lunes, 24 de marzo de 2014

Cuando el cine español sí funciona.


Entre otras muchas cosas, el sábado fui al cine con 3 hombres. La película la elegí yo, y la elegí por pura pijotería. Me gusta ver las películas en versión original y en el único cine que pilla cerca de Los Molinos no hay esa opción, así que sólo podíamos ir a ver una película en español: 8 apellidos vascos. 

Los tres hombres dijeron que sí. O son fáciles de convencer o tengo mucha capacidad de persuasión o sencillamente me dieron la razón como a las locas peligrosas. A todos nos gustó. 

¿Qué es 8 apellidos vascos?

Es una película española. Cine español, producido, escrito, dirigido e interpretado por actores españoles que ¡oh sorpresa! está consiguiendo arrasar en taquilla y llenar las salas de cine noche tras noche. (400 personas había en la sala el sábado)

Es una comedia romántica de chico conoce a chica. Chico y chica no se soportan y acaban juntos. Una historia que el espectador conoce sólo con ver el cartel que la anuncia o el trailer. No es una historia nueva, ni sorprendente ni espectacular. Es una comedia romántica de enredo de manual. 

Es una película con GUIÓN. Cuenta una historia repetida cien millones de veces pero con un guión que funciona. Estoy harta de ver películas que o bien no saben qué quieren contarte y se dedican a pasear la cámara y encadenar planos y escenas sin sentido dotándolo todo de una pretendida intensidad estética que resulta cargante y aburrida o películas que saben que quieren contar pero no saben hacerlo y naufragan en un guión espantoso. Lo más importante de una película SIEMPRE es el guión. Esto es una obviedad pero es acojonante la cantidad de películas que lo olvidan. 

Es una película sobre los tópicos de los vascos y los andaluces. Que si a las vascas las peina su peor enemigo, que si los andaluces son unos engominados catetos. Que si la kaleborroka, que si Los del Río y la Virgen de Triana. Que si Vitoria es "el sur" y si hay que ser andaluz hay que ser Sevilla y no de Córdoba...y mil tópicos más. He leído críticas feroces quejándose de esto. No lo entiendo. ¿De verdad que hay gente que se ofende por estas cosas? El humor de 8 apellidos vascos no puede ser más blanco, más neutro y más sencillo.  Si te ofendes por estos chistes o tienes la piel muy fina o te la coges con papel de fumar o las dos cosas a la vez. 

La película funciona desde el minuto 1 con la primera imagen y consigue mantener el ritmo casi hasta el final sin repetir los chistes. Te ríes, sonríes y llegas al final casi sin enterarte. Los actores están correctos y hacen un buen trabajo y a pesar de lo inverosímil de la historia (toda comedia romántica lo es) nada chirría tantísimo como para sacarte del mundo de ilusión en el que estás viviendo ese rato. 

¿Es maravillosa? No.
¿Es espectacular? No. 
¿Tiene fallos? Si, algunos. 
¿Es una buena película? Es una película correcta. 
¿Merece la pena ir a verla? Sí. 

8 apellidos vascos no es una película que vaya a cambiarte la vida ni es la película de tu vida. Es cine de entretenimiento, bien hecho y bien contado. Es una comedia para hacerte reír sin humor zafio, con ritmo y con unas interpretaciones correctas. 

¿A qué viene este encendido elogio de una película de cine español? Pues sencillamente al hecho de que esta película desmonta varias chorradas que se dicen sobre el cine español y que estoy harta de oír. 

"El cine español es un coñazo". SI. Lo siento pero sí. Se producen muchísimas películas (muchas más de las que se deberían producir...aunque a la gente no le guste leer esto) y la mayoría son horribles y lo que es peor, no son horribles porque no tengan dinero para producción o por un problema de dirección. Son horribles porque sencillamente cuentan historias que no interesan a nadie y las cuentan mal. Casi todo los problemas del cine español, son de guión. 

"La gente no va a ver cine español.". No. La gente no va a ver cine español coñazo. Esta película está arrasando en las salas. ¿Por promoción? Si, claro. Bienvenidos al mundo real, las películas hay que promocionarlas. El cine no es una obra de caridad...es una industria y hay que publicitarlo. 8 apellidos vascos ha tenido una buena campaña de promoción....pero además está funcionando muy bien en el boca a boca. 400 personas riéndose y saliendo del cine con una sonrisa son la mejor promoción que puedes tener. Y si lo aliñas con unos cuantos intensos quejándose de los tópicos o de inconsistencias del guión como si estuviéramos hablando de una película realista...lo que consigues es un éxito absoluto. 

