martes, 2 de julio de 2013

PADRES Y PRINCESAS

Mi padre siempre me contaba la misma historia:

“Cuando  ibas a nacer, yo siempre decía que quería una niña. Una niña dulce y cariñosa que cuando llegara a casa saliera a recibirme y darme besos y abrazos…y bueno, naciste tú. Menos mal que luego nació tu hermana que sí que es muy cariñosa

Mi padre era un cachondo y un gran sabio porque esa frase resume muy bien lo que los padres esperan de sus hijas, de sus princesas (comentarista que sufre con lo de princesas…de verdad., no te me ofendas) y la total falta de conocimiento que tienen con la realidad de sus hijas.

Para empezar, un bebe es un ser extraño, raro, difícil de manejar y que a los padres normalmente les parece algo bastante ajeno a ellos mismos. Si el bebé es niña, la dificultad, extrañeza y el sentimiento de ¿qué hago con esto? es mucho mayor. Un tío con su bebe Pepito en brazos es capaz de visualizarse jugando al fútbol, a las chapas, montando en bici o incluso bebiendo cervezas. Con ese bebe tiene algo en común, aunque sólo sea el género. Ese bebé tiene cola y algún día se afeitará. Un tío con su bebé Pepito sabe que sabrá ponerle la ropa sin problemas y que cuando uno diga  azul el otro no preguntara ¿celeste o marino? Un bebé Pepito parece frágil pero es algo con lo que se puede congeniar y con el que se visualiza haciendo cosas.

Un bebe princesa es más complejo. Es monísima, ideal y la más preciosa del mundo mundial pero el padre solo puede visualizarse con ella yendo de la mano, empujándola en el columpio, de paseo por la playa, pero intenta visualizarse haciendo algo “de niñas” y no le sale. Lo de la cerveza lo intenta pero sin saber muy bien cómo les recorre un escalofrío, se le ponen los pelos de punta y dice “¿cerveza?, ¿mi princesa? No”.  Y aparca esos pensamientos del futuro porque bastante tiene ahora con adivinar si el vestido se abrocha delante o detrás o si la falda con peto se pone por debajo o por encima de la camiseta o cual es la parte de delante de las braguitas.

Llega entonces una época estupenda de amor entre el padre y su princesa. La princesa es dulce y cariñosa. Inciso.- aunque sea una borrica de campeonato, le mole hacer el bestia y sea tirando a bruta siempre siempre siempre será dulce y cariñosa a los ojos de su padre.-Fin del inciso.  Por otro lado, las princesas consideran que su padre que las ADORA es el más guapo, el más alto, el más listo y el que mejor hace el tonto en la piscina, el zoo o el parque. Es una relación adorable. 

Todo va sobre ruedas. El padre adora a su princesa que es la más guapa del mundo mundial, la princesa adora a su padre y sale corriendo a sus brazos cuando llega a casa o se encuentran en la calle. Todo va bien, más que bien, va perfecto.

Cuando la princesa empieza a ser un poquito más mayor, empieza a tener gustos propios.  Y esos gustos propios pueden resultarle al padre tan ajenos como la atmósfera de Marte. A su princesa le gustan cosas de niñas. Y el padre no es una niña. Con un poco de suerte, en su infancia  tuvo hermanas que siempre le parecieron unas brujas (dicho con cariño) y con las que no recuerda haber compartido esas cosas de niñas.  Es más, recuerda claramente como no compartía esas cosas con ellas y más bien se dedicaba a destrozarle las muñecas o lo que fuera con que sus hermanas jugaban.

El padre descubre entonces que durante su vida ha conocido a muchas mujeres: su madre, sus hermanas, sus primas, sus amigas…sus ligues ( ah no, no no, no…eso ni insinuarlo) pero su princesa es única, irrepetible, maravillosa y no tiene ninguna de esas cosas que él siempre ha achacado a “todas las mujeres”.
Es su princesa y al mismo tiempo es una desconocida porque no hay ninguna mujer como ella.

