jueves, 26 de enero de 2012

PRIMER CANDIDATO A PEOR LIBRO DEL 2012: Las crónicas de la señorita Hempel de Sarah Shun-lien Bynum.

Me flipan las ediciones de Libros del Asteroide. Me gusta el formato, el tamaño, los colores de las portadas, los dibujos que las ilustran, las florecillas que decoran las portadas por dentro y me encanta llegar al final y encontrarme una cita y un bonito agradecimiento por parte de la editorial “Desde Libros del Asteroide queremos agradecerle el tiempo que ha dedicado a la lectura de Las crónicas de la Señorita Hempel. Esperamos que el libro le haya gustado y le animamos a que, si así ha sido, lo recomiende a otro lector”. Me parece un bonito detalle y me molan los detalles y además...casi siempre me gustan los libros de esta editorial.

Todo era bonito entre Libros del Asteroide y yo. Teníamos una relación estupenda…incluso en mi caótica biblioteca tenía una balda reservada para sus libros. Son de colores y molan mucho todos juntos. Los miro y suspiro con satisfacción.

Todo era idílico hasta que ha llegado la tal señorita Hempel. Lo sentía antes de empezar a leerlo. Por fuera era como todos lo de Asteroide, atractivo, apetecible, sugerente…un libro al que apetece meter mano enseguida. Apoltronarse, zambullirse en su lectura y disfrutar. Pero con este había algo que chirriaba…una especie de señal...pero decidí ignorarla, a lo mejor estaba teniendo un ataque absurdo de instinto lector.

Decidí pasar por alto del horrible color mostaza pocha.

Decidí pasar por alto de la ilustración con una petarda con moño, falda de tweed, zapatos con pulserita y brazos cruzados sujetando tetas.

Decidí pasar por alto esta horripilante frase de la sobrecubierta “Una de los veinte mejores escritores norteamericanos de menos de cuarenta años según la revista The New Yorker

Decidí pasar por alto de las elogiosas frases de la contraportada “Leer esta historia de amor es un placer. Es capaz de trasladarte en una misma frase del ingenio y la hilaridad a la desesperación y la pena más desgarradoras” ( J. Franzen). O “Un libro maravilloso de esos que nos regalan una sabia mirada sobre la vida diaria” (Los Ángeles Times)

Pasé por alto todo eso porque dije “es de Asteroide no puede ser malo”.
Lo único bueno que tiene Las crónicas de la Señorita Hempel es lo que he contado en el primer párrafo. Todo lo que viene dentro es un completo bluff.

La tal señorita Hempel es una completa cretina. Es mema. Es absurda. Es anodina. Es incomprensible. En una palabra, es imbécil. Desde la primera frase te das cuenta de que es un personaje que te va a sacar de quicio.

No tengo nada contra los personajes imbéciles. Los hay a montones: Ignatius de La Conjura de los Necios O Frank Bascombe de Richard Ford...son personajes absurdos con los que no comparto nada pero son absurdos con peso, pueden ser imbéciles...pero con criterio. La tal señorita Hempel es un despropósito absoluto...toda ella.

Con todo, lo peor no es el personaje, lo peor es que el libro está mal escrito. La supuesta historia (me encantaría saber donde ha visto Jonathan Frazen la historia de amor que tanto alaba en la contraportada) no existe y todo lo que ocurre es incomprensible. La señorita Hempel tiene el mismo sentido de la existencia que una ameba en coma. Es un no ser.

El libro tiene 8 capítulos que por lo visto son relatos y que tienen estos sugerentes títulos: Talento, Cómplice, Coco, Chungo, Travesía; yurt, Satélite y Encontronazo. Se supone que cada uno de ellos está centrado en algo interesante de la tal señorita Hempel…se supone porque interesante no hay nada. Además, la historia va y viene en el tiempo…estás en el presente y de repente la autora da un salto a la infancia…y luego volvemos al presente y otra vez para atrás y así todo el tiempo sin la más mínima gracia, sin condensador de fluzo y sin Delorean.

