jueves, 24 de mayo de 2012

UNA DOCENA DE CONSEJOS PARA CUANDO TE DEJAN



Lo sé.

Lees esto con casi 40 años y piensas “yo esto lo tengo superado”. Es más, lo tienes superado y con un poco de suerte has conseguido arrinconar esos meses que pasaste chapoteando en la autocompasión en los más profundo de tu mente..

Ahora es el momento de recordarlos y recopilar toda tu patética experiencia y dar una serie de sabios consejos a los incautos que todavía no hayan superado esa etapa.

 

1.Asume desde el minuto 1 que vas a hacer cosas patéticas


Es inevitable, nos pasa a todos. Vas a hacer cosas patéticas y lo que es peor tendrás pensamientos aún más patéticos que solo evitarás llevar a la práctica porque en el último momento pensarás “como alguien se entere de esto..me muero de la vergüenza”. Y no las harás, no porque no quieras, sino por las posibles consecuencias en tu reputación.

 

2. Huye de las canciones románticas


No escuches baladas ni canciones románticas. Casi mejor evita cualquier canción con letra. Es el momento de descubrir la música clásica. Tu alma atormentada que nada en autocompasión, se empeñará en desentrañar cada letra de cada canción buscando un mensaje o bien de autoayuda o bien que refleje exactamente como te sientes. Es mentira. La canción la escribió un tío para hacerse rico: NO es tu canción, NO habla de ti.


3. Pensaras que espiar no es tan malo


Y no es malo si lo que pretendes es robar la fórmula de la Coca Cola o secretos nucleares. Espiar para saber que hace tu ex, es malísima idea. Lo que descubras no te va a molar nada y ni siquiera te hará rico.


4. Tendrás visualizaciones chungas. Evítalas


Visualizarás a tu ex feliz, a tu ex contento, a tu ex por la calle como en un anuncio de colonia. Y al mismo tiempo te visualizarás a ti mismo viejuno, en una butaca, tapado con una manta de cuadros y rodeado de gatos. Tampoco eres original en esto…nos ha pasado a todos. No te recrees en eso.

5. No a la disección


Nada de jugar a los forenses del amor. Nunca, bajo ningún concepto hay que entrar a diseccionar cada palabra, gesto, movimiento, beso o abrazo de tu relación. No sirve para nada y además te llevara a conclusiones erróneas y muy dañinas.

6. No fantasear con el momento arrepentimiento del otro


No va a pasar. Deja de elucubrar que algún día volverá porque se dará cuenta de que eres el amor de su vida. Es un pensamiento reconfortante, pensar que el sufrimiento absurdo al final tendrá recompensa, pero es falso. Eso no pasa nunca o casi nunca…y si te va a pasar, mejor que sea por sorpresa.

7. Ten piedad de tus amigos


Tus amigos te quieren y les jode verte sufrir. Pueden acompañarte en una sesión de terapia, en dos, en tres, pero no puedes abrasarles eternamente con “ ¿ tu crees que cuando me dijo que …? “ ¿ a que tu también crees que volverá conmigo? Eso es cansino y les obligarás a mentirte o a ser cruel contigo.

8. Bórralo de tu existencia


Con las redes sociales y los móviles esto es chungo pero hay que hacerlo. Fuera el FB, fuera el twitter, fuera el mail, el número del móvil, todo. Borra los mails, los archivos, las fotos, entierra los regalos en el fondo de un cajón. En estos casos la amputación siempre es mejor que la lenta putrefacción.

9. Córtate el pelo


Sé que parece una gilipollez..pero funciona….esto..eh..eso me han dicho.


10. No llames jamás. No mandes sms. No mandes mails.


Si el impulso es incontrolable, párate y piensa que pasará si cuando hagas eso no hay respuesta por parte del otro lado. Exacto, te sentirás aún peor..así que abstente. Si esto no es suficiente, medita y piensa “ Si mañana sigo teniendo este impulso lo hago”. Te sorprenderás al comprobar como pasadas 24 horas sabes que aquel mensaje es mala idea.

11. Ni te acerques a la idea “ seamos amigos”


No vais a ser amigos. A lo mejor cuando las ranas críen pelo, esa opción es posible. Hasta entonces ni te lo plantees y menos si tienes la peregrina idea de que manteniendo la amistad, volverá el amor. No va a pasar.

12. Emborráchate y usa el humor negro


No te apetece. No te hace gracia. Lo que quieres es tu manta, tu sofá, tu tarrina de helado y regodearte en autocompasión mientras te reafirmas en la idea de que lo vuestro era especial. No. Nada como unas risas alcohólicas, un festival de humor negro a costa de tu love story y una buena resaca para empezar a superarlo.

