viernes, 8 de febrero de 2013

ESCRIBIENDO SOBRE LOS RECUERDOS



"Te quedan tus maravillosos recuerdos” me decía la gente más tarde, como si los recuerdos trajeran consuelo. No lo traen. Los recuerdos son por definición del pasado, de lo que ya no está. Los recuerdos son los uniformes de Westlake que hay en el armario, las fotografías descoloridas y agrietadas, las invitaciones de las bodas de gente que ya no está casada, las tarjetas impresas en serie de funerales de gente cuya cara ya no recuerdas. Los recuerdos son las cosas que ya no quieres recordar”



Joan Didion. Noches azules.

 
Buenos y malos recuerdos.

Cuando el otro día colgué la cita de Didion hubo gente que me dijo que no estaba nada de acuerdo. Yo sí o por lo menos sí estoy de acuerdo con la interpretación que le doy.

Didion habla de los recuerdos que hacen daño, de los que no quieres tener, los que no quieres que te asalten porque cuando lo hacen te dejan bloqueado, sin respiración y temblando. Son esos recuerdos que tienes al encontrar una grabadora con una voz que has olvidado sin saberlo, al ver una carta con una letra que se te había olvidado que reconocías, ropa que huele a alguien...son las cosas que no quieres recordar porque duelen.

Los buenos recuerdos no necesitan de objetos ni recordatorios. Te sientas y piensas en cómo te molaba que te calentaran la cama con un calientacamas lleno de cenizas de la chimenea, el tacto del botellín de cerveza fría que bebía tu abuelo, las risas jugando al diccionario con tus amigos una noche de verano. Lo piensas y los recuerdos vienen y los disfrutas. Ya lo dije hace mucho, los buenos recuerdos se recuperan solos y crecen al traerlos a la memoria aunque es imposible disfrutarlos como entonces. Los malos sin embargo, te asaltan y casi con la misma virulencia tienes miedo o pena suprema o pánico o vergüenza o ganas de llorar como en el momento en que ocurrieron. Los malos recuerdos tienen un efecto continuado en el tiempo y la única manera de desactivarlos es sufriéndolos hasta que se desgastan, hasta que dejan de doler, echando sal en la herida hasta que cauterizan. No todo el mundo es capaz de ello y entonces es mejor huir de ellos y evitar esos recordatorios, esos objetos que los traen de nuevo a tu vida.

 

Tener recuerdos: propios y heredados o recibidos.

Mucho de lo que eres viene por lo que sientes, lo que has sentido y lo que has sido. Tus recuerdos son parte de ti, de lo que eres y no eres, te anclan.
Cuando no recuerdas nada, si todo lo que te ha pasado no es que te sea indiferente sino que no existe, tu vida será permanentemente nada porque lo que haces no dejará huella y lo que otros hacen no dejará huella en ti. Para tener recuerdos hay que tener memoria, y hay que ser consciente de uno mismo. Hay que saber cómo se siente uno en cada momento o en un momento determinado y ser capaz de guardar esa sensación.

Para tener recuerdos son importantes los lugares, las personas y las cosas. Esos objetos o sitios se llenan de significado día tras día o año tras año. Tú no te das cuenta pero van adquiriendo contenido, no por lo que son sino por lo que tú has vivido en ellos.

Y llega un día en que te encuentras con tus hijos en ese lugar o llevas allí a la persona que quieres o hablas de ese lugar con esa persona. De repente ese lugar está lleno de ti, de ti ahora y de tú yo del pasado. Te pones a hablar, a escribir, a contárselo a ese alguien y eres capaz de recordar cada sensación que has tenido allí, como te has sentido cada vez. Y se lo cuentas a tus hijos y ves como se les ilumina la cara al compartirlo contigo. Tus recuerdos y tu capacidad para transmitírselo a tus hijos o al amor de tu vida...te hace más tu delante de ellos, les hace verte como eras antes de que te conocieran, antes de que tus hijos existieran o esa persona te conociera.
Los recuerdos se heredan...de tus mayores, de tus padres y puedes dejárselos a tus hijos. Las historias que te han contado las guardas como propias, las heredas, las haces propias y se las pasas a tus hijos...

que empiezan a construir sus recuerdos y sus sensaciones en el mismo sitio que tú, sobra la base de los tuyos, en cierta manera sobre lo que tú has sido allí. Eras niña y te encantaba ese sitio, eras feliz y jamás pensaste que estarías allí con tus hijas siendo felices a su vez. Y es una sensación un poco rara, pero la niña que eras...es más feliz.

 
La fragilidad/fortaleza de los recuerdos.
Los recuerdos son frágiles y delicados. No se pueden compartir con cualquiera porque hay gente muy manazas, capaces de destrozarlos según los sacas de ti. Al mismo tiempo son resistentes y podrás volver a recomponerlos, pero lo que no podrás recomponer será al manazas ni lo que sentías por él. Si muestras tus recuerdos a alguien y no los aprecia, o los "rompe" o simplemente los ignora...lo que sea que sientas por esa persona se quebrará porque significará que no quiere saber quién eres ni quien has sido. Compartir recuerdos con otro es algo muy íntimo. No encontrar la resonancia a tus recuerdos provoca una sensación muy desagradable, como si te hubieras desnudado delante de otro y ese otro no te viera. Si alguien no entiende tus recuerdos y lo importante que son para ti, no sabe quién eres y si no sabe quién eres y como te sientes, no te quiere.



Recordar.
We now know that memories are not fixed or frozen, like Proust’s jars of preserves in a larder, but are transformed, disassembled, reassembled, and recategorized with every act of recollection.”



Oliver Sacks.


