lunes, 6 de julio de 2009

PARA SIEMPRE

No me gustan los tatuajes por la misma razón que no me gustan los muebles a medida: yo no sé lo que quiero.

Soy una tía inconstante y no puedo asegurar que lo que ahora me encanta me vaya a gustar dentro de unos años. Me admira la gente con esa capacidad, sabe lo que quiere y sabe que lo seguirá queriendo dentro de 15 años. Alucinante.

En segundo lugar yo soy de llamar poco la atención, bueno digamos que siempre he sido más bien “normal”, así que he aprendido a vivir sin dar el cante, sin que la gente se acuerde de mi y acostumbrada a que me digan: ah si..te conozco pero no me acuerdo de tu nombre. No soy de llamar la atención.

Un tatuaje es todo lo contrario, es para siempre y encima llamas la atención. Los tatuajes no me dicen nada. Nunca veo uno que diga: ¡ que precioso! O ¡ que chulo!. Normalmente me provoca una reacción más del tipo: ah..si..un tatuaje. Después imagino a un tío con un pañuelo en la cabeza y vestido de negro inclinado y sacando la lengua mientras el tatuado aprieta la boca del dolor y luego me imagino al tatuado con 75 años y teniendo que estirarse la piel flácida para demostrar que lo que tiene tatuado no es una ensaimada sino una cobra.

Ninguno me parece bonito y por mucho que lo piense no se me ocurre que impulso me podría llevar a tatuarme algo. ¿ Una estrella? ¿ un sol? ¿ el típico delfín? ¿ algo en chino que te crees que es metafísico y lo mismo pone “me saco los mocos”? No lo veo, claramente no es mi estilo.

Y por cierto me pone mala que ahora sean “tatus” en vez de tatuajes. Sospecho que se debe a que a la gente la palabra “tatuaje” le parece algo de macarras y el anglicisimotatoo” le parece chic. Paletos.

Con los muebles a medida me pasa más o menos lo mismo. ¿ Cómo sabe la gente que quiere una estantería que le ocupe toda la pared del salón y que siempre va a querer ese mueble ahí? A mi me da pánico hasta colgar las fotos, es más tengo 4 marcos llenos de fotos apoyados contra la pared desde hace año y medio porque no acabo de decidir en qué pared los quiero colgar. Me alucina la gente que se compra una casa y en 3 meses la tiene completamente puesta, sabe que quiere la mesa redonda, 5 sillas, el sofá beige ( esto sospecho que es por culpa de las revistas de decoración dónde todo es beige), las cortinas de rayas y los cojines verdes. Yo soy mucho más de me mola esta mesa, me gusta aquél jarrón, este sofá heredado está cómodo y pongamos una librería dónde quepa mucho pero que no sea un trasto y que podamos tirar sin preocuparnos del dinero, vaya..acabo de darme cuenta de que soy la filosofía de IKEA reencarnada en maruja.

Tampoco me molan los “conjuntos” en plan “ habitación infantil por 600 euros” y viene el kit completo: la cama, la estantería, la cómoda, la mesa de estudio y el puf. Me dan agobio esos conjuntos, yo creo que es porque sospecho que la que no pega soy yo.

Por estas mismas sensaciones y pocas ganas de llamar la atención estoy en contra de los nombres cantosos para los hijos. Soy más de nombres sencillitos y discretos. Para justificar esto tengo dos motivos:

- Todos nos creemos que nuestros hijos serán guapos, altos, estilosos, con clase y fantásticos. Con esta creencia pones a tu hija por ejemplo Alexandra, y claro imaginas una tía estupenda que además tiene un nombre original, Alexandra, pero llega la naturaleza y te manda una hija fea como un pié…y ¡¡encima se llama Alexandra!!!. Mal, mejor algo sencillo que pase desapercibido.

- A la hora de poner nombre hay que tener en cuenta el apellido. Si eres Pérez, Gómez o Sánchez está bien un poco de originalidad en el nombre, algo que llame un poco la atención y que te identifique. Por el contrario si tienes un apellido sonoro, cantoso y que además mueva a la hilaridad cuando lo dices, lo mejor es algo sencillo, optar por los clásicos. Llamarte María Tetón es malo pero llamarte Graciela Tetón es una putada.

Por si alguien sospecha, el ingeniero venía con apellido cantoso así que no tenemos ninguna Graciela ni ninguna Alexandra.

viernes, 3 de julio de 2009

MATERNITY (XXXII): En el coche de papá.