Así que el padre mira a su princesa y sabe que es una mujer pero no es como ninguna otra. Es mejor sí, …pero ¿cómo se maneja? Es una época muy tierna. El padre odia los tacones…pero se recorre mil tiendas para comprarle unos tacones de plástico para su niña. Le chirrían las córneas de pensar en maquillajes pero es feliz cuando su princesa aparece con toda la cara llena de manchurrones. El padre es capaz de tragarse una exhibición de gimnasia rítmica, bailes regionales, natación sincronizada o lo que sea. Es capaz de ir a ver el espectáculo de princesas Disney, hello kitty o cualquier otra cosa atroz. Por supuesto y antes de que hordas de gente susceptible se me eche encima, a la princesa también le puede molar el fútbol, el piragüismo o el alpinismo de altura, eso da igual, pero le guste lo que le guste el padre estará flipado de compartirlo con esa princesa,  que es mujer pero que no es como ninguna mujer que él haya conocido porque sencillamente es mejor. Es su niña.

Después e increíblemente rápido para lo que querría el padre, la princesa se hace mayor. No hablo de que tenga  20, 18, ni siquiera 15. Con 10, 11, 12 años…la princesa empieza a hacer cosas incomprensibles para el padre. Donde antes había risas siempre, su princesa reacciona ahora ofendida o discute o llora o dice algo atroz “papá…no me entiendes”. 

El padre se queda paralizado. ¿Cómo que no la entiende? Claro que sí, es su niña. La niña más increíble del mundo (da igual que tenga media docena de ellas, todas son increíbles a su manera) y se llevaban bien y ¿qué ha pasado?

La princesa se está haciendo mayor y el padre normalmente no quiere verlo. Porque si su princesa se hace mayor hará cada vez cosas de mayores, que él recuerda vagamente que hacían las chicas que él conocía cuando él se hizo mayor.

El primer día que la madre de su princesa le dice “Le gusta un chico” o “tiene un novio”, el padre quiere morir. Su primera reacción es “neguemos la evidencia”…pero

-         ¿cómo le va a gustar un chico si tiene 12 años?
-         Pues porque tiene 12 años.
-         Eso es…¡¡12 años!!
-         A ti ¿con cuántos años te gusto una chica?
-         ¿A mí? Yo con 12 años solo pensaba en fútbol y escupitajos.
-         …..
-         ¿ A ti con 12 años te gustaba alguien?
-         Claro…
-         ¿COMO QUE CLARO???
-         A ver cariño…no colapses…o es que ¿acaso has pensado en algún momento que eras el primer tío que me había molado?
-         …..
-         En fin..vete haciéndote a la idea de que le molarán los tíos, saldrá con ellos y le romperán el corazón.
-         NI DE COÑA. Es muy pequeña y para eso queda muchísimo…
-         No queda tanto…
-         Estás siendo cruel conmigo…
-         Jajajajaja…no es tan grave…a lo mejor tiene suerte y encuentra uno como tú.
-         …Si..eso estaría bien.¡NO!, uno como yo no…que yo era muy golfo.

Empieza una etapa atroz para el padre. Su princesa crece, se hace mayor y se aleja y se acerca a él en un baile frenético de emociones que él no controla y que le hace recordar cómo se sentía cuando nació; no tiene ni la más remota idea de cómo manejarlo.

Cuando ha conseguido tranquilizarse “un poco” pensando que bueno las cosas irán despacio y lo de los amores de su princesa con doce años no es más que un juego infantil e inocente, su mujer llega y le dice:

-       A tu princesa le ha bajado la regla por primera vez.
-       ¿QUE????
-       A ver por favor...tranquilizate, que no tiene tétanos.
-       Pero, pero, pero..¿cómo va a tener la regla si tiene 12 años??
-       Pero a ver...¿de qué guindo te has caído? ¿A qué edad te crees que viene la regla? ¿ a los 25?