Los recuerdos son como si guardaras cenizas casi frías de tu pasado. Las tienes ahí y de repente un día decides soplarlas para dar calor a otro...si ese otro llega y se pone a avivarlas contigo, los recuerdos crecerán, se harán llamas y darán calor y luz a lo que eres y a lo que eres con esa persona. Suele funcionar muy bien con tus hijos que increíblemente tienen muchísima curiosidad por saber cómo eras antes de que ellos existieran...cuando tú eras como ellos.

Sin embargo, si uno encuentra el interlocutor adecuado, los recuerdos crecen y crecen en una espiral sin fin. Se empieza contando una anécdota cualquiera y sin saber cómo llega a recuerdos que no es que pensara olvidados, es que ni siquiera sabía que los tenía, pero que cuidados y mimados por ese interlocutor vuelven a primer plano con toda su "fuerza" y te encuentras oliendo la tortilla de tu madre, sintiendo las sábanas frías de la casa de tus abuelos o yendo tan atrás que llegas a tu primer recuerdo. Y te reconforta de varias maneras, te reconforta la resonancia al haber contado tus recuerdos, te reconforta el haberte reencontrado con ellos y te reconfortan en sus buenas sensaciones de entonces. Incluso los malos recuerdos, los tristes...reconfortan al encontrar la resonancia adecuada.

Cuando llevas a alguien a un lugar importante para ti o le llevas a tus recuerdos, en realidad estás haciendo una prueba. Por un lado es una prueba de amor, una prueba de confianza: esto que te enseño, esto que te cuento soy yo...tal cual y te lo enseño sin miedo. Y por otro lado es una especie de prueba al otro. Esperas reconocimiento, interés, que mime tus recuerdos, que los trate como algo precioso, porque lo son, son algo precioso para ti. Esperas que aunque para el otro carezca de sentido, sepa lo importante que es para ti y que sobre todo sepa verte como eras allí, como eras en ese lugar o en ese recuerdo.

Todo esto no quiere decir que haya que vivir anclado a los lugares o a los recuerdos para siempre. No hay porqué, pero el que los tiene, quiere conservarlos. No entiendo a la gente que no tiene recuerdos, le preguntas por su infancia o adolescencia, por su familia, sus amigos...y dice " no se, normal". Comprendo que no todo el mundo tenga una memoria increíble pero me resulta aterrador que haya gente que no recuerde como era, como se sentía y no tenga conciencia de su yo en el pasado.

Como eras y como te sentías te hace ser como eres, para lo bueno y para lo malo así que creo que siempre es mejor recordarlo y además algunos recuerdas molan infinito y siempre hacen sonreír, como la foto del post. Soy yo, con 5 años en la pérgola de la casa de mis abuelos en Los Molinos. Es invierno porque mi abuelo ha hecho mover su silla a esa pared para que le de el sol, seguramente llevo 3 horas montando en bici a su alrededor y estoy volviendo locos a todos asi que me han dicho: deja la bici y ponte en una foto con el abuelo. Y ahí estoy, feliz..posando y esperando a que me digan que puedo volver a montarme en mi bici roja.

Me veo y sonrío. 

jueves, 7 de febrero de 2013

¡SORPRESA! ¡¡SOMOS FINALISTAS...OTRA VEZ!!

-Enhorabuena por ser finalista de los 20 minutos.
-¿Qué dices?
- Qué eres finalista.
- No puede ser. Me retiré de la campaña muy dignamente.
- Mira aqui
- J O D E R.
¡¡SOMOS FINALISTAS DE LOS PREMIOS 20 MINUTOS!!!


Oeee oeee oeeeee…mi falsa modestia bloguera está feliz y aletea completamente descontrolada y lo reconozco, muy muy flipada..hasta me tiemblan las piernas.

Pasado este momento de emoción suprema, analicemos la situación.

Me presenté a los Premios.


Somos finalistas.

No tiene el menor sentido.

¿Qué ha pasado? ¿Ha funcionado la psicología inversa? Algo del tipo ¿como he decidido no hacer campaña resulta que la no campaña ha sido lo más efectivo? ¿Ha sido el efecto balonmano? ¿Alguien ha sobornado al Jurado en mi nombre?

En la nota pone que

El jurado, que este año también elegía a los ganadores de cada categoría, estuvo reunido el pasado martes, 5 de febrero, alrededor de 5 horas para tomar una decisión bajo los criterios establecidos en las bases: los votos de los usuarios de 20minutos, la calidad literaria, la actualización, la comunidad creada en los blogs, la adaptación a las posibilidades del medio blog, el diseño y la originalidad”

Veamos los criterios:

- Votos de los usuarios. Nole. Dejé de hacer campaña, quité el enlace y el blog está séptimo en las votaciones con 176 votos.
- Calidad literaria. Sile. Este sí que lo tenemos, y si soy finalista por esto, me mola porque significa que se han leído el blog y eso me gusta.

- Actualización. Sile. Soy una brasas verborreica y escribo mogollón. Algunos opinan que demasiado. 5 años de posts nos contemplan.

- Comunidad creada. Sile. ¡¡Descerebrados al poder!! Y además ahora se han sumado al blog todos los amantes del balonmano.

- Adaptación a las posibilidades del medio blog. ¿Ein? Esto es jerga. No sabe/ no contesta.

- Diseño. Nole. Tengo un blog vintage, con una plantilla de blogger, no estoy en wordpress que por lo visto es lo que mola entre los blogueros de postín y cada vez que pienso en modernizarla me entran sudores fríos, espasmos y una pereza que te cagas.

- Originalidad. Sile. Sile. Aquí hay de todo: libros buenos, princezaz, despellejes, collejas a científicos, molidocumentales, libros malos, posts de amor total, posts de odio feroz, libros de colores, recuerdos, perfiles y Bruce. Un caos. Original pero caos.

