miércoles, 2 de septiembre de 2009

MISTERIOS MASCULINOS

Quedas con un hombre, sales con tu marido/pareja/novio, lo que sea. Llevas puesto un vestido fucsia con lunares verdes y unos zapatos dorados. El es completamente inmune a este desaguisado cromático que te has puesto. Si el vestido lleva un gran escote y es corto será incapaz de decir de qué color vas vestida aunque su vida dependa de ello. Llegas al hotel/ casa/ habitación o cualquier otro cubículo dónde sea pertinente desnudarse para tener una relación sexual…pasión, arrechucho, sobeteo y demás…te quitas el vestido..ve tu ropa interior y se pondrá como la niña del exorcista: ¡¡¡ es color carne!!!. ¿ Y QUÉ? ¿Porqué los tíos son alérgicos a la lencería color “visón”? ( que no carne, que esa era la de las abuelas). ¿ Porqué aunque les expliques que es necesaria porque muchas veces cualquier ropa interior de otro color se transparenta no son capaces de entenderlo? ¿ A qué viene esa manía? Sospecho que es algo genético o un mecanismo de defensa…necesitan saber que la parte importante está en negro o rojo o verde loro..no vaya a ser que al ir todo del mismo color se confundan. Misterio.

Otra cosa que no entiendo es porqué son capaces de con un simple vistazo a lo que hay que arreglar, meter la mano en la caja de herramientas y sacar exactamente la llave allen que encaja y sin embargo los cierres de los sujetadores les parecen una cosa complicadísima. Pelean y pelean y les dejas hacer creyendo ilusa de ti que no es tan difícil y que además no querrán que les ayudes porque entonces se sentirán menoscabados en sus habilidades preamatorias. Les dejas hacer creyendo que lo conseguirán y de repente se ponen nerviosos y optan por subirte el sujetador sin desabrocharlo y allí estás tú con el sostén de pajarita sintiéndote completamente gilipollas y ellos tan contentos. Joder, que no es tan difícil. Misterio.

Tienes tu coche, vas tan feliz. Entra tu novio/pareja/amigo/hermano y cometes el error de dejarle conducir, se sient y hace las siguientes cosas:

Comenta que llevas el coche sucio. Esto es independiente de que tu seas una cerda y tengas tu casa hecha una pocilga. Puede haber pasado la noche en tu casa con el suelo lleno de polvo, las sábanas sin cambiar y la ducha con mugre y no habrá dicho ni “Mus” ( mi suegra dixit), pero se meterá en el coche y dirá algo como: joder, a ver si lo llevas a lavar, madre mía cómo tienes el coche o si es muy buen tío: si quieres te lo llevo a darle un agua. Esto por supuesto no se aplica a tu casa, dónde dejará la toalla en el suelo y colocará su taza de café encima de la pila de cacharros en el fregadero sin pensar ni medio nanosegundo en lavarla.

Colocará el asiento hacia delante. Da igual que los dos seáis de la misma altura, que tu lleves alzas o que él sea David El gnomo, siempre siempre siempre mueven el asiento hacia atrás y dicen: no sé como puedes conducir así. Pues mira, porque si pongo el asiento donde lo has colocado tú no me llegan los pies a los pedales….pero ayer no tenías tantos problemas con mi altura mientras estábamos en la piltra.

Y luego…hará una cosa que me ataca…arrancará…comenzará a andar…y su dedo medio de la mano derecha…empezará a moverse, aleteando cerca del volante…buscando, tentando…hasta que sí, por fin..ha encontrado cómo se le da al agua para limpiar el parabrisas…AHHHH…me ataca eso. Le dará, saldrá el agua, empezarán a funcionar los limpias…se girará y te dirá: no sé como puedes conducir así, no se ve con la mierda del cristal. Me pongo mala y me muerdo la lengua para no decir: ¡¡ quieres dejar el puto chorrito quieto!!

Los tíos no tienen curiosidad por las cosas misteriosas de la vida y sin embargo los rollos científicos les provocan un interés desorbitado. El ingeniero ha tenido un interés digamos tibio por el tema de MAK y sin embargo lleva todo el verano enfrascado en la lectura de temas sobre la Luna, los 25 mil apolos y la gravedad lunar. Un coñazo.


Cuando empecé a salir con él vivía en una ciudad de provincias con murallas, en el centro, en un piso al que llamamos el “palacete renacentista”, era espantoso y más oscuro que una cueva. La primera noche que pasamos alli, dormimos en su cuarto que estaba al lado de la cocina.A la mañana siguiente me fijo que al final del pasillo al lado del baño había una puerta.

