jueves, 15 de abril de 2010

BOOK




Leer, leer, leer y leer.
No quiero hacer otra cosa.

miércoles, 14 de abril de 2010

MI AMIGA E.

En el colegio haces amigos, amigas en mi caso porque sólo había niñas. Hacías amigas un año y te parecía que esa amistad iba a ser para toda la vida, una cosa muy peliculera como de “para siempre jamás”. No importaba que al septiembre siguiente con esa amiga ya no tuvieras ningún contacto más allá de un hola por el pasillo y hubieras cambiado tus afectos por otra, para así año tras año ir cambiando de “más mejor amiga”.

Aún así, esas amigas salían más o menos del mismo círculo. En tu clase había gente con la que te parecía que podías tener algo en común y ser amigas, otro grupo con el que no tenías nada en común y además no querías tenerlo y otro con el que no tenías nada en común y hubieras vendido una mano por conseguir acercarte. Por último estaba el grupo “limbo”, las que ni una cosa ni otra.

E. era del grupo limbo. NI siquiera estaba en mi clase, sino en el “A”. A las del “B”, nos parecía que las del “A” eran todas unas pánfilas y unas cursis y por supuesto esa simple separación por letras establecía unas barreras que impedían claramente la amistad. O eso parecía en el colegio.

E. se fue pronto del cole, ni siquiera sé cuándo. Luego durante años supe de ella a través de otras amigas, ambas estábamos sumidas en relaciones amorosas estúpidas y tremendamente absorbentes y empezábamos a trabajar como se curraba antes, de sol a sol y por una miseria, luego no había tiempo para más.

Cuando ambas tuvimos a nuestros churumbeles, no sé cómo, ni me acuerdo, retomamos el contacto. Y descubrimos que teníamos muchísimas cosas en común, y un montón más que nos separan, pero resulta que sabemos combinarlas maravillosamente y ahora no pasa un día sin que hablemos o nos escribamos.

E. es alta, flaca y estilosa. Estas tres cosas obviamente son de las que no compartimos.

E. curra en algo parecido a lo mío. Vende libros de colores a las empresas de libros de colores, así que las dos sabemos exactamente en qué consisten nuestros curros.

E. se agobia por todo, exactamente igual que yo, lo que pasa es que yo he aprendido a disimular y que parezca que todo me la pela y lo tengo todo controlado. Estoy tratando de enseñarle este superpoder..pero no se deja mucho. El sufrimiento y la autoflagelación le van bastante. A veces me saca de quicio y me pongo muy en modo “espabila coño”. En esos momentos solemos tener nuestros mayores desencuentros, ella quiere mimos y manita por la espalda y yo voy y le arreo un par de collejas. No sé hacerlo de otra manera.

No sabe cocinar. No es que no sepa, es que le da pánico. La olla exprés es un invento diabólico. “Moli..¿Y si explota?”. El horno es una bomba de relojería que actúa por iniciativa propia y por supuesto también le da miedo. Creo que incluso la freidora le da pavor. Es desesperante intentar explicarle una receta: ¿cuánta cebolla? ¿Cuánto aceite? ¿Qué es pochar? ¿La cebolla se pone transparente? ¿Cuándo? Hay días que me dan ganas de hacer un tuper y llevárselo.

Me pone enferma que me pida consejo. Le echo la charla, le cuento lo que yo creo, punto por punto, en plan didáctico y pone mil pegas.” MolI, yo no soy como tú, no sé hacerlo así”. La parte buena es que finalmente me hará caso, pero eso será después de intercambiar una media de 50 mails, haberme sacado de quicio, ella llorará y yo soltaré mi famosa frase: “tía, eres una absurda, no te aguanto”.

Es divertida y entiende mi sentido del humor. Le encantan mis maldades y no se escandaliza.

Sé que ella me apoyará siempre. Cualquier cosa que le cuente, estará a mi lado apoyándome. Eso vale muchísimo y lo puedo decir de muy poca gente.

