
La miró respirar y no podía creer que estuviera allí, en el sofá, junto a ella. Jamás pensó en algo así, nunca creyó que pudiera tener tanta suerte. Era alucinante que ella fuera suya. ¿Cómo lo había hecho? No se atribuía ningún mérito, la miraba y pensaba: joder..¿Cómo es posible qué sea mía? No había pensado que fuera a ser así, y durmiendo plácidamente era: simplemente perfecta.
No siempre la vio así. Al principio pensó que aquello no era lo que quería y que había cometido el mayor error de su vida. No sabía qué hacer, no sabía con quien hablar y además tenía conciencia de que no había vuelta atrás. Tiró para adelante y todo fue encajando, no sin sufrimiento y chascos, pero la cosa funcionaba y bastante bien.
Por un segundo imaginó que le pudiera pasar algo malo y supo que no lo soportaría, solo atisbarlo era tan doloroso que pensó que si fuera real se moriría.
La miró, ella se despertó. Se frotó los ojos, los abrió y con su mejor sonrisa le dijo:
- mami..¿qué hay de merendar?
- ¿ de merendar? El puré que te has dejado esta mañana.
El modo “Moli- madre-malvada” había vuelto a tomar el mando.