Si has llegado hasta aquí leyendo y acaban de dejarte, sé exactamente qué estás pensando: lo mío es distinto, es peor.

Es el momento del alcohol.


Republicado por gentileza de Unadocenade

miércoles, 23 de mayo de 2012

LA CRISIS ES...(III)

La crisis es que hace unos meses la palabra “intervención” te pareciera el horror, el Coco, el Marango, el Sacamantecas y ahora la veas como algo deseable. Estás hasta los huevos de esperar a que pase lo peor, que pase ya y por lo menos te quitas la incertidumbre.

La crisis es que cuando alguien viene y te dice “ya verás cómo nos intervengan” con tono amenazador, tu contestes…” sé que no será una fiesta, sé que nos putearán hasta el infinito, pero el que lo haga no pondrá cara de bueno, ni se hará pasar por el abuelo de los Pitufos”. Será un cabrón con todas las de la ley.

La crisis es pensar en las vacaciones y decidir dejarlo para la semana que viene. Lo mismo no tienes vacaciones porque no tienes curro y si tienes curro te da cargo de conciencia pensar en gastártelo en vacaciones.

La crisis es que te den ganas de matar cuando algún gilipollas te dice que elegiste ser cigarra. ¿Y tú? ¿Has elegido ser imbécil y usar los cuentos sin criterio o te sale solo?

La crisis es encontrarte pensando en cosas por las que actualmente no pagas (es un decir) y ahora son susceptibles de ser sometidas a un impuesto en nombre de la mal entendida austeridad. Son cosas que si hace unos meses te hubieran dicho que ibas a tener que pagar, te hubieras descojonado…lo aterrador es que ahora parece perfectamente factible. Ir al parque, caminar por las aceras, sacar un libro de la biblioteca, sentarte en un banco de la calle…

La crisis es hacer un huerto en Los Molinos. Y en esa misma semana, hablar con tres personas distintas que han montado huertos en sus casas.

La crisis es acordarte de la conversación sobre volver al trueque del año pasado y darte cuenta de que no podrías aportar nada…bueno, ahora, el huerto.

La crisis es que la Alemania de entreguerras aparezca en tus conversaciones.

La crisis es devolver regalos de El Corte Inglés para comprar zapatos para tus hijos.

La crisis es no tener ganas de hacer planes, ni de ver a la gente. Darte cuenta de que mandas la mitad de mails que hace un año. No es que no te apetezca, es que no te sale.

La crisis es sentirte permanentemente como un dibujo animado con un nubarrón gris encima. Da igual donde vayas, da igual lo que corras, da igual lo que hagas...la puta nube está sobre tu cabeza.

La crisis es mirar a tu alrededor y comprobar que todos van corriendo con su nubarrón gris encima.

La crisis es pensar en el futuro y darte cuenta de que ha cambiado. Antes lo veías todo en blanco, nítido, cristalino...con pinta de “futuro” y ahora lo ves como si te hubieras metido en un episodio de Cuéntame.

La crisis es acordarte de tu último viaje a Portugal, cuando comentaste que viajar allí era como ir al pasado de España. Ahora resulta que ese pasado ha llegado aquí, tú te visualizas como Merche y encima no sabes usar una máquina de coser.

La crisis es pensar que somos el hazmerreir de Europa. No nos invitan a una cumbre de crecimiento por cosas obvias como que no vamos a crecer ni aunque nos rieguen…y que Mariano haga el más espantoso de los ridículos diciendo “pues no respiro hasta que me inviten”. Vale, ya vas a ir… ¿y qué? No podemos ser más patéticos…

La crisis es pensar que has escrito “no podemos ser más patéticos” y seguro, seguro, seguro que conseguimos serlo.

La crisis es que tu también quieras semana caribeña…que vaya a juego con el sueldo mozambiqueño que va a quedarte.

La crisis es el retorno del “por si acaso”. No me voy a comprar esa camiseta “por si acaso” me hace falta el dinero para mortadela. NO voy a tirar estas sandalias cochambrosas por si acaso aguantan todo el verano. No voy a tirar estos jerseys de pelotillas por si acaso el otoño que viene estoy en paro. Por si acaso, por si acaso, por si acaso….

