viernes, 15 de abril de 2011

FRAGMENTOS DE UN DÍA


7:30

Mamiiiiiii
- Mamá, me duele la tripa mucho y las piernas se me duermen...y tengo mucho sudor.

- Bueno, no te preocupes...ven a mi cama y descansas aquí. Y hoy no vas al colegio.

- Pero es que tengo que ir, tengo que llevar los deberes y recoger el baby.

- No puedes ir cariño, estás enferma...te quedas en casa y yo hablo con tu profesora.

- Pero ¿de verdad?

Si,dNegritae verdad que hablo con ella.


12:00

M. parece que tiene un virus que la tiene baldada. Además, al quitarle la medicación del huevo ha empezado a dolerle la tripa. Hablo con el alergólogo y me dice que le mantengamos dos pastillas 6 meses a ver si así aguanta. Entre esas pastillas y los medicamentos para el virus...la pobre es un botiquín andante.

13:00

JS aquí tienes el Ipad. ¿Para quién es? ¿Como que para quién es?

Para mi.

Anda ya... ¿para ti? ¿Y qué vas a hacer con él? ¿sujetar libros?

Pienso usarlo muchísimo...no sé a que viene tanta coña.

Pues porque no tienes ni idea de ordenadores.

Bueno...pues ahora empiezo... ¿algun problema?

No, pero es como empezar a conducir con un Ferrari.

Así soy yo.

Por mi estupendo...pero puedo pedir una cosa.

Sí, claro.

Cuando te canses… ¿me lo regalas?

Pírate a nadar anda.

17:45

Recibo un mail de una amiga.

“Me acaban de despedir”

Voy en la ruta completamente en shock. Mierda, mierda, mierda. Joder...si es que le pasa todo y encima no puedo hacer nada. Voy mirando por la ventana y sintiéndome completamente impotente. Hablo con ella mientras conduzco y me dan ganas de seguir por la autopista y plantarme en su ciudad para acompañarla y tomarnos unos gintonics.

Pero no puedo. Tenemos teatro.

18:45

Suena el móvil en el coche. “Molicasa”

Mierda...será M. que está peor.

- ¿Si?

- Mamii...

- ¿M? ¿Qué te pasa?

- No zoy M. Zoy C. ¿Que paza que nunca me reconocez?

- Perdona cariño... ¿qué quieres?

- ¿Qué me pongo para ir al teatro de mayorez? Veztido, ¿no?

- Si, vestido...si quieres vestido estupendo.

- ¿El bonito zin mangaz?

- Si, C. Si quieres ese...pues ese.

- ¿Y zapatos de princeza negroz?

- Si.

- Hay que ir guapa al teatro. Ez que papi no ze entera y quería ponerme pantalonez.

¿A quién ha salido esta niña? Al ingeniero le va a dar un colapso cuando tenga 16.


20:30

Vemos Sensormen.

Es una obra de mayores. No es Willy Fog, ni Lazy Town ni nada de Disney.

Paso la mitad del tiempo mirando el escenario y la otra mitad mirando a laz princezaz.

Están flipadas primero y luego entusiasmadas y felices.


M. quiere salir al escenario y C. ni siquiera pestañea de lo concentrada que está.


21:30

Hace una noche estupenda en Madrid, vamos andando por la calle.

C. va brincando con su vestido y M. pregunta cosas de la obra. Nos encontramos con Carola.

Hola... ¡qué casualidad!

¡Qué tal! ¿Como estas?

Muy bien. Hola princezaz... ¿como estáis?

Bien...venimos del teatro y nos ha gustado mucho.

Ya he visto esa obra...y hablando de obra. Moli..Hay un casting para Blancanieves y buscan niñas de 7 años que sepan cantar y me he acordado de M. como canta tan bien.

Yo no quiero ser Blancanieves. Yo no quiero ser una princesa. Yo solo quiero ser Buzzlightyear.