- ¿ Qué hay en esa puerta?
- No lo sé.
- Ah, qué no se puede entrar, que es del casero.
- No, no qué va. Debe estar abierto pero no sé lo que es.
- ¿ Cuanto dices que llevas viviendo aquí?
- 6 meses
- Y jamás has abierto esa puerta?
- No

En esa puerta pegada al baño había una estupenda cama de matrimonio y nosotros habíamos estado durmiendo en una cama de 80.

Misterios.

martes, 1 de septiembre de 2009

JUVENTUD Y PERCEPCION

Cuando tenía veintipocos años era imbécil, completamente imbécil. Por un lado creía que lo sabía todo y que el resto del planeta no sabía nada: mis padres no sabían como era la vida, mis amigos no sabían qué dura era mi vida y mis hermanos eran unos completos cretinos. Esta confianza en que era un genio del universo debería haberme hecho ir por la vida con mucha seguridad y creyéndome la reina del mundo pero curiosamente el hecho de creerme que lo sabía todo se combinaba sabiamente con una inseguridad absurda y totalmente desproporcionada.

Cuando tenía 19 años tenía un novio que me hacia la vida imposible. Todoooo el planeta venía a decirme: ¿ pero no te das cuenta de que no te conviene, que lo pasas mal, que no merece la pena..que blablablabla? Y yo subida en mi creencia de saberlo todo decía: no lo entendéis, estamos hechos el uno para el otro, es amor verdadero, yo sé que en el fondo me quiere…etc. La confianza en uno mismo lleva a este tipo de gilipolleces.

Lo mejor de todo es que era capaz de asegurar el amor verdadero del novio a todas luces poco conveniente contra viento y marea pero sin embargo era incapaz de reconocerles a mis amigos que a mi The Doors me parecían un coñazo y Jim Morrison un brasas perdedor. Por la misma razón era capaz de ir a ver un concierto de Johnny Winter aunque me aburriera más que contando ovejas porque no me atrevía decirlo.

Por otro lado y siguiendo con las incongruencias de esa etapa de mi vida, yo creía que lo sabía todo pero cuando no sabía algo me negaba a preguntar. Prefería hacerme la que sí sabía en vez de decir: no tengo ni idea, te importa explicármelo? Ya he dicho que era imbécil.

Otra idea estúpida que tenía era creer qué si yo quería algo eso sucedería. Con veinte años estaba convencida de que viviría una vida de amor supremo con el novio poco conveniente, me compraría una casa en Los Molinos porque obviamente era donde tenía que vivir y trabajaría en un museo. No entraba en mis planes estar con otro tío, vivir en otro sitio o trabajar en otra cosa, era lo que quería y los astros ya se alinearían para que eso sucediera.

Es decir mi vida era un completo absurdo. Toda yo era absurda. Esta tontería me duró varios años, ( concretamente hasta los 24), pero luego adquirí algo de sabiduría para darme cuenta de que no es no lo supiera todo y además los demás no me entendieran, sino que era imbécil y no sabía de nada.

Ahora ya no tengo 20 años.
  • Sé que no lo sé todo. Es más, alucino con lo poco que sé y cómo sin embargo la mayoría de la gente cree que soy una tía con muchos conocimientos. La verdad es que esto no sé si es bueno o malo, yo me considero un fraude pero el caso es que nadie se da cuenta. Sospecho que la mayoría de la gente también sabe poco y hace cómo yo..disimula.
  • Lo que no sé si me interesa lo pregunto, sino paso.
  • No me avergüenza decir que algo no me gusta, que La Sombra del Viento me parecióun coñazo o que Gemma Nierga es una pelma. Eso sí, me parece perfecto que a los demás les mole pero a mi no.
  • Valoro si un amigo me dice que cree que no debo hacer algo o qué alguien no me conviene. Luego puedo decidir hacer lo que me de la gana pero lo valoro y no pienso memeces como “ es que no lo entienden”.
  • Me la pela si piensan que mi gusto por Springsteen es completamente desproporcionado o que no tengo criterio para los zapatos o que cómo me puede gustar ver 15 veces " Tienes un email".
  • Ya no creo que nuestros padres no nos entiendan, lo que cambia es que nosotros no les entendemos mientras somos pequeños. No entiendes porqué no te dejan comer chuches, porque no puedes ver la tele por la noche, porque no puedes salir hasta las mil y porque no te compran el jersey privata que todos tus amigos tienen. Ahora la percepción cambia…y además de entenderles, les das la razón. Este cambio no sé si me mola, ahora que lo pienso.
  • No me creo una incomprendida ni más desgraciada que el resto del planeta. Es más, considero que soy muy poco desgraciada, tengo mis días pero la verdad es que me lo paso en grande.