La historia por si a alguien le interesa. La tal señorita es profesora de lengua o algo así...porque luego también da historia en un colegio de niños pijos, cosa que sabes porque alguien lo comenta, porque en la descripción que la autora hace del colegio podría ser un instituto del Bronx. Es profesora pero en realidad no le gusta, o si le gusta...o no le gusta…o si le gusta…Ella no lo sabe, el lector tampoco y además no le interesa. Tiene un novio durante un rato del libro con el que va a casarse…pero luego no se casa…o si se casa...porque al final está embarazada y se acaricia la tripa mientras pasea mirando un culo precioso de una chica que se gira y resulta ser una exalumna suya. La señorita Hempel vivía en una casa muy grande de esas con habitaciones de servicio y como tuvo una adolescencia complicada…o no...Le dio por escuchar un programa de radio por las noches y un día llamó por teléfono al programa porque le pareció que el presentador le hablaba a ella y resultó que el presentador pasó millas de ella. Y ese mismo día se encontró a su hermano vestido con una malla negra, leotardos y guantes en su cuarto…jugando al Ladrón escondido. Y la señorita Hempel tiene un padre que muere pero antes se había separado de la madre y se había ido a vivir a una caravana, pero luego vuelve y tiene otra hija, Maggie...con la que la señorita Hempel se lleva unos 15 años. Y la señorita Hempel tiene una infancia punki, cosa que por supuesto no te crees ni medio segundo y menos después de ver la ilustración de la portada. Ah…y la señorita Hempel resulta que es medio china… ¿cómo se sabe esto? Pues porque como en la página 160 dicen algo sobre que resulta que su madre es china...asi que ella debe tener algún rasgo y entonces se lanza a algún tipo de digresión idiota sobre la identidad de raza o el hecho diferencial o algo así. El problema es que claro...en la página 160 ya te has imaginado a la tal señorita Hempel y ya no hay manera de achinarle los ojos y plancharle el pelo.

El novio se llama Amit y lo más interesante que cuenta la señorita Hempel de él es que “sus dos mejores amigas le habían visto el pene. Cuando todas ellas estaban haciendo un régimen de adelgazamiento intensivo, se habían metido en el equipo de cross y un día en el que estaban todos tirados en la hierba, haciendo estiramientos, las tres chicas le vieron la punta de pene, que le asomaba bajo el borde de sus pantaloncillos relucientes”. Vergüenza ajena total…”punta de pene y pantaloncillos relucientes" en la misma frase…. ¿pantaloncillos relucientes? ¿Por qué? ¿Por la punta del pene? No sé...me perturba mucho.
En algún momento lo deja con el novio pero nadie sabe por qué…y la verdad es que a nadie le interesa.

Le pasa alguna cosa más completamente idiota como que el profesor de física la besa en unos baños unisex de un pub irlandés pero pasa de ella después del primer lengüetazo, habla con un desconocido por teléfono y le cuenta trolas, vuelve a su casa a pasar su cumpleaños y su madre china y su hermana china le dicen que van a hacer una casa de huéspedes y luego al final...pasea con una gran tripa por la calle y por lo visto se dedica a algo con árboles. Para cuando llegas ahí...lo que quieres es que se cuelgue del árbol.

La autora, que resulta que sí es china o medio china, escribe cosas tan chulas como ésta: “El detalle del cloroformo le inquietaba porque tenía el dramatismo cristalino de una mujer corriendo por la calle con un largo fular de seda arrebolado en torno al cuello”.

Espeluznante. No quiero ni pensar en lo que escribe el autor 21 de menos de 40 años…..

viernes, 20 de enero de 2012

¿POR QUÉ SE COMENTA UN BLOG?

Por afinidad.
Llegas a un blog, el que sea. Y te encuentras con un post con una reflexión, una idea, una experiencia o cualquier chorrada y te sientes identificado. Te sientes tan reflejado o tan “tocado” por ese texto que quieres decir: Sí, sí, sí y quieres escribir para contar cómo coincides o como te ha reconfortado “encontrarte” en el texto de un extraño...

Escribes con miedo…con emoción…

Para completar o aportar algo.
Llegas a un blog y oh...sorpresa hay un post de un tema que controlas, el que sea…los libros de colores, la cria de armadillos en jaulas de metacritalito, los neutrinos, la II Guerra Mundial o recetas de cocina con una patata y mermelada. Empiezas a leer con interés y curiosidad. Te enganchas, te interesa...y te das cuenta de que en ese post falta algo. Sigues avanzando pensando que en algún momento el autor habrá dicho lo que obviamente falta…y llegas al final y resulta que esa idea no está. Piensas...” ey…yo puedo aportar algo, puedo decir algo interesante, puedo lucirme”. Todavía no te crees que vayas a poder decir algo con criterio y te lees los comentarios pensando que seguro que alguien se te ha adelantado…y no está. Entonces, muy concentrado, pensando muy bien lo que escribes…dejas tu comment y le das al “enviar comentario” con toda la satisfacción del mundo mundial.

Una vez publicado el comentario, lo lees y relees rezando para no haberla cagado.

