miércoles, 12 de febrero de 2014

12 de febrero.- 41 años


I, me, mine. 

160 cm. 51 kg. 36 de pie, 36 de pantalón, 38 de camisa. 95D. Manos, pies y orejas pequeños. Pelo corto, castaño oscuro. Me tiño las canas aunque a lo mejor dentro de poco dejo de hacerlo. Jamás me he depilado las cejas ni el bigote. Llevo las uñas cortas, no las soporto largas. Ojos marrón oscuro. Miro fijamente. Sonrío. 

Leo desde los 3 años. Escribo cuadernos desde los 24 y este blog desde los 34. 

Me gusta beber Gintonic. A cualquier hora, en el aperitivo, después de comer, antes de cenar, con la cena y por la noche. Me estoy aficionando al vino y he dejado la cerveza. La cerveza me empapuza. 

Odio las alcachofas, el melón, el regaliz y la Fanta Zero. No me gusta el pollo si parece pájaro. Me flipa el arroz, el chocolate blanco y el queso. Las fresas. Jamás he comido higos.

Tengo una memoria acojonante. Soy una fanática de Bruce sencillamente porque me hace feliz, sé que es irracional y poco lógico...pero me da igual.  No quiero vivir en Madrid, cada vez me gusta menos. Tengo un trabajo que una vez fue  interesante y que me gustaba y ahora es absurdo, inútil y una pérdida de tiempo. Es un trabajo que desde fuera parece chulo. 

476.876 km en el cuentakilómetros. 4819 días en los libros de colores. En el mp3 962 canciones y un audiolibro en ingles, Sweet Thursday de Steinbeck. Siempre en modo aleatorio. Canto de angustia pero no bailo mal. 22 años de carnet. 

Exagerada, mucho según mis hermanos. Impulsiva, cada vez menos. Arisca y raspa. Cariñosa si me fío. No olvido. Lloro mal aunque cada vez lo hago mejor, impresiona verme llorar. Lloro de risa, mucho. No llevo anillos. Pendientes pequeños de oro blanco que estoy meses sin cambiarme. El mismo reloj en la mano derecha desde hace 4 años. 

Duermo en el lado izquierdo de la cama. En mi mesilla: dos teléfonos, dos cuadernos rojos y 4 libros: Tierras de Sangre, El oficio ajeno, Némesis de Philip Roth y Una infancia en Berlín. Tengo una contractura en la espalda que me paraliza un brazo. 

Un cuaderno de notas, rayado, de cubierta suave al tacto y con dibujos psicodélicos blancos y verdes. Una pluma waterman con tinta negra. 3 pen drive. Un perfumador con mi colonia. Unas gafas de sol. Unas gafas de ver que quiero cambiar. Quiero volver a Nueva York y Berlín. Voy a ir a Eslovenia. 

Cuatro cuentas de correo, dos blogs y 20 años de hipoteca. No tengo apéndice. Un diente roto, una mancha de nacimiento en la cadera y un lunar en el cuello. Llevo una cadena de oro con una medalla de la Virgen del Pilar, la llevo siempre, desde que tenia 2 años. El enganche está roto. Darth Vader, Robert Kinkaid y Phil de "Atrapado en el tiempo" que se estrenó justo el día que yo cumplía 20 años.  

Enganchada a "The good wife", echo de menos a Tony Soprano. Escucho la radio mientras cocino. Por la noche, después de cenar, bailo esta canción por toda la casa con las princezaz. Hago el tonto y me río. Leo siempre antes de dormir.

98 blogs en mi feedly. No tengo mails sin leer pero tengo dos en borradores que creo que no terminaré nunca.

Dancing in the dark. 

Desconcentrada. Dispersa. Con suerte. Con mucha mala leche. Curiosa. Impaciente. Torrente. 

Soy yo y hoy cumplo 41.

Es un buen día. 

lunes, 10 de febrero de 2014

Stockholm: el tópico pretencioso.


Hay películas malas, hay películas sin guión, hay películas con actuaciones nefastas, hay películas aburridas y luego está Stockholm, que además de ser mala, tener un guión nefasto, unas actuaciones bochornosas y aburrir hasta hacerte desear la muerte...es pretenciosa. 