Vale, recuento

De 7 criterios tengo 2 Noles, 4 Siles y 1 ns/nc.

Bah..¡Qué más da!

DESCEREBRADOS ¡¡¡¡SOMOS FINALISTAS!!!!!


El 21 fiestón y mientras tanto bailemos en la pradera de los libros de colores más felices que  perdices.



Joder..qué contenta estoy. Las princezaz van a flipar.



martes, 5 de febrero de 2013

LIBROS ENCADENADOS.- ENERO




Empiezo el 2013 con un porrón de libros en la estantería de pendientes. Directamente he colocado una libreria entera para ellos, tengo ahí los libros pendientes para leer y los que voy leyendo y al terminar me han gustado tanto que no me mola despegarme de ellos y los dejo ahí una temporada en mi lado del sofá.


No tengo grandes planes lectores para el 2013. Leer todo lo que pueda y me dejen, leer algo de Asimov y leer El hobbit con las princezaz.









Los cuerpos desnudos de Ramiro Pinilla. Segundo tomo de la Trilogía “ Verdes valles, Colinas Rojas”. La primera parte la leí en verano y las vacaciones de Navidad eran un buen momento para coger la segunda. Las sensaciones han sido las mismas aunque con una especie de sentimiento de “reencuentro” con los personajes, las situaciones y con Getxo. Por otro lado me asomo a la historia, al País Vasco y hay cosas que entiendo y otras que me resultan completamente inexplicables...o mejor que inexplicables, completamente ajenas.

La historia de este tomo llega hasta los inicios de la Guerra Civil. Mucha gente cree que esta trilogía de Pinilla es un alegato a favor del nacionalismo vasco y es justo lo contrario. Es por un lado una declaración de amor por el el País Vasco y por otro Pinilla vapulea al nacionalismo despojándolo del aura de mistificación e idealización del “puro vasco” y llevando a los máximos representantes, personificados en Cristina Oniandia y sus hijos Baskardo al más absoluto de los ridículos. Roque Altube vuelve a aparecer y es un personaje increíble. De carne y hueso, noble pero con debilidades y con inquietudes que le sobrepasan y le hacen cuestionarse todo lo que le rodea desde su frase de afirmación y de anclaje a la tierra: “Soy Roque Altube, del caserío Altubena de Getxo

Muy recomendable. Como ya dije en la primera parte Pinilla es un escritor inmenso y crea todo un universo en el que te metes,vives y respiras. El tercer tomo irá para Semana Santa o verano. ¡Ah! y sobre este libro tengo una anécdota de esas de Auster, cuando lo estaba leyendo recibí un correo de una descerebrada que me contó que el cuadro de la portada está en el Museo de Bellas Artes de Bilbao y la niña retratada era familiar suyo. Casualidades blogueras. 

“Llegaría yo a saber que cuando alguien como don Manuel, o el abuelo, o incluso Marcos, pronunciaban el Partido, se referían al Partido Nacionalista Vasco y no a otro. Sabría también que, aunque su conciencia de nuestros pecados particulares habia nacido mucho antes, fue en la Guerra donde acabó de redondearse, cuando las indefiniciones de un PNV interclasista hubieron de enfrentarse a la implacable realidad de un conflicto que obligaba a adscribirse a la República o al fascismo. Al fin, eligió, pero de un modo tan particular que logró inventarse otra guerra”





Jules de Emile Bravo. Primer comic del año. Recomendación de Efe para M. Concretamente dijo en su postme gustaría que lo leyera alguien de 9 años” y ese alguien fue M, porque se lo trajeron los reyes. Se sentó un día y se lo leyó del tirón.

M, ¿qué has hecho esta tarde?
Leer.
y ¿qué más?
Nada más..no he parado hasta que me lo he terminado.
Ah muy bien. ¿ Qué tal?
Muy bien...pero hay una parte que me ha dado miedo. ¿Te lo vas a leer? ¿Te lo vas a leer? ¿Te lo vas a leer? ¿Te lo vas a leer? ¿Te lo vas a leer?
Entre las ilusiones de M y el plasta de Efe “Moli..¿te lo has leído ya? ¿te lo has leído ya? ¿te lo has leído ya? ¿te lo has leído ya? ¿te lo has leído ya? “ hice una transición un poco rara y pasé de Getxo a las aventuras de Jules un niño de 14, 15 años que tras ser elegido para un extraño viaje espacial encadena 3 historietas en este album. Es un comic muy divertido, apto para niños a partir de 9 ó 10 años pero también estupendo para adultos porque aparte de las aventuras la historia tiene muchos guiños y un humor buenísimo. Corred a comprarlo para vuestro hijo de 10 o vuestra sobrina de 12. Mola mil.


 

En una nueva transición raruna, me lancé a Noches azules de Joan Didion al que dediqué un post la semana pasada que podéis leer aquí. Aprovecho este post para dejar esta preciosa cita sobre los recuerdos porque además tengo un post pendiente sobre ese tema.

“Te quedan tus maravillosos recuerdos” me decía la gente más tarde, como si los recuerdos trajeran consuelo. No lo traen. Los recuerdos son por definición del pasado, de lo que ya no está. Los recuerdos son los uniformes de Westlake que hay en el armario, las fotografías descoloridas y agrietadas, las invitaciones de las bodas de gente que ya no está casada, las tarjetas impresas en serie de funerales de gente cuya cara ya no recuerdas. Los recuerdos son las cosas que ya no quieres recordar”



“El coche de bomberos que desapareció” de Maj Sjöwall y Per Wahlöö. Por último y tras la intensidad ( que no intensismo) de Didion decidí coger una nueva ( la quinta)  aventura del comisario Martin Beck. No voy a decir nada nuevo de estos libros. Son sencillos, son entretenidos, son entrañables y da como ternura verles resolver los casos sin teléfono móvil, sin internet, sin bases de datos, sin adn y sin sostener la linterna como con asco.