Porque te has descojonado.
Empiezas a leer un post y te encuentras riendo a carcajadas, llorando de la risa y tapándote la boca para que en el curro no se den cuenta de las risas que te estás echando. Te lo has pasado tan bien, has pasado tan buen rato que te estás feliz y quieres felicitar al causante de esas risas.

Comentas con una sonrisa en la cara... suspirando y diciendo...” ay que descojone”.

Para contestar a otro comentarista.
Aquí puede ser que contestes a otro comentarista habitual porque disientes de algo que ha dicho o porque quieres aplaudir el ingenio de su comentario. Normalmente en estos casos...el tema del post ha pasado a un décimo plano y los comentaristas se lo pasan pipa entre ellos. Son como las viejas que se sientan en un portal…ven el accidente y de ahí son capaces de llevar la conversación a cualquier tema, incluida la expansión del universo.

También se puede comentar para contestar a un comentarista ofensivo. Cómo lector habitual de un blog, te sientes molesto por un comentario (normalmente anónimo y hecho con total desconocimiento de causa y muy mala leche) y quieres defender tu lectura o dejar claras un par de cositas.

Porque no puedes más.
Lees un blog un día y otro día y otro día y te gustaría decir algo pero no sabes qué, te da vergüenza o lo vas dejando para otro momento hasta que llega un día que no puedes más y tienes que decir algo. Lo que sea.

Comentas con mucho cuidado y al darle a publicar piensas: no tendría que haber dicho nada.

Para saber más.
Detrás de esos posts que lees tiene que haber alguien que por lo que sea te provoca curiosidad o interés. Comentas para conseguir una respuesta de algún tipo que complete la información que tienes y la imagen que te has montado en la cabeza. Puede que quieras que te confirme esa idea preconcebida o que te la desmonte. Eso depende de cada uno.

Para hacerte ver.
Un blog es alguien que escribe y alguien que lee. Quieres que el que escribe sepa que has estado allí y que lo has leído. Comentas para dejar de ser un visitante, de ser pasivo y pasar a ser alguien que forma parte del blog.

Para disentir.
Aquí hay todo un espectro de posibilidades. Puedes entrar en un blog, leer algo con lo que no estás de acuerdo y comentar mostrando educadamente tu desacuerdo, pero también puedes leer algo que te ofusque y dejar un comentario maleducado y completamente desafortunado que haga que tu diferencia de opinión parezca una pataleta de niño pequeño. Cuando se recurre al insulto personal lo que suele buscarse más la confrontación que un intercambio de ideas.

Para provocar con ingenio.
Se puede provocar con ingenio. Lees un post y durante la lectura se te ocurre la réplica perfecta, el comentario ingenioso ideal…no vas a dejar que se pierda en el universo. El ingenioero es un bien escaso y muy valioso, así que lo escribes con satisfacción y esperando reacción por parte del bloguero o de otros comentaristas.

Para dar el coñazo.
Comentar para insultar, para tocarle los cojones al que escribe o a los demás comentaristas.

Porque eres como un niño pequeño y quieres que te hagan caso. Porque eres un saco de inseguridades y no tienes nada inteligente que decir pero sabes que si le metes el dedo en el ojo a alguien es posible que ese alguien reaccione. Porque el anonimato te protege y puedes decir la gilipollez más grande que se te ocurra y nadie sabrá que eres tú. Por afán de protagonismo. Porque no estás seguro de que se te vea entre los demás, pero si dices “caca, culo, pedo, pis”...seguro que alguien te ve. Porque eres malo. Por rencor. Por venganza.

Uy…casi olvido un motivo…para sugerir cosas sospechosas del bloguero de turno…y no miro a nadie.

jueves, 19 de enero de 2012

LOS MUNDOS DE CEDRIC (II)

Regalos rarunos.
Podrían mandar de vez en cuando libros de colores sobre sexo…por cambiar digo.
No sabes lo que dices…
Cedric, tengo una edad…sé de lo que hablo.
No lo sabes..yo una vez hablé de pelis porno y la novia de un amigo me regaló una edición de lujo de cine porno.
¿Que te regalaron qué??
Una edición de lujo de cine porno.
…..Cedric…..y ¿en qué se diferencia una edición de lujo de una normal?
..no quieres saberlo…


Currando
Moli, estás más interesante sin cascos que con cascos.
Lo sé..con cascos parezco Minnie Mouse..pero si no me los pongo no me concentro. ¿ Qué quieres que haga?
No me preguntes obviedades…

Dándome su criterio.
 Este libro verde es una basura.
 Moli, coño..no es nuestro perfil pero está muy bien.
Es horroroso.
-Moli..es ciencia ficción, cosas imposibles y tias buenas..el sueño de cualquier hombre.