"La piratería está acabando con el cine español". Ja, ja y ja. Nadie se descarga películas españolas. El lamento de los productores, actores y demás gente de cine quejándose de que su trabajo se pierde por culpa de las descargas es mentira. La gente no va a ver cine español coñazo y tampoco se lo descarga en casa. Aunque parezca increíble...hay poco masoquista entre el espectador medio de descargas. Las salas se están llenando para ver 8 apellidos vascos...y es muy posible que sea una película muy descargada...pero las descargas no harán que no triunfe y sea un éxito. De hecho ya lo es.  

Lo que acaba con el cine español es la grandilocuencia de venderlo como "cultura" despreciando cualquier intento de hacer cine comercial,  la falta de ideas y la falta de aprecio por el trabajo de los guionistas. Así de sencillo. 

El que quiera que lo entienda, y el que no...que siga diciendo chorradas y lamentándose. 


Este post está en MNM por si queréis "menearlo". Gracias. 

viernes, 21 de marzo de 2014

Granada, octubre 1998.


"Granada, octubre 1998", pone en la primera página junto con el título "Cartas Durrell- Miller. 1935-1980" y mi nombre 

Por aquel entonces tenía la letra más redonda y cada una era independiente de las otras. Ahora escribo la mayoría de las palabras de un solo trazo sin levantar la pluma del papel. Lo escribí con una pluma de oro que mi abuela me había regalado justo un año antes, al terminar la carrera, que tiene mi nombre grabado en el capuchón. Dejé de usarla. Le cogí manía, pero en aquella época la llevaba siempre encima. 

Estaba en Granada trabajando. Me pasé allí un par de semanas o tres revisando préstamos hipotecarios para realizar operaciones financieras de inversión. ¿Qué sabía de operaciones financieras? Nada, pero de préstamos hipotecarios lo sabía todo y era buena, muy buena revisando expedientes y además lo hacía muy deprisa y la rapidez era fundamental en aquel trabajo.  Era un buen trabajo; aburrido y mecánico pero me permitía tener la cabeza ocupada, estaba muy bien pagado y viajaba mucho. 

Aquellas semanas en Granada me alojaba en un hotel de una calle principal de la que no recuerdo el nombre. Seguro que tenía en su nombre algo sobre la Alhambra, Al Andalus o algo así y tenía un hall enorme lleno de mármoles y columnas, y una recepción enorme llena de guiris con sandalias. 

Me dieron una habitación individual "de ejecutiva". El nombre parecía prometedor...pero resultó ser una celda cartujana decorada por alguien con horror vacui y un extraño concepto de la combinación cromática. La cama era pequeña y estaba pegada a la pared a la derecha según entrabas en la habitación, al fondo había una ventana y la mesa "de ejecutiva" hubiera jurado que era un reclinatorio reciclado. En esa camita de ejecutiva sin ligue me despertaba por las mañanas y tras vestirme de trabajadora seria y responsable, salía para ir paseando hasta las oficinas donde tenía que currar. En octubre, en Granada, hace un frío pelón por las mañanas...pero al volver a las 7 de la tarde, aquellos días hacía calor y me dedicaba a pasear antes de recluirme de nuevo. 

Una tarde, en aquella calle principal, había unos puestos de mercadillo. Entre pulseras, camisetas, recuerdos de la Alhambra y demás parafernalia, había unos cuantos puestos de libros en los que me puse a cotillear.  

"Cartas Durrell-Miller. 1935-1980". Unos cuantos años antes, siguiendo la recomendación de una de las hermanas de Molimadre, había dedicado el verano a pelearme con "El Cuarteto de Alejandría" de Lawrence Durrell. Había conocido a Justine, Balthazar, Mountolive y Clea y me había desesperado muchísimo. Pasé horas sin entender nada de lo que leía, otras creyendo entender.  Leía deslumbrada a ratos y desbordada en otros. Llegué al final sabiendo que había llegado a ese libro demasiado pronto, demasiado joven, que me faltaba vida para entenderlo y que tendría que volver. Lo haré. 

De Henry Miller había devorado los dos Trópicos tras escogerlos al azar en la biblioteca del despacho de mi padre. Los leí fascinada, entregada y sorprendida y al terminarlos supe que no volvería a ellos, que habían llegado en el momento adecuado. 

En mi cabeza, Durrell y Miller no eran simpáticos, ni atrayentes. Me caían bastante mal de hecho. Durrell me parecía confuso, etéreo y hasta cursi a veces. Miller era tosco, directo, soez y a veces absurdamente provocador...casi como un adolescente llamando la atención. Además, ¿Qué tenían que ver entre ellos? ¿Por qué se habían escrito durante casi 50 años? 

Cogí el libro, pesaba. 

En la foto de portada salían desnudos, sentados a la orilla del mar en una foto de 1939. Durrell parece un joven griego al sol de Corfú...Miller parece viejo, muy viejo...pero acabo de comprobar que tenía sólo 48 años y de hecho vivió 40 años más. 

Lo abrí. 1.200 pesetas ponía en la primera página, pasta para un libro de segunda mano. 