El padre sufre. Mira a su niña y descubre que ya no es una niña. Es una mujercita. Y tiene misterios,  algunos que él no conoce y otros que él conoció con otras “mujercitas” en su momento y solo de pensar en algún energúmeno (cualquier tío que se acerque a su princesa será un energúmeno) descubra esos misterios...se le abren las carnes en canal.

El padre además, sufre otro curioso efecto. Cuando por fin ve a su princesa como una mujer...el resto de los hombres, ellos, sus compañeros, sus colegas de género...pasan a ser potencialmente peligrosos. Todos ellos. Todos son hombres y todos mirarán a su princesa. Y él sabe como la mirarán porque él es como ellos...no, él no es como ellos porque tiene una hija.

Ahora comprende a su suegro y no entiende como no le pego una leche a él cuando llego a su casa de la mano de su hija.


Él no será tan comprensivo. Es su princesa. 

sábado, 29 de junio de 2013

UN DOCENA DE BEBIDAS EN TU RECORRIDO VITAL


¿Qué has bebido en tu vida? 

Obviamente leche y obviamente agua. ¿Y después? ¿ A qué no lo has pensado nunca? Las bebidas son como escalones en tu vida, como la talla de tu ropa, con el pelo que has ido perdiendo. 

Mira lo que bebes y sabrás cómo eres de mayor.  


1. Refrescos. 
Los refrescos no son alcohol. Obvio, pero cuando tenías 7, 8, 9, 10 años, los refrescos significaban casi casi lo mismo que significarían las bebidas alcohólicas después. Eran la ocasión especial, los cumpleaños, el premio si te portabas bien, la lata que te comprabas si ibas de excursión, lo que pedías si te llevaban a un restaurante. 

Dentro de los refrescos no todos eran iguales, estaban los de naranja y limón que eran como medalla de plata y luego la Coca Cola que era el premio gordo, la medalla de oro, lo más alto del pódium.  

2. Calimocho. 
El calimocho es una bebida muy rara. Mezcla la Coca-Cola que tiene siempre un componente de bebida de cumpleaños, de niños, de chispa de la vida con el vinazo más asqueroso que es una bebida de viejos, de señores mayores con chaqueta de punto en un bar mugriento. Inexplicablemente el componente infantil de mediasnoches de la cocacola y las cabezas de gambas del vinazo amargo casan bien y resulta ser una bebida estupenda para dar los primeros pasos en el camino de la bebida alcohólica. 

Gracias a Dios, es una etapa que se deja atrás. Bueno, casi todos la dejan atrás, siempre hay el que quiere seguir viéndose como un jovenzuelo con bolsas de plástico en un banco del parque.  

3. Cerveza 
 Es la bebida permanente. Se empieza a beber en barras libres en las que está calentorra y casi sin gas, se bebe en litronas compradas a escondidas y bebidas en parques y a la entrada de conciertos, en cañas bien tiradas, en dobles “porque las cañas no duran nada”, en minis gigantes en conciertos multitudinarios, en tu casa al llegar del curro directamente de la lata recién sacada de la nevera, en el picnic con la tortilla de patata y el bocata.  Se bebe en el aperitivo, por la tarde y por la noche. Empiezas a beber cerveza de jovenzuelo y te haces viejo con una caña en la mano. 

4. Combinados imposibles: Martini con limón, licor 43 con naranja..etc.   
Esto es más de tías. Hay que beber para mimetizarse pero la cerveza resulta demasiado amarga, el calimocho resulta demasiado cabezón y además se bebe a morro y se busca una bebida un poquito más exótica, más exclusiva, más frívola.  Esos combinados son dulzones, se beben rápido, entran solos y dejan una resaca espantosa pero claro eso no lo sabes hasta el día siguiente.  