Viajar en coche con niños es cómo ir en el tren de la bruja, un sobresalto continuo, nunca sabes lo que te espera, nunca acabas de estar cómodo y lo que quieres es que se acabe cuanto antes.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que antes de viajar con niños el sitio guay era el del copiloto, el otro conduce y el copiloto da charleta o no, escucha música e incluso se puede dormir. El copiloto descansa.

Cuando tienes niños el que peor va del coche es el copiloto. Tienes que atender al conductor, cambiar la música, dar agua, dar comida, cantar canciones, separar fieras, poner orden, volver a buscar la emisora, dar agua otra vez, coger el chupete del suelo del asiento, coger la oveja, poner el Dvd, quitar el Dv, cambiar de emisora, tapar, colocar cabezas que se han dormido en un ángulo anatómicamente imposible, volver a dar agua y todo eso sin quejarte porque el otro “ está muerto de tanto conducir”. En mi caso, cuando llega mi turno de conducir ( llevamos un turno riguroso) no falla nuca, las princesas se desnucan a sobar y el ingeniero se echa una cabezada de impresión. No me quejo, por lo menos me dejan tranquila.

Para mi es fundamental no viajar jamás con los niños en la parte de atrás. Se da la circunstancia de que cuando tienes tu primer hijo todo el mundo supone que vas a ir sentada en la parte de atrás contemplándole. Da igual que hasta entonces cuando has viajado con tu pareja os hayáis turnado al volante, ahora de repente ya no puedes conducir:

-¿ tu vas atrás con la niña, no?
- ¿ Yo? ¿porqué? Si está durmiendo.
- Por si le pasa algo
- No le pasa nada, pero si estás tan preocupado conduzco yo y ve tu con ella.
- Ah no, yo paso.
- Pues conduce y calla.

Yo me niego a ir detrás, me siento la suegra. Además el niño se acostumbra y te espera un futuro de ir sentado detrás incómodo mientras el otro va delante conduciendo a su rollo.

Muchos padres pierden el criterio a la hora de organizar viajes.

- Nosotros vamos a salir a las 3 y 20 de la mañana.
- ¿ Y eso?

- Porque es la única hora a la que nuestra hija va dormida, así que la acostamos, nosotros esperamos a que se duerma, la despertamos con cuidado la metemos en el coche y nos vamos de viaje. Tenemos que hacer pis antes porque no podemos parar que entonces se despierta y mi mujer va sentada detrás con ella cogiéndole la mano.

Genial. Llegan a su destino, la niña se despierta a las 8 de la mañana y los padres no han pegado ojo. El que sale perdiendo una vez más es el copiloto. El conductor dirá: yo estoy muerto de conducir todo el día, te tienes que quedar tú con la niña. Repito, nunca hay que ser copiloto.

Otra cosa que no tolero es la gente que por el hecho de tener hijos tiene el coche hecho una pocilga. Yo no soy una fanática de la limpieza en los coches ( no soy tío), tolero polvo en el salpicadero, la típica botella de agua rodando por el suelo, un par de tickets del peaje por el suelo y una bolsa de plástico, pero cuando entro en los coches de algunos padres siempre pienso que tenía que haberme puesto ropa plastificada.

Cuando eres primerizo y memo la elección de silla de coche te parece apasionante y por supuesto quieres lo mejor de lo mejor para tu heredero. Dos consideraciones al respecto:

- compres la silla que compres en la tienda parecerá ligera y fácil de manejar. No te lo creas, el vendedor está entrenado para ello. Será un muerto y el sistema de cinturones, cerramientos y engranajes te hará sudar.
- La verdadera utilidad de las sillas es mantener a tus hijos atados y separados el uno del otro. No se mueven y no llegan a pegarse. Bueno, esto funciona con dos, si finalmente tengo 3 supongo que el bebé habrá que ponerlo en medio y confiar en que a las princesas les de vergüenza pegar a uno más pequeño.

Nunca hay que decir que queda “mucho” para llegar. “mucho” es una palabra que desestabiliza a los niños, para ellos significa una inmensidad de tiempo, creen que se aburrirán, que van a estar toda la vida en el coche y se ponen insoportables. Tampoco hay que decir que queda “poco”, porque “poco” para los niños significa “ya”, así que se ponen nerviosos y empiezan: ¿nos bajamos ya? ¿Me puedo desabrochar ya? ¿Me hago pis ya?.