Quería haberme leído un relato corto de Asimov para introducirme en el mundo de ese autor pero no me ha dado tiempo..queda pendiente para el mes de febrero...y con esto y un bizcocho hasta el mes que viene.

Ya estáis tardando en leer a Didion y a Pinilla.

De nada.

Por cierto, os recuerdo que si compráis en Amazon entrando desde los enlaces de esta página..me gano unos eurillos para poder seguir comprando libros y continuar con esta sección. Mil gracias.

lunes, 4 de febrero de 2013

UNO, DOS, TRES..PRADERISMO OTRA VEZ

Mis máximas relaciones praderiles se desarrollan con Morenaza que está sentada enfrente de mi y con Cedric que está sentado a mi derecha. Con cada uno aparte de las labores propias de los libros de colores que compartimos, hago una labor personal distinta.

Para empezar estoy haciendo terapia de choque con Morenaza. Por culpa de un ataque temporal de gacelismo fue presa fácil para un completo impresentable con pintas. Uno de los buenos, uno de esos que te quita las ganas de vivir, la alegría, la autoestima y además te hace sentir culpable. Llevamos un tiempo que vamos, que venimos, que volvemos, que lo despellejamos, que le damos el beneficio de la duda, que Cedric quiere matarlo y descuartizarlo, que yo quiero ir y pegarle muy fuerte con un martillo en la cabeza y hacer que se coma todo su zenismo de pacotilla...pero ya nos hemos hartado.
Morenaza. No te doy ni un puto día más.
Moli..pero es que.
Ni es que, ni nada. SE ACABÓ. hemos terminado con ese tio. Si te lo cruzas por sitio misterioso te cambias de acera, si se acerca a saludarte haz como que no le coneces, si te llama por teléfono no lo cojas. Trae aquí el movil..bórralo del wasap, del fb y de todo. FIN.
¿Seguro?
Pero ¿tú te has visto? ¿te has visto? No podemos seguir así coño....
Moli..yo la veo  muy bien..está estupenda..yo diría que se está poniendo tremenda.
Cedric..NO ESTÁS AYUDANDO.
¡Ah si!...Morenaza..¿TU ESTÁS GILIPOLLAS? ESE TIO ES UN IMBÉCIL INTEGRAL.
Mucho mejor..terapia de choque.

Con Cedric hago mucho de asesora.
Cedric, Morenaza se ha llevado el libro rojo que revisé yo el otro día y uno de los chicos que cuentan libros al otro lado de la pradera se ha llevado el azul...y...
¿Qué más? No soy tu secretario.
Ya quisieras...Y..voy a darte un consejo desinteresado...
¿Desinteresado? No lo quiero...pídeme algo a cambio...
No digas memeces...no voy a pedirte lo que tú quieres darme. Calla y escucha. Ese polo rosa no va con ese jersey granate.
Era la mejor combinación que tenía en el armario.
Eso es imposible...cualquier otra combinación hubiera sido mejor que esa, incluido venir sin polo, sin jersey o sin nada.  Me perturbas.
¿seguro? eso me molaría.
A ver..un tio de 2 metros sentado a un metro de mí con ese crimen cromático es imposible de obviar...
¿Te dan ganas de desnudarme?
Moli..déjale..se está reafirmando. Es joven.- Morenaza levanta la cabeza e interviene.
¿Reafirmando? ¿Cómo qué? ¿El peor vestido de la pradera? ¿ Y hace falta que revalide el título todos los días?

A veces soy yo la que pido ayuda.
Chicos no se me ocurre nada un tema para escribir en Una docena de.
¿Qué tal una docena de cosas que no hay que hacer en la cama?
¿Cómo cuales?
No sé Moli, a mí nunca me han dicho nada en la cama.
Jajajaja...y ¿Que quieres? ¿Que yo te diga lo que no hay que hacer para que no la cagues?
Molaria, tú sabes mucho.
¿Has leido mi post sobre los orgasmos?
¿HAS ESCRITO SOBRE ORGASMOS?
Claro...
Yo flipo contigo...Voy a leerlo ahora mismo...

Moli..jajajajaja..tortuga...yo creo que soy de esos.
Cedric..saber qué cara pones cuando llegas al orgasmo es un dato que sencillamente no necesitaba saber para nada.
¿De qué habláis?
De la cara que pones al chuscar. 
¿Yo?
No tía, tú no y por favor, por favor ¡ no me lo digas! Tenemos una amistad preciosa que no quiero estropear. Hablamos de cara de Cedric.

Morenaza, Moli puso esto en su post "La expresividad orgásmica es muy personal y puede ir desde el silencio absoluto con los ojos saliéndose de las órbitas, hasta los alaridos menos discretos del mundo acompañados por pataleos de todo tipo. En medio estarían los que en silencio abren y cierran la boca poniendo cara de pez o tortuga y los que susurran expresiones del tipo “madremiamadremiamadremia”.

Y ¿tú pones de tortuga?
Si, mira..es así. 
CEDRIC..NOOOOOO..No nos hagas esto. 

Una cosa os digo. Jamás, jamás, jamás..pongáis la cara que creeis que ponéis al chuscar fuera de la cama. Es muy mala idea y un dato que el resto de la humanidad no necesita saber para nada y aún menos si mides 2 metros y llevas un polo rosa y un jersey granate.