Ah y sé dónde estoy hoy y con quien..pero no hago planes para más allá de pasado mañana.

Creo que soy un poco menos imbécil.

lunes, 31 de agosto de 2009

DE RANCHO

Se puede clasificar a la gente por sus hábitos a la hora de comer los días laborables.

En primer lugar tenemos al grupo menos numeroso: los suertudos: los que van a comer a casa. Los tenemos de dos tipos, los suertudos simples que llegan a casa y se tienen que preparar la comida y los megasuertudos que son los que llegan a comer a mesa puesta. ( El ingeniero es de estos). Hace un millón de años yo fui una megasuertuda, qué tiempos aquellos, llegaba a casa y mi madre me tenía el plato caliente y me miraba extasiada mientras comía con cara de: pobrecita que hambre da el trabajar. El megasuertudo cum laude es el que llega a mesa puesta, come y se levanta sin recoger ni un vaso ( y no miro a nadie).

En segundo lugar tenemos los de “menú del día”: los que salen en manada del curro para ir corriendo al que según ellos es el mejor restaurante de menú del día de su zona. Son gente que conoce al camarero, al cocinero y a los comensales de las otras mesas. Si les preguntas te dicen que ellos de menú siempre piden la verdura y el pescado, pero si te molestas en mirar los platos de las mesas en un restaurante de esos, predominan los macarrones y el entrecot. La gente que come de menú sufre un proceso muy curioso en el que durante meses come en “Casa Paco” y proclama que dan el mejor menú del día, el más barato y asegura que sabe de buena tinta que es comida casera. Al cabo de los meses sin embargo Paco se transforma en un “cabrón que se ha aprovechado de que nosotros le hemos llevado la clientela y no nos invita ni a un café” y le abandonan para irse con “Casa Pepe”, donde sufrirán el mismo proceso. Sobre comer en restaurantes de carreteras os recomiendo este post de Gonzalo que sabe mucho del tema.

Después tenemos a los “yomeloguisoyomelocomo”, la tribu del Tupper. Son los que comen en menos de 40 minutos en una microsala que la empresa ha habilitado para que coma esa gente. La tribu Tupper suele comer así porque están a régimen pero ponen cara de que lo que comen es delicioso: pollo hervido con brotes de soja de bote…mmmmm. Son claramente unos perdedores, se han tenido que molestar en hervir el pollo la noche antes y por la mañana se han tenido que montar el kit: el tuper con el pollo, la frutita para el postre, los cubiertos y todo a la neverita para llevarlo al curro. Claramente es una opción fatal y está comprobado científicamente: la gente con peor humor de los libros de colores son los del Tupper. Entre la tribu Tupper hay unos cuantos, muy pocos, que tienen a alguien que les prepara la tarterita. Se les reconoce porque cuando los demás sacan el pollo hervido..ellos dicen: a ver, a ver..qué me han preparado hoy…alaaaa…canelones y arroz con leche. Son muy odiados por los del pollo hervido pero a ellos les da igual..tienen canelones.

Y luego estamos los que comemos de rancho. Es cómo el cole pero con la diferencia de que en el cole te parecía espantoso y ahora le ves muchísimas ventajas. La primera y fundamental es que vas a tiro hecho y no tienes que pensar, bajas del despacho y allí está la comida, hay para elegir y no te cuesta. Que quieres comer poco, comes poco, no hay un vigilante de comedor que venga a decirte que no dejes nada en el plato y que te registre los bolsillos a ver si has escondido las albóndigas. Que quieres repetir, repites. Que solo quieres primero, sólo acelgas, que sólo quieres segundo, venga dos hamburguesas…es estupendo. Cuando terminas, te levantes y recoge otro. Una maravilla.