Vaya... ¿y tu C? ¿No te molaría ser Blancanieves?

No. Blancanievez no.

¿Por qué? Si es princesa.

Si...pero no me gusta.

Vaya...¿ y eso? Si te gustan las princesas

Ya, pero Blancanievez es cutre.

Jajajajaja... ¿Blancanieves es cutre?

Zi…lleva el pelo corto y una ropa horrible. Yo quiero zer Rapunzel, pelo largo y veztido roza.

Una hija enferma, un jefe atecnológico haciendo incursiones en el mundo Apple, una amiga en paro, impotencia suprema y una hija cursi que si no fuera porque físicamente es mi clon pensaría que me la cambiaron al nacer.

Mi vida es un descojone.

jueves, 14 de abril de 2011

ESCRIBIENDO

Hace un tiempo, muchísimos años antes de empezar este blog, me imaginaba a veces sentándome delante de unas hojas en blanco y escribiendo un libro, una historia. Intentaba visualizarme en ese acto creativo y no lo conseguía. Sabía que no sería capaz de escribir nada decente. No podría inventarme una historia. No me la creería.


Años después compré un cuaderno normal. Negro, con una espiral blanca, tamaño cuartilla y empecé a escribir como si me fuera la vida en ello. Y en cierta manera me iba. Fue una época muy chunga y no hablaba con nadie. No quería hablar con nadie. Me recuerdo paseando, leyendo, conduciendo y pasando muchísimo tiempo sola sin hablar con nadie. No es que no tuviera nada que decir...es que tenía tanto que no era capaz de verbalizarlo. Y además me daba vergüenza. Era una tetera andante...todo el día con la cabeza hirviendo de ideas y de pensamientos laterales. Aquello empezaba a ser complicado de gestionar así que probé a escribirlo.

Compré el cuaderno y me puse a escribir. Cuando me apetecía, cuando era una pura necesidad física y escribía sin ningún tipo de control…sólo lo que me salía…todo. Sin filtros, sin vergüenza, sin releer. Páginas y páginas de letra pequeña apretujada. De esa época vienen todas mis costumbres para escribir.

Un día, mi cabeza dejó de hervir y esa necesidad se acabó. Sé perfectamente qué día fue y qué estaba haciendo. Cerré el cuaderno y lo guardé en un cajón.

Dejé de escribir tan abruptamente como había empezado.

Cuando aterricé en mi casa después del viaje de fin de novios, el ingeniero trajo un día uno de sus innumerables cuadernos, libretas y demás...y me dijo: vamos a dejar este cuaderno aquí encima, en la mesa de delante del sofá. Apuntaremos las cosas que hacemos, los viajes, lo que nos gusta...lo que sea que nos apetezca.

Me pareció buena idea, extraña viniendo de él, pero parecía una idea chula. Y ahí sigue ese cuaderno...bueno, el mismo no...hemos llenado ya 4. Es una especie de diario familiar...a veces escribimos todos los días, otras veces pueden pasar meses. Hay de todo: recetas, tarjetas de restaurantes que nos han gustado, poesías de laz princezaz, están pegadas las pulseras de recién nacidas de las niñas, las malas noticias, los libros que lee el ingeniero, el primer día que vino el ratón Perez…de todo un poco. Ahí escribo cuando me apetece o cuando pasa algo que creo que a laz princezaz les gustará leer de mayores. Siempre con bolígrafo, el que sea...el que pille por ahí. El cuaderno está encima de la mesa y cualquiera que venga a casa puede leerlo o incluso escribir si le apetece…es público, casi como si fuera un blog.

A finales del 2005, nos cambiamos de casa, andaba como un pulpo en un garaje, una mudanza, dos bebés, la baja maternal...todo un mundo de glamour y realización personal. Entre toda esa vorágine yo seguía leyendo muchísimo, como siempre y en algún momento se me ocurrió comprarme un cuaderno y hacer una especie de diario de lecturas.

