
Yo no tengo ningún hobby. Hay tres cosas que se me podrían echar en cara como hobbys:
- Nadar. Jajajajaja…¿ un hobby? En fin, nado como deporte y lo hago porque de todo el ejercicio físico que hay en el planeta es el que menos detesto. No lo echo de menos ni sufro si no puedo ir. Es más, si hubiera una pastilla que me procurara los mismos beneficios físicos que la natación, la tomaría y el bañador se lo embutía Rita.
- Bruce. Ir a un concierto una vez al año y escuchar su música sólo cuando voy sola en el coche no es un hobby. Reconozco que cuando se acerca la fecha del concierto me puedo poner un “poco” pesada pero luego se pasa, no es nada continuado en el tiempo.
- Leer no es un hobby, es algo de vida o muerte. Además se puede hacer en cualquier sitio y no molestas. Llevo siempre un libro encima pero eso no perturba a nadie, si puedo leo, sino pues no pasa nada. Además, jamás diré a nadie “ no puedo ir a tu fiesta de cumpleaños porque me voy a comprar libros o porque tengo que terminar un libro”. Es algo que hago cuando puedo y por supuesto no hablo de ello. Además no soy una maniática de los libros, me da igual si son primera edición o de antes de ayer y leo lo que me cae no persigo el santo grial de la lectura.
Para que tu hobby se convierta en una amenaza para la humanidad hay que cumplir dos requisitos: ser constante y tener fijación. Yo gracias a Dios, no cumplo ninguno de los dos así que creo que estoy a salvo.
Si te gustan los trenes en miniatura, cazar gamusinos, hacer sudokus, coleccionar sellos o tejer pañitos para debajo de la tele, es estupendo. Disfrutas de esos ratos haciendo lo que sea y tan a gusto. Dejas a los demás en paz y todos contentos.
El problema viene cuando el hobby se convierte en algo obsesivo y te creas adicción, entonces pasas de ser un tío con un hobby a un maniático de mil pares.
Conozco a varios. Gente deportista, aficionados a la escalada por ejemplo, se van de excursión, le encuentran gusto a trepar por una piedra y se llenan de satisfacción cuando llegan arriba vivos por el camino más difícil. Fenomenal. El problema es cuando bajan, se sientan a cenar contigo y te cuentan cada paso que han dado, la piqueta que han puesto, la posición de la mano y te enseñan como se han roto una uña. Lo mismo si me cuentas tu estrategia en una partida de risk o me haces un esquema pormenorizado de tu ascensión al Tourmalet en bici. Eso es un coñazo y totalmente innecesario. Disfrútalo pero hazme un resumen.
Un hobby hay que disfrutarlo pero no radiarlo.
Otro problema de los hobbys es cuando empiezan a ocupar espacio. Abres el armario y hay 20 pares de zapatillas de escalar, 8 cañas de pescar, 5 juegos de palos de golf o 35 pares de agujas de tricotar. Mal. Si convives con otra gente eso es una tortura, porque aunque para ti los 14 pares de guantes de esquiar sean todos distintos y todos con una función superespecializada, para el resto de la peña que no está cegada son “ guantes de esquiar”. Nadie te entiende y lo que es peor nadie quiere entenderte. Sólo quieren quemarlos.
Lo mismo pasa si llenas tu casa de elementos producidos por tu hobby: paños de punto de cruz, monumentos hechos de palillos,batallones de soldaditos de plomo, cornamentas, bodegones pintados con acuarelas o puzzles fijados como cuadros. Es algo totalmente innecesario a no ser que pretendas que la gente deje de ir a tu casa entonces, enhorabuena porque lo has logrado.
Si cuando ya no te caben en casa se te ocurre la genial ideal de regalar los resultados de tu hobby en plan: “ mira lo que te he traído por tu cumpleaños..unas bragas de ganchillo” o “ por reyes un velero de palos de polo” o “mira un sello de los años 30 con las letras giradas” probablemente te quedes sin amigos, pero a lo mejor es lo que quieres, total te da igual, ya tienes un hobby.
Los trofeos conseguidos por el ejercicio de ese hobby se consideran trastos también. Una vitrina llena de las copas conseguidas en distintos campeonatos de canicas sólo resulta emocionante para el dueño de las canicas, para el resto de la humanidad es una manera absolutamente imbécil de acumular polvo.
El tercer problema es cuando no sólo eres aficionado a algo sino que además te suscribes a la revista “ Aficionado a”. Ahí ya has caído en el foso de la dependencia de tu hobby. No lo sabes pero te estas apartando de la sociedad y vas a caer en los brazos de otros adictos como tú que te dirán: ven con nosotros que te entendemos. Y acabarás yendo a reuniones y diciendo cosas como: “ me gusta la petanca y nadie me entiende”. Mal.
Si ya coleccionas las revistas, las tienes ordenadas por año, les quitas el polvo y las relees, para mí estás para que te encierren.
Cuando la gente llega a este nivel se convierte en un auténtico coñazo. Es esa gente que les llamas para salir a comer un sábado y tienen “caza” o “escalada” o “ congreso de scrabble” o “campeonato de chapas”. Y tú dices, vale, otra vez será. Pero ahí patinas porque no es verdad…no será nunca porque ellos no pueden dejar de ir a esas cosas. Se pondrían enfermos de pensar que se están perdiendo la cacería del siglo, la cojo vía, la palabra perfecta o el toque de su vida. Sufren si dejan de ir. Esa gente es inaguantable y un coñazo.
El otro día vi en la tele una tía que coleccionaba Barbies como hobby, tenía 700, y lloraba de emoción porque había conseguido a “Ken camarero” por 800 euros…Me imagino cuando su madre le regaló la primera y pensó: Que bien, así la niña está entretenida.
Cuidadín con los hobbys que los carga el diablo. Y si ya tienes uno..recuerda: NO DES EL COÑAZO.