Vale que la calidad no es cómo si comieras en tu casa pero tampoco es tan horrible y para mi tiene la gran ventaja de que al cocinero le da exactamente igual lo que opines de sus dotes culinarias. El de mi comedor por ejemplo es inmune a mis repetidas quejas porque cada dos días hay bacalao, pescado que odio. Él me mira, sonríe y directamente programa para pasado mañana bacalao otra vez. La parte buena es que cuando yo grito: puag que asco…él no puede hacer como haría mi madre o mi pareja o quien me lo haya cocinado y decirme: ¿asco? Toda la mañana cocinando para qué la señorita diga que es un asco!!!. El melodrama te lo ahorras en el comedor de la empresa.

Si estás a dieta, el comedor de rancho es maravilloso también. Nunca hay nada que realmente te apetezca comer, se elige más bien por descarte: esa crema de color indefinido no, esos rollitos de verdura que tienen pinta de fritanga no…esa carne que flota en salsa tampoco, eso indefinible que hay ahí ni de coña, mejor ensalada y pollo a la plancha. Lo maravilloso es que como lo has elegido tú te parece una comida deliciosa y que no es de régimen. Si te lo ponen en tu casa te indignarías: ¿ pero qué es esto, comida de hospital? . Además, al cocinero le jode mogollón que pases de sus delicias culinarias y pidas algo a la plancha..y para mi eso añade encanto al pollo a la plancha.

A lo mejor parece que reivindico mi opción alimentaria como la mejor pero para nada, preferiría mil veces comer en mi casa comida preparada por otro, que siempre me gustara, y que por supuesto no engordara.

viernes, 28 de agosto de 2009

jueves, 27 de agosto de 2009

LA MESA VACÍA

Llegó un día a su despacho y observó con sorpresa que la mesa que había enfrente de su puerta estaba ocupada. Se había acostumbrado a verla vacía. Pensó, que la verdad es que no sabía si había estado vacía u ocupada por alguien que no le había dejado ningún tipo de recuerdo.

Pasó, dio los buenos días y se sentó en su sitio. Había un chico nuevo en la oficina, pero no sabía ni quien era ni porqué lo habían colocado ahí, ni por supuesto a qué se dedicaba. Tenía pinta de joven alternativo con camiseta, zapatillas, una chupa de mendigo, pendiente y un parecido alucinante con su hermano pequeño. Trabajaba parapetado tras 2 pantallas de ordenador, con los cascos puestos y parecía que hacía algo.

Ella llevaba en la empresa desde que no había ni empresa, ni despachos, ni mesas ni ordenadores. Estaba allí antes de que llegara nadie y después de casi 10 años allí seguía. Conocía a muchos de los que se cruzaba por los pasillos, otros le sonaban y algunos eran completos desconocidos. La verdad es que tampoco hacía mucho por relacionarse. Las pandillas en el curro nunca le habían atraído, le parecía que levantaban falsas expectativas de amistad y estaban creadas sobre la necesidad de querer compartir la sabiduría que crees que tienes con alguien que por obligación no se puede pirar de la mesa de al lado y pasar de ti. Opinaba también que se basaban en la absurda autoexigencia de la gente de “caer bien”.

A pesar de todo, el desconocido tirando a mugriento le cayó bien, le pareció simpático. Le dio la impresión de que algo tendrían en común, no sabía muy bien qué, pero por lo menos no le provocaba rechazo instantáneo como la mayoría del personal. Le moló que el tío no hiciera nada por caer bien, simplemente estaba sentado con pinta de “ vengo, hago mi curro y me piro a otra cosa mejor”.

Le hacía gracia que a la pregunta: buenos días, ¿ qué tal? El contestara siempre: estoy harto de venir aquí.

A través de unas cuantas frases cada día, descubrieron cosas que tenían en común: los dos tenían un blog, a los dos les gustaba leer, los dos tenían un humor negro bastante parecido y los dos creían que el trabajo jamás debe estar entre lo que te quite el sueño por la noche.

Había otras muchas cosas que no compartían, a él le gustaba la música ratonera y era un sufridor atormentado. Escribía para hacer literatura y hacía unas fotos alucinantes que hasta ella que es negada para la fotografía admiraba. La melancolía era su estado natural y por eso siempre andaba con los hombros caídos y arrastrando los pies. Llevaba un mochila que parecía pesar como si sobre sus hombros estuvieran todos los problemas del planeta. Otros días simplemente estaba intensamente cabreado con el planeta. ¿ Qué tal? “ Mal, todo es un asco”.

Un buen día él decidió hacer algo para para aparcar su melancolía, dejar de irradiar tristeza y dar un giro a su vida. Se marchó a París siguiendo a su chica para que sus días de felicidad dejaran de depender de los vuelos de Easyjet.