Escogí el cuaderno exacto y en enero de 2006 lo empecé. Recuerdo perfectamente el día: una noche, laz princezaz acostadas, el ingeniero no estaba, cogí el cuaderno, la pluma y la tinta roja y me senté en la mesa del comedor a escribir. Primer libro apuntado: El retorno del profesor de baile de Henning Mankell. La fecha en que lo había terminado, el título y a continuación mi opinión personal sobre el libro.

Empecé intentando mantener buena letra y esas cosas…como cuando era pequeña y empezaba los deberes. Buena letra y no precipitarme. Por supuesto no he conseguido ninguna de las dos cosas. Sigo haciendo lo mismo, escribiendo sobre un libro cuando termino de leerlo. A veces tengo tantas cosas que decir que empiezo a escribir y me embalo porque mi cabeza va mucho más deprisa que mi mano y además formulo mentalmente la sensación mucho mejor de lo que soy capaz de escribirlo. Escribo sobre el libro y copio párrafos que me hayan llamado la atención. Al contrario de lo que me pasa en el blog, no pierdo tiempo ni espacio escribiendo sobre los que no me han gustado. En mi cuaderno no hay despellejes, solo breves anotaciones despectivas: “una mierda” “Una pérdida de tiempo” “de vergüenza ajena”...cosas así. Sobre los que me gustan hay páginas y páginas aunque no consigo transmitir de verdad el entusiasmo. Se me da mejor en persona, soy más vehemente, más expresiva, las manos y los ojos me sirven para transmitir entusiasmo...por escrito no me sale. Este cuaderno no lo ha leído nadie..pero se lo dejaría ver a cualquiera que tuviera interés.

Escribo cartas que no envío. No mails, cartas. Esas no van en cuaderno, van en hojas arrancadas de un cuaderno. Con la fecha en la que las empiezo y luego párrafo y más párrafos. Las cartas son lo más parecido a mi cuaderno de hace años. Las empiezo en un momento, por algún acontecimiento que me empuja a ello y lleno hojas y hojas…sin pensar, sin releer, sólo escribo lo que sale. Escribo hasta que me he vaciado. Cierro la pluma. Doblo las hojas y las guardo. Las releo tiempo después y alucino.

En enero de 2008 empecé este blog…pero eso ya lo conté aquí.

¿A qué viene toda esta morralla?

Pues porque a pesar de que me paso el día escribiendo, yo no sé escribir. Este post es un ejemplo claro. Yo quería contar porqué considero que no sé me da bien escribir y llevo 4 párrafos desbarrando sin control y lo que es peor, no voy a releerlo ni a reescribirlo. Me da igual, ha salido así. Y claro, eso no es un método, ni un estilo ni nada que se parezca a escritura decente.

No es que no me guste ni que me arrepienta de lo que escribo…sencillamente pienso que si eso mismo lo dijera otro, lo diría mejor. La parte buena es que no me frustro. ¿Podría hacerlo mejor? No creo. Esto es lo mejor que puedo hacerlo.

Sin embargo, cuando alguien me da a leer algo que ha escrito, un relato por ejemplo, lo leo atentamente y con toda mi desvergüenza de mala escritora, me permito el lujo de decir: creo que los tiempos verbales están mal, esta expresión es horrible, sinceramente creo que ese personaje es idiota y podrías eliminarlo o ¿de verdad has querido decir eso? Y además lo escribo en rojo y con letra clara, con un par.

No tengo vergüenza...pero lo hago porque sé que ese alguien es capaz de hacerlo mejor. A lo mejor nadie le ha dicho antes lo que estaba mal en su texto y si yo se lo señalo será capaz de hacerlo mejor.

En lo que yo escribo sé perfectamente qué es lo que está mal…pero es que no sé hacerlo mejor.

Eso sí…las cartas que escribo son acojonantes. Lástima que nadie las lea.

miércoles, 13 de abril de 2011

LAS MADRASTRAS.