El ingeniero utiliza un término que las deja sin saber muy bien que decir que es “en breve”.

- Papá, ¿ cuanto queda? ¿ mucho, poco o en breve?
- En breve.

Y se quedan como anestesiadas. Es magia.

Sobre la música. Mi máxima es resignación con criterio. Si no voy a poder viajar escuchando la música que me mola todo el tiempo me resignaré a algo de música infantil pero siempre con criterio: nada de high school musical, ni Leticia Sabater, ni la secta del “Canta Juego”. Sólo bandas sonoras de Disney que les molan a ellas y a mi e incluso el ingeniero se sabe algunas.

Mi mejor consejo para las madres primerizas que no conducen es: dejad los cursos preparto y sacaos el carnet de conducir.
Un último consejo, nunca les dejes quitarse los calcetines en el coche. Jamás los encontrarás.

jueves, 2 de julio de 2009

SOY GILIPOLLAS.

Con 36 años y medio tengo que reconocer que no he enfocado bien mi existencia. Yo creía que había que ser positivo, currante, no dar la brasa, ser independiente, poder con todo y salir adelante por tus medios. Si hacías todo eso la vida sería más fácil y todo iría sobre ruedas. Vale, además de gilipollas soy una ingenua de cojones.

Pues ayer caí en la cuenta de que me he equivocado en la vida. Para triunfar de verdad y vivir como un duque lo que hay que hacer es “dar pena” y que delante de tu nombre la gente ponga “pobre”. Si consigues eso tú vida va a ser un camino de rosas.

No estoy hablando de pena de la buena, de esa que sientes por las auténticas desgracias: muertes, enfermedades, desastres, hambruna..etc. No, no me refiero a eso. Eso tiene que provocarnos pena, tristeza y en muchas casos vergüenza por no hacer nada para evitarlo.

Me refiero a la “falsa pena”, esa sensación de “ayy pobre” que provoca determinada gente y que no es para nada real. No les pasa nada triste ni malo. Lo gracioso de los creadores de falsa pena es que ellos no lo hacen aposta pero provocan esa sensación en los demás. Son distintos de los tristes que sí lo hacen aposta.

Un caso claro de “falsa pena” es Letizia Ortiz, una pava que se casa con el tío que quiere ( no digo que le quiera pero se casa con él porque le sale de las narices, no la obligan), pasa a tener 0 preocupaciones aparte de combinar zapatos y bolso, viaja por todo el mundo y sabe que siempre tendrá qué comer y un techo. Bueno pues la gente dice “ la pobre Letizia” ¿ pobre de qué? .

En todas las casas hay un hermano que siempre provoca falsa pena en los progenitores. Es facilmente identificable porque suele ser “ el pobre zutanito”. A cualquier otro hermano se le exigen 3 sobresalientes, él suspende y entonces se dice “ El pobre zutanito con lo que se ha esforzado”. Todos los hermanos empiezan a currar por una mierda de sueldo en un polígono lejísimos de casa y se supone que se están curtiendo. Llega el susodicho y decide no currar porque no le compensa, sigue en casa, se toca los huevos, vive cómo un duque, no se queja y está feliz y sin embargo provoca esta frase “ pobre zutanito es que le pagaban una mierda por trabajar muy lejos”.

Obviamente yo nunca he sido en mi casa “lapobremoli”.

Las embarazadas también son unas provocadoras de falsa pena. Yo creí que lo lógico y lo normal era trabajar mientras estás embarazada, no estás enferma, sólo preñada. Yo curraba, iba y venia conduciendo y ya está. No daba pena. Ahora de repente hablo con un amigo mío que su mujer está embarazada y me dice “ lapobrefulanita está de baja, porque claro ir a trabajar con el bombo, conduciendo con el cinturón de seguridad”. Lo que comentaba, yo soy gilipollas.

En el curro, un jefe comenta “ la pobrezutanita ahí dónde la ves ha venido a trabajar y eso que tiene un dolor de ovarios horrible”. ¿ Dolor de ovarios? Venga no me jodas, ¿ alguna vez te has enterado de si a mi me dolían? ¿ o es que crees que los míos son de plástico? Lo mejor es que fulana probablemente haya dicho “ me duelen los ovarios” como un comentario sin más, pero sin quererlo ha provocado “falsa pena”.

Yo quiero ser “lapobremoli”, lo intento pero no hay manera. Cuando cuento algo de pena lo más que consigo es que o la gente se descojone o me diga cosas cómo “ lo bueno es que tú eres tan fuerte, tan organizada que seguro que lo llevas bien”.