5. Whisky 
Después de dar tumbos por el mundo del calimocho, la cerveza y las copas imposibles se llega a la primera etapa de bebida de mayores: el whiskazo. El whisky lleva su propia evolución. Se empieza bebiendo el más barato que haya diluido en cuanta más coca cola mejor y luego el paladar se va educando y ya se prefiere determinada marca de whisky y se diluye en menos coca cola o incluso sólo en agua o los más campeones sólo con hielo. La etapa del whisky dura bastante, años, muchos años…y hay gente que permanece fiel a él durante toda su vida. 

El problema del whisky con cocacola es que después de atufarte n números de ellos, además de una resaca atroz provocan un nivel de azúcar en sangre muy desagradable e incluso impide el sueño si no estás acostumbrado a la cocacola. El whisky por cierto deja una resaca espeluznante también.  

6.Ron 
El ron es una bebida curiosa. Se puede llegar   a ella directamente desde la cerveza y el calimocho o después del whisky. Tiene también su propia evolución y se empieza bebiendo el clásico ron blanco que hay en todos los bares del país para terminar luego hablando jerga del tipo: “yo quiero un ron moreno venezolano que es dulzón pero no tanto”, “O yo quiero mejor uno de 25 años”.  


7. Chupitos alcohólicos. 

Por un lado tenemos los chupitos de jóvenes: tequila, saporovskys, vodka a palo seco, mezclas imposibles de bebidas con muchísima graduación. Estos chupitos se beben en la cumbre de la borrachera con el absurdo propósito de demostrar lo que se aguanta antes de derrumbarte. 

En el otro extremo están los chupitos de viejos: licor de hierbas, orujo blanco, orujo, licores variados. Estos se beben al final de pantagruélicas comidas y para disimular los llamamos “ digestivos”. La moto que vendemos es que los bebemos para digerir mejor el festín que acabas de apretarte pero la realidad es que lo que te apetece es un copazo pero no es el momento.  Cuando sí es el momento estos digestivos crecen y pasan de ser chupitos a ser “copa balón con mucho hielo”. 

Por cierto, cuanto más te gusta beber algo en copa balón más viejo eres. Y esto es científico…


8. Vino bueno 

Tras años de beber  vinos capaces de desatascar las peores cloacas del planeta tu paladar dice basta y exige vino bueno. Aquí hay también todo un mundo de posibilidades, desde el que se limita a elegir uno bueno cuando va a un restaurante hasta el que se hace un curso de cata, compra vino y lo guarda en casa para epatar a sus amistades. Al vino bueno le pasa que parece que no es beber, te atufas una copita o dos al llegar a casa o mientras preparas la cena y parece que no bebes. 

9. Champán

Hasta que no te has atufado un buen pedo de champán no te gradúas en el curso CCC de “Saber beber”. El champán es muy traicionero, entra fácil, se acaba rápido y es muy celoso. ¿Qué quiere decir esto? Que es raro quedar a beber champán solo, normalmente va al final de una comida para celebrar algo y en esa comida con suerte habrás bebido sólo vino o puede que hayas bebido cerveza y vino. Después el champán “Qué fresquito” “Qué rico” “ Qué bien entra el buen champán”. Se acaba rápido y te lanza a una euforia que te hace decir..” otra botella” u “ vamos a tomar copas”. Si es otra botella,  la resaca será cabezona de las de que te crece el cerebro tanto que crees que te va a salir por las orejas…si optaste por el mundo copas, el champan se pondrá celoso y al día siguiente la holgura craneal te matará. 

El champán es de mayores y hay que manejarlo con cuidado porque además da resacas de las que no recuerdas que hiciste… 


10.Bebidas sin. 

En medio de la navegación por los mares de las bebidas alcohólicas de repente llega una etapa en la que no puedes beber o quieres beber menos. En las mujeres suele ir asociado a bombo y en los hombres a algún tipo de susto médico o esponjamiento obeso que les hace replantearse su dieta.  Es entonces cuando se empieza a beber cerveza “sin”, chupitos “sin”. Es una etapa de mucha pena y muy ridícula. Sinceramente si no puedes tomar alcohol es mucho mejor tomar zumos o refrescos o incluso agua. Las bebidas sin son como ver a otros practicar sexo..sabes cómo se hace, sabes cómo se siente y además te apetece..pero te castigas con mirar solo. 