Las malas son un colectivo incomprendido. Les hace falta una buena campaña de marketing. Están absurdamente desprestigiadas y no gozan de las simpatías que deberían por parte del gran público. El lugar que les corresponde en el imaginario popular ha sido ocupado por una panda de cursis absurdas pero con un gran asesor de imagen, las princesas. De ellas, ya hablé en su momento .


Hoy voy a poner a las madrastras en el lugar que les corresponde. Voy a demostrar la labor social que han desempeñado, la importancia de sus tareas, la singularidad de sus empeños y cómo gracias a ellas, esas petardas de mejillas sonrosadas consiguieron hacer algo con sus patéticas vidas.


1.- Las madrastras y malvadas de Disney son una ONG y por eso no tienen nombre. Son un colectivo, como cuando dices “es de Greenpeace” “es médico sin fronteras” “es voluntario”. Ellas son “las madrastras”...así, sin más.

2.- No tienen nombre pero no porque no quieran. Si no porque son almas generosas y desinteresadas. “La madrastra de Blancanieves”, “La madrastra de Cenicienta”, “La madrastra de Rapunzel”… ceden el protagonismo a las cursis...sabiendo que si ellas se pusieran en primer plano eclipsarían a esas atontolinadas sin sangre. Son tan generosas que incluso admiten entre sus filas a sus iguales solteras y sin descendencia adherida…Cruella y Úrsula.

La única que tiene nombre y porque yo creo que es la líder es Maléfica… ¿Se puede tener un nombre más chulo? No. El único malo con un nombre tan chulo es Darth Vader… ¡qué gran pareja de malvados!!! Ya lo estoy viendo, su pequeño churumbel...con su capita negra y llamándose Maléfica Vader…ohhhh...sería genial.

3.- Enseñan que para estar bella hay que sufrir. Todas esas princesitas cursis en la flor de la vida creen que siempre tendrán esas caritas de manzana y esas cinturitas de avispa. No, no...Nada de eso. Para estar guapa hay que hacer sacrificios. La madrastra de Blancanieves enseña la importancia de ver en el espejo a tu amigo…la madrastra de Rapunzel se pasa la vida enseñándole a su niñata que hay que llevar los pelos bien peinados.

Esto parece una chorrada pero lo primero que hay que saber es la importancia de peinarse ¿Nadie se ha fijado en que las únicas que se despeinan al desesperarse son las malas? Las buenas ya pueden correr por un bosque, saltar por los aires, jugar con ardillas que no se les mueve un pelo. Ja. Eso es peluca.

4.- Las madrastras enseñan tareas del hogar a las niñatas de las que han tenido que ocuparse. Si dejaran a esas oligolérdicas a su aire…se dedicarían a ser un lastre para la sociedad. En cuanto te das la vuelta están cantando, bailando y hablando con animales, sintiendo una especial predilección por animales asquerosos como ratones, ratas y camaleones. Las madrastras que están hasta las narices de aguantarlas gorgojeando las ponen a planchar, cocinar, lavar, barrer y demás para que por lo menos mientras cantan hagan algo útil con su tiempo.

5.- Las madrastas son elegantes y saben que el negro estiliza. Tienen clase.

6- Las madrastras saben de sobra que las cursis son unas analfabetas. Son todo fachada y tienen menos conversación que un ficus. Saben, que si las dejan hablar a su aire jamás encontrarán novio y lo que es peor, se quedaran para siempre a vivir con ellas. ¿Qué hacen? Las duermen o las hacen parecer muertas. Ellas saben que no hay como parecer una indefensa para que se te acerque un maromo, así que las hacen parecer gacelas Thompson dormidas y los príncipes caen como chinches.

Por ejemplo, la madrastra de Blancanieves. Esa santa. Con lo que lucha por ser la más guapa del lugar y se pone de feísima para ir a sacar a la tonta del bote de Blancanieves de la secta de enanos donde la tienen currando como una esclava..y luego la duerme. Imaginad que llega el príncipe, se asoma a la ventana esa dónde siempre hay un pajarito piando que casualmente no es una paloma cagando y le dice a Blancanieves:

- ¿Qué tal? ¿qué haces?