Morenaza..¿ te acuerdas el día que hablamos de cosas que no se puede tolerar que te digan en la cama?
Si, claro..
¿Cómo era la que dijiste tú y que nos pareció lo peor?
Córrete zorrita.
Puff...espeluznante si.
Ya te digo..me levanté y me fui.

Y así..pasamos los dias.

viernes, 1 de febrero de 2013

MATERNITY (CXII): LA CARCEL Y LOS PELOS.

Desde que me pego el madrugóndemilparesdecojones disfruto de mucho más tiempo con las princezaz. Disfrutar es un verbo demasiado, demasiado, demasiado optimista. Soy una madre desnaturalizada y levantarme a las 6:30 de la mañana no aumenta mi amor maternal. De hecho, y aunque sea un poco raro cuando más las quiero es a las 6:31 al entrar en su cuarto hecha un gremlin con los pelos de punta y llorando de sueño. Las veo ahí, durmiendo tan felices y contentas, oliendo a niñas buenas y sabiendo que a las cabronas le quedan 2 horas de sueño. Supuro amor maternal..y un poquito de envidia.

Luego me arrastro a la cocina y mi casi inexistente ego como madre da un breve aleteo al ver la mesa del desayuno que dejé preparada la noche anterior. Pienso “ no lo hago tan mal

El día avanza y avanza y para cuando vuelvo a casa mi amor maternal no existe. Tengo tanto sueño y estoy tan cansada que fantaseo con la idea de que me llamen del colegio para decirme algo como: están castigadas y se tienen que quedar 2 horas  a hacer deberes. Casi lloro solo de pensar en la posibilidad de que eso ocurriera y yo pudiera tumbarme un rato antes de recogerlas.

Al final lloro cuando vuelven del colegio felices y contentas y emocionadas porque estoy en casa. Me siento (un poco) culpable por no compartir esa emoción, pero me ciño a mi papel de madre y les pongo la merienda, pululo por casa, cocino y si da tiempo jugamos a algo antes de entrar en las horas del horror.

En realidad voy como un autómata y no estoy preparada para grandes duelos verbales con ellas...pero eso a ellas por supuesto les da igual.



- Mamá, en la cárcel dan comida basura.
-¡Qué susto M! ¿Qué dices? No, no vamos a cenar comida basura
- No he dicho eso..he dicho que en la cárcel dan comida basura.
- La comida basura no es basura, se llama así porque se prepara rápido y si solo comes eso en tu vida no es buena. Si solo comes pizza, hamburguesas y helado te pones enfermo.- el Ingeniero participa por sorpresa en la conversación aportando el dato didáctico.
-Ya, pero ¿dan comida basura o no?.- me temo que a M. la contestación del Ingeniero no le ha molado.
- A ver M ¿ a qué viene eso ahora? ¿De donde has sacado esa pregunta?
- Es que en las pelis siempre les dan un plato con una plasta de caca...comida basura.
- jajajajajaja...vale, pero no. Es un puré o algo asi...
- En la cárcel..¿hay brutos?.- aparece C vestida de princeza china de rosa, apestando a colonia de las muñecas diabólicas esas.
- C, en la carcel hay gente que no ha tenido las mismas oportunidades que tú y ha tenido que robar para comer. O gente muy lista que estudió mucho pero se volvió avariciosa y robó dinero. - definitivamente el Ingeniero tiene el modo didáctico ON.
- jajajajajajajaja..¡me parto con tu versión para todos los públicos de la cárcel!!
- Moli..no te rias..C por todo eso tu tienes que estudiar y ser buena y portarte bien.
- Ya, todo eso está muy bien..pero no has respondido a mi pregunta. ¿Hay o no hay brutos?


Para intentar minimizar el impacto de las charlas sobre mi maltrecho cerebro durante la cena y un nuevo, patético  y desesperado intento por conseguir que coman algo, he empezado a leerles El Hobbit mientras cenan. Un plan estupendo.

Leo. C levanta la mano.

- C no estamos en el cole, estamos las 3..pregunta.

- ¿me das el turno?
- ¿Qué turno?
- El de preguntar.
- ¡¡pero si somos 3!! ¡¡pregunta!!
- ¿es mi turno?
- lo que tu quieras..tu turno.
- ¿Este Bilbo Bolsa es el que muere en El Señor de los Anillos?
- ¿ En El Señor de los Anillos?
- A ver C, los buenos de las historias nunca mueren..casi mueren..pero luego no, parece que si pero no. Aprende esta lección que te será útil en la vida.


Con esta frase lapidaria de mi primogénita que increiblemente calla a C, continuo leyendo antes de que nos enfrasquemos en una discusión absurda sobre la muerte y los buenos.

Encaminadas ya a la cama..al límite de mis fuerzas, paso por el pasillo y C está sentada en el vater leyendo un cómic..con la puerta entreabierta.