Tocamientos.
Cedric tiene unas manos enorrrmeeeessss…y de vez en cuando se levanta y me da un masaje en los hombros.

 Moli..alguna vez podías tirarte el rollo y darme tu un masaje.
 Cedric, tengo unas manitas que no te abarco ni de coña…
Moli..no digas tonterías..soy capaz de crecerme en tus manos...y lo sabes. 

Y así hemos pasado otra semana.

martes, 17 de enero de 2012

40 COSAS QUE ( ME) PASAN CON LOS LIBROS.


1.-Huelen. Primero desprenden olor a nuevo, a recién salidos de la imprenta, a estante de la librería, a tinta sin leer, a papel sin estrenar, a cartón duro. Después guardan el olor de los sitios dónde los leíste; huelen a playa, a montaña, a bar, a tabaco, a café con leche. Si son de segunda mano, traen el olor de otros lectores que estuvieron allí antes que tú.
2.- No se rompen si se mojan. Se arquean, se revuelven incómodos por ese elemento inesperado, pero si se te cae el café encima o el bote de colonia por leer mientras te peinas, no entrarás en pánico, correrás a por un secador y pensaras en los circuitos electrónicos que acabas de reventar.
3.- Guardarán migas de tus tostadas o galletas si los lees mientras desayunas o meriendas. Cuando los vuelvas a abrir, recordarás esas meriendas con un gran vaso de leche con nesquick o esos desayunos solitarios en los que te enfrascabas tanto en la lectura que tenías que calentar el café 3 veces.
4.- Puedes doblar las esquinas cuando encuentras un párrafo que te gusta, que te llama la atención o algo que no quieres olvidar, algo que quieres anotar cuando termines la lectura. Al volver a coger ese libro de la estantería, sabrás por la cantidad de esquinas dobladas si te gustó mucho. El libro se abrirá solo por esas páginas con sus esquinas dobladas...llevándote él solito a las partes que más te gustaron de él. Te enseñará el camino que dejaste.
5.- Puedes usar marca páginas. De los que te regalan en una librería al comprar un libro, de los que compras en un museo con una reproducción de un cuadro que te ha molado, de los que te hacen tus hijos en el colegio por el día de la madre y están hechos con pintura de dedos, de los que te regala alguien especial pensando justo en ti. Puede ser un bonometro, una postal que has recibido, un recorte de periódico o cualquier papel que tenías a mano en el momento de dejar la lectura.
6.- Puedes subrayarlos, escribir con ellos y dejar anotaciones en sus páginas. Pensamientos que te surgieron al leerlos, asociaciones, ideas, signos de interrogación por no entender nada, corregir las erratas sin sentido...Escribes en cualquier sitio en el que estés leyendo y al releer el libro encontrarás tu letra y pensarás... ¿Qué narices puse aqui?
7.- Puedes encontrar anotaciones de otros que te sumerjan en un mundo de preguntas y curiosidad sobre esos lectores anteriores.
8.- Puedes apuntar en la primera página donde compraste el libro, quien te lo regaló y la fecha. Aunque creas que nunca lo olvidarás, la memoria puede traicionarte en cualquier momento. Abrir un libro y ver la fecha en la que lo leíste te hará pensar " ¿de verdad hace tanto?" y te recordarás en ese momento de tu vida.
9.- Puedes guardar entre sus páginas recortes sobre ese libro o noticias, artículos y textos relaciones con él y que en algún momento te pareció buena idea meter ahí.
10.- Suenan al sacarlos de la estantería. Apoyas la mano en la parte de arriba y tiras de ellos hacia fuera. Los agarras por el lomo...y suenan al salir de su sitio. Y sonarán distinto al volver a colocarlos porque ya no serán iguales que antes de leerlos.
11.- Tienen portadas que los distinguen unos de otros. Distinguen ediciones y formatos. Pueden ser portadas preciosas que te encanten y te hagan querer más el libro y pueden ser horrorosas que te hagan pensar ¿a quién se le ocurrió este espanto? Pasar por encima del rechazo que te produzca una portada horrible y descubrir que el interior merecía la pena es una satisfacción, aunque ese libro quedará siempre asociado a una frase del tipo: es un libro espectacular pero la portada es un horror.
12.- Se pueden prestar. Puedes prestar tu libro cargado de todos tus momentos a otro. Por supuesto prestar libros es una cosa muy seria y solo se debe hacer con gente muy muy especial...gente que sepa apreciar que ese ejemplar no es solo un libro...es "tu libro" y además de su texto viene cargado de ti. Sólo la gente especial sabe apreciar eso. Y hay muy poca.
