lunes, 19 de noviembre de 2012

LA TEORIA DEL LLORIQUEO


Lloriquear: Llorar sin fuerza y sin bastante causa.

Estoy muy a favor del lloriqueo. Muy a favor, siempre que se encuentra dentro de estos parámetros:

- No sea el de laz princezaz.
- No se abuse de él. La gente que se hace adicta al lloriqueo, se engancha a la autocompasión y el autoanálisis pormenorizado de sus mierdecitas, acaban convertidos en unos tristes, son insoportables y un coñazo.

El lloriqueo es una manera de relacionarse con el mundo tan práctica como la ironía, el sarcasmo, la inteligencia y la buena conversación, pero como todos esos recursos hay que utilizarlo con la gente adecuada y capacitada para saber qué hay que hacer cuando les lloriqueas.

¿Qué es lloriquear?

Nada de lágrimas. Lloriquear no implica nunca llanto, está más a medio camino entre la queja y el “hazme caso”.

Uno lloriquea por gilipolleces y sabe que son gilipolleces pero como las estás viendo desde dentro, el pensamiento objetivo y de persona mayor que intentas mantener: “a ver Moli, esto por lo que estás lloriqueando es una absurdez y no tiene el más mínimo sentido” no funciona. Y además, siempre es más cómodo lanzarse por la pendiente del lloriqueo que ser una tía madura y decir: venga coño…a pasar de todo.

El lloriqueo es un arma a utilizar solo por gente inteligente y siempre con cuidado. Cuando te pones a lloriquear, y aunque te dejes ir, hay que mantener siempre un control porque si desbarras mucho al final acabas en tu sofá, tapada con una manta y balanceándote hacia delante y hacia atrás y pensando majaderías como: mi vida es una mierda, yo no valgo nada y nadie me quiere y no se trata de eso. Que a lo mejor es verdad y eres un mierda, no vales nada y nadie te quiere, pero por eso no se lloriquea, se coge uno una depresión de mil pares de cojones y es otro tema mucho más serio.

El lloriqueo es siempre para enseñar a los otros, porque como he dicho antes, el lloriqueo quiere “llamar la atención”. Cuando tienes un problema de verdad o tristeza suprema puedes no querer contarla, puede darte vergüenza, el lloriqueo no. El lloriqueo tiene complejo de centro del universo. El lloriqueo es exhibicionista por naturaleza.

¿Qué buscas cuando lloriqueas?

Una buena leche y un tirón de pelos.

Cuando le comunicas tu lloriqueo al interlocutor adecuado, sabes que has elegido bien cuando te contesta algo como:

¿Pero tú eres gilipollas o qué te pasa? ¿Se puede saber que tonterías estás diciendo??

O

Vamos a ver absurda. No habías decidido después de mucho pensar que ibas a hacer tal...pues ahora apechuga con lo decidido y deja de pensar memeces.

O

Eres una llorica de mierda y no tienes razón y como sigas diciéndome esas memeces te juro que voy y te pego.

O

Haz el puto favor de irte a la nevera, coger unos hielos y tomarte una copa a ver si se te pasa la tontería.

O

Paso de ti.

Y eso es justo lo que tú necesitas. Que alguien que no está sumido en tu tontería de pensamiento, que alguien fuera de ti, te espabile y ahuyente de ti el lloriqueo absurdo que amenaza con joderte el día, la semana o las próximas horas sin que sepas muy bien como. Te contestarán algo de eso y mágicamente, como si hubieran dicho un conjuro, la capa de lloriqueo que te rodeaba y nublaba tu criterio, se resquebraja, se rompe y vuelves a verlo todo con la clarividencia que te caracteriza.

Lo peor que te puede pasar cuando lloriqueas es que encuentres a alguien que no sepa manejar el lloriqueo y cuando le hagas partícipe de tu bobada, decida sentirse empático y te diga algo como: Claro, pobrecita...tienes toda la razón...es para estar deprimida.

Con el lloriqueo no quieres un hombro para llorar, quieres una buena leche.

Pues eso, el lloriqueo es de inteligentes porque hay que saber usarlo.

18 comentarios:

Nisi dijo...

A mí me acaban de sacar de un momento lloriqueo mandándome a contar nubes. ¿Contar nubes? Nunca se me hubiera ocurrido. Pero ha funcionado (digo que ha funcionado que me mandaran a contar nubes y así olvidarme del lloriqueo porque... ¿quién se pone a contar nubes de verdad?).

B dijo...

A mi lloriqueo le suele venir bien que me den la razón, pero con tonito de "escúchate, reina, y luego te centras".

Ana María dijo...

Yo no soy mucho de lloriquear, no me sale. Y que no sea porque no lo he intentado en reiteradas veces xD

:*

Sol Elarien dijo...

Soy demasiado optimista para lloriquear y tengo demasiada poca paciencia para aguantar a los lloricas. Eso sí, si alguna vez se me ocurre lloriquear espero que alguien me cure drásticamente de mi estupidez.

HombreRevenido dijo...

Me encanta esta teoría general del lloriqueo.
Consciente o inconscientemente buscamos que alguien nos diga que nos equivocamos cuando vemos las cosas negras. El lloriqueo es un arte y dar la bofetada de realidad al que lloriquea también.

Jo, a mí nunca se me ocurren estas cosas. Claro, por eso nunca seré finalista de los premios bitácora... mi blog es una mierda, mi vida no tiene sentido...

Araceli dijo...