- Mamá...
- Dime C,termina y a la cama.
- Te tienes que meter en internet y mirar una cosa.
- ¿Qué cosa?
- ¿Por qué nos salen pelos en el culo?
- ¿Qué?
- Si, me preocupa. El otro día se lo pregunté a Abu...
- ¿Qué se lo preguntaste a Abu? ¿Cuándo?- me descojono imaginando la cara de Molimadre
- Ayer cuando llamó..estaba contándome no sé qué, le pregunté ¿ Abu por qué nos salen pelos en el culo?...y..
- jajajajajajaj...perdona..y ¿Qué te dijo?
- Nada, primero se quedó callada y luego me dijo que te lo preguntara a ti. Te lo pregunto porque quiero saberlo, necesito saberlo.
- No te pongas actriz. Salen pelos cuando nos hacemos mayores.
- Aha....Mami...
- ¿Qué?
- Nosotros somos mamíferos.
- Si....- intuyo que esto no va a llegar a ningún sitio bueno pero estoy atrapada en el pasillo mirando fijamente a mi hija con un Asterix en las manos mientras planta un pino.
- Como las vacas y los perros...
- Si....- empiezo a tener escalofríos. Me visualizo en un banquillo mirando como un perrillo asustado a mi hija pequeña haciendo de abogada cabrona. Me va a pillar..lo veo.
- Vale, pues a las vacas y a los perros no les salen pelos en el culo al hacerse mayores. Los tienen desde el principio. A nosotros nos salen luego..yo los quiero ya. Necesito saberlo.
- Primero tú no necesitas pelos para nada, segundo ya te saldrán y es porque tu cuerpo se transforma.
-Ya, pero es que no tiene sentido...
- Jajaja..¿no tiene sentido?
- No, esos pelos no tienen sentido. Sin embargo los de la nariz si tienen sentido.
- ¿Ah si?
- Claro..sujetar los mocos...
- Jajajajajaja..anda termina.
- Si..mira Mamá...en 3, en 2, en 1....plop, plop, plop. Terminé.

Me voy por el pasillo descojonando, no sé quien es esa niña. Me cruzo con M..

- Mami..¿en la cárcel puedes tener visitas?

Termino el día completamente agotada.

jueves, 31 de enero de 2013

NOCHES AZULES DE JOAN DIDION


En la prehistoria de este blog, en noviembre de su primer año, escribí una entrada sobre un libro que me encantó a pesar de lo durísimo que era, “El año del pensamiento mágico” de Joan Didion.

Recuerdo perfectamente que lo vi reseñado en un periódico y podías descargarte el primer capítulo. Lo leí en el ordenador de los libros de colores y supe que tenía que leerlo. Lo saqué de la biblioteca y ahora me arrepiento porque a pesar de que copie muchos párrafos en mi cuaderno de lecturas, es un libro que desde entonces ha estado en mi cabeza y en el que pienso muchísimo y me gustaría releerlo. Es un libro además, que regalé a Molimadre, surgió luego en una conversación e inspiró el post de "El luto hacia delante" (uno de los que más me gustan de todos los que hay por aquí).

Estas navidades leí varias reseñas sobre Noches azules de Joan Didion y lo pedí a los Reyes que no me lo trajeron, pero si me trajeron uno que yo no quería leer y fui y lo cambié.

Noches azules es el libro que Joan Didion escribe a partir de la muerte de su hija Quintana. Espeluznante, ya es tener mala suerte en la vida. Su hija sufre una hemorragia cerebral y al volver con su marido cuando de visitarla en la UCI del hospital, se sientan a cenar y él muere de un infarto. Mientras trata de lidiar con su muerte, su luto y todo el barullo emocional y físico que eso supone tiene que seguir cuidando a su hija, visitando, esperando que mejore...para asistir dos años después a su muerte.

Didion decide entonces luchar contra la pena atroz, la impotencia y la paralización emocional, mental e incluso física haciendo lo mismo que hizo cuando murió su marido, escribe un libro. Un libro que ha tenido que dolerle de una manera atroz. Se sienta y con una increíble frialdad que te estremece hasta los huesos disecciona su propia maternidad y su relación con su hija.

Cuando Didion reflexionaba sobre la muerte de su marido lo hacía sobre sus sentimientos por la ausencia, observaba su pena, su luto, la tristeza, la sorpresa ante el hecho de encontrarse mirando fijamente sus zapatos y pensando que tenía que volver a casa porque sus zapatos estaban allí, la incredulidad, la sensación de vértigo del “nunca más”.

En Noches azules Didion recuerda la infancia de su hija escudriñando cada detalle, cada frase, cada foto, cada pequeño resquicio de recuerdo intentando encontrar una explicación a su muerte y a su vida en cierta manera atormentada. En este repaso vital espeluznante por supuesto se culpabiliza, se acusa de no haber estado pendiente de determinados detalles, de no haber visto las “señales”, de no haber sabido prevenir la situación. Es atroz, y terrible leerla, porque sabes que no va a llegar a ningún sitio más que a causarse un dolor aún mayor pero por otro lado sabes que es su manera de enfrentarse a esa situación.

Repasar tu propia maternidad es encontrarte de golpe con todos tus fallos ahí expuestos, es enfrentarte al hecho de que no estabas preparado aunque creyeras que lo estabas y de que nunca lo estuviste realmente y de que no lo estás haciendo bien. La muerte de un hijo además te lleva directamente a la fase del luto hacia delante. Tú te haces mayor, envejeces y tu hijo se queda anclado en la edad que tenía al morir y no hay manera de que sepas cómo sería al envejecer. Seguir envejeciendo y viviendo mientras tu hijo ha muerto es tan antinatural que pierdes cualquier anclaje, cualquier referente vital.

La segunda parte del libro es justamente eso, el desmoronamiento físico, mental y emocional de Didion que se observa a sí misma encontrándose débil, asustada, desorientada, enferma y sin un punto al que agarrarse para seguir adelante aunque realmente no sabe ni siquiera qué es adelante.
Joan Didion y su marido, adoptan una niña. Reciben una llamada y van al hospital a por ella. Didion repasa sus sentimientos y sensaciones.