11. Gin Tonic. 

Cuando te has bebido miles de whiskys de repente un día te apetece otra cosa. No te apetece el sabor dulzón del whisky ni una cerveza ni vino y entonces pruebas el GIn Tonic. No quieres, porque el Gintonic es de viejos, de señores mayores, de tus padres, pero te apetece, es una fuerza incontrolable y te dejas llevar. Y te gusta, te gusta mucho. 

El Gintonic es la bebida que se puede pedir de aperitivo, de sobremesa o para tomar copas. No es dulzona y no entra tan fácil como el whisky así que (en teoría) bebes menos.  Además descubres que deja muchísima menos resaca. 

El Gintonic casa bien con la juerga pero también es una bebida solitaria. Una bebida de “ estoy hasta el moño de todo me voy a tomar un gintonic a mi bola”. 

Por supuesto también tiene cosas malas. La peor es que hay una corriente terriblemente snob de ha convertido una bebida recia y molona en un carnaval de pijadas sinsentido. Hay que mantenerse firmes y no caer en absurdeces. Ginebra, tónica y limón o como mucho lima. Todo lo demás son fuegos florales. 

12. Oporto, jerez, brandy  
Estas son bebidas de señores mayores, muy mayores, de pelo blanco y manos arrugadas. Para beber en copa balón pequeña y con el periódico al lado. No sé bien cuando se llega a beber estas cosas, en qué momento dejas el gintonic y el vino bueno y coges una botella panzuda con un líquido de color oscuro. Por no saber, no sé ni siquiera si son bebidas distintas pero sé que es lo que me espera al final del camino del alcohol.  


Los caminos del alcohol son complejos y muy intrincados, pero resulta que todos más o menos hemos seguido el mismo recorrido vital en nuestra relación con el alcohol. Todos menos los abstemios…pero de esos no puedo hablar.

Publicado primero en Unadocenade.

viernes, 28 de junio de 2013

EN GIJÓN CON BRUCE.


Me duelen los pies, me suda la cintura, el canalillo, la espalda. Se me ha dormido el meñique del pie derecho. Tengo la camiseta empapada, la garganta seca. Estoy sin voz. 

-          Tenías que verte. Estás feliz. No paras de sonreír y te brillan los ojos.
-          Soy feliz.
-          Tenías que verte…no has parado de bailar y de cantar.
-          Lo sé.
-          Ha molado muchísimo.
-          ¿A que si?? Incluso tú has flipado.
-          Es el puto amo.
-          ¡¡Si!!!!!
-          Pero mola más verte a ti completamente en éxtasis. ¡¡y quita esa sonrisa ya!!!
-          No puedo.
-          Tengo hambre
-          Yo no.
-          Ya, ya sé que tú no tienes ni hambre, ni sed, ni sientes ni padeces…
-          Estoy feliz…
-          Que siiiiiii…que ya lo vemossss…

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Thunder Road. Acústica. Guitarra y armónica. Se está acabando… ¿Cuándo será la próxima vez?

Traca final. Bailo completamente enloquecida. Salto. Bailo. Me rio. Me doy la vuelta…bailo con Juan, con Mónica, con Fede. Con desconocidos que pasan a mi lado. Canto. Ya casi no tengo voz. Seven nights to rock….seven nights to rock.  Dancing in the dark…sigo sin ser la chica que saca, pero me da igual. Además si alguna vez me saca creo que luego me moriría, así que puedo esperar unos años todavía.

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Estoy delante. Soy bajita y no me importa, tengo un tamaño manejable. Sólo echo de menos ser más alta en los conciertos de Bruce, cuando mis cervicales y mis dedos de los pies se quejan a gritos del esfuerzo que les estoy pidiendo. Estoy en medio de una nube de altos.  Lloro cuando Bruce toca Drive all night. Hay 30.000 mil personas y yo me siento como si me la cantara a mi sola…nunca la había escuchado en directo.

