
Cuando yo era cani, en mi casa siempre cocinaba molimadre. Jamás vi a mi padre cocinar nada. Probablemente se debiera a que siempre fue un niño muy mimado por mi exabuela y jamás dio un palo al agua en su casa ni aprendió a cocinar. Cuando se quedaba de rodriguez todo el verano se alimentaba básicamente de bocadillos. Le flipaban, sobre todo los de queso curado. Yo creo que esos bocadillos hacen bola...pero para gustos los colores.
A lo que iba, molimadre es una gran cocinera. Cocina mucho y muy variado. Cuando yo era pequeña no sabía apreciar ninguna de esas dos cosas: las madres sirven para cocinar y que fuera variado pensaba que era lo que ocurría en todas las casas.
Lo de la variedad descubrí que no era tan común, cuando empecé a invitar a amigos a comer a casa.
- ¿
te vienes a comer a casa?
- Vale.
- Hay patatas con besamel y filetes de pollo.
- ¿patatas con besamel?
- Si... ¿no las has comido nunca?
- No.
Venían y les encantaban. La siguiente vez que les invitaba, llegaban y molimadre sacaba otra comida totalmente distinta. Y así día tras día. Me acuerdo de un amigo de pobrehermano pequeño que vino a pasar 15 días a Los Molinos…y el tío se volvió patidifuso a su casa porque en 15 días no había repetido ni una vez menú. No consigo acordarme de su nombre…pero iba para cirujano cardiovascular...un cerebrín. Fernando no se qué….
Lo de que las madres sirven para cocinar lo descubrí un poco más tarde, cuando molimadre decidió que como hermana mayor, tenía que empezar a ocuparme de cosas y decidió enseñarme a cocinar. A mí, en principio, me pareció bien. Era una cosa de mayores.
Por supuesto no contaba con la astucia de molimadre y el morro espectacular de molihermana y pobreshermanos que iban a aprovecharse de mis recién adquiridos conocimientos culinarios.
Molimadre decidió que si ella se ausentaba en horas de comida/cena o lo que fuera…como yo ya sabía cocinar...debía ser la responsable del avituallamiento de mis hermanos.
Mis hermanos que si algo no son, es tontos, decidieron apoyar a molimadre en sus planes y jamás aprendieron a cocinar.
Esto hubiera molado mil...si en mi papel de cocinera mayor del reino hubiera tenido las mismas atribuciones que molimadre. A saber:
- De comer hay esto porque yo lo digo. Y punto.
- Todo lo que yo cocino está de puta madre.
Pues no.
Si molimadre se ausentaba de viaje...y yo planeaba comer lentejas y carne asada y cenar merluza al horno…molihermana diría que ella quería puré de lentejas y pobrehermano mayor diría que él pasaba de merluza y que mejor se hacía pollo empanado. Ya sé lo que estáis pensando…pues que molihermana se hiciera sola el puré y pobrehermano se hiciera el pollo. Qué fácil. Pues no. MOlihermana con una batidora tenía mucho peligro por aquel entonces y si pobrehermano se comía el pollo empanado para comer el lunes...me descojonaba el menú del martes y además me sobraría merluza. Todo un caos.
Por supuesto, lo que yo cocino “nunca está como lo de mamá”. Esta máxima sigue sin cumplirse. Si durante el veraneo franquista cocino yo, pobrehermano mayor, que es muy tocacojones para la comida, al ponerle el plato en la mesa…lo mira...lo remira…levanta la vista...
Moli ¿qué es esto?
Pues a ver..a primera vista, yo diría que parece pisto con huevo frito y patatas.
Mmm...Es que mamá no corta así el calabacín.
Ya lo sé…y mamá no te va a tirar el puto plato de pisto por la cabeza…lo voy a hacer yo.
Es tannnnn frustrante. Yo quiero ser molimadre al mando de la cocina...¡¡¡quiero ser visir en lugar del visir!!!
Ahora, he descubierto que ser visir en lugar del visir no mola nada. Cocino todos los días, soy la madre y ni por esas consigo armonía culinaria...
Por supuesto, protestan todos los días al preguntarme el menú.
- Ama de llavez ¿qué hay de comer?
- Lentejas y pollo.
- Nooooo…yo quiero macarronezzzz.
- Ya lo sé...pero comiste macarrones ayer. No se puede comer todos los días lo mismo.
- ¿Por qué?
- Porque no. Porque no es sano y hay que comer de todo.
- ¿Hay que comer también lo que no te gusta?
- Si.
- Pues tú nunca comes puré de verduras.
- Porque eso es comida de pequeños…solo se come hasta los 10 años.
- ¿de verdad?
- Pues claro...ya lo veréis...a partir de los 10 años, nunca más puré de verduras. (1)
El caso es que me gusta cocinar y lo hago bien. Soy una gran cocinera sin ningún tipo de método ni estilo. Abro la nevera y el congelador, miro lo que hay y elucubro una combinación sana, rápida de cocinar y a poder ser que parezca apetecible para laz princezaz y que sea variada. Procuro no repetir menú en 3 semanas…siempre teniendo en cuenta que la variabilidad de alimentos que puede ingerir M. es limitadísima, pero aún así...procuro disfrazárselo de distinta manera para que no se aburra.
Nunca me pongo delantal, para desesperación del ingeniero, que no concibe la cocina sin todo un despliegue de atrezo que a mí sencillamente me sobra. Esto lo conté aquí, en “
ponga un ingeniero en su cocina”.
Siempre cocino con la radio, a veces noticias y muchas veces música. Cocinando canto y a veces bailo.
Siempre pruebo lo que cocino y jamás recuerdo si le he echado sal o no.
Las recetas son para no seguirlas a rajatabla. Si alguna me gusta mucho, después de haber incorporado las variaciones oportunas, las apunto en un cuaderno especial para esos menesteres. Jamás vuelvo a consultar la receta, me la aprendo de memoria.
Siempre tengo un libro en la mesa de la cocina, por si entre chup chup de las ollas, y el pelar y cortar, tengo un rato para leer.
Casi nunca como lo que cocino. No como en casa y a la hora de la cena no tengo hambre, así que mi habilidad como cocinera viene determinada por las opiniones de otro.
La repostería no es mi fuerte pero creo que es porque mi horno me odia. O eso, o tiene el termostato estropeado. Veo más factible lo del odio...el termostato estropeado hubiera hecho saltar las alarmas del ingeniero que habría desmontado el horno para arreglarlo.
¿A qué viene todo esto?
Hoy celebramos
San Canelón…y hoy si que soy el visir de mi cocina.
Voy a pasarme la tarde cantando en mi cocina mientras preparo 100 canelones.
Voy a poner una estupenda mesa...para los 9 que somos. Además, estrenamos mesa.
Mis fantabulosos invitados cuando caten mis canelones, me harán la ola y dirán: ¡¡¡Moli…están que te cagas!!!!
Y terminaremos la velada con unos digestivos gintonics que prepararé gracias al fabuloso regalo que me ha hecho una bloggera: copas balón, una botella de Hendricks, un pepino y un bote de cardamomo. (2)
El resto del fin de semana lo pasaré haciendo la digestión.
(1) Probablemente este tipo de trolas vengan contraindicadas en algún manual de madres...pero funcionan.
(2)..si la bloggera quiere ser citada..que lo diga. Si no, que calle para siempre.
(3) Ese cuaderno es el mío, gentileza de Derositas.