Lo hojeé con curiosidad. 

Durrell escribe la primera carta. 
"Estimado Sr. Miller, Acabo de releer Trópico de Cáncer y siento la imperiosa necesidad de escribirle unas líneas..."
Miller le contesta.
"Estimado Sr. Durrell, Su carta también me ha desequilibrado un poco. Es usted el primer inglés que me escribe una carta inteligente sobre mi libro"

Me encantó  aquel primer intercambio y compré el libro sin dudar. Lo leí del tirón en aquellas semanas en Granada. Me enganchó la correspondencia entre esos dos hombres. Los descubrí como escritores y como hombres. Me reí, me emocioné, me indigne y vi pasar por delante de mis ojos 50 años de amistad entre dos hombres que se conocieron gracias a un libro. 

"Esto es todo Larry. Te deseo lo mejor".

Es lo último que escribió (dictó) Miller antes de morir el 7 de junio de 1980. 

Este libro ha estado conmigo desde entonces. Siempre se dónde está. No lo he recomendado nunca y nunca lo he prestado, pero es un libro especial. Cada vez que lo veo en la estantería, me acuerdo de quién era entonces, qué pensaba, qué sentía, cómo era aquella habitación de Granada y del tío que me llamó para quedar "cuando vuelvas a Madrid el viernes", pero esa es otra historia. 

"Granada, octubre de 1998". 




jueves, 20 de marzo de 2014

San Huevo Frito 2014.


Mi cocina es roja. 

El suelo es negro y tiene un ventanal enorme por el que entra muchísima luz. 

La mesa es rectangular, de madera, con 5 sillas con cojines de cuadritos rojos y azules. Encima una gran lámpara de Ikea que sólo se enciende por las noches y en las tardes de invierno cuando anochece muy pronto y las meriendas con cereales, tostadas y lectura se alargan. 

En casi el único trozo de pared que queda libre en toda la cocina, tenemos el calendario. La compra anual del calendario se ha convertido en un gran momento. Sabemos como tiene que ser: de pared, con cuadros grandes para poder escribir y con un tema que nos guste a todos. El de este año es de perros, cachorros más concretamente. Nos pasamos todo el mes decidiendo como bautizar al cachorro de turno. 

En ese calendario está el día a día de nuestra casa. Apuntamos el cambio de sábanas, el turno para preparar la cafetera, los partidos de M, las competiciones de natación, los planes de fin de semana, los cumpleaños de la intensa vida social de C, los exámenes, los médicos de M, sus ataques de asma, mis citas importantes y por supuesto los cumpleaños. 

Sin embargo, la cita más importante  de ese calendario, la primera que apuntamos todos los años con gran ceremonia y este año con un precioso dibujo de C con su maravillosa caligrafía con arabescos, es San Huevo Frito. 

Hoy, 20 de marzo, es San Huevo Frito en Molicasa y lo será para siempre. 

San Huevo Frito es como un cumpleaños, como los Reyes y tiene su ritual. 

Hoy no cenamos en la mesa de madera de la cocina, con las sillas de cojines de colores y bajo la gran lámpara de Ikea. Hoy cenamos en el salón, el menú establecido, huevos fritos con una enorme fuente de patatas fritas y de postre fresas con muchísima nata para M.



miércoles, 19 de marzo de 2014

Facebook no es para mi.


No me gusta facebook. 
No le veo la gracia. 
No lo entiendo. 

Facebook no es para mí. Me da muchísima pereza, me parece feo, incómodo y no entiendo a la gente que se pasa allí todo el día. No entiendo su lógica si es que tiene alguna. 

No me estoy explicando: ODIO FACEBOOK. 

Para mi, FB es como un centro comercial...y tengo aversión por los centros comerciales

FB es confuso y es incómodo. Parece fácil, parece sencillo, parece amigable, parece cómodo. "Muro", "compartir", "promocionar", "actualización de estado", "biografía", "amigos" y luego el más misterioso de todos, el botón "Más". "Más". Nunca hay que apretar "Más". "Más" apela a nuestro carácter ambicioso y curioso. "Más" es una ratonera, es una trampa mortal dónde te ves inmerso en un mundo de sugerencias de no sabes muy bien qué cosas y que además no te interesan una mierda...pero ya no sabes volver atrás. Funciona exactamente igual que cuando dejas que te capte la amable señorita coloca en medio del centro comercial con sonrisa sugerente y que te ofrece algo que no quieres...mientras te atrapa y acabas sin saber muy bien como comprando unas uñas de porcelana o un cepillo para limpiar alfombrillas del coche con tal de salir de allí.