Lo peor que puede ser una película es pretenciosa y lo segundo peor es que el director la presente con esta frase "Yo quería contar la historia de un chico y una chica que se conocen durante una noche".  

Stockholm es una tortura. Un suplicio. Un horror. Un despropósito con ínfulas. Y la he visto enterita. Soy una martir. 

Spoilers a tutiplen. 

Hay una fiesta en un sitio cutre. El protagonista y su colega hablan de gilipolleces, concretamente el colega cuenta que su novia se ha ido a vivir a Estocolmo (todo es tan sutil desde el principio que dan ganas de vomitar) y que seguro que allí se acuesta con otro. Además, le cuenta al protagonista que él sabe que él también se quiere chuscar a su novia. El protagonista por supuesto lo niega. La conversación es una idiotez y un absurdo...ningún tío del planeta le dice a su amigo "se que te quieres acostar con mi novia y ella contigo" y se queda tan feliz, a no ser que sean personajes de Woody Allen. Y aquí es dónde viene el problema, el excelso director de Stockholm tiene ínfulas de Woody Allen...pretenciosas ínfulas. 

El protagonista (tiene nombre pero todavía no puedo decirlo) ve a una chica. ¿Cómo es ella? ¡Sorpresón! Es lánguida, misteriosa y con el pelo lacio. 

- Me he cruzado contigo y me he enamorado. Aquí tienes las llaves de mi casa, úsalas y te vienes a dormir conmigo. - le dice él. 

Ella pasa. Pasa poco y nal  y el espectador (osea yo) ya sabe que van a terminar juntos haciendo el imbécil porque los dos son imbéciles. 

Así que ya tenemos al chico y la chica que el director quería que conociéramos. El problema es que el director ha pensado que la "química" en la pantalla es una chorrada...y  ha elegido dos actores que se repelen entre ellos en pantalla y que provocan en el espectador (o sea yo) sarpullidos de desagrado. 

Él no es ni feo ni guapo, ni atractivo ni repulsivo. En la primera parte de la película lleva una chupita beige con goma a la cintura y en la segunda parte pantalones arremangados. Llamadme clásica pero a mí son dos prendas que consiguen hacer que cualquier impulso o calambre erótico que pueda tener cortocircuite.

Ella supongo que es guapa aunque a mí no me mola mucho, lleva el pelo lacio y largo y toda la película va con un vestidito blanco y botines. El típico look de "parezco virginal pero soy una loba en la cama". Un clásico. 

Ella  después de hacerse la digna, decide que le apetece hacer el tonto con él o algo. Se acerca al grupo dónde está él, le pone ojitos, dice que se pira a casa y se va. Él, por supuesto, la sigue. Van hablando por las calles de Madrid diciendo gilipolleces. No las típicas gilipolleces que hemos dicho todos para ligar, no. Gilipolleces con ínfulas de diálogo de Richard Linklater. Pero claro, lo que funciona en la trilogía de "Antes de"..con dos buenos actores y un GUIÓN bien escrito, en Stockholm es una tortura con este nivel de diálogo. 

- Me he enamorado de ti, eso es lo primero que me has dicho.- dice ella. 
- ¿Sigues pensando que es mentira?.- dice él. 

¿A quién le importa? piensa el espectador, osea yo. 

- ¡Que morro tienes!.- dice ella 
- ¿Tu crees que tengo morro? pregunta él. 

Os partía el morro a los dos, piensa el espectador, osea yo. 

-¿Cuantas veces te has acostado con desconocidas?- pregunta ella. 

Aquí me dispersé un poco. Primero pensé que es una manera muy rara de preguntar, lo suyo es decir ¿Con cuantas desconocidas te has acostado? Porque después de la primera vez, ya no son desconocidas...pero supongo que esto son minucias de espectador pejiguero como yo. Después pensé que, aunque pareciera imposible, desde este momento la película sólo iba a ir a peor, porque la protagonista además de ser lánguida, misteriosa e intensa...¡es celosa! 