- Pues aquí, que vivo con 7 tios que se han ido a la mina y luego vendrán cantando y con ganas de juerga y estoy preparando el festín.

Los príncipes son muy suyos..así que mejor que se la encuentre dormida y a ser posible amnésica.

La Bruja del Mar, como a la Sirenita no hay quien la tumbe, porque claro en el fondo es un pez y fuera del agua lo suyo es que se contonee y brinque...tiene que recurrir a una solución extrema...dejarla muda y darle dos piernas…para que pueda abrirlas. Que no se diga que no tiene recursos.

Y yo no digo nada...pero la única que chusca y al final no ze caza…es Pocahontas.

Le falta una madrastra.

lunes, 11 de abril de 2011

CUIDADO CON EL CONEJO ASESINO.

Se puede aprender mucho de los Monty Phyton, cosas importantes, de muchísima enjundia. Pero eso se lo dejo a los listos...yo voy a hacer filosofía de garrafón. Rollo libro de autoayuda y esas cosas tan chupis.

Primero escojamos una escena, completamente absurda por supuesto, como casi todas las suyas. Esta.


El Killing Rabbit de Los caballeros de la Mesa Cuadrada. Mucho jajaja, mucho jijiji, mucho como molan los Monty Phyton...pero se nos escapa la enseñanza vital de esta escena.

Menos mal que estoy hoy en modo didáctico para explicar las cosas. (Algún día hablaré de mi modo didáctico….)

A lo que iba.

¿Qué podemos aprender de unos tíos disfrazados de caballeros medievales que se descojonan de un conejo blanco y al final mueren desangrados por listos?

Muchas cosas, a saber:

La primera condición para que alguien te haga daño, es que ese alguien tenga poca pinta de poder hacértelo. Que tenga un aspecto de lo más inofensivo, como un adorable conejito blanco.

La segunda condición para que alguien te haga daño es que tú te lo dejes hacer. Que seas vulnerable. Que vayas completamente indefenso al encuentro del conejito blanco porque como es tan monísimo no crees que pueda hacerte ningún daño.

Se pueden dar una de esas condiciones o las dos. Obviamente, es facilísimo que ambas circunstancias confluyan, como el otro tiene poca pinta de poder hacerte daño, vas tú y te relajas y entonces te llevas una leche como un piano. Y acabas al borde de la muerte del bocado que te ha arreado el conejito blanco.

Si los caballeros de la mesa cuadrada, al llegar a la cueva, se hubieran encontrado con un dragón con pinta de asarlos vivos o de matarlos a bocados, hubieran optado por ponerse a la defensiva con la espada y el escudo y toda la pesca o directamente hubieran huido que es una actitud muy inteligente. No se trata de ganar o perder contra otro, si no de directamente no dejarte hacer daño o por lo menos no ser presa fácil. Si el dragón quiere achicharrarte por lo menos que tenga que perseguirte.

Los malos con pinta de malos provocan en su víctima una actitud defensiva y tienen que ser unos malos muy perseverantes o tener muchas ganas para conseguir hacer daño.

Además, los malos con pinta de hacer daño, como saben a lo que van...calculan la intensidad del daño. Pueden hacerte muchísimo daño sí,..pero saben lo que se hacen. Que es una putada, sí...pero por lo menos sabes que el otro, que te ha cortado un brazo o te ha dejado sin capacidad pulmonar, sabía lo que se traía entre manos. No era un amateur. Estás en manos de un profesional , y lo que es mejor, sabes que si hubiera querido matarte hubiera podido hacerlo...pero por alguna extraña razón decidió dejarlo solo en amputación. Algo es algo y el que no se consuela es porque no quiere.