13.-Se pueden regalar físicamente. Escogerlos entre muchos otros, envolverlos y entregarlos en mano o por correo. “Esto que tengo entre mis manos es para ti".
14.- Solo por el tacto y el peso y de una manera completamente inconsciente se sabe cuánto llevas leído y cuanto te queda. Sabes sin pensarlo si quiera, si te queda mucho para descubrir al asesino, para que la pareja se encuentre por fin, para que se acabe aquel horror o cuanto te queda de disfrute.
15.- Solo con verlos sabes si un libro es gordo o fino. Sabes si te llevará semanas leerlo o será cosa de horas.
16.- Se pueden heredar. Puedes recibir libros de tus padres, tus tíos, tus abuelos...y puedes dar los tuyos a tus hijos.
17.- Envejecen contigo. Compras un libro nuevo con 18 años. Una edición a estrenar, recién salida de la imprenta. Lo colocas en la estantería y cuando años después lo sacas para releerlo, recolocarlo o simplemente por curiosidad...descubres que le pasa como a ti. Inconscientemente te ves igual que con 18 años, pero al mirarte al espejo te das cuenta de que no es así. A tu libro le pasa igual, en tu cabeza seguía siendo un libro nuevo, recién estrenado...tiene la pinta que tenía cuando lo terminaste, pero al verlo ahora te das cuenta de que no es así, ha envejecido como tú, se ve viejuno.
18.- Al abrirlo, al pasar las páginas y al cerrarlo al terminar...se "oye" al libro.
19.- Las librerías.
20.- Las bibliotecas.
21.- Puedes guardarlos por toda la casa, puedes tenerlos en cualquier habitación y cuando los busques puedes encontrar otras cosas.
22.- Se pueden leer en cualquier sitio, a cualquier hora. No necesitan enchufes. Funcionan solos. Tú y el libro y nada más.
23.- Jamás se te olvidará cómo funcionan.
24.- Con un vistazo puedes saber lo que está leyendo la persona que está a tu lado en el metro, en el tren, el autobús, el parque, el restaurante o la biblioteca.
25.- Dicen cosas de la gente cuando vas de visita a su casa. Un vistazo a sus estanterías (si es que las tienen) dice mucho de las personas que viven allí, para bien y para mal.
26.- Las portadas tienen textura. Pueden ser lisas, rugosas, con fotos, dibujos, letras...pueden llevar sobrecubiertas cargadas de elogios que nadie se toma en serio. Llevan contraportadas con textos que pueden hacer que te apetezca leerlos o que te hagan pensar..." este ni de coña"
27.- Los libros infantiles tienen desplegables que se mueven. Brujas que saltan de sus cabañas, princesas que bailan en castillos, cerditos que bailan tocando la flauta, trenes que atraviesan túneles, baúles con tesoros, bailarinas que hacen pareja con soldaditos...
28.- Tienen tacto. Puedes meter los dedos entre las páginas mientras lees y tocar el papel
29.- Se sostienen sobre tu cara si te quedas dormido mientras lees.
30.- Si los dejas encima de una mesa abiertos, parecen una tienda de campaña que espera que vuelvas a entrar.
31.- Son de colores.
32.- Se sostienen en vertical y en horizontal, en montones o en hileras.
33.- Los sujeta libros.
34.- Puedes guardar flores dentro, flores que te regalan mientras lo estás leyendo. Flores que olvidas y que cuando reencuentras al volver a abrir el libro te provoquen un ataque de nostalgia.
35.- Por mucho cuidado que pongas...si los lees en la playa, siempre guardaran granos de arena en su interior. Olerán a playa. Y a crema. Y a sol.
36.- Pueden arder.
37.- Si son horribles, puedes tirarlos contra la pared, arrojarlos al suelo, pisotearlos e incluso tirarlos a la basura (o al contenedor de papel si estás cabreado pero ecológicamente comprometido)
38.- Puedes esconderte detrás de ellos para que alguien no te vea o para espiar a alguien.
39.- Puedes olvidarlo intencionadamente en algún sitio... ¿para qué? Pues para que otro alguien lo encuentre y tenga que devolvértelo.
40.- Te llaman desde la estantería.


Todas estas cosas (me) pasan con los libros, porque los libros no son solo lo que tienen escrito. No son sólo lectura. Dejan una impronta sensorial, dejan un rastro en tus sentidos y no solo por su contenido. Tienen olor, tienen tacto y tienen sonido...incluso tienen sabor.