La crisis es soñar con ser William Munny y poder ir a una rueda de prensa de la parada de los monstruos, o al congreso y acorralar a todos los políticos. “Vengo a pedir explicaciones. El primero que diga “y el otro más” o “la culpa es del otro” o hable jerga demagógica suponiendo que soy gilipollas…le meto un tiro le tiro al lago con un peso atado a los pies”. Sí es violencia, sí es hostilidad…pero es mi sueño y molaría muchísimo.

La crisis es pensar que lo improbable está increíblemente cerca de ser realidad.

La crisis es levantarte todos los días, esforzarte en pensar que todo saldrá bien a pesar del nubarrón negro que te han puesto encima.
La crisis es...(I)
La crisis es..(II)

martes, 22 de mayo de 2012

1001

Ya estoy aquí.

He llegado. Al final de los 40 km. He cruzado la meta. Me he hecho mayor de edad. Estoy en la cima de la montaña.
Lo he conseguido. Sin proponérmelo, pero no sin esfuerzo. Nunca pensé en llegar tan lejos, ni siquiera sabía que “tan lejos” existía. Empecé poco a poco, porque si. Ya lo he contado muchas veces, un pié detrás de otro, un post detrás de otro. Durante este tiempo, me he girado y he mirado hacia atrás muchas veces. He recorrido lo que había escrito. Lo he releído y me he sorprendido, unas veces por reconocerme muchísimo en esas letras y otras por verlas completamente ajenas, aún sabiendo que eran mías. No puedo creer que yo haya escrito eso.

Jamás miré hacia delante. No se trataba de llegar a ningún sitio, no tenían un plan, ni una meta.
Esto puedo dejarlo cuando quiera”. Un día detrás de otro, sin planes.

Y ya estoy aquí. Llegué ayer. 1000 posts. Con dos cojones. Yo solita.

Me tomo un gin tonic y digo: Soy de puta madre y molo mil.

He escrito 1000 posts. 1000. 1000. No tengo 1000 de nada, pero tengo 1000 posts. Hechos por mí, creados por mí, sacados de mí. 1000. Míos.

Apuro el Gin tonic.

¿ Y ahora qué? ¿Qué hago ahora? ¿Qué viene después de 1000 posts? ¿Qué hago después de escribir 1000 chorradas durante 4 años, 3 meses y 24 días? ¿Sigo subiendo? ¿Sigo avanzando? ¿Hacia dónde? ¿Cómo lo hago? ¿Y si no se me ocurre nada más? ¿Y si me aburro? ¿Y si no me lee nadie?

Entro en pánico.

Me pongo otro Gin tonic.

Sigo.

Un post detrás de otro.

Allá voy post 1002.

lunes, 21 de mayo de 2012

ENSAYO SOBRE EL TANGA

“El tanga es un invento diabólico inventado por un tío y nunca hay que llevarlo” Moli dixit (Julio de 2009)

El tanga, como todos los inventos absurdos, inútiles e incómodos, tiene su público. Hay gente que se compra el alargador de penes, el colchón restform, el whisper Xl, la cartera de titanio y el sujetador brassnosequé.

¿Por qué? Porque viene precedido de una impresionante campaña de marketing y publicidad a la que no somos inmunes aunque creamos que sí.

El tanga es básicamente un hilo metido por el culo. Tal cual. Con unas tiras que se clavan en las caderas y un minúsculo triángulo de tela sin ninguna utilidad más allá de tapar algo cuando lo que realmente se pretende es no tapar nada. El tanga es por tanto algo absurdo, feo e increíblemente incómodo. Eso para empezar.

¿Cómo consiguió abrirse mercado? Con dos recursos de primero de publicidad.

El primero fue crear una necesidad que no existía. “¿Harta de no poder llevar pantalones ajustados? ¿Harta de que se marquen las braguitas con tus pantalones favoritos? Y no, realmente no estabas harta, es más ni siquiera te habías percatado de eso…pero claro ahora que te lo dicen…harta no estás...pero oye...vamos a ver...te pones de espaldas delante del espejo, haces un escorzo, giras la cabeza y sí...oh...parece que si te pones una posición de culo en pompa y te la luz de pleno, se atisba un poco de la costura de tus braguitas favoritas. ¡Y tú sin saberlo!! A saber que habrá pensando la gente…

Una vez creada la necesidad que no existía, el tanga hizo publicidad engañosa. Culos inexistentes, prietos, altivos, inasequibles a la gravedad, morenos y depilados mostrando al aire toda su lozanía por arte y magia de un tanga. Las braguitas eran malas, tapaban esa cumbre de hermosura…¡¡no te avergüences de tu culo...déjalo libre...que respire…usa tanga!!!