Pues sí, aquí una lunática de nacimiento que pasa de llorica penosa a optimista ilusa sin ton ni son, y tienes razón, cuando estas en modo llorica por la razón que sea, necesitas cuatro rapapolvos que te hagan espabilar, que tener momentos chof esta muy bien, pero ya esta, lloriqueando no vamos a ninguna parte.

Nisi dijo...

Muy bueno, HombreRevenido...

Pero, ¿se puede saber que tonterías estás diciendo? Eres un llorica y no tienes razón y como sigas escribiendo esas memeces te juro que voy y te pego. Y ahora, deja de lloriquear y ponte a escribir en tu blog de una vez!

El niño desgraciaíto dijo...

Pues no sé qué decirte, la verdad. Tal y como lo has pintado el lloriqueo no lo manejo...

Veo más el lloriqueo como que quieras que te pasen la mano por el lomo más que para que te den un soplamocos de realidad...

Debe ser que yo, contrariamente a lo que piensa Anniehall, no soy muy llorica! XDD

NáN dijo...

¡Guau! Gran personaje de carácter. Me lo apunto para mis escritos. Ahora que lo dices, ¡soy llorica y cumplo tus normas!

Primero, solo se lloriquea por gilipolleces: has pasado como un hombre (me estoy refiriendo a mí) por una situación de jodo (john wayne sacándose una flecha india de un tirón con ayuda de un buche de agua de fuego), pero no se lo cuentas ni a tu madre, qpd en mi caso, pero una mañana te despiertas con una rozadura en el lateral del dedo gordo del pie derecho que te hace cojear para ir a hacerte un café a la cocina. Entonces levantas el brazo derecho, tal como Marco Antonio en su discurso sobre la muerte de Julio César, y dices: ¡De esto se tiene que enterar el Mundo, como que llamo Braulio!

Segundo, tienes elegido un grupo reducido de destinatarios del lloriqueo, que no te vayan a hacer puto caso. Pero ya has cumplido tu misión: el Mundo se ha enterado y no merece que te tires por el balcón. ¡Uff, qué alivio). Los escucha-lloriqueos han de ser persona de mucha enjundia y mucha capacidad de inteligencia para transmitirte con un pestañeo que “que te veo venir, Paco”.

Y tercero, la frecuencia debe ser mínima: no debes lloriquear hasta que no hayan transcurrido 45 días del último lloriqueo (pasarías de llorica a neurótico insoportable), pero tampoco pasarte de los 90 días sin un buen lloriqueo: hay que mantener el papel, coño.

Consecuencia socio-cultural-filosófica: el lloriqueo cumple un papel de gran importancia en la propia vida.

Te aplaudo, oh Moli.

Raquel G. dijo...

cuanta razoon!!

Oswaldo dijo...

Si llegas a decir "Eres una llorica de mierda y no tienes razón y como sigas diciéndome esas memeces te juro que voy y te pego" y la llorica sigue, sería de sabios, que no soy, saber muy bien qué hacer.
Si cumples la amenaza, pierdes; y si no... también.
Por eso, después de muchísimos años y a pesar que quisiera sentirme el "súper duro que lo sabe todo" (Tipo Clint Eastwood) cuando se presenta ante mí el personaje "La Llorica", aunque lo tenga que apechugar "por dentro", lloro.
Probablemente me cueste una cena con par de tragos incluídos, cosa que la mayor parte de las veces es lo que mejor funciona. (No siempre. ¡Coño con las incomprensibles hormonas!)
(Femeninas, ¡Claro!)

Itxaso dijo...

¡Qué buen post!
Ahora que nadie me oye, tengo que admitir que soy una llorica empedernida, reconocida y sin tratamiento.
Por suerte para mí, tengo una gran persona cerca que me curte de "bofetadas" cuando no hay quien me saque del bucle, sino no me aguantaría ni yo misma!

Un saludo!

P.D.:A quien pueda interesar, MOLI MOLA MIL!

Anónimo dijo...

Ángela Spawn

Yo, es que me declaro llorica profesional, especializada en mimitis aguda y la verdad es que me da tan buenos resultados que, con tu permiso, creo que voy a pasar de buscar una galleta...es que creo que eso se me daría un poco peor...xD

Isabel Hernandez dijo...

Pues a mí no me sale, tampoco es que lo haya intentado, creo que no va conmigo. Cuando me entra la tontuna yo misma me digo: pero tía de que vas? y me espabilo yo sola. Es lo que tiene ser géminis, lo de la doble personalidad es muy práctico.

Antes me iba de compras, y funcionaba, pero ahora ni lo intento, puede que vuelva deprimida de veras.

La Armadilla dijo...

Totalmente de acuerdo :) A mí me da el lloriqueo sobre todo cuando tengo mucho sueño y ya, directamente, se ríen de mí :)

Aricias dijo...

Lloriquear es bueno a veces, pero corres el riesgo de equivocarte de hombro. Si te dan la razón y te acabas regodeando en una memez absoluta.

Anónimo dijo...

Por aca otra llorica profesional, tambien afortunadamente con mi otra parte que sabe ponerme los pies en el piso a su debido tiempo.
PD. Y SI MOLI MOLA MIL


Issa

Anónimo dijo...

Yo tengo ununa maldita duda, y es que ayer un tio hizo un comentsrio en facebook que no iba a malas pero yo al no conocerlo y al no verle la gracia, le conteste borde y mi novia dice que deje de lloriquear... contestar borde es lloriquear? esque me toca los cojones que me diga que lloriqueo. espero que me ayuuden. un saludo