
1.- No sé contar cuentos. No sé me da bien, lo he intentado pero no es lo mío. Puedo leer cuentos perfectamente, y además pongo voces, pero no sé contar cuentos, ni aunque sean grandes clásicos. No me pidas que te cuente Caperucita o El flautista de Hamelin porque lo cuento fatal. He estado pensando que a lo mejor es porque no admiten ironía, ni sarcasmo ni humor negro que es lo que mejor se me da. Si pudiera contar algo así.."Caperucita era una niña presumida que estuvo dándole la brasa a su madre para que le hiciera una capita roja para salir al bosque, que ya ves tú la falta que le hacía la capita roja, ganas de llamar la atención, cuando todo el mundo sabe que al bosque hay que ir de color pardo. Pues no, ella de rojo, la típica que quiere dar el cante. No contenta con eso, se las dio de buena y le dijo a su madre que le prepara una cesta con comida para la abuela que estaba sola. Hala, a dar la brasa a la abuela que seguro que estaba tan a gusto ella sola. Así que nada Caperucita se fue al bosque y allí como además de cursi y una notas era tonta se puso a hablar con el lobo...cuando todo el mundo sabe que no hay que hablar con desconocidos...y menos en un bosque, otra cosa hubiera sido en un bar, apoyada en una barra y con una copa en la mano. Pero no, ella se puso a hablar con el lobo y a hacerse la misteriosa..” uy..No puedo quedar contigo...tengo cosas que hacer. ¿Cosas que hacer? Pringada debió pensar el lobo, con esa capita roja tan hortera. Pero claro, el lobo era de esos que había dicho...me voy a poner aquí a acechar detrás de este árbol y la primera que pase me la cepillo...porque ya se había dado cuenta de que con La Bella Durmiente no tenía nada que hacer, asi que mejor rebajar sus expectativas. ” Pero claro...así no los puedo contar.
Por supuesto tampoco sé inventarme cuentos ni historietas. No tengo imaginación y la poca que tengo la empleo en elucubrar historias que son siempre para mayores de 18 años y a veces para mayores de 18 años y con nombre y apellidos. Desde luego no son para las princezaz.
2.- Jamás en la vida ni aunque viva 100 años, me den una subvención de la Comunidad de Madrid, deje de trabajar y dedique toda mi existencia a ello, seré capaz de construirles una casita de muñecas para ellas. Sí, para ellas, a tamaño natural...esto es...quepo yo de pié con mis 38 años dentro, con puertas, ventanas con contraventanas azules y una valla blanca como las de las pelis. Es más, aunque el futuro de la humanidad dependiera de ello...lo más que podría construir yo sería un refugio de homeless con cartones en el que no querría vivir nadie, ni siquiera un homless. Soy el cerdito que hace la casa de paja.
3.- Refunfuño mogollón cuando me hacen levantarme 6 veces de la butaca de leer. No soy una madre de mejillas sonrosadas para nada. “¿otra vez?? ¿Qué queréis ahora? ¿No veis que estoy ocupada? Estoy pensando que refunfuño mogollón siempre.
4.- Se me nota muchísimo cuando me piro de viaje/fiesta/ farra o incluso al trabajo después de las vacaciones que estoy feliz de perderlas de vista un rato. Estoy pensando que es posible que a molimadre le pasara lo mismo pero que disimulaba mejor…mmm...
5.- Tengo la misma autoridad que una ardilla de dibujos animados. No les doy nada de miedo con lo cual para que me hagan caso tengo que transformarme en una especie de ser a medio camino entre una hidra del infierno y Clarita la de Heidi...para ver si por una acertada mezcla de susto y pena consigo que me hagan caso.
Puntos positivos.
1.- Jamás les daré de comer puré de lentejas. Jamás les he puesto un verdugo. No les hago coletas tan tirantes que se les salten las lágrimas. Jamás las disfrazaré de Carmen Miranda con frutas clavadas en la cabeza.
2.- No me hago cosas raras en el pelo. Es decir, a laz princezaz jamás les ocurrirá que yo llegue a buscarlas y se pongan a llorar porque no me reconozcan cómo me pasó a mí un día que molimadre llegó a buscarnos a la guardería y se había hecho una permanente espantosa y con la que no parecía ella.
3.- Cuando voy a buscarlas al colegio, llego a mi hora y llevo merienda. No las tengo esperando una hora en el patio del colegio para que les de tiempo a verse como niñas abandonas y huerfanitas tipo Annie. A veces creo que sería buena idea porque al verme llegar me querrían más solo del susto de pensar que las había abandonado. Sospecho que esa era una de las intenciones de molimadre.
4.- Bailo y canto con ellas en la cocina todo tipo de música. Negaré haber dicho esto pero mis fabulosas interpretaciones de “pobres almas en desgracia” y “ Le poison”…de La Sirenita son ocasiones estelares a la hora de la cena en mi casa.
5.- He ido a todas las funciones y a todas las absurdas reuniones de padres, incluidas las multitudinarias pobladas de padres lobotomizados con preguntas tan interesantes como: ¿le abrirás el actimel a mi hijo? Es que fue prematuro y no sabe….” Y las particulares con las profesoras que suelen ser a las 3 de la tarde para decirte absolutamente nada.
6.- Yo tengo un blog que cuando lo lean dentro de unos años les servirá para sentir vergüenza ajena y como justificante de sus neuras. “Mi madre era una loca y escribía un blog”
Mira que bien. He ganado.