¿Cómo resistirse a ese reclamo? Imposible. Todas lo probamos. Y el fiasco fue comparable al alargador de penes, la cartera de titanio, el rodillo que no gotea y los tirantes de silicona.

El tanga es el mal.

Para empezar es una prenda indefinida, se puede decir el tanga o la tanga. ¿Qué se puede esperar de un artículo sin género? Exacto. El tanga no es de fiar. Las braguitas siempre serán las, incluso pueden ser las bragas…y el sujetador igual. Son prendas rotundas, experimentadas y con criterio. La tanga o el tanga...mal...hay que sospechar, sobre todo porque en determinadas cosas y la ropa interior es una de ellas sólo valen las certezas.

“Tanga de hilo dental”. Esta descripción debería hacer salir corriendo a cualquier posible comprador. Tanga de hilo dental… ¿qué es esto? Esto es meterse un hilo por la raja del culo, por la línea interglutear. Y sí, exacto…suena incómodo solo pensarlo...así que imaginad como es experimentarlo.

El tanga ni tapa, ni sujeta, ni cubre. Es una “prenda” sin sentido. Efectivamente no se marca cuando llevas pantalones pero eso es porque no existe. ¿Qué mérito tiene eso?

La ropa interior, las braguitas en sus múltiples formatos, colores y modelos, tienen una función protectora hacia el exterior y hacia el interior. Un tanga no tiene ninguna función.

Las bragas sirven para que si llevas falda en verano y te tienes que sentar en un autobús, en el parque, en el césped, en un poyete...lo que sea...no apoyes tus lindos glúteos en una superficie donde dios sabe que ha podido estar apoyado antes que tú. El tanga sin embargo elimina esa barrera y vas pegando tu piel a todo tipo de mierdas, secreciones, guarradas y demás que hayan dejado caer por allí.

Pero como decía antes las bragas también protegen el exterior del interior. A lo mejor no queréis saberlo, pero las tías se tiran pedos…todas las tías...incluso las que dicen que no. Las bragas mantienen esos gases mínimamente en un entorno controlado…ahora pensad en un pedo con hilo dental. Exacto...una orgia de aire expelido sin barreras.

El tanga no cumple otro de los principios básicos para la ropa interior y si me apuras para toda la ropa. El tanga te hace ser consciente permanentemente de su presencia. Tiene un afán de protagonismo increíble, quiere ser el centro de atención, el foco de todas las miradas y conciencias. Yo, me pongo unas braguitas por la mañana y no soy consciente de ellas en todo el día (obviando cuando tengo que quitármelas…)…no recuerdo ni de qué color son, ni que forman tienen ni nada. Las braguitas no luchan por salir por encima de la cintura de tu pantalón, ni aprovechan cualquier movimiento extraño para saltar y decirle al mundo ¡¡¡ehhhh…que está tía lleva braguitas...que somos nosotras!!! Es una prenda modesta…y con clase. Solo se muestra en su esplendor cuando tú quieres, en la situación y la compañía adecuadas.

El tanga no. El tanga está todo el puto día haciéndose notar…te sientas y se te queda el culo frio...y dices...mierda llevo tanga. Cruzas las piernas y notas el puto hilo dental en la línea interglutear…te pones zen y dices...esto no molesta, esto no molesta, es supercómodo y superpráctico…y te agarras a la silla, al ordenador, al volante para vencer la tentación irresistible de mover el brazo y con un gesto muy poco elegante...¡¡sacarte eso que tienes en el culo!! El tanga asoma por la cintura del pantalón, te agachas y dice,….¡¡¡ehhhh...soy un tangaaaa…y estoy aquí……!! Como el tanga es imbécil, cree que eso es sexy…Y no lo es para nada.

Porque esa es otra. Además de su función práctica que ya he explicado arriba, la ropa interior también puede tener otra función...digamos más lúdico, erótica festiva. Se trata de insinuar, de mostrar, de crear expectación… ¿Qué insinúa un tanga? ¿Picor de culo? La ropa interior tiene que dar ganas de quitarla, de arrancarla… ¿de qué da ganas un tanga? ¿De cortarlo con unas tijeras? Ni siquiera hace falta quitarlo para culminar la fiesta…El tanga como prenda de seducción es un fiasco total.

Sé que saldrán grandes defensoras del tanga. Que si es comodísimo, que si te acostumbras, que si es supersexy. Sólo una cosa os digo: el alargador de penes, también tiene su público…y apuesto a que le gustan los tangas.