El protagonista, por supuesto, no sospecha nada de esa pregunta tan rara y le sigue la corriente. 

- ¿desconocidas?- primero se hace el tonto. 
- Si, como yo.- dice ella, demostrando que es imbécil. Obviamente es una pregunta que se hace para que te mientan. Está pidiendo a gritos que él conteste "Con ninguna, jamás me había pasado esto". Lamentablemente la realidad es que a él, a pesar de llevar una chupa antilujuria total se le ven maneras de ser un auténtico cazador de gacelas desconocidas. 
- Como tú nunca.- dice él. El espectador, osea yo, se descojona de la obviedad de respuesta. 
- Venga, dí.- dice ella...con la intención de que él se lo repita. 
- Alguna vez., varias veces- dice él, mientras bebe agua de una botellita. 
- ¿Las has vuelto a ver?- pregunta ella despeñándose por la pendiente del gacelismo más patético.
- Claaaro.- dice él. 
- Seguro que a todas no.- 
- Si, acaban llamándome, encontrándome, me persiguen. 
- Ya, seguro que van a buscarte a casa. 
- Oye, alguna vez me ha pasado. 
- Claro...eres tan irresistible.  
- Oye, ¿tú también lo crees?
- Yo no soy de esas.- dice ella. Jajajajaja...el espectador se descojona. No hija, tú no eres de esas...por eso estás sentada en los escalones de un portal haciéndote la interesante. 

A partir de aquí y con este nivelón avanza todo el diálogo. Ellos van y vienen. Dicen absurdeces, ella "que no es de esas" le pide que le diga como se llama, él finge vergüenza y al final le confiesa que se llama Bartolo. Ella le dice que le demuestre no se qué (me distraje mirando algo más interesante...el segundero del reloj o algo) saliendo a la calle en bolas y él lo hace. A ella, que es idiota, le parece divertídisimo y ni se preocupa que a él se la pele como se llama ella. 

Acaban subiendo a casa de él. Ella dice que no quiere, pero sube. Se sientan en el sofá. Ella fuma. (Apunte para el director, si la protagonista tiene que fumar conviene que la actriz ensaye para no resultar tan ridícula con el cigarro en la mano que el espectador quiera partirle la cabeza con el cenicero). Hablan, ella le hace la cobra, él finge que le interesa saber cosas de ella, ella le pregunta si tiene novia, él dice que no...blablablabla. Ella dice que se pira, se pira...al director le entran ínfulas de Kubrick y se marca unos planos cenitales del ascensor a cámara lenta, montados con otros de ella corriendo por las escaleras mientras suena música clásica de banda sonora. Todos los planos a cámara lenta acaban con Bartolo abriendo la puerta del ascensor justo cuando ella llega abajo...agarrándola del brazo y besándose en el ascensor con las fanfarrias finales de la música. Todo tan, tan, tan, tan....de sacar un lanzallamas y quemarlo todo. 

La mañana del día siguiente, after sexo. 

A nadie le interesa como sigue la historia pero el director quiere contárnosla. En un giro tan sorprendente como verte crecer las uñas, pasa algo inesperado:  él pasa millas de ella y ella está colgadísima de él. 

Para seguir con las sorpresas, ella se hace la digna y él no sabe como librarse de ella. El espectador, osea yo, piensa ¡Pero alma de cántaro...cómo no has aprendido a estas alturas que nunca hay que llevarse al ligue a casa, siempre a casa del otro para poder escapar! 

Bueno, se vuelven locos. Ella ha pasado de intensa, misteriosa y lánguida...a intensa, misteriosa, lánguida y loca. Él, en una transformación aún más loca...ha pasado de pringado con chupa antilujuria...a chulo putas con pantalón remangado. 

Dan tanta pereza....que quieres morir cuando ves que te quedan 15 minutos de metraje. 

Hablan. Gritan. Él quiere que se pire "vete que ya te llamo yo". Ella no se quiere ir "ayer estabas enamorado de mi". Él que no da crédito le dice "pero no te lo creerías, ¿no?" Ella se da cabezados contra un espejo, él mira por la ventana con las manos en los bolsillos de sus pantalones pirata. 