Miro el reloj. ¿Dos horas? ¿Han pasado dos horas? ¿Dónde están las últimas dos horas de mi vida? No puede ser que hayan pasado así  de rápido…

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Because the night, She ´s the one, Spritis in the night,.pufff…me flipan todas. Y como baila…ese movimiento de cadera es lo más sexy del mundo mundial.  

Tengo que ir al baño. Tengo que ir al baño, tengo que ir al baño. Nunca va a ser buen momento, pero mejor ahora que todavía hay luz. Esas cabinas del demonio que ponen no tienen luz y en cuanto se haga de noche ir al baño  es entrar en un pozo negro a hacer equilibrios para no tocar ese plástico asqueroso. Además están pensadas para tías de 1, 80 y la única manera de no tocar nada es hacer pis de puntillas….pero tengo que ir…a ver si no hay 60 tías en la cola. Estoy de suerte, somos 5 y además bailamos enloquecidas mientras esperamos.

Ain ´t no good enough for you…¡¡No me lo creo!!! ¡Es de mis favoritas y estaba en mi post de la docena de ayer!!! En un nanosegundo pienso en que molaría decir algo en twitter, pero no tengo tiempo ni para twitter, ni para el móvil, ni para nada que no sea saltar, cantar y bailar y sonreír.

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Sale Bruce. Joder. Parezco una adolescente, pero le veo salir, pararse, levantar la guitarra y sonreír y no quiero estar en ningún otro sitio del mundo. Tengo 40 años y soy medianamente inteligente y sé que es irracional…pero me da igual. Tengo hasta escalofríos y soy feliz. A ningún hombre del planeta le quedan los vaqueros, el chaleco y la corbata así…es más cualquier otro tío con esa pinta me daría repelús…y sin embargo aquí ando, babeando. Soy feliz.

Sale la banda…me pongo nerviosa.

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La ola en el estadio.  Espera. Lleva media hora de retraso, me da igual. Ya estoy en mi trance. Estamos un grupo de 9 y yo ya no veo a nadie. No hablo, no pienso. Miro a mí alrededor. Delante hay una pareja que además de no pegar nada entre ellos, él me da mal rollo, es como antiguo. Lleva un polo azul con los cuellos levantados y es una especie de cruce entre Victor Manuel y José Sacristán…ella se ha planchado el pelo para venir al concierto y tiene ojos de pez. Miro hacia atrás, veo los rizos de Juan, no me he perdido.

Cuento 3 absurdas en chanclas. 4 tías en sandalias de tacón. A esas tías habría que quitarles el carnet de conducir si lo tienen. Si no saben qué  calzado hay que ponerse para estar de pie 5 horas entre una muchedumbre ¿cómo van a saber manejar un  coche? Seguro que si escribo este pensamiento alguien entrará a decirme que siempre hablo mal de las mujeres. Bajo la mirada…busco y busco y busco…si, allí hay un tío en chanclas. Que le quiten el carnet también. 

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Nervios. Nervios. Me siento en el suelo. Me levanto. Voy al baño. 80 tías en la cola. No puedo esperar ahí. Vuelvo a nuestro sitio. Me siento. Me levanto. Hago fotos.

-          ¡QUIERES PARAR QUIETA!!
-          No puedo.
-          SI PUEDES. PARA QUIETA.
-          Encima que os he traído a Gijón a ver a Bruce…
-          Jajajajaja…pero qué morro tienes. Yo compré las entradas.
-          Porque yo te lo propuse.
-          Cierto.
-          Y el coche era mío.
-          Es de Molimadre y he conducido yo.
-          Sabes que el espíritu de este viaje soy yo.
-          Vale...pero ¡PARA QUIETA!!

