida porque ponías por escrito y en clave de humor cosas por las que yo también había pasado.
He estado esperando el momento en que tus hijas llegaran a la adolescencia....y te doy nuevamente las gracias.... porque además, horror, todavía no la hemos dejado atrás.
Paciencia (?)

Elena Rius dijo...

Sospecho que las características adolescentes que mencionas son universales, parte de una fase tan molesta como inevitable. Como madre de unos hijos que, afortunadamente para mí, ya han pasado esa etapa de su evolución, tengo que decirte que si bien los hijos retornan a la normalidad en muchos aspectos, los míos al menos no han conseguido aún (y ya tienen unos años...) cambiar el rollo del papel de váter. Pensaba que era porque son chicos, pero parece que esta incapacidad también aflige a las chicas, a juzgar por lo que les sucede a las tuyas. ¿Lo lograrán alguna vez?

NáN dijo...

La revuelta hormonal y sus estragos termina, verás cómo termina... a no ser que sea tan potente que tengan que aprender a llevarte flores al cementerio y no te enteres de que ha terminado. Pero mientras termina me froto las manos pensando en lo que me voy a reír leyéndote: “o, se escurren por la silla rozando con los nudillos de sus manos el suelo mientras apoyan la barbilla en la mesa”... ¡¡Fantástica descripción!! Me duele la boca de tanto reírme imaginándolas.

Pero por sacar los pies del tiesto, está el caso de los hombres “a la antigua” (deseo de verdad que esos hombres ya no existan). Una anécdota del padre de un amigo, médico prestigioso, contada por el hijo.

El padre se va a duchar, a dos puertas del salón, y todos saben la conversación que se va a producir:
--María, ¿dónde está la toalla?
--¿Has mirado en el toallero?
Fin de la conversación.

xaquin dijo...

Como consigues que un espacio de escritura rectangular se convierta en algo tan perfectamente redondo?

Anónimo dijo...

A esas edades hay cosas más importantes que hacer y en las que pensar que recambiar el rollo, jaja. tata_keli

Ana de Cestaland dijo...

¿No será la causante la poda neuronal que se da en la adolescencia que comenta Punset???
Que igual es hasta científico!😅😅😅

regaliz dijo...

¿Cómo era eso de la Bola de Cristal? ¿¿Aprendiendo a desaprender para desenseñar cómo se deshacen las cosas ???, pues eso. Las mías desaprenden que los picaportes no son perchas para colgar la ropa (mi sucia, ni limpia)

Anónimo dijo...

Este es un blog para marujas. Cuánta banalidad y perogrullada.
Tiene que haber de todo.
Supongo.

Anónimo dijo...

El último comentario del "anonimo" me parece muy "inteligente" y matizadísimo. Además desprende un insuperable sentido del humor... Como se dice en élserá que tiene que haber de todo. Bueno, por lo demás mis hijas han pasado ya los 20 y seguimos igual. ¡O peor, si cabe!😂😂

NáN dijo...

Anónimo de las 0:45: Tienes un gran sentido del humor (ya se sabe, las "marujas" lo necesitamos para sobrevivir). Pero que con más de 20 tus hijas estéis igual o peor me parece terible. Mucho ánimo.

Sara dijo...

Tal cual... pensé que era la única con el rollo de papel

Sara M. dijo...

¿Ordenar? Eso es un concepto muy sobrevalorado, y además, con tantas definiciones como adolescentes y madres hay en este mundo.
Lo de encontrar algo a la primera... me conformo con que lo encuentren; aunque sea a la tercera advertencia de que se quedan sin móvil.

María dijo...

Me pareció muy light, la verdad. Será más adelante quizás, cuando un hij@ con una educación laica y padres ateos, de repente sale de derechas y te dice que está en los Kikos, o al revés, le da por coquetear con las drogas y hacer lo que le sale del mismísimo...
Un saludo

Anónimo dijo...

jajaja...me fascinan siempre los anonimos enfadados que se toman la molestia de escribir y lo mucho que se irritan por chorradas. jaja.. lo de marujas denota que lo ha escrito un tio, jaja. en mi trabajo ya me han llamado maruja alguna vez por hablar de estas banalidades. En forocoches si hay profundidad ( y no me parece ningun pecado que no la haya) Mucho Animo Moli, espero que los comentarios de padres experimentados, te sirvan

el chico de la consuelo dijo...

La modernidad ha cometido el error de hacer coincidir la adolescencia de los hijos con las menopausia de los padres.
No digo mas
Abrazuchos.

Anónimo dijo...

uy que critica mas aguda, de marujas dice, pues anda que existe mundo mas real que el de las marujas,... No lo tomes como un insulto Moli, quizás quería ser un piropo. A mi si me gusta este blog de Marujas,,,, de marujas dice? jajaja jajaja

Anónimo dijo...

Pido disculpas por el comentario de más arriba en el que tildé de "blog para marujas" a este blog.
Es un exabrupto o desahogo que probablemente tiene más que ver con mis fobias personales y dificultad para la regulación emocional que con el contenido del blog.
Estuvo fuera de lugar.
Después de todo, si no me gusta el contenido, me basta con no entrar.
Reitero, pues, mis disculpas a la administración del blog y a sus visitantes.

Un saludo,
esta vez cordial.

sin más palabras dijo...

Veo que tenía mucha lectura pendiente tuya.

Moli, si has dado con la clave para el cambio de papel higiénico, se agradecería nos hagas participes. Y una cosa más, me he quedado con el último comentario de Anónimo 18 septiembre 12:56, eso de "dificultad para la regulación emocional" últimamente lo escucho mucho, en concreto partiendo del género masculino. ¿Se puede hacer una petición? ¿Sería posible que escribieras algo en ese sentido? porque yo me pongo y me sale el diente retorcido y una mala leche importante a cada palabra que escribo.
Bss