No cree que todo sea blanco o negro, sabe que todo es tirando a gris y que la mayoría de las veces hay que pensar mucho en uno mismo.

Es muy emocional, mucho más que yo. Bueno, eso no es mucho, porque yo tiendo al glacialismo, por lo menos de puertas afuera, pero ella es todo un torrente de emociones. Sin control de ninguna clase. Podemos empezar la mañana llorando por mail porque ha terminado “ Carta de una desconocida” y terminar el día en un torrente de emoción suprema porque se va a NY para luego por la noche recibir un sms agónico porque su churumbel amenaza con tener mocos y le da cargo de conciencia dejarlo para irse de viaje.

Sufre con tanta antelación que me descojono. En enero sufrimos por el veraneo, en verano por las vacaciones de navidad, cuando nació el niño sufrimos por conseguir plaza en el colegio y ahora que tiene 5 años sufrimos por a qué universidad irá. Para todo es así, puede ahogarse en un vaso de agua por una chorrada.

Nunca ha comprado condones. Yo sí.

Ama el myolastán. Yo no.

Me llama “tronca” y me saca de quicio.

Es dulce y cariñosa. Yo no.
Es muy princesa. Yo no.
Es superorganizada. Yo también.
Nos saca de quicio la misma gente. Nos miramos a través de una mesa de 14 personas y sabemos exactamente que acuchillariamos a ese tio con los palillos del sushi.

Odia que no cambie el bolso y que lleve medias color carne. “Moli para llevar eso no lleves nada”. Por supuesto no le hago ni caso.

Y ahora mismo mientras le escribo esto, estamos discutiendo por mail quien está más hecha polvo por la astenia primaveral. Es tan casina que le acabaré dando la razón.

Ah..Las dos estamos leyendo sobre la II Guerra Mundial, queremos volver a NY, nos parece increíblemente sexy Don Draper y le encontramos un puntito a Tony Soprano.

E. aquí tienes tu post ABSURDA.

martes, 13 de abril de 2010

COLABORACIONES ESTELARES.- Moli by Efe

En septiembre del año pasado sufrí uno de esos ataques de ocio laboral en los libros de colores que me hacen tener muuuucho tiempo libre. Durante esos ataques suelo aprovechar para leer libros de colores que tengo pendientes, estudiar alguna chorrada sobre libros de colores o si estoy muy muy aburrida, brujulear por internet.

Durante uno de esos brujuleos llegué al blog de Efe.

Perdiendo el tiempo”, qué gran nombre pensé, porque básicamente, un blog personal es algo donde uno pierde el tiempo escribiendo chorradas variadas. Lo primero que leí creo que fue este interesante artículo sobre un meteorito en forma de vaca esférica. Oh, vaya, otro chalado como yo, pensé.

Vaya, este tío es profesor. Que putada, para mi uno de los peores trabajos del mundo.

Vaya, lo lleva con bastante humor. Me troncho.

Mierda, es profesor de matemáticas. Una mente científica llena de numeritos y flechas. Tendré que saltarme esos post.

Vaya, también dibuja y no lo hace mal, aunque no sé porque siempre se pinta así mismo con un jersey de escamas. ¿ Y qué coño es eso del Código? Esté tio esta fatal, me cae bien.

Me gustó el blog.

Más tarde compartimos una noche de copas en la que tuvo el valor de llamarme “Pequeña” y discutimos sobre las posibilidades de amerizaje de un avión. Él me contó algo que creo que tenía que ver con la física y yo contesté: paparruchas entre gintonic y gintonic.

Por mi cumple le pedí un dibujo: hazme un dibujo, hazme un dibujo, hazme un dibujo. Cuando quiero puedo ser terriblemente cansina.

No está mal, ha tardado dos meses.

Hay que joderse con la interpretación.

Así aprenderé a no pedir.