Se gritan más. Ella se ducha. Él sube a la terraza. Ella sube detrás. 

Hablan más. Ella dice "yo me habia fijado en ti en la fiesta pero no me atreví a hablar contigo y luego te acercaste". Él le dice que no se lo cree y que se baja a por un café. 

Ella mira al infinito y se tira al vacío. 

Él vuelve y no la ve...hasta que se asoma. 

Conclusión: no te lleves a locas a dormir a casa, ni aunque estén muy buenas. 

Si no os habéis enterado de nada, no os preocupéis. Al excelso perpetrador de este despropósito argumental soporífero y mortal le costó un poco también:  "He tardado seis años en darme cuenta del gran valor de Stockholm. Y es que éste habla de algo muy importante para nosotros, de cómo se relaciona una generación. De la forma en la que se quiere nuestra generación"

No hay  nada peor que ser pretencioso.  





viernes, 7 de febrero de 2014

Hacerme pequeña.

Cuando era pequeña y no podía dormir, me acunaba a mí misma. Me hacía una bola y me acunaba hasta que me dormía. A veces, lo hacía tan fuerte que Molimadre venía a ver qué me pasaba porque la cama daba golpes contra la pared. 

Cuando tenía 24 años empecé a escribir en un cuaderno cutre de tapas negras que acarreaba a todas partes, aunque sólo escribía por las noches, sin parar, con letra pequeña y muy junta. A veces escribía al volver de borrachera, arrasada en llanto. Sigo teniendo ese cuaderno, jamás lo ha leído nadie y jamás lo leerá nadie. Las tapas están arrancadas. 

Ahora tengo 40 años. Sigo acunándome mientras froto un pié contra otro, sigo escribiendo cuadernos que nadie lee y escribo este blog. 

Me acuno y escribo cuando tengo miedo y estoy muy triste. 

Estoy muy triste. Mucho más de lo que he estado nunca. No me pasa nada grave, nada que no le pase a más gente y hay mil cosas peores. No he hecho nada mal, he hecho lo que tenía que hacer y he tenido mucho valor. Más del que jamás pensé que tendría. 

Hacer lo que tienes que hacer, saber que podría ser peor y tener muchos huevos no me salva de la tristeza. No me salva de estar arrasada de pena. Y estoy agotada. 

Pelearme con la tristeza y repetirme que lo he hecho bien, que estaré mejor y que es cuestión de tiempo sólo funciona un rato. Es como pelearte con las olas, puedes hacerlo un tiempo, puedes flotar, nadar a contracorriente y creerte por momentos que puedes con ello...pero no es verdad. Las olas y la tristeza pueden más que yo, sobre todo cuando me he cansado y me he quedado sin fuerzas. 

Cuando pasa eso, sé lo que tengo que hacer. Sé lo que me funciona, ya lo he hecho más veces. Sé lo que necesito hacer... dejarme llevar. No luchar más con las oleadas de pena y dejar que me pasen por encima, me revuelquen y me hagan pensar que no sé dónde cojones estoy. 

No quiero que nadie venga a salvarme porque nadie puede hacer nada. Lo único que necesito es poder hacerme pequeña, pequeña...un abrazo y un hombro. 

Necesito hacerme pequeña, dejarme arrastrar y descansar. 

Todo va a salir bien. 




jueves, 6 de febrero de 2014

Cuando los publicistas creen que todo vale.



Hasta esta misma mañana no sabía quienes eran Henry & Aaron, ni que existía en Australia una organización /asociación llamada Learning for Life dedicada a ofrecer distintos programas a las escuelas australianas para "preparar a la juventud frente a las complejidades de la vida moderna y proveerles de mecanismos para que tengan autoestima, motivación y confianza". Más o menos. 

Henry & Aaron son publicistas, creativos, escritores y productores de distintos formatos audiovisuales. También son cómicos, por lo visto. Fueron contratados por los de Learning para hacer una campaña contra el absentismo escolar, contra los novillos, las pellas de toda la vida. Para mi, una estupidez de campaña pero ni soy publicista ni tengo una corporación. 