El malvado tiene un plan. En el momento puede que no veas ninguna satisfacción en ser un objetivo digno de tener un plan para destrozarte...pero a largo plazo, puede molar pensar que alguien necesitó una estrategia, necesitó pensar en algo para hacerte daño. Consuela pensar que no eres presa fácil.

Como el malvado tiene pinta de hacerte daño y además tiene un plan...puedes intentar parapetarte en una posición defensiva, cavar trincheras y minimizar los daños. Si el malvado es uno de los buenos, tienes pocas posibilidades de éxito...pero lo habrás intentado que es algo que suele reconfortar. A largo plazo...pero reconforta, aunque sea cuando te estas lamiendo las heridas.

Ah y el malvado consciente siempre puede sufrir un ataque de conciencia, porque por ejemplo herede un Pepito Grillo de algún amigo o algo…y se sienta culpable del daño que te hizo. Es raro, pero puede pasar, así que también puedes consolarte pensando: en algún momento esto pesará sobre su conciencia.

Con los malvados además, una vez que te han dado la gran leche...normalmente no vuelves a por más. Reconoces su poderío, te acercaste demasiado a un malvado a pesar de su pinta dañina, te dio un buen bocado y te piras. Nunca jamás vuelves a acercarte.

Y por último, de un malvado se aprende. Que no son cosas buenas las que se aprende, vale...pero que nunca se sabe si en algún momento te harán falta...asi que no hay que desechar alegremente las enseñanzas de un malvado.

Con los conejitos todo es un despropósito y acabas escaldado o directamente sin cabeza como los Monty Phyton.

Para empezar un aparentemente inofensivo es mucho más letal. Su capacidad dañina es inversamente proporcional a su pinta de no haber roto un plato en la vida. Cuanto más mono sea, más capaz será de asestar un golpe mortal. Puede provocar un daño tan espectacular que deje secuelas de por vida…y eso sin proponérselo.

El conejito no tiene un plan. Ni siquiera sabe que es dañino así que no tiene el más mínimo control sobre su superpoder dañino, puede pegarte un bocado, amputarte un brazo o directamente degollarte…sencillamente porque si. Sin un plan. ¿ hay algo peor que estar destrozado y encima darte cuenta de que has sido víctima de un chapucero? Creo que no.

Como además no se ha enterado del daño que te ha provocado jamás en su vida tendrá remordimiento o conciencia tocacojones por ello. Es más, si alguien le dice por ejemplo: Las paso putas por tu culpa…dirá: ¿por mi culpa? ¿Yo? Pero si yo no hice nada. Así que tampoco te queda el recurso a reconfortarte en tu dolor pensando que el otro puede que en algún momento tenga un destello de remordimiento. Como no sabe que es dañino no tiene ningún tipo de pensamiento sobre ello, simplemente lo olvida y sigue haciendo lo que sea que hacen los aparentemente inofensivos.

Como no te esperas el golpe, no has elaborado un plan de defensa, así que el ataque y el daño te llegan por sorpresa y te dejan si capacidad de reacción. Boqueando sin conseguir llenar los pulmones de aire y dando vueltas sin cabeza pensando: ¿de verdad un conejito blanco acaba de degollarme? ¿ Cómo ha podido pasarme?

Por supuesto es entonces cuando te acuerdas de las advertencias que te dieron.

Como todos somos unos listos, cuando viene alguien, por ejemplo un hechicero con cuernos a decirte “cuidadin cuidadin...que ese conejito es Satán y puede hacerte mucho daño”. Tú dices…anda pírate…que soy el Rey Arturo y sé lo que me traigo entre manos”…y luego cuando estás agonizando de dolor supremo te acuerdas de esa frase y de tu “sé lo que me traigo entre manos”.

Así que ya sabéis, niños y niñas, cuidaos mucho de los conejitos blancos…y en caso de duda...mandadles un hurón.

..Mmm...creo que me he convertido en el hechicero con cuernos. Molo.