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Voy a buscar a los de la docena. Sé que están a la izquierda de la caseta. Los busco poniéndome de puntillas. Me descojono, como si ponerme de puntillas me fuera a hacer ver algo. Tengo suerte y los veo. Llego dando saltitos…parezco un hobbit, y no puedo parar quieta.

-          Hombreee…la famosa escritora.
-          Iros un poquito a tomar por saco.
-          ¿Dónde estáis?
-          Justo al otro lado de la caseta...allí hay menos gente. Venid para allá.
-          Espera…
-          No, no espero...me voy para allá.

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Entramos en el estadio. Justo en la puerta me ha asaltado Alma…
-          ¿Eres Moli?
-          Siiii... ¿cómo me has reconocido?
-          Jajajaja...era fácil. Las fotos, la camiseta…
-          Yo no te hubiera visto, ya estoy en modo Bruce.

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Apuro el segundo Gin Tonic.

-          ¿Nos vamos ya? ¿Nos vamos ya? ¿Nos vamos ya?
-          Joder Moli...tranquilizate, que no hay prisa.
-          Es que ya son las 7. Empieza en dos horas.
-          Si, y estamos a 10 minutos andando.
-          Pero es que empieza en dos horas…
-          ¡TE QUIERES TRANQUILIZAR! Además, estamos esperando a que se cargue tu móvil porque otra vez te has quedado sin batería…¡¡celebrity!! Que desde que eres famosa…
-          …sois unos cabrones.
-          Si...y además nos hemos descojonado con tus amigos los de la docena.
-          Seguro que habéis hecho pandilla contra mí.
-          POR SUPUESTO.
-          Y vosotros habréis sido los peores.
-          Por supuesto…ya sabes que te queremos así que te damos más caña que nadie.
-          ¿nos vamos ya?
-          Joder que cansina eres...celebrityyyyy

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A comer con los de la docena y Marina, otra descerebrada enamorada de Bruce y que además trae mi libro para que se lo firme.

-          ¿Qué quieres comer, Moli?
-          Yo nada.
-          ¿Cómo que nada?
-          No puedo comer nada…tengo el estómago cerrado.
-          Venga hombre no jodas…algo tienes que comer que luego no aguantas.
-          Lo que pidáis me parece bien…
-          Desde que eres famosa…
-          ….iros todos a tomar por culo un poquito con el tema….
-          ¿y esa camiseta?
-          ¿Qué le pasa? Moli mola mil.
-          ¿te la has hecho ahora?
-          NO...lis ti llo. Me la regalaron hace dos años.

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Paseo por la playa. Me pongo el jersey. Me lo quito. Me pongo el pañuelo al cuello. Me lo quito. Sombra. Sol. Viento. Adoro este clima.

Desayuno con café con leche y brownies que hemos traído de Madrid.

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Me despierto. Juan y Andrea duermen. Miro el techo. La cabaña mola. ¿Se despertarán ya? ¿Hago ruido? Juan lleva tapones, tendré que hacer mucho ruido o molestarle mucho. Estoy reventada de sueño y de dolor de cabeza. Debería dormir un poco más y tomarme algo. No voy a poder dormir más de los nervios y no tengo medicamentos…soy un desastre. Juan seguro que tiene… ¿le despierto? Como le despierte me pega.

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-          Moli…apagamos la luz.
-          Si, voy. Una cosa Juan…
-          Dimeee…
-          Yo te adoro, pero los calzoncillos verde esmeralda son demasiado incluso para mí.
-          Son azul cian.
-          ¿Azul cian?
-          Si Moli, en impresión hay cuatro colores…
-          Eso ya lo sé…pero de verdad te crees que azul cian es un color de calzoncillos adecuado.
-          …pues no lo había pensado…
-          Si tienes más de 3 años, 4 si me apuras es totalmente imposible llevar calzoncillos azul cian con dignidad. Y eso sin entrar a considerar la posibilidad de un encuentro lujurioso y lascivo…
-          Valeeee…tienes razón, lo sabía al ponérmelos. Sabía que me lo ibas a decir.
-          Y entonces ¿por qué te lo has puesto?
-          Eran los únicos limpios que tenía.
-          Jajajajajajajajaja…vale.