Henry & Aaron, con dos cojones, cuatro más bien...hicieron esto. 

(Cuidado que es bastante gore. Muy gore para ser más exactos)




Un flipe. 

Herny & Aaron son unos campeones de la manipulación y el uso de los recursos audiovisuales pero, una vez más,  vuelvo a lo de siempre. ¿Qué tipo de desequilibrado dirige esa asociación para aceptar este anuncio? ¿Quién cuando llegan estos dos "creativos" y  proponen este despropósito piensa "oh, es justo lo que necesitamos, una mierda manipuladora y gore"?

Dejando de lado lo gore del anuncio que me escandaliza poco, la verdad... hay un montón de cosas que me parecen horribles.  

Primero, una campaña contra las pellas debería estar pensada para que la vean los niños. ¿Es esto un anuncio para niños? ¿Qué padre le pone este anuncio a su hijo si le pilla faltando al colegio y le dice "mira lo que pasa si vuelves a faltar al colegio"? Es posible que con este anuncio el niño no falte al colegio...ni quiera salir de su cama nunca más, vuelva a hacerse pis y balbucee de pánico cuando le apagues la luz hasta que tenga 40 años. 

Segundo, si la campaña es para que los niños no falten al colegio...¿Qué tal si ponemos niños faltando al colegio en el anuncio? Los protagonistas del spot hace tiempo que dejaron de estar en edad escolar. Mucho tiempo. Conducen, beben, parecen saber nadar y tener un par o más de trucos sexuales bien aprendidos. 

Tercero, aceptando que estén en edad escolar y que lo único que les pase es que estén muy desarrollados para su edad, el problema no parece ser que hagan pellas...el problema es que no saben leer. 

Cuarto, no saben leer. Eso es malo, es malísimo. El analfabetismo es una lacra, provoca desigualdades sociales, falta de oportunidades y es algo claramente a erradicar en el mundo entero. Bien. ¿Cuál es el mensaje de Harry & Aaron? No sabes leer, pero eres guapo, tienes buen tipo, tienes coche, la vida te sonríe y te lo pasas pipa...lo que pasa es que te has pasado de listo y has decidido ir a una zona de playa salvaje sin leer los carteles (porque no sabes) y te has despedazado, ¡qué mala suerte! 

¿Cuánta gente por no saber leer muere ligando en una playa despedazado por una mina?  y ¿Cuánta gente que no sabe leer, que no puede ir al colegio, que abandona los estudios por problemas económicos vive en condiciones de pobreza, exclusión social o cualquier otro drama vital? Más que las 13 millones de visitas que esta mierda de anuncio tiene, seguro. 

Henry & Aaron están encantadísimos con sus 13 millones de visitas y dan palmas con las orejas por su éxito. Lo cual dice muy poco de ellos y de la sociedad en general. ¿Desde cuando hemos dejado que el éxito se mida en visitas? ¿Qué mierda de sociedad somos que para preocuparnos de que los niños hagan pellas necesitamos un anuncio con guapos descuartizados en vez de imágenes reales? 

Que sí, que la publicidad consiste en que hablen de ti...pero una cosa es vender tampones, colonias o bolsos...y otra cosa es esto. Esto es una mierda.


Actualización.

He estado pensando sobre lo que se ha dicho en los comentarios. Y voy a apuntar un par de cosas más. Me da igual si el vídeo es sólo un reclamo publicitario. Obviamente, sería un poco menos basura sino fuera el encargo de nadie, pero eso no quita para que me parezca una mierda. No es por lo gore, eso es lo de menos.

Si era un reclamo, han conseguido muchas visitas. ¿Y?

Cuelgo a continuación un anuncio GENIAL hecho por el Canadian Institute of Diversity and Inclusion, para denunciar los ataques contra los gays en los JJOO de Invierno que se celebran en Sochi a partir de este fin de semana.




Es un anuncio genial. 30 segundos. Lleva 290.000 visitas. Un dato que reafirma que somos una mierda de sociedad.