FB es como el pasillo del centro comercial dónde puedes encontrarte con tu yo del pasado caminando de frente. ¿Qué necesidad? Tienes 40 años...has conseguido llegar hasta aquí, has conseguido rodearte de la gente que te gusta, de la gente que quieres. Has conseguido mantener en un perímetro de seguridad con respecto a tu vida privada a la gente que no te gusta, que odias, que quieres olvidar, que trabaja contigo y a tus ex. Y resulta que FB es la llave maestra para que toda esa gente, con todas las fotos que en su día hizo a traición y todo lo que conseguiste olvidar aparezca en tu vida en plan "Hola..¿te acuerdas de mí?". "Sí, claro que me acuerdo y por eso no quiero verte, ni olerte, ni saber que sigues existiendo....fue bonito (o no) el tiempo que interseccionamos en nuestras vidas...pero no quiero recuperarlo".  FB es ese espacio abierto del centro comercial dónde aunque tú vayas derecho a dónde quieres ir y sin mirar alrededor cualquiera puede verte y salir a tu encuentro. 

Sí, ya sé que puedes ir vestido de camuflaje en FB, con gorra, gafas de sol y caminando pegado a las paredes para que nadie te vea...pero eso es incómodo. Ni que decir tiene que yo soy esa que va de mujer invisible. 

Siguiendo con esta idea, FB nos hace gente peligrosa y psicópata y que conste que no hablo por mi que soy superequilibrada (mmmm...peligrosa puede que sí lo sea). Estar en FB después de romper con alguien es la manera más sencilla de o bien acabar siendo Glen Close en Atracción Fatal o morir por grangrena sentimental apestando a podredumbre y autocompasión entre montones de frases con tipografías cursis y vídeos de canciones sentimentaloides. Las penas de amor hay que llevarlas con discreción...SIEMPRE. FB mata a la Madame Olenska que todos deberíamos llevar dentro. 

Me fascina el comportamiento de la gente en FB. Me pasa lo mismo que en un centro comercial. ¿Por qué la gente pasea por un centro comercial pudiendo hacerlo por la calle? ¿Por qué la gente pasea por las páginas de blogs en FB en vez de ir directamente a los blogs? En FB se pasea cotilleando los escaparates y diciendo "qué bonito esto que tienes aquí en tu muro", luego se llama a otro fulano y se le dice "en el escaparte de mengano hay una cosa muy bonita". Por supuesto esa cosa ni se ha probado, ni leído ni nada....mola solo por el envoltorio. Por eso una foto en FB siempre siempre consigue muchos más "me gusta" que un texto. FB es pasear, mirar y asentir con la cabeza. Si ves algo interesante en un escaparate y decides entrar a verlo entero, a probártelo...resulta que al traspasar la puerta...te has salido de FB y estás en otro sitio: un blog, un periódico, otra web.Un sitio que siempre es mejor y que te hace pensar primero ¿por qué cojones no vine aquí directamente? y segundo "me apunto esta dirección y así no tengo que pasar nunca más por FB". Exactamente igual que cuando decides ir a comprar a la tienda que está en la calle de tu barrio  o de tu ciudad en vez de irte al centro comercial. 

Cuando decides comprarte un local comercial en FB  porque estás harto de que haya gente que te diga "¿Pero como no estás en FB? ¿Cómo no tienes página del blog en FB?" te esperan horas de agonía. Primero descubres que no puedes alquilar un localito a  nombre de tu negocio, el Master and Comander de FB te quiere a ti, tus datos, tu pasado, tus historias y tus muelas. Sorteas como puedes el campo de minas de los 2.000 formularios...te curras una página chula después de llorar lágrimas de sangre, rezar a todos los santos y jurar que a tu tercer hijo le pondras Mark de nombre. Lo consigues, estás tan agotado, tan satisfecho de haber soportado todas las pruebas que crees que el esfuerzo merecerá la pena....y que tu local comercial tendrá personalidad, será chulo, será un poco como tú y descubres que sospechosamente se parece muchísimo al otro millón de locales comerciales que hay en FB.  Sabes que lo que pasen por el escaparate no te reconocerán a no ser que miren el nombre del local...

"Si no estás en FB no existes". ¿Por qué? Estar en FB es renunciar a tu aspecto, tu pinta, tu manera de hacer las cosas y parecerte muchísimo a los demás. En mi opinión, en FB existes menos.  

Facebook es el centro comercial dónde hay que exponer la mercancía para los que ya no pasean por la calle ni por la vida real. Los que sólo van a ver y cotillear lo que pasa por el mundo. FB es el sitio dónde (intentar) dar envidia con tus planes, desplegar tu (supuestamente) maravillosa vida y hacer arqueología en tu pasado. Es impersonal y feo como todos los centros comerciales. Una vez que estás dentro no sabes si estás en Madrid, en Roma o en Washington. 


En FB nos vemos, en twitter ligamos y en los blogs nos enamoramos. 

Tengo muy claro lo que "Me gusta" a mí.