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Me voy a ver a Bruce. 




Aquí las fotos por si alguien tiene curiosidad. 




martes, 25 de junio de 2013

UNA VEZ MÁS

La bolsa. ¿Dónde coño está la bolsa azul? La enorme no, la mediana, la de “solo necesito meter el pijama, unas bragas y una camiseta” ¿Dónde la hemos escondido? No tengo tiempo de ponerme a buscar ahora…ya lo pensaré la semana que viene. La maleta de ejecutiva y a tomar por culo. A ver, cosas que no se me pueden olvidar. El pijama, de pantalón largo que luego dicen que allí hace frio. ¿Qué problema tienen con el frio? Vestirse para pasar un día de calor extremo en Mordor es un problema. 22 grados es una temperatura cojonuda, ni sudor de canalillo ni nada. Ropa interior, conjuntada siempre como dice Molimadre. Unos vaqueros. Un cinturón que se me caen, es curioso, siempre pensé que el cinturón era más bien algo de adorno…y resulta que no, que impide que se me caigan los pantalones.  Camisetas. Lade Bruce y la de “Moli mola mil”…no sé si me atreveré a ponérmela…a lo mejor debajo de la otra. ¿La llevo o no la llevo? La llevo y otra por si acaso no me atrevo.  ¿Qué más? El cargador del móvil, la batería de repuesto, como me quede sin batería se de alguno que me cruje. Un libro. ¿Tendré tiempo para leer? Seguro que sí. Mañana me despertaré a esa hora absurda a la que me despierto siempre  y seguro que tengo que esperar horas a que los demás se levanten. Me lo llevo.  ¿Qué más? ¿Las entradas? Las tiene Juan. Tengo que mandarle 25 mensajes para que no se le olvide. Me acuerdo cuando fuimos a Gijón a ver a los Rolling hace mil años. Cada vez que parábamos en algún sitio, al montarnos en el coche Juan hacia “checking”, sacaba la cartera y miraba si llevaba las entradas y dinero, comprobaba que llevaba las llaves y no sé qué más. Joder. ¿En qué año fue eso? Hace mil. ¡Las zapatillas! ¿Las rojas o las blancas? Los calcetines. Las rojas tienen mil años pero me flipan…las blancas están más nuevas, mejor las rojas, la mejor manera de conseguir destrozar unas zapas blancas es llevarlas a un concierto. A ver cuántas absurdas con sandalias de tacón veo en el concierto. Es acojonante, pero un concierto en Gijón y habrá tipas trepadas en sandalias y otras perdiendo las chanclas. ¿Qué más? Un jersey. La cazadora vaquera. Sé que no voy a usarla pero en fin, al coche y listo. Algo se me olvida. ¡Un bolso pequeño en bandolera! Esto tiene su complicación. No puede ser enorme pero tampoco una absurdez donde no me quepa nada. ¿Este? Si. Caben las gafas de ver, las de sol, el móvil, la cartera y la batería de repuesto del móvil. ¡Ah sí!..Y los tampones... ¿estará Amaia Salamanca en el concierto?  Me desconcentro. ¿Qué más? ¿El hotel? Ni idea, de esto se encargan Fede y Mónica que van de "padres", yo voy a tiro hecho y de solterismo. Paso de preocuparme. Tengo que sacar pasta. 

¿Ya está todo? Creo que sí.

Estoy atacada pero sé que en nada adquiriré un superpoder que mola muchísimo y que me hace feliz. Durante unas horas, días en este caso, no pienso en nada más que en él.  Todo lo demás me da exactamente igual.

Sincronicemos relojes.

En 4 horas salgo para Gijón.

Otra vez a ver a Bruce.


 Y con ésta serán 13. A lo mejor es mi día de suerte y me toca ser la chica.