
Siempre había uno que era el primero en tener ese adminículo que marcaba la diferencia entre ser alguien o no serlo.
Era patético e inevitable.
Con el tiempo, algunos aprendimos que no eres lo que tienes sino lo que seas. Uy, esto ha sonado muy de blog de filosofía barata. A ver, quiero decir que lo que tengas no enmascara que seas un merluzo, un capullo o una completa mema.
Como digo, sólo lo aprendimos algunos. Los otros siguen en ese rollo, alcanzando cimas de patetismo insospechadas.
- Moli, ¿eso es tuyo?
- ¿El qué? ¿El teléfono móvil que tengo en mi bandeja de la comida al lado del plato de macarrones que me estoy zampando? Pues sí, parece que sí.
- ¿Y por qué tienes el último modelo? ¿Se te ha roto el otro? ¿Lo has pedido?
- ¿Es el último modelo? NI puta idea. Me llamaron de sistemas y me dijeron que me lo cambiaban para que lo probara yo.
- Pero tú solo eres la mindundi de JS y yo soy el Jefe de los libros verdes.
- Ya, la vida es tannn injusta y además..¿para qué cojones quieres un teléfono último modelo si no sabes ni mandar sms? Es más, jamás coges el móvil de empresa..¿no crees que te basta y te sobra con ese? Si por mi fuera te daba un par de yogures atados con un hilo.
Empieza entonces un baile de gente lloriqueando por el móvil nuevo, porque claro si lo tengo yo lo quiere el de los libros verdes y si el de los libros verdes lo consigue el de los libros rojos echa humo de indignación y así en una cadena absurda.
- Moli, somos de “control de accesos”
- Ah sí. Las recepcionistas. Dime.
- Que acaba de llegar un nuevo experto que dice que le dejemos pasar el coche al parking de los guays.
- Dile que no. Que no tiene plaza.
- Dice que es el superexperto.
- Dile que como si es superman. Que no.
Al cabo de un par de horas el superexperto descubre que el Ibiza mugriento que hay en el parking de los guays es mío. Y en una maniobra que lamentablemente descubre lo bien que hará su trabajo en el futuro viene a lo que considera un sutil acercamiento.
- Moli, soy zutano el superexperto.
- MUY bien. Yo soy moli (y tengo el culo pelado de ver a tíos como tú.)
- Es que verás, me han dicho que no tengo parking guay.
- Aha.
- Y claro, soy superjefe.
- Aha
- Y ahí al lado de tu coche… ¿porque TÚ SI TIENES PARKING GUAY, NO?..hay un sitio.
- Si, ES MI COCHE y SI HAY SITIO.
- Ya, y ¿con quién tengo que hablar para que me den parking?
- Con nadie. No te vamos a dar plaza. Tienes que aparcar fuera.
- Pero es que tengo un “supercochealucinantedejefe”
- Pues nada…lo dejas fuera y tan a gusto.
El tío se va agonizando por la plaza de parking en vez de ponerse a currar.
Cuando al cabo del tiempo se va uno jefe de libros verdes que casualmente tiene su plaza 5 metros más cerca de la puerta que los demás, empiezan a lloverme mails:
¿Puedo ocupar su plaza?
Me he torcido el pie...necesito estar más cerca.
Tengo coche nuevo y quiero verlo desde la ventana de mi despacho.
Yo llevo más tiempo que el de los rojos..Quiero la plaza del de azul.
Resulta que todos sus esfuerzos laborales van abocados a ver si consiguen una mejor plaza de parking. El rendimiento de los libros de colores se la sopla. Llegar pronto al curro les da igual. Estar localizables cuando se les necesita es misión imposible..pero si hay que pegarse por una plaza de parking, pierden el culo.
Patético.
Quieren el último modelo de portátil aunque no sepan adjuntar un archivo a un correo, porque el de al lado tiene uno.
Quieren despacho para ellos solos, pero cuando se lo dan, no les gusta porque claro está lejos del “nucleodepoder”. Apuesto a que cuentan los pasos para comparar quien lo tiene más cerca.
Quieren comer con JS. No por comer con él, sino porque el de al lado comió y claro..ellos no quieren ser menos, aunque luego cuando se sienten con JS no sepan ni articular palabra.
Y así con todo….
Y me pongo de una mala leche que alucino. ¿ Cómo es posible que los pringados de la pandilla que lloraban por el puto jersey privata sigan siendo igual de imbéciles y encima sean jefes?
Joder, si pudiera decírselo a la cara renunciaba al móvil, el portátil y la plaza de parking de las narices.
Y me pongo de una mala leche que alucino. ¿ Cómo es posible que los pringados de la pandilla que lloraban por el puto jersey privata sigan siendo igual de imbéciles y encima sean jefes?
Joder, si pudiera decírselo a la cara renunciaba al móvil, el portátil y la plaza de parking de las narices.
Este post me ha quedado "muy de Gonzalo", pero que conste que no lo he copiado.