 
“ En otras palabras, soñando que yo había fracasado.
Que me habían dado una criatura y yo no la había cuidado.
Cuando pensamos en adoptar un bebé, o ya puestos, en tener hijos, ponemos énfasis en el aspecto de la “bendición”.
Omitimos el instante del escalofrío repentino, del “que pasaría sí”, de la caída libre en el fracaso seguro.
¿Y si no conseguimos cuidar a este bebé?
¿Y si este bebé no se desarrolla bien, y si no me quiere nunca?
Y lo que es peor todavía, mucho peor, tan peor que resulta impensable, aunque yo sí lo pensé, lo piensa todo el mundo que ha estado esperando para llevarse a un bebé a casa: ¿y si yo nunca consigo querer a este bebé?”


Yo tuve exactamente esa sensación y ese pensamiento. Sé perfectamente donde estaba, la hora y el día en que tuve ese pensamiento.

Reflexiona también sobre la relación con los hijos.

Cuando comencé a escribir estas páginas, yo creía que iban a tratar de los hijos, de los que tenemos y de los que desearíamos tener, de las formas en que dependemos del hecho de que nuestros hijos dependan de nosotros, de las formas en que los animamos a que sigan siendo niños, de las formas en que ellos siempre nos resultan más desconocidos para nosotros que para sus conocidos más casuales; de las formas en que nosotros somos igualmente opacos para ellos. ( ) De las formas en que ni nosotros ni ellos podemos soportar contemplar la muerte ni la enfermedad, ni siquiera el envejecimiento del otro”

Hace un fabuloso análisis de la paternidad y cómo ha evolucionado. Didion tiene 75 años pero cuando habla de su infancia se parece mucho a la mía, a la de alguien de 40..el cambio ha sido posterior.

No conozco a muchas personas que crean haber sido buenos padres. Los que si lo creen suelen citar toda una serie de criterios que implican status (el de ellos) en el mundo: la licenciatura en Standford, el master en Harvad, el verano tranbajando para el bufete de abogados blanco y conservador. Aquellos que tenemos menos tendencia a elogiar nuestro talento como padres, que somos la mayoría, nos dedicamos a recitar el rosario de nuestros fracasos, nuestras negligencias, nuestras morosidades y desidias. La definición misma de lo que es ser buen padre ha experimentado una transformación elocuente: antes lo definiamos como la capacidad de estimular al hijo para que creciera hasta alcanzar la vida independiente, es decir “levantar” al hijo, dejarlo ir”


Cuenta su infancia donde no habia esa sobreprotección que impera ahora. “ Si te tiras por ahí, te caerás y te harás daño” era la máxima advertencia que recibía...se tiraba y se hacía daño. Y así se iba a aprendiendo.

De todo aquello no queda nada. Hoy resulta practicamente inimaginable. En el programa de “crianza” actual no hay lugar para tolerar unos pasamientos tan inseguros. En cambio, los mismos que nos beneficiamos de aquella clase de abandono benigno, ahora medimos el ser buen padre como el grado en que conseguimos mantener a nuestros hijos vigilados, atados, encadenados a nosotros”

Todos estamos preparados para la muerte de nuestros padres aunque creamos que no, no lo pensamos, no reflexionamos sobre ello pero vivimos con esa realidad, con esa posibilidad. de vez en cuando y cuanto mayores nos hacemos te asomas un poquito y sientes vértigo y dejas pensarlo. La idea de que tus hijos mueran antes que tú es sin embargo inconcebible, no puedes ni siquiera formularla en tu cabeza porque sientes como si te quitaran el aire y te fueras a ahogar...nadie está nunca preparado para eso.

 
Uno de sus miedos más pertinaces, me enteré mucho más tarde, era que se muriera John y no quedara nadie más que ella para cuidar de mi.
¿Cómo se podría haber imaginado que yo no iba a cuidar de ella?
Eso me preguntaba yo antes.
En cambio, ahora me pregunto lo contrario:
¿Cómo se imaginaba que yo iba a poder cuidar de ella?
Ella me veía como alguien que necesitaba de ser cuidada.
Ella me veía como alguien fragil.
¿Se debía la ansiedad de Quintana o a la mía?
Yo me enteré de aquel miedo cuando a ella le quitaron temporalmente el respirador artificial en una de las UCI, no me acuerdo de cual”

Me ha gustado muchísimo. Me gusta como escribe Didion, con una increible frialdad, como si se viera desde fuera, pero por otro lado esa es la única manera de poder tocar esos sentimientos sin destrozarse.


“Sé que ya no puedo llegar a ella.
Sé que si intento llegar a ella - si intento cogerle la mano como si ella volviera a estar sentada a mi lado en la cabina a oscuras del piso de arriba del vuelo vespertino de la Pan Am de Honolulú a Los Ángeles, si intento cantarle la canción del papá que se ha ido a buscar el pellejo de conejo para envolver a su conejita- ella se me deshará en las manos.
Se esfumará.
Se adentrará en la nada: el verso de Keats que la aterraba.
Se apagará como se apagan las noches azules, se irá igual que se va la claridad.
Se volverá al azul.
Yo misma coloqué sus cenizas en el muro.
Yo misma vi cerrarse a las seis las puertas de la catedral.
Sé qué es lo que estoy experimentando ahora.
Conozco la fragilidad y conozco el miedo.
Uno no teme por lo que ha perdido.
Lo que ha perdido ya está en el muro.
Lo que ha perdido ya está al otro lado de las puertas cerradas.
Uno teme por lo que todavía no ha perdido.
Puede que ustedes todavía no vean nada por perder.
Y, sin embargo, no hay nada en su vida en que yo no lo vea”.

Es un libro estremecedor y trágico. Hay que leer a Didion aunque se pase miedo. 

martes, 29 de enero de 2013

¿POR QUÉ EL BALONMANO ES UN DEPORTE DE EMPOTRADORES?