Ella sigue allí.
La foto es de Ramón S. Steiner.

miércoles, 26 de agosto de 2009

101 PERROS

En mi familia siempre ha habido perros, nunca nadie ha tenido gato, así que mi odio visceral hacia ellos puede que sea algo genético.

En los inicios de la historia de mi familia y los perros está Morris, es casi una leyenda y por supuesto era el “mejor perro del mundo”, “ el más bueno”, “el más obediente”, el “más simpático”, son tantas sus virtudes que mis tíos se pelean por la posesión del perro: Morris era mío, no era mio. Yo tengo un muy vago recuerdo de él que he llegado a pensar que puede no ser real y ser más bien imaginario.

Morris murió y entonces llegaron a nuestra familia para consolar tamaña pérdida: Fergus y Don, un coñazo de perros. Fergus era un pastor alemán muy desagradable, que ladraba y gruñía y nos daba mucho miedo. Don era un perro de caza de esos a los que hay que cortar el rabo y al que no se lo cortaron por pena, así que se pasó la mayor parte de su vida adulta persiguiendo su propia cola dando vueltas a toda velocidad, ladrando completamente enloquecido y levantando un polvo infernal. Como te pillara cerca eras carne de lavadora con ropa puesta y todo.

Después de esta etapa nosotros ya teníamos nuestra propia casa en Los Molinos así que mi madre decidió que le apetecía tener perro, pero que mejor para variar perra y que se llamaría Dunia cómo una perra que tuvo ella antes incluso de Morris…es decir hace dos millones de años. Dunia era un mastín enorme que pasaba absolutamente de todo lo que no fuera escaparse de casa para trincarse a cualquier macho viviente a 10 km a la redonda. Mis hermanos y yo agradecíamos el desenfreno lujurioso de Dunia porque eso significaba que estaba entretenida en vez de perseguirnos por el jardín y mordernos.

Tal furor reproductivo tuvo como fruto dos bestias pardas a las que llamamos Roque y Otto. Eran monísimos de cachorros y nos pegábamos por sacarlos a pasear por Madrid, la cosa dejo de tener gracia cuando eran ellos los que te paseaban a ti mientras intentabas clavar los talones en el suelo.

Tal desastre perruno debería habernos hecho reflexionar a todos sobre lo conveniente o no de tener perros, pero por supuesto no nos hemos dado por vencidos y seguimos cosechando desastre perruno tras desastre.

Uno de mis tíos le regaló a su mujer un cocker ideal color canela. Poco después su nombre original, Chip, fue oficialmente sustituido por Satán. Nadie podía entrar en casa sin ser mordido por él, y poco después tampoco podían salir de casa sin toda una maniobra de distracción para que Satán dejara libre el paso. La desesperación empujó a la familia a intentar dejar a Satán fuera de combate con unos cuantos valiums en una rodaja de mortadela..pero lo único que conseguimos fue que durmiera 16 horas seguidas. Finalmente se puso tan violento que el veterinario aceptó que era una peligro.

Otra de mis tías se compró un perro que era el colmo del miedo, se llamaba Ivo, era lanudo, olía mal y tenía el mismo porte que una lagartija. Un asco. Murió, supongo que de un susto provocado por el mismo al oírse respirar o algo así.

Mis primos “los pesadillas” tienen otro mastín que se llama “Toque” y tiene un ojo azul y otro marrón. Es de pelo corto, blanco y un brasas auténtico. Está permanentemente como si se hubiera tomado dos pastillas de éxtasis, completamente frenético saltando histérico a tu alrededor.

Otros de mis tios tienen una fiera que se llama Coco y a la que han tenido que llevar a un psicólogo de perros. No comento más porque para qué. Nosotros también hemos tenido una ristra de perros. Primero tuvimos a Capo ( el George Clooney de los perros ) y Bronco. Capo es una bestia de 56 kilos con el pelo largo, es como si Cheewaka se hubiera puesto a 4 patas, Bronco era un cruce de mastín y pastor alemán, también enorme y muy bueno. Se criaron juntos y eran muy gays. “ Mirad, los perros están jugando”…si, si..a los fontaneros están jugando. Han sido buenísimos, no se escapaban, no daban la brasa, no se comían los cojines y no entraban en casa. Unos santos. Bronco desapareció un día y para consolar en su tristeza a Capo trajimos a un perrillo faldero “Patas” que era un plasta del 15, todo el dia escapándose, saltaba la valla y se piraba..para volver luego con una gallina, un conejo, una tartera o cualquier cosa de comer..era como el Oso Yogui pero en perro. De una de esas correrías no volvió.