Vale si, lo llevaré bien, pero joder quiero ser ¡ LAPOBREMOLI!.

miércoles, 1 de julio de 2009

¿ ALGUIEN HA VISTO UN LINDO GATITO?

Con 15 años mi madre decidió mandarme a Irlanda a aprender inglés, y allí que me fui a Youghall con Úrsula y Charlie, una encantadora pareja de rubios pálidos con un churumbel. Debían tener treinta y muchos y eran majetes. Me trataban muy bien aunque creo que en esto influía que mi madre les pagaba bastante por mi estancia allí. Me dieron un cuarto estupendo, enorme, con una cama de matrimonio para mi sola, mi propio baño..a todo plan. Una noche nos acostamos todos y yo me puse a leer como siempre, leí bastante rato y cuando apagué la luz, empecé a oír ruidos extraños debajo de la cama, algo se movía.

Encendí la luz y los ruidos cesaron.

Apagué y volvieron a empezar. Había algo debajo de mi cama.

Encendí y pararon.

Apagué y volvieron.

Encendí, apagué, encendí, apagué. ( jajaja, parecía Enjuto mojamuto).

Cuando ya estaba aterrorizada y me imaginaba descuartizada en cuanto cerrara los ojos, decidí que tenía que hacer algo, así que me armé de valor y me fui al cuarto de Úrsula y Charlie a decirles: tengoooooo miedoooooo.

Llamé a la puerta, toc, toc.

Llamé más fuerte, toc toc. Ya que estaba allí no iba a volver a mi cuarto con el monstruo yo sola.

Se abrió la puerta y aparecieron los dos en bolas.

No sé cómo conseguí no descojonarme y balbucear que había algo debajo de mi cama. Ambos dos muy preocupados por mi, me acompañaron en bolas a mi cuarto. Charlie se asomo con el culo en pompa debajo de la cama y miró.

3 gatos asquerosos salieron despavoridos. Creo que ha sido la situación más violenta de mi vida, 2 irlandeses desnudos y yo aterrorizada gritando por 3 gatos.

Odio a los gatos y ellos me odian a mi. Me caen mal y yo les caigo mal a ellos.
Son taimados, misteriosos, cursis, orgullosos,mentirosos, traicioneros y me dan muchísimo asco. No me fío de la gente que tiene gatos. No entiendo porqué les gustan, es más, sospecho que cuando metes un lindo gatito en tu casa te parece monísimo y no sabes que vas a terminar siendo su esclavo.

La gente que tiene gato no anda por encima de los muebles porque evidentemente es una guarrada, pero sin embargo sí dejan a su gato hacerlo. He intentado razonarlo con ellos, pero no se dejan. Sé que no tienen excusa, simplemente el gato les ha podido y ellos le dejan. Su mejor explicación es “ si, pero no sueltan pelo como los perros”. Ya, pero el perro no se sube a la encimera de la cocina. ¡ que asco!

Los gatos tienen fama de limpios porque hacen pis en una caja con arena. ¿ Hay algo más asqueroso?. La excusa de los que tienen gatos es que tener perro es más coñazo porque hay que sacarle a la calle a que haga pis. Ah, estupendo, así que además de ser cerdísimo eres un vago porque no quieres sacar el gato a pasear. Y lo que es peor la caja de la arena suele estar en la cocina, puaghhhh.

Los gatos dan miedo, la gente les teme. Yo creo que en algún momento dominaron el mundo y luego consiguieron un trato con los humanos, para seguir mandando pero pasando desapercibidos. ¿ Por qué nos parece normal que, por ejemplo la Alhambra, esté petada de gatos asquerosos paseando? “ Uy mira un gato”. Si fuera un perro ya estaría todo el mundo llamando a la perrera municipal, pero los gatos tienen bula, pueden hacer lo que quieran. Es EL TRATO.

Los gatos son malos y por eso en los dibujos siempre pierden: los gatitos siameses de la Dama y el Vagabundo son unos cabrones, Tom es un malo y tonto, Silvestre es malísimo, Garfield es asqueroso. Él único que me mola es el gato de Shreck 2 y al principio también es malo, lo que confirma mis sospechas de que no son para nada de fiar.

Si tienes gato, para mi restas 10 puntos.

Otro día hablaré de la gente que considera molón tener iguanas o cualquier otro tipo de mascota “original”. Esos restan 1000.