El balonmano no me gusta. Es un deporte que me da bajón, bueno, debo decir que me daba bajón. Buceando en mi absurdo archivo mental de recuerdos inútiles creo que mi falta de querencia por ese deporte se debe a que en algún curso de la EGB, tras rellenar la piscina del colegio que era lo que me flipaba, las monjas decidieron ponernos a jugar al balonmano. Con ese propósito, contrataron a una rubia para que nos diera clases y a la rubia se le ocurrió que lo mejor para jugar al balonmano era hacernos empollar el reglamento y someternos luego a un examen teórico sobre el mismo. Ya he dicho que era rubia…

Así que el balonmano no me gusta (ba), pero el caso es que el Ingeniero me ha sometido a una tortura por goteo en las últimas semanas.

- Hoy llego antes que voy a ver el balonmano.
- ¿Qué balonmano?
- ¡Moli!! El campeonato del mundo…
- Ah...

Moli, voy a duchar a las niñas ya que luego hay balonmano”, “Moli, cenamos más tarde que hay balonmano”, ”Moli, tú vas a leer ¿no? yo puedo ver el balonmano”

Así que sí, sabía que había algo con el balonmano pero no me preocupé hasta que el domingo me dijo.

- Hoy no me puedo echar la siesta.
- ¿Estás malo? ¿Es una promesa? ¿Qué estás tramando? ¿No tendrá nada que ver conmigo, no?
- Moli...es la final del balonmano...
- Ah...vale…

Yo no tenía ni la más mínima intención de ver el partido. Me senté con mi nuevo moliportatil a escribir tonterías y brujulear por la red. El problema es que levanté la vista y allí estaban y se me encendió una luz: no estás viendo el balonmano en toda su dimensión, el balonmano es un deporte de empotradores.

Con esa nueva luz, el tema ganó bastante a nivel real e imaginario, confieso que más a nivel imaginario.

¿Por qué el balonmano es un deporte de empotradores?

Razón nº 1

Su propio nombre lo indica.

Tíos que se llaman Alberto Entrerrios, Albert Rocas, Julen Aguinagalde …son claramente tíos con potencial. Probad con “Cristiano” o “Casillas” o “Messi”…patético...ni siquiera Xabi Alonso funciona igual que AlbertRocas…


Razón nº 2.

Esos tíos son enormes. Son como armarios roperos. La fama de grandes la tienen los de baloncesto y no es justo. Los de balonmano son más grandes, más anchos y más proporcionados. No te dan la sensación de ser sólo brazos que les llegan hasta las rodillas. Para ser un empotrador no hay que ser grande, pero digamos que por ejemplo un ciclista tirillas no da el perfil de primeras.

Y voy un poco más, si parecen enormes en una cancha de balonmano, imaginadlos en una cama...no hay escapatoria, en caso de que quisieras escapar...cosa que no entiendo.

Otra cosa más, no van depilados..son tios, tios.
Razón nº 3

Las camisetas.

Las camisetas de los jugadores de balonmano no son ridículamente feas, ni ridículamente absurdas. No las ves, pero sin embargo eres capaz de visualizarte después de, levantándote de la cama y poniéndote esa camiseta. No hay que ir más allá en esa fantasía porque si sigues adelante con ella te visualizas como ET con la camiseta arrastrando por el suelo y eso es poco sexy.

Razón nº 4.

Los hombros.

Tienen unos hombros espectaculares. Sí, los que hacen anillas también...pero esos luego tienen las patitas cortas y dan grimilla. Un jugador de balonmano tiene un hombro con pinta de ser mordido en un momento de paroxismo empotrador.

Razón nº 5.

Esos brazos eternos.

Sí, sé que he dicho que los jugadores de baloncesto no molan porque tienen brazos demasiado largos, y ahora vengo con los brazos eternos. Son distintos. Ves los brazos de un jugador de balonmano y enseguida visualizas el abrazo que puede darte rodeándote entera.

Con un jugador de baloncesto no pasa, no sé porque pero a los tíos que juegan al baloncesto te los imaginas abrazándote y sientes como que los que le molaría es estar botando la pelota a tu espalda. No se concentrarían en lo esencial. Un jugador de baloncesto se dispersa.

Razón nº 6.

Esas manos.

La pelota de balonmano no es pequeña y sin embargo en esas manazas parece canija. Unas manos grandes expertas son siempre un must.

Razón nº 7.

Pueden contigo en brazos.

Vamos a ver. Hay mucha mística con el rollo del polvo empotrador de pie. Mucha mística y mucha mentira. Seamos sinceros, sostener a una tía que pese pongamos por caso 53 kilos, mientras se mantiene la concentración necesaria y el empuje correcto…no está al alcance de cualquiera. Pero uno de estos armarios empotrados tiene muchísimas posibilidades de ser capaz de hacerlo. No estoy diciendo que un polvo pared sea lo mejor para nada...pero la simple posibilidad de que pueda existir da morbo.

Razón nº 8.

No te dan ganas de ponerles un colacao.

Los jugadores de balonmano aunque sean jovenzuelos no levantan instintos maternales que es sin duda lo peor que te puede levantar un hombre. Es lo más anti lujuria que hay. No dan ganas de arroparles, ni de ponerles un colacao ni de darle pellizcos en las mejillas. Para nada. Los ves y sientes...mmm...algo más parecido a...ya estás tardando.

Razón nº 9.

Sobre esas espaldas se puede dormir…después.

Razón nº 10.

Un partido de balonmano dura lo justo para que estén entretenidos un ratito, vuelvan sin que se te haya olvidado su cara y te hayas recuperado.

Creo que me voy a aficionar al balonmano.


Nota de la autora: Los hay muy feos, lo sé, pero es que la naturaleza es sabia. Si además de ser como armarios empotrados fueran guapos..¿qué les quedaría a los demás?