
Berlín mola mil. Mola millones incluso en una segunda y exhaustiva visita.
Berlín es una ciudad cómoda, confortable, amigable y que te hace sentir más en casa que en casa. Una pasada.
Berlín en bici. Hay que alquilarse una, es la manera perfecta de recorrer toda la ciudad sin cansarse con el agotador “paso de turista”, que combinado con el “furor basilical “y la zancada museística agotan a cualquiera. La bici en Berlín es un placer, es una ciudad completamente llana así que no hace falta ser Contador para disfrutar del paseo..Cualquiera con piernas puede llevar la bici tan ricamente. La primera vez que la coges, estás imbuido del pánico al tráfico de Madrid, los coches te parecen enemigos y los peatones posibles víctimas de tu impericia…peeero en seguida te das cuenta de que las bicis en Berlín tienen el poder. Si te conviene te comportas como vehículo y si te conviene como peatón. Hay carril bici en todas las calles pero si vas por la acera sorteando gente nadie te mira mal, si vas por la calzada los coches te dejan pasar y en los cruces siempre tienes la preferencia. Increíble.
A pesar de que sea una ciudad llana, conviene moderarse…creo. Nosotros no nos hemos moderado para nada. El primer día, alquilamos a “ Gertrude Stein” y “Bob Cousy” (si, le ponen nombre a las bicis) y nos recorrimos todo Berlín Mitte (centro de la ciudad) para luego recorrer el río hacia el norte hasta el castillo de Charlottenburg. Que nadie se haga líos, el palacio no está mal, pero lo mejor son los jardines. A la vuelta nos echamos la siesta en el Tiergarten.
Conviene no alquilar la bici en dos días consecutivos porque el culo guarda memoria del sillín, un deja vú doloroso, un deja uy…y el día que coges la bici otra vez dices…uyyy..ya me acuerdo..luego se te pasa pero es mejor intercalar un día de paso turista. Este segundo día hicimos 35 kilómetros..con W7 (la de Juan) y Larry Bird para mi, al final del día Larry empezó a chirriar, creo que les dimos demasiada caña.
Karl Marx Alle. Avenida de la zona este, 90 metros de ancho y 2 km de largo. Poco recomendada en las guías y sin embargo IMPRESCINDIBLE, por supuesto en bici. Toda ella está flanqueada por unos edificios construidos por “trabajadores voluntarios” (mano de obra esclava) en los años 50. Son unas moles inmensas, con unos bajos comerciales que siguen iguales. Llegas allí y de repente cambia la gente, lo que se venden en las tiendas…es como ir al pasado. Impresionante. Como los alemanes no dejan nada al azar, en toda la calle hay unos 50 paneles con la historia de la construcción y los desfiles que se realizaban allí. La avenida termina en la Frankfurter Tor, con dos espectaculares torres. Mola mil.
Aeropuerto Tempelhof. Si eres un poco friki de la II Guerra Mundial hay que ir al aeropuerto de Tempelhof. Lleva cerrado 2 años (cuando fui con el ingeniero todavía estaba en activo). Es impresionante entrar con la bici y pasear por las pistas donde en 1948se realizó el Puente Aéreo más famoso de la historia y que sirvió para abastecer a la población de Berlín Oeste durante el bloqueo soviético. La Terminal es gigantesca pero no se puede visitar…una pena.
Si pasas por el Reichstag..sube. En las dos veces que he estado, he pasado por delante y he dicho “ Uy..hay mucha cola para subir a la cúpula, venimos otro día”…y cuando ha llegado otro día “la cúpula está cerrada por mantenimiento”…cojonudo. La otra vez subí con el ingeniero a la azotea del Reichstag..esta vez nos lo hemos perdonado.
Monumento al soldado soviético, en el Tiergarten a un paso del Reichstag. Impresionante también. Es la tumba de 2000 soldados soviéticos que cayeron en la toma del Reichstag, está coronado por una escultura gigantesca de un soldado ruso. Impresiona. Está flanqueado por los dos primeros tanques T-34 que entraron en Berlín. Lo más acojonante es que se inauguró en noviembre de 1945, 6 meses después de la toma de la ciudad. En el mausoleo hay unas fotos espectaculares..Todo el Tiergarten arrasado, el Reichstag en ruinas y el monumento más brillante que un San Luís en medio de toda la desolación.
Torre de la Televisión. Construida por Alemania oriental justo en el límite de la frontera con la absurda idea (en la Guerra Fría parecía una idea genial) de “dar sombra “al oeste. El plan les salió rana porque está forrada de planchas de metal y resulta que el sol se refleja formando una cruz…¡¡oh!! Que gran desastre…la desacralizada y atea Alemania oriental mostrando al mundo su gran construcción con una cruz brillando. Intentaron solucionarlo dándole barnices y pinturas pero nada resultó. En el oeste se descojonaron. Hay que sacar las entradas por Internet…las VIP..cuestan 18 euros y compensa. Llegas, no hay cola, subes enseguida y te dan mesa reservada en el restaurante giratorio con unas vistas increíbles…como es tan plano..se ve hasta 80 km a la redonda. La comida está buena y el único pero es el servicio. Juan y yo nos descojonamos elaborando una historia sobre “Helga, la camarera asesina” que obviamente era la que manejaba el cotarro, apoyada por “Rita” una tiparraca que seguro que en la RDA lanzaba peso…una auténtica vacaburra. Los menús están en varios idiomas pero Helga no considera necesario balbucear ni media palabra de inglés..así que el diálogo es más bien absurdo: Lasagña please y Helga te mira y dice algo en alemán que por supuesto tú no entiedes...si te ríes Helga te fulmina con la mirada. Por cierto, si alguien quiere saber como son los zapatos más horribles que se han fabricado nunca..los llevan las camareras de esa torre. Helga no, porque para eso es la jefa..y creemos que está liada con Rudolph el ascensoristas escuchimizado ( por interés claro..para que le avise si alguna de las camareras intenta escapar de la torre)…
..el shock térmico sufrido al bajarme a 40 grados en Barajas..me está haciendo desbarrar…mañana más impresiones..Útiles e inútiles.
La foto es el manillar de Larry Bird en las pistas de Tempelhof y al fondo la terminal.