Ahora además de Capo en su vejez, tenemos un labrador conocido como “el putoperrodeloscojones”. Lo tenemos desde hace dos meses y las princesas lo adoran, es encantador pero se come todo: los cojines, las zapatillas, las plantas, un plato, la fregona, entra en casa y se zampa la cena..todo. Para mi que la culpa de estos desórdenes la tenemos en parte nosotros que le hemos provocado una crisis de identidad. Cuando llego a casa, C. le puso “Gertrudis de nombre, yo quería llamarle MAK, M y el ingeniero querían ponerle Musi y mi madre Muso. Hicimos una reunión en la cumbre y votamos los 9, salió en tercera ronda ( fue muy reñido) BOB. Asi que el perro se ha estado llamando Bob hasta hace dos días que mi madre le ha cambiado el nombre:

- El perro ya no se llama Bob
- ¿Y eso?
- Se lo he cambiado.
- Ah, y ¿como se llama ahora?
- Se llama Peter.
- Y si querías llamarle Peter porque no se lo pusiste desde el principio y te dejaste de paripé con la votación.
- Hija, esto no es una democracia.
- Eso ya lo sabíamos todos mamá…sólo queríamos saber cuando aguantabas antes del golpe de estado.

Nadie le llama Peter..sigue siendo “elputoperrodeloscojonessehacomidomitoalla".

martes, 25 de agosto de 2009

LO ROMÁNTICO Y LO CURSI: esa delgada línea.

Que te vengan a buscar al curro sin esperártelo es romántico.
Que te traiga un ramo de rosas o una caja de bombones es cursi.
Si la caja es en forma de corazón o es San Valentín hay que replantearse la relación.

Que te preparen una cena con velitas es romántico.
Que aparezca vestido de smoking es cursi.
Si suena Michael Bolton y quiere que bailéis hay que valorar las vías de huida.

Que te diga que te quiere es romántico.
Que lo diga en alto delante de amigos es cursi.
Si lo dice subido al estrado de una orquesta en la boda de otros “ Mari Nieves te quiero mucho” debe hacerte reflexionar sobre si lo quieres cómo padre de tus hijos.

Que le guste ver contigo “Los Puentes de Madison” es romántico.
Que llore con Mujercitas es cursi.
Si su película favorita es de Marisol piensa en cómo sera con 65.

Que os llaméis por un apodo y tengáis expresiones privadas es romántico
Que os llaméis “cari” en público es cursi
Si él te llama “bomboncito” y tú a él “ mi oso amoroso” merecéis lapidación.

Que se acuerde de dónde os conocisteis es romántico.
Que lo recuerde diciendo “ ese día empezó mi vida” es cursi.
Si se acuerda de lo que llevabas puesto es un extraterrestre.

Que te regale una joya es romántico
Que quiera que llevéis cada uno medio corazón colgando con el nombre del otro es cursi.
Si pone unas matrículas en el coche " Jose" y "Nuri", huye.

Que te prepare un viaje sorpresa es romántico.
Que el viaje sea al castillo de la cenicienta de Eurodisney es cursi.
Si es a ver un mundial de futbol es para matarlo.

Que haga el esfuerzo de levantarse de la cama para acompañarte a una cita con tus amigos es romántico.
Que aparezca con una pancarta con tu nombre es cursi
Que aparezca borracho diciendo “ vengo a salvad mi madrimodio” en medio de un bar es para matarlo.

Que diga que contigo duerme mejor que solo es romántico.
Que quiera poner los nombres en el cabecero es cursi
Que no se separe ni medio centímetro en toda la noche es una tortura.

Que te llame mientras va en el coche para ver que tal va el día es romántico
Que te llame cada media hora a decirte que te echa de menos es cursi.
Que te llame 20 veces para ver qué haces, con quién comes y a qué hora vas a llegar es acoso.

Hacer cosas juntos es romántico
Hacer absolutamente todo juntos es cursi
Que tu respuesta a cualquier plan sea “ le tengo que preguntar a mengano/a” es patético.

Valorar tu vida en pareja con todo lo que conlleva es estupendo
Presumir permanentemente de lo maravillosa que es tu pareja es cursi
No admitir ni un solo problema en tu relación..es mentira y no se lo cree nadie.